Libertad (Sasuke)

Tema en 'Fanfics Abandonados de Naruto' iniciado por Leonhart, 12 Febrero 2011.

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    Leonhart

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    Libertad (Sasuke)
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    Holi :3!​
    De nuevo vengo por Pollux (?) xD​
    Naah, éste es el escrito que mandé para el concurso de "Bésame bajo el muérdago II". No tiene mucho que ver con el muérdago y es muy largo en comparación a los escritos cortos que suelo hacer, pero bueeh~!​
    Les advierto: es raro. ¡Friki cosa!​
    Título: Libertad
    Summary: << Se volvió hacia el castaño y tocó su frente, sentí cómo una brisa templada recorría nuestro entorno. El olor que desprendía el viento me parecía tan conocido… Un árbol de cerezo.>>
    Pareja: Sasuke ~ Sakura (?) xD
    Tipo: One-shot
    Género: Fantasía, ligerísimo romance.
    Clasificación: K+
    Advertencias: UA, leve OoC, inclusión de personaje de otra serie.​
    Libertad

    Suspiré engorrado mientras observaba mi alrededor con una mueca de molestia.
    Me parecía absurdo, tonto y pesado ver cuánto insoportable barullo podría traer una “época especial”, como la gente le llamaba. ¿Navidad? Sí, qué va.

    Se dice que en esas fechas nació una persona importante para el mundo y… no sé qué más patrañas. Las personas son devotísimas al día, regalándose mil y un cosas; a mí me parece severamente inaceptable. Sé que sólo es una excusa que posee de trasfondo un sinfín de intereses propios.

    Odio navidad, de eso no hay duda.

    Y no es el hecho de que me saque de quicio que todo esté tan enérgico, días como estos hay y ha habido muchos, lo que me exaspera hasta puntos infinitos es que por tanto movimiento no pueda realizar mi trabajo con facilidad y como se debe.
    Cabe mencionar que mi labor no es cosa fácil. Ahora sumándole que la población dentro de la ciudad aumenta por lo menos un treinta por ciento y, de los habitantes actuales totales, un ochenta por ciento están en constante ajetreo… obtengo un desastre como resultado.

    Aquél día no era la excepción.

    Caminaba por las concurridas calles a paso lento pero seguro, resguardando mis heladas manos dentro de las bolsas del pantalón, mirando de un lado a otro buscando al tipo que debía encontrar para hacer lo mío.
    El viento se colaba por debajo de mi camisa de vestir y me cosquilleaba el cuello. Ciertamente, era una sensación tonta y extraña, pero a su vez agradable. Aunque el clima era “helado” en la fecha, yo no tenía ni un poco de frío… por obvias razones.

    Mi mirada se detuvo en un punto fijo, casi a la mitad de un parquecillo cubierto de nieve. Había dado con el personaje que tanto estaba buscando: cabello marrón y ojos color chocolate; de tez blanca; alto y delgado. Le caracterizaba su estilo despeinado y el símbolo de un ala que llevaba tatuado en el brazo izquierdo.

    Sonreí de medio lado e inhalé el aire helado mientras sacaba las manos de las bolsas de mi prenda.
    Él pareció no percatarse de mi presencia, continuando su paso hacia dentro de lo que parecía ser una posada o algo por el estilo.

    Torcí los labios. Sería algo difícil entrar sin tener que causar pequeños problemas.

    Apreté el paso para alcanzarle lo más pronto posible; debía saldar cuentas importantes con ese tipo. No iba a dejar pasar la oportunidad de vengar a mi hermano mayor, cuando ésta había llegado a mí.
    Por culpa de ese niñato, Itachi había muerto. No logro entender cómo fue que mi hermano decidió dejarle vivir a sabiendas de que su existencia terminaría.

    Sacudí la cabeza frunciendo el ceño a la par y volví la mirada a mi presa. Sentía que mis ojos ardían en color carmín, sabía lo que estaba sucediendo conmigo en ese instante.

    Caminé más rápido, buscando alcanzar al bastardo, cuando de un momento a otro sentí una extraña ventisca y vislumbré una silueta blanquecina pasar. Un sentimiento de malestar me inundó al momento.

    Desvié la mirada hacia donde provenía tal atrocidad, encontrándome con la sorpresa menos grata de la ocasión:
    Ahí, parada a unos metros de mi lado izquierdo, estaba una chica con vestimenta blanca y ojos verde brillante. Mala señal; lo sabía.
    Mis irises tomaban cada vez más el color de la sangre. Aquellos enormes fanales color jade no podían decir más: ella también iba por él.

    Pero estaba seguro de que no de la misma manera, no. Tal vez… buscaba protegerle.
    Claro está que yo no iba a permitirlo.

    Apreté mis puños y le taladré con la mirada. Ella sólo sonrió levemente comenzando a caminar de forma etérea hacia la posada.
    Debía apurarme y, a su vez, ser discreto. Nadie podía observarnos.

    Luego de varios pasos agigantados, logré llegar a la engorrosa posadita. Al entrar, observé que la de ojos verdes ya estaba ahí y, al parecer, había rentado habitación o algo por el estilo. ¡¿Cómo mierda pudo haber llegado antes que yo?!
    Bufé con incordio.

    La casera me observó por varios segundos y sonrió tontamente mientras parecía balbucear algo dando dos pasos adelante.

    Sonreí tranquilo mientras me giraba hacia la chica. Su cabello era largo y castaño, al igual que sus ojos; no parecía rebasar los veinticuatro años. A decir verdad, era linda.

    Buenas noches, joven dijo temblorosa. Mi nombre es Ayame y…
    Silencio solté posando mi dedo pulgar sobre sus labios. Quiero pasar sólo un momento, ¿hay algún problema, Ayame?

    Procuré formular mi pregunta de la manera más suave y menos sospechosa. Ella se sonrojó mucho y negó levemente con la cabeza.

    Hmph espeté de manera etérea sobre su oído y rocé su cuello con el pulgar.

    Luego de eso Ayame se puso pálida y, de un momento a otro, desmayó. Hm, ahora no tendría problema alguno.
    Varias personas se acercaron a la chica con preocupación, pero yo sabía que sería inútil. Ella ya estaba enferma y se mantendría así por un buen tiempo.

    Volví a sonreír y me dispuse a buscar a mi presa… o presas.

    Me adentré en el lugarcillo mirando de un lado a otro. De entre la multitud, no lograba distinguir al requerido. Aunque, si lo pensaba, era más fácil perder al tipo que a la de ojos brillantes. Esa melena rosa no podía perdérseme tan fácil.

    Miré hacia todos lados pero mi búsqueda parecía no dar resultado, estaba comenzando a hartarme y, además, ya no pasaba tan desapercibido. Varias miradas sobre todo femeninas se habían posado sobre mí.
    Torcí los labios una vez más y apreté el paso de mi búsqueda; el tiempo se agotaba.

    Frené en seco al ver una multitud frente a mis ojos. Más que una bola de gente, parecía ser una fiestecilla o algo por el estilo. Mierda, más ilusos.
    Sin pensarlo dos veces, me introduje en el barullo; deseaba terminar con mi trabajo lo más pronto posible.

    Tuve que torear gente hasta llegar al final del salón, en donde había infinidad de tarados romanticones. Mi rostro se desfiguró en una mueca de asco y procuré desviar la mirada para no torturarme visualmente.
    Si algo odiaba, eran las cursilerías y tradiciones humanas; vaya sandeces se inventaba la gente.

    Alcé una ceja y sonreí de medio lado. Por lo menos el asco me había servido para dar con quien estaba buscando.
    Ahí, parado justo frente a mí, se encontraba el tipo de ojos y cabello café. Me observó deteniendo su mirada sobre la mía; mis ojos brillaron en un tono rojizo que él parecía ya conocer bien.

    Di varios pasos para llegar hasta su sitio, él no hizo ningún esfuerzo por escapar.
    Sonreí… lo tenía.

    Vete.

    Una voz femenina interrumpió la escena. Giré mi rostro hacia el lugar donde provenía lo dicho, vislumbrando a la chica de cabello rosa y ojos verdes.
    La mencionada se acercó al castaño y rozó su mejilla con uno de sus dedos; él pareció irse de sí por un momento.

    Vete, pequeño lobo. Tan sólo deja tu alma susurró ella a su oído.

    El tipo comenzó a caminar como si algo lo llevase a la fuerza, y por más gente que hubiese, yo no iba a permitirle escapar.

    Ni lo sueñes solté mientras estaba a punto de tomarlo por el hombro, pero la de ojos verdes se atravesó.
    No, Sasuke me dijo moviendo la cabeza en señal de negación. Déjale.

    Me separé unos segundos de ella mientras le observaba penetrantemente. No comprendía cómo era que sabía mi nombre. Que yo supiera, jamás le había visto; no la conocía.
    Conocía su especie, sí. Seres con ojos brillantes y de color exótico, enemigos acérrimos de mi especie.

    Ellos eran protección, nosotros éramos destrucción. Vida contra muerte.

    Apártate dije grave y fríamente. Ese chico debe pagar; llegó su hora.

    Negó con la cabeza mientras sonreía de manera grácil. Tanta armonía comenzaba a marearme.
    Se volvió hacia el castaño y tocó su frente, sentí cómo una brisa templada recorría nuestro entorno. El olor que desprendía el viento me parecía tan conocido…

    Un árbol de cerezo.

    Sakura musité sin siquiera pensarlo.

    De un momento a otro, varias imágenes me pasaron por la cabeza; parecían ser una especie de recuerdos.

    Vi a Itachi con su típica sonrisa; me observaba. Después vislumbré al castaño pero más pequeño, desde ese día tenía el extraño tatuaje del hombro hasta la mano, aunque parecía que el grabado se extendía hasta su brazo derecho; en ese instante estaba desvaneciéndose. Finalmente, una luz blanca cegó todo y volví a la realidad, mi presa ya no estaba y tenía a la chica cerca… bastante cerca.

    Intenté alejarme de ella, pero una quimérica fuerza no me dejaba retroceder ni un centímetro.
    Miré exaltado de un lado a otro buscando al castaño del tatuaje, mas parecía haberse desvanecido por completo del lugar, no había ni rastro ni seña de él.

    Sentí la mirada verdosa de ella clavarse por completo en mis ojos. Fue como si toda la adrenalina e ira de minutos atrás se hubiese desvanecido en un santiamén. Un cosquilleo parecido al del aire helado recorrió mi nuca y me erizó la piel.

    Sasuke susurró la de cabello rosa mirándome fijamente: abstente de tu poder shinigami; le estás haciendo daño.
    ¿Daño? ¿A quién? espeté con el ceño fruncido. ¿Tú quién demonios eres?

    Por enésima ocasión, ella me sonrió. Percibí la suave brisa y el aroma dulce recorrer mis fosas nasales sin llegar a hartarme por completo.

    Sakura soltó como en un suspiro.

    Un electrochoque recorrió mi espina dorsal y la viva imagen de Itachi pasó rápidamente por mi cabeza. No comprendía nada de lo que estaba pasando, y deseaba que terminara pronto; ya algunas personas dentro de la posada comenzaban a vernos raro.

    Déjale vivir, Sasuke dijo Sakura con tranquilidad. El pequeño lobo es tu libertad. Su ala izquierda es tu liberación completa; sólo faltas tú.
    ¿Pequeño lobo? musité incrédulo. ¡¿Pero de qué rayos hablas?!
    Eres el último shinigami de los Uchiha, terminaré con lo que él me encomendó.
    ¿Él?

    Y de nuevo, Itachi apareció en mi mente. Su sonrisa y desvanecimiento luego de dejar vivir al “pequeño lobo”. El tatuaje de la mano derecha del niñato desapareciendo… y el ala desprendiéndose de él mismo.

    Sí, él. Itachi, tu hermano mayor.
    ¿Itachi?
    Cierra tus ojos, Sasuke.

    Parecía no tener control sobre mi cuerpo ni mi alma. Era como estar a merced de lo que Sakura me pidiera sin siquiera quererlo.
    Cerré los ojos aún cuando mi orgullo luchó por contrariar la petición y de un momento a otro percibí un extraño calor sobre mi rostro, adicionándole un cosquilleo encima de mis labios.

    En ese instante, sentí cómo un fatigoso peso desaparecía de mi cuerpo, tal vez de mi alma. Con los ojos cerrados, vislumbré al castaño siendo liberado del tatuaje de su brazo izquierdo y nuevamente mi hermano mayor sonriéndome. Fue entonces cuando todo comenzó a cobrar sentido.

    Itachi jamás murió por culpa de pequeño lobo… más bien fue liberado del indeseable peso de ser un dios de la muerte, tal y como ahora sucede contigo, Sasuke escuché la tranquila voz de Sakura resonar dentro de mi cabeza. La maldición sobre pequeño lobo impuesta por un shinigami ha cesado y tú has conseguido tu libertad. Disfrútala.
    Sé libre, Sasuke…

    En la última frase pude distinguir la voz de Sakura, Itachi y Syaoran, el pequeño lobo.

    Abrí los ojos lentamente, encontrándome con la razón de aquel cosquilleo en los labios que había sentido con anterioridad: Sakura estaba besándome… en medio del barullo, a un costado de los romanticones, debajo de un pilar con arbustillos verdes y un par de frutas rojas con los que curiosamente la gente había inventado una historia que involucraba a una pareja…

    Qué romántico, ¡un beso bajo el muérdago! soltó una chica del gentío.

    Un tic nervioso apareció en mi ojo derecho y miré a Sakura separarse de mí con una sonrisa un tanto burlona en el rostro, mas había de aceptar que no se veía tan mal de aquella manera…

    ¡Estarán juntos toda la eternidad! gritó un hombre, sacándome de mis pensamientos.

    De inmediato me giré hacia la de cabello rosa. No sabía que los ángeles tuviesen la costumbre de jugar tales pasadas a los shinigami o humanos. Ella parecía bastante divertida.

    —Cierra los ojos, Sasuke —volvió a ordenarme con una extraña sonrisa en los labios.

    Y mierda, por segunda vez consecutiva, obedecí.
    Y por segunda vez consecutiva, ella me besó… bajo el muérdago.

    El barullo de la gente se fue haciendo cada vez más distante, aunque aún alcanzaba a percibir comentarios que llegaban a incomodarme un tanto. De pronto, todo fue silencio.

    Volví a abrir los ojos lleno de duda y me encontré con los jades de la de melena rosa mirándome fija pero divertidamente. Pude notar cómo de un momento a otro ya no nos estábamos besando; fue bastante extraño. Estábamos reincorporados en lo que parecía ser una nube… o la nada.

    Debía darte una pequeña lección para que aprendieras a respetar las costumbres humanas, Sasuke.

    La miré con el ceño fruncido volviendo a sentir el tic sobre mi ojo mientras ella miraba hacia el frente. Al parecer todo lo que había sucedido al último había sido sólo una jugarreta creada por ella. Si lo pensaba detenidamente, más obvio no podría ser.
    Se supone que al desvanecerse, al conseguir tu libertad, te marchas por siempre del mundo humano… o eso recuerdo que sucedió con Itachi.

    Vaya mujeres, siempre iguales.

    Hmph. Dije yo que no se podría confiar enteramente en un ángel solté cruzando los brazos.
    No cuando solías ser un shinigami dijo encogiendo los hombros

    Hice un gesto y ella sonrió con tranquilidad señalándome un lugar con su mano derecha. Ahí, de pie, pude ver a mi hermano mayor sonriéndome, como esperando a que me acercase.

    En ese ángel sí podrás confiar, ¿no? cuestionó Sakura dando dos pasos hacia adelante.
    Supongo respondí relajándome con media sonrisa en el rostro.

    Y comencé a caminar a paso lento pero seguro, sin querer arrepentirme de nada.
    ¿A dónde me escabullí? Hacia un anhelado final llamado libertad.

    ---​

    LOL. No pregunten porqué, pero sí: ¡metí a Syaoran! xD
    Es que quedaba excelente con el papel, y un personaje de Naruto no me convencía taaanto.

    Es que él es tan... *-----------------*!
    Bieen. Ojalá le hayan entendido y les haya gustado. Si no, ¡ya saben que existen los jitomatazos! (?) LOOOOOOOL.

    Gracias por leer :33
     
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    Kyou Kaoru

    Kyou Kaoru Iniciado

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    Esta bueno el argumento, me paree bastante irónico hasta cierto punto ya que él odia la Navidad pero se ve atraído hacia aquel sentimiento que le produce estar con Sakura y especialmente debajo del muérdago. Es interesante utilizar a Syaoran, para mi le dio algo de sabor a tu historia al ser un personaje bastante intrigante, además de darle un buen e interesante uso a sus tatuajes. Usar a Sakura de por medio lo hizo interesante porque, aunque se desvía de su objetivo principal, lidia con dos sentimientos totalmente opuestos lo cual es conflictivo para el personaje ya que, por su personalidad, no le es fácil controlar ese tipo de emociones que llegan de repente. De mi parte es todo.
     
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