Two-Shot Let's power up! We're gonna burn up [Gakkou Roleplay | Emily & Anna]

Título: Let's power up! We're gonna burn up.
Fandom: Gakkou Roleplay.
Personajes: Emily Hodges, Anna Hiradaira.
Palabras: 4374 (2233 + 2141)
Summary: "Oye, Annie, ¿qué tal te suena un fin de semana en la playa conmigo~?"
N/A: SO me puse a ver la peli de sakura de nuevo, la primera, Y LA TUVE QUE DEJAR A MEDIAS porque de repente tuve esta idea de las niñAS AND I JUST HAD TO??? ANd i'm so hyped bc me va a durar más de un cap ya aviso, y mira que le tengo hasta música pensada y todo, WHAT HAVE I BECOME??? anYWAYS espero que no os importe que sea puro kpop but im a freak (?) | Gigi Blanche AAAA

Oh, I haven’t done anything but how is already 3 o’clock?
I’m drinking iced americano but why am I still so hot?

The sun is teasing us, the asphalt is 50 degrees
I want some energy, cold or hot​

Emily tiró un par de veces de la camiseta que estaba llevando, intentando hacer algo de aire y despegándose la tela del cuerpo, que prácticamente se había quedado pegada por el sudor.

Resopló ligeramente y se dejó caer sobre una silla, abriendo una revista que había cerca para hojearla.

Qué coñazo.

Pero era lo que tocaba. Siempre había trabajado en verano y ese año más que nunca lo necesitaba, cada vez se acercaba más a tercero y con ello, el fin de la secundaria. Necesitaba el dinero.

Pero con el calor que hacía, el turno que le había tocado era una simple manera de aburrirla. Nadie vendría a la tienda a esa hora con el sol pegando como estaba, si acaso algún alma perdida que necesitaba un refresco o un helado antes de morir deshidratado.

Al menos le quedaba poco del turno.

Cuando, de hecho, quedaban cinco minutos y comenzó a recoger sus cosas para irse en cuanto el siguiente empleado llegase, una voz la sorprendió, provocándole un respingo.

—Emi-chan~

Suspiró, aliviada, cuando distinguió la voz y colocó sobre sus labios la mejor sonrisa que sabía hacer.

—Encargado —saludó, con una inclinación—. Está a punto de terminar mi turno, ¿pero necesita algo? —preguntó, amable y educada como ella sola, tras incorporarse.

—¡De hecho sí! ¿Tienes algo que hacer este fin de semana?

La morena había vuelto a su tarea pero se paró apenas segundos después, contrariada, y se giró de nuevo hacia el chico.

—¿Mhm?

El joven se inclinó sobre el mostrador, apoyándose sobre sus brazos entrelazados, y la recorrió con la mirada, sin ninguna clase de pudor. Emily ni siquiera se inmutó con ello, más bien seguía interesada en saber a dónde llevaba su pregunta.

Al fin y al cabo, era más que consciente por qué siempre le tocaba hacer los trabajos más fáciles y el chico nunca había sido muy disimulado con sus intenciones.

Ella tampoco le había dicho nada al respecto, la verdad.

—¿Sabes? Había planeado toda una escapada con una amiga este finde… pero al final no podré ir. Sería una pena desperdiciarlo, ¿no crees? Así que pensé “¿por qué no darle un premio a Emi-chan por su gran trabajo~?”

La nombrada simplemente abrió los ojos, incrédula, para rápidamente recuperar la compostura y mirarlo con la cabeza ladeada.

—G-gracias por la intención, encargado, pero no podría aceptar algo así…

—Ah, Emi-chan, no me rompas el corazón por favor~ Mira que si no lo aceptas lo voy a tirar y sería una pena.

La chica dudó ante sus palabras, en gran medida porque temía que aceptar un regalo tan grande fuese a tener repercusiones negativas en el futuro.

Sin embargo…

—Eh~ Pues supongo que no me queda de otra~ —acabó aceptando, con una risilla.

…con suerte el año siguiente trabajaría en otro lugar.

—¡Maravilloso! Ah, pero tengo una condición —el chico retiró el papel de la reserva justo cuando Emily estuvo a punto de cogerlo—. ¡No puedes ir con ningún chico! ¿Me lo prometes, Emi-chan~?

Bendito estúpido.

—Ah~ ¿Esa clase de chica crees que soy? Tranquilo, invitaré a una amiga.

Una extraña sonrisa se le plasmó en los labios al mayor mientras finalmente le dejaba todo lo necesario en la palma a la chica, pero esta última no cambió su expresión amable.

Levantó la mano y miró el reloj de pulsera, comprobando la hora tras guardar todo en su bolso.

>>Nos vemos, encargado.

—¡Manda fotos con tu amiga, Emi-chan~!

Ni en tus malditos sueños, pervertido.

Salió de la tienda sin dirigirle más atención y se encaminó hacia su casa, sacando el móvil a mitad de camino y marcando el número de alguien que ya conocía muy bien.

—¿Em? —la voz detrás del teléfono sonó adormilada y eso le sacó una risa divertida a la chica.

—Oye, Annie, ¿qué tal te suena un fin de semana en la playa conmigo~?

Emily pudo imaginarse a la perfección como la chica abría los ojos impresionada, despertándose por completo, y como pegaba una salto de posiblemente la cama.

—¿Qué dices? ¡Eso suena genial!

—¿Quieres venir a mi casa y te cuento el plan?

—¡Voy de camino!

Una media hora después, ambas estaban ya tiradas en el suelo de la habitación de la morena, con el ventilador puesto e intentando soportar el calor como podían.

Emily le había contado ya la escena a Anna, que si bien emocionada por la idea, no pudo evitar fruncir el ceño al escuchar los detalles de la historia.

No le gustaba para nada el encargado de esa tienda, principal motivo por el que nunca iba a visitarla aun cuando se aburría. Sabía que si lo veía iba a querer romperle las bolas y lo último que pretendía era causarle problemas a su amiga.

—Bueno, entonces… ¿podrías?

—¡Claro, Em! ¿Pero te dejan a ti?

Emily se levantó del suelo y abrió la puerta del cuarto, asomando solo la cabeza.

—¡Mamá! ¡Voy a pasar el fin de semana fuera!

—¡Vale, hija!

La joven volvió a entrar, dejando la puerta entreabierta, y se encogió de hombros mientras volvía a sentarse delante de su amiga. Anna ya lo sabía, de todas formas, lo indiferentes que eran con ella mientras no les trajese problemas a casa.

—A ver, la reserva es desde el sábado por la mañana hasta el lunes por la mañana —siguió hablando Emily, no queriendo perder el tono animado por el viaje en sí—. Podemos llegar en tren, no queda muy lejos, ¿nos vemos a las nueve en la estación?

Anna asintió, emocionada, y la conversación siguió fluyendo con normalidad, centrándose por completo en la organización. Para cuando terminó, la tarde había prácticamente caído sobre la ciudad y Anna se despidió entonces, volviendo a su casa, siendo una de las pocas veces que no pasaría la noche por Shinjuku.

Tenía un plan para el día siguiente, al fin y al cabo, uno que le emocionaba lo suficiente para permitirle pasar la noche tranquila. ¡Y tenía que preparar las cosas, además!

El día siguiente llegó con algo de lentitud, sobre todo para Emily que se había despertado una hora antes de lo necesario y tuvo que rellenar el tiempo dando vueltas en la cama. Le mandó un mensaje a Anna para asegurarse que se despertaba y, para su sorpresa, la chica también se había despertado antes de lo planeado.

Emily solo pudo reír, enternecida. Eran dos tontas, ¿eh?

Acabaron quedando antes de tiempo y decidieron comer algo por ahí mientras esperaban, emocionadas. El tren al fin llegó y a pesar de que la ruta era, como mucho, de 20 minutos, a las dos se les hizo eterno.

El hotel no quedaba muy lejos de la estación y no traían mucho equipaje, así que se dirigieron a pie hacia la localización. De todas formas, Edogawa no era un barrio por el que pasasen a menudo así que, ¿por qué no aprovechar y observar lo que había por la zona?

En cuanto llegaron al hall del hotel, Emily no tardó en extender el papel hacia la recepcionista que las recibió con una sonrisa amable.

—Oh, sí. El señor nos llamó para avisarnos que vendrían dos señoritas en su lugar —comentó, tras teclear algo en su ordenador—. La habitación reservada tiene una cama matrimonial pero creo que podemos cambiaros a una de doble cama individual, si queréis.

Las jóvenes compartieron una mirada divertida entonces y fue Emily la que, aguantándose la risilla, negó con la cabeza con suavidad.

—Nos quedamos en la matrimonial, gracias~

—Muy bien… —la chica volvió a teclear entonces y tras un par de preparativos más, les extendió la llave de la habitación—. Tenéis el desayuno y la cena incluida, pero… para que lo sepáis, los gastos extras van a ir a la tarjeta de la reserva… —la muchacha se había inclinado para hablarles en voz baja y les guiñó un ojo, cómplice, antes de erguirse de nuevo—. Tened una buena estancia.

Tras despedirse de la joven, las chicas prácticamente salieron corriendo hacia su habitación. La observaron con emoción y, joder, estaba bastante bien. Tenía hasta jacuzzi y todo.

Nada que hacer por el momento, eso sí, porque no tardaron en cambiarse y salir de nuevo como si las llevase el diablo.

Pero bueno, que habían venido con un claro objetivo en mente: la playa. Y encima había un camino directo desde el hotel hasta la misma, a lo que tardaron unos pocos minutos en alcanzar la orilla.

Había bastante gente pero no les fue muy difícil encontrar una zona para poder colocar sus cosas. Al fin y al cabo, solo eran ellas dos, no ocupaban taaaanto.

Mientras Emily se quitaba el vestido, sin embargo, escuchó el click de algo parecido a una cámara y se giró hacia Anna, las mejillas sonrosadas al darse cuenta que, efectivamente, había sacado su móvil y le había hecho una foto de improvisto.

—¿Q-qué haces, Annie?

—¡Anda, Emi-chan, sales tan linda~! ¿Qué dices? ¿Se la mando a mini Ishi?

Anna observó con diversión como el rostro de la chica tomaba más o menos la misma tonalidad de un tomate maduro.

—¿¡Qué dices!? ¡N-no b-bromees con eso!

—No es ninguna broma~ Mira, mira, ya estoy abriendo su chat.

—¡Anna!

Emily se le lanzó encima con toda su fuerza y la reacción de la otra fue levantar el brazo para proteger su teléfono, sin darle tiempo en realidad a moverse más, por lo que ambas acabaron cayendo sobre la arena.

Las risas divertidas de Anna se cortaron cuando se dio cuenta de lo cerca que se había quedado Emily y sus ojos se movieron por pura inercia a sus labios.

Mierda, que estaban en público.

Por suerte, Emily pareció darse cuenta de aquel detalle también y rápidamente se incorporó, aunque fue incapaz de hacer desaparecer su nerviosismo.

—Está bien, está bien~ —acabó cediendo, levantándose con una expresión de falsa decepción—. Dejaremos al pobre sin tal privilegio~

La morena decidió inflar las mejillas y no decir nada más, dándole la espalda para seguir rebuscando en su bolso. Anna aprovechó el momento para recorrer su figura con la vista, motivo por el que dio un respingo cuando Emi volvió a girarse y la pilló de lleno.

Y supo que la había pillado por la sonrisa divertida se le plasmó en los labios y aquel brillo oscuro en sus ojos.

—¿Me pones~?

—¿E-eh?

Anna se dio cuenta algo tarde que a lo que se refería era a la crema protectora que le estaba extendiendo con una mano.

>>C-claro.

Emily prácticamente ronroneó cuando rozó sus dedos a los de la otra al coger el bote, y no tardó en darse la vuelta y pasar el pelo por un lado del cuello.

Tragando saliva con algo de fuerza, Anna acabó haciendo un esfuerzo titánico pro colocarle el protector sin que se le fuese la mano… no se podía decir lo mismo de Emily. La muy tonta decidió ignorar el hecho de que estaban en una playa llena de gente y decidió vengarse de la broma de la otra pasándose con los roces.

—¿Tienes calor, Annie? —susurró, cerca de su oído, cuando decidió terminar la tortura—. ¿Nos mojamos un poco~?

—¿Qué d-dices, Em?

—Que si quieres bañarte~

Se separó entonces y la miró con una aquella sonrisa inocente, como si no hubiese tenido ninguna doble intención con sus movimientos.

La cabrona empezaba a parecerse cada vez más a Kohaku.

A pesar de ello, aceptó la oferta y no tardaron en entrar al agua. El tacto fue frío al principio pero pronto se acostumbraron al mismo y, casi con la misma velocidad, olvidaron el incidente de apenas unos minutos atrás.

Se la pasaron nadando, salpicándose, molestándose o simplemente dejándose llevar por las olas un buen rato hasta que finalmente decidieron volver hacia las toallas, mucho más refrescadas.

Una vez ahí, Emily decidió colocarse sobre la misma y, leyendo un libro, tomar el sol mientras Anna salía corriendo hacia vete tú saber qué lado.

Pasaron unos largos minutos antes de que volviese a aparecer a su lado, aunque en aquella ocasión venía acompañada.

—Emi-chan~ Mira, me he encontrado con estos dos chicos tan amables y queríamos jugar al vóley, pero necesitamos a alguien más. ¿Te apuntas?

La nombrada bajó el libro y miró al grupillo por encima de las gafas de sol, analizando a los jóvenes y, sobre todo, las verdaderas intenciones de Anna.

—Eh~ Bueno, pero no soy muy buena, os aviso.

Anna sonrió, cómplice, al escucharla aceptar. Esa era su chica~

Así pues, acabaron pasándose el resto de la mañana jugando y hablando con aquellos chicos que, no les sacarían más de un par de años y que eran bastante monos, hasta que llegó la hora de comer.

—Hey, estáis de visita, ¿verdad? —preguntó uno de ellos, a lo que Emily asintió con la cabeza.

—Si queréis, os podemos recoger después de comer y enseñaros un poco el barrio —completó el otro.

Ellos no fueron conscientes, seguramente se pensaban que estaban consiguiendo conquistarlas sin mucha dificultad, pero lo cierto es que el plan por parte de las chicas había sido ese desde el principio.

Se miraron y compartieron una sonrisa que los tipos nunca serían capaces de interpretar.

—Claro~ —contestó Emily, empalagosa, acercándose a uno de los chicos para rodear su brazo y pegarse—. Nos encantaría. ¿Queréis acompañarnos al hotel y os enseñamos dónde está?

La diversión del fin de semana solo acababa de empezar.

 

Contenido oculto

BABYYYYY OMGGG ya te fangirleé por privado pero muchísimas gracias adnsajkd te amo <3

N/A: Bueno, pensé en hacerlo three-shot pero luego me dije: deja de hacer pinches explícitos pervertida, y me di cuenta que así me saldrían dos caps muy cortos así que mejor los aviento de una en un tochaco y a tomar por saco (? So weno this would be the end :o

Warm velvet skin, lips with a soft light on them
Eyes that are wet like rain, it’s all beautiful​

Era más que obvio que habían ido preparadas para salir de noche también. Con alguien o ellas solas, no importaba, era algo simplemente obligatorio cuando estaban juntas.

Comieron en el restaurante del hotel, tomándose su tiempo, y volvieron después a la habitación. Pasaron un buen rato tiradas en la cama con la tele de fondo pero su atención centrada en el móvil de Anna, viendo vídeos de gatitos y las fotos que les fuesen saliendo en Pinterest.

Al final se les fue el santo al cielo y para cuando se dieron cuenta que tenían que prepararse iban algo ajustadas de tiempo así que acabaron por ducharse juntas… lo que no resultó ser una muy buena idea porque por estar tonteando acabaron tardando casi más.

Ni modo, tendrían que esperarlas. Al fin y al cabo, iba a merecer la pena, por supuesto~

Se vistieron, maquillaron y peinaron con cuidado, no tanto por el hecho de salir con alguien si no porque siempre les gustaba dar lo mejor de sí mismas cuando salían.

Los chicos estaban esperándolas como habían prometido y, si tuvieron alguna intención de recriminarles por haber tardado, rápidamente se olvidaron de ella al verlas. Aquello solo las hizo sonreír más, encantadas.

Rápidamente se dejaron guiar por los jóvenes, Emily enganchándose al brazo de uno como si hubiese aprendido a olvidar de noche que podía ser la japonesa pudorosa prototípica.

Y Anna siempre la vigilaba, ¿verdad? Nunca permitiría que se pasasen con ella por mucho que los estuviese provocando así que se sentía segura para tontear un poco demás.

Aún no había anochecido y los chicos parecían tener la decencia de cumplir su promesa, enseñándoles a las jóvenes sitios verdaderamente interesantes, es decir, aparte de la noria y el parque de pájaros que todo el mundo conocía.

Se lo estaban pasando bien, ¿eh? Por más de un momento ambas parecían olvidar con tremenda facilidad que no estaban solas y se ponían a comentar, en su propia burbuja, todo lo que veían.

Como las adolescentes que eran.

Hasta que cayó la noche, por supuesto, y el mundo de sombras las rodeó. Ahí, en ese pub cercano al paseo marítimo, porque no podían escapar de él aunque quisiesen.

Pero lo cierto es que no querían.

Tuvieron la decencia de pagar el primer chupito que cada una bebió pero ese fue el único gasto que tuvieron en toda la noche y había que aclarar que acabaron bebiendo bastantes copas.

Si tenían que ser sinceras, tampoco tenían que esforzarse demasiado y a veces ni siquiera lo intentaban. El alcohol les subía rápido, se ponían a tontear en la pista de baile casi en piloto automático, solo porque les salía, y los depredadores no tardaban en caerles con las invitaciones.

Tampoco eran tontas para no aprovecharlo, por otro lado.

Era ya entrada la noche cuando volvieron a encontrarse con los tipos de la playa, sentados en un sofá de medialuna. Se sentaron entre ambos, sin separar en ningún momento las manos que tenían entrelazadas, y comenzaron a hablar con ellos.

Era lo de siempre: un poco de tonteo, un roce juguetón, un par de risas y prácticamente caían atontados.

Emily arrastró a uno de los chicos a la pista de baile y Anna no le apartó la vista en ningún momento, sobre todo después de haber rechazado muy sutilmente al otro chico y que este se fuese a cualquier otra cosa.

Fue cuestión de segundos, en realidad. Anna pestañeó y antes de darse cuenta el tipo se había abalanzado sobre la chica.

Se la estaba comiendo con ganas el cabrón, ¿eh? Y Emily lo estaba correspondiendo casi con la misma ansiedad, seguramente culpa del alcohol que ya llevaba encima.

Aun así, Anna lo vio. Cómo entreabría los ojos y buscaba sus orbes rosadas entre la multitud, cómo se aseguraba de que le estuviese prestando atención mientras se dejaba devorar por cualquiera.

Ah, qué perra.

Nada más separarse del joven para recuperar el aliento, sintió como alguien agarraba su muñeca con algo de fuerza y ni siquiera necesitó mirar para saber quién era.

Ocurrió tal y como lo estaba planeando.

Anna no dijo nada mientras la arrastraba fuera del club y Emily tampoco se despidió del chico, porque a decir verdad, no le importaba mucho. Ya había conseguido lo que quería.

Caminaron en silencio un buen rato, el suficiente hasta que la música del local apenas fue un murmullo lejano, y después todo fue muy rápido.

Para cuando Emily quiso abrir la boca para decir algo, Anna ya había tirado de ella hasta acorralarla contra una verja y había estampado sus labios contra los contrarios. Se dejó hacer sin oponer ninguna resistencia y correspondió al beso con naturalidad, enredando sus manos en la melena de la otra.

No fue delicado, Anna se presionó contra su cuerpo y coló la pierna entre las ajenas, buscando proporcionarle algo de fricción por debajo de la falda. A Emily se le escapó un gemido cuando la otra se separó ligeramente, solo por el placer de escucharla, antes de lanzarse de nuevo contra sus labios, colando en aquella ocasión la lengua. Dominó el beso por completo y Emily no tuvo ningún problema en dejar que así fuese.

Cuando finalmente se separaron, con la respiración entrecortada, Emily simplemente pasó los dedos por toda la melena de Anna, dejando que cayese como una cascada, mirándola con los ojos entornados y aquella chispa negra en el púrpura.

—¿Celosa~? —murmuró, sonriendo sedosa.

—Sabes que no me gusta que se aprovechen de ti, Em —y a pesar de ser sincera, lo cierto es que las palabras salieron casi como un gruñido resentido.

Quizás sí estaba un poco celosa también.

Emily, por su parte, solo rio ligeramente y llevó su mano hacia la contraria, entrelazando los dedos de ambas antes de comenzar a caminar de nuevo.

Se adentró en la playa, vacía ya a esas horas, y cuando estuvo cerca de la orilla soltó la mano de su amiga. Anna la miró algo extrañada.

>>¿Em?

La nombrada no dijo nada, simplemente giró el rostro y le dedicó una sonrisa amable. Segundos después comenzó a quitarse los zapatos y el vestido que llevaba, bajo la atenta mirada de la otra.

Lo que Anna no esperó, sin embargo, es que la chica siguiese y se quitase también la ropa interior antes de entrar al agua como si nada.

—¿No quieres venir, Annie~? —canturreó, tras sacar la cabeza y darse la vuelta para encararla.

La chica tragó saliva con fuerza, apartando la mirada con algo de pudor.

—Mierda, Em, ¿y si viene alguien?

Emily rio.

Dios, se veía tan bonita con la luz de la luna reflejándose sobre ella.

—Bueno, pues… qué suertudo, ¿no? De poder verlo~

Joder, lo que hacía el alcohol.

Emily dio un par de palmadas emocionada cuando vio que Anna finalmente cedía y comenzaba a deshacerse de su propia ropa. La camiseta, las sandalias, los pantalones, la ropa interior… detalló cada movimiento con una precisión felina y grabó a fuego en su memoria la expresión avergonzada de la chica cuando se quedó desnuda en un sitio, teóricamente, público.

Era verdaderamente adorable cuando quería, ¿o no?

Se adentró en el agua con rapidez, posiblemente queriendo esconderse, y si bien Emily disfrutaba molestándola siempre que tenía ocasión, no lo hizo en aquel momento.

No lo hizo porque se lanzó casi con desesperación a sus labios, besándola de nuevo. Pasó los brazos por encima de sus hombros y Anna no tardó en rodearla la cintura con los propios.

Emily sintió un gemido traicionero queriendo escapar de sus labios cuando sus pechos se encontraron, sin ropa de por medio que frenase el contacto, y por mucho que lo intentó, acabó por pronunciarlo cuando Anna la apretó más contra su cuerpo.

Aquel beso pareció ser más que suficiente para hacer a Anna olvidar su vergüenza inicial y no tardó en bajar sus labios hasta el cuello de Emily, mordiéndolo con suavidad y lamiéndolo mientras la apretaba aún más contra sí.

Estaba salada y eso solo la hacía más apetecible.

—A-Annie…

—¿Mhm?

—¿V-volvemos al hotel?

Anna se sonrió y le dio un último mordisco, algo más fuerte, en el lóbulo de la oreja.

—Claro, linda~

Salieron del agua con rapidez y se colocaron la ropa de igual manera, tanto que Emily solo se colocó el vestido sin abrochar y Anna acabó llevando el sujetador en la mano.

Llegaron al hotel en tiempo récord y aunque lo intentaron, las risas fueron imposibles de controlar y el tambaleo por los pasillos tuvo que despertar a algún que otro huésped.

Tampoco les importó demasiado.

Tras varios intentos fallidos, lograron entrar a la habitación, y aun carcajeándose, dejaron la ropa que llevaban en las manos desperdigadas por el suelo.

—¡Vamos a brindar, Annie! —exclamó, alegre, Emily acercándose a la mini-nevera del sitio.

Anna no dijo nada, solo la observó sonriente mientras se dejaba caer sobre el borde de la cama. Recibió la lata de cerveza y ambas chocaron la misma en cuanto estuvieron abiertas.

Emily se sentó al lado de su amiga mientras bebía, inconsciente del hecho de que el vestido se le estaba transparentando y de que Anna se había dado cuenta de ello.

—Te gusta provocarme, ¿eh, Em~?

El susurro de la chica cerca de su oído le provocó un escalofrío y le dirigió una mirada de soslayo sin comprender muy bien a que se refería. Antes de siquiera poder preguntar, sintió como la habitación desaparecía de su campo de vista y era sustituida por la visión de Anna encima de ella.

Y aquella sonrisa depredadora que tan bien conocía ya.

>>¿Por dónde me había quedado~?

Era una pregunta retórica, por supuesto. La mente de Emily se nubló cuando sintió los labios de Anna sobre la piel de su escote y sus hábiles dedos tentando su intimidad, haciendo que lo único que pudiese pronunciar con los labios fuesen gemidos apremiantes y jadeos.

Pero eso era todo lo que Anna quería oír, ¿verdad?

* * *
​

Despertaron más o menos a mediodía con un dolor de cabeza impresionante y ninguna gana de salir de la cama en lo que quedase de día, a ser posible. Por lo que entre bostezos llamaron al servicio de habitaciones para que les subiese el desayuno y posteriormente la comida mientras ellas se pasaban el día tiradas en la cama viendo la tele y dormitando.

No fue hasta que llegó la tarde que finalmente se dignaron a salir de la cama y hacer algo decente con sus vidas.

En realidad… Emily insistió tanto en que tenían que subir a la noria antes de irse que Anna no tuvo más remedio que hacerle caso y cumplirle el capricho.

Así que tras darse una muy necesitada ducha y vestirse con ropa bastante casual, ambas se dirigieron hacia el exterior del hotel con energías algo renovadas.

Por suerte no quedaba muy lejos y gracias a la ayuda de sus móviles, llegaron en apenas unos minutos. La cola era algo larga, como cabía esperar, pero tenían suficientes cosas de las que hablar para hacer pasar el tiempo.

Era como si diese igual que pasasen prácticamente todo el día juntas, siempre tenían un nuevo tema de conversación.

Su turno llegó finalmente y entraron al cubículo con la emoción de las niñas que eran en el fondo. Ambas prácticamente se pegaron a la ventana para ver como su posición iba ascendiendo más y más, a pesar de la lentitud del movimiento.

—Oye, Annie.

La voz de Emily sonó suave, pero el silencio era tal que no hizo falta nada más para que la nombrada se girase. Anna sintió como sus manos eran rodeadas por la calidez de Emily y el rosado de sus ojos no tardó en conectar con el púrpura amable de la otra.

>>Gracias —Emily se tomó un segundo para que la palabra calase en su acompañante antes de seguir hablando—. Por venir conmigo, por dejarme hacer lo que quiera y estar dispuesta a protegerme aun así cuando la lío. Bueno, en definitiva, gracias por ser mi amiga. Te quiero mucho, ¿sabes?

No desconectó la mirada en ningún momento y pudo ver de primera mano cómo sus ojos se iban anegando en lágrimas.

Era obvio, ¿verdad? Podía hacerse la dura pero aquel cariño tan sincero simplemente la desarmaba.

—Yo también te quiero mucho, Em.

Emily sonrió mientras se inclinaba para rodearla, en un abrazo cálido lleno de cariño, y Anna no tardó en corresponderlo en un intento de transmitirle los mismos sentimientos.

La noria llegó finalmente al punto más alto y las chicas se separaron.

—¿Una foto?

Anna asintió enérgica antes de sacar el móvil y ambas posaron delante del mismo, con el paisaje de la ciudad reflejado detrás.

Era un mero trámite, algo para enseñarle a los demás, porque ellas sabían que no necesitaban nada que les recordase aquel viaje, perduraría siempre en su memoria.