Leave It To The Future.

Tarde, pero finalmente entrego. De verdad que lo siento, @Pire Bennet pero no he tenido casi tiempo D:

Leave It To The Future.

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Rogue cerró los ojos y suspiró. Sus pasos se detuvieron en la entrada de Magnolia, bien entrada la tarde, sin saber a ciencia cierta a dónde dirigirse. Bueno, él sabía a dónde tenía que ir, pero no estaba seguro de si sus pasos tendrían la suficiente fuerza de llevarlo hasta allí.

Por alguna razón que no comprendía, la gente se veía feliz y disfrutaba del fresco viento de otoño que recorría la concurrida ciudad, puesto que el frío ya calaba en sus huesos y el sol hacía rato que había desaparecido.

Con una sonrisa observó a dos niños jugar con una pelota, uno rubio y otro moreno. De cierta forma le recordaban a él y a Sting. A su lado otro más grandote y de pelo largo, acompañados de una niña que parecía una muñeca empujaban a una rubita que lloraba ante sus heridas sangrantes.

Lo que más le sorprendió fue cómo los otros dos ahuyentaron a los dos matones y ayudaron a la pequeña rubia a levantarse. Ella dejó de llorar al ver la graciosa mueca del otro rubio y la pequeña y tímida sonrisa del moreno.

Su paso se fue haciendo cada vez más y más lento, hasta que el Cheney se detuvo completamente. Su deber era llegar aquí y cumplir su cometido, pero estaba demasiado avergonzado y triste como para cumplirlo. Él no estaría aquí si no hubiera cometido aquel atroz crimen en su lugar.

Puede que no fuera él conscientemente… pero así había ocurrido. Con renovadas fuerzas caminó por las cada vez más vacías calles de la ciudad sede de Fairy Tail, buscando ese aroma suyo tan característico…

Cambió de calle y se dirigió al río cuando captó lo que estaba buscando. Ese glorioso olor a lirios combinado con canela y fuego. Su nariz se torció ante ese descubrimiento. No sabía si sería capaz de ello si Natsu-san se encontraba presente.

Para su suerte, ella estaba sola, sentada al margen del río, observando las tranquilas aguas y escribiendo de vez en cuando en un fajo de papeles que se encontraba a su lado. Sigiloso como una sombra Rogue Cheney se acercó a la Heartphilia, reuniendo todo el valor que poseía para depositarlo en las palabras que por sus labios iban a ser profesadas.

Algún ruido debió de hacer, porque la despistada rubia se levantó de un salto y lo observó primeramente asustada y con mirada determinada, para después suavizar un poco esos ojos color café y soltar el manojo de llaves celestiales que estaba sosteniendo.

—Rogue-kun, eres tú… Me has dado un susto tremendo, ¿Sabes? —comentó ella con una sonrisa inocente que después pasó a una mueca infantil.— No deberías acercarte a la gente de esa manera tan espeluznante. —Al no recibir respuesta, Lucy alzó la vista y se encontró con un panorama que nunca se hubiese siquiera imaginado. — ¿Rogue…kun?

Él estaba de rodillas, con frente y los puños apoyados en el suelo. La rubia no sabía qué hacer o qué decir, puesto que la acción la había desconcertado intensamente.

—Te ruego que me disculpes, Lucy Heartphilia. Nunca estuvo en mis planes segar tu vida. Fueras tú o tú yo futuro, incluso aunque no fuera yo el causante directo, lamento tu muerte más que nada en el mundo y no seré capaz de dormir ni una sola noche hasta obtener algo de alivio para mi oscuro corazón.

Ante el pequeño discurso de disculpa, los ojos de la maga celestial se aguaron, las lágrimas quemaban en sus mejillas mientras los amargos recuerdos de aquel día se abrían camino en su mente.

La mujer calló de rodillas frente al dragon slayer de sombra, mordiendo sus labios y, sin ser consciente de sus acciones, rodeando con sus brazos al que fue su futuro asesino.

—Arigatou—fue todo lo que él logró comprender de las confusas palabras de la mujer, apagadas por su llanto entre amargo y aliviado, y por sus espasmos involuntarios, que cortaban sus palabras de forma brusca y extraña.

Él simplemente se dejó hacer, sintiéndose por primera vez en toda su vida una persona realizada y buena, que realmente merecía un lugar en este mundo. Quizás siguiera siendo un asesino despiadado, pero eso… eso se lo dejaría a su futuro.