Colectivo [Colectivo] Le Rouge - Colección de historias

Tema en 'Historias Abandonadas Originales' iniciado por Ceci, 30 Marzo 2016.

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    Ceci

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    [Colectivo] Le Rouge - Colección de historias
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    Última edición: 15 Diciembre 2016
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  2. Threadmarks: Madelaine Humprey
     
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    Ficha kilométrica porque yo sé que así le encanta a Nastia. xd. (?

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    Nombre
    : Madelaine Humprey.
    Edad: Dieciséis años.
    Descripción psicológica: Madelaine es una chica bastante dulce. Tranquila, agradable, afectuosa, sonriente y comprensiva. Creen en la tolerancia, el respeto, la igualdad, el auto-sacrificio y la lealtad. Siempre está dispuesta a escuchar los problemas de los demás con la finalidad de brindar apoyo, y en este aspecto, tiene una mentalidad bastante madura. Es del tipo de personas que aún en la peor situación, ve el vaso medio lleno en vez de medio vacío. Madelaine no sólo ve el lado positivo, ella vive ahí.

    Voluntariosa para empujar a los demás a cumplir sus metas, para que vean el mundo de la misma forma en que ella lo ve. No tiene una sola gota de pereza en su cuerpo, pues es muy activa. Se entretiene a sí misma haciendo lo que sea. No es capaz de llevarle la contraria a alguien con más actitud que ella sino hasta que suele ser demasiado tarde (cuando está metida en serios aprietos), pues prefiere evitar enfrentamientos y luchas. Es bastante pacifista en general, pero cuando la situación lo requiere no es tímida para alzar su voz (aunque esto rara vez sucede). Tiende a ser muy conversadora y espontánea para su edad, cuando se encuentra en confianza. Le encanta sacarle tema a lo que sea pero suele cohibirse mucho cuando está en presencia de un extraño, lo cual ella considera frustrante.

    Es bastante torpe bajo presión. Las situaciones más mínimas la ponen al por millón y es ahí cuando comienza a balbucear y a temblar. Se le hace especialmente difícil hacerse cargo de su propia vida personal porque muchas veces no sabe cómo actuar ante algún obstáculo que se le atraviese, es como si tuviera una venda en los ojos con respecto a sus propios problemas. En la rutina suele ser bastante predecible: levantarse temprano, hacer lo que debe y acostarse a dormir no muy tarde, pero cuando sufre algún sobresalto lo más probable es que se marche directamente a la cama para no tener que ver a nadie y no sea capaz de conciliar el sueño; no es especialmente llorosa porque ha aprendido a tragarse las lágrimas, pero tiende a tocarse y acariciarse el cabello cuando está triste (y ella sabe que es el cliché más grande del mundo, pero no puede evitarlo), e incluso a morderse las uñas. Cuando se atrapa a sí misma molesta o herida busca no hablar o toparse con el responsable de su malestar, pues en contraparte con su personalidad dulce y sensata, enfadada puede cerrarse en sí misma.

    Observadora cuando se lo propone; aunque no lo parezca siempre está consciente de su entorno. Le es sencillo leer los sentimientos de las personas pero sólo cuando les presta la debida atención, porque el tiempo restante es una total despistada. Quiere hacer amistad con todos los humanos con los que se tope porque se siente más cómoda con ellos, considera que estar unidos es importante y busca ganarse la confianza de cada uno de ellos, aunque no siempre pueda lograrlo.

    Puede parecer que no entiende sarcasmos e ironías cuando en realidad, es todo lo contrario. Viviendo en una casa llena de personas agradables y algunas no tanto, ha desarrollado un oído afilado para captar comentarios menos placenteros. La diferencia es que ella no permite que esta clase de cosas arruinen su día, por lo cual suele hacerse la inocente con respecto a dobles sentidos. No se considera a sí misma una persona egoísta o celosa, y en realidad, no lo es, pues Madelaine cree en la confianza. Naturalmente, ella sabe que habrán excepciones en este caso, pero trata de evitarlo.

    Descripción física: De tez blanca y cabello color rubio pálido (en la luz parece platinado) el cual le llega a media espalda y a veces lleva rizado. Ojos verdes, grandes y expresivos, rodeados de largas pestañas negras. Posee cejas arqueadas y delgadas de tono café. Su nariz es pequeña y respingada, y labios naturalmente rosados, llenos. A su edad, Mady no goza del físico más estrambótico entre sus conocidos, pues es de altura promedio y generalmente delgada. Caderas en proporción a su cuerpo y pechos pequeños, al igual que sus pies y sus manos.

    Viste sencilla (vestidos ligeros y sin corsé, zapatillas), pues como ya ha descubierto, no comparte el mismo amor por la ropa llamativa, el maquillaje y los zapatos altos que otras chicas de su edad veneran. Pone especial dedicación a mantener limpio y libre de nudos a su cabello, y de usar joyería sutil en sus orejas cuando tiene la oportunidad.

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    Historia: Madelaine sólo recuerda que una vez tenía padres, un hogar, y después ya no. Tenía cuatro años cuando fue raptada y llevada a la mansión, y desde ese momento, todos sus recuerdos importantes y significativos tuvieron que ver con jóvenes de su misma condición, y los vampiros que residían en la casa. Madelaine ni siquiera sabe cómo es que tiene un apellido, o si ‘Madelaine’ es su verdadero nombre dado que no recuerda haber sido aludida de otra forma. Actualmente, no es algo en lo que piense seguido.

    Gustos/Disgustos/Extras:

    Gustos:
    —Le encanta bañarse en agua tibia o caliente. Está consciente de que el agua fría mantiene la piel tersa, pero si hay algo que ella no tolera, es el agua fría, ya que de por sí ella es friolenta.
    —Le gusta tomar el sol. El hecho de ponerle color a su pálida piel, es un plus.
    —Le gustan el café y cualquier tipo de bebida caliente sobre la que pueda poner sus manos.
    —Le fascina leer, pero lo hace bastante lento. Puede tardar semanas en terminar un libro. No porque sea lenta al leer, sino porque siempre trata de alargar la lectura.
    —Ama cuando siente que puede hablar y opinar y reír y ser ella misma en general.
    —Las personas con buenos modales.
    —La idea de conocer otros sitios y otras culturas.
    —Le fascinan los animales, sobre todo los gatos y los perros. Si por ella dependiera, seguramente tendría al menos uno de cada uno.

    Disgustos:
    —Le desagrada la ropa demasiado apretada. Lo mismo ocurre con los zapatos altos y los tintes de labio.
    —No le gusta el jugo de naranja, le causa acidez.
    —Odia permanecer en espacios pequeños o cerrados durante mucho tiempo.
    —Que le griten, aunque tristemente, está un poco habituada a que lo hagan.
    —Cualquier cosa terrorífica que amenace con no dejarla irse a dormir en la noche (historias de terror, bromas pesadas, cualquier clase de situación o cosa que la asuste).

    Extras:
    —Es buena haciendo dulces, pero no le gusta comerlos. Es más del tipo de chica que prefiere cosas saladas.
    —A pesar de vivir rodeada de vampiros, no se acostumbra a su presencia ni a sus costumbres.
    —Es desorganizada.
    —Tiene el sueño pesado. Pueden estarse cayendo las paredes sobre ella, y no despertaría.
    —Prefiere que la llamen ‘Mady’ antes que por su nombre completo, pues considera que es demasiado largo.
    —Ingerir verbena le causa malestares.
    —No puede cantar ni tocar un instrumento aunque su vida dependiera de ello, pero es habilidosa en el dibujo.
    —Es claustrofóbica.
    —No es fanática de ser mordida, pero si pudiera escoger un lugar para que lo hagan, sería la muñeca y no su cuello.
    —Balbucea cuando está nerviosa y dice mentiras. Es dolorosamente obvio.
    —Se considera a sí misma una persona emocional, en contacto con sus sentimientos; no obstante, pocas (contadas veces) ha llorado.
    —Los romanticismos pueden con ella, pero trata de que no sea así.
    —A pesar de ser amable y abierta, le cuesta confiar en las personas.
    —Su actividad favorita es la jardinería, siempre que esta no tenga que ver con la verbena.
    —Suele ser una persona bastante puntual.
    —Al dormir, no usa la almohada para su cabeza. Al contrario, la abraza.
    —Desarrolla apego a las personas y los objetos con bastante facilidad.
    —Los Novus suelen huirle. Ella nunca ha logrado descubrir la razón.
    —Pasa mucho tiempo con los infantes de la mansión, pues le gustan los niños. Tanto así, que se ofrece a cuidarlos.
    —De pequeña solía llevarse muy bien con un vampiro. Uno que incluso jugaba con ella, pero dicho vampiro se fue de viaje un día para más nunca volver.
     
    Última edición: 25 Mayo 2016
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  3. Threadmarks: Caroline Steel
     
    Lexa

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    Nombre:
    Caroline Steel.
    Edad: Veinte años.

    D. Psicológica: Caroline es una chica muy caprichosa. Es la clase de personas que siempre busca obtener lo que desea, sin importar que deba hacer para tener eso que anhela entre sus manos. No le gusta que le digan que no, que no puede o no debe hacerlo, eso activa su mal humor como si aquellas palabras fuesen el interruptor, entonces tiene un mal genio insoportable, volviéndose sarcástica, hiriente, seca, fría y cortante como el filo de un cuchillo, los sumos por la cabeza. Y pasaran horas hasta que vuelva a relajarse, hasta que vuelva en sí, con una sonrisa, aunque el trato con la persona que originó su mal humor puede tardar varios días para que Caroline vuelva a tratarle con simpatía. Sí, es algo rencorosa.

    Esa es la historia cuando se enoja, cuando está de buen humor es otra cosa muy distinta. Es alegre y espontánea –lo que a veces es un problema, ya que no puede evitar callarse ante cualquier situación, o con quien sea que esté hablando- Le gusta hablar de frente y ser directa, es fiel y buena amiga si te has ganado su confianza. Es un pelín sifrina, se le nota en su manera de hablar y caminar, contoneando sus caderas suavemente y con cierta coquetería. Caroline también tiene un lado aventurero, el cual sale a flote en aquellas situaciones donde se requiera de la adrenalina, de aquél instinto de supervivencia. Por lo general, es muy simpática, ayudando en lo que pueda –o quiera- y ofreciendo esa mano amiga si la necesitas. El chiste es no hacerla enojar, es complacerla cuando pida algo.

    Tiene la mala costumbre de soltar sus palabras sin pensarlas lo suficiente antes, lo cual, dependiendo de la ocasión, puede originar un grave problema, ya sea hiriendo a la persona o metiendo la pata. Intenta controlar eso, pero escapa de sus manos muchas, muchas veces. No es la que se deja llevar por primeras impresiones, ella sabe que no son muy fiables, así que prefiere conocer bien a la persona, o por lo menos de manera general, antes de saber cómo dirigirse a ella. Si le caes bien, perfecto. Si no, bueno, ahí su historia cuando se enoja, aunque eso puede cambiar si Caroline ve que la persona vale la pena.

    Es bastante optimista y risueña, acorde con su personalidad sin exagerar o llegar a la ñoñería. Cuando la situación lo amerite, se pondrá seria y pensará con claridad, como seguramente se le exigirá. Es segura, tanto para hablar como para expresarse. Con respecto a los vampiros, podría decirse que no los odia, pero tampoco los ama y, sinceramente, su personalidad no varía cuando en ese sentido, Caroline es siempre la misma. De vez en cuando, y por diversión, le gusta que le coqueteen, que intenten seducirla, ella seguirá el juego e incluso puede pasársele la mano, pero si la otra persona no se queja por ello, pues perfecto, lo que sí odia y enciende su mal humor es que crean que es tonta y más que estén seguro de ello.

    D. Física: De estatura normal y complexión definida. Posee cintura pequeña, pechos redondos y firme del tamaño acorde con ella. Su cabello es medianamente largo, con pequeñas ondas y de un color castaño oscura, el cual pocas veces suele recoger y cuando lo hace, se deja un flequillo. Es de tez blanca pero sin llegar a la palidez, sus ojos verdes oscuros y su nariz perfilada, su mentón pronunciado y labios pequeños y finos, el cual siempre pinta con un suave rosa para que destaquen un poco. Posee piernas esbeltas y brazos firmes, su abdomen igual de duro por los entrenamientos pero sin llegar a que se marquen “cuadritos” en el mismo.

    Suele vestir con vestidos largos, corceles ajustados que enmarquen y destaquen su figura. El color no es un problema, ella sabe lucirlo. En ocasiones se pone guantas color perla hasta los codos para darle un toque más elegante a su atuendo. No le gusta usar sombreros, los usará si realmente es necesario, sino hay otra opción. Zapatos de tacón medio, combinándolo siempre con su atuendo.

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    Historia: Para ella, toda su vida transcurre en la mansión donde se crió y está creciendo, es lo que hay en su consciencia. Se ha obligado a tratar de relacionarse y llevarse bien con los vampiros, pero definitivamente su trato es mejor con los humanos, desde pequeña incluso. Cuando tuvo diez aprendió como luchar pelea cuerpo a cuerpo, obligándose a sí misma a aprender los puntos débiles del esqueleto, no estaba dispuesta a que la sorprendieran, mucho menos que la noquearan tan fácilmente. Le gustan los deportes, actividad física, así que no pondrá muchos peros cuando se presente la oportunidad de ejercitarse.

    Gustos/Disgustos/Extras:

    -Le gusta practicar deporte, sobre todo trotar.
    -Le gusta vestirse bien, con elegancia.
    -Busca mantener todo pulcro, limpio y ordenado.
    -Le gustan las aventuras, algunas situaciones de alto riesgo solo para divertirse.
    -Le agrada el aire fresco y los lugares tranquilos.
    -Sinceramente, en ocasiones le gusta estar en su habitación para pensar.
    -Ama la buena comida.
    -Le relaja una ducha fría en ocasiones.
    -Detesta la gente que siempre tiene pereza, le irrita.
    -Odia la gente impuntual, tanto la que llegue muy temprano como la que llega muy tarde.
    -Odia que la muerdan dos veces en un mismo día, lo odia.
    -Odia aún más que la muerdan dos vampiros diferentes en un mismo lugar.
    -Detesta ensuciarse con barro, simplemente no.
    -No tolera que la manden a callar. Y que le digan la palabra “no”.
    -Le disgusta la gente que rompe a llorar con facilidad.
    -Nunca verás a Caroline sin maquillaje, siempre anda presentable, en cualquier ocasión.
    -Suele ponerse demasiado polvo en el lugar donde la muerden, odia ver aquellos orificios en su piel.
    -Se le marca un hoyuelo en su mejilla izquierda, pero muy superficial.
    -Es heterosexual y derecha.
    -No le gusta que la llamen por su apellido.
    -No se lleva muy bien con esos humanos que ansían ser vampiro, aborrece esa idea.
    -Odia realmente que la usen como objeto y que le hablen atropelladamente, sin una pizca de amabilidad. Ella es una dama.
     
    Última edición: 29 Junio 2016
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  4. Threadmarks: Ulrich Delacroix
     
    Kárupin

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    Nombre: Ulrich Delacroix
    Edad: 19

    Descripción psicológica:

    Ulrich es reservado mas no tímido, le gusta la soledad y todo lo que ella le permite hacer. Tiene una personalidad que pareciera calmada sin embargo es increíblemente curioso. No suele preguntar a menos que sea completamente necesario, por otra parte es más de observar en silencio y reflexionar por su cuenta. Pocas veces inicia una conversación, pero si alguien le habla primero él sin ningún problema continuará con ella. Suele ser difícil saber qué pasa por su mente o cómo se siente. No le gusta hablar de sus problemas, de lo que piensa, de lo que tiene en mente ni nada que se relacione directamente a él. Es un lector ávido y un gran conocedor de la cultura.

    En general, Uli o Utz puede parecer indiferente y desinteresado. Nunca le llevaría la contraria abiertamente a nadie, primero escucharía las opiniones de los demás y en caso de tener que dar su opinión lo haría calculadamente, sopesando qué tan inteligente sería llevarle la contraria a su interlocutor. De cualquier manera siempre suele salir bien parado de las conversaciones gracias a su habilidad.

    En primer lugar pareciera parecer manipulable pero siempre actuará conforme lo necesite para conseguir sus deseos, que si bien no tiene una ambición en específico, se las arregla bien para conseguir pequeñas cosas, ya sea conseguir una respuesta a una pregunta o un favor. No le gusta que intenten controlarlo pero actuará como si esa persona pudiera manipularlo si se requiere.

    Uli no puede ser considerado una persona ambiciosa, no lo es, sólo le gusta conocer más. No está interesado en el poder, o en tener control sobre otros, con tener control sobre sí mismo se conforma. Realmente, sólo es infinitamente curioso y por ello puede llegar a desobedecer.

    De vez en cuando suele soltar comentarios ácidos o sarcásticos, eso dependería de su humor (si tiene ánimos de molestar) y de la confianza con la otra persona. Nunca se expresaría en doble sentido aunque comprende perfectamente cuando los utilizan. En general siempre que se le presente a alguien nuevo le llamará de usted a menos que esa persona le dé permiso para tutearlo o cuando ya haya algo de confianza.

    Se podría decir que es amable y gentil, no es como si fuera haciendo actos de caridad por la vida pero le gusta ayudar cuando puede. Es muy tranquilo y si va a hacer algo indebido siempre lo va a hacer bajo el agua, esperando que nadie se entere y no tanto porque le moleste que la gente sepa qué está haciendo, sino porque para él es más fácil así.

    Descripción física:

    Ulrich mide 1.82m y seguramente seguirá creciendo. Es de complexión delgada pero fibrosa. Su cabello es ondulado y de un brillante color rojizo, por lo general lo lleva lo suficientemente largo para ser considerado corto. De cualquier manera siempre se podrán apreciar las ondulaciones de su cabello.
    Su piel es de un suave color crema, definitivamente no es pálido como la leche ni nada así, sino más bien de un ligero color vainilla que permite apreciar las contrastantes pecas que se extienden por su piel.
    Sus cejas son rectas y sus ojos grandes y verde jade.

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    Historia:
    Siendo hijo de una madre soltera, Ulrich siempre contó con su madre. Eso, hasta que le comenzaron a dar caza a ella; su larga cabellera roja había llamado demasiado la atención. A la tierna edad de tres años, su madre es asesinada y él empieza a vagar por las calles, durmiendo aquí y allá, hasta que un día, enfermo y famélico el sacerdote de una iglesia lo acoge.

    En ese entonces él balbuceaba a penas pocas palabras, entre ellas decía algo parecido a che sui Uli, por lo que el sacerdote asumió que Uli le decían de cariño. Al final lo bautizó como Ulrich Delacroix, ya que era la iglesia quien lo había acogido.

    Posteriormente una mulata que solía ir a la iglesia vio al niño, de vez en cuando jugaba con él o escuchaban juntos las misas. Es un día que una de las señoras de la casa sale a caminar que ve a su empleada jugando con el niño. Y es entonces que ella decide que él debe servirles, por lo que procede a llevárselo ella.

    De cualquier manera él es criado por la mulata a la que él considera su nana. Le tiene muchísimo aprecio y cariño y posiblemente sea la única persona que le conoce del todo, desde sus pequeñas manías e infantiladas hasta sus momentos más complicados.

    Gustos/Disgustos/Extra:

    · Gusta de la soledad, el meditar y dar largos paseos fuera del castillo.

    · No se siente con la capacidad de cuidar ni una planta, pero aun así cada vez que sale y se encuentra con algún caballo le acaricia. No es de hablarle a los animales cuando va por la calle pero sí les acaricia o les chasquea los dedos de la mano.

    · Le gusta el té, el café no tanto y tiene una buena tolerancia al alcohol.

    · No le gusta mucho el socializar, no es malo en ello es sólo que le desgasta.

    · De alguna manera tiene muchos complejos, entre ellos deberle a la gente. Odia deberle a la gente.

    · Por lo general no es de los que se aferran, ya sea a objetos o personas, así que si algo es prescindible lo desechará.

    · No suele reír, pero sí sonríe cuando encuentra algo divertido o deleitable.

    · No se abre mucho a la gente, siempre cuida guardarse ciertas cosas y no es que no confíe en las personas, es sólo que no le nace hablar de ciertos temas.

    · Uli es tan gentil y amable que aunque algo sea conveniente para él nunca se aprovecharía de otras personas si sabe que las va a herir sentimentalmente hablando.

    · Le encantan los instrumentos musicales. El piano, el violín y la guitarra. De éstos, sólo sabe tocar el último, le gustaría aprender los demás.

    · Los vampiros no le molestan, no tiene algún complejo en particular acerca de ellos. Si al caso la tendencia de ellos a manipular, pero de ahí en fuera le importa más bien poco.

    · En realidad, nunca se ha planteado en dejar a quienes lo criaron. Sí, necesita espacio, sí, le gusta echarse a andar, pero en serio nunca se ha planteado dejarles realmente.

    · De vez en cuando suele ir a ver al sacerdote de la iglesia.

    · No es fanático del ejercicio, a pesar de ser delgado es algo patoso en ello. Aunque la realidad es que ha sido sedentario recientemente y le falta moverse más.
     
    Última edición: 6 Abril 2016
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  5. Threadmarks: Zachariah (Zaac) Kana
     
    Ceci

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  6. Threadmarks: Dárvula Vaduva
     
    Domenica

    Domenica bloody countess

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    Nombre.
    Dárvula Vaduva.

    Edad.
    572 años. Aparenta ser de 18/19 años.

    Descripción Psicológica.
    Es una persona de costumbres particulares, no puede evitar ser un bicho raro (más que adecuada analogía para todos los aspectos de su existencia). Inquieta por naturaleza, pasa la mitad del tiempo caminando de un lado a otro mientras toma libros entre sus manos; la otra mitad la divide entre hablar consigo misma mientras medita de algún tema específico y dedicarse a sus pasatiempos preferidos. Pasa poco tiempo fuera de su estudio, una sala amplia y desordenada donde están todas las cosas que ella necesita para subsistir (al menos intelectualmente).

    Le gusta la soledad porque las mentes brillantes son incomprendidas y le irrita sobremanera tener que explicar varias veces cosas que, para ella, son elementales. De modo que, en la calma de su despacho, lleva a cabo inmensas cantidades de investigaciones y estudios que son prácticamente imposibles de sopesar su número. Pero, claro... ella ha tenido una eternidad para destacarse en sus indagaciones. Le encanta el saber, le excita el conocimiento. Sabe que el intelecto es poder y lo utiliza a su favor. Por ello no es extraño verla siempre cargada de un montón de papeles, diarios, libros, manuscritos, pergaminos y un montón de cosas que se roba por ahí y que termina acumulando en su salón preferido.

    Pero, aunque es un animal solitario, lo poco que queda de humanidad en ella no puede alejarse del carácter social. Es amena y elocuente, encantadora, dulce y perspicaz siempre que desee serlo. Cuando se permite abrirse y realizar interacciones con quien crea pertinente, pues se destaca de manera habilidosa. Los libros también le prepararon para socializar, aunque confiesa que no es su actividad preferida, lo hace placenteramente sólo cuando es alguien en quien esté muy interesada.

    Sin embargo, su encanto no debe despistar a nadie, pues su ambición y voracidad también la hace cruel en momentos determinados. Es aficionada al mando y detesta que se le cuestione o desobedezca, castigará sin misericordia a quien lo haga. Y cuando la furia invade su cuerpo, es mejor atenerse a la peor de las penitencias silenciosamente que tener que lidiar con ella. Es manipuladora y metódica como el más venenoso de los reptiles, sabe qué cosas tiene a su favor y cómo usarlas, por lo que no es extraño que su belleza peculiar y su intelecto sean usados como armas silenciosas. No teme hacer uso de sus facultades para obtener con ellas la victoria y desconoce absolutamente la moral y la vergüenza. Es un peligro con ello.


    No es extraño que se encariñe con las personas, aunque jamás admitirá que es así. Se habitúa con facilidad a las cosas, especialmente a aquellas que viven (porque los humanos que la rodean, para ella, son “cosas” a las que puede manejar, cuidar y manipular a su antojo). Aún así, aunque amenace y prometa desgarrarles el cuello, no lo hará porque les ha cogido cariño —y admitir esto le provoca una sensación similar a la que padece un vampiro cuando le acercan verbena—; sus cosas son sus cosas y cuando las personas que la rodean (sean vampiros o humanos) se vuelven “sus cosas” entonces ella no les dejará partir ni abandonarla.

    Ese afecto particular y retorcido no es la única cualidad excéntrica de la que se jacta Dárvula. Si algo es considerado normal, ella se encargará personalmente de hacer lo anormal por la única y simple determinación de llevar la contraria y divertirse con ello. De todas formas, tantos años de práctica la han hecho saber llevar la contraria inconscientemente, y aunque alguna vez quiera llevar a cabo un comportamiento a la usanza tradicional, su costumbre la traicionará y terminará haciendo rarezas. Es demasiado extraña como para que la gente no la mire con cierta reticencia.

    Es voluble y camaleónica... y está condenadamente chiflada. Puede pasar, con rapidez inaudita, de un humor inmejorable a una ira volcánica, para posteriormente caer en el sosiego y marcharse a continuar sus escritos. Histriónica y teatral, gritona cuando la situación lo amerita (que es con bastante frecuencia), posesiva, codiciosa, nerviosa, intensa… Quizá por ello es que el aislamiento le resulta tan sencillo, pues todos acatan su deseo con gusto... ¿y a quién le gustaría andar al lado de semejante loca?

    Descripción física.
    Dárvula es menuda y delgaducha, de apariencia más bien frágil e inclusive enfermiza si se tiene en cuenta su piel pálida, con sus venas azules asomándose en las muñecas y casi todo el antebrazo. Su rostro es anguloso y de facciones bien marcadas, de ojos grandes color zafiro y pómulos prominentes; sin embargo, es un rostro armonioso y atractivo. Bastante particular y exótico, sí. Su cabello es de mediana longitud, muy lacio y sin gracia, color castaño que cae con simpleza sobre sus hombros.

    Suele vestir como una haraposa la mayor parte del tiempo, a pesar de que tiene hermosas prendas de ropa en su armario. Sin embargo, no es para nada afín a la ropa femenina, de hecho la detesta; por lo que su vestimenta habitual es ropa de hombre que “toma prestada” cada vez que la ve mal puesta. Pantalones anchos o de montura, botas altas y camisas que le llegan casi hasta las rodillas. Cuando no, opta por unos espantosos vestidos largos hechos por las empleadas, carentes de gracia, estilo o siquiera forma, pero largos y dramáticos, que caen al suelo en una larga cola semejante a cascadas de agua.
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    Historia.
    Dárvula nació en Hungría, según un diario que probablemente perteneció a su abuela: una antigua bruja que murió quemada. Ella misma afirma en su manuscrito haber criado a la pequeña Dárvula por la temprana muerte de su madre; pero aún así, la información acerca de su vida es muy poca, porque la mujer pareció olvidarse de su nieta y darle más importancia a una gran cantidad de trabajos relacionados a su don. Algo que, posteriormente, motivaría a Dárvula a dedicar grandes espacios de tiempo a estudios, investigaciones y redacciones de trabajos relacionados a su condición de vampiro (y también a cualquier nimiedad que encuentre interesante).

    No sabe nada más, salvo que estuvo casada antes de convertirse y también que lo ha estado muchas veces más después de su conversión. Le interesa muy poco su historia, la que cataloga de “aburrida” y procura que sean sus descubrimientos los que hagan de ella alguien trascendente para la humanidad (aunque nadie cree que esto sea realmente posible).

    Gustos.
    —Le encanta coleccionar cosas y cada una de ellas se convierte en algo especial para ella, por lo que quien intente alguna vez tirarlos, tendrá que asumir que se convertirá en picadillo.
    —Le gusta, especialmente, la sangre de personas muy jóvenes. Tiene la extraña paranoia de que está envejeciendo y cree que el líquido vital de humanos en su edad más tierna podrían rejuvenecerla (algo que es absurdo porque realmente no está envejeciendo).
    —La ropa de hombre.
    —Siente un placer enfermizo por castigar a las personas, no es raro que se le vea planeando múltiples formas de hacerlo, pero que rara vez lleva a cabo por ser demasiado permisiva.
    —La naturaleza en general porque es fanática de las flores, las hierbas, los minerales, y las distintas propiedades de estos. Es usual verla paseando sola y descalza por los jardines, arrancando hierbas que vea por allí y trepando árboles.
    —Es una fanática empedernida de la alquimia. Su recámara está repleta de documentos relacionados a esa ciencia y, además, muchísimas mezclas, herramientas, sustancias, minerales, compuestos y demás cosas que ella misma utiliza en su formación como alquimista autodidacta.

    Disgustos.
    —Detesta con todo su ser, con todo el poder del Universo, con toda la inmensidad del océano, con toda la vejez del planeta, cuando le desobedecen. Empezará a gritar como poseída por algún demonio cuando esto suceda.
    —La moda, el paso del tiempo manifestado en la alta costura y el uso de vestidos femeninos llenos de colores, adornos y ribetes. Para Dárvula es lo peor que se ha podido inventar.
    —Odia tener que lidiar con sentimentalismos y vulnerabilidades, especialmente si estos son suyos. Es la desventaja de haber sido una mujer muy “llorona y ñoña” en su vida como humana, aún quedaban vestigios de esa personalidad patética en ella.
    —No le gusta que le nieguen las cosas.
    —Le desagrada pasar mucho tiempo en compañía de alguien a quien no tolera, lo manifestará haciendo ruidos molestos, chasqueando la lengua y resoplando una y otra vez. No sabe ser discreta. Esto se magnifica cuando se trata de muchas personas… no es para nada afín a las multitudes.

    Extras.
    —Es asidua a la alquimia, arte que estudia meticulosamente y al que se dedica en cuerpo y alma.
    —Tiende a realizar paseos nocturnos, donde practica rarísimos rituales con el fin de obtener resultados tangibles en ciertas prácticas (por ejemplo, tiene la creencia que bañándose con agua pura de manantial y lavando sus instrumentos allí mismo, obtendrá mejores resultados en la aleación de metales). Así como eso, muchas cosas más que se le ocurran.
    —Demasiado curiosa para ser inofensivo, mete las narices donde no la mandan y termina casi siempre con las tablas en la cabeza.
    —Suele asegurar y alardear de muchas crueldades que todos saben que ella jamás cometería, pero le gusta fingir que es muy mala.
    —Es una acumuladora compulsiva de cualquier cachivache que encuentre por allí y le parezca interesante.
    —Tiende a acercarse, seducir y encantar a personas que resulten importantes, inteligentes o interesantes para ella, es su forma de obtener los secretos de estas.
     
    Última edición: 6 Abril 2016
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  7. Threadmarks: Eloi Falxellie
     
    Luccifet

    Luccifet Iniciado

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    Nombre: Eloi Falxellie.

    Edad: 665 años. Aparenta 21.

    Descripción psicológica: Eloi puede ser fácilmente catalogado como una no siempre agradable caja de sorpresas. Aunque su gesto es generalmente neutro suele haber un montón de cosas que está pensando, procesando; adelantándose a la situación. Es sumamente metódico e inclusive intenso a lo que el control se refiere. No sólo hablando en el ámbito personal, Eloi necesita sentir que está en excelente control de todo lo que le rodea para poder pegar ojo por las noches. Perfeccionista y siempre obsesionado con tener la razón, cuando hay algo que desconoce o una pregunta sin resolver no descansará hasta tener una respuesta que le satisfaga al cien por ciento. Su obsesión por saberlo todo le ha llegado a causar problemas muy graves, pues está dispuesto a arriesgar literalmente todo —incluso su propia vida o la de alguien más— con tal de conseguir las respuestas que necesita. Suele analizar demasiado las circunstancias hasta el punto de dejar de hacer cosas tan naturales en los vampiros como beber sangre, pues siempre quiere estar un paso adelante de todo y de todos. Peligrosamente curioso, hasta el comportamiento más pequeño o la cosa más absurda puede llamar su atención si se trata de algo que no conoce. Se fija mucho en los detalles sin embargo no le gusta perder el tiempo con cosas que ya maneja o conoce a la perfección. Caprichoso y siempre cree (y quiere) tener la razón. Aunque le encanta el debate hace hasta lo imposible para lograr voltear las cosas a su favor.

    Directo. No es alguien que tenga tacto para decir o afrontar los problemas y no tiene miedo en enfrascarse en peleas (de hecho, hasta cierto punto, le gustan; lo liberan). No se considera un ser de ‘buena fe’ porque no le interesa ser bueno (aunque tampoco se esfuerza en ser malo). Es, más bien, convenenciero. Se maneja mediante sus propias reglas y ve por sus propios intereses. No le es sencillo controlar sus sentimientos negativos cuando las cosas se le salen de control. Es como una mecha, una bomba de tiempo que puede detonar en cualquier momento. No es fácil de sobrellevar y su constante obsesión por el control lo vuelve bastante pesado. Cuando no está en sí experimenta serios problemas de ira y ansiedad (incluso autodestrucción) involuntarios, pero no por eso va a arrepentirse de lo que hizo después estando en ese estado; puede incluso llegar a ver el desastre que causó como un arte.

    En su estado más normal es alguien que disfruta estar entre grupos grandes escuchando y observando para, en el momento que se le dé la oportunidad, intervenir con algún comentario tajante y bien direccionado. Es fanático de las charlas largas, sobre todo cuando él es quien está sobrellevando la conversación. Le gusta escuchar, sin embargo en cuanto siente que la otra (u otras) personas están por pasar por encima de su control es cuando las cosas se ponen pesadas, pues no duda en utilizar la acidez o el sarcasmo para ponerles en su lugar. Apasionado en lo que capta su atención, aventurero; no le teme a algo en particular. Muy independiente, sabe manejarse solo a la perfección y en ámbitos más personales así prefiere estarlo puesto que sus estándares son muy altos. Desordenado para sí pero ordenado en el exterior, es del tipo de persona que dobla la servilleta cuando termina de usarla pero nunca tiende la cama. Y, eso sí, es desordenado pero nunca desprolijo o sucio, pues aunque su habitación sea un desastre nadie podrá encontrar una escandalosa mancha de sangre o mal olor en general.

    Descripción física: De mirada penetrante y brillantes ojos azules. Rasgos toscos: nariz ancha y labios gruesos. Su cabello es rubio platinado natural (casi blanco), normalmente lo acomoda con sus propias manos hacia un costado; lacio, grueso, suele llevarlo bien corto de los lados y apenas largo en la parte superior. Cejas bien tupidas de color oscuro. De tez más oscura que su cabello, manos grandes con dedos delgados pero muñecas y nudillos fuertes. Alto y de complexión media. No es fanático de lo ostentoso, más bien práctico, por lo que su guardarropa es lo más sencillo que pueda encontrar.

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    Historia: Aunque la memoria de Eloi es excelente, los recuerdos respecto a su pasado son borrosos e inciertos. No recuerda si alguna vez tuvo hermanos o amigos, dónde nació o cómo fueron a parar ese par de colmillos a su boca. Lo único que podría catalogar como un recuerdo (del cual ni siquiera está seguro, pues probablemente sea un simple sueño) es una mujer colocándole un dedo en los labios y hundiéndolo en el agua cuando era muy pequeño. Ciertamente es un acertijo que lo inquieta mucho (y por el cual ha tenido sus peores momentos pues es una pregunta que jamás podrá responder), por lo que con el tiempo ha aprendido eludir el tema. Fuera de ello podría asegurar que vagó mucho y ha vivido en un sin fín de ambientes de los cuales no resalta alguno en específico salvo la mansión, pues disfruta de las comodidades que le ofrece.

    Gustos/Disgustos/Extra:
    —Se interesa por lo oscuro y lo retorcido.
    —Gusta fuertemente de las bebidas con licor, de lo amargo.
    —Prefiere por mucho la noche al día.
    —Tiene una extraña obsesión por los patrones simétricos. Puede incluso llegar a garabatearlos con tinta y papel cuando está concentrado o sobre una superficie con los puros dedos.
    —Amante acérrimo de los acertijos y juegos mentales.
    —Disfruta el clima frío, aunque extraordinariamente se adapta muy bien al calor.
    —Aunque no se esfuerza por tranquilizarse cuando está fuera de control, unos minutos en el agua lo relajan considerablemente. Disfruta ese contacto.
    —Detesta que toquen sus cosas. Él tiene su propio orden dentro de su desorden.
    —Odia estar de pie. Siempre va a sentarse en donde pueda, hasta en el suelo.
    —Es ágil y rápido en cuanto a actividad física se refiere.
    —Puntual y nada paciente. No espera más de cinco minutos por algo y se marcha.
    —Nunca, de verdad nunca permite que le toquen sin autorización (a él o a sus cosas) así sea mínimamente.
    —No repara en reírse de alguien cuando dice algo estúpido o equivocado.
    —Las peleas le divierten, verlas e incluso estar en ellas. Es más dado a la agresión verbal que a lo físico, pero sabe defenderse.
    —Es violento al beber sangre. Siempre derrama y se llena las manos.
    —Cuando su habitación o ropa se ensucia de sangre no deja que nadie intervenga en la limpieza, sólo él. Es lento, se toma su tiempo mirando el rojo irse.
    —Constantemente se encierra en su habitación y no sale por varias horas. Muchos aseguran escuchar golpetazos o cosas quebrándose al pasar por ahí en ese periodo de tiempo.
    —Tiene cicatrices en el cuerpo atribuidas a sus momentos de descontrol. Las ve como algo natural e incluso a veces se enorgullece de portarlas. Son como sus heridas de guerra.
    —Su cicatriz más vieja, que incluso tenía antes de convertirse, es una en la espalda cerca del omóplato derecho en forma de pájaro, aunque retorcido. La acompaña lo que parece un lunar de tinta, pues es como si la rellenara. No recuerda ni cómo ni cuándo se lo hizo, toda su vida ha estado ahí.
     
    Última edición por un moderador: 15 Diciembre 2016
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  8. Threadmarks: Leslie Ness
     
    Amane

    Amane Equipo administrativo Comentarista destacado fifteen k. gakkouer

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    Nombre: Leslie Ness.

    Edad: 647 -> Aparenta 27.

    Descripción psicológica:

    La palabra que mejor define a Leslie es: coqueta. Ah~ Adora mostrar todos sus encantos para hacer que la gente se fije en ella como algo más. No lo hace con malas intenciones (en la mayoría de los casos), parece algo casi innato, a veces llega a ser así hasta sin querer. Le gusta observar a la gente y es muy buena en ello, descubre en poco tiempo que clase de persona le atrae al otro y ella, como buena actriz que es, se mete en el papel para hacer que es persona caiga por ella, aunque sea un poquito.
    Le divierte, le resulta tierno y hasta encantador como pueden reaccionar las personas a sus acciones y palabras.

    No hay que malinterpretarla, ella no lo hace para usar y tirar a esa persona, ni para reírse de ella, todo lo contrario pues en la mayoría de los casos solo se queda en eso: un simple coqueteo. Si ella nota que la otra persona quiere algo más, parará y dejará claro las cosas. Solo busca persona que le sigan el juego, sin compromisos, pasar el tiempo de alguna manera en esa eternidad.
    Realmente, pocas son las personas que han pasado por su lecho, y esto pasa solo cuando ella quiere.

    Por lo general es una chica bastante alegre, que mentalmente puede llegar a parecer estar en la adolescencia. Suele estar de arriba para abajo, buscando algo con lo que entretenerse porque no puede estar quieta. Puede pasar de estar chinchando a los humanos [con su particular humor de asustarlos con historias inventadas] a subirse por los muebles para buscar entradas secretas de su imaginación. Cualquier cosa le puede pasar por la cabeza a esta chica, parece que nunca pasó de los 16 mentalmente.

    Pero, no puede ocupar todo su tiempo yendo a todos lados pues se le acabarían los planes divertidos en muy poco tiempo. Es por eso que otra de sus actividades favoritas es la de leer. ¡Le gustan toda clase de libros! Sobre todo la fantasía, el misterio y los relatos eróticos. Muy distinto, sí, pero realmente no importa.

    Hablar y relacionarse con la gente se le da muy bien. Tiene un vocabulario amplio y refinado, y le resulta muy fácil conquistar a la gente con sus palabras. Le gusta escuchar mucho a las personas para saber como tratarlas. Analizar a la gente es otro de sus pasatiempos; si pudiese no dudaría en pasar todo el día observando a la gente pasar para descubrir su personalidad gracias a pequeños detalles.

    No se enfada con facilidad, es más bien pacífica. Digamos que tiene su orgullo y no le gusta ser manipulada, hasta cierto punto puede aguantar pero cuando se trata de algo denigrante explota. Hay cierta cosas que ningún ser debería ser obligado a hacer en contra de su voluntad.

    Como cualquier persona [¿persona?], tiene sus pequeñas manías pero la más visible es su obsesión por el orden, y es cuando alguien coge algo que estaba en un lugar debe volver a ponerlo en ese lugar, si no, se siente bastante crispada. Además, las cosas tienen su orden de importancia y jerarquía, que nadie le toque eso. Se puede ver sobre todo en su habitación, mas específicamente el escritorio. Que nadie se atreva a moverle un solo boli de su sitio, porque puede no vivir para contarlo.

    ¿Defectos? Bueno, hay una cosa que siempre hace y puede resultar molesta. Sabe de su belleza y es obvio que debido a su edad tiene bastante experiencia en la vida y posee información sobre casi todo. Cuando tiene alguna discusión con alguien sobre un tema del que está segura de saber la respuesta, las burlas que salen de sus labios pueden resultar insultantes y no se callará hasta que le des la razón. También sucede cuando ve a una persona que considera menos agraciada que ella, diciendo sutiles críticas y sarcasmos sobre su aspecto que la otra persona puede escuchar o no dependiendo de su autoestima.

    Descripción física:

    Leslie es una chica claramente atractiva. Debido a su tez pálida, sus ojos verde-azulados destacan de sobremanera, haciendo de su mirada una de las más atrayentes jamás vista. A pesar de ese magnetismo natural de sus orbes, siempre le gusta maquillarse, especialmente dicha zona, para hacer su vista aun más profunda.

    Tiene unos labios finos que ama pintar de carmín rojo, dando igual la situación: sea una reunión importante, una fiesta o ir a picotear algo, ella siempre va a tener su inseparable pintalabios a su lado para pintarse en toda ocasión. Es lo que hace que se sienta atractiva, hermosa, alguien que desear.

    Por lo demás, sus facciones son finas y delicadas, llegando a parecer una muñeca delicada, con su nariz levemente respingona y sus cejas perfectamente recortadas. Sin olvidarnos, claro está, de sus numerosas pecas. Llega un momento que no se le notan por la cantidad de maquillaje que puede llevar, pero ellas siguen así, insistentes y sin intención de desaparecer nunca.

    Su cabello es de lo que más orgullosa está, porque realmente es precioso. Con una elasticidad y una suavidad envidiable, su pelo cobrizo es algo que simplemente ama. Se sabe que le gusta teñirse, y en su eternidad ha sido capaz de probarse numerosos colores, pero siempre vuelve a su pelirrojo natural, ese color tan brillante y deseado como odiado. Y aunque éste es originalmente ondulado, no tiene reparos en pasar tiempo alisándoselo, cortándoselo y haciéndose numerosos peinados. Al fin y al cabo, tiempo es algo que le sobra.

    De complexión delgada, con un cuerpo que cualquier chica podría envidiar, pero con un pecho que no destaca especialmente por su grandeza. No es que le moleste realmente, no cree que la delantera sea un factor determinante a la hora de hablar de su belleza, porque ella es guapa y no necesita grandes senos para atraer las miradas.

    (Emma Stone *-*)

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    No hay nada que ame más en este mundo que la vestimenta que realza su esplendorosa figura. Y para ello no hay nada mejor que los vestidos góticos, que no solo cumplen sus deseos por el corset que llevan sino que la hacen destacar por sus colores normalmente oscuros.

    Sin embargo en su armario hay todo tipo de ropa para variadas ocasiones, desde lo más informal a lo más elegante. Es una chica de recursos.

    En cuanto al calzado, los tacones altos son su perdición. Realmente ama estar en altura, y cuando no se le es permitido llevar sus queridos 15 centímetros, llevará algo de menos tacón, pero lo importante es lo importante, y es que sigue siendo tacón.

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    Historia:

    Lo poco que puede recordar de su vida es que nació y pasó gran parte de su infancia en Escocia. Después todo es confuso: la muerte de su familia, los integrante de dicha familia, como llegó la mansión... solo sabe que allí encontró un hogar tras tan terrible pérdida y se siente agradecida por ello.


    Lo único que posee de su antigua familia es un pequeño reloj de bolsillo al que tiene mucho aprecio. Siempre está al tanto del objeto e intenta no perderlo de vista.

    Los años han pasado con normalidad para ella, quien ha podido controlar sus impulsos con cierta facilidad.

    Gustos:

    —El rojo, por sobre todas las cosas ama el color rojo. Sobre todo el rojo más brillante, pero no le desagrada ninguno. Es por ello que mucha de su ropa y casi toda su habitación posee dicho color.
    —Los felinos. Le parecen unos animales fascinantes y muy misterios.
    —Probar todo tipo de estilos de ropa y peinados.
    —El misterio, las leyendas, los mitos urbanos... todo tipo de cosa fantástica le fascina, y con ello su propia existencia como vampiresa le resulta como tal.
    —La lluvia. Escucharla las gotas golpear los cristales y oler el aroma que desprende el ambiente mientras llueve es algo que la hipnotiza.
    —Coquetear, sin ninguna distinción.
    —El maquillaje.
    —La lectura.
    —Bebidas calientes, sobre todo el café.
    —Lo dulce, todo lo dulce.
    —La música.

    Disgustos:

    —La gente burda y bruta, aquellos que no saben tratar con delicadeza las cosas y las personas.
    —Las cosas amargas.
    —El desorden.
    —Estar parada sin hacer nada de provecho.

    Extras:

    —No siente predilección por ningún genero a la hora de jugar o pasar una velada romántica, tanto los hombres como las mujeres son dignos de admirar en las situaciones que crea.
    —De vez en cuando toma alcohol, no hasta el punto de emborracharse pero sí para sentirse feliz, y en esos momentos es aun más risueña de lo normal.
    —Sabe tocar el piano con una maestría impresionante.

    Es mi primera ficha labsda así que no es tan kilométrica y genial como la vuestra pero añlksjndjkabsj
    Y es mi primer colectivo añsnañd por favor, no seáis duros conmigo ;-; Gracias ;-;

    Ah en serio, lo siento si me faltan cosas o así pero ya no sé que más poner y asndñaosh si se me ocurre algo editaré hasta que se pueda ;-; Es que estoy tan hype que quería acabar la ficha hoy y aquí estoy /u\
     
    Última edición: 26 Mayo 2016
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  9. Threadmarks: Syel Lamperouge
     
    Tarsis

    Tarsis Usuario VIP Comentarista supremo Escritora Modelo

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    Nombre: Syel Lamperouge.

    Edad: 21 años.

    Descripción psicológica: Una víbora, está lleno de veneno. Lo respira, lo traga y lo escupe. Es una persona tóxica, que corroe todo aquello que toca y seca hasta la más bella flor. Es capaz de ver el punto gris en un cuarto rosa, detesta a las personas optimistas y conformistas. Está lleno de desesperanza, odio y rencor.

    Ahogado en los malos sentimientos, Syel es incapaz de ver la belleza de las cosas, de apreciar los buenos momentos, de ceder ante un chiste o de apreciar un gesto de nobleza, incapaz de amar a algo o alguien que no sea él mismo. Disconforme con su naturaleza humana, detesta el hecho de ser el último eslabón en la cadena “alimenticia”, no ser más que una bolsa de sangre que con el tiempo volverá al polvo sin dejar nada trascendente tras él. Su desagrado raya en el punto de repudiarse a sí mismo y la sangre que corre en sus venas. Tosco en su trato con los demás, ácido e irónico en sus respuestas, no conoce las palabras por favor, perdón o gracias.

    Está obsesionado con los vampiros y su inmortalidad. Su envidia hacia ellos es como un ácido que le carcome la mente. Su mayor obsesión es ser algo más que humano, un ser que deje su nombre marcado en el mundo. Ama el poder y todo lo que conlleva, es avaro, traicionero, de los que haría cualquier cosa para lograr sus propios objetivos.

    Es alguien que está completamente roto, en pedazos tan pequeños que no se pueden unir. Ha crecido con ese resentimiento de ser usado, de no poder elegir por sí mismo, de no ser dueño de sí, de ser menos, de ser el eslabón más débil y lo odia. Odia a todos y a todas, tanto humanos como vampiros; a los primeros por ser débiles y sumisos, a los últimos por ser todo lo que él quisiera ser y no puede. Atrapado en su propia existencia, completamente frustrado contra el mundo lo refleja en su día a día.

    No es de los que se rinden fácilmente, o de los que le importan las consecuencias de sus actos. No importa el castigo si la recompensa vale la pena. Hipócrita, falso y doble cara cuando le conviene, aunque te muestre una sonrisa angelical, te apuñalará por la espalda. No piensa en nadie que no sea sí mismo, no tiene ningún sentido de pertenencia a su raza, los vendería a todos en bandeja de plata sólo para salir de ser uno más del montón. Tiene el cuerpo lleno de cicatrices, prueba de su desobediencia e insubordinación, incapaz de mantener la boca cerrada cuando debería, se ha ganado unos cuantos azotes a lo largo de su vida por curioso y avaro.

    Es una persona difícil de tratar, impenetrable tras esa armadura de hierro. Orgulloso hasta el final, pero muy inteligente y astuto. Hace lo que tiene que hacer si eso le traerá una recompensa mayor, es de los que pone en una balanza lo que tiene que hacer por la recompensa, dependiendo de sus objetivos, haría lo que sea, desde humillarse, mentir, robar o matar. La falta de familia y de amor lo ha hecho alguien sin ninguna línea moral, si nadie lo ama, el no ama a nadie, es simple y pura lógica. Todos son sus enemigos a sus ojos.

    Lo único bueno en Syel es su habilidad, tiene talento para crear, todo lo que le das puede repararlo, dejarlo como nuevo y restaurarlo a su antiguo esplendor. Es su único pasatiempo y a lo único a lo que no te diría que no. Es algo que le apasiona, quizás porque se ve reflejado a sí mismo en ese acto. Repara lo que sea que caiga en sus manos, muñecas, objetos de todo tipo, todo lo que se pueda reparar lo repara. Ha llenado su habitación de sus pequeños “tesoros”, cosas que ha encontrado y ha reparado a través de los años.

    Es extremadamente curioso, si quieres llegar a Syel, por la curiosidad se mata al gato; es el camino si no quieres que te gruña cuando le hables. Ofrécele un acertijo, un reto o algo que atrape su mente y lo tendrás en bandeja de plata, tiene una concentración envidiable y entendimiento de la naturaleza de las cosas. Es anormalmente extraño verlo de buen humor –y si lo está, alguna de las suyas habrá hecho-, y es un cambio de 180º grados. Su habitual mirada de odio desaparece de su rostro, no es que se vuelve una fresa dulce, no. Pero, se pone mucho más tranquilo, más calmado y menos irascible.

    Descripción física: De cuerpo delgado y esbelto, más delgado de lo que él desearía ser, es un hombre pálido y de grandes ojos claros. Cabello negro que hace resaltar su piel cetrina en contraste con sus labios rojos. Alto y de hermosos rasgos, de apariencia de ángel aunque por dentro esté podrido.

    (Logan Lerman)
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    Como va vestido es algo que le trae sin cuidado, puede estar como un pordiosero o de punta en blanco, todo depende de su ánimo en el momento.


    Historia: Francés de nacimiento, sabe que fue abandonado por su madre en las calles de París antes de ser encontrado por los habitantes de la mansión que ahora es su hogar, esto lo investigó siendo apenas un niño, curioseando en los registros que mantienen de ellos. Esto no hizo más que acrecentar el dolor en su corazón, saber que ni sus progenitores llegaron a amarle.


    Gustos:

    —Las cosas brillantes, le encanta todo aquello que brille, metales, piedras, telas, etc.

    —El poder, es algo que ambiciona. Pero no de la forma de conquistar el mundo al estilo villano, sino que añora ser algo más que un simple humano, desea dejar una huella en el mundo.

    —Reparar objetos, es su pasatiempo favorito, suele ir recolectando cosas que están dañadas para repararlas con toda la calma del mundo hasta dejarlas como nuevas.

    —Leer, aprender, conocer. Todo aquello que sea un misterio lo atraerá como moscas a la miel. No importa si se mete en un lío con tal de conseguir la respuesta.

    —Acostarse en la azotea, o en el techo. Especialmente cuando lleve, disfruta que la lluvia le caiga sobre el cuerpo. Es algo que lo relaja enormemente.

    —Salirse con la suya, es algo que le satisface enormemente. No tiene que ser cosas grandes, ya sea reparar algo que se considera irreparable, o lograr entrar a un lugar prohibido, es algo en lo que se regodea y le produce satisfacción.

    —Como la persona orgullosa que es, ama los cumplidos y le derriten los halagos. Aunque no lo agradecerá, te verá de reojo con una sonrisa.

    —Las manos hermosas de una dama, es algo que jamás le pasa por alto.


    Disgustos:

    —Que lo molesten. Odia que la gente esté sobre él, es una persona solitaria. Que siempre está maquinando que hacer, la compañía sólo entorpece sus planes.

    —La gente efusiva, odia que lo estén abrazando y tocando. No es alguien dado al afecto físico.

    —La gente que cree conocerlo. Que creen entenderlo. No quiere palabras de consuelo de nadie, sólo que le dejen en paz.

    —Las personas optimistas, aquellas que siempre ven el vaso derramándose le sacan de quicio.

    —Las personas en general xD

    Extras:

    —Ha hecho las cosas más locas e inimaginables en su intento de conseguir la inmortalidad o mutar en algo más, desde bañarse en sangre de animales, y mil cantidades de rituales antiguos fallando una y otra vez estrepitosamente.

    —Su cuarto es el país de nunca jamás, lleno de objetos perdidos próximos a ser reparados. Tiene su propio orden en tan grande desorden, sabe donde está hasta el más mínimo tornillo.

    —Aunque es un envidioso nato, es su forma de disfrazar su admiración. Realmente no los envidia, sino que admira su trayecto y sus logros.

    —De un 100% está un 95% del tiempo de malhumor o con cara de perros.

    —Puede llegar a ser muy persuasivo y tiene una especial habilidad para encontrar el defecto en todas las cosas, hasta la más perfecta, él encontrará el punto gris en ella.

    —Cuando se trata de construir es como un niño travieso, robando cosas para restaurarlas y a veces devolverlas. A veces no. Son sus únicas obras benéficas. Siente pasión en especial por las cosas con valor sentimental.
     
    Última edición: 24 Mayo 2016
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  10. Threadmarks: Complicados [Syel&Leslie]
     
    Tarsis

    Tarsis Usuario VIP Comentarista supremo Escritora Modelo

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    Escritora
    Título:
    [Colectivo] Le Rouge - Colección de historias
    Total de capítulos:
    -6
     
    Palabras:
    1273
    Nombre del FFC: Le Rouge
    Personajes: Syel Lamperouge & Leslie Ness
    Mes: Mayo.
    Palabra: Habitación.
    PM número: 6.
    Cantidad de palabras: 1197.
    Breve resumen: ''Ellos eran así, tenían una amistad complicada. Aunque estaba segura que él diría algo como una relación de beneficio, pues amistad no estaba en su vocabulario. " @Amane

    Problemáticos.

    Syel & Leslie



    Últimamente pasaba más tiempo del necesario en aquella habitación, desordenada y burda, oscura, completamente ajena al sol, nadie sabría donde inicia ni donde termina nada allí, eso le ponía de los nervios, las manos le picaban por comenzar a ordenar todo de una forma que quedara perfectamente simétrico, sería difícil, pero si Aquiles logró entrar a Troya ella también podría poner aquel desastre en orden.

    Su principal problema era el chico, Syel estaba distraído en su escritorio de espalda a ella, completamente concentrado en reparar cada hebra de plata de una antigua cadena que ella le había pedido reparara, trabajaba con tal destreza, que jamás en la vida se le ocurriría que una persona que trabajaba con tal dedicación y concentración en volver algo destruido en hermoso, pudiese tener tal desorden en su cuarto.

    Comenzó a pasearse de un lado a otro inquieta, sus ojos verdes se deslizaban por todos los objetos, unos terminados otros completamente destrozados, había de todo allí, desde tornillos, tuercas a mesas y cuadros, era como estar en un depósito o almacén pero sin el mal olor de guardado. Sabía que habían reglas explícitas que habían dejado muy claro desde que su pequeño “acuerdo” había empezado y la primera cláusula era: nada de tocar, y nada era absolutamente nada, Syel se había encargado de repetírselo varias veces.

    Giró los ojos, recordando ese momento en medio de su batalla mental. ¿Qué tanto podía perder? Quizás podía mover uno que otro objeto sin que él se diese cuenta, tendrían que ser puntos estratégicos. Se mordió el labio nerviosa, como una niña antes de hacer una travesura. Acercándose poco a poco a una de las mesas abarrotadas de objetos, estirando la mano hacia ellos, tomando varios para colocarlos en orden de tamaño, de menor a mayor.

    —¿Qué haces tocando mis cosas? —. La voz de Syel ácida y amarga a la vez resonó con fuerza, al ella voltearse se topó con sus ojos azules que le veían con severidad, se había volteado hacia ella y la había atrapado en su fechoría. Leslie se volteó hacia él con una sonrisa radiante y una mueca altiva para ocultar su nerviosismo.

    —Arreglo un poco éste desastre —contestó, como si aquello fuera lo más obvio del mundo, desafiándole con sus ojos verdes. Syel entornó los ojos estresado. ¡Odiaba que tocaran sus cosas! Y allí estaba ella, alterando su orden en todo.

    —Así que vienes a MI habitación, a arreglar MI desorden y según tú a ORDENAR y cuando YO el dueño de ésta puta habitación vaya a buscar algo, no lo encontraré —resopló completamente irritado. Habían razones específicas por las cuales no le gustaba que tocasen sus cosas ni movieran nada del lugar donde él lo dejaba.

    —¡Pero parece un basurero! —bufó ella, cruzándose de brazos golpeando el suelo con su tacón.

    —¡Es mi basurero! Mejor ve a tu habitación, te llevaré la cadena cuando termine.

    —¡Bien! —Le gritó enojada. Ella sólo trataba de ayudarlo, pero ese hombre era un completo bruto.

    —¡Bien! —gritó de vuelta, antes de que la chica caminara haciendo sonar sus tacones con fuerza hasta la puerta antes de salir dando un sonoro portazo.

    *----*----*

    Aún estaba levente irritado, había tirado de nuevo las cosas en el lugar donde estaban, no tanto por necesidad, sino por malcriadez. Nadie tocaba sus cosas, nadie. Terminó el collar, observándolo con sumo detallamiento cuidando que estuviese perfecto. Leslie se las arreglaba para encontrar cosas realmente hermosas, cosas que valía la pena reparar, pensó, sosteniendo un collar de plata, la cadena tenía un tejido hermoso y un dije azul tan oscuro que dependiendo de la luz se veía negro.

    Salió de su habitación en dirección a la de la vampiresa de cabello cobrizo, entró sin tocar como siempre, escuchando el grito de la chica antes de que sus ojos registraran la escena. La toalla en su mano salió volando a su cuerpo desnudo. Syel se quedó en la puerta, sus orbes azules la recorrieron de los pies a la cabeza, el cabello mojado pegado a sus hombros, las gotas corriendo por su piel clara, bajita, sin los tacones subiéndola al menos 10 cm y furiosa.

    Estaba ensimismado examinándola que cuando lo vio venir fue muy tarde, el envase del champú impactó de lleno en su frente haciéndole tambalear y dar un aullido de dolor y sorpresa. Se llevó las manos a la frente que empezaba a inflamarse, su piel cetrina brillaba escarlata donde el pote le había impactado con fuerza vampírica.

    —¡Maldita! —aulló adolorido. Leslie corrió a su lado tapándose la boca, se lo había lanzado más fuerte de lo que pensaba.

    —¡Lo siento, Syel! —empezó a disculparse, tratando de observar el daño del golpe, pero el chico le apartó la mano con brusquedad.

    —¡No me toques bruja! —despotricó con enojo, sobándose el chichón en la frente. Leslie se mordió el labio inferior evitando reír, sabía que era malo, que había sido ella, pero él tenía la culpa por haber entrado sin tocar en su habitación.

    —Ya te dije que lo siento —resopló, agarrándose con fuerza el paño que se sostenía en su pecho.

    —No me importan tus disculpas —replicó, dándose la vuelta para irse de esa condenada habitación, eso le pasaba por imbécil y quedarse viendo lelo el cuerpo de una mujer.

    —¿Y mi collar? Dámelo. ¿Viniste a eso, no? —Pidió tomándolo del brazo para evitar que se fuera, soltándolo de inmediato al recordar su antipatía a ser tocado.

    —No te lo daré —puntualizó cada palabra con odiosidad—, a ver si la próxima te lo piensas para lanzarme un puto frasco a la cabeza.

    Leslie hizo un puchero, batiendo sus largas y coquetas pestañas que enmarcaban esos felinos ojos verdes. Syel puso los ojos en blanco, ¿cómo usaba ese coqueteo barato con él? Casi le daban ganas de reír de lo absurdo cuando ella sabía que eso no funcionaba en él, que tendría que ofrecer más que eso.

    —Sy-el, no seas así —canturreó como una niña, recibiendo sólo una mala mirada del francés.

    —¿Qué me das a cambio? —La desafió, era una persona que no daba nada sin recibir un beneficio de vuelta. Leslie puso los ojos en blanco estresada, ¿qué más quería? ¡Ya tenían como quinientos tratos encima!

    —¿Qué quieres ahora, Syel? —cuestionó con tono cansino

    —Nada —dijo con chocancia—. Me voy a mi cuarto y no te atrevas a aparecer por ahí.

    Leslie sólo se rió ahí donde estaba. Syel era un chico complicado, pero paciencia era algo que tenía como arena y sabía que sólo era un ataque de malcriadez, en el momento que le encontrara algo hermoso e invaluable que reparar, el chico cedería. Aunque era alguien que no apreciaba la belleza en las personas, era capaz de crearla en las cosas. Caminó hasta su armario para vestirse, no era un mal de morir, ya después de que su frente volviese a su estado normal, iría a hablar con él. Ya se le ocurriría algo que ofrecerle que fuese imposible de rechazar.

    Ellos eran así, tenían una amistad complicada. Aunque estaba segura que él diría algo como una relación de beneficio, pues amistad no estaba en su vocabulario.
     
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    Sir.

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    —Mady, cariño, toma esto y quédate quieta, ¿quieres? Ya vengo a por ti.

    Madelaine podía escuchar a sus trece hermanitos corriendo y gritando en la habitación contigua, dándole problemas a Nana porque no querían irse a dormir. Honestamente, ella no podía entender por qué no podían quedarse quietos, como Caroline y ella … bueno, como ella, porque a Caroline no le gustaba estar rodeada de todos los niños. Ella era más grande, después de todo, así que no tenía tiempo que perder con los más pequeños.

    Hm. ¡Mady quería tener diez años, también!

    Balanceo sus pies distraídamente, sentada en el sillón, pasando las páginas del libro con dibujitos que Nana le había dejado, apartándose el cabello de la frente cuando el flequillo se le metía en los ojos (Nana le hizo un corte de cabello muy bonito) cuando escuchó pasos acercándose a donde estaba.

    —¿No deberías estar en tu habitación?

    Zaac se adueñó del espacio, totalmente imponente e imparable, vestido tan exquisitamente como siempre. ¿Qué hacía una cría humana en esta ala de la mansión, sola? La miró de pies a cabeza; desde sus cabellos rubios y las mejillas regordetas e infantiles, hasta el vestido floreado y las zapatillas color café. Síp. Una niña, completamente. Una que estaba mirándolo fijamente como si él fuera tan interesante como un acto de magia e inofensivo como una mosca.

    —Respóndeme, Madelaine.

    —Nana me dijo que me quedara aquí. —Ella contestó, con un balbuceo infantil natural en su forma de hablar, con el libro lleno de dibujos sobre sus piernas pequeñas.

    —Por supuesto que sí —Murmuró él para sí, maldiciendo a dicha mujer—. Tienes que irte a tu habitación. Los mocosos no deben estar deambulando las habitaciones y pasillos a estas horas.

    —¿Y qué es un mocoso?

    —Pues, es un-

    —Wow, eres muy alto —ella lo interrumpió de nuevo mientras lo miraba casi impresionada, y Zaac frunció el ceño, viéndola con fijeza—. Nana dice que comer vegetales te hace crecer. ¿Si como todos mis vegetales, seré tan alta como tú?

    —A ver, a ver, niñita, que no se te olvide tu lugar. Soy “Señor Zaac” para ti.

    —Pero Nana dice que llamar ‘señor’ a alguien es como decirle viejo. Y no te ves viejo. ¿Cuántos años tienes?

    ¿Qué mierda está enseñándole esa vaca loca a los niños? Pensó Zaac, sin poder decidirse entre quedarse y enseñarle un poco de modales a la pitufa o irse y dejarla hablando sola.

    —No creo que sepas contar tanto. —Dijo con desagrado en su voz, cruzándose de brazos—. Y no me importa qué carajos ella te haya dicho, de ahora en adelante me llamas ‘señor’ o habrán consecuencias.

    —Nana no me deja que la llame señora.

    —Yo no soy ‘Nana’, Madelaine. Soy un vampiro que te arrancará la garganta si no te vas a tu habitación dentro de tres segundos.

    La pequeña rubia se lo quedó mirando fijamente, durante cinco segundos exactos (Zaac los contó) y cerró el libro, aferrándose a él antes de bajarse del sillón dando un brinco.

    —Bien, buenas noches —La pequeña comenzó a caminar hacia la puerta pero fue detenida por el carraspeo grave del mayor—. Oh, cierto —Se cubrió la boca con una mano para sofocar la risita que quiso salir—. Buenas noches, señor.

    Cruzado de brazos, Zaac vio a la infante abandonar la habitación, y maldijo por lo bajo a la tal ‘Nana’, pues tendría que ser él quien acompañara a la pequeña bocazas hasta las habitaciones humanas. Pero a escondidas, claro, porque estaba un poco cansado de que la niña le hiciera preguntas absurdas cada vez que lo veía.

    Al menos la pequeña insufrible estaba ganando modales. A Zaac la paciencia no le iba a durar toda la vida.

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  12. Threadmarks: Happiness [Zaady]
     
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    Happiness

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    No hacía mucho rato que Madelaine se había sentado en el amplio jardín, sobre una de las tantas butacas de maderas, debajo de uno de los árboles más frondosos, cuando escuchó pasos sobre la grama y vio a Zaac sentarse junto a ella. En sus brazos, el muchacho cargaba un grueso libro que al abrirlo, tenía sólo páginas en blanco. La rubia le dio apenas una mirada por encima, pero la desvió rápidamente. Conversaciones anteriores con su amo le habían enseñado qué clase de libro estaba leyendo él, pero no entendía por qué no le gustaba que ella estuviera cerca de ellos.

    —Buenas tardes, señor.

    —¿Qué tienen de buenas, Madelaine? —Zaac preguntó sin despegar la vista de su libro y luciendo una sonrisa, sin dignarse siquiera a mirarla. Sólo sonrió un poco más.

    Ella meditó un poco su respuesta, pues con Zaac, lo mejor era pensar antes de hablar.

    —Pues, hace un clima perfecto, la casa está silenciosa, nadie está herido hoy y usted sonríe. —Concluyó con una sonrisa propia.

    Zaac ahogó otra suya, especialmente por lo último, y negó la cabeza. El libro se estaba poniendo interesante, pero Madelaine era quien tenía su atención en estos momentos.

    —¿Y desde cuándo es buen augurio mi sonrisa? —Él la miró de reojo, fugaz, para dar vuelta a la página.

    —Desde que sólo porta miradas que ahuyentarían al mismísimo diablo, señor. —Mady concluyó con simpleza, sintiéndose en confianza. Hoy, Zaac no cargaba encima esa aura de ‘di algo que no me guste y te arrancaré la garganta’. Guardó un poco de silencio, atreviéndose a ver las páginas del libro— ¿Es uno nuevo?

    Zaac asintió y antes de que ella pudiera ver mucho, cerró el libro en su rostro, fuerte, casi que atrapando su nariz. Naturalmente, a ella se le salió un chillido, haciéndolo curvar los labios en una sonrisa torcida.

    —Cuidado —le dijo en voz baja, apartando el libro de su alcance—. No vaya a ser que la curiosidad mate a Mady.

    Aunque nada le había sucedido a su nariz, ella no pudo evitar llevarse una mano a la misma, mirándolo por debajo de sus pestañas. Cualquiera podría pensar que estaba flirteando con él, pues sus mejillas estaban rojas; pero en vez de estar coloradas por otras razones, esta vez, se debía a su vergüenza.

    —L-Lo siento, señor. No m-más preguntas.

    —Agradece que desperté de buen humor, Madelaine —Estiró una mano para meter un rebelde mechón de cabello rubio tras su oreja, prestándole más atención—. Sabes que no debes meter las narices en los grimorios.

    Mady guardó silencio, mirando a cualquier otro sitio menos a él.

    —Yo sólo estaba p-preguntado si era nuevo… y aunque lo viera, no entendería nada. Usted es más culto que yo sobre esas cosas.

    Zachariah se la quedó mirando entonces, serio, dejando de sonreír por un instante. No fue durante más de un par de segundos, pues volvió a sonreír, y puso el grimorio sobre el regazo de la muchacha.

    —¿Quieres saber por qué un humano no debe leer un grimorio?

    —¿Por qué no, señor Zaac? —Ella inquirió bajito. Oh, no tenía un buen presentimiento sobre todo esto.

    Él levantó la tapa del libro, lentamente, dejándola ver la primera página: en blanco. Luego de unos segundos, cuando estuvo seguro de que sus curiosos y grandes ojos verdes habían visto lo suficiente, cerró el libro y se lo quitó de alcance.

    —Porque los vuelve locos —Le dijo al oído, como si fuera un secreto, suave, tenebroso, con el propósito de asustarla.

    Mady sintió escalofríos.
    Una parte de ella quería seguir preguntando sobre grimorios pero la otra parte sólo quería callarse y concentrarse en la presencia de Zaac junto a ella, a quien ella consideraba más larga que la vida.
    Por supuesto, su boca parecía tener mente propia.

    —¿P-por qué están las páginas en blanco?

    —No están en blanco, Mady —Zaac le aclaró, peinándole el fleco con los dedos—. Sólo no está hecho para los ojos mortales. Luego de un tiempo mirando las hojas empezarías a escuchar las voces de las brujas muertas que tuvieron participación en el grimorio, y después sí te volverías loca.

    —Eso es horrible —Murmuró impresionada, a punto de llevarse las manos a la boca en el típico gesto de ‘oh por Dios, ¿en serio?’, pero resistió. Zaac seguía tocándola y ella no quería echar a perder el momento moviéndose—. A usted no le hablan, ¿cierto?

    —Es más difícil meterse con la mente de un vampiro. Además, tenemos nuestros trucos.

    —Oh. ¿Pasa algo, señor?

    Toda la conversación de grimorios y brujas muertas y locura había sido bastante interesante, pero ella no pudo evitar notar que de unos segundos para acá, Zaac había estado frunciendo y retorciendo la nariz como si le molestara. Él gruñó algo por lo bajo que sonó como ‘la puta verbena comenzó a florecer’.

    —Si le pica la nariz podemos ir adentro. Se le puede irritar o algo así.

    ¿A los vampiros se les podía irritar la nariz? El pensamiento la divirtió un poco.

    Zaac negó, pareciendo un poco más tranquilo, y apoyó la cabeza del tronco del árbol para ver al cielo.

    —Prefiero verte con esta luz.

    Fue todo lo que dijo, y a Mady se le fue la sangre a las mejillas porque aquello había sido un cumplido… o eso creía. El vampiro se dio cuenta, y se puso de pie.

    —Creo que empezaré a llorar si sigo oliendo esta mierda. —Se quejó en voz alta.

    Esta vez, Madelaine se cubrió los labios, sofocando una risita.

    —Sería digno de ver.
    —¿Alguna vez has oído de alguien que me haya visto llorar?

    Ella negó.

    —En realidad, señor Zaac, dudo que usted sea capaz de llorar. Sería extraño verlo haciéndolo —La rubia meditó, emocionándose cada vez más conforme seguía pensando al respecto—. ¡Apuesto a que si alguna vez llorara, lo haría en privado! Usted es alguien muy orgulloso, así que no dejaría que nadie lo viera en esas condiciones, ¿verdad?

    Madelaine era jodidamente tierna.

    —Exactamente.

    Dijo él, dándole un toquecito en la punta de la nariz, genuinamente complacido por su respuesta. Alguien tenía que darse cuenta de la clase de vampiro que era él.

    —Pero con toda sinceridad, yo preferiría verlo enojado antes que triste.
    —Amor —Le dijo en voz baja—. ¿En serio crees que alguien como yo se pondría triste?
    —¿Y por qué no? Usted se enfada, se alegra, eso quiere decir que siente cosas. La tristeza es un sentimiento igual de importante.
    —No me pongo triste porque soy hermoso, follo cuando quiera y te puedo chupar la sangre de donde se me cante la gana. ¿Por qué habría de estar triste?

    ‘No ruedes los ojos’, fue lo que Madelaine pensó porque por supuesto que Zaac respondería algo como eso. Era un vampiro después de todo.

    —S-si lo pone así…Tiene razón, supongo.

    Ambos se alejaron de la banca y el árbol, caminando en dirección a la casa porque definitivamente, a Zaac iba a caérsele la nariz si continuaba oliendo la verbena. Aún así, él la miró de reojo, sonriendo tranquilo, rodeándole los hombros con uno de sus fuertes brazos para acercarla a él mientras caminaban.

    —Te mostraré algo.

    Mariposas volaron en el estómago de Madelaine al estar tan cerquita de él, oliendo su colonia.

    —¿Dónde?
    —En mi habitación —Él contestó con simpleza, haciéndole cosquillas en el cuello mientras la acercaba más a él. Mady estaba haciendo lo posible por no reírse muy alto.
    —¿A su habitación? Hm, n-no sé…¿es necesario, señor Zaac?

    Él la miró severo, pues ¿por qué estaba rechazando su invitación? No iba a matarla allá arriba.

    —¿Me vas a desobedecer?
    —¡N-no! Por supuesto que no.

    Zaac sonrió complacido, pues si había algo que le gustaba de Madelaine, era que siempre estuviera dispuesta a complacerlo, destellando esa inocencia que tenía la habilidad de volverlo loco en muchas formas. Sin más preámbulos, la llevó a su habitación, percibiendo lo nerviosa que estaba por entrar (como siempre, era como si no se acostumbrara) y mientras ella se congelaba frente a la cama, él tomaba varios libros del montón que tenía en un estante para tirarlos sobre el colchón.

    —Más grimorios —Dijo ella.
    —No. Son sólo libros que nunca más volveré a leer porque son pésimos —Zaac se sentó en la cama, haciéndola un gesto con la mano para que ella se acercara.

    —¿No ha pensando en regalarlos?

    Obedientemente, ella fue donde estaba él, sin poder negarse a las peticiones que él hacía (y menos si estaba sonriendo) para ubicarse junto a él en la cama. El vampiro sólo negó y la tomó de las caderas, sentándola sobre su falda como si no pesara nada.

    —¿Tú regalarías algo que no te gustó?

    Tomó un ejemplar de la Biblia, mostrándoselo, y Mady casi rió al tomar el libro con sus manos delicadas.

    —Si no le ha gustado un libro, no veo por qué deba mantenerlo. —Pasó la mano sobre la portada, viendo la escritura de la primera página—. Debí suponer que la Biblia sería uno de esos libros que usted no encontraría agradables.

    Le sonrió tranquilo y quitó el libro de las manos, buscando entre las páginas antes de sacar una flor que parecía llevar mucho tiempo ahí.

    —La Biblia, en realidad, es uno de los libros que más me gustan —Zaac dijo, acariciándole el puente de la nariz con la flor—. Lo que dice es pura charlatanería, pero sus hojas son especiales para conservar rosas.

    —B-bueno —Madelaine suspiró, sonrojada, sin poder contener la sonrisa que lucía en sus labios—. No pensé que guardara rosas.

    Y mientras tanto, el mayor continuaba deslizando la risa desde la punta de su nariz hasta sus labios, sonriendo al desintegrarse la rosa, viendo cómo los pétalos caían sobre el regazo de la chica.

    —¿Quieres saber por qué lo hice? Guardar la rosa ahí.

    Ella sólo pudo asentir, anonadada.

    —Porque puedo cortar una rosa sin hacerme daño en el proceso. Porque puedo tener una biblia entre mis pertenencias sin sentirme obligado a guiarme por ella, así que puedo secar una flor entre sus hojas. Porque puedo hacer lo que quiera —Musitó, mirándola a los ojos en cada momento, sin bajar el tallo de la flor—. Puedo hacer todo lo que quiera menos una cosa, Madelaine.

    La susodicha no sabía exactamente cuándo había comenzado a sonreír mientras él hablaba, internamente, le daba la razón en todo, pues Zaac tenía el mundo a sus pies. Era eterno, era fuerte y valiente, ¿entonces por qué sonaba tan apagado al hablar?

    —¿Qué es, señor Zaac? —Murmuró su pregunta, sin estar segura de que estaba bien preguntárselo o no, pero dejando que su curiosidad ganara.

    —Amar —Respondió en voz baja, saciando su curiosidad. No perdió la sonrisa, ni tampoco en la calma. Estaba totalmente perdido en sus ojos.

    —Eso es muy triste. —Se le formó un nudo en la garganta nada más oírlo decirle aquello. ¿No podía amar porque no podía sentir tristeza? Eso no tenía sentido… tal vez no podía sentir tristeza porque no podía amar—. No parece que le importe, no poder hacerlo.

    Susurró, tratando de no sonar acusadora porque lo menos que quería hacer era juzgarlo, sino todo lo contrario. Estaba reproduciendo toda la conversación en su mente, mientras miraba los pétalos sobre su falda.

    —Yo no me pongo triste —Él la hizo levantar la mirada, sujetándola suave del mentón—. Yo estoy triste todo el tiempo. —Terminó de aclararle, hablándole muy bajo para que sólo ella lo escuchara.

    Mady no tardó nada en tomarle la mano entre las propias, fuerte, sin parpadear ni dudar porque odiaba escucharlo decir esas cosas tanto como amaba el hecho de que fuera sincera con ella.

    —Yo- quiero hacerlo feliz, señor Zaac. Me gusta verlo sonreír, y bromear.

    Y él sonrió por enésima vez, mostrando la punta de sus colmillos al hacerlo porque era imposible no tener ganas de hacerlo con Madelaine tan cerca de él, diciéndole esas cosas. La volteó sobre la cama, cubriéndola con su cuerpo y ubicando los brazos a cada lado de su rostro. La chica tembló debajo de él, llevando sus manos a las costillas del vampiro, aferrándose a su ropa, porque si bien no era la primera vez que estaba en una posición parecida, las mariposas la hacían sentir como si lo estuviera.

    —¿Y para ti, qué es ser feliz?
    —P-pues… para mí, felicidad es estar saludable, uhm, ayudar a los demás, divertirme…

    Fue perdiendo la voz poco a poco, porque tenerlo sobre ella, cien por ciento enfocado en cada palabra que emergía de su boca, era inquietante. Lo más extraño, es que también era agradable.

    Zaac se sonrió. Verla, tenerla, oírla reír; eso era felicidad para él.

    —Molestarte es felicidad.
    —Uh, debí habérmelo imaginado. —Mady hizo una mueca, queriendo parecer ofendida pero sintiéndose alagada.

    —Podría comerte a besos ahora mismo, mocosa.

    Él le acarició los labios después de un rato en silencio, alternando su mirada entre los ojos verdes y su boca, pasando la yema de sus dedos sobre la carne y la piel de su mentón pequeño. Madelaine, por otro lado, sentía que se derretía y que le costaba respirar, en parte por lo que había oído y por lo que el vampiro le hacía.

    —Te quiero, Zaac. Triste o no, capaz de amar o no, leyendo esos aterradores grimorios o no. Te quiero como eres, ¿de acuerdo?

    Kanna la miró un momento más, serio, envolviéndola con sus brazos después de que todo estuvo dicho, abrazándola contra su cuerpo, con los labios puestos sobre la suave curva de su cuello. Ella lo abrazó de vuelta, acariciándolo suave en la espalda.

    Salud, diversión, ayudar a los demás… ninguna de aquellas acciones se comparaba a la sensación de estar con Zaac, pues la felicidad que sentía en este momento sobrepasaba cualquier otra.

    Madelaine podría estar muriendo en sus brazos y sería la chica más dichosa del mundo.

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  13. Threadmarks: Curiosidad [Syel & Leslie | Le Rouge]
     
    Amane

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    Es mi primer PM, por favor, quiero llorar de vergüenza ;-;

    Curiosidad
    [Maquillaje]

    ¿Había algo en ese mundo tan vasto que Leslie amase más que el maquillaje? La respuesta, claramente, era no.

    A veces le preguntaban el porqué de que le gustase tanto. En esas ocasiones ella solo se encogía de hombros y seguía con sus objetivos, nunca había pensado una razón por la que le gustase, simplemente lo hacía y ya.

    Hasta que un día, se lo preguntó.

    —Oye, Syel. —Lo llamó.

    Se encontraba en su habitación, esperando que le arreglara una pulsera que había encontrado por ahí, como siempre.

    —¿Qué quieres? —Respondió él con su típico tono de acritud, molesto porque la vampiresa le hablara cuando estaba tan concentrado.

    Había aceptado que ella se quedara mientras arreglaba sus cosas, sí, pero porque no le quedaba de otra. Sin embargo, había dejado claro sus reglas: no tocar nada, no molestar cuando estuviese trabajando. Ya había roto ambas numerosas veces… ¿qué problema tenía esa mujer con acatarse a lo que le decían?

    —¿Qué opinas del maquillaje? —Siguió con normalidad, su tono denotaba curiosidad.

    —¿Acaso estás planteándote dejar de usar esa cosa o algo por el estilo? —Contestó él con una ironía divertida.

    —Ni en broma voy a dejar de usar maquillaje—. Respondió, casi ofendida. —Pero me preguntaba… ¿qué tiene de especial? Nunca me lo había planteado—. Explicó, sentándose en la cama.

    —No sé qué te puede llevar a hacer eso. Tampoco me interesa. Cállate de una vez.

    Pero la joven era insistente y no le importaba molestar al chico con sus preguntas.

    —Vamos, vamos. Ya nos conocemos, debes habértelo preguntado alguna vez también, ¿o no?

    —Quizás, cuando te maquillas, te sientes más humana—. Sentenció, sin pensar en lo que decía, después.

    Intercambiaron miradas, ojos azules con ojos verdes chocando. Leslie sonrió, Syel volvió a su trabajo refunfuñando.

    —Así que eso crees—. Dijo con felicidad. —Puede que así sea, quién sabe. Uno busca la inmortalidad mientras que la otra desea sentirse más humana… ¿Qué irónico, no? —Y con aquella felicidad desbordante salió de la habitación, sin previo aviso.

    Siempre que conseguía hacer que el francés hablase algo más con ella sin peleas de por medio, era una victoria personal que la hacía sonreír durante horas.
     
    Última edición: 21 Septiembre 2016
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  14. Threadmarks: Orden y desorden [Syel & Leslie | Le Rouge]
     
    Amane

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    Yo es que soy más bien de escribir cosas cortas, lo siento mis amores(?

    Orden y desorden
    [Habitación]

    Ellos dos eran muy diferentes. Eran tan diferentes que uno se preguntaba cómo es que siquiera hablaban. Por eso, siempre que hablaban, se peleaban.

    Una clara muestra de esa diferencia suya eran sus habitaciones.

    Leslie era ordenada. Cada objeto tenía su lugar en el lugar, nada podía ser movido sin su permiso, eso le crispaba. Pero parecía que a Syel le daba igual poder ser asesinado por un vampiro, porque cada vez que tenía oportunidad entraba a su cuarto para alterar el orden. A veces solo movía las cosas por puro infantilismo, a veces lo hacía porque buscaba algún objeto que reparar.

    Leslie se molestaba, se molestaba muchísimo. Y sin embargo, no podía hacer nada, porque necesitaba que siguiera reparando objetos. Y necesitaba su sangre, la necesitaba de una manera casi impensable.

    Por otro lado, era ya conocido el desorden general de Syel. Y eso molestaba mucho a la escocesa. No era capaz de entender cómo decía que lo encontraba todo. ¿Cómo podía encontrarlo todo si estaba tan desordenado?

    Y claro está, ella intentaba ordenarlo, siempre que entraba, a pesar de las constantes repeticiones del francés de la regla: no tocar nada.

    Así, cuando cambiaba algo de sitio, él se daba cuenta y ella huía. Era ya algo común en la mansión ver como ambos se peleaban por poner los objetos de una forma u otra.

    Eran diferentes, sí, pero… los opuestos se atraen, ¿no?
     
    Última edición: 21 Septiembre 2016
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    MUERO DE AMOOOOR Y VOMITO CORAZONES.
    /respira

    ¿Sabes lo que es entrar al foro después de dos días y encontrar dos pm de estos bebés? Lo amé, principalmente porque muestras tal cual es su relación, han llegado a acuerdos pero no por eso son amor y corazones, hay estrictas reglas, pero al final... ella siempre consigue colarse bajo la armadura y hacer que él hable un poco más, que opine, que le conteste, lo logra sacar de esa soledad absoluta en la que se encierra.

    Ella se le mete bajo la piel sin poder evitarlo.

    Y el maquillaje, sí, también siento a Leslie como alguien que aprecia la humanidad, dado que su comportamiento, aparte de ser muy humano, sus gustos son de una chica tranquila, maquillaje, cosas lindas, viajar... y ella tiene un corazón enorme.

    Lo amé, *-* para ser tu primera pm tienes 20.
     
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    *--------------------------------*
    Y se atraen mucho aunque ninguno de los dos tercos lo acepte.
    Son agua y aceite en todo. Ella es expresiva y calmada, paciente. Él es pólvora, peleón y gritón. Pero como demonios se llevan bien, no lo sabemos, sólo se da, jajaja. Sólo Leslie lo observa cuando trabaja y se maravilla, él la admira por lo que sabe y por el olor a libertad en ella.

    Son tan bellos *-*
     
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    JAJAJAJAJAJAJA, ok, sinceramente se me saltaron las lágrimas de tanto reírme. Lamento que tu predisposición a escribir testamentos kilométricos no haya ganado ésta vez :C Quedé picada chama, te pasas.

    Si como vegetales seré tan alta como tú, jajajajajajajajajaja, ingenuidad infantil, pero más risa me daba como lo interrumpía y él así como, ¡en qué mundo vives que me interrumpes!

    Ya flechada por el Zaady incluso antes de saber que era un Zaady, xD Tú me entiendes.
     
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    Mady es la reina uke. Te llena de ternura hasta los huesos y no puedes evitar enamorarte de ella. Es alguien, que ve el mundo de una forma tan diferente que te hace pensar *cosiiiita*, ella es muy linda, pero la hace más linda estar junto a él, ser la pase positiva y luminosa de tanta oscuridad.
     
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  19. Threadmarks: Idiota [Syel & Leslie]
     
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    Título:
    [Colectivo] Le Rouge - Colección de historias
    Total de capítulos:
    -6
     
    Palabras:
    1303
    Idiota.
    (Leslie & Syel)


    Tenía su cuello, ahí tan cerca. Inspiró profundo, llenándose de su olor. Olía a rosas, a sol, a tierra, a mundo. Leslie Ness olía a libertad y le odiaba por eso. Le odiaba porque ella tenía todo lo que él añoraba y jamás llegaría a tener. Su libertad. Podía ir y venir como gustase, no estaba atada a nada ni a nadie; eso le enfurecía. Ella venía aquí, con sus ojos verdes y su sonrisa, dándole sólo migajas de su libertad dejando clara la diferencia entre ellos.

    Le sostuvo la mirada, con más veneno de lo normal en sus ojos. Ella parpadeó sorprendida, porque estaba segura que a él le encantaría, era lo suficientemente observadora para notar que tenía especial fascinación por los objetos brillantes, como los agarraba como si fuesen de cristal, y en este caso era de rubí, pero brillaba lo suficiente como para atraer su atención. Salvo que sus ojos no estaban en la pulsera, sus ojos azules, penetrantes y profundos, llenos de odio y resentimiento estaban clavados en ella.

    —¿Qué pasa? ¿No te gustó? —Hizo un adorable puchero, sorprendida, decepcionada a la vez. Le gustaba el gesto en la cara del chico cuando le llevaba algo que realmente le gustaba a reparar, aunque no lo demostrara, sabía que Syel era un hombre que le daba valor a los sentimientos aunque él mismo careciera de ellos.

    —Lárgate de aquí. —Lo dijo lento y pausado, con acritud y con toda la ira que sentía en ese momento. Quería oler cada pequeño espacio de su níveo cuello, beber ese aroma de libertad que tanto ansiaba, pero no quedaría como un imbécil al pedirle eso. Él jamás pedía favores, mucho menos uno que le haría quedar como un demente. El orgullo podía más que él.

    Leslie puso los ojos en blanco, ya acostumbrada a la brusquedad de Syel. Ojo, no es que a ella le gustaba que a tratasen mal, sólo lo permitía con él porque ya conocía de sobra al chico y la retribuía con cosas muy hermosas cuando estaba de buenas. A veces le provocaba darle una cachetada que le volteara el rostro de lado a lado. Pero ella veía a través de esa actitud, de ese veneno. Syel era una serpiente inofensiva para ella.

    —¿Vas a arreglarlo sí o no? —cuestionó con paciencia, estaba de un humor excelente. Siempre que volvía de algunos de sus viajes era imposible que se amargara.

    —¿Qué vas a darme a cambio? No doy nada gratis, tonta —bufó, ese olor que emanaba lo estaba volviendo loco. Quería lanzarse sobre su cuello y olerlo tan cerca, pero tan cerca, que quizás así, al cerrar los ojos imaginaría que estaba lejos de aquí.

    —Lo sé, tonto —puntualizó imitando su voz de niño amargado con burla—, te daré, lo que sea que te está molestando y aún no has dicho.

    Él enarcó una ceja, no había dicho o hecho nada que lo delatase de sus verdaderos pensamientos, nada, ni siquiera un gesto, tal vez una mirada, pero no suficiente para que ella sacase una conclusión de un momento a otro.

    —No sé a qué te refieres. —Se hizo el que no sabía, el indiferente—. Así que ofrece, o lárgate de aquí Leslie.

    —No soy idiota ni ciega. Algo te molestó aparte de que te desperté, lo veo en tus ojos —resopló, ¿por qué siempre quería estar negando lo obvio? No eran niños y por Dios, ya hasta se habían acostado, ¿por qué simplemente no le decía las cosas a la cara?

    —Ya que no ofreces nada bueno, yo pediré. —La ignoró olímpicamente como si aquello no fuese con él, se levantó de la cama, fingiendo pensar, aunque ya sabía perfectamente lo que quería, quería olerla.

    Ella se dejó caer en la mullida cama de sábanas oscuras con un suspiro, que niño tan difícil. En sus setecientos años de vida jamás se había topado con alguien tan difícil e irritante a la vez. Sí, se había encontrado con otros aún más difíciles y con otros aún más irritantes. Pero, ¿todo junto? Syel se llevaba el premio mayor.

    Se sobresaltó al sentir el peso del chico sobre sus piernas a horcajas de ella. Agarrándola de los brazos inmovilizándola. Claro, ambos sabían que no era nada para ella, al final del día, ella era una vampiresa y él sólo un humano; sin fuerza y débil. Pero ella trataba de actuar con humana, dentro de lo que podía, por eso se quedó quieta lanzándole una mala mirada.

    —¡Syel! Ten más cuidado, bruto —replicó indignada. Ella era una dama y él debería tratarla mejor, ¡se lo había dicho mil veces! Pero ese engendro del demonio se hacía el sordo.

    —Déjame olerte —exigió, con voz demandante, como todo lo que pedía. No sabía decir por favor, ni el término sutileza. Ella parpadeó sorprendida, sí, no era la cosa más loca o extraña que él le había pedido desde que su trato comenzó —nada superaría a que lo mordiera mientras intimaban—, pero aún así, no dejaba de sorprenderla. A veces sus exigencias eran muy simples, pero que tenían una complejidad inimaginable para él, como probar un antiguo mito de transición o de transformación, Syel estaba loco envuelto en su mundo y en sus ansias de cambiar y eso le daba tristeza, porque ella veía más que la “bolsa de sangre” que él gritaba enojado que según todos veían en él.

    Infló los cachetes para luego suspirar y verlo con las cejas fruncidas.

    —¿Qué…? —Iba a preguntar, pero pensándolo mejor, realmente no quería saberlo—. Bien, pero que sepas que mi colonia es especial y no sé si te gustará —bromeó, con una sonrisa ladeada, coqueta como siempre.

    No dijo nada, se inclinó a su cuello, tocando su tersa piel con la punta de su nariz, inhalando con lentitud hasta llenar sus pulmones de su aroma, deslizándose hasta el comienzo de su oído para bajar hasta el comienzo de su escote, con los ojos cerrados, dejando que el olor penetrase en él. Parecía un catador de vino ante una cosecha magnífica. La sintió estremecerse bajo él y sonrió, sabía el efecto que a veces tenía en ella, que la ponía nerviosa y eso le gustaba, saber que tenía poder sobre alguien como ella le hacía hinchar el pecho orgulloso. Leslie tenía las manos crispadas en puños, con expectación. ¿Qué demonios era todo aquello? Sentía la respiración del chico contra su piel, agitándola.

    La mordió en el cuello sin remordimiento, aunque no era nada para ella que era una vampiresa, pero sí la hizo gritar y llevarse la mano al cuello por reflejo. Sonrió y se quitó de encima de ella.

    —Para que veas lo que se siente —bufó, más que nada para ocultar la rigidez entre sus piernas, endureciéndose, a causa de la cercanía, su tacto y su olor. Era más de lo que podía resistir. Sus ojos se clavaron como dagas en él, Syel negó con la cabeza divertido, aquella chica no tenía arreglo.

    —La diferencia radica en que a mí me ha gustado —murmuró con un tono mezclado de satisfacción y molestia. Joder, ella no era un objeto que pudiese utilizar como le diese la gana sin importar los mil tratos que hayan llegado hacer—. ¿Sabes que pareces un psicópata? —inquirió, removiéndose un poco nerviosa, poniéndose de pie.

    Tuvo que reprimir las ganas de reír, sus ojos azules habían cambiado por completo de humor. Tomó la cadena que había caído en la cama, levantándola para observarla bajo la luz del sol, reflejando una luz rojiza. Era una pieza hermosa.

    —Largo de aquí, Leslie —reiteró, ésta vez con menos acidez y más diversión.

    —Idiota —bufó, chocándolo al pasar, escondiendo la sonrisa en su rostro al salir de la habitación.
     
    Última edición: 30 Mayo 2016
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  20.  
    Amane

    Amane Equipo administrativo Comentarista destacado fifteen k. gakkouer

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    OMFG

    OMFFFFFFFG

    YO VENÍA AQUÍ CON GANAS DE COMENTAR COMO UNA PERSONA NORMAL PERO OMFFFFFG

    Gabi, relax pls, no puede ser esto que te emocionas demasiado... ¡PERO! Ha sido demasiado genial.

    Vale... voy a respirar y comentar con normalidad... bien, voy.

    Me ha encantado, simplemente me ha encantado cómo has hecho esto. Es decir, has pasado el rol a este fic tan hermoso y pues añksna. Amo esta pareja demasiado, no sé <3

    Has añadido cierto detalles que han hecho todo mucho mejor, lo he leído del tirón de lo mucho que lo disfruté. Y me he reído en muchas partes, y he muerto de ternura en otras tantas, y al final he fangirleado tanto que no sé ni como puedo hacer este escrito.

    Es que, aww, esto es tan ellos. Syel celoso por su capacidad de salir, Leslie tan... paciente con él. Porque, nunca lo dirá, claro, pero como que le ha pillado mucho cariño al chico y no puede evitar aceptar todo lo que haga. Y well, son OTP, he dicho (?

    Ay, por favor, te diría tantas cosas pero con el fangirlismo que llevo encima ni sé xD En serio, sigue haciendo cositas de esta pareja por favor porque son muy adorables y los plasmas muy bien a los dos <33 Y te amo cada vez más cuando leo de ellos ><

    Bien, nos vemos e.e
     
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