One-shot Last Light: Ardiendo los cielos [Front-line]

Francis Collins, descubrió varios años atrás el genoma humano, era básicamente el mapa e instrucciones para crear un humano en cada sentido. Se utilizó en un principio para desaparecer enfermedades, los padecimientos congénitos fueron historia en pocos años, se predispuso para que el Alzheimer, cáncer o VIH fueran expulsado o neutralizado en el organismo por glóbulos blancos mejor armados y armados por nanotecnología programada para destrozar un tipo de patógeno específico en cuanto se presentara.

Fue cuando la vanidad nos consumió, teniendo un humano sano y pleno, quisieron uno perfecto y mejor, surgieron los niños de probeta, pedidos a la carta, ojos de un color, cierto nivel de inteligencia, capacidad para desarrollar musculatura, tener una figura estética siempre, algunos que funcionaran con menos recursos al doble en capacidad.

El siguiente paso fue más allá, surgieron los metahombres, esa fue mi generación, humanos con capacidades especiales que hasta entonces solo habían sido un sueño en las viñetas de los cómics, no había límites.

Había una teoría que explicaba que las medusas podían retroceder en su línea de vida, hasta rejuvenecer su cuerpo cuando las funciones comenzaban a decaer o se enfermaba, esa era la última frontera, el último sueño por alcanzar, la inmortalidad, los sujetos que parecían estables crecieron y se volvieron prodigio, entonces ocurrió, millones de muertes masivas de medusas en todos los océanos, los zoólogos les atribuyeron a una enfermedad misteriosa, lo más alarmante es que se habían devorado a sí mismas, estaban infectadas, las mismas que habían compartido genes con los sujetos de prueba inmortales.


Zero

Un hombre de aspecto pulcro y sonrisa carismática; abordaba el edificio de departamentos en la quinta avenida, saludaba como cada tarde al arribar a su hogar al portero que inclina su sombrero y él hace una leve reverencia. Tiene un estilo y modales ingleses, infunda confianza por lo que no pasa desapercibido aunque en el edificio ocurren cosas extrañas, tomaba las escaleras aunque se le ofrece en el ascensor, una mancha carmesí llama la atención de una mujer en uno de los pisos, este la observa y ella lo interpreta como una invitación, lo sigue de cerca, preguntándose intrigada por aquella mancha carmesí que creyó ver en sus manos, aspecto que en lugar de asustarla excitó su instinto de peligro que provocó que acelerara el paso.

Observó sus ojos grises mientras atravesaba el umbral de su puerta y la incitaban más casi como si buscara observar qué había en su interior. Ella se mordió el labio y se acarició el cabello, la cita que tenía esa noche la había abandonado y no se había puesto ese vestido para que no ocurriera nada.

Lo encontraba sentado en el sofá, meneaba una copa con lo que ella creía que era vino tinto, le indicaba sentarse sonriendo, ella cerraba la puerta y comenzaba a caminar, mientras se aproximaba lo veía esbozar una sonrisa, de gentil y coqueta se iba ensombreciendo hasta volverse siniestra, la chica retrocedía entonces pues un fuerte y desagradable olor le golpeaba, abría los ojos y dejaba escapar un grito, había unos restos humanos formando una escena grotesca a sus pies, estos se habían cubierto por el resto de la sala hasta ahora.

Quería huir, pero la pérdida de conciencia y arcadas le impedían moverse con rapidez, así es como observaba como el rostro de aquel hombre se tergiversaba volviéndose una criatura terrible de piel semi-carcomida, con ojos inyectados en sangre y una enorme enloquecida voracidad.

Ella entendió entonces, debió atender a su instinto.

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La infección se esparció de manera rápida alrededor del globo. Los zombis eran invencibles a los métodos convencionales de ataque, ya que podían sobrevivir incluso sin su cerebro durante unos minutos, los cuales bastaron para infectar rápidamente a la humanidad.

Todos aquellos con los genes de medusa se habían transformado en cuestión de tiempo, creando caos y muerte en todo el planeta.

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Incendiando los cielos


Dos meses después:


Un caos en mi mente, en mis sentidos y en mi racionalidad, me aferré con fuerza a la caja de lámina que sostenía con fuerza entre mis manos, alrededor de mi hay escombros del ultimo Helicarrier de SHIELD, mientras tanto, dentro de la caja permanecía el grupo de sobrevivientes que logré sacar unos segundos antes de que algo lo atravesara de lado a lado desestabilizándolo, un sensor inhibidor se pegaba en el traje de Iron Lady dejándola fuera de combate justo en el momento en el que la nave se volteó y caía al vacío, Armor con apenas unos segundos apenas tuvo tiempo de lanzarse en su ayuda al mismo tiempo que intentaban desesperadamente tomar a los agentes que pudieran para que no se estrellaran en el piso, algo los interceptaba en el aire y así con gritos desgarradores ahogados por el viento los perdíamos.

Un grupo herido huían destrozados por los pasillos, algo hacía temblar piso, decidí tomar una de las cajas de carga y llevar adentro a todos los que llegaran a tiempo para sacarlas de allí, unos instantes todo estalló, muchos fueron consumidos en llamas y yo lo hubiera hecho si no fuera porque estas pueden provenir de mí de hecho consumí las suficientes para que Clint Barton pudiera sacar a flote un helicóptero con gran parte del personal.

—Lightes, respondan— mi voz ronca llamaba por el auricular. —Agentes, tienen que huir, estamos bajo ataque.

Escuchaba silencio por unos segundos pensando lo peor, era claro que lo que había ocurrido, no era un simple accidente habíamos sido atacados, alguien nos había derrumbado y eso solo significaba, que nos estábamos enfrentando a otros superhumanos.

— Estoy ocupado Jim, ¿sabes dónde están los otros? —responde Wolverine de pronto, creo escucharla demasiado cercana. — Esto se está yendo al demonio, ¿has notado qué ocurrió?

Antes de que lidiara con tenerle que explicar que he perdido a todos en la explosión, lo veo salir expulsado frente a mí hasta uno de los autos varados malherido entre quemaduras y brutales golpes de los que apenas se regenera, las alteraciones que realizaron en él le otorgaron unos huesos de una aleación irrompible y sistema de regeneración que le permite lidiar con cualquier tipo de herida, se levanta un tanto tambaleante pero decidido.

Hacía una mueca al verme y con un rugido se lanzaba hacia su adversario, un hombre que parecía común con la cara cubierta de vello facial entre restos de piel podrida, levantaba el rostro burlón mientras su tamaño aumentaba de forma colosal, alzaba el puño hasta mi compañero para enterrarlo con un puñetazo en el concreto, pero Hudson adivinaba su estrategia y tajaba su brazo hasta el musculo y el hueso, su muñeca grisácea caía de golpe estrellándose el hormigón de la acera e instantes después volvía a su tamaño normal.

— Así que así funciona…— intuyó Wolverine entre dientes con cierta rabia en el rostro. — ¡Eras un maldito héroe!, si queda algo de ti…te destruiré… por ello…—bajó su voz, yo sentía ese mismo nudo en la garganta que surgía ahora en él.

Me hacia una señal, era momento de lo que llamábamos “la bola rápida especial”, para mí significaba dejar fuera de combate a otro de esos monstruos antes de que lastimara a alguien más.

Lo subiría a mi palma y con el impulso de energía que generaba mi cuerpo lo lanzaría igual que una daga para que destrozara todo lo que atravesara en su camino. Pero de pronto un rascacielos nos aplastaba a ambos, apenas tenía tiempo de alejar a la caja con los supervivientes para que no corriera el mismo destino.

—Comida enlatada, delicioso—decía una voz femenina fuera—Atlas, no pretendías dejarme fuera otra vez ¿o sí?, porque te advertí que te volaría los sesos cuando bajaras la guardia en el momento que hicieras.

Una mujer de caderas torneadas y un traje blanco, tiempo antes que la infección consumiera su rostro había sido hermosa. Además de eso tenía la capacidad de volar y levantar varias toneladas pues su organismo estaba modificado para generar moléculas llamadas gravitones que podían inhibir o aumentar la fuerza de gravedad y sus efectos, su nombre clave era Moonstone.

—¿Quieres apresurarte?, una horda vienen hacia acá, Ciudadano V dice que los ve desde el aire.

Se escuchaba un segundo golpe y nos apresuramos por salir, como lo haría una bala perforando terrible destrozo y quemo el concreto que me separa de Wolverine y quitando las flamas de mis brazos lo recojo sacándolo fuera. Nos encontramos con una batalla afuera.

Carol sostiene del cuello a un Tecno entiendo que debió ser él quien dejara apagar a Iron Girl, sus habilidades ligadas a sus ondas cerebrales, le permiten generar cualquier tipo de tecnología desde los mecanismos nanotecnológicos que fusionaron a su cuerpo, debajo de sus lentes muestra una boca sin labios llena de sangre, la Capitana lo ha dejado fuera de combate. Moonstone huye volando y dos edificios completamente son el resultado de la batalla con Atlas, que ahora solo es el despojo de un hombre marchito entre los escombros, de la que surge Armor, la más joven de nosotros, pero en tantas ocasiones más decidida que cualquiera de ellos, sonreía jovial evocándonos sentimientos que en ocasiones olvidamos.

—Creo que llegamos justo a tiempo—decía Carol mientras me sonríe arqueando su cadera de manera sugerente— siempre tengo que estarte salvando la vida Jim. —afirmaba mientras acariciaba coqueta.

Yo meneaba la cabeza mientras desviaba la mirada un tanto nervioso, realmente ella lograba quitarme de la cabeza este mundo decadente.

— Antes de que se pongan melosos— indicaba Armor— Iron Lady logró llegar a un bunker con varios agentes, la resistencia nos espera allá.

— Aun no me creo la edad que tienes chiquilla— le decía Wolverine despeinándola, ella frunce el ceño pero luego sonríe y le tiende la mano.

Él la tomaba y se pone a caminar. Ella lo veía algo así como su hermano mayor.

—¿Les parece si yo guío? — cuestionaba— seguiré el camino por donde menos huela a podrido.

Afirmé con la cabeza y abrí la compuerta, satisfecho observé que fuera de unas cuantas heridas un grupo de no menos de 50 personas entre agentes y civiles estaban vivos.

—Nuestra prioridad es mantenerlos a salvo ahora que…que algunos de los Thunderbots aún siguen de pie…—permanecí cabizbajo forzándome a expresar la verdad que forzaba a creer, los superhumanos éramos los causantes de esto— nos mantendremos juntos todo lo que sea posible, evitaremos que cualquier cosa pueda dañarlos…cualquier cosa.

Wolverine tensaba su mandíbula entendiendo a que me refería, fue con él con quien había observado los primeros ataques.

—Quiero ir con ustedes…—exclamó una voz.

Era un hombre de pelo castaño con el traje de SHIELD, pero lo que portaba en sus manos era lo había llamado la atención. Era un escudo, franjas rojas y azules con una estrella en el centro. Se parecía tanto a él.

Steve Rogers, fue el primero de nosotros, su familia había sido seleccionada para la primera inseminación de un bebe modificado genéticamente, fue un símbolo para todos nosotros para mostrarnos desde valentía hasta humildad, era un defensor de todo lo que se podía creer. Creo que cuando lo perdimos, la esperanza de que personas como nosotros no pudieran hacer la diferencia se consumió con él.

— Me llamó Ian, Ian Rogers, no pienso permitir que el legado que inicio mi padre, termine así.

Le di una palmada y con un pequeño instante que me supo a nostalgia lo dejé unirse a nosotros.

Así ante una ciudad en escombros y unos cielos teñidos de rojo por la sangre que se había perdido hoy y el día que fallece, lidiando con nuestro propio miedo e inseguridad, con amenazas que aún persisten afuera, partimos, nosotros fuimos la última esperanza en mundo que la ha perdido, la última luz en la oscuridad que se avecinaba.