Last Flight [Remake]

Tema en 'Historias Abandonadas Originales' iniciado por Fénix Kazeblade, 24 Marzo 2016.

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    Fénix Kazeblade

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    Escritor
    Título:
    Last Flight [Remake]
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Aventura
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    1968
    El Coronel vive y no ha vuelto solo.
    ********************************

    Un grupo de Elite llamado Aguilas Negras enfrentó el fin del mundo eligiendo morir como humanos: luchando valientemente para salvar a otros, creyendo en sueños y esperanzas.

    El mundo fue consumido por una epidemia que levantaba a los muertos, los causantes amasan con esto un enorme poder, de las cenizas del mundo harán surgir otro que se rija bajo sus pies.

    Los dos bandos se pelean por el alma del mundo y de las pocas personas que siguen vivas en él, en el fin de los tiempos ocurre la última guerra, las Águilas Negras vuelan una última vez.


    En medio de la oscuridad, una historia más se desarrolla, una mujer y un hombre, defensores, murmurando de a poco su canción de amor rebelde.

    ***************************************


    Prologo:


    Lluvia sobre los tejados, lluvia en los ojos de un rebelde que se obliga a seguir armado únicamente con un rifle en mano, rugidos de bestias sin alma le esperan del otro lado.


    —Fenix…yo, realmente creo que no hubiera funcionado…— exclama la chica mientras que su voz se entrecorta…


    Un recuerdo se proyecta de pronto en su mente, aquellos ojos almendrados observándolo fijamente mientras que duda tocarlo, aquel roce de su mejilla aun lo siente.


    — La vida es corta Beckett— recuerda haberle respondido mirándola con una sonrisa triste.


    Ella desvía baja la mirada como si no pudiera sostenerla, obliga a sus pies a girarse y camina sin mirar atrás, el levanta su mano para intentar alcanzarla, le embriaga el deseo de solo tomarla en sus manos y dejarla ir.


    Disparos, a lo lejos, un hombre de rasgos duros y un tanto anciano fulmina a Fenix con la mirada mientras que Beckett se reúne con él, él desafiante la mantiene, un jeep todo terreno cruza la trinchera envuelto en llamas y estalla frente a él.


    — ¡Nos atacan necesitamos refuerzos! ¡Necesitamos…!....—exclama una voz femenina del otro lado.


    Le siguen gritos.


    Wilson niega con la cabeza y con un gesto amargo toma a la teniente que le dirige una última mirada antes de que cruce la trinchera, avanza entre las personas intentando desesperado salvar a la mayor cantidad de ellas, de pronto se encuentra cara a cara con un enorme mastodonte que carece de quijada, este monstruo está catalogado como uno de los más peligrosos, decidido, temerario se lanza sobre él arremetiendo con su cuchillo táctico en el orificio de su corazón, la bestia se mueve rugiendo y el observa como el último de los sobrevivientes de pie sube hasta donde está el resto a salvo.


    Momentos antes de que la bestia arremeta a golpes sobre él cree observar a Elizabeth Beckett observándolo y el recuerdo de esa mirada lo acompaña al caer al rio que se acrecienta a las orillas del puente, lo mantiene consiente entre la oscuridad que busca consumirlo.



    Capítulo 1: En la ciudad sin nombre.

    Algunas semanas después.


    Desde la perspectiva de un visor de un francotirador una chica de piel morena y el pelo largo vuelto una trenza observa a más de quinientos metros por encima de los edificios su objetivo, muerde su labio inferior y detiene su respiración mientras en la mira se atraviesa la figura tambaleante de un no muerto que es abatido segundos después por su disparo.

    —Teniente Beckett reportándose, el último de los objetivos fue abatido. —sus labios teñidos de rojos señalan en el comunicador.

    —Excelente trabajo, ¿Cuántos objetivos visibles hay en el piso superior?—pregunta un voz masculina el otro lado.

    —Unos quince por las habitaciones antes de llegar al objetivo—responde la chica observando a través del visor. — Pan comido para ustedes.

    —Esas son buenas noticias—indica el hombre y corta transmisión.

    La mujer comienza a desarmar el rifle entonces se detiene y su mirada se llena de melancolía, un breve recuerdo de una sonrisa aparece por unos segundos en su mente y se pone de pie, de pronto algo pasa frente a su vista, en una de las ventanas del segundo piso permanece una criatura monstruosa, es corpulento y sus extremidades son desiguales, mientras que una de ellas es musculosa y enorme, la otra esa apenas un hilo de carne marchita colgando el hombro.

    —¡Maldición! —Exclama la chica tomando el comunicador—¡Capitán!, Capitán tenemos un Beta en el segundo piso, se mueve…—anuncia, pero solo responde estática, Elizabeth intenta que a su mente no vengan los recuerdos de esa cosa aplastándoles las costillas a quien era un buen amigo, se muerde los labios impotente—¡Capitán!.

    Se escucha un disparo dentro, usaron uno de los lanzagranadas de lo contrario el estruendo no habría llegado a ella. El ruido los atraerá y en esa zona no solo hay zombis.

    Escucha un ruido que parece más un bramido supersónico hay una criatura con la piel luminiscente subiendo poco a poco sujeto de unas enormes garras negras.

    —Tengo que advertirles…—indica la chica.

    Se cuelga su bulto en el hombro y en ese momento recuerda al hombre que se la dio deseando que todo hubiera salido mejor para él aquel puente cerca del hospital y sin saber por qué, su corazón se comprime.


    ***********************


    La unidad está compuesta en esa misión por ocho elementos vestidos con un traje militar color azul obscuro, tres mujeres y cinco hombres decididos a sobrevivir, manteniendo el legado de un hombre caído. Sigilosos penetran en la oscuridad percibiendo al instante el olor a moho y humedad. La noche anterior han recibido una señal de auxilio de aquel sitio que indicaba que había al menos veinte sobrevivientes allí.

    —Recuerdo que alguna vez en este sitio vine a dejar a una chica luego de una cita, me invitó a pasar pero yo quise actuar ya sabes, como un caballero—narra un muchacho de pelo casi rapado.

    Un chico de gafas le da un codazo riendo y menea la cabeza, ambos ríen pero una chica asiática los calla con señas.

    —A menos que quieran ser comida de esos guapos más vale que mantengan las bocas cerradas casanovas. —indica la mujer.

    Un chico caucásico que iba al inicio voltea hacia ellos burlándose, los dos miran con coraje que al instante se transforma terror, el chico es embestido lo suficientemente fuerte para destrozar la pared hasta la habitación el otro lado, aturdido no le da tiempo de reaccionar y comienza a estrellarlo con fuerza en el piso.

    —¡Noooo, Daniel!...¡Hay Changer aquí! —prorrumpe uno de los chicos.

    Tres de las unidades que van atrás arremeten contra los infectados que ahora corren hacia ellos avanzando por el pasillo para llegar al piso de arriba mientras el resto va hacia el monstruo para rescatarlo.

    El chico de pelo rapado le ha saltado encima a la criatura y busca encajarle un cuchillo táctico en el atlas y el axis pero cuchillo sale volando después de rebotar en la piel impenetrable del Changer. La criatura entonces lo toma y lo arroja contra la pared, el otro chico busca ayudarlo pero antes de que pueda avanzar cae al suelo haciendo sonidos como su se asfixiara, la chica lo voltea y ve que en plena yugular mientras comienza a hacerse decolorarse mirándose como un muñeco de cera seco. Es tarde cuando lo chica ve que la criatura rompe la ventana del edificio y con sus enormes garras negras esta por darle un zarpazo.


    **************************


    El grupo de rescate, donde va dos chicas y un hombre se abren paso a través de los infectados. Uno de ellos había logrado alcanzarla lanzándose sobre ella pero ella logró hace una maniobra lanzándolo por la ventana.

    —Realmente tienes que enseñarme como hacer eso—señala el muchacho fornido mientras ayudaba a levantarse.

    —Cuando quieras—contesta esta coquetamente jugueteando con su pelo hasta el cuello.

    La otra chica más delgada y callada de pelo rubio se las había arreglado para desarmar el picaporte de la puerta que les impedía el paso hacia el otro pasillo.

    —Se supone que tendríamos el camino libre no esto, ¿para qué diablos alguien atracaría esta puerta?.

    Los otros dos soldados buscan retroceder pero les fue posible escapar, hay un infectado hinchado y obeso del otro lado, era enorme y tenía dos tumores sobresaliendo de una prominente papada, su piel es verdosa y apesta, la chica al entrar ha chocado con él y ha provocado que detoné como es su instinto esparciéndoles ese líquido verdoso que borboteaba de él.

    —Creo que voy a vomitar… —dice la chica mientras se tomaba el estómago.

    —Espera, tenemos que avanzar, esta cosa libera una feromona que nos hace diez veces más detectables para todos esos monstruos, este lugar estará infestado en instantes.—señaló el hombre mientras las llevaba dentro.

    Segundos después apenas cruzan en el resto de masa putrefacta que ha quedado del otro en la puerta se se comienzan a escuchar golpeteos incesantes de podridos intentando pasar.


    ************************


    Una chica se esconde dentro de la bufanda que portaba mientras suspiraba, el niño a su lado pegaba un saltó por el susto provocado por la explosión que se han escuchado y ella le ofrece sus brazos para protegerse. Se encuentran en la habitación del fondo en un closet temerosos.

    —Estaremos bien, ellos vendrán a salvarlos…—el niño la miró inseguro haciendo puchero— llegaran a tiempo…

    Ella también tenía miedo y apenas podía contenerlo, no podía quitar de sus mente los gritos, los rostros de las personas, habían llegado cuando dormían se consolaba creyendo que la mayoría había muerto antes de despertar.

    —¿Sabes que puedes ser muy fuerte?, hay chicos que desde muy jóvenes han sido buenos peleadores—dice la adolecente.

    —¿Si? —pregunta el niño intrigado, dejando se llorar mientras la observa.

    —Claro, ¿conoces a Robín? ¿no?, pues te contaré sobre él.


    *******************************


    Elizabeth apenas puede respirar. Le duele el hombro y uno de los costados a pesar de su entrenamiento el bajar 38 pisos corriendo habría agotado a cualquiera, ha intentado contactar al capitán pero las líneas no estaban nada bien. Iba por la calle hacia el edificio cuando vio que una gran enorme horda iba hacia el edificio, algo había llamado a los infectados de los alrededores, tuvo que echarse de bruces para no ser vista por diez de ellos que pasaban por allí.

    Golpeó el comunicador con las manos y la señal se aclaró.

    —¿Qué ocurre soldado?, ya los esperaba de regreso, ¿qué ocurre?.

    —Capitán Wilson, en el edificio había betas, había una de esas criaturas obesas que los atraen, están en problemas…

    —¡Demonios! —ruge— intente llegar a la zona de extracción y busque llevar a todos los que pueda con usted, cuídese. —esto último es casi dicho de manera paternal.

    Beckett intenta pensar ¿cómo saldrían de allí?, ¿Cómo lo haría ella?.

    Inmersa en sus pensamientos no puede darse cuenta que algo tomaba su pie y la arrastraba fuera, uno de esos engendros gruñe mientras intenta rasgarla, ella aterrada patalea mientras la criatura lanza mordiscos al aire.

    Escuchó un silbido en el aire, de pronto había fuego detrás de ellos, consume a las criaturas rápidamente por altos niveles de metano que emanan, el zombi frente ella también cae muerto, en la nuca tiene encajada un extraño cuchillo curvo extremadamente filoso. Ella sonríe y sin darse cuenta sus ojos se han cristalizado de la emoción, pues reconoce al portador de esa arma.

    Él estaba vivo.

    Es mientras se levanta que escucho aquel rugido metálico de una motocicleta, una ducati color negra con rojo derrapa frente a ella deteniéndose, el muchacho quita el arma de la cabeza del muerto y la limpia sonriendo.

    —La cuidaste bien, siempre me ha gustado que lleves el cabello así—dice el muchacho quitándose el casco—el Coronel Fenix Kennedy de nuevo en servicio. —saluda de manera militar mientras sonríe.

    De pronto aquellas semanas, aquellos recuerdos que le impedían acercarse a él se disipan y es solo consiente de la calidez que la invade y lo abraza.

    Continuará.
     

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