Explícito Las Crónicas de una Mariposa en el Mar【 Shinobu x Giyū 】

Tema en 'Fanfics de Anime y Manga' iniciado por Rashel Vandald, 29 Marzo 2022.

  1.  
    Rashel Vandald

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    Escritora
    Título:
    Las Crónicas de una Mariposa en el Mar【 Shinobu x Giyū 】
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    3657
    [Colección de mini-relatos]

    Las Crónicas de una Mariposa en el Mar

    —Giyū T. & K. Shinobu—

    Disclaimer:

    Kimetsu no Yaiba © Koyoharu Gotōge


    Crónicas de una mariposa en el mar
    © Adilay Fanficker

    Advertencias: Serie de relatos cortos. / Inspirado en el anime. / Un poco de OOC. / WHAT IF. / Cambios radicales en la historia. / No se ubica en ninguna parte en especial del anime o del manga. / Rateds y géneros distintos. / Podría haber lemon o no, se avisará en caso de que lo haya.


    Notas: Pensé al principio hacer un one-shot, pero luego se me ocurrió hacer una colección de relatos bajo la idea principal de Giyū y Shinobu haciendo oficial su compromiso matrimonial.


    De forma salteada y a modo de relatos cortos, voy a narrar lo que a mí me hubiese gustado que pasara entre los personajes.


    Como ven, he decidido revivir a ciertos personajes. Aclaro nuevamente que cambiaré muchas cosas de la historia original a conveniencia.


    Pueden tomarse este fic como algo serio o como un pequeño librito para leer de forma casual.


    Saluditos y les dejo con el primer relato de esta sección.

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    Parejas secundarias de esta colección:


    —Sanemi Shinazugawa x Kanae Kochō.

    —Sabito x Makomo.

    —Inosuke Hashibira x Aoi Kanzaki.

    —Kanao Tsuyuri x Tanjiro Kamado.

    —Nezuko Kamado x Zenitsu Agatsuma.

    —Uzui Tengen x Makio, Suma, y Hinatsuru.

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    NO PLAGIEN, NO RESUBAN Y TAMPOCO TRADUZCAN SI YO NO LO HE AUTORIZADO. —Gracias.

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    Relato 1. El compromiso.

    Rated: T, (por lenguaje y temas adultos).

    Géneros: comedia, friendship, romance, familiar.

    Advertencias: ninguna. Relato apto para mayores de 15 años.

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    Esta noche, en la Finca de las mariposas, Giyū Tomioka y Shinobu Kochō habían citado a sus compañeros pilares y jóvenes discípulos para darles a todos un aviso importante: ellos dos habían decidido dar el gran paso, ser marido y mujer.


    La pareja pensó que eso los tomaría a todos por sorpresa ya que nunca hicieron oficial su noviazgo de cinco años y hasta trataron por todos los medios, ocultar sus muestras de afecto frente a ellos, sin embargo, Giyū Tomioka hizo una expresión de sorpresa cuando sus compañeros pilares sonrieron de alivio o rieron con felicidad.


    A decir verdad, el pilar del agua esperaba que por lo menos uno cayese hacia atrás sobre su propio trasero, pero al parecer, el único que no entendía lo que pasaba era él, y su prometida, quien también se encontraba enmudecida por la reacción colectiva.


    —¡Al fin! —exclamó Uzui entre risotadas, con sus tres esposas rodeándolo, estando de acuerdo con él—, ya nos habíamos cansado de fingir que no los veíamos escabullirse para besuquearse en algún rincón. ¿No es así, chicos?


    Todos los presentes, incluso los más jóvenes, asintieron con sus cabezas o de plano respondían de forma afirmativa a sus distintas maneras.


    Incluso el mejor amigo de Giyū, Sabito, que se hallaba en una esquina, de brazos cruzados, alzó los hombros, dándole la razón al pilar del viento. Makomo, a su lado derecho, sonrió de alegremente por su amigo, aplaudiendo suavemente junto a otros pocos.


    —¡Genial, celebraremos con exageración, ¿verdad?! —exclamó Uzui emocionado.

    —Me alegra que al fin nos permitan felicitarlos por su relación —dijo Kanae Kochō, poniendo una mano suya sobre el hombro de su hermana menor—, y más aún, que por fin nos den la noticia de que pronto se casarán. ¡Estoy feliz, hermanita! —con entusiasmo, Kanae abrazó a Shinobu, cuya cara sólo expresaba extrañeza.

    —¿Cómo que ya lo sabían? —musitó ella, permitiendo a Kanae estrujarla con fuerza.

    —¿Y cómo no saberlo? —Sanemi puso los ojos en blanco—. No eran nada discretos, par de tontos.


    Abrazando a Suma con uno de sus brazos, y a Hinatsuru con el otro mientras Makio se agachaba y lo abrazaba del cuello, Uzui Tengen soltó otra fuerte risotada.


    —Déjalos, Sanemi; son unos novatos —dijo mirándolos con una sonrisa pícara—, hasta los mocosos de allá se dieron cuenta rápido de lo que había entre ustedes.


    El pilar del viento señaló con su cabeza a Tanjiro, Kanao, Nezuko, Zenitsu, Aoi e Inosuke; y salvo por el último, todos asintieron; o en el caso de Kanao y Aoi, desviaron sus miradas nerviosas a otros lados.


    Shinobu enrojeció fuertemente de las mejillas al pensar en todas aquellas ocasiones en las que creyó eludir las miradas de sus compañeros y subordinadas para, como Uzui dijo, encontrarse con Giyū… y para algo más que besuquearse por ahí.


    Incluso habían tenido sexo algunas veces en la misma finca, en la alcoba de ella.


    Todos lo sabían…



    Todos lo sabían…



    ¡Todos lo sabían!


    —Ya, ya, relájate —con cierto tono inusual y tranquilizante, Sanemi le dio un suave toque sobre su cabeza—, no es como si ese de allá —señaló a Uzui, que recibía con buen agrado las caricias de sus esposas—, fuese la definición de castidad, o esos dos de la esquina —esta vez se refirió a Sabito y Makomo—, no hayan sido igual de descuidados, sobre todo cuando deberían estar vigilando las calles.


    Mientras Makomo borraba la sonrisa de su cara y la cambiaba por una que reflejaba impacto y nerviosismo, Sabito sonrió divertido.


    —¿Acaso tienes el fetiche de espiar a la gente, Sanemi?

    —No es cosa mía si los exhibicionistas son ustedes. Basta con dar un paseo por los…

    —¡Basta! —exclamó Makomo enrojecida hasta las orejas—. Oigan, ¿podemos solamente felicitar a Giyū y Kochō?

    —¡Sí! —gritó Uzui con fuerza; emocionado.


    Los otros alrededor hacían muecas, se removían incómodos o sencillamente se reían. Inosuke, usando su icónica cabeza de jabalí, pasaba su mirada de uno a otro tratando de descifrar lo que los mayores decían. Todos los demás, incluso Nezuko, Kanao y Aoi, podían entender lo que se hablaba y por ende, esperaban con todas sus fuerzas que al no abrir las bocas, no las involucrasen a ellas también en la interesante charla.


    —Caballeros, ya habrá tiempo de exponer sus más oscuros pecados lujuriosos en la despedida de soltero de Tomioka.


    Con un aspecto fantasmal casi siniestro, Makomo se giró hacia Sabito y le gruñó le voz baja:


    —Ni se te ocurra.


    Él sonrió, aguantándose la risa.


    —Pero por el momento, hay que beber con exageración, ¡como bestias! ¡Y festejar!

    —¡Así es! —dijo Suma, contagiándose del espíritu vivaz de su esposo—, ¡bebamos algo!

    —¡A los pequeños denles jugo! —exclamó Gyōmei Himejima, exigiendo que a los menores no se les diese ni una pizca de alcohol.

    —Qué aguafiestas eres —bisbiseó Uzui entre dientes—, tener más de quince años, no es ser un niño.

    —Pero tiene razón —Kyōjurō Rengoku, no muy lejos de su compañero—, los más jóvenes deben brindar con algo ligero.

    —¿Tú también? —le preguntó Uzui al pilar del fuego, cuya respuesta fue una sonrisa vivaz—. En serio… es como hablar con un par de abuelos.

    —Ya, ya —Kanae soltó a su hermana para llamar a Sanemi y pedirle que la acompañase a buscar botellas de sake—, por favor, no destrocen la finca, volveremos rápido —les pidió a los invitados con una sonrisa.

    —No vayan a tardar mucho o comenzaremos a imaginar lo que hacen —canturreó Makio ocasionando que Suma, Hinatsuru y Uzui riesen.

    —¿Estrenar algún sitio que Giyū y Shinobu no hayan explorado ya? —continuó Suma.


    Como si pensara en cómo desaparecer a los cuatro de un solo golpe, y si era posible, de forma sádica y dolorosa, Tomioka miró a la divertida pareja con los ojos entrecerrados. Enfadado, Sanemi entrecerró su mirada también sobre ellos antes de que Kanae lo tomase del brazo y lo sacase de ahí.


    —¡Voy a borrarlos del mapa como sigan insinuando idioteces, malditos payasos! —amenazó el pilar del viento, afuera de la habitación—. ¡Déjame al menos arrancarle un brazo al imbécil de Uzui, Kanae! ¡No lo necesitará! ¡Es demasiado estúpido como para seguir viviendo!


    Mientras la pareja seguía riendo, la voz de Sanemi tardó un poco en dejar de oírse; el pilar del viento de por sí era alguien muy explosivo, la cosa empeoraba si alguien tocaba la dignidad y/o el honor de Kanae. El que Uzui y sus esposas declarasen que ella era capaz de hacer algo inmoral (aunque sea con él) era como encender un cerillo en medio de un almacén de fuegos artificiales.


    —¿Ya quieren parar ustedes cuatro? —preguntó Gyōmei—, no manchen este feliz recuerdo con sus vulgaridades.

    —Vale, vale —dijo Uzui, aparentemente, satisfecho—. Hermosas, demostrémosles que podemos ser civilizados —habló suave y tierno para las tres. Hinatsuru pegó su cabeza a él, Makio sonrió acariciando su pectoral derecho y Suma le besó una mejilla.

    —Si ya terminaron… —Giyū tomó la palabra, mirando al resto de los presentes—. Les agradecemos su consideración.


    Sonriente, Kyōjurō se levantó de donde estaba, se acercó a Giyū y le palmeó la espalda.


    —Felicidades a ambos —sonrió para Giyū y para Shinobu también, quien hasta el momento, no había querido decir mucho para no darle la oportunidad a Uzui o alguna de sus esposas, de seguirse burlando.


    Pronto, Kanae y Sanemi volvieron con las bebidas. Los menores se integraron al humilde festejo y en grupos que se dividieron entre chicas y chicos, los prometidos fueron interceptados por parte de ciertos familiares.


    —Aunque creo que Shinobu pudo conseguirse algo mejor… —Sanemi se puso al lado de Giyū para hablarle—, estoy seguro que harás bien tu papel como su esposo.

    —No pienso defraudarla —se limitó a responder.


    Sonriendo de forma perversa, Sanemi puso su gran brazo por encima de los hombros de Tomioka como si quisiera ahorcarlo y lo acercó.


    —Más te vale —le gruñó amenazador al oído—, porque no quisiera eliminar por mí mismo a un pilar. Pero si lastimas a mi hermana o la traicionas, iremos por ti y será un accidente.


    Confundido, no por la ya esperada amenaza sino por una palabra en especial, Giyū frunció el ceño. ¿Iremos?


    —¡Oye, Rengoku! —exclamó Sanemi en dirección al pilar del fuego, que hablaba con Uzui y Gyōmei. Este se giró mirando hacia Giyū y alzó su botella pequeña de sake.

    —¡Hey, amigo mío! ¡Será un accidente! —exclamó sonriente, ya un poco borracho—. ¡Salud!


    No entendiendo lo que acababa de pasar, Uzui exigió a Rengoku una explicación, pero este, con una vivaz sonrisa sonrojada se negaba a hablar por mucho que el pilar del sonido lo jaloneara y le gritara; Gyōmei no insistió para nada porque en el fondo sabía que iba a estar en desacuerdo y por hoy quería dejarse llevar un poco por el festejo.


    Giyū debía admitir que la intervención del pilar del fuego no se lo esperó. Un nuevo jaloneo llamó de nuevo su atención.


    —¿Te quedó claro? —masculló Sanemi, amenazador.

    —Termina con tu teatrito —él cerró sus ojos, recopilando paciencia para no quitarse a su concuño de encima—, mi lealtad hacia Shinobu no ha flaqueado en cinco años y no lo hará en los que vengan.

    —Eso espero, aunque, insisto; mi hermana pudo conseguir algo mejor.

    —Tal vez, pero me eligió a mí.

    —Sí, ya lo noté.


    Soltándolo, resignado a que ahora estaban oficialmente emparentados, Sanemi lo dejó en paz y se acercó a Kanae.


    Era curioso y extraño cómo ese sujeto era capaz de cambiar de caras, a cuando él estaba con alguno de sus compañeros, a cuando lo estaba con las hermanas Kochō. Claro, él trataba distinto a ambas. Mientras a Kanae la miraba con un semblante pacífico y hasta armonioso, a Shinobu la trataba como a una niña que le caía bien, una hermanita, como él mismo decía, aunque la diferencia de edades no era mucha.


    —¿Te amenazó? —con su propia bebida en manos, Sabito se acercó, riendo.

    —Sí, eso hizo —respondió Giyū poniendo los ojos en blanco.

    —Nada que tú no hayas hecho antes, ¿verdad? —el joven pelirrojo miró a su amigo de lado—. Ahora ya sabes cómo es estar al otro lado del tablero.


    Cierto…


    »Makomo es una chica muy especial; los tres hemos crecido juntos, sé que debería verla como a una hermana o una compañera, como hago contigo… pero me fue imposible; por mucho que lo intenté, no pude evitar ser cautivado por ella. Saber que me corresponde me hace sentir dichoso, y quiero vivir para hacerla feliz —le había dicho Sabito a Giyū hace dos años cuando decidió hablarle a su mejor amigo sobre su relación con Makomo.


    En teoría, Sabito no tendría por qué pedirle permiso a nadie para salir con ella, pero en este caso, debido al lazo que la chica tenía para con Sakonji Urokodaki (a quien los tres veían como un padre) y Giyū Tomioka (a quien Sabito y Makomo veían como un hermano) Sabito pensó que debía poner al tanto a su amigo de las cosas.


    Giyū para entonces comenzaba a sopesar en la idea de pedirle matrimonio a Shinobu, y tan enfrascado estaba en ese asunto que no se dio cuenta del momento en el que las miradas de sus amigos entre ellos, cambiaron hasta ser evidente en el afecto especial que se profesaban entre los dos.


    »Amigo mío, te conozco y sé que Makomo te eligió por una buena razón, pero… —Giyū en ese momento agarró a Sabito por el cuello y lo acercó a su rostro—, hazla triste por medio segundo y yo te haré sufrir.


    Sí, por eso mismo Giyū se había visto venir que Sanemi (o Kanae) le haría lo mismo al enterarse de su relación con Shinobu.


    La felicidad de un hermano, sobre todo, uno menor, era importante para el mayor.


    —Hablando de eso —Giyū sintió un débil deseo por volver a agarrarle el cuello a Sabito, pero se contuvo—. Dime por dios que no has expuesto a Makomo al público cuando tienen intimidad.


    De no hacerlo, ¿cómo podría saber Sanemi que ellos hacían cosas indebidas cuando deberían estar trabajando?


    —Sólo te diré que nada de eso es cosa mía —respondió con sencillez, alzando los hombros—, sólo cumplo con mi deber de hacer feliz a la futura madre de mis hijos.


    Suspirando, no queriendo más información respecto a eso, siendo acompañados también por Tanjiro, Zenitsu e Inosuke, Giyū miró de reojo a su prometida, que estaba entre las chicas, mientras él respondía a las felicitaciones los dos primeros chicos (el autonombrado rey de la montaña se distraía con su vaso de jugo vacío y se preguntaba en voz alta si iban dar algo para comer) ellas parecían charlar de forma más amena.


    Qué equivocado estaba.


    No muy lejos de ellos, Shinobu Kochō trataba de no ceder a las provocaciones de Hinatsuru, Makio y Suma con respecto a hablar de cómo era Giyū a la hora del sexo.


    —No les diré nada —gruñó entre dientes, forzando una sonrisa falsa al mismo tiempo que ciertas venas de enfado comenzaban a asomarse en su enrojecido rostro.

    —No sigan, por favor, dejen esas preguntas para la despedida de soltera —pedía Mitsuri Kanroji, el pilar del amor, con un fuerte sonrojo en su cara.

    «Ni siquiera ahí pienso decirles nada» pensó Shinobu, entrecerrando sus ojos.


    —Bien, bien, pero lo que sí nos tienes que decir, es desde cuándo tienen ese romance “secreto” —dijo Makio con una sonrisa burlona—. Eso sí puedes decírnoslo, ¿verdad que sí?

    —Disculpe, chicas —interrumpió Makomo, sujetando con suavidad el codo derecho de Shinobu, quien sintió una aura extraña en ella—, pero como hermana del novio, quisiera hablar con nuestra anfitriona, a solas.


    Maldita sea, Shinobu conocía esa sonrisita forzada.


    Oh, oh.


    Accedió a acompañar a Makomo afuera; por supuesto, Giyū las siguió con la mirada, pero como si ambas se hubiesen puesto de acuerdo, le sonrieron con ternura a su modo para evitar que se le ocurriese interrumpirlas. Aun así, él quiso dar un paso enfrente e ir con ellas, pero la voz de Sabito le detuvo en seco.


    —Déjalas hablar. No eres el niñero de tu mujer y Makomo no le hará nada malo, cálmate y bebe algo.


    Ya en el jardín, ambas chicas borraron dicha expresión forzadísima de sus caras, de nuevo, al mismo tiempo, y se pusieron serias.


    —¿En qué te puedo ayudar? —preguntó Shinobu simulando tranquilad.

    —¿Estás embarazada? —Makomo dejó caer eso a quemarropa. El pilar del insecto hizo un gesto de exagerada sorpresa.

    —¿Qué? No —espetó con fuerza.

    —Mmm —Makomo la miró sin creerle, pero al cabo de unos segundos, suspiró decepcionada—. Qué mal. Ya me había ilusionado.


    Dejando escapar aire con más tranquilidad, Shinobu se llevó una mano a su pecho.


    —Aunque no lo creas, Tomioka y yo hemos sido muy cuidadosos.


    Makomo hizo un gesto de incomodidad.


    —No necesito las imágenes mentales, por favor.

    —Lo siento.

    —Y… ¿todo está bien entre ustedes? —preguntó curiosa, al ver la expresión extrañada de Shinobu, Makomo se explicó mejor—. Sé cómo es mi hermano y por eso mismo pensaba que iba a quedarse soltero toda la vida viviendo en una casa alejada de todos en una montaña, como el señor Urokodaki —agregó lo último haciendo una sonrisa leve.


    Shinobu comprendió mejor.


    —Entiendo —sonrió también, pero con más ternura—. Sí, Tomioka no es fácil de entender, y tampoco fácil de amar.


    Ambas rieron un poco. Sabían que Giyū Tomioka podía ser de muchas cosas, pero era fácil de querer y apreciar.


    —Pero, no puedo decir que él no se ha esforzado en nuestra relación. Yo no soy el gran partido tampoco.

    —Vamos, Shinobu, deja la modestia para otro momento; eres bellísima.

    —Sí bueno, la casamentera no pensaba lo mismo —incómoda, Shinobu se llevó su dedo índice a la mejilla y rascó un poco, nerviosa.

    —No sabía que habías ido a ver a una casamentera —Makomo se sorprendió.

    —Quizás te cuente después qué pasó, por ahora, ¿te apetece volver adentro? Comienza a hacer frío —ofreció Shinobu, queriendo ser amable con su hermana.

    —Kochō… ¿tengo tu palabra que su corazón está en buenas manos? —preguntó Makomo, no amenazante, sino esperanzada.


    Shinobu sonrió de la forma más sincera que pudo.


    —Lo amo, Makomo —respondió mirándola a los ojos—. Su corazón es invaluable para mí, siempre lo ha sido.


    Makomo asintió, sonriendo.


    Una vez aclarado eso, las chicas volvieron adentro, dándose cuenta de que Sabito y Giyū se habían dado cuenta de su charla a solas.


    —Mira sus caras —le dijo Makomo entre risas al oído—. Seguro creen que te amenacé o algo así.

    —Pobres —Shinobu también se rio.


    Makomo la dejó para ir con Sabito mientras Giyū se acercaba a Shinobu; cuando Giyū y Makomo se encontraron en el camino, ella le susurró sin dejar de caminar:


    Será un accidente.


    Girándose para verla, con el ceño fruncido, Makomo volteó un momento su cabeza para guiñarle un ojo y reencontrarse con Sabito.


    Retomando su marcha, Giyū puso los ojos en blanco para luego ver el suelo.


    «No puede ser, ¿también ella?» ahora que se lo preguntaba, ese “iremos por ti si haces miserable a Shinobu”, ¿a cuántas personas más englobaría?


    Levantó la mirada el suelo cuando sintió la mano de Shinobu sobre su hombro derecho; ambos se miraron.


    —¿No crees que es irónico, Tomioka? —le dijo ella con esa típica sonrisa—, quisimos darles una sorpresa, pero al final los sorprendidos fuimos nosotros. No fuimos tan discretos como pensábamos.


    Dándole la razón a Kochō, Giyū aceptó de buena gana una botella pequeña de sake que Kanae le ofreció; Sanemi le dio otra a Shinobu.


    —Ahora, propongo un brindis —dijo ella en voz alta llamando la atención de todos—. Un brindis, por mi hermana, Shinobu, y su prometido, ahora mi hermano, Giyū.


    A excepción de Inosuke, que ya se hallaba durmiendo, sentado en un rincón con su vaso de jugo vacío, todos los presentes alzaron sus botellas (o vasos, en el caso de los más jóvenes) exclamando un animado “salud”.


    Mientras bebían, Shinobu miró a Giyū y él la miró de vuelta.


    Al fin podrían dejar de esconderse.

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    ¡Gracias por leer!

    Primero que nada, por alguna razón no me apareció el fandom de kimetsu no yaiba en el prefijo. No sé si yo me estoy quedando ciega o algo más pasó, pero voy a intentar editar eso más tarde.

    Recién comienzo a ver la serie y ya me he dado un súper combo de spoilers tan devastadores que ni ganas me dan de leerme el manga, solo esperar la animación xD sí, yo sé que el manga ha de ser mucho mejor, pero esta vez es mi gusto y decisión personal.

    Por otro lado, ya me puedo considerar casi simp de esta ship. Sí, ya sé que no son canon (muy para mi desgracia porque en serio les veo potencial) pero eso da igual, puedo escribir de ellos y nadie me detendrá xD.

    Aclaro como último que esta será una colección de pequeñas historias sin orden alguno salvo con el hecho de que aquellas que sigan a partir de aquí tomarán la "relación secreta" de Shinobu y Giyu; o sea, serán tomadas en cuenta ANTES de su anuncio de compromiso.

    Espero no confundir tanto con esto xD

    En fin, espero que les haya gustado. Saludos.
     
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