Las Crónicas de Ailil.

Tema en 'Historias Abandonadas Originales' iniciado por Sakurash, 30 Diciembre 2010.

  1.  
    Sakurash

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    Comenzaré con el prólogo, después de tantos meses perdida por el mundo vuelvo con una nueva historia, espero que esta triunfe más que las anteriores xP bueno soy principiante...asique
    un saludo muy grande, y espero que os guste.
    Sakurash.


    _________________Las Crónicas de Ailil_______________________:p



    Prólogo
    Cuentan las leyendas que hacen cinco mil años, el Sol—Dios de la luz y la justicia— y la Luna—Diosa de la paz y la pureza— Tuvieron una hija, una hermosa y poderosa hija, a la cuál nombraron Crystal, porque su piel era tan pálida y blanca como el hielo y su corazón era un brillante y duro diamante. La pequeña diosa Crystal poseía un cuerpo humano, con unos preciosos ojos color esmeralda y el pelo del color castaño más perfecto. También era dueña de un gran poder, el mismo que la puso en peligro ya que los otros dos dioses, Tempus y Relámpago, envidiaban aquel mágico poder de la muchacha. La Diosa Tempus se descontroló, y un día se abalanzó sobre el bebé Dios, su intento fue fallido, el Sol la castigó por tal intento, y la encerró en lo más profundo del volcán, cuya guardiana era Afruze, la emperatriz del reino Volcancers.
    La Diosa Luna estaba muy preocupada, sabía que podría volver a pasar aquel suceso, Tempus no permanecería encerrada para siempre, y aun Relámpago caminaba libremente por los mundos. Entonces tomo la decisión, junto con el Sol, de esconder a la princesa en un lugar seguro para ella, como humana.
    La Luna se la entregó a una mujer viuda de puro corazón, que cuidaría a la princesa como si fuese hija suya. La mujer llamó a la princesa con un nombre humano, Victoria.
     
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  2.  
    Naila

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    Hola :3

    Tiene buena pinta, la verdad es que tengo curiosidad por saber como sigue, por como será Victoria. Y por que pasará con esos Dioses que la buscan. Y en general por saber como será.

    Así que eso, espero poder leer pronto el primer capítulo y saciar mi curisoidad xD

    Un saludooo :3
     
  3.  
    Sakurash

    Sakurash Entusiasta

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    Capitulo 1: Bienvenida a la aldea del Jabalí. (parte 1)

    Frunció el ceño, los rayos del sol la despertaron bruscamente entrando por la entrada de la tienda. Se levantó lentamente frotándose los ojos. Observó la vacía tienda, “¿dónde está la señora Cherys?” se preguntó mientras empezaba a ponerse en pie. Se acercó a la pequeña cómoda en donde posó sus ropas la noche anterior. Se puso el pantalón corto vaquero, con sus botas de piel negras que le llegaban hasta las rodillas, su camiseta de tirantes de un color beige y su capa con capucha, ya desgastada, de color rojo carmín. Después se añadió los cortos guantes negros y se colgó el cinturón de las armas en la cintura. Y se dirigió a la entrada.
    —Oh, cielo, ya te has despertado—se topó con la señora Cherys, esta le habló con una dulce sonrisa en el rostro.
    —Bueno, con la ayuda del sol—contestó mirando con mala manera a aquella bola de luz en el cielo.
    —Bueno…esto, querida Victoria, hay una mujer que…—no pudo terminar la frase.
    —Luego me lo cuentas ¿vale? —Le dio un beso en la mejilla y salió en busca de sus amigos.
    — ¿Qué haremos con ella, mi señora? Dieciséis años ya…
    Caminaba sonriente por la aldea, los niños jugaban a pillarse entre ellos, los ancianos sentados en unos troncos caídos los observaban y reían, “era fantástico cuando teníamos sus edades y podíamos correr tan rápido” decían algunos, “y luego crecimos y empezamos a divertirnos con otras cosas ¿eh?” dijo uno con picardía mientras los demás reían a carcajada alta y asentían. Victoria los observó con curiosidad un momento, pero después siguió caminando.
    La aldea del Jabalí era la más alegre del plantea Ailil, se decía Victoria a diario, la gente siempre sonreía, y a los atardeceres hacían una hoguera en donde las mujeres y los hombres jóvenes bailaban toda la noche, las parejas se juntaban para ver la luna azul, y los niños en silencio capturaban luciérnagas de distintos colores. Y a ella le encantaba vivir en aquella aldea, pero también le gustaría conocer más aldeas, quizás la del Caballo, o la del Tigre…pero la que más deseaba era conocer la aldea del Dragón, la única aldea sin poseer el animal que le correspondía, por eso despertaba su curiosidad…
    — ¿en qué piensas, princesa? —La muchacha se paró un segundo y se dio la vuelta para contestar a aquella pregunta formulada y ver quién la preguntaba.
    — Pues… ¡Coco! —La joven corrió para abrazar al enrome animal. Coco era el mejor amigo de Victoria, era un guerrero de la aldea, un Jabalí de color marrón y cinco cuernos en el rostro, uno en la frente, uno a cada lado de la mandíbula y otros a cada lado del hocico — ¿cuándo has vuelto?
    —Esta madrugada. —contestó con su voz de barítono.
    —Te he echado tanto de menos…—La muchacha saltó a su lomo y lo abrazó.
    —Y yo a ti, mi pequeña.
    Coco era su “corcel”, ella montaba en su lomo para ir a todas partes, y él apreciaba su compañía.
    Victoria estuvo escuchándolo atentamente mientras este contaba su último viaje, a ella le encantaban sus aventuras, ya que él había vivido muchas. Coco era un jabalí joven, y eso que ya tenía treinta años. Según la señora Cherys los Jabalíes vivían alrededor de sesenta años, y eran unos animales de lo más fieles y sinceros. Los humanos que nacían en la aldea del Jabalí, podían comunicarse con ellos, pero únicamente con el animal de su aldea, los que vivían en la aldea del caballo, podían comunicarse con ese animal, los que vivían con la serpiente, solo con la serpiente y así en todas las aldeas a excepción de los Dioses, ellos podían comunicarse y transformarse en cualquier animal.
    Coco era el único, después de la señora Cherys, que conocía el gran secreto de Victoria, sabía que era una Diosa, y prometió guardar el secreto hasta más allá de la tumba. Victoria estaba contenta de ello, porque no le gustaba cargar con aquel importante y peligroso secreto, y le agradaba la idea de poder conversar con alguien sobre sus sueños, por ejemplo.
    Victoria observó un color sobre el lomo de la criatura que llamó su atención.
    —Oh dios mío, Coco, te han herido—dijo mientras se tapaba la boca con una mano y con la otra acariciaba al animal.
    —Bueno, no siento nada.
    —Deja que te lo cure.
    —No importa mi señora, de verdad—contestó dulcemente mientras la golpeaba suavemente con su cola con el fin de que se tranquilizara. Esta dudó un segundo, pero no dijo nada.
    Mientras seguían caminando por la aldea observaban el cielo, era mediodía.
    — ¡Victoria! —una mujer llamó su nombre, esta giró la cabeza en dirección a la voz que llamó a su nombre, y le dio unas palmaditas a Coco para que encaminase hacia aquella mujer.
    —Buenos días señora Leity—saludó la muchacha con una sonrisa.
    —Querida, ¿has visto a mis hijos? —Preguntó apoyando sus manos en su rostro—Ya es la hora de que vengan a comer.
    —Bueno, yo ahora mismo los estaba buscando…
    —Oh, perfecto—sonrió más tranquila— ¿podrías avisarles de que la comida ya está puesta en la mesa?
    —Claro, ningún problema señora Leity. —contestó mientras la señora Leity entraba en su tienda. —Bueno Coco, vamos más rápido al prado, seguro que están todos ahí.
    —De eso estate segura—rieron los dos mientras Coco aceleraba el paso hasta estar casi corriendo.
    En el prado se encontraban todos los amigos de Victoria. Luciana era su mejor amiga, una chica de veinte años alocada, tenía una apariencia de una muchacha tímida, con su pelo castaño perfectamente recogido, con su vestidito perfectamente ondulado y su mirada dulce que poseía unos brillantes ojos verdes. Pero ella era una chica aventurera, femenina, valiente y amaba su espada a la cuál llamó “Ala de Mariposa”. Esa espada era un regalo de sus padres fallecidos, que fueron unos grandes guerreros de la aldea del Águila, era una espada muy grande, un metro y treinta centímetros de largo y cincuenta centímetros de ancho. A simple vista parecía un arma pesada, pero Ala de Mariposa era la espada más ligera y afilada que nadie hubiese conocido jamás.
    Luciana se encontraba entrenando en este momento con su gran espada. Giró un momento la cabeza y observó al gran animal con la princesa subida encima, y sonrió. Dejó la espada en el suelo y salió corriendo en busca de sus amigos recién llegados.
    — ¡Coco! Qué alegría verte—gritaba corriendo en dirección al animal para darle un fuerte achuchón. A este le brillaban los ojos mientras la chica se acercaba, estaba realmente contento de volver a escuchar aquella voz tan dulce y de ver aquella sonrisa que siempre poseía la joven del pelo dorado.
    —Buenos días Luciana—saludó el animal aceptando el abrazo de la joven.
    —Hola Victoria, que pronto te has despertado hoy qué gran esfuerzo, ¿no? —reía su amiga mientras la abrazaba.
    —Ni te imaginas. —sonrió correspondiendo al abrazo de su amiga.
    —Entonces, ¿te quedas a entrenar con nosotros? —preguntó la chica del pelo dorado poniendo carita de cachorrita y juntaba sus manos a modo de suplicación.
    —Está bien…—contestó con un suspiro mientras daba una palmadita al animal que tenía a su lado. Luciana saltaba y aplaudía de alegría sin parar de decir “bien”.
    — ¿a qué viene tanta alegría hermanita? —una voz masculina se acercó por detrás de Luciana, esta paró de saltar pero no de sonreír.
    —Liam…
     
  4.  
    Sakurash

    Sakurash Entusiasta

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    Capitulo 1: Bienvenida a la aldea del Jabalí. (parte 2)


    Liam era el “hermano pequeño” de Luciana (en realidad no lo eran, pero vivían juntos desde muy pequeños, cuidados por Garriett. Los dos son huérfanos.) Él era el amor platónico de Victoria, cuando veía sus hermosos ojos color miel…se perdía en ellos, cuando el viento despeinaba su pelo castaño…se paralizaba, cuando la miraba…su corazón latía lo más rápido que un corazón pueda llegar a latir, cuando le hablaba, dejaba de respirar y sus ojos se iluminaban. Era un chico realmente encantador, sí que lo era. Muy atractivo, y con un cuerpo perfecto, por eso las mujeres de la aldea babeaban por él, al igual que la princesa, siempre que veía a alguna chica de su brazo se entristecía, cuando se encontraba rodeado de muchas mujeres y reía victorioso, se sentía invisible…y tan solo con sus diecisiete años y ya triunfaba tanto, imaginaros la envidia de algunos hombres, pero él no podía hacer exactamente nada, ya que nació así. Pero era un chico muy serio y callado, con sentimientos ocultos que nadie lograba conseguir ver, la única persona que le conocía lo suficientemente bien como para saber que amaba y que odiaba, era Luciana, su “hermana mayor” a la que quería con locura.
    —vaya, Victoria, ¿tú tan temprano por aquí? —comentó seriamente sin alguna expresión, la chica se sonrojó un poco y empezó a temblar por los nervios, estaba tan serio…
    —Bueno, yo…no, no podía dormir y…bueno—tartamudeaba, no sabía que decir exactamente al chico de sus sueños.
    —Ya, bueno…—Se dio media vuelta y empezó a caminar, la princesa se entristeció un poco al no captar sentimiento alguno en aquel chico, y bajó la mirada. — ¿qué haces ahí parada? ¿Vienes? —abrió los ojos como platos y levantó el rostro lentamente, ¿a caso el chico que ella quería le había preguntado si venia? Y no solo eso, es más, estaba sonriendo, un hermosa y dulce sonrisa en el rostro de su príncipe, y tenía la mano extendida esperando a que la chica le diese la suya.
    Esta dudó un segundo pero estiró su pequeño bracito y le dio la mano. Esta vez se enrojeció a más no poder mientras el tiraba de su pequeña mano con suavidad haciéndola seguir sus pasos. Se escuchaba la pequeña risita de Luciana acompañada por Coco. Nadie lo había notado, pero Liam se encontraba nervioso y aun más enrojecido que la princesa, no acostumbraba dar la mano a las chicas de la aldea, y esta no era cualquier chica, era la mejor amiga de Luciana, y también la más hermosa que él hubiese podido conocer jamás.
    —Pero mira que tenemos aquí, una hermosa parejita—se burlaba el chico de los ojos celestes y el pelo negro sacando la lengua y guiñando un ojo.
    Entonces Liam soltó a la chica y se alejó lo más rápido posible para que no se notara su sonrojo, sabiendo que aquel comportamiento únicamente conseguiría que Victoria lo odiase, pero la princesa no debía saber lo que él sentía por ella.
    —Carter…—Luciana le tiró de la oreja, este aulló como un lobo del dolor.
    — ¡¿Estás Loca?! —le gritó alzando un puño. Victoria rió ante el comportamiento de sus mejores amigos. Carter era su mejor amigo masculino, (aparte de Coco, pero él era un animal, no humano) Era un chico atrevido y gruñón, no tenía la mejor relación con Luciana, pero no solo con ella, casi toda la aldea lo rechazaba, menos una persona. Victoria consiguió sacar su mejor sonrisa en algunos momentos, el fue siempre muy solitario, pero desde que conoció a su amiga, cuando ambos tenían siete años, no ha dejado de seguirla, es más, ha conseguid nuevos amigos, se lleva bastante bien con Liam, pero algún día eso cambiara cuando Carter se entere de un pequeño secretito.
    —Bueno chicos, ya vale por favor—decía Victoria entre risas mientras separaba a sus amigos.
    —Luciana, podrías mostrarte más madura querida, con la edad que tienes… ¿no ves que este bobalicón de aquí es un completo ingenuo?
    — ¡¿Qué has dicho, idiota?! —Carter estaba realmente enfadado con aquella persona, lo agarró por la camisa del cuello y lo miró con furia a los ojos, este le contestó con una mirada fría e insignificante.
    —No te pases Edward, sabes que no es así—defendió a su amigo mientras miraba a Edward con decepción y alejaba a Carter de aquel roble, en donde se encontraba sentado el joven de los cabellos rubios y los ojos azules, casi grisáceos.
    Edward era el hermano mellizo de Carter, eran completamente distintos, tanto en aspecto, como en personalidad. Edward era un chico frío y siniestro, con esa mirada de indiferencia hacia su hermano. Aun siendo familia de sangre, Carter lo odiaba con toda el alma, hubiese decidido no compartir techo, habitación, padres, ni sangre con aquel ser que tanto le fastidiaba su existencia. Pero Edward solo se comportaba de aquel modo con su hermano, a diferencia de Carter, el era conocido y con buenos rumores, siempre estaba dispuesto a ofrecer su ayuda a los aldeanos, era elegante y fino, pero nadie le conocía realmente bien, puede que no fuese una persona tan fantástica, al menos Victoria lo dudaba a veces.
    — Edward, contrólate de vez en cuando ¿quieres? —Luciana se cruzó de brazos y se apoyó enfrente de él, este volvió a contestar con esa mirada de indiferencia—Sabes que él no está con nosotros por decisión propia, y a mí a veces tampoco me agrada su presencia…pero Victoria es como mi hermana, y si tengo que respetarlo, lo haré, y si tengo que obligarte a respetar a tu hermano —esa última palabra la nombró con un tono como anunciando que no es algo para despreciar, si Edward supiera lo que es no tener hermanos, si supiera valorar lo que tiene, porque un hermano es un gran regalo. —Te obligaré—dijo seriamente.
    —Pregúntame al menos si me importa lo que me estés diciendo.
    — ¿cómo dices? —Luciana arqueó las cejas y se quedó mirando a aquel chico serio que la observaba con desprecio.
    — ¿No te llega al cerebro, preciosa? Dale algún uso, el pobre debe de estar evaporándose.
    —Pero… ¡¿pero tú quien te has creído que eres listillo de mierda?!
    Carter y Victoria se dieron media vuelta al igual que Liam al escuchar la voz de Luciana, y observaron a Edward de costado escupiendo… ¿sangre? La chica estaba con el puño extendido y respirando fuerte tras el golpe, los otros empezaron a correr en su dirección.
    —Edward, ¿estás bien? —preguntó Victoria agachándose para observar al chico que respiraba lentamente.
    —Sí, muy bien—comentó con sarcasmo—gracias a esta loca que casi me arranca la mandíbula. —Carter empezó a reír con fuerza casi cayendo al suelo hasta que Victoria lo fulminó con la mirada y paró de reír.
    —Hermana, para ya. Como te pasas. —comentó Liam al observar a su amigo escupiendo sangre.
    — ¿Qué yo me paso? —refunfuñaba, estaba a punto de protestar pero no dijo nada al observar a Liam, Edward era su mejor amigo.
    Estuvieron callados un buen rato, cada uno a un lado de aquel roble, Luciana refunfuñaba en silencio, mientras que Carter observaba con asco a su hermano. Victoria conversaba en voz baja con Coco, y Liam entrenaba con sus armas de fuego Fénix y Granito. Edward miraba el cielo azul, y observaba las nubes que iban pasando lentamente. Un largo silencio se formó durante unos largos minutos.
    Victoria observaba de vez en cuando a cada uno de sus amigos, empezaba a preocuparse por el silencio, era el primer día que todos estuvieran tan tensos. Normalmente solo pelean Carter y Edward, pero hoy estaban de mal humor todos.
    La princesa seguía observando a cada uno de sus amigos, después volvió a girar el rostro hacia Coco, pero esta vez se fijó a lo lejos, por detrás de Coco. La aldea, alguien se acercaba desde la aldea hacia ellos. Victoria se levantó despacio y se apoyó en Coco, Luciana también se fijó en aquella persona encapuchada, después todos observaban, Liam paró de entrenar y se acercó a su hermana.
    La persona que se acercaba llevaba una capa de color negro tapándole todo el cuerpo, y tampoco se le podía ver el rostro por la capucha, por tanto no se podía adivinar si era hombre o mujer. Se paró a unos metros de Victoria, pero a los suficientes para que todos oyeran lo que iba a decir a continuación.
    — ¿señorita, Victoria? —era una voz femenina, y seria.
    —Soy…yo—La princesa se despegó un poco de su amigo y adelantó un paso hacia la desconocida.
    —Al fin te encuentro—Dijo con una sonrisa torcida mientras se quitaba la capucha, era una chica hermosa de ojos amarillos, y el pelo dorado que le llegaba hasta la cintura, aparentaba unos diecinueve años.
    —Y tú… ¿Quién eres? —preguntó Victoria con curiosidad pero estando alerta, no sabía exactamente que quería aquella chica. —Por lo visto, tú ya conoces mi nombre.
    —Mi nombre es Ellanny—sonrió desabrochándose la capa y tirándola al suelo, estiró su brazo y salió una barra de luz muy potente, parecía…un rayo de sol. Victoria se sorprendió un momento, entonces pensó en una única persona. —Guerrera de tu Padre.
     
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  5.  
    Naila

    Naila Entusiasta

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    HA ESTADO GENIAL!!

    Enserio me ha encantado, me gusta como describes los personajes y als situaciones, así como los lugares y explicas los acontecimientos.

    Solo he encontrado un único problema en la historia, cuando dices lo de la espada:

    Quizá deberías poner directamente 4 metros de largo y 2 de ancho, ya que cien centímetros son un metro. Pero bueno eso es lo único.

    Por lo demás decirte que estoy deseando leer el siguiente capítulo ^-^

    Nos vemos y feliz año nuevoooo :3
     
  6.  
    leshlyperez

    leshlyperez Guest

    Es una idea muy interesante, leeré todos los capítulos, te quedas con las ganas xDD
    Tienes una gran imaginación :)
    Suerte!
     
  7.  
    Sakurash

    Sakurash Entusiasta

    Tauro
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    Las Crónicas de Ailil.
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    Capitulo 2: El cuento de Ellanny (parte 1)

    No habían pasado ni dos minutos desde que la joven forastera se había presentado ante ellos. Dudas se abrieron en los pensamientos de los muchachos. Quien era ella, que quería, de donde venia…pero la duda más curiosa que tenían era sobre el padre de Victoria, aquella chica, llamada Ellanny, decía ser su guerrera, ¿a caso su padre estaba vivo? ¿No se había quedado, Victoria, huérfana de pequeña? ¿A caso ocultaba algo aquella pequeña chica de ojos verdes a la que todos decían conocer?
    Victoria se encontraba incómoda con todo aquello, esa chica era guerrera de su padre, el Sol, y lo había mencionado delante de sus amigos, los que no sabían nada de aquello. Coco notaba la inquietud de Victoria, el también lo estaba, pero no por el secreto, más bien por aquella chica…guerrera del sol había dicho ella, eso significaba que solo podía ser un criatura brillante y magnífica, y él se encontraba orgulloso de encontrarse ante ella.
    Carter observaba a la chica de arriba abajo, era muy guapa, sí que lo era, no guapa no, era preciosa, hermosa, perfecta…no sabía cómo describir a aquella criatura que tenía delante. Aquellos ojos amarillos, muy penetrantes. Jamás había visto unos ojos así, dudaba que existiera humano con tal color. Pero eso llegaba a la cuestión de que, posiblemente, Ellanny no fuese humana…del todo al menos, porque engañaba mucho su cuerpo humano. Su perfecto y sensual cuerpo humano. Vestida con un traje de un material que desconocían, y que le marcaba su perfecto y delgado cuerpo. El pelo le llegaba hasta la cintura, lo tenía recogido en una trenza. Y era de un color rubio, no naranja, no amarillo…exactamente tenía una gran mezcla, posiblemente fuese rubia con mechas naranjas y amarillas, conjuntaba con su traje naranja. Carter observó una placa que tenía en el hombro, era una estrella en un círculo. Era su insignia de soldado. Pero ¿qué tipo de soldado?
    La joven forastera observó de uno en uno a los cinco seres vivos que poseía delante. Primero posó sus ojos en la chica alta del pelo recogido que poseía una espada casi mayor que ella misma. Debida de ser la mayor del grupo. La observaba inquieta, apartó su mirada cuando Ellanny la miró. Esta sonrió. Humanos…pensó. Después posó sus claros ojos sobre el chico de cabellos rubio y largo, un chico elegante, y con unos preciosos ojos azules. Estaba serio, la observaba en silencio. No parecía muy interesado, después apartó su vista y empezó a observar el cielo, de nuevo. Ellanny dudó un momento, ¿qué miraba aquel chico? ¿Por qué sonreía? Sintió que le ardían las mejillas, ¿qué me pasa? Observó de nuevo al chico del pelo oscuro y los ojos azules. Era atractivo, pero no elegante. Había otro chico más, estaba de pe al lado de aquella humana de la espada grande. Era serio, aun más serio que el otro rubio. La miraba a los ojos, ¿curiosidad? Si eso, los humanos son muy curiosos. Todo lo que Ellanny conocía sobre ellos era suficiente para adivinar que es lo que pensaba cada uno de ellos. No era muy difícil leer sus rostros, pero aquel chico era diferente. Demasiado serio quizás, demasiado callado, ¿demasiado atractivo? Eso último la hizo sonreír para sí misma. Los humanos son bastante atractivos, ¿Quién iba a decir que me encontrará a tantos modelos de un golpe? Debía de tener todos entre diecisiete y veinte años, no, todos no. Entonces observó a la chica que aún seguía enfrente de ella, Victoria…era la más pequeña sin duda. Ya que Ellanny sabía perfectamente la edad que tenía, es más, estuvo el día en que Luna la presentó al ejército de Sol. Era una niña diosa realmente hermosa. Y sigue igual.
    — Vosotros sabéis mi nombre—empezó a decir la chica forastera llamando la atención a todos. —pero vosotros no me habéis dicho el vuestro.
    Se quedaron perplejos un segundo.
    —Disculpa, preciosa—Carter poseía una sonrisa torcida y muy hechizante. Ellanny se ruborizó un poco sin al menos saber que significa ruborizarse. Era un nuevo sentimiento para ella. —Yo soy Carter—se señaló a si mismo mientras se acercaba a la chica. —Ese idiota de ahí—señaló con la mirada al chico rubio que estaba sentado bajo el roble, que ahora observaba a su hermano con desgana. —es Edward…
    —Yo soy Luciana—saludó entonces la mayor del grupo acercándose a su amiga con intención de protegerla. —Y él es Liam, mi hermano—señaló al chico del pelo castaño que se encontraba detrás de ella.
    —No sois hermanos—dijo Ellanny con una sonrisa de travesía.
    —No, no lo somos—intervino Liam colocando su mano en el hombro de su “hermana” —Pero para nosotros sí. —la miró con seriedad. Liam no se fiaba de aquella chica con cara de niña buena.
    Ellanny sonrió al observar a Liam. Qué guapo, y serio es aquel chico, pensó.
    — ¿Me tienes miedo…Liam? —este arqueó las cejas y la miró un momento. ¿Miedo? El no conoce el miedo. O al menos es lo que dice siempre. No contestó y se dirigió hacia la aldea, pasó por al lado de aquella chica y la miró de reojo. Le daba escalofríos.
    —Liam ¿A dónde vas? —preguntó su hermana siguiéndole. —Te veo luego Victoria, adiós.
    —Nosotros también nos vamos—Decía Edward levantándose y siguiendo los pasos de sus compañeros que ya habían llegado a la aldea.
    —Bueno, Ellanny, un placer—sonríe Carter—espero verte hoy en la fiesta.
    — ¿Fiesta? —esta vez preguntó Victoria.
    —Si preciosa, ¿recuerdas que día es hoy? —le dice mientras le da un beso en la mejilla y tras una pequeña reverencia con la cabeza hacia Ellanny, sique a su hermano y desaparece entre la multitud de la aldea.
    Victoria se quedó pensativa un momento, hoy era quince, día quince de Junio. Claro. Victoria se acordó al fin, con el día que llevaba normal que no se acordaría. Cada mes, el día quince de aquel mes, sus amigos y ella forman una hoguera en el prado bajo las estrellas y rodeados de luciérnagas, para contar historias. Era una tradición para ellos desde pequeños, les encantaba contar historia o inventarlas. Se lo pasaban muy bien escuchándolas y bebiendo cerveza de frutas. La joven forastera se la quedó mirando un momento, entonces Victoria se acordó de que aun seguía allí con ella.
    —Bueno… ¿vamos primero a mi casa? —Ellanny asintió.
    Las chicas montaron en el lomo de Coco que no se apartó de la princesa ni un segundo y las llevó a casa.

    Liam observaba su plato lleno y jugaba con la cuchara. Pensaba en lo que había pasado hoy y posiblemente pasaría. Aquella niña hermosa en a que él pensaba todos los días desde que la vio estaría en casa, a solas, con aquella extraña chica que aun no le había dado buena espina. Humana, no era, estaba muy claro, aunque lo aparentara. Era una guerrera, algo peligroso. Si era guerrera posiblemente estaba entrenada para matar. Ese último pensamiento le estremeció y tiró su cuchara contra la pared. La chica de ojos verdes que se encontraba delante de él con la cuchara en la boca abrió los ojos como platos y lo observaba incrédula.
    — ¿Qué te ocurre? —preguntó con la cuchara aun en la boca, casi no se le entendía.
    —Nada…—contestó Liam con seriedad.
    —Ya…—se sacó la cuchara de la boca y la dejó en el plato. —A mí, cuando no me pasa nada, me da por pegar a alguien—dice con ironía mientras sonríe.
    —A ti siempre te da por pegar a alguien—sonríe también.
    —Ya…que recuerdos—dice nostálgica mirando al techo de la tienda. Después observa a su hermano—Me preocupa esa tal…Ellanny. —Liam la mira, entonces él no era el único que había notado que esa chica no traía nada bueno.
    —Si…tienes razón. ¿Has visto como nos observaba a todos de uno en uno? —dice Liam mientras se levanta del pequeño taburete y recoge su cuchara. —Es como si nos estuviera analizando.
    —Tienes razón.
    —Y además eso de que es una guerrera…
    —No cualquier guerrera…es del ejército. El ejército del padre de Victoria…—Piensa un momento— ¿no estaba muerto?
    Los dos se quedan pensando un segundo. Puede que no estuviera muerto, entonces ¿había abandonado a su hija? Eso sería muy cruel…ejército ¿era un rey? entonces significaba que Victoria era una princesa. Pero fuese lo que fuese… ¿había mentido a sus amigos? O ella no sabía nada…
    — ¿Nos ha mentido Victoria? —pregunta entonces Liam después de un largo rato en silencio.
    —No se…no creo—contesta Luciana dudando—espero.
    Otro rato en silencio. Los dos se quedaron mirando el plato que tenían delante, con tantas dudas el hambre desaparecía. Luciana estaba preocupada, era su mejor amiga. ¿Y si había mentido? Pero bueno…igual no sabía nada, ¿y si lo sabía? Se lo habría dicho, ¿no? Igual era un secreto muy importante que no podía ni debía contar a nadie.
    —Hey, chicos. Parad un poco, se va a terminar la comida con el hambre que tenéis. —Un hombre mayor, cuarenta y pico años, entró en la tienda y observó su plato, sonriendo se acerco a los muchacho que ahora le observaban. — ¿Qué ocurre muchachos?
    —Garriett…—Luciana miró un momento al hombre que los había cuidado desde que estos eran unos bebes, el hombre más cercano al padre que ellos nunca tuvieron.
    — ¿Me vais a contar?
    —Bueno, es sobre una chica…
    —Oh, ¿ya te has enamorado? Vaya chico, ya era hora. Enhorabuena. —decía dándole unas palmaditas en el hombro. Luciana no aguantó la risa.
    —No, no es porque me haya enamorado de una chica, Garriett.
    —Vaya…ya me había hecho ilusiones de ser abuelo pronto—La chica volvió a reír, casi se cae del pequeño taburete. — ¿de qué se trata pues?
    —Una forastera.
    — ¿forastera? Hace décadas que no pasan forasteros por aquí—piensa nostálgico aquel hombre.
    —Dice ser una guerrera, lleva una insignia en el traje…—piensa un segundo en que figura poseía aquella insignia. —creo que era una…
    —Una estrella—termina diciendo Luciana, esta vez ya seria. Observa el rostro de Garriett, este arqueó las cejas y abrió los ojos a más no poder. No se estaba creyendo lo que acababa de escuchar. ¿Una estrella en el hombro? Liam intercambió una mirada alarmante con su hermana.
    — ¿qué ocurre Garriett? ¿Es grave? —volvió a intercambiar una mirada con Luciana, una mirada de inquietud.
    —Debo irme—el hombre se levantó del taburete y salió con prisa de la pequeña tienda. Los jóvenes no tuvieron tiempo de detenerlo, y se volvieron a mirar. Se quedaron callados un rato. Cada uno pensando, exactamente lo mismo.

    Garriett era un hombre grande, tanto mentalmente como físicamente. Poseía un cuerpo musculoso y bronceado. En sus tiempos fue un gran guerrero del reino de La Tierra. Todos los días de su vida recuerda su último combate…como olvidarlo. Cada mañana se despierta con aquella gran cicatriz que le ocupa todo el lado izquierdo.
    Estaba llegando a la gran tienda de la aldea, en donde vivía el jefe de la aldea del jabalí.
    Entró rápidamente en la tienda.
    —Perdona que te moleste, Vincen. Es urgente—el hombre de media estatura desconcertado asintió mientras se levantaba de su asiento y salía de la tienda ajustándose bien las gafas. Era ya un anciano.
    — ¿Qué ocurre amigo mío?
    —Verás, mis hijos me han contado algo que me ha alarmado.
    — ¿de qué se trata?
    —Una estrella.
    — ¿una estrella? —preguntó sorprendido mientras se ajustaba mejor las pequeñas gafas para observar el rostro de su amigo. ¿No estaría gastándole una broma? —Una estrella, ¿en esta aldea?
    —Me temo que sí.
    —Esto es grave amigo mío.
    —Lo sé Vincen.
    — ¿Qué es lo que busca una guerrera del sol aquí?
    —Habrá que averiguarlo. —los dos hombres se intercambiaron una mirada de preocupación. El anciano asintió.
    —Bien, ¿entonces te ocupas tú de ello?
    —Sin ningún problema— Se estrechó la mano con el anciano y se dio media vuelta dirigiéndose a la tienda en donde había dejado a los jóvenes preocupados. Debía preguntarles más.
     
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    Sakurash

    Sakurash Entusiasta

    Tauro
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    Las Crónicas de Ailil.
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    Fantasía
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    Capitulo 2: El cuento de Ellanny (parte 2)



    Estaba anocheciendo, el sol se escondía deprisa. Y las estrellas empezaban a iluminar el cielo lentamente. Mientras que la luna ocupaba el puesto del sol, iluminando el prado en donde cuatro personas comenzaban a crear una hoguera. Las luciérnagas salían de su escondite, y empezaban a decorar el prado con diferentes lucecitas de distintos colores. En esas ocasiones aquel lugar parecía mágico. Victoria lanzó unas ramitas a la hoguera, se levantó y observó la luna, brillante, redonda y mágica. Observó a su alrededor. Unas luciérnagas bailaban y cantaban a su alrededor. Ella empezó a dar vueltas al ritmo de sus melodías empezó a caminar balanceándose y sonriendo. Abrazaba el viento. Las pequeñas criaturas la abrazaban a ella. Victoria…susurraba su nombre, seguían cantando. La Luna nos creó, su luz nos transformó…Cantaban con alegría. La princesa sonreía con dulzura ante aquellas preciosas criaturas.
    Una muchacha sentada bajo aquel roble iluminado por la luz de la hoguera observaba como a lo lejos aquella niña bailaba con las luciérnagas. Era a princesa, sin duda alguna. Aquella chica de ojos verdes se entendía con las luciérnagas. Por fin la había encontrado. Por fin había encontrado a la hermosa Diosa Crystal. Ellanny sonreía al observar el baile de las luciérnagas.
    —Es extraño, ¿no crees? —Una voz despistó los pensamientos de Ellanny, observó al chico que permanecía de pie y observaba a la misma criatura bailarina a lo lejos.
    — ¿Perdona? —Ellanny estaba un poco despistada al ver a Edward de pie. Aquel chico serio del pelo rubio.
    —Victoria digo, es extraña.
    — ¿A qué te refieres? —Disimulaba la chica volviendo a observar a la princesa.
    —Mírala, aparte de que es hermosa—sonríe tímidamente para sí mismo. Una sonrisa que nadie había visto jamás. —es buena con todo el mundo. Y los animales…
    — ¿Qué ocurre con los animales?
    — ¿no los ves? —mira un momento a la chica de los ojos amarillos, que iluminados por la luz del fuego parecían naranjas. —Unas luciérnagas bailan a su alrededor. Eso no puede ser normal. Son unos simples bichos.
    — ¿unos simples bichos? —Ellanny lo observaba atentamente, una luciérnaga se poso en su brazo. Era hermosa. —Si ellos son bichos, vosotros también lo sois entonces.
    El chico la observó incrédulo. Lo había llamado bicho. Insecto. No, a el no. Ha dicho “vosotros”, eso significaba que había llamado insectos a la raza humana. La miró con desprecio un segundo. Pero no dijo nada. Otra persona fue la que contestó.
    — ¿Quiénes son bichos? —Era Luciana, que acababa de llegar con su hermano por detrás que observaba atentamente a la forastera.
    Victoria observó a sus amigos desde lejos, no era difícil observar que había tensión de nuevo. Entonces corrió hacia ellos.
    —Luciana, ¿Qué ocurre?
    —A vosotros, os he llamado bichos—Ellanny se levantó y miró a los ojos a la mayor del grupo.
    — ¿cómo te atreves? —preguntó Luciana entre dientes. Victoria observaba la escena, no comprendía nada. Como siempre.
    —Bueno, bueno—Carter apartaba a las chicas—Es noche de fiesta, vamos a sentarnos venga.
    Luciana no le quitaba los ojos de encima a aquella criatura que aun desconocía. Ellanny se sentó bajo el roble, mientras que los demás rodeaban la hoguera.
    —Bueno, ¿Quién empieza? —preguntaba Carter abriendo una botella de cerveza de frutas mientras pasaba la caja llena a los demás.
    — ¿Puedo comenzar yo? —Todos miraron sorprendidos a la forastera. Esta estaba muy tranquila, es más, comenzó a mostrar una dulce y divertida sonrisa.
    —Claro…como quieras—Contestó Victoria, estaba sorprendida.
    —Bien, comencemos con un principio que todos conocemos—sonrió—Hace mucho tiempo, exactamente cinco mil cincuenta y tres años. Existió otro plantea. El primer planeta que el Creador formó. Lo llamó el planeta Tierra. Creó a nuestro Dios, el Sol para que iluminase la tierra. Creó a la Luna, para que cuidase la noche. Creó el mar, el barro, la hierba, las plantas. Después los animales, cada uno perfecto a su manera. Grandes, pequeños. De mar, de tierra. Carnívoros, herbívoros y omnívoros.
    *Vivían en paz. Cada uno en su territorio. Pero un día, el Creador decidió avanzar, crear un animal que supiera avanzar más allá. La criatura que formó era mediana, muy grande para algunos animales, y muy pequeña para otros. Tenía el color de la piel rosada, con mezclas de tonos amarillos y naranjas. Empezó por un cerebro capaz de sentir, imaginar. Como un guía para aquella criatura. Un cerebro más desarrollado que el de los animales. Después le creó un cuerpo, una base. Este nuevo cuerpo no se sostenía a cuatro patas como los animales que había creado antes. Era un cuerpo fantástico. Una criatura hermosa. La llamo “ser humano”. Una criatura capaz de hacer grandes cosas, incluso hablar. A diferencia de los animales.
    *Creó una, pero pensó que aquella criatura debía producir más, y solo no podría conseguirlo. Y creó a una segunda criatura. Con un cuerpo parecido, pero distinto. Era igual de hermoso que el anterior. Y los nombró. Al primer cuerpo lo llamo “hombre” al segundo “mujer”.
    *Se reproducían deprisa. El Dios creó otro espíritu que ayudaría al paso del tiempo. Creó a nuestra diosa Tempus. Ella creó los años, los días y las horas. Pasaron años y avanzaban poco a poco. Eran criaturas excepcionales. Pero a veces mostraban fallos. Sentimientos inesperados. Como la furia, el odio. Un día pasó algo que le rompió el alma al Dios que los creó. Un humano le quitó la vida a otro. Desde entonces ese hecho estaría siempre dentro de las personas.
    *Cada año avanzaban a peor, a veces a mejor. Pero empezaron a formar grupos. Grupos de sociedad. Ricos y pobres. Empezaron a discriminar gente que, según los ricos, estaban por debajo de ellos.
    * Avanzaron más y más. ¿Sabíais que eran omnívoros? Eso significaba que comían tantas plantas como carne de animales. Llegaron a crear máquinas de hierro. Las llamaron “robots”. Los robots ayudaban en el trabajo de las personas. Pero no solo crearon ayuda. Crearon algo peor, armas. Armas que conseguían arrebatar vidas a personas. Eso fue la gota que colmó el vaso. El Dios no aguantaba ver su planeta destruyéndose. Y cambió el plan.
    *Ese cambio, formo otro planeta. Llamado Ailil. Esta vez los animales también serian igual de valorados como las personas, y esta vez también podrían hablar. Los sentimientos no pudieron cambiar, el odio y el deseo de matar…seguía en los corazones. Pero esta vez era más protector hacia lo que amaban. El sol y la luna, que antes fueron astros, se transformaron en dioses. También estaba Tempus, y más tarde dio el honor al relámpago de ser Dios también.
    * Más tarde las leyendas empezaron a contar que el Sol—Dios de la luz y la justicia— y la Luna—Diosa de la paz y la pureza— Tuvieron una hija, una hermosa y poderosa hija, a la cuál nombraron Crystal, porque su piel era tan pálida y blanca como el hielo y su corazón era un brillante y duro diamante. La pequeña diosa Crystal poseía un cuerpo humano, con unos preciosos ojos color esmeralda y el pelo del color castaño más perfecto. También era dueña de un gran poder, el mismo que la puso en peligro ya que los otros dos dioses, Tempus y Relámpago, envidiaban aquel mágico poder de la muchacha. La Diosa Tempus se descontroló, y un día se abalanzó sobre el bebé Dios, su intento fue fallido, el Sol la castigó por tal intento, y la encerró en lo más profundo del volcán, cuya guardiana era Afruze, la emperatriz del reino Volcancers.
    La Diosa Luna estaba muy preocupada, sabía que podría volver a pasar aquel suceso, Tempus no permanecería encerrada para siempre, y aun Relámpago caminaba libremente por los mundos. Entonces tomo la decisión, junto con el Sol, de esconder a la princesa en un lugar seguro para ella, como humana.

    La Luna se la entregó a una mujer viuda de puro corazón, que cuidaría a la princesa como si fuese hija suya. La mujer llamó a la princesa con un nombre humano. Fue llamada… —Victoria se alarmó ante como terminaría aquella historia. Hizo un ademan de que se callase. Se levantó hacia Ellanny. Esta no pudo terminar la frase, y observó a la princesa.
    —Por favor, Ellanny—susurraba—No digas nada, por favor. Ellos no saben nada.
    —Termina mujer, ¿Cómo se llama la chica? —Preguntaba Carter impaciente. Ellanny le sonrió y después observó a la chica que le suplicaba con la mirada.
    —Lo siento princesa—susurró y después volvió a observar a aquellos intrigados jóvenes—La hija de nuestros dioses, la diosa perdida, como dicen algunos— sonrió mirando a los jóvenes que escuchaban atentos, esa historia no la volverían a escuchar, era una oportunidad de descubrir algo grande. —A la chica la llamaron—hizo una pausa—Victoria.
    —Victoria…—Todos observaron a su amiga de rodillas con la cabeza bajada observando el suelo. Luciana comprendió al instante porque su amiga no había contado nada. Era muy fuerte aquella noticia, su amiga de toda la vida la Diosa Crystal…quien lo iba a decir. Se dirigió hacia su amiga y la abrazó. —Vaya que sorpresa mi princesa—sonrió dulcemente, Victoria levantó la cabeza sorprendida. No estaba enfadada. Observó a los demás. Todos sonreían.
    —Y tu ¿Quién eres? —Liam miraba a Ellanny seriamente.
    —Sabía que me ibas a preguntar, te fuiste con las ganas ¿cierto? —sonrió la chica. Se puso en pie delante de todos. Sacó su rayo de sol y lo colocó delante de todos para que lo observaran—Yo soy la comandante Ellanny, guardiana del Sol. Y hasta hace unas horas, era una estrella encima de vuestras cabezas.
     
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    Naila

    Naila Entusiasta

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    GENIAL!

    Está genial, me ha gustado muchísimo la forma de contarles todo, como han reaccionado y como se ha ido sucediendo cada cosa, me has dejado sin palabras de veras, está alucinante. Espero la contiii ^-^

    Un saludooo :3
     
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