Song-fic La Venganza de Gaia.

Título: La Venganza de Gaia.
Tipo: Drabbles.
Palabras: 391.
Nota: Elaborado para la actividad "Una Canción, Un Drabble. Se supone que está basado en la canción "Gaia" de Mago de Oz.

​

Una Canción, Un Drabble.
La Venganza de Gaia.

.
.

​

Miranda sintió sus ojos arder por el humo. Tosió y gimió al sentir como las flamas le lamían los pies.

Se preguntó qué era lo tan terrible que había hecho… Llegó a la mima respuesta una y otra vez: nada.

Mierda, que ella no era una bruja. Jamás había hecho pactos con el demonio, jamás había matado gatos ni mucho menos niños en rituales asquerosos. Ella era una simple curandera.

Sintió que las lágrimas pugnaban por salir, así que se apresuró en apretar los párpados, porque no permitiría que ninguno de esos sujetos la viese llorar. Tenía que ser fuerte, eso era lo que se repetía, pero no lograba convencerse, porque en realidad lo único que deseaba era vivir.

¡Vivir, vivir! ¿eso era mucho pedir? No importaba cómo, sólo quería aferrarse de cualquier manera a la vida terrenal.

Los gritos a su alrededor fueron sonando más lejanos, el aire se sentía cada vez más denso y la tos no la dejaba en paz. No quería ni pensar en el dolor, y el horrible olor a su propia carne quemada le causaba nauseas.

Pudo ver entra la nebulosa las figuras difusas de sus verdugos, de los curiosos, de todos los congregados a su alrededor, y ella, Gaia Miranda, quien nunca había odiado a nadie, los odio a todos.

Los maldijo, gritó y gritó, les profetizó mil años de sufrimiento en lo más profundo de los infiernos. ¡Venganza! Ya la tristeza se había ido, también el dolor, ahora sólo quedaba el odio y la sed de sangre.

Rogó a un dios, dos dioses… mil dioses, pero pensó que era inútil.

A esas alturas estaba casi segura que dios no existía, y si existía, entonces no era para los pobres, para los buenos, para los justos.

Era sádico y maligno. Y si habían más, entonces eran sádicos y malignos.

Tan sólo pidió que alguno de ellos la vengara.

Cerró los ojos, esta vez para siempre, ya sin ninguna expresión, exhalando su último y más grande deseo; que su muerte no fuese olvidada, que la sangre de sus verdugos bañara la tierra.

Deseo intensamente ser la tierra para regocijarse con el sabor del espeso liquido rojo y vital.

Sonrió, antes de ser consumida por completo por las llamas.

.
.

La tierra concedió su deseo.
​