Long-fic La soledad de Ib

Después de quemar el cuadro y destruir a Mary, Ib salió de la caja de los juguetes y abrió la puerta del edificio rosa. El interior dejó de verse hecho con lápices de colores. Lo único que había ahí eran unas escaleras que bajaban. Ib confió en que esas escaleras tenían que llevarla muy cerca de la salida. Al terminar de bajarlas llegó a la recepción de la galería de arte. Caminó hasta el enorme cuadro que había visto chorrear antes de que todos desaparecieran. Cuando leyó la inscripción del cuadro, aparecía este mensaje:

"Mundo ???"
Una vez que te adentres ahí, no hay vuelta atrás.
Todo el tiempo que has pasado aquí se perderá.
Aún así, ¿quieres saltar?

Al terminar de leer, el marco del cuadro desapareció y la pintura se convirtió en un portal de regreso a la galería de arte real. La última pregunta le pareció muy estúpida, claro que quería regresar a su hogar. Releyó el segundo renglón y se quedó pensando en una cosa: lo olvidaría todo. Las pinturas que salían de sus cuadros, los maniquís que la perseguían, las cabezas de maniquí; a Mary, y... a Garry. Dudó dobre eso tan sólo por un segundo. Luego retrocedió para darse impulso y saltar al cuadro. De pronto, antes de saltar, escuchó una voz muy conocida que la llamaba por su nombre.

—Ib...

Ib volteó hacia donde no quería volver a mirar; el camino por el cual venía y al que no quería dar marcha atrás. Llegando por ese camino se aproximaba una completa alucinación.

—¿G-Garry?
—¡¡Ib!! Te he estado buscando. Te habías marchado por tu cuenta.
—Pero... es que... tú...
—Te dije que te alcanzaría, ¿no es así? Caray, ¡estaba preocupado!
—Pero tu rosa, los pétalos, tú...
—En cualquier caso, Ib... ¡creo que he encontrado la salida!
—Si, yo también...
—No es por aquí, es por el otro lado. ¿Quieres echarle un vistazo?

Ib dudó. Dudó más que cuando temió olvidar todo y volver. Estaba segura de que Garry estaba durmiendo y no despertaría de nuevo. Su rosa se quedó sin pétalos; era imposible que estuviese ahí, de pie, hablándole; tendiéndole la mano para llevarla a la... salida. Y ella también estaba segura de que esa era la salida. Se quedó mirando a la alucinación. Cuando recién apareció frente a ella, estaba sumamente feliz de verlo; porque el pensar que no podía salvarlo y que jamás lo vería de nuevo la entristeció por completo. "Se me ha dado la oportunidad de verlo de nuevo..." pensó.

—Oye Ib, por aquí.— insistió Garry. Ib caminó hacia él. —Sabía que eras una buena chica... Bueno, vámonos.

Ib tomó la mano de Garry y caminó junto con él por el camino que no quería volver a cruzar. Todo el camino, Ib intercalaba su vista entre el suelo y Garry; más nunca volteaba a sus alrededores, lo que no le permitía darse cuenta de a dónde se dirigían. Cuando decidió mirar hacia el frente, descubrió que estaban de vuelta en el mundo del Sketchbook.

—¿Qué hacemos aquí?— preguntó Ib.
—Bueno, yo... Lo que pasa es que...— Garry balbuceaba. A Ib no le estaba gustando lo que ocurría. —Verás Ib, si salimos de este lugar... olvidaremos todo lo que hemos pasado juntos Y yo no quiero eso. ¿Y tú?
—Pero Garry, ¿qué dices? Pasamos por todo eso para poder salir de aquí.
—Lo sé, pero dime... Ahora que me he podido salvar de quedarme eternamente dormido al quedarse sin pétalos la rosa... ¿no te alegra?
—Pues... si...
—Y... no te gustaría... quedarte... ¿conmigo?

Ib soltó la mano de Garry y salió corriendo de nuevo hacia la galería de arte. Sus sospechas tomaron forma; Garry no diría cosas así. Él quería salir de ese lugar y quedarse jamás se vio como una opción. Ib llegó al cuadro que la llevaría al mundo real, pero corrió tanto que al llegar no tuvo fuerzas para saltar al cuadro. Se tiró de rodillas al suelo y respiró con fuerza tratando de recobrar el aliento. Entonces detrás de ella, igual de cansado, apareció Garry y tomó su hombro.

—Ib...— decía entre jadeos. —¿Por qué... huyes...?
—¡Tu... no eres...!— decía Ib mientras se apartaba de él.
—¡¡Yo soy Garry!!— gritó.

Cuando gritó, el cuadro se distorsionó y el portal se bloqueó. Ib se asustó y quedó inmóvil. Garry, soltando una que otra lágrima y con una sonrisa de nerviosismo, trataba de convencer a Ib de que él era real.

—Vamos Ib... ¿Te has comido el caramelo que te dí? ¿Recuerdas que te he tapado con mi abrigo cuando te has desmayado? ¿Recuerdas cuando me encontraste tirado en el pasillo? ¿Recuerdas que te he quitado un libro de las manos porque no debías de leerlo?

Garry estaba convenciendo a Ib con todos los recuerdos que le arrojaba. Entre lo que él decía, ambos lloraban. Estaban tirados de rodillas en el suelo. Ella terminó abrazándolo, llorando y diciéndole lo feliz que estaba de tenerlo con ella. Garry mostró una sonrisa vacía que Ib no vio. Se pusieron de pie y caminaron de vuelta al mundo del Sketchbook.

Continuará...

 

—Oye Garry, ¿por qué hemos venido al mundo del Sketchbook?
—Por que, este mundo podemos transformarlo, modificarlo, deshacerlo y reconstruirlo si deseamos.
—¿Pero cómo? Creí que este mundo había sido una creación de Mary.
—Así es, pero observa. ¿De qué está hecho este mundo?
—De crayones de colores.
—Exacto.

Garry le mostró a Ib un cuaderno de dibujo que estaba en la habitación donde ella había quemado el cuadro de Mary. En el cuaderno estaba dibujado el mundo en el que se encontraban. Garry le explicó que todos los días aparecían 12 crayones de colores al regar el único tulipán que no ha florecido, y que con ellos podían pintar en ese cuaderno y modificar el mundo. Le hizo una demostración y añadió una planta alta y nuevos muebles a la casa rodeada de árboles. Entre las cosas que añadió a la planta de abajo estaban un baño, una estufa, un refrigerador (con comida adentro) y un microondas. En el piso de arriba colocó un armario, un peinador, dos espejos y una cama.

—Los crayones de colores se gastaron, y no pude dibujar una segunda cama ni una ducha.
—Creo que no es tanto problema.— dijo Ib sin pensar. —Podemos bañarnos en el lago, y la cama es grande.
—¿Eh?— Garry se sonrojó. — N-no Ib, yo creo que yo estaría bien en el suelo.
—No seas ridículo; la cama es muy grande, y cabemos los dos.

Ib no dejó que Garry volviese a mencionar el asunto, que le parecía demasiado estúpido tratar. Garry cocinó una sopa para la cena de ambos. Cuando subieron al segundo piso, volvió a mencionar lo de dormir en el suelo, pero Ib lo ignoró y se acostó hecha bolita en la cama; pensando que la preocupación de Garry era que no cabrían o que él se moviera mucho en la noche. Garry cedió y se acostó en la cama. Al la mañana siguiente, Ib despertó sin poderse mover. Garry la estaba abrazando dormido aún, y era imposible zafarse de sus pesados brazos. Ib no quería, pero decidió despertar a Garry cuando comenzó a sentirse asfixiada. Y se le ocurrió despertarlo cosquilleándolo.

—¡¡Ah!! ¿Eh? ¡Ah, Ib buenos días!
—Perdona por el brusco despertar, pero me asfixiabas.
—Waaaa, lo siento mucho. Sabía que no sería buena idea dormir en la misma cama.
—No no, ni me di cuenta hasta que desperté.
—Bueno, discúlpame. Bajaré a hacer de desayunar. ¿Apeteces huevo, hot cakes o waffles?
—Por mi puede ser cualquier cosa, gracias.

Mientras Garry cocinaba, Ib curioseaba por la casa. "Los muebles están pintados, pero los puedo tocar cuál si fueran reales" pensó. Cuando terminaron de desayunar, le dijo a Garry que quería salir a explorar con calma.

—Oye Ib, ¿no deseas tomar un baño? Hoy podemos obtener más crayones de colores, podemos dibujarnos más ropa.
—Me encantaría. Pero, ¿podría pedirte que te encargues de eso? Sinceramente, he olvidado como es este sitio y quisiera aventurarme por ahí.
—Esta bien. Trataré de adivinar tus medidas. Ten cuidado por donde exploras.

Ib salió de la casa. Lo primero que se encontró fue un edificio llamado la Galería de Arte, cosa que se le hizo muy extraño. Entró. Las paredes tenían manchas de pintura que parecían ser dibujos que intentaron ser borrados. La única pieza de arte que formaba la galería era un cuadro... ¿de Garry? Tenía el título de "Retrato de un recuerdo". Ib lo ignoró y salió de nuevo a explorar. Se encontró con la plaza de las mariposas y con una casa que no podía abrir. Mirando desde la entrada de esa casa a lo lejos se vio un edificio rosa. Al intentar ir ahí, se encontró con un abismo que le impedía el paso. "Que raro..." se quedó pensando Ib. Siguió caminando y se encontró con un edificio azul dentro del cuál no había nada. Por último, descubrió una casa rodeada por un hermoso jardín que estaba cerrada con llave. No forzó para abrirla, pero intentó girar el pomo, y en ese instante Garry apareció detrás de ella.

Continuará...

 

—Ib, ¿que estás haciendo?
—Amm... explorando.
—Esta puerta no se puede abrir.
—¿Por qué?
—No lo sé. Volvamos a casa; ya me he gastado los crayones de colores en ropa y más comida. Ah... me olvide de la ducha y la segunda cama.
—No es mucho problema. El lago no irá a ningún lado, y si llegaras a asfixiarme me harías despertar.

A Garry le molestó haberse olvidado de lo de la cama; no quería importunar los sueños de Ib. Se alejaron de ese curioso edificio al que no podían entrar y volvieron a casa. Ib vio que en el sillón había un vestido color mezclilla, unas sandalias y una toalla. Garry era tan penoso que no pudo pensar en dibujar ropa interior para Ib, así que ella se encargaría de eso después (por el momento usaría la misma que llevaba puesta). Tomó las cosas y se fue al lago. Antes de irse notó que había otra novedad en la sala: un caballete y artículos de pintura. Garry le dijo que él iría al lago cuando ella regresara y se quedó pintando. Mientras Ib tomaba un baño, se preguntaba qué había en ese lugar. "Sé que ya estuve ahí, pero no logro recordar lo que había adentro" pensó. Se quedó un buen rato en el lago, luego se vistió, tomó sus cosas y volvió a casa. Cuando llegó Garry no estaba, ni el lienzo que había empezado a pintar. Ella ignoró esto, se cepilló el pelo y se puso a leer un libro que había en la estantería. Poco rato después llego Garry con un delantal blanco y su cara y manos manchadas de pintura.

—Oh Ib, lo siento. Salí a tomar un poco de aire junto a las mariposas.
—Descuida, no llevo mucho tiempo aquí. Comencé a leer este libro.— Ib le dio el libro a Garry invitándolo a leer la página en la que se quedó.

El fantasma estuvo tras Alice todo el día.
A ella le fastidiaba que no se le separara
y que le insistiera una y otra vez lo mismo.
"¡Soy yo! No me olvides". Alice se quedó
pensando "Imposible que él sea Edward.
Él desapareció hace tiempo".

—Vaya parece una historia muy interesante. ¿Cómo se titula?
—"Ed en el olvido". No he leído mucho pero creo que Edward fue casi totalmente olvidado cuando desapareció en el bosque al separarse de Alice. Me está gustando mucho.— Garry se quedó mirándola con ternura.
—Bueno, dime ¿qué se te antoja cenar?
—Hmm, he estado pensando en unos sandwiches.
—Venga pues, empezaré a sacar las cosas del refrigerador. Si gustas leer con más tranquilidad, puedes irte arriba.
—Vale. Llámame cuando la cena esté lista.

Ib subió a la habitación y se acostó en la cama a seguir leyendo. Su libro, como ella había descrito, trataba de un chico y dos chicas de 13 años llamados Edward, Alice y Rose, que se habían perdido en el bosque. A Edward y a Rose jamás los volvieron a ver; los declararon desaparecidos y, al pasar los años sin encontrarlos, muertos. Ahora, Alice tiene 17 años y ha superado aquella gran pérdida que le estuvo doliendo desde el primer día en que sus amigos desaparecieron. Un día, comenzó a ver que las cosas se movían de lugar y corrientes de aire en lugares cerrados. Luego tuvo una aparición; Edward. Efectivamente, había muerto, y ahora volvía como alma en pena por la más grande tristeza de su corazón: Alice lo había olvidado. La historia capturó la mente de Ib por completo. Después de leer otras varias páginas, bajó a cenar y luego se fueron a dormir. Ib tuvo un sueño relacionado con el libro.

Soñó que ella era Alice, Garry era Edward y Mary era Rose. Aunque Ib no había leído lo suficiente sobre Rose, la presentía como un personaje no tan agradable, lo que la llevo a soñar así. Soñó el momento en que se separaron; comenzaron a buscar a sus padres cuando empezó a llover. Ib se perdió y no supo ubicar de dónde venían los gritos de Garry y Mary. Ib fue encontrada por sus padres pero Garry y Mary no. Luego se vio a sí misma en una casa, donde frente al espejo se veía su reflejo, y el de Mary: cubierta de lodo, ramas y hojas; con ojeras y raspones en las piernas y brazos; y con su cuchillo de paleta levantado. Ib despertó gritando y respirando con fuerza, despertando a Garry.

—Ib ¿qué sucede?— dijo Garry intentando calmarla, y luego la abrazó y esperó a que su respiración se volviera normal.
—Tuve una pesadilla— dijo empapada de lágrimas y con voz silenciosa, recordando aquella vez en la librería en que ya le había dicho lo mismo a Garry.
—Fue un mal sueño nada más. Todo está bien. Tranquila.

Garry logró tranquilizar a Ib. De rato se quedó dormida en sus brazos. Él la recostó de nuevo en la cama y se quedó dormido también.

Continuará...

 

Cuando Ib despertó y buscó a su alrededor, no vio a Garry. Decidió cepillarse el cabello y después bajar a la cocina, donde tampoco lo encontró. Pensó que era muy extraño que se hubiese ido a bañar tan temprano, pero decidió esperar. Iba a volver a tomar su libro cuando miró alrededor de la sala y notó cosas de pintura tiradas junto al sillón. Estaba muy confundida con respecto al hobbie de Garry. Bueno, era una afición de lo más común, pero no había pensado en Garry cómo fanático del arte; menos después de sus experiencias en la galería. Se olvidó del tema y de nuevo pensó en subir a leer, pero entonces Garry volvió.

—Ah Ib, ya has despertado.. Buenos días.
—Buenos días. ¿Dónde estabas tan temprano?
—Me fui a bañar. Se me fue pronto el sueño y decidí terminar mi cuadro.
—¿El de ayer? ¿No lo habías terminado ya?
—No, iba apenas a la mitad. Bueno, desayunemos.

Garry preparó unos hot cakes y desayunaron en silencio. Garry quiso tocar el tema sobre el libro que Ib leía, pero Ib en lugar de hablarle de la historia original, le habló sobre su pesadilla. Garry le sonrió cuando terminó de platicársela. Le recordó a Ib que Mary había desaparecido cuando quemó el cuadro. Ib no reaccionó con una sonrisa como él esperaba.

—Oye pero... ¿cómo supiste... que quemé el cuadro de Mary?— Garry se quedó tieso un momento y después rió sin obviar los nervios.
—¡Ay Ib! Pero si en la caja de los juguetes solo había una salida. Sabes, después del pasillo en el que creíste me quedaría, subías unas escaleras y había dos caminos. Uno al cuarto de Mary y otro a la salida. Yo no sabía cual era cual, así que al primero que entré resulto ser el cuarto de Mary y vi su cuadro echo pedazos y sus cenizas junto con el cuchillo de paleta. Por eso sé que quemaste el cuadro. Además...— Garry metió su mano en el bolsillo del pantalón y sacó su mechero. —Encontré mi mechero junto a tus ropas.

Ib comenzó a llorar desde el momento en que vio el mechero. Se levantó de su silla y fue con Garry y lo abrazó. Él le devolvió el gesto y, por segunda vez sin que Ib lo notase, mostró una sonrisa vacía.

Garry no le dijo a Ib, pero al levantarse temprano también se había gastado de nuevo los lápices de colores de nuevo sin dibujar la segunda cama ni la ducha. Sólo había dejado el lápiz de color blanco, para que Ib dibujara la ropa interior que le hacía falta. Aunque bien, de nuevo, a ella le importó poco esto. Subió por ropas nuevas y su toalla y se dirigió al lago. Esta vez no se quedó pensando tanto tiempo. En vez de volver a casa, se paseó de nuevo por la galería de arte. Cuando entró, avistó un cuadro nuevo; era una pareja a la cual creía conocer, pero no lo recordaba. El mismo título que el del primer cuadro: "Retrato de un recuerdo". Hizo un esfuerzo, pero no logró procesar la imagen de la feliz pareja que la miraba con ternura. Volvió a casa y se topó con Garry leyendo su libro.

—Bienvenida Ib.
—¿Te has puesto a leerlo?
—Si. Con lo que me dijiste ayer y con el sueño que tuviste, me intrigué por saber más de la historia.
—¿Y cuanto llevas?
—Lo mismo que tú. Bueno, me voy a bañar.
—Vale... ¿dónde está el sketchbook y el crayón de color blanco?
—¿Eh? Ah, los dejé en la cama. No tardo.

Garry salió e Ib subió a la recámara por el sketchbook. Lo tomó y dibujó lo que tenía que dibujar. Le quedó todavía un poco de crayón de color blanco y dibujó unas cuantas nubes por todo el sketchbook. El clima se volvió un poco más fresco, alegrando el día de Ib. Garry, que estaba en el lago, se quedó admirando las nubes que aparecieron recién. Ib volvió a su libro, pero no leyó más que dos páginas cuando oyó que Garry había vuelto.

—¡He llegado Ib!— gritó desde abajo. —¿Qué haces?
—Estaba leyendo— respondió Ib bajando las escaleras.
—Oye, tienes que venir conmigo. Te tengo una sorpresa.

Garry tomó a Ib de la mano y la llevó a la casa junto a la plaza de las mariposas. Ib estaba confundida, pues antes no había podido entrar a ese lugar. Garry con mucha facilidad abrió la puerta; y al entrar al lugar, le mostró a Ib una alucinación mayor que la que había tenido al verlo a él antes de saltar al cuadro que la regresaría al mundo real.

Continuará...

 

—¡Ib!— dijo una dulce voz de mujer.
—Ha pasado tiempo. Te extrañamos— dijo una pacífica voz de hombre.
—Mamá... papá...

Ib estaba paralizada ante la visión. Su madre fue con ella y la abrazó. Ambas soltaron lágrimas de felicidad al reencontrarse. Segundos después, el padre de Ib se fundió junto con ellas en el abrazo. Garry se quedó observando la escena con orgullo. Se fue del lugar dejándole tiempo a la feliz familia de charlar. Ib les platicó a sus padres con lujo de detalles todo lo que había vivido desde que las luces de la galería se apagaron hasta el punto en que se encontraba ahora. Estaba tan feliz de estar de nuevo con ellos. Les platicó también de los lugares que había en el mundo que se encontraban ahora, y mientras lo hacía mencionó y se quedó pensando en la galería de arte; y en el cuadro de la pareja que anteriormente no había podido reconocer. Ib llevó a sus padres a pasear por el lugar, y por última parada eligió la galería de arte. Observó de nuevo aquel cuadro. "Son mis padres. ¿Por qué hace rato no los reconocí?" pensó. De ahí, se pasaron a la casa donde habían estado viviendo ella y Garry.

—Hola, y sean bienvenidos. Siéntanse como en casa.— dijo Garry, que, cosa rara, estaba pintando.
—Vaya... al parecer han estado viviendo muy bien.— dijo la madre de Ib examinando la sala y la cocina.
—Bueno pues es un gran alivio el solo tener que dibujar lo que necesitamos.
—Oye Garry, ¿y el libro?
—Oh, lo he puesto de nuevo en el librero. Intenté inspirarme en Alice, Edward y Rose para pintar, pero no logré plasmarlos en el lienzo.
—Vale pues, subiré a recoger mis cosas.— dijo Ib a medias escaleras.
—¿Qué? ¿Por qué?— preguntó Garry.
—No dudo que mi hija haya estado a gusto aquí, muchacho.— dijo el padre de Ib —Pero creo que se sentiría más a gusto si viviera con sus padres de nuevo.

A Garry le entristecía ligeramente escuchar eso, pero tenía razón; y para comodidad de Ib es que Garry le trajo de vuelta a sus padres. Ib empacó sus ropas y algo que tomó sin permiso de entre las cosas de Garry sin mucha prisa en una mochila pequeña que estaba en el cuarto. Al bajar a la sala sacó el libro del librero y lo echó a la mochila también. Se despidió de Garry y fue a la casa donde había recibido a sus padres.

A la mañana siguiente, siguió con la rutina (cambiando a Garry por sus padres y el hecho de dormir en una cama para ella sola). Se levantó, desayunó, se fue a bañar, volvió a casa a leer, comió y salió de paseo. Pensó en visitar a Garry, pero no lo encontró en casa. Decidió pasearse por todo lo que formaba su pequeño mundo, cargando un peculiar objeto en un bolsillo que tenía en la blusa. Como siempre, dejaba para el último el darse la vuelta por la galería de arte. Al entrar ahí, vio un cuadro nuevo. Al principio, se quedó mirándolo con los ojos fijos.

Luego se paralizó al darse cuenta de que no era otra más que Mary.

Comenzó a gritar completamente aterrada y a llorar sin control. En eso, Garry entró a la galería y la vio agonizando. No tuvo tiempo de detenerla: Ib sacó el mechero que le había vuelto a quitar a Garry y quemó el cuadro para luego tirarse de rodillas viendo cómo se incendiaba perpetuamente frente a ella en lugar de hacerse cenizas. Ib estaba con la mirada fija en las llamas en la pared, ignorando la presencia de Garry tras de ella. Él tenía una cara completamente inexpresiva ante la escena. Tocó el hombro de Ib y ella al instante cayó inconsciente.

Continuará...

 

Garry la cargó y la llevó hasta la casa donde ahora solo vivía él. La recostó en el sillón de su sala, se hincó a su lado y se le quedó mirando inexpresivo aún. Y continuó así: mirándola. Rato después, tomó su mano y la besó y luego se acarició su propia mejilla con ella. Volvió la mirada a Ib y besó su frente, aún sosteniendo su mano. Luego besó su mejilla y la abrazó con cuidado de no despertarla. La dejó ahí dormida y salió de la casa.

Diez minutos después, Ib despertó y se dió cuenta de que estaba en la sala de Garry. A él no lo vio; solo vio un lienzo con una silueta de una mujer y un hombre y manchas de pintura sobre donde deberían estar sus caras. Entonces se quedó pensando en como había llegado a ese lugar. No recordaba lo que había sucedido al entrar a la galería de arte. Buscó en su bolsillo y notó que ya no traía el mechero de Garry. Decidió volver a casa aunque no tuviera respuestas concretas a sus dudas. Pasó por la galería de arte, pero esta vez estaba cerrada. Al llegar a la plaza de las mariposas, vio a Garry distraído en su mente mientras miraba al horizonte (dándole la espalda a Ib) y pensando en voz alta.

—No debí dejar abierto ese lugar. Tendré que empezarla otra vez, y asegurarme de que no pueda ver el cuadro... Ah... se veía tan linda... dormida... Tan indefensa...

Conforme iba hablando, iba bajando el tono de su voz. Ib no pudo oír las últimas cosas que dijo. Se acercó por detrás de él y jaló de su abrigo.

—Garry... ¿por qué estaba dormida en tu sala?
—Es que...— Garry se puso nervioso. —Ib, recuerdas que te había dicho que podíamos controlar este mundo a nuestro antojo. No es del todo cierto. La galería de arte funciona a su manera, como si tuviera un espíritu que la protegiese o que viviera ahí. Te vi entrando y oí que gritabas y al abrir la puerta me di cuenta de que había un extraño gas rojo y tu te habías desmayado.
—¿Gas rojo? Como el que vi cuando estaba con Mary...
—Yo también lo había visto en un cuarto al separarme de ustedes.

Ib se quedó pensando en la primera vez que vio ese gasrojo. Intentó tocarlo y nada pasó, pero luego se paró muy cerca de él y lo aspiro; y su rosa perdió un pétalo. Entonces Ib se puso a pensar en su rosa.

—Garry, ¿por qué ya no tenemos rosas?
—La verdad eso no lo sé.— dijo él desviando la mirada.
—Y... ¿cómo es que reviviste... si tu rosa se había quedado por completo sin pétalos?

Garry no dijo nada. Volteó de nuevo con Ib, con su rostro inexpresivo, se hincó frente a ella y le susurró algo en el oído. Ib abrió los ojos de par en par. Garry extendió los brazos e Ib cayó en ellos como en estado de shock (no estaba desmayada, tenía los ojos abiertos).

Garry la llevó son sus padres, quienes estaban atónitos al verla en ese estado. Su padre se sentó en el sillón con ella, recostando la cabeza de su hija en sus piernas. Comenzó a acariciarle el cabello y a tararear una tonada lenta y dulce. Cuando se quedó dormida (esta vez en serio), su padre la llevó a la cama. La madre de Ib miró a Garry y le habló de lo que había pasado.

—Garry... Tú lo intentaste, ¿verdad?
—¿Qué cosa?
—Ya sabes... con Ib. Tú lo intentaste.— Garry se sonrojó un poco y negó con la cabeza. Apretó los puños con ganas de llorar.
—No... no lo intenté... no puedo...
—No, de que puedes puedes. Es uno de los motivos por los que la trajiste aquí.— Se quedaron cara a cara y en silencio por un momento. —Yo sé lo que quieres en estos momentos, Garry. Quieres que te diga que hagas lo correcto, y luego tu me grites diciendo que no, que entonces jamás volverás a verla o a tener otra oportunidad así. No te lo diré porque sé cómo reaccionarás, y sé que eres un terco y que te aferrarás a lo que quieres.
—No solamente es algo que yo quiero. En una parte muy profunda de sus pensamientos, ella también lo desea.
—En sus más profundos, secretos, encerrados y oscuros pensamientos que siguen dormidos ante su poca capacidad de darse cuenta de las cosas. Ella sólo lo querrá igual que tú si desbloqueas esos pensamientos. No es necesario que lo hagas, es capricho tuyo.

Garry de todos modos terminó enfadado y se fue de la casa sin más que decir.

Continuará...

 

Ib de nuevo estaba teniendo un mal sueño.

Mientras dormía repasaba en su mente la tonada que recordó haber escuchado a su padre tararear hacía rato. Mientras tenía esa musiquita en mente, se veía a sí misma caminando por un largo pasillo tomada de la mano de Garry. Hubo un momento en que Ib siguió caminando aunque Garry había soltado su mano. Se detuvo un momento, al igual que la musiquita, y miró al suelo. Luego Garry se acercó despacio detrás de ella y le dijo al oído "no te olvides de mí". Entonces Ib comenzó a caer por un agujero que parecía no tener fondo mientras gritaba. Después de caer por un rato, sus gritos dejaron de escucharse y volvió a sonar la musiquita. Cuando volvió el silencio, dejó de verse cayendo y escuchó un salpicadero de agua y un quebradero de vidrios al unisono.

Despertó y se sentó en la cama pensando en la música. Luego tomó su libro y se puso a leer durante una hora hasta que sus padres despertaron. Bajó con ellos a desayunar y luego se fue a bañar al lago. Para su sorpresa, Garry había llegado antes que ella. Ib se quedó parada un par de metros a la orilla del lago; simplemente... ahí parada. Garry no se había dado cuenta de que estaba ahí. Cuando se dió cuenta, se hundió hasta el cuello.

—I-Ib...— él estaba totalmente sonrojado.
—Hola Garry. Hoy te has levantado temprano— y por el contrario, ella estaba como si nada.
—Ah yo... es que... no he podido dormir bien.
—Ni yo. Bueno, volveré más al rato.

Ib se fue caminando de vuelta a casa y se detuvo en la plaza de las mariposas. De pronto ese lugar se le figuró muy extraño y con un ambiente muy tenso. No se sentía muy cómoda, aunque había estado ahí otras veces. Entonces se quedó admirando el aleteo de las mariposas, cuando notó algo irregular: Todas las mariposas eran amarillas... menos una. Había una mariposa naranja que tenía un patrón en las alas que parecía formar un par de ojos. Ib extendió su mano y la rara mariposa se posó en ella y detuvo por completo su aleteo. Se quedó así por unos segundos y luego se alzó al vuelo de nuevo; Ib la perdió de vista en el cielo.

Se quedó otro rato pensando en el sueño que había tenido anoche; específicamente, se puso a pensar en el pasillo por el que caminaba con Garry, y recordó que era el pasillo en el que él se había quedado "dormido". Mientras pensaba en ello, recordó también la música que oía en el sueño.

Cuando despejó su mente por completo de todo eso, decidió volver al lago a ver si Garry ya había terminado. Al llegar, de nuevo, estaba parada un par de metros a la orilla del lago; simplemente... ahí parada, mientras a Garry aún le faltaba ponerse la camisa. Mientras ella estaba como si nada, igual que antes, esperando a que se fuera, Garry, con la camisa en las manos, se dio la vuelta y de nuevo se sonrojó. Ella estaba tan confundida de por qué se apenaba tanto, y él tan... apenado sin remedio.

—A-ah, l-lo siento, Ib, ya me iba...

Se puso la camisa rápido y mal. Ib fue con él y se la arregló, mientras se preguntaba "¿Por qué se sonroja?", en lugar de preguntárselo a él. Finalmente, Garry suspiró y se fue a casa, no si antes advertirle a Ib que un día le quitaría el libro para seguirlo leyendo también. Ib se metió al lago y gracias a Garry tenía una nueva cosa en que pensar: el libro.Ya había leído bastante y estaba totalmente intrigada con lo que llevaba de historia.

Resultó que Rose no estaba muerta como Edward, pero también apareció de repente por donde Alice y comenzó a atormentarla diciéndole que el único propósito de que Edward hubiese vuelto como fantasma era lastimarla. Alice antes hubiese creído lo que Rose decía, pero Edward volvió a interesarla en los fantasmas y logró que hiciera un poco de memoria sobre su amistad. Se podía decir que Rose no estaba en su completo uso de razón, ya que estuvo durante años perdida en el bosque; así que Edward y Alice comenzaron a pensar que estaba loca y era ella quien en verdad quería herir a Alice.

—¿Por qué?— pensaba Ib en voz alta. —¿Por qué Rose le haría daño a Alice? Eran muy buenas amigas. ¿Tan loca se volvió? Bueno, la soledad también me enloquecería. Pero, entonces ¿por qué meter a Edward en problemas con Alice? Y... ¿por qué Edward si murió... y Rose no?

Mientras Ib pensaba con respecto al libro, recordó que una vez soñó que ella, Garry y Mary tomaban el lugar de los protagonistas de esa historia. De nuevo parte de su vida en el mundo del Sketchbook no tenía sentido.

Continuará...

 

Ib volvió a tener una pesadilla; si es que a eso se le podía llamar pesadilla.

Se vio a sí misma quemando un cuadro que no era el de Mary; llorando desesperadamente y gritando "¿por qué?" una y otra vez.

Al despertar estaba atónita pensando en el propietario o bien en la persona de ese cuadro.

Bajó a desayunar cereal al no encontrar a sus padres despiertos. El día anterior pasó por desapercibido que sus padres le dijeran que había nuevos muebles, pero esa mañana se dio cuenta de que había un televisor en la sala. "¿Es posible recibir señal televisiva en este mundo?" pensó. Encendió la televisión y se puso a ver anime mientras esperaba que sus padres despertaban. También vio otra cosa que no creyó tan necesaria en ese mundo: un reloj. Cuando se dio cuenta de que se había despertado realmente temprano, salió a tomar aire. Se quedó en la plaza de las mariposas esperando ver al raro ejemplar que vio la vez anterior. De pronto, escuchó a alguien lanzando un largo bostezo.

—¿Garry? ¿Qué haces aquí tan temprano?
—¿Hmmm?— preguntó Garry aún adormilado. —Podría preguntarte lo mismo.
—Se me fue el sueño, bajé a desayunar y al mirar al reloj vi que era muy temprano. Así que salí a tomar aire.
—Ah. Pues yo más o menos lo mismo. Aunque en lugar de tomar aire...— dejó de hablar y le mostró a Ib que tenía en la mano un cigarro encendido.

Se quedaron ahí un rato en completo silencio. En algún momento, Ib respiró el humo del cigarro de Garry, provocándole un severo dolor de cabeza. Comenzó a sentirse mareada y a ver borroso. Garry la miraba totalmente indiferente mientras se desmayaba; pero antes de perder el conocimiento por completo, Ib creyó escuchar a Garry diciendo algo, o al menos vio sus labios moverse como si estuviese a punto de hablar. La única verdad es que Garry volvía a tener esa sonrisa vacía invisible ante los ojos de Ib.

Continuará...

 

Garry volvió a llevar a Ib a su casa. De nuevo la recostó en el sillón de su sala; de nuevo se hincó a su lado y se le quedó mirando inexpresivo. Y continuó así: mirándola. Rato después, tomó su mano y la besó, justo como había hecho antes. Volvió la mirada a Ib y besó su frente, aún sosteniendo su mano. Luego besó su mejilla y la abrazó con cuidado de no despertarla.

Todo igual que el día anterior, pero esta vez algo cambiaría un poco.

Garry acarició el rostro de Ib, y luego su cuello, sus brazos, y así fue deslizando su mano hasta llegar a los pies. Tomó su cara con ambas manos y se acercó mucho, hasta casi juntar sus frentes... y sus labios. En eso, una aguda voz femenina de pie junto a la puerta irrumpió el silencio.

—¿Qué crees que estás haciendo?— dijo la misteriosa y enojada voz. Garry se separó de Ib y se puso de pie.
—¿Hmm? ¿Tú que crees que haces aquí?— dijo él indiferente. —Si despierta y te ve volverás a las cenizas.
—¿Y? Yo sé que volverás a pintarme. Además, tenía que impedir que lo hicieras.
—Ha... ¿En qué te afecta?
—Te afectaría a ti, y eso llegaría a afectarme a mí. Escúchame bien Garry...
—No...— decía Garry mientras se acercaba a ella. —Tú escúchame bien a mí, Mary.— Garry se agachó y tomó el cuello de Mary. —Yo soy el nuevo amo de este mundo... y quien te ha devuelto a la vida... dos veces ya. Las órdenes y las reglas ahora las pongo yo, ¿entiendes?— esto último se lo susurró al oído y después le besó la mejilla.
—No te creas tanto, Garry— Mary lo apartó. —Un día te descuidarás e Ib descubrirá la verdad, y cuando deje de creer en ti, tus poderes de convencimiento y el control que tienes sobre su mente se desvanecerán. ¿Y a quién irás a rogarle cuando eso pase? A mí.
—Claro— Garry sonrió macabramente. —Pero mientras ese momento llega...— Garry aferró a Mary contra su cuerpo —Te trataré como me plazca— dijo y luego la empujó. —Ahora vete antes de que despierte.

Mary salió de la casa dando un azote a la puerta, provocando que Ib despertará asustada. Garry le ofreció agua y la tranquilizó. Ib dijo que había tenido un sueño donde Mary estaba golpeando a Garry en el rostro con su rosa y haciendo ruidos extraños. De nuevo, había olvidado por completo el motivo de su desmayo. Garry le dijo que se desmayó sin más, y le hizo creer que había tenido un fuerte dolor de cabeza desde la mañana.

Ya casi eran las diez y media de la mañana, así que Ib decidió volver a casa. Garry la vio partir desde la puerta y se quedó pensando en lo que dijo Mary sobre el día en que Ib pudiera descubrir la verdad.

Al Ib llegar a su casa, sus padres ya estaban despiertos y desayunando; pensaron que estaba dormida y ni se molestaron en entrar a su habitación, así que estaban realmente sorprendidos al verla entrar. Ib igual los acompañó a desayunar y después su madre le propuso bañarse juntas. Con la excusa de avisarle a Garry para que no se asomara al lago, la madre de Ib habló con Garry.

—Lo volviste a intentar.
—Vaya que eres buena para saber qué pasa.
—Soy la imagen y semejanza de la madre de Ib.
—Bueno pues sí, lo volví a intentar. Pero solo besarla.
—No podrías hacerle nada más.
—¿Perdón?
—Bueno, puedes pero Mary no te lo permitirá.
—Debí haber esperado para pintarla de nuevo.
—Debiste haber esperado para pintarla por primera vez.
—La necesito para que me ayude a ejecutar el resto del plan.
—Cierto... No estarás satisfecho con una niña ¿verdad?
—Nadie en este mundo tiene la mente cuerda.
—Esta bien. Te repito que no vayas al lago.
—Si si, ya entendí.

La madre de Ib se fue al lago donde la esperaba su hija. Se metieron a bañar juntas y platicaron de cosas que habían pasado en el mundo real: aquella creación de Garry era como el reflejo de la auténtica madre de Ib, y sabía todo sobre su vida, la de su esposo y la de su hija. Tuvieron un bellísimo momento madre e hija.

Al volver a casa, Ib y sus padres se pusieron a leer el libro que tanto le gustaba a Ib. A sus padres también los ha fascinado la historia. Vieron un programa cómico en la tele, otro de concursos, y el día terminó y se fueron a dormir.

Continuará...

 

Ib había soñado otra vez lo que soñó en casa de Garry: que Mary estaba encima de él golpeándolo con su rosa y haciendo ruidos raros. Pero a diferencia de la primera vez en donde Garry gemía de dolor y soltaba una que otra lágrima, ahora lo veía sin reaccionar a lo que Mary hacía. De nuevo despertó muy temprano, pero esta vez se quedó en cama. Tomó el libro de "Edward en el olvido", se puso a leer y alcanzó a conocer un poco mejor los hechos.

Una mañana Edward recordó la causa de su muerte: fue empujado por alguien hacia el vacío, y cayó muy cerca del río. Todo el día se quedó pensando en ese alguien que lo había empujado, hasta que lo recordó; había sido Rose. Alice estaba impactada de oírle decir eso a Edward. Pensaba que Rose había enloquecido, pero no al punto de asesinarlo. Aunque ¿por qué no? Estuvo perdida cuatro años, y Edward no parecía tener más que semanas de muerto. Rose trataba de convencer a Alice que ella no lo había asesinado, pero después de días de haber escondido a Rose de sus padres como ella había rogado, reveló que estaba viva y que debía ser internada en algún hospital; para revisar su salud, física y mental. Antes de que se la llevaran a rastras, Rose le dejó un mensaje a Alice: "Te lo he advertido ya. ¡Edward miente! ¡Te hará daño! ¡Creeme, Alice!".

Ib estaba atónita con la repentina revelación de Edward sobre su muerte, y tenía grabado en su mente el mensaje de Rose. Se le pasó un poco más rápido el tiempo mientras leía, pero aún era temprano. Decidió hacer el libro a un lado y reflexionar sobre las cosas que le habían sucedido desde que había decidido quedarse a vivir en el mundo del sketchbook con Garry. Muchos pensamientos atormentaban su cabeza.

"He perdido el conocimiento varias veces sin haberme sentido mal, y cuando vuelvo en mí la primer persona a la que veo es a Garry." Ib no recordaba haberse sentido mareada, con dolor de cabeza, debilidad en las piernas o sueño como para que esos desmayos ocurrieran. Solo la última vez; sí recordaba haberse mareado con el humo del cigarro de Garry.

"Y ¿por qué la casa con el lindo jardín está cerrada?" Ib recordaba haber entrado a esa casa alguna vez, pero no recordaba que había dentro de ella. Y también se quedó pensando en los huecos o vacíos que impedían el paso al centro del pequeño mundo, donde Ib avistaba desde lo lejos un edificio rosa.

Otra cosa que a Ib le intrigaba era la galería de arte. "Los cuadros ahí colgados..." Ib tenía en mente dos cuadros; el de Garry y el de sus padres, pero de pronto se le vino a la mente otro cuadro. Recordaba que era el cuadro de una mujer, pero dentro de su mente esa imagen se veía borrosa; como la primera vez que vio el cuadro de sus padres y no los reconoció. Pero esta vez, por más esfuerzo que hizo, no logró terminar de distorsionar la imagen del cuadro para lograr recordar.

Ib trataba de recordar algún otro detalle que haya hecho de su vida en ese mundo algo extraño, pero nada la intrigaba más que sus desmayos, los huecos o vacíos, los lugares inaccesibles y el cuadro que no podía visualizar del todo bien.

Entonces se puso a pensar en los primeros días; en que vivía con Garry. Recordó que Garry insistía diariamente en disculparse por olvidarse cada día de dibujar una cama extra y una ducha. "En realidad nunca se me hizo raro o molesto, pero..." Ahora que lo pensaba bien, si a Garry le molestaba tanto olvidarlo, ¿por qué se permitía a sí mismo el olvidarlo todos los días? "¿De verdad se le olvidaba?" se preguntó Ib.

Y mientras se le venían a la mente todas estas dudas, comenzaba a procesar las cosas que hacía antes de esos repentinos desmayos. Recordó que Garry le dijo una vez que se había debilitado al respirar un humo rojo en la galería de arte, él la encontró desmayada dentro después de oírla gritar y la llevó a su casa; y desde entonces no había vuelto a entrar a la galería. Recordó que alguna vez le había preguntado a Garry que porqué ya no tenían rosas... ¿al final del día? No recordaba las demás cosas que había hecho durante ese día, pero recordaba al día siguiente despertar en su cama. Recordó la tercer vez, en que aspiró el humo del cigarro de Garry y comenzó a sentirse muy mareada, y Garry le dijo (una vez que despertó en su casa de nuevo) que había traído un fuerte dolor de cabeza desde la mañana.

Las cosas dejaron de cuadrar para Ib. Ahora todas sus dudas giraban en torno a Garry: y cómo no, si parecía estar involucrado en cada rareza que la irritaba en ese mundo. Permaneció sentada en su cama, abrazando sus piernas, pensando en Garry, rememorizando cada segundo que había pasado con él desde que lo conoció. De rato, su madre tocó a su puerta.

—Ib, ¿ya estás despierta?
—Si mamá, ya bajo.
—No tardes. Garry decidió acompañarnos.

Ib ya se había puesto de pie dispuesta a bajar a desayunar, pero se quedó mirando hacia la puerta cuando su madre mencionó que Garry estaba abajo. Tenía tantas cosas en mente ahora; tantos pensamientos confusos; tantas dudas. Lo que menos le pasaba por la mente era verlo justo en ese instante. Planeaba desayunar tranquilamente con sus padres, bañarse y luego tratar de hablar con él sobre lo que había estado pensando. Ahora solo se llenaba de un miedo irracional a verlo. Ni ella misma lo entendió. Sacudió su cabeza de esos pensamientos por un momento y decidió bajar.

Continuará...