La serpiente y el ratón

La serpiente y el ratón

Summary: Para Yúkei su vida era demasiado aburrida y monótona, tal vez necesitaba un nuevo mundo.
Clasificación: PG 13, ósea mayores de trece años.
Advertencia: Tardo en subir capítulos cuando no estoy de vacaciones.
Género: Aventura, tragedia y misterio. Aunque el misterio no es que se me dé tan bien. Digamos que el fic es raro y ya.
Castillos en el aire.
Por si acaso, este fic nació de todo el aburrimiento y flojera que tengo de subir continuaciones.
La serpiente y el ratón.



Sopló el chocolate caliente, las luces de Tokio resplandecían bajo las estrellas nocturnas, se sentó en una de las bancas del viejo parque, no era tan tarde como pensaba. Despeinó su revoltoso cabello negro con aburrimiento.

Con su característica sonrisa burlona bebió de su café. Los audífonos verdes fosforescente retumbaban al ritmo del sonido en su cabeza, caminó lentamente y cerró los ojos, no era necesario mantenerlos abiertos, después de todo ya sabía el camino a casa.

Nunca lo habían secuestrado y robado algo. No tenía enemigos y era muy inteligente, con un futuro prometedor. Jugaba básquet y tenía una linda novia. Su familia lo quería y no le faltaba nada. Pero…

Su vida era aburrida.

La rutina lo estaba matando. Era como si de un círculo vicioso se tratara, siempre repitiéndose de la misma manera. Ir a la escuela, salir en la tarde con su novia, cenar en familia, jugar con su hermana y dormir.

¿En eso se basaba su existencia? ¿Para qué estaba en este mundo?

-Duerme bien Yukei.

Correspondió la sonrisa juguetona de su madre y subió a su habitación. A sus diecisiete años tal vez deseaba algo que nadie quisiera.

Quería que lo asaltaran, que unos maleantes lo golpearan hasta desfallecer. Algo que lo alejara de toda esa vida monótona y tranquila. Algún indicio que subiera su adrenalina al máximo. Miró con desagrado por la ventana, la luna tenía una posición curiosa esa noche.

No era un rebelde y tenía un prestigio que mantener, jamás realizaría algún acto indebido o alguna locura adolescente, y ese era el problema.

No poder romper la barrera.

Apretó el botón power de reproductor y la música llenó la habitación. Los verdosos ojos de Yukei veían con descaró la figura prehistórica que trajo su madre. Angelice era una arqueóloga respetada y en su último viaje a Johto había traído algunas figuras antiguas de las ruinas alfa.
-El Dios Arceus, creador y destructor de la era pokémon.

Se recostó en la cama sin despegar la vista del pokémon. Como desearía haber vivido en aquella época. El 2030 era la era tecnológica del planeta, cada vez más descubrimientos que sólo hacían a los humanos más inútiles de lo que ya eran. Alzó el brazo hasta alcanzar el objeto, acercó al Dios pokémon directo a sus ojos, perdiéndose en la estatua de piedra.

-Yo no soy el destructor.

Se sobresaltó, al parecer se quedó dormido. La figura de Arceus hacia un eco en un lado de su cama. Su madre siempre le contaba que los pokémon fueron criaturas poderosas y destructivas a la vez. Que por alguna extraña razón nadie los recordaba pero tenían la certeza de que existieron, antiguos escritos y todos los jeroglíficos de las ruinas alfa, incluso sacaron teorías acerca de su desaparición.

-Dime Arceus. ¿Cómo es tu mundo?

Cerró los ojos y se dejó llevar por el sueño.

Los ojos de la estatua brillaron con intensidad.

Su mundo era Maravilloso…

Angelice abrió con cuidado el antiguo Libro de la Elite. Las letras apenas y podían distinguirse, quitó el rastro de polvo y pudo leer claramente:

Quien Ha dicho que el Dios terminará esta era es un mentiroso. Porque el Destructor no es de este mundo, ni de esta época.

Arqueó una ceja, sin comprender. Se levantó y se acostó junto a su esposo, cayendo dormida al instante.

La débil hoja de papel cayó al suelo iluminada por la luna llena.

Llegaran dos, uno es la serpiente y el otro el ratón.


Continuará.


Mas divagaciones mias. Absurdo y aburrido, pero tengo una rara historia en la cabeza.