La promesa

Tema en 'CLAMP' iniciado por Sere, 15 Mayo 2012.

  1.  
    Sere

    Sere Silent

    Libra
    Miembro desde:
    10 Junio 2005
    Mensajes:
    606
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    La promesa
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    663
    Este escrito fue realizado para el concurso "Escritos de otoño". La versión original contenía un par de fallos marcado por los jueces en coherencia, dentro del tercer párrafo que he corregido antes de presentárselo a ustedes.

    Sobre la elección del momento, sinceramente me costo bastante elegir una de las tantas cosas que ocurrieron durante el otoño en Sakura Card Captors, pero he quedado conforme con los resultados.

    Agradezco al equipo creativo, especialmente a "Renée.", por hacerme reflexionar sobre esta hermosa estación en mi fandom preferido ya que de no haber sido así, quizás no se me hubiera ocurrido relacionar este acontecimiento con el otoño.

    Sin más que decir les dejare con la historia y deseo que puedan disfrutarla un breve instante...
    La promesa

    Aquella tarde, la luz del atardecer se acoplaba a un maravilloso escenario que acentuaba el perfil de la doncella. Poseedora de una abundante, larga y ondulada cabellera grisácea; un par de grandes orbes verdes azulados iluminando sus ojos y unos labios delgados que encajaban perfectamente en su delgado rostro; dedicaba su talento y belleza en interpretar una melodía en el órgano.

    Sus dedos, pálidos y delgados, se deslizaban con gracia sobre el instrumento invocando una música amena que invadía los verdes muros de la habitación dotando al lugar de vida propia.

    —Vaya que es hermosa tu composición —una voz suave y sonora, logró atraer la atención de la dama a cuyo dueño dedicó una dulce mirada, que a su vez fuera ampliamente correspondida por la perteneciente al sujeto. Llevaba aquel castaño en su regazo a una niña y en el brazo izquierdo una bolsa con despensa.

    —Gracias, querido —respondió la dama y luego posando su atención en la pequeña sugirió extendiendo sus brazos —Sakura, baja de allí o cansarás a tu padre…

    —Sí, mamá —obedeció la pequeña y pasó a los brazos de su madre, aprovechando para depositar un suave beso en la mejilla de su amado —¡Papá prometió que iríamos al parque!

    —Siempre y cuando tu madre esté de acuerdo, Sakura. ¿Qué opinas Nadeshiko?

    La dama asintió poco antes de tomar la mano de su pequeña, en seguida el hombre se dirigió a la habitación de su hijo para invitarle a pasear.

    Fue breve el tiempo que tardaron en prepararse y trasladarse al parque Pingüino. Estaba cubierto por las hojas de los árboles y los niños se vieron tentados a correr sobre de ellas, mientras que sus padres les observaban a la distancia.

    —Las hojas se están marchitando… —mencionó el sujeto.

    —Así ocurre todos los años cuando comienza el otoño, querido — respondió ella con aquella inocencia que emanaban de su persona.

    —Disculpa, pero… no sé porque esta vez me da un poco de melancolía.

    Nadeshiko contempló su perfil. Fujitaka era bien parecido, su cabello castaño le daba un porte de caballero inigualable, sus ojos oscuros ocultos tras unas delgadas gafas denotaban paciencia, sus labios delgados y de sabor dulce completaban aquel rostro tan perfecto. Cada que lo miraba con tanto cuidado, solo comprobaba que era el mismo hombre que eligió para ser feliz a su lado.

    En aquel momento, contemplar su perfección con ese toque de melancólico, la alentó a pensar en un futuro que bien podría ser próximo.

    —Siempre he creído que el otoño no puede contagiarte la tristeza… después de todo, es cada persona la única responsable de permitir a un sentimiento dominarle, por eso… —mencionó como un leve suspiro —. Prométeme… que nunca vas a llorar por mi partida.

    —¿A dónde podrías marchar, Nadeshiko? —cuestionó Fujitaka.

    —Solo digo que si llegará a faltar, no quiero verte tan triste como ahora —rió ingenuamente Nadeshiko, luego hubo un pequeño silencio.

    Aquel otoño no solo despidió las hojas del parque, sino que además le arrebato la vida a Nadeshiko la misma noche que siguió a su visita. De esta manera fue que antes de terminar de marchitarse las hojas, les acompaño la dulce flor de Nadeshiko con una promesa de “nunca llorar por su partida”.
     
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  1. Keilani
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