La pobre infeliz

Tema en 'Archivo Abandonado' iniciado por Bellatrix, 10 Noviembre 2015.

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    Bellatrix

    Bellatrix Iniciado

    Virgo
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    Escritora
    Título:
    La pobre infeliz
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    1191
    Holas, primero que nada lo siguiente esta inspirado en el relato o cuento de Nataniel Aguirre, "La bellisima Floriana" me gusto mucho y al momento de acabarlo de leer no me he aguantado las ganas de escribir esto. dicho esto ahi se los dejo, es un placer escribir para ustedes, espero y les guste.

    Capitulo I.

    Muchos cuentos hemos hallado acerca del periodo feudal, y sobre todo sobre el periodo de Edo que se sitúa en los años 1603 a 1867 que estaba regido por el shogunato. Dentro de este periodo de tiempo se vieron grandes cosas como el asedio de Osaka, la rebelión de Shimabara y otros acontecimientos que no nos merece relatar. Pues bien dentro de este periodo también podemos encontrar una historia, aunque no muy conocida por los civiles actuales por el tiempo en el que ocurrió y el lugar que no era más que un alejado pueblo, a donde el shogunato había alcanzado.

    Aun así este pueblo seguía manteniendo todas sus características, ese era el acuerdo pactado y el shogun como hombre, debía respetarlo. Pues verán, este pueblo no era más que una pequeña ciudadela alejada del centro del Seretei, con sus costumbres y tradiciones propias del lugar. Su nombre era Hokutan, que se encontraba al norte, en ahí estaba el monte Koifushi, de donde es proveniente el emperador Kaien Shiba, hombre generoso que a pesar de su corta edad había traído buenos tiempos de paz.

    En aquel lugar residían también, el samurái que era conocido por su frialdad y su crueldad a la hora de castigar a los que se atrevían a interrumpir la paz de tal lugar, era temido por todos y a la hora de oír su nombre casi todos huían despavoridos. Su nombre lo veremos mas adelante entonces ahora veamos a la protagonista de esta historia, no es mas que una jovenzuela de unos 15 a 16, causante de varios conflictos.

    Y es que la jovencita era una hermosa chica, de ojos profundos azulados con el brillo que caracteriza la juventud, cabello negro y largo como la noche más fría y turbulenta, mas siempre lo traía recogido en una coleta. No vestía mas que un vestido simple y de color blanco como su alma, pues no había odiado a nadie y tampoco pensaba hacerlo, de tez clara y suave con unos labios que demostraban pasión, pasión que todos los hombres de la villa querían probar y hacerla suya y de nadie mas.

    Ella no quería a nadie, pero varios luchaban dando su vida solo para verla un instante. En las noches a su casa iban serenatas de los samuráis de más alto cargo hasta cualquier ciudadano, serenatas con hermosas canciones que eran acalladas por los celos de otro pretendiente cubiertos por el fino manto de la noche, mostrando al día siguiente cuerpos fríos sin vida. Al ver esto los padres de tal jovencita tuvieron que prohibirle la salida, solo permitiéndole salir en fechas conmemorativas.

    Ella se quedaba en casa haciendo labores que su madre le enseñaba, no estaba descontenta pero tampoco feliz, aun así se dedicaba a vivir lo mejor posible dentro de su encierro pues comprendía todo lo que podía causar si salía. Un día de esos, a su casa llego un hombre de alta estirpe un samurái con mucho dinero y poder seguro de hacer suya la mano de la señorita a quien tanto codiciaban. Mas su expresión fue otra cuando el padre de tal muchacha le rechazo rotundamente.

    Byakuya Kuchiki, era el padre de la muchacha mas bella y querida por todos los hombres, no podía sentirse más orgulloso más al ver a su hija estudiosa, y emprendedora con todo lo que le decía su madre. Su madre Hisana, era de aspecto más que parecido, un poco mas delicada con una comprensión infinita amaba tanto a su hija como a su marido. Y es que el padre de la muchacha tiempo atrás había sido un valiente y uno de los más fuertes samuráis quien tenía el puesto seguro de samurái “corregidor”, mas lo había rechazado por vivir al lado de su familia.

    Ahora se dedicaba junto a Hisana al cultivo de tierras, en el cual le iba bastante bien debido a los cuidados de su amada mujer. Pues bien regresemos al tema, el samurái retirado vio de pies a cabeza a quien venia a pedirle la mano de su hija, sonrió al instante tranquilamente y fríamente, propio de Byakuya, le dijo en palabras simples: “Habéis tenido bastante valor al venir con tal propósito caballero, por desfortunio se os ha negado nacer bajo la nobleza, pero bien merecido lo tiene… retírese”

    El samurái con el orgullo herido, no hizo más que echar una mirada furtiva a Byakuya saliendo de esa casa. Había estado claro, Byakuya había dicho que no era lo mejor para su hija por el simple hecho de no haber nacido de nobles. El samurái Szayelaporro Granz, había jurado aquel día vengarse a toda costa. Llegando a su morada se desquito con todos los objetos, no hacia falta decir que era excéntrico y presuntuoso entonces de ahí pasado una semana había visto todos los hábitos de aquel hombre que había osado ofenderle.

    Estaba claro Granz, iba a interceptarlo en su camino a su hogar después de un arduo día de cosecha, y así lo hizo una tarde se le presento impidiéndole pasar, le lanzo una katana y desenfundo la suya. Era más que obvia la batalla, Byakuya jamás se negaría a una y mas sabiendo que era por cuestión de orgullo y honor. Cansado arrojo la katana a un lado para sacar la suya, lo que hizo enojar más a Granz.

    Ambos se dispusieron a batallar, ambos eran samuráis de alto calibre mas el trabajo en el campo no era cualquier cosa y una cortada certera en el pecho de ambos decidió la batalla, Byakuya cayó primero al piso mientras el otro iba a acertarle otra cortada, la final. Mas en eso interfirieron dos mujeres que habían visto el encuentro y conocían a Byakuya por lo cual lo defendieron y le llevaron hasta su hogar, por detrás estaba Granz, asegurado de que la muchacha al ver que hizo eso por su amor lo aceptaría, estaba mas que seguro.

    Mas la muchacha al ver el estado de su padre entristeció, era su culpa y lo sabia o por lo menos se le metió esa idea en la cabeza. Entonces en ese momento experimento algo, un sentimiento oprimiéndole el pecho y todos sus sentidos pidiendo venganza. Lagrimas saladas bajaron por su rostro al ver herido a su padre. Su madre gran curandera lo curo y le vendo mas no fue suficiente para apagar el fuego que tenia dentro su hija. Lo noto al instante y con la misma frialdad de su padre le ordeno que fuese a su cuarto y no saliese hasta que la llamara.

    Hizo caso, pero Hisana se quedo inquieta. Y es que algo le decía que su hija no iba a quedarse quieta. Así que esa noche la encerró con llave y fue a descansar aun algo intranquila esperando a que no llegase a ocurrir lo que estaba imaginando.

     
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