La Pesadilla

La Pesadilla

esta historia la escribi porque me inspiré y la iba a usar para un concurso. en fin, como tendría que cambiarla toda, quise publicar el original.

La tranquilidad, el silencio, el deambular del sonido como si de un susurro se tratase. La suavidad, la fricción, la caricia de las superficies. El bienestar, la paz, la calma.

Como si de un mundo paralelo otra ves de la real realidad se tratase, los ojos comienzan a decaer, esas miradas que tantas expresiones nos hacen optar ahora callan y como de un precipicio caemos, en silencio, en paz… porque sabemos que cuando lleguemos al otro extremo, la calidez de una suspensión en nuestra compleja existencia será lo que nos haga sonreír y seguir soñando.

Los sonidos, los silencios y el movimiento. Corremos, vemos, gritamos, pero estamos inmóviles. Sonreímos a los desconocidos, caminamos en medio de la nada… y la nada me absorbe y me deja sola. ¿Dónde estoy? Pregunto como un eco en mi mente, siquiera me interesa, solo escucho en mis labios y hablo en mis oídos lejanas canciones que suenan del otro lado de la realidad.

Blanco, ¿esa es mi nada? Veo todo blanco mientras me mantengo de pie, o tal ves caminando, en realidad tampoco le doy mucho argumento. Miro sin estar segura de tener mis ojos abiertos, siempre veo lo mismo. Tal ves esté siempre mirando al mismo lugar. Sonrío una ves más, aunque no esté segura del movimiento de mis facciones y me veo caminar, ahora sí me muevo, aunque yo esté quieta mirando mi figura alejarse.

Una línea, tal ves la marca en mi mente de que realmente hay algo paralelo a mis pasos. Lo blanco se vuelve negro y a mi lado la tranquilidad de la perfección en el funcionamiento hace sacar mis manos de mis bolsillos. Alguien me extiende algo, y otra figura se dibuja del otro lado de la línea… silencio en mis oídos mientras mis labios se mueven. ¿Qué dirán? Estoy muy lejos para escucharlo, pero de todos modos me quedo inmóvil prestando atención, sintiendo como estoy en dos lados, soy ella… y soy yo.

Vuelvo caminando a mi lugar, todo salió perfecto y la línea está en blanco aunque del otro lado me observe quien sin rostro izo todo como debía. Mis manos buscan el calor de mi cuerpo y me estremezco…alguien más se acerca a la línea y la circula de manera diferente. ¿Seré otra yo? Apenas si reconozco la figura cuando veo que los movimientos son nervioso y las manos tiemblan, todo parece ir más rápido, ¿Dónde quedó la tranquilidad?

Mi mirada se tambalea cuando mis rodillas tiemblan débilmente, la figura contraria se agranda, o yo me hago más pequeña. Pánico, pánico a ser aplastada recorre mi espina, mientras me digo a mi misma que estoy demasiado lejos. El rostro se desdibuja, ya no es un rostro común, el fuego lo consume cuando extiende su mano a la otra figura que lo mira en paz. ¿A dónde fueron los nervios?... soy yo la que esta poniéndose nerviosa, la perfección se vio corrompida y ahora un temblor, una sombra… lo blanco se vuelve gris y lo negro resplandece mientras se va borrando. Me quedo quieta, no puedo moverme. Miro, más personas aparecen en la línea ¿de donde salieron?

El monstruo, ese quien antes había sido perfecto comienza a dar en su mano cosas a los otros, pero estos no desaparecen, se quedan, se quejan, gritan. Si… ese murmullo comienza a crecer, son gritos, olas de gritos que viajan por mí más y más fuertes. Mi corazón se estruja y me acerco caminando hacia ellos, me meto entre sus filas, silencio.

Repentino silencio lastima mi sensibilidad, todos me miran y se mueven compulsivamente de pie, con sus vistas perdidas en todos lados y en ninguno, quejándose, desesperados por salir y estar allí en todo momento. Los observo, estudio, no los comprendo. Miro la figura, esta me sonríe tristemente y por un momento vuelve a ser el eco de aquel tan perfecto… comienzo a retirarme, tengo frío. Camino hacia donde estaba, pero los gritos vuelven, se abalanzan sobre mi ¿era una trampa? Estrujo mis manos, siento metales fríos pegarle a mi rostro, son mis cabellos, ¿Qué sucede? Tengo miedo a lo desconocido, voltear sin saber qué veré.

Me enderezo y logro llegar. Miro precavida, aún temo pero mi valentía esta allí empujándome a hacer cosas prescriptas, una ves más vivo lo mismo. Ahora es culpa lo que siento, culpa y presión. Todos me señalan y gritan, varían sus lamentos, son individuos y todos me culpan ¿Qué hice? Trato de mirar mis manos, no puedo.

El sonido incrementa y disminuye. Los miro despistada y con mi mirada viajando a velocidades molestas, trato de delinear a uno cuando me urge mirar al otro, quiero conocerlos, quiero saber qué les hice, pero no puedo.

No puedo, me siento inútil. No puedo y mis manos ya no están abrigadas, no puedo y mis pies no me llevan… son más, muchos más. Una bola móvil que correrá a atraparme, números, muchos de ellos cayendo por la borda… ¿se trata de dinero? No, es algo más intenso. Veo sangre pero no me asusta, no están lastimados. ¿Qué me quieren decir? ¿Quiénes son? ¿Qué les hice?

La curiosidad me abarca, quiero saber más de ellos, pero si me acerco sus movimientos me matarán. ¿Moriré por averiguar algo más de ellos? ¿Volveré a mi paralelo mundo si lo hago?

Aparezco frente a ellos, se mueven pero no emiten sonidos y mi mente se prende y apaga quejándose del dolor agudo en mis oídos… si tan solo bajaran la voz. De repente caigo nuevamente, tengo miedo, tengo frío.

Despierto y miro, todos me miran a los ojos, inclusive siento como me miran detrás de mí. Están allí y no se fueron, sufridos, hambrientos de venganza ¿Qué quieren?

Me levanto, camino, trato de ahuyentarlos con mis manos pero estas son débiles, son frías, no me sirven. Les hablo pero mis labios están silenciosos, mis oídos me hablan demasiadas voces juntas… ¿qué es lo que me quieren decir?

Miro perpleja uno de los rostros cuando siento como hunde su espada en mi hombro, el frío acero me tira de rodillas al piso, siento que el aire se me escapa y pronto volveré a cerrar mis ojos.

-tranquila, todo fue un sueño –me dice retirando su mano de mi… estoy sentada en mi cama, destapada y tiritando.

Miro el piso, en busca de mi orgullo, ¿porqué me asusté por un sueño? Apoyo mis pies en el suelo, que tonta y torpe eh sido, una ves más eh visto lo mismo. Y agradezco en vos baja a quien se tomó el trabajo de despertarme con su femenina y tambaleante voz, recuerdo impunemente su aliento frío cercano a mi oreja y me duele cuando mis sentidos se recuperan y me hacen poner de pie.

Mi puerta está cerrada con llave.