La Pesadilla de la Humanidad

Tema en 'Otros Fanfiction' iniciado por Usagi-chan, 17 Julio 2015.

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    Usagi-chan

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    Escritora
    Título:
    La Pesadilla de la Humanidad
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Misterio/Suspenso
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    1790
    La Pesadilla de la Humanidad

    Los gritos de angustia y terror desgarraron la noche en una sinfonía que le recorrió el cuerpo con una corriente eléctrica puramente erótica, produciendo en consecuencia un estremecimiento involuntario en el par de alas negras como el carbón que salían de su espalda. Atento y excitado por un nuevo grito saliendo de los labios de su presa, observó con la mirada oscurecida por el placer la forma en que el cuerpo sobre la cama continuó retorciéndose sin parar, gimiendo y pidiendo auxilio en una voz tan tenue que nadie sería capaz de escuchar.

    Magnífica escena. A fin de apreciarla mejor, cerró los ojos, concentrándose en la sucesión de gritos y gemidos adoloridos de la mujer de cabellos dorados sobre cuya piel permanecería a la mañana siguiente la evidencia de su presencia en aquella habitación.

    — Quítenmelas de encima, por favor. — sollozó aterrada. — ¡Alguien ayúdeme!

    Los labios se le curvaron en una perversa sonrisa ante el pedido de auxilio que había dejado salir como un suspiro agudo que ningún ser humano sería capaz de escuchar. Cuando se decidió a abrir los ojos nuevamente, percibió el siseo enfurecido de las serpientes mientras reptaban por la delicada y blanca piel humana, enredándose en torno a ella y presionándose para dejar su marca tras de sí.

    — Voy a morir. — gimió un poco más alto. — Van a morderme y voy a morir.

    En realidad no lo harían, por más perversa y excitante que le pareciera la idea. Existía la posibilidad de que en un futuro cercano otro tipo de serpientes en otro tipo de situación ciertamente acabaran con su vida, pero no sería en esta noche y mucho menos en su presencia. La muerte no era parte de su trabajo.

    Los sollozos humanos rápidamente se convirtieron en un llanto agónico que le produjo mayor satisfacción al observar las lágrimas comenzar a deslizarse a través de sus mejillas, confundiéndose con las perladas gotas de aquella clase de sudor que sólo aparece cuando el cuerpo se encuentra al límite de la cordura y se sobrepasa el umbral tolerable de dolor.

    — Paren...déjenme en paz...

    Pasos apresurados llamaron su atención incluso a varios metros de distancia de la habitación pero no distrajeron su atención de la tarea. Algunos de los seres bajo el mandato de sus hermanos no había estado haciendo bien su trabajo esa noche y eso significaba terminar en breve su particular diversión.

    — ¿Princesa Ariadne? — murmuró con cautela una voz masculina.

    Irritado por la interrupción, aceleró e incrementó la intensidad de la escena en que la hermosa mujer de cabellos dorados continuaba atrapada. El trabajo tan pulcro que era una de las pocas cosas que le hacían sentir algo más allá de la poderosa necesidad de jugar con la mente humana hasta quebrarla y enviarla cerca del límite de la cordura acababa de ser arruinado por la ineptitud de un ser inferior.

    Los pasos humanos se acercaron con mayor rapidez a la habitación, alcanzando la puerta de la habitación en el momento exacto en que la serpiente más grande alcanzó el cuello de la muchacha y enterró con furia sus filosos colmillos rasgando la delicada superficie para descargar todo su veneno.

    — ¡NO! — gritó alto y fuerte en medio de un sonido desgarrador.

    Efecto de esa última reacción que siempre anunciaba el clímax de su tarea, desplegó sus alas en todo su esplendor y se dejó caer por la ventana sintiendo aún las reminiscencias del explosivo placer y satisfacción de haber llevado a término la tarea de esa noche pese a los obstáculos.

    Habiendo terminado antes del tiempo estipulado se encaminó de vuelta a su reino, más que dispuesto a observar desde su acolchado trono los resultados de su trabajo, esa escena donde el intruso gritaría desesperado hasta despertar a la hermosa mujer y lucharía confundido contra los forcejeos y el terror humano hasta que su presa recuperara la calma y se volviera consciente de lo realmente sucedido.

    Las marcas de las serpientes no serían visibles hasta la mañana siguiente que la vanidad condujera a la muchacha a observar en el enorme y amplio espejo que podría hacerle batalla al del mismo Narciso y descubriera el último aviso, la última advertencia de lo que pronto sucedería. A partir de ese momento el resto dependería de la inteligencia de la chica para hacer caso del aviso o ignorarlo.

    “Reunión”. — resonó repentinamente la palabra en su cabeza con la inconfundible suavidad del tono de voz de uno de sus hermanos.

    Sonrió divertido. La paciencia nunca sería una cualidad de sus hermanos en su condición de dioses, independiente de su personalidad suave y moldeable. Así pues, volando en la forma mortal que raramente adquiría, cambió de dirección hacia la dimensión que habían creado como un terreno neutral para reunirse, levemente divertido por lo que tendrían para decirle.

    Oscuros nubarrones sobre el cielo acompañaron el fluido y elegante avanzar de su alta e imponente figura cuando aterrizó sobre el suelo en forma de ajedrez que uno de sus hermanos había insistido en tener.

    — Iquelo. — llamó la cálida y delicada voz de uno de sus hermanos antes de reprenderlo. —Llegas tarde.

    — Estaba ocupado.

    — Evidentemente, lo estabas. — gruñó su otro hermano. — Llevaste a la princesa al límite, pudiste haber fragmentado su mente de forma irremediable. Estás fuera de control, hermano.

    Los ojos negros como el ónix se centraron en quien osaba reprenderlo por hacer su trabajo como ningún otro podría hacerlo. El cuerpo delicado y casi femenino con el que se topó, se mantuvo en tensión, enfrentándole con el violeta de una mirada que raramente expresaba algo más que ensoñación y alegría en un rostro de rasgos infantiles.

    — ¿Tienes alguna queja sobre mi trabajo, Fantaso? — preguntó con frialdad. — Si es así, seguro Hypnos estará encantado de atenderte.

    — Maldición, tu tarea no requiere que dejes al borde de la locura a los seres humanos. — gruñó nuevamente. — Eso ya es parte de tu propia perversión.

    El ambiente se espesó y dentro de sí, Iquelo experimentó una satisfacción aún más poderosa que la producida por los gritos angustiosos de la mujer humana. Fantaso era el dios encargado de llevar a los sueños de una selecta población humana una variada serie de formas provenientes de la flora y la fauna para armonizar y pacificar las imágenes producidas mientras dormían. Sin embargo, también era un dios sumamente explosivo y excesivamente fácil de provocar, lo que le resultaba igualmente placentero.

    — Basta. — ordenó demandante su hermano mayor, sin perder en ningún instante la cualidad suave y cálida en su voz.

    Morfeo era algo completamente distinto a Fantaso y a sí mismo. Privilegiado con la tarea de atraer a los seres humanos al sueño profundo, era perfecto. Mirase por donde se mirase, la etérea belleza de Nyx y el arrogante porte de Hypnos habían logrado combinarse a la perfección dotando a su hermano de todas las características que lo hacían el epítome de la belleza, incluso en su condición masculina. Los rasgos esculpidos de su rostro con una expresión de pasividad siempre presente facilitaba mucho su trabajo y la combinación con los cortos cabellos azabache y sus largas y acolchadas alas blancas atraían y atrapaban sin esfuerzo alguno a los ingenuos humanos de quienes se encargaba.

    — Tenemos algo mucho más importante que tratar.

    — ¿Ha habido algún problema en el Olimpo? — preguntó con rapidez infantil, Fantaso.

    — No precisamente. — suspiró con suavidad Morfeo. — Los humanos han comenzado a reproducirse cada vez más rápido. Los “Oniros” ya no son suficientes para hacerse cargo de todos ellos, de modo que padre quiere que a partir de este momento nos encarguemos de extender nuestro poder hacia el resto de los humanos.

    En realidad, los seres humanos para Iquelo eran una plaga que se había expandido con rapidez y que terminarían por destruirse entre sí. Pese a ello, la noticia de Morfeo había enviado nuevas corrientes de emoción a través de todo su cuerpo ante la perspectiva de poder enfocarse sobre una nueva gama de la población humana después de haber permanecido tanto tiempo alimentándose de reyes, príncipes y princesas malcriados y arrogantes cuyos temores eran poco sustanciosos.

    — Será un placer. — sonrió con perversa emoción.

    — ¿Iquelo también? — preguntó espantado ante la idea, su hermano menor. — ¿Tienes idea de lo mal que resultará eso, hermano? Va a matarlos.

    — Probablemente. — respondió a Fantaso sólo para provocarle más.

    Su trabajo era por mucho más difícil y poco valorado que el de Morfeo y su otro hermano. No había heredado la belleza extraordinaria de las deidades del Olimpo, ni muchos menos la delicadeza femenina que hacía lucir casi infantil a Fantaso. Su propia apariencia era aterradora, fría y estéril. Físicamente compartía más parecido con los seres humanos a los que despreciaba y disfrutaba de atormentar, que a la deidad que realmente era. De modo pues, que la cautela del dios de la fantasía tenía mucha razón de existir.

    — Eres sumamente conocido entre los seres humanos. — gruñó por tercera ocasión esa noche. — ¿Sabes cómo te llaman en la Tierra?

    — ¿Tengo un nuevo nombre?

    — ¡Fobetor! — exclamó con fuerza. — “El que espanta”.

    Imperturbable, mantuvo la sonrisa sobre sus labios. Fobetor, el que espanta. Joder, claro que le gustaba ese nuevo nombre. El casi imperceptible sonido de un aleteo condujo su atención de Fantaso hacia el rostro de Morfeo que permanecía igual de relajado y pacífico que siempre.

    — ¿Estás listo para esto? — preguntó con una dulzura que le produjo un cierto grado de repulsión.

    No hubo oportunidad para responder, Fantaso irrumpió en una diatriba a la que no prestó atención mientras repasaba una y otra vez el nombre con el que los humanos le llamaban y demostraban la mejor veneración que podría experimentar un dios dedicado a crear y esparcir pesadillas en el mundo, su temor.

    — Prepárense para la próxima noche. — sonrió con suavidad. — Iquelo, intenta no ser tan rudo en esta ocasión.

    La sonrisa sardónica se extendió por sus labios por última vez antes de que fuera plenamente consciente de ello. Morfeo nunca había mostrado desagrado hacia la tarea que se le había encomendado al nacer, pese a que en repetidas ocasiones había arruinado su propio trabajo. Por el contrario, respetaba su misión de transmitir profecías mediante sueños aterradores que corrompían el alma humana.

    — Sólo hago mi trabajo. — respondió con simpleza.

    Sin embargo, observando el destello de preocupación reflejada en el brillante azul de la mirada de su hermano mayor, comenzaba a sospechar que pronto la disputa dejaría ser sólo entre Fantaso y él, y se convertiría en una guerra contra el mismísimo Morfeo, que con toda probabilidad destruiría el lazo de hermanos que había existido hasta ese momento. Ciertamente, las cosas se pondrían interesantes muy pronto.

    — Que tengan dulce sueños, hermanos. — comentó burlesco.

    Dio media vuelta y se marchó.​
     
    Última edición: 11 Marzo 2016
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    Ichiinou

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    ¡Me ha encantado! La verdad es que creo que he enamorado un poco perdidamente de Iquelo, es el personaje con más carisma de todo lo que has escrito, lo que sí realmente me preocupa es que no haya continuación, porque queda todo como colgando, es como un gran principio de algo, no sé si me explico. *-*
    Me ha parecido realmente bueno y escribes muy bien, atrapa. Es algo que debo señalar, porque me parece muy importante. Solamente he encontrado un despiste por ahí que si consideras conveniente corregir, estaría bien:
    Ese "aterrizó" llevaría tilde.

    Espero leer más cosas tuyas de este tipo, porque se te dan bien. ¡Sigue trabajando!

    ¡Un saludo! :)
     
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    Usagi-chan

    Usagi-chan Bunny Bunny

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    Muchas gracias por tu comentario y corrección, la verdad se me había pasado ese error pero ya lo he corregido.

    No sé si vaya a continuarlo, probablemente no, y si llego a hacerlo serán capítulos sueltos, sin secuencia alguna. Sin embargo, planeo seguir escribiendo sobre mitología griega ya que es de las cosas que más me gustan y/o apasionan, sobretodo si se enfoca en personajes no muy reconocidos o que se salen de los clásicos dioses. Además, amo escribir sobre personajes llenos de humor negro, sarcasmo y cinismo. Por tanto, yo también me enamoré de Iquelo mientras le daba personalidad <3
     
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