Microrrelato La peor desilusión.

¡Hola! Bueno, nada esta es una historia que acabo de escribir, la iba a mandar al concurso "Navidad Real" pero no me gusta mucho. Aun así, acá la subo y espero que les guste :D

La peor desilusión.


Navidad debería que ser el único día del año en donde la tristeza, decepción, tragedias y todo lo malo debería estar prohibido. Sin embargo, parece que no existen las excepciones, a pesar de que la mayoría piensa que si. Y yo lo se porque en una Navidad, en un día que tendría que ser todo alegría, espiritualidad y amor, descubrí algo que me partió el corazón.

La navidad pasada fue el día en que me enteré que mi ex prometido me engañaba. Y no con cualquier mujer, sino que lo hacia con mi madrastra. Es verdad que nosotras nunca nos llevamos completamente bien (para mi es una zorra caza fortunas) pero es increíble lo bajo que llegó. Quiero decir, no cualquier mujer se atreve a acostarse con su futuro nuero.

Y él… es horrible, ¿Cómo pudo haberme engañado de tal forma? Un día me decía que me amaba y al otro lo encuentro en la cama con mi madrastra, es inexplicable como cambian de un segundo al otro los sentimientos de las personas.

El descubrimiento fue lo más doloroso.

Unas horas antes del brindis, me di cuenta de que mi prometido llevaba un tiempo desaparecido. Empecé a buscarlo cuando escuché un leve gemido, uno que provenía de un cuarto. Me sentí incomoda y me fui, no quería saber quienes estaban celebrando su navidad privada. Seguí buscándolo y no lo encontré. Volví a ese cuarto y oí esos extraños ruidos. Uno de ellos me pareció conocido. Me quede congelada, eran iguales a los que hacia mi novio.

Sin saber que hacer continúe escuchando, intentando encontrarle sentido a lo que estaba pasando. Entonces un repentino ataque de furia me invadió e intente abrir la puerta de golpe pero esto no pasó porque estaba cerrada con llave. La amante de mi prometido no era tonta, al parecer.

Sabiendo que los había interrumpido y que rápidamente se encendería o escaparían, yo misma me quede allí, esperando que esa maldita puerta se abriese. Y fueron segundos después cuando vi salir a mi madrastra, esa mujer que supuestamente tanto amaba a mi padre.

Ella se quedo quita cuando la abofeteé, ni siquiera intento defenderse, ella sabía que lo que había hecho estaba mal.

No espere a que ese hombre saliese del cuarto. Simplemente me marche, llorando, alejándome de esa casa. Y lo peor de todo es que mis hermanas lo sabían pero no me lo habían dicho.
En esa navidad me di cuenta que no se puede confiar en nadie, ni siquiera en los días festivos que prometen que todo será felicidad, por lo menos por un día, por que ni eso es cierto.