Harry Potter La Navidad de Remus: Merodeadores por siempre.

Desempolvar viejos recuerdos era una de las tantas cosas que Remus Lupin había querido evitar muchas veces. Pero esa Navidad la pasaría con Tonks y no había tenido más opción que hacerlo. Su sala era pequeña y en ella había un importante montón de cajas llenas de cosas sin sentido, de aquellas cosas que pensó que ya no existirían en su vida y que, sin embargo, cada una de ellas estaban allí guardadas completamente intactas.

Como si hubiesen estado esperándolo por mucho tiempo...

Sacar todo eso le iba a tomar varias horas, estaba más que seguro de ello. Así que, para no perder tiempo, comenzó a reducir a diestra siniestra todo lo que se le ponía en frente, hasta que llegó a una de las cajas que tenía dibujada una gran M. La abrió con algo de intriga, habían varios álbumes que no recordaba haber hecho alguna vez. Suponía que no eran suyos, dado a las elegantes tapas de cuero marrón que tenían. Sirius, seguramente, debió habérselo dejado en algún momento del pasado sin que se diera cuenta. Y por alguna razón, era la única conclusión que lo tranquilizaba.

Tomó uno al azar, acarició la tapa con suavidad y sonrió con algo de nostalgia; tenía grabada unas hermosas letras doradas que formaban a su vez las palabras de: Merodeadores por siempre. Era un álbum de su último año en Hogwarts, lo supo al ver la primera página. En ella se encontraba una fotografía en la que cuatro jóvenes le sonreían a la cámara, felices y llenos de picardía. Ignorando por completo el futuro y disfrutando con ánimo de ese presente. Recordaba perfectamente ese día, una Navidad como cualquiera, en la que habían decidido dar un paseo por el Lago Negro e intentar patinar sobre ese hielo inestable del mismo.

Peter había terminado en la enfermería, Sirius con un leve resfriado y una buena reprimenda colectiva por hacer estupideces. Pero a pesar de todo, había sido un día que -aunque había terminado de alguna manera, un tanto trágica por la pierna rota de Colagusano- se habían reído hasta el cansancio. Pasaron Nochebuena en la enfermería, comiendo los bizcochos que la Señora Potter le había enviado a James y leche caliente que los elfos les habían alcanzado.

Después de ese día, nada volvió a ser igual. Le entristecía pensar de esa manera, pero esa era la única verdad que tenía después de todo lo que había sucedido.

—Feliz Navidad, Merodeadores —murmuró cerrando el álbum justo en el instante en que la puerta de su casa era abierta por Tonks. Lo supo al escuchar el espejo romperse.

—¡Yo lo reparo!