Harry Potter La Navidad de Draco: Scorpius.

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Este escrito participa en la actividad Doce Deseos.

Scorpius era un niño tierno y entendía eso -la culpable, por supuesto, había sido Astoria con esa crianza que ella había decidido llevar adelante y de la que ninguno había estado muy de acuerdo- pero habían cosas que carecían de sentido, como esos regalos ridículos que su pequeño hijo le daba en distintos momentos "especiales". Nunca sabía cómo reaccionar al respecto, ante algo tan inocente y a la vez, tan feo.

Observó el dibujo en sus manos, uno sin forma ni gracia, con círculos y líneas de colores que provocaba que le doliera la vista. Mirase por donde mirase, el dibujo era simplemente abstracto. No existía un dragón ahí, como tanto el pequeño rubio le aseguraba con ese extraño brillo en sus ojos. Era horrible, no podía opinar algo diferente ante él.

—Es... lindo —murmuró, sin embargo con algo más que un poco de esfuerzo y Scorpius le sonrió complacido antes de marcharse de su despacho no sin antes gritarle:

—¡Feliz Navidad, papi!

Era muy simple contentarlo con nada y en ese aspecto no era muy diferente a su madre. Guardó el dibujo con los otros que su hijo le había dado en las navidades pasadas. Todos igual de feos, pero todos llenos de algo especial. Suponía que al pensar de esa manera lo hacía un pésimo padre, pero él era Draco Malfoy. No podían esperar mucho de él más que lo justo y lo necesario. Aún así, siempre tenía un tiempo para su pequeño Scorpius, lo único bueno que había hecho en la vida y un deseo que jamás creyó que concretaría algún día...