La Mayor Farsa [Sesshômaru x Kagome] [One-Shot]

Tema en 'Fanfics Abandonados de Inuyasha Ranma y Rinne' iniciado por Artemisa, 16 Mayo 2011.

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    Artemisa

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    Título:
    La Mayor Farsa [Sesshômaru x Kagome] [One-Shot]
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Tragedia
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    2701
    Bueno, este fue para el concurso "Una vez te engañé", el cual no gané... ¡Pero estuvo muy bueno y no me quejo de mi 9.1! Ya mejoraré. Se los dejo y ojalá me den opiniones.

    La Mayor Farsa

    Era un día común y corriente. Qué típico inicio, ¿cierto? Pero lo que es aún más cierto es que la siguiente historia no tiene nada de extraordinario… Solamente es engañosa.

    No voy a distraerte más. Ocurría que era una bella tarde de mayo y una joven se disponía a preparase para su gran debut, su primera aparición en el escenario. Con tan sólo diecisiete años de edad y una carrera exitosa por delante, Kagome Higurashi practicaba vocalizar las notas de las canciones que cantaría en sólo dos horas.

    Había sido un camino fácil hasta llegar a la fama, si lo pensaba bien. Tenía una buena imagen, una linda cara… Y un lindo productor musical.

    Pero, déjame decirte: Su primer concierto estuvo de maravilla. Recibió más aplausos de los que hubiese podido imaginar. Su corazón saltó con los gritos del público y su dulce voz no se cansaba de manifestarse para dar las gracias.

    Había salido más tarde del lo previsto. Le había ido tan bien que el público se negaba a soltarla.
    Cruzaba los pasillos, agotada. Pensaba, imaginaba, se ilusionaba con su futuro.

    Y el camino estaba solo. Dio unos pasos más hasta que se encontró con su productor.

    —Lo hiciste bien.
    —Gracias —respondió ella a la voz barítona que le hablaba.

    Y desde ese entonces, su carrera había subido en pico. Había pasado ya tres años sin descansar del mundo del espectáculo, y había liberado dos álbumes.

    Como es común en muchos de los cantantes, se familiarizó mucho con su productor. Claro que, cabe destacar que Sesshômaru Taisho no era el productor exclusivo de la señorita Higurashi, sino era dueño de la productora número uno en su género: Taigoku. Esta empresa tenía cerca de cincuenta años y había comenzado por el padre de Inu no Taisho.

    Pero volviendo al tema de la joven cantante, el hecho era que su relación se basaba en nada más que la publicidad. Nada fuera de lo usual, ¿eh?

    La prensa les empezó a poner demasiada atención a ellos dos en particular. Todo con los fundamentos de que eran seres opuestos que tendrían una relación muy interesante… Lo escandalosa que sería su diferencia de edades, ya que el productor tenía treinta y cinco años y ella acababa de cumplir veinte… En fin, lo que siempre le convino a la prensa es nada más y nada menos que vender.

    Ella recordaba, con cierto encanto, las veces en que la había invitado a comer y habían hablado de todo y de nada. Mientras las primeras salidas eran casuales, totalmente “equis”, como a muchos ahora les gusta decir; las salidas más recientes parecían poseer cierto significado en la vida de Kagome.

    Cierto día de verano, su teléfono celular vibró una y otra vez, sacando a una apresurada joven de la ducha. Casi se había resbalado antes de atender la llamada.

    — ¿Diga?
    —Kagome.
    — ¡Ah, Sesshômaru! ¿Qué tal? —Trató de que su voz no se oyera demasiado emocionada. Pero, quien sabe, quizás había fallado—. ¿Cómo te ha ido?
    —No tengo novedades desde que nos vimos anteayer.
    —Oh, ah.
    —Quería ver si estabas disponible para ir a comer baguettes a la hora del almuerzo. Algo sencillo, hablemos de un Subway.
    — ¿Como un Subway? Perdona, pero ¿no crees que es demasiado público?
    —Al diablo con eso. Nos divertiremos.
    —Bueno… Okay.
    —De acuerdo. Paso por ti a las tres, ¿está bien?
    —Sí.

    Dicho esto, su productor colgó. Kagome aún tenía una ceja levantada. Le había extrañado que quisiese comer en un lugar tan poco privado, tan común. Él no es así, pensó.

    Sin embargo, no tardó en desechar el pensamiento, ocupando su mente en su arreglo personal.
    Mientras lo esperaba, inevitablemente, se puso a pensar en él. Claro, si algo debía admitir, es que no sólo le gustaba o le encantaba… ¿Quién sabe? Hasta podría estar enamorada de Sesshômaru. Sonrió. ¿No serían una linda pareja?

    El claxon perteneciente al Ferrari del hombre esperado fue suficiente para sacarla de sus pensamientos. Emocionada, abrió la puerta y se subió al automóvil.

    —Qué bien te ves —la miró, halagando su blusa lisa blanca y su falda negra, corta, decorada con puntos blancos, estilo polka dot.

    Fue suficiente para sacarle una sincera sonrisa y un rubor que intentó disimular lo mejor posible.
    Pronto llegaron al lugar donde habrían de comer. Todo el mundo se sorprendió al verlos, pero el porte de aquel hombre alto y serio fue suficiente para que nadie les hiciera preguntas. ¿Te imaginas?

    Sesshômaru escogió una mesa hasta el fondo. No tardaron mucho en iniciar una plática, después de haber ido ellos mismos por los baguettes.

    —… Y así le dije a mi mamá que, simplemente no podía seguirle la corriente en todo. Pero, en fin —rió—. Ya hablé mucho de mí, ¿no? Ahora, tú, cuéntame algo.
    —No tengo nada qué decir. Escucho tu plática, con eso basta.
    —Es que me da pena que yo sea la única que…

    Cuando menos, se dio cuenta, su hombre soñado había hecho nula la distancia entre ambos y había atrapado su boca con la suya. Kagome no sabía cómo responder, por lo que lo hizo lo mejor que pudo.

    Pero pronto se dio cuenta de que no estaban solos con las personas del establecimiento, sino que un sinfín de flashes la acosaban. Había cámaras por todas partes y a Sesshômaru parecía no importarle.

    — ¿Qué… Qué…? —Repetía ella avergonzada, una vez terminado el beso.

    Su productor sonrió y volteó hacia las cámaras. Las preguntas llovían en cantidades más grandes aún del número de granos de sal en un salero.

    —No voy a contestar preguntas —se limitó a decir él—. Ni ella tampoco.

    Una de las características más notables de los periodistas es su insistencia, por lo que el productor le dio la indicación a la joven de ignorarlos hasta que se fueran. Ella pensó que nunca se irían; pero, sorpresivamente, al cabo de unos minutos de formular y formular preguntas y que éstas no fueran contestadas, se fueron.

    El resto de la comida transcurrió sin diálogo alguno.

    De regreso al penthouse de la cantante, esta última se armó de valor para preguntar sobre el tema que había estado ocupando su cabeza sin descanso desde el mencionado evento.

    — ¿Qué fue eso? —Soltó abruptamente y tan de repente.
    — ¿Qué? —Le contestó él, tranquilo como siempre.
    —El… El…
    —Ah, el beso.
    —Sí, eso —suspiró ella.
    —Te aconsejo que no ocupes tu cabeza pensando mucho en eso.
    —Pero…
    —Buenas noches, Kagome —la interrumpió.

    Qué tipo.

    Había sido ya un mes desde que a la joven la comía el recuerdo del beso del experto en producción musical.

    Después de un par —o más—de salidas, Kagome se había decidido a preguntarle por qué la había besado. Si él le hubiese propuesto algo después, tendría sentido. Si él la hubiese besado más veces después de ésa, tendría sentido. Ahora puedes entenderme, no tenía sentido.

    — ¿Ya vas a decirme por qué me besaste? —Se atrevió a cuestionar, tímidamente, mientras sorbía la malteada de chocolate que tenía en frente.
    —Bien, Kagome, ¿quieres saber?
    —Supongo que sí —tragó con nerviosismo.
    El apuesto ser se acercó a su oído, antes de susurrar la cosa más inesperada.
    —Cásate conmigo.
    La joven tosió y se atragantó antes de poder decir nada.
    — ¿Eh? Oh… ¿De qué hablas? Tú… Yo… ¿Qué?
    Él respiró hondamente, sin alterarse ni un pelo.
    — ¿Acaso es que no me oíste bien?
    —Bueno, yo… —vaciló—. Sí te oí, pero… Eh, yo… ¿Por eso me besaste?
    —Algo así.
    —Eh, pues… Sólo tengo algo que preguntar.
    —Lo que quieras.
    —Tú… ¿Me amas?

    El interpelado soltó una carcajada elegante y controlada.

    —Kagome, eres tan inocente.
    — ¿Qué quieres decir? —Reprochó con la expresión alterada.
    —Que no comprendes las circunstancias. La prensa nos desea juntos más que a mil diamantes, somos la pareja más buscada en Internet desde hace un año —la joven desvió la mirada, intentando procesar lo que oía—. Nuestro beso desató más de mil peticiones exclusivas en menos de una hora. ¿Eso te dice algo?
    — ¡¿Quieres casarte conmigo por publicidad?!
    —No hagas tanto escándalo.
    — ¡Pues ni quién nos oiga aquí, sólo tú vives aquí!
    —Piénsalo, por favor. Me caso contigo porque nos hará aún más ricos de lo que somos. Pero también porque eres la mujer más hermosa que he visto.
    — ¿Eso piensas? —Dijo igualmente alterada.
    —Sí. Pero no te amo, Kagome. Yo no amo a nadie.
    —Sesshômaru, eres…
    —Muy inteligente. Ambos vivimos en un penthouse, aún podemos subir más. ¿Qué quisieras?, ¿un castillo?
    Ella no podía creerlo. Su hombre soñado parecía ser un monstruo, ¿tú qué dices? Porque yo, como lo veo todo, lo odiaría de no ser porque me está prohibido. Ah, maldita sea… Disculpa.

    —Eso quiere decir… ¿Que no sientes nada por mí?
    —Me atraes mucho, si quieres saber.

    En mi opinión, no hay desgracia más grande en este mundo que amar a un monstruo. Y estoy muy segura de que cualquier persona hubiera sido más razonable y lo hubiera mandado por un tubo.

    Pero para condena de Kagome, ella lo amaba tanto que supo que no soportaría verlo con otra. Nada le dolía más que aceptar que, efectivamente, lo amaba.

    Y, aunque tenía en cuenta de que él no la amaba y que ella sufriría cada día al tenerlo presente, aceptó. Muy errónea en lo que era lo correcto, pero convencida de que no se veía en ningún otro lado más que junto a él. Como fuese.

    

    La boda se anunció a los medios. Tal como Sesshômaru había predicho, centenares de entrevistas y exclusivas se presentaron. Y la pareja se pudo dar el lujo de contestar vagamente algunas preguntas y arrojarlas para que los periodistas se pelearan por los reportajes. Era como lanzar un trozo de carne a una jauría de leones.

    

    Y ahí estaba ella, vestida de novia. Lista para interpretar la mayor farsa de su vida.
    En ese momento, volvió atrás. Para ser más exacta y que me comprendas mejor, a una entrevista que habían dado algunos meses antes.

    —Se nota que ustedes dos se aman mucho, ¿o me equivoco? —Sonrió la reportera.
    —En lo absoluto —sonrió Sesshômaru elegantemente. No es así, ¿Kagome?
    —Claro —fingió una sonrisa.

    Y justo en ese instante, a cinco minutos de salir hacia al altar, de que las puertas se abrieran para que ella luciera ante todos… Se dio cuenta de que no podía hacerlo.

    No podía hacerlo… Y no lo iba a hacer.

    Aunque tenía el corazón hecho trizas, se encontraba decidida. Dio media vuelta y salió corriendo por la puerta trasera de la lujosa catedral. Mismo lugar en donde la encontró su futuro esposo, que, desconcertado, la tomó del brazo.

    — ¿A dónde vas, se te olvidó polvearte antes?
    — ¡Eres un maldito! No voy a casarme contigo, ¡no importa cuánto te ame! —Escupió con desprecio.
    — ¿Me amas?
    — ¡Qué te importa!

    Dicho esto, le asestó un puntapié. Como él no se lo esperaba, la soltó inmediatamente, permitiendo que ella continuara su carrera con el propósito de alejarse de él. Atravesó una calle, e iba a hacer lo mismo con una segunda, cuando escuchó un grito.

    — ¡Kagome! —Oyó a Sesshômaru.

    Volteó a verlo. Su cara se había descompuesto en un gesto de absoluta preocupación. Qué va. Era una farsa, como todo lo que habían dicho. Una de sus farsas para salirse con la suya, pensó ella.

    — ¡No me sigas, no quiero volver a verte! ¡Ojalá nunca te…!

    Y detesto decirte que la noticia más hablada de ese día no fue la boda entre el célebre productor y la hermosa vocalista. En su lugar, la muerte de esta última debido al impacto con un automóvil, ocupó todos los encabezados.

    Y aún después de quince años, Sesshômaru no es capaz de perdonarse.

    Le había mentido. Él la amaba.

    Pero no había podido aceptarlo en frente de ella. Él pensaba que ella se había ofendido al escuchar su propuesta, porque era una joven de honor. Después concluyó que había aceptado porque había visto sus razones.

    Si tan sólo le hubiese ella dicho que lo amaba, quizás él le hubiera dicho la verdad. Pero, qué va. La culpa era toda de él y de nadie más.

    La amaba y la seguiría amando hasta que llegara el día en que tuviese que partir al otro mundo.
    ¿Por qué no le había confesado lo que sentía? Dicha pregunta lo acosaba una y otra vez, sin descanso, las veinticuatro horas al día; incluso en sueños. Por su maldito orgullo, por la inmensa insistencia de mantener su reputación de hombre frívolo por siempre. En realidad, no había razón.

    Diario se atormentaba con el recuerdo de ella, que lo hacía quedarse horas regresando al pasado. Recordando aquellas memorables salidas en las que ella se sonrojaba y él fingía que no lo notaba.

    —Una vez te engañé, Kagome. Y fue el peor error de mi vida —decía, entre delirios.
     
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    Borrego

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    Tauro
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    Me agrada el final trágico. Te aconsejo cuidar esos dedazos mi muy estimada Miss love pero en general una idea muy concreta e interesante con un final cautivante.
     
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  3.  
    VANEZITHA

    VANEZITHA Entusiasta

    Leo
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    aii esta bn.. triiste.:(...iia estoii llorando!!!
    no es justo...pobresito pero kiien lo manda a no
    decirle la verdad!! y lastima k es un one shot hojala
    escribas otra historia sobre esta pareja por que me encanta
    pero si escribes otra espero que sea larga!!:D
    Escribe pronto
    Att:VANEZITHA♥
     
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    Puru

    Puru Entusiasta

    Capricornio
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    Wooo! que triste :(
    Kagome murió el día en que se "casaría", bueno, esto nos muestra que siempre hay que decir la verdad, por mas vergonzoso que sea...
    Me pregunto que habría pasado si le hubiese hablado de otro modo y ella no corriera, ¿le habría dicho que la amaba?, ¿si se habrían casado?, el remordimiento de conciencia sin duda fue su mayor castigo :(
    Muy bueno, me encanto.
     
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    Blood Dupre

    Blood Dupre Usuario VIP

    Tauro
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    Hola, me encanto, de por si me gustan tus historias y más el hecho de que lo hiciste del género que me encanta, más sin embargo debo decir que Sesshomaru fue un malvado al no decirle la verdad a Kagome y pobre murió sin saber la verdad, eso me recuerda un poco al final de mi historia "obra maestra", en fin sigue escribiendo de esa forma. Adiós.
     
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    Asurama

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    Cáncer
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    La verdad, este fue un fic de final totalmente inesperado, pero lamento decirte que la muerte de Kagome, en vez de producirme angustia o tristeza, me produjo risa. Oh, yeah, como esas películas de chiste. Igual, igual. Diossssss….
    Lo siento, es que quedó en verdad como una estúpida. En realidad, los dos quedaron con ese aspecto. Aplastaste dos personajes en menos de cuatro páginas, les hiciste algo trágico, felicitaciones.
    Los últimos párrafos después de eso no me transmitieron emoción alguna, porque aún me estaba matando de la risa debido a la muerte de Kagome.
    Además, creo que arruinó un poco las cosas que las narraras y pusieras además tus sentimientos mezclados con los de los personajes. Usaste un tono demasiado casual para contármelo y eso sólo aumentó las carcajadas que me estaba mandando. Fue como si la que me hablara hubiera sido la cínica madre de Sesshoumaru, a la que todo le resbala. Empezaste bien y fuiste decayendo hasta un final… discutible.

    Todo fue intempestivo, porque a esto no le podemos llamar siquiera romance. Es como si hubiera habido sólo un participante, como si las cosas hubieran venido en una sola dirección. Aunque te apegaste bastante a las características de los personajes. En este caso, por la situación que describes, yo hubiera utilizado más bien a Kagura —o a Rin— ya que, en cierto modo, es un personaje que él deja morir por negligencia —y algo de soberbia— y se ajusta mejor a él.

    Creo que la manera en que conjugaste verbos en algunas partes no estuvo del todo bien, creo que algunos “había” podrían haberse reemplazado por “hubo”, que quedaba más concreto en este caso, al menos a mi parecer.

    Creo que esto se podría pulir… mucho.

    Suerte con el próximo.
    Luchy te saluda.
     
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  7.  
    Artemisa

    Artemisa Usuario VIP

    Tauro
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    Me disculpo por la escasez de tiempo que tuve con este one-shot mal hecho. Los exámenes me aprietan y no tuve más que escribir rápido.

    Tienes razón, es malo. Pero, en fin, ya haré mejores.

    Tu insistente énfasis en lo cómico del incidente final me pareció algo rudo. Pero he de decirte que aprecio una buena crítica, ya que muchas veces los comentarios carecen de contenido.

    Trataré de mejorar, muchas gracias.
     
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