[Wo Sagashite] La Llama del Odio

Tema en 'Historias Abandonadas Originales' iniciado por Kayazarami, 30 Marzo 2009.

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    Kayazarami

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    [Wo Sagashite] La Llama del Odio

    Wo Sagashite
    -La Llama del Odio-


    Capítulo 1. La Segunda Guerra Lunar.

    El suelo estaba cubierto de sangre, como siempre. A lo lejos podía divisar las frías llamas azules de los dragones de la noche, quemando y devastando la ciudad Sapherine, corazón del reino de Moonlight Detsensu.

    De todas partes llegaban gritos de dolor y sufrimiento. Dirigiera a donde dirigiera sus ojos, había cadáveres por doquier. Algunos con el símbolo de la luna cruzada de Sagashite, otros con la luna decreciente de Eclestic y la gran mayoría con el escudo de la luna negra o el castillo.

    Los cuerpos estaban mutilados por las armas desgarradoras de el continente de la noche oscura, la fuera especial de Sagashite que ella capitaneaba. Sus integrantes ya se habían retirado y aquella batalla había terminado. Pero eso no era nada, tan solo una de muchas. Otra matanza como tantas, dentro de la Segunda Guerra Lunar.

    Y en medio de todo ese caos se encontraba ella. Con los ojos violetas brillando con fuerza y decisión. Los largos cabellos celestes sujetados con una firme coleta danzaban al viento frío que soplaba y su rostro carecía de expresión. En su cintura descansaba una espada fina, larga, con la hoja brillante manchada de sangre.

    Escuchó tras de ella las potentes alas de una bestia de leyenda acercándose a toda velocidad a su posición. Ni se inmuto. Si eran enemigos morirían más rápido de lo que tardaban en pestañear y si eran compañeros probablemente solo iban a infórmale de su próximo destino.

    -Keshra, han llegado noticias de palacio- le dijo una voz conocida a sus espaldas.

    -¿Cuál es el próximo destino?- pregunto sin prestar demasiada atención, como siempre.

    -No hay próximo destino, se nos ha convocado en nuestros respectivos países y se ha declarado un alto el fuego durante tres días- la recién llegada parecía intrigada y un poco ilusionada- Quizás por fin termine esta estúpida guerra sin sentido.

    La expresión de Keshra no varió. Se limito a entrecerrar los ojos y encarar de una vez a una de las pocas personas que estaban en su mismo rango.

    -No te hagas ilusiones, Coran. Esta tregua no se debe a nada que nos pueda hacer felices- le explicó, peor ella pareció no entender- ¿No comprendes? Todos los dragones blancos de Eclestic llevan un lazo negro. La reina Silvanna ha muerto.

    -¡¿Cómo?! ¡¿Silvanna?!- el gritó asusto a varios cuervos que revoloteaban por el campo de batalla devorando cadáveres sin ningún reparo- ¿Y por que no se nos ha informado como es debido? La reina de Eclestic… Shirame y Soruuen deben estar destrozadas. Primero cayó su hermana Silvara y ahora su madre…. El reino debe estar destrozado.

    -Esta guerra ha destrozado todos los reinos.- sentencio- Lo que ha ocurrido en Eclestic era de preveer, ya y que no tiene demasiada experiencia en el combate y son muchos años. Será mejor que regresemos al campamento base.

    Coran asintió y Keshra silbo una sola vez. En escasos segundo un dragón negro se sitúo junto a ella y le permitió subir a su lomo. Guardaron total silencio mientras sobrevolaban varios kilómetros de sangre y destrucción, ajenas a todo ese infierno, absortas en sus propios pensamientos.

    La guerra ya iba para cincuenta largos años. Aunque en su memoria perdurara el recuerdo de otra época, los habitantes de los cinco reinos no gozaban de la inmortalidad y ya tan solo los más ancianos conocían las tradiciones antiguas y los ritos que se celebraban en tiempos más felices para todos.

    La mayoría de jóvenes moría antes de los veinte años, tras alistarse al ejército a los dieciocho. Apenas había nacimientos, ya y que los únicos hombres que habitaban las ciudades entre los veinte y cincuenta años eras los mutilados e incapacitados para el combate. Las mujeres no tenían tiempo para pensar en procrear, cansadas de llorar la perdida de sus seres queridos.

    La guerra estaba acabando con todo. Veinte años más así y pronto solo la realeza permanecería sobre el terreno lunar. O lo que quedara de ella. Y no se veía el momento en que terminara el derramamiento de sangre.

    Las princesas herederas llegaron al campamento, en donde fueron recibidas con respeto y silencio. Todo estaba cubierto con las estelas negras de Eclestic. Sin pensarlo mucho ni cruzar una palabra, ambas se dirigieron hacia la tienda donde las aguardaba Shirame, ahora reina de su pueblo.

    La encontraron sentada, mirando el fuego que ardía rodeado de piedras con expresión ausente. No parecía haber llorado, cosa que no las sorprendió. Ya no había tiempo que perder siquiera en lamentarse, mucho menos en su situación.

    -Shirame- llamó Coran y esta dio al vuelta y las miró- Lo lamentamos.

    -No te preocupes- le contestó con al voz tranquila- Todas sabíamos que tarde o temprano sucedería. Al fin y al cabo, ¿Cuántas han caído ya? Kashermi de Sagashite, Ciruela de Imperium, mi hermana Soruuen. Ahora mi madre y su consorte…

    -¿Cómo?- los ojos de Corán se abrieron de la sorpresa y el desaliento- ¿Simlibara ha muerto?

    -Se suicido pocas horas después de recibir la noticia de la muerte de la reina. Tampoco me sorprende. Siempre fue muy delicada y temerosa y lo único por lo que luchaba ya no se encuentra en este mundo, ¿para que permanecer aquí? ¿Para ser testigo de la muerte de todos los que le importan? No puedo culparla de algo que yo misma desearía hacer.

    <Plaf>

    El rostro de Shirame se quedo petrificado a la derecha tras recibir una fuerte bofetada de Keshra, para regresar a su posición original sin inmutarse lo más mínimo.

    -No digas estupideces. Ahora eres la reina de Eclestic. ¿Qué crees que hará tu pueblo si te quitas la vida?- le recriminó con dureza y los ojos helados- Debes cuidar de ellos. Ya casi han perdido la fe y si vosotros que sois los más religiosos de los cinco reinos lunares perdéis las esperanzas, ¿qué crees que harán los demás? ¿Cuanto piensas que tardará Zeldivanna en apoderarse de toda la Luna si desaparece uno de los tres reinos que se oponen a su dominio?

    -Mi madre ha muerto y su consorte, la mujer que me dio a luz, se ha rendido. ¿Qué esperanza le queda a los míos?

    -¿Cuánto hace que estamos lejos de casa, Shirame?

    -Ya hacen casi tres largos años- suspiro Coran, cansada, sentándose en uno de los sillones de la tienda- Tengo tantas ganas de ver a Cristal… Se esfuerza todo lo que puede por ayudar a Chisii a llevar el reino en ausencia de mi madre, pero son tantas cosas… Odio dejarla sola.

    -¿Y tú? ¿No añoras a tu consorte, Shirame?

    -¡También estoy pensando en ella!- grito esta ofuscada, levantándose para taladrar a Keshra con unos ojos cargados de amargura y dolor- ¡Tú no entiendes nada, al fin y al cabo no tienes a nadie que te espere! ¡No te importa nadie! ¿Qué diablos le voy a decir? ¿Qué se ocupe de todo en mi ausencia mientras yo me juego la vida? ¿Qué dirija un reino entero sola y sin compañía? ¡Mi única hermana ha muerto! ¡Solo quedamos nosotras de la realeza de Eclestic!

    -Pero eso no tiene que ser así para siempre- susurro Coran - Nosotras podemos reconstruirlo todo. Podemos con ellas a nuestro lado. Acabaremos con esta guerra y volveremos a nuestros hogares junto a quienes nos esperan. Si todos los míos murieran yo podría seguir adelante si cuento con Cristal. Y sé que ella podrá con todo para esta finalmente conmigo.

    -Lo único que tenemos que hacer es terminar esta guerra-siseo enfadada la nueva reina- ¡Como si no lleváramos cincuenta largos años intentándolo! ¡¿Y en todo este tiempo, que?! ¡Ni siquiera nos hemos acercado a Zeldivanna!

    -Su ejército cada vez es más débil. Su pueblo se muere de hambre, por que tiene todas las vías de comercio cerradas-expuso Keshra, dejándolas calladas, porque el servicio de espionaje era cosa de Sagashite- No les queda mucho.

    Shirame calló. Coran también y Keshra se sentó por fin en otro sillón, cercano a la princesa de Imperium. El silencio se instauró y ya no creyeron que hubiera más que discutir. A la mañana siguiente, partirían cada una de nuevo a su reino, después de tres largos años, para reencontrarse con todo cuanto les importaba. Eso era lo único que realmente contaba.

    -Altezas, majestad- llamó un guardia desde fuera, pidiendo autorización para entrar.

    -Creo que me costará acostumbrarme a ser “majestad”- suspiro resignada Shirame- Adelante.

    El hombre penetro en la estancia. Era un soldado joven, con el distintivo de los mensajeros en su brazo derecho. Nada más dio un paso dentro de la tienda se arrodillo respetuosamente y agacho la cabeza.

    -Di lo que tengas que decir- apremio Coran, bien consciente de que no había noticia buena que pudieran recibir en esa situación.

    -Como desee, alteza imperial. Me han enviado desde Sagashite con órdenes expresas de su majestad la reina Keshereva. Envía sus más profundas condolencias por la pérdida, ánimos para que ocupéis vuestro nuevo cargo con justicia y sabiduría y un mensaje del frente establecido en Dark Moon.

    -¿Cuál mensaje?

    -La retirada ya se ha efectuado. El poco ejército que defendía la ciudad principal ha caído. La identidad del asesino de la reina Silvanna ha sido descubierta, pero no vengada. Huyó con habilidad.

    -¿Quién?- exigió saber la sucesora- ¿Quién mató a mi madre?

    -La propia reina Zeldivanna. Por primera vez desde hace cincuenta años ha aparecido en el frente de combate. Sus majestades creen que se deba a la situación tan extrema que están viviendo. La capital de Dark Moon, Hearest, ha sido pasto de las llamas. Fata poco para el final de la guerra.

    -¿Entonces, no sería conveniente seguir atacando ahora y no retirarnos a celebrar funerales? – preguntó para si misma Coran.

    -La reina Carlimina no lo ve de esa forma. Creer necesario retirase y descansar aunque sea unos días. No van a poder recuperarse en tan poco tiempo y teme que dejar a cargo de todo un reino a la consorte de la nueva reina sin instrucción alguna pueda resultar desastroso. Su majestad Keshereva ha aceptado alegando que no es seguro dejar tan desprotegido Eclestic. Zeldivanna ha huido y podría plantearse perfectamente establecerse allí con el poco ejército que le queda.

    -Eso es aceptable.-repuso Keshra- ¿Has terminado?- el mensajero asintió- Bien, envía a sus majestades este mensaje: Sapherine ha caído. El ejército de Moonlight Detsensu ha sido reducido a un 10 % de sus efectivos. Mañana al alba partiremos hacia Sagashite, dejaremos establecido aquí el ejército, retirarlo sería muy peligroso.

    -Envíale además mis saludos como nueva soberana de Eclestic, seguiré luchando pese a ello en el frente con las princesas herederas.

    -Como deseé. Altezas, majestad, me retiro con su permiso.

    Y se marcho con una nueva reverencia.

    -Puff- suspiro Shirame, dejándose caer pesadamente de nuevo en su butaca- Parece que de verdad esto va a terminar pronto.

    -No te confíes- sugirió Keshra- No es la primera vez que pensamos que Zeldivanna ya no tiene la más mínima oportunidad.

    -Ya, pero la otra vez se salvó por que esa asquerosa de Rasilnna nos traición. Ahora no habrá traiciones. Esta acabada.

    -Eso espero- y por primera vez, Keshra suspiro con cansancio, preguntándose si tras la muerte de Zeldivanna acabarían sus problemas.

    Probablemente no.

    Continuará...
     
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    Tirabuzones

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    Re: [Wo Sagashite] La Llama del Odio

    Hola, Kaya.

    Me he leído todo. Tengo una cosa que preguntarte, ¿odias a las palabras agudas? Es que nunca las acentúas. Los verbos no los colocas del modo correcto: protestó, sacudió, susurró, mató, acuchilló, levantó, etc. Si estás escribiendo en pasado algo, continúalo todo así.

    El solo se acentúa cuando equivale a solamente, o yo por lo menos lo hago así, al parecer no hace falta siempre... Te recuerda que entre paréntesis y exclamacione el qué, cuándo, dónde, etc, se acentúan. Si detrás de un guión, va mayúscula, no te olvides de poner el punto, que es algo que he visto muy a menudo.

    Kaya, tienes una imaginación completamente extraordinaria. Me ha encantado todo lo que he leído. Los nombres que les has atribuído me parecen muy originales, al igual que los países.

    Y ese dragón negro... ¡Mío! Aiduchi quiere una igual, pero es mío jaja. Espero pongas una continuación.

    Cuidadte, besos.

    PD: Que el aviso de faltas no te moleste, ¿eh? Que ya sabes que lo hago por tí, pero si te molesta me avisas y no lo vuelvo a hacer.
     
  3.  
    Aiduchi

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    Re: [Wo Sagashite] La Llama del Odio

    Madre mía que folllon de nombres @.@

    Pero tiene muy buena pinta.Continúalo.Y hay bastantes faltas, pero te perdono, porque últimamente estás muy liada y hace mucho que no escribes un long-fic.

    Yo ya tengo un dragón, Tira. Se llama Dani-chan y ahora está en África porque en España hace demasiado frío para él. Voverá en unos pocos días. ^^
     
  4.  
    Kayazarami

    Kayazarami Usuario común

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    [Wo Sagashite] La Llama del Odio
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    Re: [Wo Sagashite] La Llama del Odio

    Ya sé que tengo faltas. Makar me lo restriega por la cara cada vez que puede. Es que no me apetecía que me lo beteara. Con el próximo capitulo no pasará. :D

    El próximo capitulo estará a más tardar en una semana. :si:
    Oigan, ¿ustedes saben que están leyendo yuri, verdad?
     
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    Quelconque

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    Re: [Wo Sagashite] La Llama del Odio

    Aunque tampoco es demasiado molesto, creo que vale la pena que releyeras tu escrito y lo corrigieras (o pidieras una segunda opinión o una revisión).

    Lo que sí considero poco conveniente en los escritos en prosa son las onomatopeyas como <plaf>. Sé que te ahorra muchas palabras, pero si esto pretende ser un escrito largo no creo que sea necesario abreviar. Deberías sustituirla por una descripción, así enriquecerías el escrito y la narración en consecuencia.

    Como es el primer capítulo, nadie (además del escritor), debería pretender comprender por completo las relaciones entre los personajes y/o los lugares. Sin embargo, pienso que hay algo muy extraño en el mensajero: está enterado de información vital para tres reinos diferentes. Aunque sean aliados, no dejan de estar en guerra y, teniendo en cuenta la traición mencionada, se me hace raro que sean tan imprecavidas con ésta persona.

    Por cierto, se me hace curioso que a una ciudad/reino le hayas puesto el mismo nombre que el tema principal de Sailor Moon.

    Espero la siguiente entrega.

    Saludos.
     
  6.  
    Kayazarami

    Kayazarami Usuario común

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    Re: [Wo Sagashite] La Llama del Odio

    Se me acabaron las ideas para los nombres de las ciudades. ¿Sabes que tras dos años de publicación de la tercera parte eres la única que se ha dado cuenta nada más ver la segunda? :D
     
  7.  
    Aiduchi

    Aiduchi Entusiasta

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    Re: [Wo Sagashite] La Llama del Odio

    Kaya no es por presionar, pero ya hace dos semanas que has colgado tu capítulo :silbar:

    Sino escribes, te monto un golpe de estado. Y si, esto es presión xD
     
  8.  
    sirenita

    sirenita Usuario popular

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    Re: [Wo Sagashite] La Llama del Odio

    me imagine k lo estarias publicando aki, yo lo sigo en amor yaoi, la pagina donde lo publicaste primero, parece k en este foro tampoco lo vas a pubicar en orden, bueno. espero k tambien pongas " la leyenda de la princesa lunar" esa parte me gusta mucho, continuala pronto
    bye
     
  9.  
    Kayazarami

    Kayazarami Usuario común

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    Re: [Wo Sagashite] La Llama del Odio

    Capítulo 2. Sonrisas negras.

    -Casimeeeeee… ¿A qué viene ese peinado?- le gritó Cristal a la princesa con una sonrisa traviesa en los labios- ¿Y el vestido nuevo?

    La chica, de largos cabellos plateados con reflejos lilas trenzados de forma armoniosa le dirigió una mirada de reproche a su amiga. Se encontraban descansando en una de las habitaciones de la princesa y ella se estaba probando diversos peinados y vestidos nuevos.

    -Pronto partiremos para el funeral de la reina de Eclestic. Hace mucho tiempo que no se desarrolla un encuentro entre los reinos y quiero estar presentable.

    -Claro, al final y al cabo estás soltera. ¿Esperas poder pescar alguna princesa?- inquirió y sonrío gratamente al ver como su compañera se avergonzaba tras ser descubierta- Pues lo tienes difícil. Estamos en guerra con dos reinos y las únicas que no tiene pareja sois tú, Keshra y Kirina de Sagashite. Pero bueno, en realidad solo tienes oportunidad con Kirina, que es bastante amable. Por que Keshra… Bueno, ya sabes como es. Nada ni nadie le importa lo más mínimo.

    -En realidad, no tengo ni idea, nunca la he conocido.

    -¿Cómo?- Cristal hizo memoria, mordiéndose el labio- Claro. Durante los 100 primero años de nuestras vidas tenemos prohibido abandonar el palacio… Así que no pudiste asistir a ninguna recepción previa a la guerra.

    -No fue solo eso. Te recuerdo que esta guerra está mal contada. En realidad llevamos ya casi doscientos años de batalla, pero todas tenéis la manía de contar solo los 50 años desde que Moonlight Detsensu nos traicionó.

    -La guerra empezó entonces, Casime- suspiró Cristal- Yo solo tenía diecisiete años cuando empezó todo este embrollo. Mientras peleábamos cuatro reinos contra uno no había guerra propiamente dicho, apenas había bajas, nadie moría más que los del bando enemigo. En cuando la maldita reina Rasilnna nos traicionó todo se puso muy mal, las fuerzas militares se igualaron y comenzaron las masacres.

    Casime concentro sus tristes ojos del color de la miel en el globo terráqueo que alcanzaba a verse desde las lujosas cristaleras d el habitación.

    -Y así fue como mi hermana y tú os conocisteis.

    -Si, no se puede decir que fuera lo más romántico del mundo- rió Cristal- Los ejércitos de Detsentsu habían arrasado mi pueblo en los limites del imperio y el destacamento de la princesa marchó en busca de supervivientes- una sonrisa cruzó por su rostro- Creo que la amé desde el primer momento que la vi. Es tan bella… Ese cabello corto y negro, los ojos verdes… Me quede en shock, pensaba que yo también había muerto y tenía un ángel ante mí.

    -Curioso nombre para Coran, yo más bien hubiera pensado que estaba en el infierno.

    -¡No seas mala, Casime! Sabes que la echo mucho de menos.

    -Lo sé, es broma. Es solo que os envidio. Vosotras os tenéis la una a la otra, así que tenéis motivos para aguantar todo esto, pero yo no tengo nada. Ni siquiera sé por que permanezco en este mundo. No pido convertirme en la consorte de una reina o una princesa o lo que sea, yo solamente quiero tener a alguien por quién vivir.

    -Tranquila, amiga, la encontrarás-le aseguró- A esa persona que solo tenga ojos para ti. Algún día llegará. Aunque si yo fuese tú esperaría a que los tiempos cambiasen y daría gracias por no tener a nadie más de quién preocuparme.

    Casime calló ante este último comentario. Poco después, cuando Cristal se hubo retirado a sus aposentos, medito en silencio.

    Tenía toda la razón. Posiblemente sería más desesperante para ella tener a más personas queridas en el frente de batalla. Suficiente tenía con su madre y su hermana. Solo faltaría que la vida de la persona de la que ella se hubiera enamorada también peligrara. El solo pensarlo le formo un nudo en el estomago. ¿Cómo podía Cristal vivir con eso?



    A muchos kilómetros de distancia, la princesa Keshra, al frente de un destacamento numeroso de guerreros y guerreras, regresaba tras muchos años a su hogar, el reino de Wo Sagashite.

    No sentía demasiada emoción ni interés en particular por nada. Tan solo controlaba con la mirada los movimientos de la gente de las ciudades que sobrevolaban, pendiente de cualquier anomalía, de cualquier señal de una posible emboscada.

    Cuando se dio cuenta de lo que hacía, trato de relajarse. Estaba en casa, en su país. A ya poca distancia la esperaban su madre y su hermana, en el palacio.

    Definitivamente tanta guerra había echo estragos en el territorio. Muchas de las ciudades se veían desoladas. La mayoría de las casas estaban en ruinas, los niños y niñas delgados y con los cuerpos cubiertos de suciedad… Las mujeres lloraban y lloraban sin consuelo en los cementerios, los ancianos en lugar de disfrutar de sus últimos años hacían esfuerzos por construir casas y cuidar de los niños.

    Su mundo había dado un giro de ciento ochenta grados desde que lo dejo años atrás. Y sabía que cuando todo terminara, otra larga etapa de reconstrucción comenzaría. Tenía a seguro que la reina dejaría esos menesteres en sus manos.

    Uno de los vigilas que volaban varios cientos de metros por delante obligo a su dragón a dar media vuelta y se acerco para informar de la proximidad del palacio. Un acto meramente de rigor, pues de sobras sabía que la princesa se había dado cuenta sola.

    Cuando aterrizaron, enviando a los dragones a las montañas más cercanas en donde tenían situadas las “cuadras”, Keshra dio orden de dispersarse a los guerreros y estos, felices como nunca, se dirigieron a sus hogares para ver a sus familias. Solo diez de ellos, tenientes y algún general, entraron a palacio tras ella, para informarse debidamente de lo ocurrido en el otro frente de combate, la princesa solo los acompañó hasta que recibió la noticia de que su madre, la reina, había llegado apenas dos horas antes que ella y se encontraba en sus aposentos.

    La joven de ojos violáceos camino sin entusiasmo por pasillos tan antiguos como el tiempo, sin detenerse a contemplar las magnificas obras de arte de artistas ya olvidados. En poco menos de diez minutos había llegado a la habitación de la reina Keshereva y tras dar un ligero y seco golpe en el portón, entró.

    Lo primero que notó fue la expresión cansada del rostro de Kaami, que mudó por otra de felicidad y satisfacción en cuanto la vio entrar. Su madre en cambio la observo con serenidad y alcanzo a ver la melena negra de su hermana menor dirigiéndose a ella a toda velocidad antes de….

    -¡Keshra, cuanto tiempo!-le grito Kirina felizmente, abrazándola, sabiendo de sobras que no iba a corresponder a su cariñoso gesto.

    -¿Estás segura de esto, madre?- preguntó con tono frío e incomodo, mirando directamente a la reina-No me gusta dejar los frentes sin ninguna princesa para mantener el orden.

    -Yo también te quiero, Keshra-soltó Kirina con sarcasmo, cediendo en su empeño de convertir a su hermana mayor en un ser sociable y soltándola, para dejarse caer pesadamente en un sillón aterciopelado. Sus ojos azules se estrecharon y su boca torció en un puchero.

    En el otro lado de la sala, Kaami, sentada sobre el regazo de la reina, sonrió más abiertamente. Había añorado hasta la saciedad ese tipo de escenas entre las hermanas.

    Keshereva, en el trono, ignoró la actitud pueril de su hija y clavó sus tranquilos ojos escarlatas en su heredera. Keshra no había cambiado ni un ápice. Seguía igual de fría, antipática e intransigente. Parecía que en lugar de ablandarla o por lo menos afectarla, las matanzas le había resultado de lo más indiferentes. Quizás solo algo molesto y cansado.

    -Todas necesitamos un descanso y Eclestic no podía quedar desprotegido. El pueblo necesitaba a Shirame allí. Tiene que organizarlo todo antes de volver al frente. Y desde luego debe instruir en tiempo record a su consorte para que se ocupe de todo en su ausencia, aunque algo de experiencia debe haber obtenido tras tantos años ayudando a Simlibara- se detuvo y suspiro- Dentro de dos días partiremos para acudir al funeral.

    Keshereva casi sonrió al ver que su hija quedaba satisfecha con la respuesta y no la rebatía. Notó como Kaami se abrazaba un poco más a ella y con una sonrisa algo sombría le susurraba.

    -Me parece que la guerra si que la ha afectado. Antes no se hubiera quedado contenta con una simple explicación.

    Por toda respuesta, su majestad la estrecho fuertemente entre sus brazos. Ella también lo creía. Pero había algo más, algo que notó cuando ella tomo asiento cerca-pero no demasiado-de su hermana menor. No se había percatado antes por que mientras exigía una respuesta le pareció la misma de siempre, pero sus ojos parecían apagados. Estaba cansada, más que ella misma. Su consorte también debió notarlo.

    -Keshra, ¿Por qué no vas a tu habitación y duermes un poco? Pareces agotada.

    Si las miradas matasen, la historia de Kaami habría terminado en ese preciso instante. Esta se mordió la lengua, ¿cómo se le había ocurrido decirlo de esa manera? Ahora seguro que Keshra lo tomaba como algo personal, como si hubieran puesto a prueba su resistencia y se iba a quedar en el sillón hasta la partida a Eclestic. Afortunadamente, la reina tomo ventaja antes de que su terca hija pudiera razonar que debía hacer.

    -Kaami tiene razón, retírate y descansa-la joven no se movió un milímetro- Es una orden, Keshra.

    Esta obedeció de mala gana, pero sin demostrarlo demasiado. Tampoco era muy expresiva. Poco después la siguió Kirina con tranquilidad, alegando que iba a asegurarse que ningún desafortunado sirviente pagara los platos rotos.

    Cuando la puerta se cerró tras ella, la reina se alzó tomando entre sus brazos a Kaami con delicadeza y dejándola sobre la mullida cama real. Esta la miro con sus ojos color esmeralda vivos y alegres. Ella se maravilló de nuevo, como hacía siempre que le dedicaba esa mirada y le recordaba lo muy solicitada que había estado en el pasado, más que ella misma, por princesas e incluso reinas.

    Y en cambio ella la escogió. A ella, la más extraña de las reinas de Sagashite. Todas las monarcas de ese reino lunar se habían caracterizado durante años por su dureza y frialdad-vamos, que eran exactamente como Keshra-pero ella no. Tenía un carácter tranquilo, incluso gentil. Aunque cuando se enfadada era mejor permanecer bien lejos de su persona.

    -Tres años, hace tres años que te tuve así por última vez-recordó, acercándose peligrosamente a la chica- ¿Me has echado de menos?

    Kaami cerró un momento los ojos, para su total desconcierto y cuando volvió a abrirlos, estos estaban repletos de lágrimas.

    -Más de lo que imaginas. No sabes… No puedes saber…-suspiro, buscando la palabras, alejando su mente de la idea de que Keshereva estaba limpiando sus escurridizas lagrimas con sus propios labios- No puedes comprender lo que es estar aquí sabiendo que tú estas allí, al frente de un ejercito, luchando día si y día también. Consciente de que pueden matarte, recibiendo la lista de bajas, las cartas negras cada vez que muere alguien con sangre real…- el llanto no cesaba y un ligero temblor había comenzado a recorrerla-Y luego las noches de insomnio, añorándote, queriendo sentirte cerca, las noches enteras recordando el pasado…

    -Kaami… Lo siento…

    -No lo sientas. Puedo entender por que esto es así. Pero no puedo evitarlo. El saber no resta tristeza, ni añoranza. Ojala pudiera gritarte que te quedes conmigo, que no vuelvas allí, pero entonces sería una egoísta y solo conseguiría sufrir más, por que tú no puedes quedarte aquí.

    Keshereva observo a su consorte detenidamente. Apenas hacía dos horas que había llegado y no había tenido tiempo de hablar con ella en condiciones, mucho menos en presencia de su hija menor. Sabía que ella no se lo decía todo. Que no le hablaba de lo pesado que le resultaba llevar el reino, administrar los envíos a los dos frentes, cuidar de su pueblo…

    Y todo ese estrés había hecho huella en ella. Había adelgazado mucho, lo suficiente como para sentirla frágil y débil en sus brazos… Sus ojos verdes perdían brillo por momentos, opacados por las lágrimas y la desesperación, tenía las uñas mordidas y los cabellos negros desordenados. Profundas ojeras surcaban su rostro y parecía tan cansada…

    Si tan solo la guerra terminase y ella pudiera volver viva a su reino, hacerse cargo de todo y recompensarla por tantos años de esfuerzo y penurias…

    Con cuidado, comenzó a quitarle el delicado vestido que llevaba, haciendo que ella se estremeciera al contacto y el llanto cesara al instante. Desabrocho la larga y fina cremallera que lo sostenía por detrás y los deslizo con cuidado sobre la blanca piel de su consorte, admirando su belleza al mismo tiempo que maldecía su delgadez, su delicadeza…

    Ella, consciente de los cambios producidos en su cuerpo generados por el estrés y la mala alimentación, malinterpretó su mirada preocupada por una de asco y trató de alejarse sin conseguirlo. Si ya antes la reina era más fuerte, ahora le hubiera sido imposible escapar.

    -Detente, por favor-le rogó, pero Keshereva la ignoró-Soy… soy…

    -…preciosa, como siempre, Kaami- terminó la monarca, quitándole la ropa por completo y dejándola completamente desprotegida-No importa cuanto adelgaces, mucho menos si es por mi culpa, para mi siempre serás la misma.

    La joven de cabellos azabaches la miro intensamente, sabiéndose incapaz de dudar de la sinceridad de ella y con un suspiro algo débil se alzo y la abrazo, al mismo tiempo que sentía como ella atrapaba sus labios en una suave caricia y la volvía a dejar con cuidado en la cama, para abandonar sus labios y comenzar otro tipo de recorrido.



    No muy lejos de allí, Keshra dormitaba en su habitación, sin ser capaz de conciliar un sueño completo y dejarse llevar.

    Demasiado tiempo pendiente de cualquier posible ataque, demasiado…

    Ella no era ninguna estúpida. Sabía como se sentía su madre y su consorte y más por dejarlas a solas que por la orden dada había abandonado la habitación real.

    Ella no podía comprender del todo por que ellas necesitaban estar tan juntas, pese a los años separadas. Por supuesto, sabía lo mucho que se amaban, todo el palacio lo sabía por que la historia de la reina Keshereva y la sacerdotisa Kaami había alcanzado proporciones de leyenda con el paso del tiempo, pero ella jamás había sentido necesidad emocional de estar íntimamente con ninguna persona de ninguna forma. Solo alguna vez lo había hecho para satisfacer sus necesidades físicas y no le pareció lo suficientemente interesante.

    No precisaba de consuelo, ni amor, ni amistad. Lo más parecido a esas cosas que tenía era una relación cordial entre ella y las princesas que batallaban a su lado. Y ninguna le atraía de especial forma.

    Dudaba mucho que, pasaran los años que pasaran, aquella circunstancia fuera a cambiar. Muchas veces se preguntaba como lo haría cuando fuese monarca para tener descendencia sin una consorte y ninguna amiga fiable.

    De momento, la respuesta no había llegado a esa pregunta.
     
  10.  
    Tirabuzones

    Tirabuzones Usuario popular

    Acuario
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    Pluma de
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    Re: [Wo Sagashite] La Llama del Odio

    Ya me presupongo con quién acabará :rolleyes:
    Me encanta este tipo de historias en los cuales uno de los dos es frío, sin cariño. Quizás es porque yo soy demasiado ardiente :D
    Te vuelvo a preguntar: ¿Qué te han hecho las agudas para que las odies tanto? Las pego (?)

    Me encanta la historia, es un punto de vista interesante... Aunque no esoty acostumbrada. Oye... Si todas son lesbianas... ¿Cómo se tienen los hijos? :eek:
     
  11.  
    Aiduchi

    Aiduchi Entusiasta

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    Re: [Wo Sagashite] La Llama del Odio

    Porque algunas no son lesbianas y se casan con hombres y tienen una noche de bodas y Papa le pone una semillita a Mama....etc... xD

    Y sobre el capitulo....mmmmmmm....solo una palabra puede definirlo: "desesperante" :llorar:
     
  12.  
    Tara

    Tara Entusiasta

    Géminis
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    Pluma de
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    Re: [Wo Sagashite] La Llama del Odio

    También se pueden casar con hombres, pero hay una especie de magia o nosequé, no lo recuerdo muy bien...
    Cuando a la niña le dé por publicar 'la leyenda de la princesa lunar' lo verás, ahí lo explica ._.

    ---

    Cariño, si me hubieras dejado betearte hubiera estado todo mucho mejor... ¬.¬
     
  13.  
    sirenita

    sirenita Usuario popular

    Capricornio
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    Pluma de
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    Re: [Wo Sagashite] La Llama del Odio

    si apoyo a makar, la verdad es k laS princesas le piden a sus consorts k vayan frente a la diosa de la luna o algo asi, y al tercer dia kedad embarazadas, creo k es asi,
    este cap ya lo habia leido en amor yaoi, no puedo esperar para leer el segundo
    matta ne
     

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