Historia corta La lengua de los monos

Capítulo I
Trabajo duro​

Eran ya las doce de la noche y yo estaba agotada.
Trabajo.
Todo el santo y puñetero día trabajando sin resultados.
No sé porqué pensé que era una buena idea, no sé porqué me apoyaron, no sé porqué sigo aquí.
Joder.
Me levanté de delante del ordenador y me fui a por algo de beber.
Los fluorescentes siempre me han puesto nerviosa. Siempre parpadeando, como si estuviesen al borde del colapso.
Por eso no me gusta nada pasar la noche aquí, pero no me queda otra.
¿Porqué coño no estudié matemáticas?, ahora mismo podría estar cálidamente en la tranquilidad de mi hogar, en vez de sentir la fría soledad del titubeante destello blanquecino que se apodera timidamente de la sala de descanso.
Los fluorescentes, las típicas sillas de armazón metálico negro y asiento acolchado azul, una baja mesita de madera pintada de negro y las máquinas expendedoras producen en mi una desoladora sensación de claustrofobia.
Introduje en la máquina uno treinta y, a cambio, recogí mi refresco.
Va a ser una noche muy larga.
Recorrí el penumbroso pasillo de vuelta al despacho, donde me esperaban siete horas más de papeleo.
Derrotada me dejé caer sobre la silla, el simple tacto del frío cuero negro en mi espalda me hizo sentir un desagradable escalofrío. Así que me levante de la silla estirando al máximo mi brazo hasta alcanzar el perchero, cogí el abrigo y me lo puse.
Es increíble. Cuatro horas.
Setecientos cadáveres. Setecientos donantes y ni uno sólo apto. Pensé(ingenua de mi)que al ser un xenotransplante, usado desde hace años, sería fácil. Pero no lo ha sido, al ser inverso, ha supuesto un trabajo de investigación infinitamente mayor.
Esta es una clara señal de que esto va a ser un rotundo fracaso. Si, tras tres meses de búsqueda, ni siquiera he encontrado aún un donante para poder empezar a experimentar. No puedo evitar tener la sensación de que en cuánto encuentre un sujeto apto(si es que algún día lo encuentro)sólo habrá sido una enorme pérdida de tiempo. Pero la única forma de averiguarlo es intentarlo y, además, no tengo nada mejor que hacer. Sólo puede seguir adelante, siempre seguir adelante.
...
Estoy bloqueada.
Necesito un descanso. Me levantó y me dirijo a la máquina expendedora a por otro refresco.
Creo que seguiré en otro momento.