Long-fic La huida de la ciudad del infierno [Resident Evil]

La huida de la ciudad del infierno

#1 Magnus Claire [28 marzo, 2004]
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El Apocalipsis llega, tarde o temprano. Ya lo vaticinaron los escritos antiguos, las leyendas de diversas culturas, y no se equivocaban. La desgracia y el terror asolan una ciudad llamada Raccoon City.

El dueño de la metrópolis, la corporación Umbrella, una empresa farmacéutica reconocida en todo el país, ha hecho lo posible por parar la catástrofe Enviando a un grupo de soldados experimentados, los STARS, intentan contener la epidemia, pero por muchos intentos del incesante equipo, es como si no se pudiera parar el gran mal que asola esta ciudad.

Para colmo, el valeroso grupo STARS anda en paradero desconocido según las autoridades, como si se hubieran desvanecido del mundo. Y una persona está a punto de descubrir el gran horror del que nadie fuera de la ciudad está enterado...

Claire: Uf… Por fin aquí.

La chica se quita el casco de la cabeza, dejando que su coleta rojiza ondee con el viento. A sus 19 años de edad, cualquiera diría que una chiquilla con tal moto no pega ni con cola. Pero fue un regalo de su hermano Chris, e irá con ella hasta el fin del mundo. Hablando de Chris, su hermano mayor, es la razón de que se encuentre en esta ciudad dejada de la mano de dios. Es un integrante del grupo STARS, cosa que solo su más cercana familia sabe, pues era un puesto secreto que no podía ser difundido. A saber que era de su hermanito mayor, y al haber pasado tanto tiempo sin noticias Claire tomó la decisión de ir ella personalmente ha echarle la bronca.

La zona septentrional de la ciudad se mezclaba con el frondoso bosque tan conocido por los lugareños. A lo lejos se divisan las montañas Arklay, una preciosa cordillera fruto de la naturaleza impactante. Claire había entrado en la ciudad por ese camino, esquivando la carretera sinuosa llena de árboles. Tras el largo camino por dentro del bosque, empezaron a asomar las primeras casas. La chica pensó que se trataba de una zona tranquila de la ciudad, pues no oyó ningún sonido aparte del aleteo de algún pájaro. Era una noche silenciosa, todo el mundo andaría dormido hace rato.

De camino, eso si, había encontrado algún transeúnte callejero, en la distancia, el cual pensó que se trataría de los más desfavorecidos de la ciudad, o algún alma fiestera volviendo de una noche loca empapada en alcohol. Sin prestar demasiada atención, entro más en la ciudad, en busca de su objetivo.

Y allí esta. Es un poco locura andar en medio de la noche por una ciudad desconocida sin rumbo fijo. Lo ideal sería preguntar a algún lugareño por la comisaría de policía, donde seguro sabrían algo de su hermano.

Claire: Vale que sea de noche... Pero esta ciudad parece estar muerta. No se oye nada de nada.

La chica observa los alrededores. Deja la moto aparcada en la acera, y observa una cafetería de barrio. Si quería encontrar a alguien a esas horas, el bar de la zona sería un punto en el que encontrar gente. La luz está encendida, por lo que abiertos están.

Al abrir la puerta, el chirrido que suelta la puerta le pone los pelos de punta. Se ve que no había entrado en el mejor barrio de la ciudad, pues hay envoltorios tirados por el suelo y restos de suciedad. Mientras no se encontrara con nadie peligroso, preguntaría y se iría corriendo de allí. Avanza entre las mesas hasta la barra del bar.

Claire: ¿Hola, hay alguien aquí? - el silencio a su respuesta le pone un poco nerviosa, aunque no entiende bien la razón. Agudiza más el oído por si el dueño se encuentra dentro de la cocina y no le ha oído, cuando de pronto escucha un ruido desagradable por el otro lado de la barra. En una situación normal miraría sin vacilar, pero el origen del ruido era tan siniestro que las alertas se le activaron al momento. Rodea la barra hasta llegar al paso para entran, y poco a poco levanta la pasarela para avanzar. Al girar la vista, no entiende muy bien que está presenciando delante de ella.

Un hombre agachado en el suelo concentrado en algo. Es como si se le hubiera caído un vaso con algo y estuviera limpiando a conciencia, la postura no tiene otra explicación razonable.

Claire: Perdone, ¿Podría ayudarme? Ando buscando...

Y de pronto lo ve. Enfrente del hombre no hay ninguna mancha en el suelo. Lo que asoma por un lateral son unas piernas de otra persona. Y un reguero de sangre recorre toda la zona, un color carmesí brillante empapando todo el suelo. El hombre está... ¡Está comiendo!

Claire: ¡¡Aaahhh!! ¡¿Qué está haciendo?!

Tras el grito de la chica, el hombre suelta lo que tiene enfrente y se incorpora del suelo. En cuanto se da la vuelta, Claire observa el horror personificado delante de ella. Dicho hombre tiene los ojos inyectados en sangre. De la boca cae un reguero de sangre, aunque no se le puede llamar exactamente boca a eso. Es como si el hombre estuviera descompuesto, con la mandíbula medio desencajada, la piel cuarteada...

Presa del pánico, Claire es incapaz de mover un solo músculo. La impresión es tan grande, que cuando el hombre comienza a avanzar hacia ella, no sabe que hacer.

Claire: Esto, perdone… No quería molestarle. Ya me voy, le dejo con sus cosas.

Sin inmutarse por las palabras de Claire, el hombre sigue con su vaivén, acercándose. En cuanto está a un metro de distancia, alarga los brazos y, sin dar demasiado tiempo a reaccionar, se abalanza contra la chica con un gruñido inhumano.

Gracias a los reflejos de Claire, en el último momento consigue que su cuerpo reaccione y logra zafarse del abrazo mortal del hombre. Comienza la carrera hacia la salida, volcando mesas y sillas a su paso. Una pata de la silla la hace tropezar, golpeándose contra el suelo con fuerza. Se gira sobre si misma para observar como el hombre avanza hacia ella con sus característicos gruñidos, como si estuviera poseído. Las mesas le entorpecen el paso, pero eso no evita que siga su camino.

Claire se incorpora rápidamente del suelo, pues sabe que si el señor le pone la mano encima todo se acabará. Corre hasta la puerta del bar, mientras el hombre consigue zafarse de las sillas esparcidas por el suelo. Agarra el asidero de la puerta, la abre con violencia y en cuanto sale a la calle, cierra de golpe. Mira desesperada hacia los lados, y encuentra una tubería oxidada en el suelo. La coge y, tras pasarla por la el hueco de la manilla de la puerta, atranca el paso del engendro. Justo en ese preciso instante, el hombre se pega de bruces contra la puerta, y se queda en esa postura pegando mordidas al cristal.

Claire se aparta rápidamente de la puerta, temerosa de que pueda abrirse y continúe la persecución. Pero parece que el hombre no es capaz más que de avanzar y no de abrir puertas. La locura no le deja pensar.

Claire: Dios mio. ¿Qué era eso?

Claire camina hasta el centro de la calle, girando la vista por todos lados.

Claire: ¡¿Hay alguien aquí?! —grita desesperada.

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#2 Kiky [28 marzo, 2004]
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X: ¡Shhh! ¿Quieres atrae a una horda o que, loca? Ven aquí.

Claire se gira hacia el lugar del que proviene la voz. En la oscuridad de una tienda, una chica le hace señas con la mano para que se acerque. Vigilando de lado a lado, se acerca a la chica misteriosa.

X: No hagas tanto ruido, por lo que más quieras. Es la mejor forma de llamar a la muerte.

La nueva chica entra en la tienda que tiene detrás, y Claire le sigue por las espaldas. Al ingresar en el local, observa que se trata de una tienda de armas. Sospecha que no es coincidencia el lugar en el que se encontraba la chica con el problema que asola la ciudad.

Claire: ¿Sabes lo que está pasando allí fuera? No hay nadie por la ciudad, y el hombre que acabo de ver... No se como explicarlo, pero parecía enfermo.

X: Se trata de un virus. Nadie sabe como apareció, pero se ha esparcido con rapidez y a convertido a la ciudad en lo que ves.

Claire: ¿Entonces, ese hombre que he visto en el restaurante está infectado con el virus? No parece un virus común, se estaba comiendo a una persona... Es como si tuviera la rabia o algo.

X: Eso es el virus. Si has visto a un hombre, ya no es él. Este virus te mata y al cabo de un momento te devuelve a la vida. Por el momento, hasta donde he podido observar, si te muerde una de esas criaturas date por muerta. Te conviertes en uno de ellos, un muerto viviente. La ciudad está infectada de zombis.

Claire: ¿En serio? Ni que fuera una película de acción. De todos modos, soy Claire. Ando buscando a mi hermano Chris, es de la policía STARS.

X: Yo me llamo Hikary —le tiende la mano, la cual Claire aprieta son seguridad. Es agradable encontrar otra persona dentro de este caos.

Tras el breve saludo, Hikary salta el mostrador que se encuentra al borde de la tienda, y se pone a revisar la pared. Saca un par de pistolas, las deja en la barra y abre lo cajones en busca de balas.

Hikary: Coge las armas y munición que necesites y salgamos de aquí, esta va a ser una noche muy larga. Me has pillado en esta tienda por pura suerte, necesitaba abastecerme de algún arma, y mira por donde vas a salir ganando.

Claire: Gracias —salta al lado de Hikary y se pone a revisar las estanterías. Después de meditarlo, suelta de un aparador una escopeta militar, y una pistola. Se une a Hikary en la búsqueda de munición, agarrando una riñonera con espacio para los cartuchos. Mientras se dedican a la tarea, la chica comienza a contarle un poco sobre ella.

Hikary: Yo vine a visitar a mi hermana que vivía en Raccoon City, pero cuando llegué la ciudad ya se había convertido en un caos. Al ser de fuera, como te ha pasado a ti, no se sabía nada de la catástrofe, y una vez entras en la ciudad lo realmente complicado es salir. Mis padres me mandaron sola, y la primera vez que vi uno de esos seres reaccione igual que tu. Pero una muchacha muy amable me ayudó.

Claire: ¿Y qué ha sido de ella, está cerca de aquí?

Hikary: Ella… Murió. —encoge la cabeza al venirle recuerdos de aquella chica.

Claire: Lo siento mucho…

Hikary: No pasa nada, tranquila. En un lugar como este hay que aprender a sobrevivir, no vale ser amable. Es la ley del más fuerte, o matas o te matan.

Claire: Supongo que tienes razón... Bueno, ya estoy lista. ¿Vamos?

Ambas chicas salen de la tienda de armas, equipadas con todo lo que han podido coger. Mientras Hikary se adelanta, Claire se ajusta el cuchillo que se ha colgado del pecho. Nunca hay que despreciar un arma blanca, a saber cuanto les durarán las balas.

Hikary: Claire... Tenemos un problema —Desde el centro de la calle, Hikary señala al final de la carretera.

A causa del grito de Claire, una horda de zombis se aproxima inexorablemente hacia la posición de ellas, hambrientos de carne humana. Un grupo tan grande que ocupa todo el ancho de la calle, sin importarte cualquier obstáculo que se encuentran por el camino siguen su marcha.

Claire: Pero cuando... —se queda petrificada al ver la escena que se presenta delante. — ¿Alguna idea?

 

#3 Magnus Claire [28 marzo, 2004]
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Claire: Si tan solo tuviéramos un camino despejado... He venido en moto, tal vez podamos escapar de aquí montados en ella.

Hikary: Me parece que va a ser lo más acertado. Déjame pensar... ¿Y si subimos a la azotea de ese edificio para buscar alguna calle despejada? —señala al edificio de cinco plantas que tienen al lado. Parece una construcción con oficinas, por las ventanas sin terraza que dan a la fachada. Alguno de los cristales se encuentra roto, cosa que Claire no se había fijado cuando entró en la ciudad, estaba más pendiente de otras cosas que de la apariencia de la calle.

Claire: De acuerdo, voy primero. Por suerte, mi hermano me enseño ciertas habilidades, entre ellas a luchar y forzar cerraduras.

Hikary: Ejem... Eso no es lo más normal que le enseña un hermano a su hermana pequeña, que digamos. —le habla mientras Claire comienza a forzar la puerta de las oficinas.

Claire: Ya, bueno. Al estar en la unidad especial del cuerpo de policía, creía que tenía que estar entrenada para todo, además yo quería seguir sus pasos.

Se oye un simple chasquido, la señal de que han conseguido su objetivo. Abren la puerta y se meten dentro, con tiempo suficiente, pues la horda aparte de ser terrorífica también es lenta, como una marcha de ancianos.

Claire e Hikary avanzan por la sala de espera de lo que parece ser un banco de calle, esquivando sillas tiradas por todos lados. Ambas corren en dirección a las escaleras, la forma más efectiva de llegar a la azotea. El ascensor no es lo mejor en un momento de catástrofe.

Intentan ir al mismo tiempo rápido pero sin provocar demasiado ruido, las oficinas están muy oscuras y no saben lo que pueda aparecer. Hikary se adelanta a Claire, subiendo los escalones de dos en dos. En cuanto llega las cuarto piso, Hikary se da la vuelta y observa a Claire subir, apoyando las manos en la cadera.

Hikary: Creo que he ido demasiado...

Claire: ¡Hikary cuidado!

En cuanto llega al rellano, Claire ve detrás de Hikary la cara amorfa de uno de los empleados del banco, con medio brazo desgarrado de arriba a abajo. La sangre le chorrea por todo el suelo, mientras avanza con uno de los pies torcido en un ángulo imposible.

Todo pasa muy deprisa. Hikary se da la vuelta en el momento del grito de Claire, pero no puede evitar que el zombi se abalance contra ella. Por suerte, Claire se lanza en su dirección y consigue empotrar al monstruo contra la pared, dejándolo noqueado durante un segundo, suficiente para que Hikary se aparte y Claire saque su cuchillo. Antes de que el zombi pueda girarse en dirección a ellas, Claire, cuchillo en mano, le empieza a dar puñaladas en el pecho, pero no parecen detenerle.

Claire: ¡Muere, muere!

Hikary: ¡Claire, a la cabeza!

Y hace caso. Agarra el cuchillo con fuerza, y se lo clava en la frente mientras el zombi lanza dentelladas en dirección a ella. En cuanto el filo toca el cerebro, el monstruo cae con todo su peso muerto al suelo, como una marioneta.

Ha matado. Claire ha matado a alguien por primera vez. Cae al suelo de rodillas, y se queda con la mirada perdida pensando en todo lo que conlleva arrancarle la vida a otra persona. Las lágrimas brotan y recorren sus mejillas. Se queda en esa postura por un rato, hasta que siente una mano apoyada en su espalda.

Hikary: Recuerda que estaba muerto, has hecho lo correcto. Ahora tenemos que irnos.

Claire asiente y, tras enjugarse las lágrimas del rostro, asiente a la chica y se levanta.

Vuelven a retomar el camino de subida por las escaleras, sin encontrarse más percances, y llegan a la puerta que da a la azotea. La abren de un golpe, y ponen un ladrillo del suelo atrancando la puerta.

Hikary: Tu mira por ese lado, yo miro por este otro.

Claire: ¿Ves algo?

Hikary: No. Solo consigo ver zombis por todas partes.

Claire: ¡Mira, allí! Ahí hay un camino libre de zombis, hacia el interior de la ciudad.

 

#4 Isis [28 marzo, 2004]
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La calle está en calma, si no se tiene en cuenta el avance animal de la horda de zombis. Al ser dirigidos por un sonido aleatorio, no perciben carne cerca, por lo que el paso es lento y torpe. Alguno de ellos se cae, haciendo tropezar al resto. Por muy mortíferos que puedan ser, nadie les quita lo patosos que resultan.

Claire se retira del borde de la azotea, encaminándose hacia la puerta para bajar a por la moto. Una vez ubicado el camino, tiene buena orientación como para acordarse por donde tienen que salir.

Hikary: Claire corre, mira.

La chica se da la vuelta con la voz de Hikary, y va corriendo a la posición de esta. Se asoma al borde para poder ver que es lo que la chica está señalando en la calle.

Y ahí está lo que Hikary ha visto. Por una de las calles alejadas del grupo de zombis , una chica corre con un par de esos monstruos pisándole lo talones. La chica cae al suelo, pero al momento se incorpora, aunque no parece muy hábil.

Chica: ¡¡Uah!! ¡¡Socorro, que alguien me ayude!! >.< —y vuelve a caerse.

Hikary: ¿Y esa chica? Como siga pegando esos gritos va a morir.

Claire: Hikary, hay que ayudarla. ¡Corre!

Y sin dar tiempo a reaccionar a la chica, Claire sale escopeteada hacia la puerta de salida. Con la chica detrás, baja a todo correr las escaleras vacías. Mientras corres, Hikary observa los pisos de oficinas que van dejando atrás para descubrir los zombis que les han oído, van levantándose del suelo con sed de sangre. Alguno incluso se arrastra por el suelo, pues tiene las piernas destrozadas.

Llegan a la planta baja, y corren a abrir la puerta, dejando el edificio y a sus inquilinos dentro. Corren por la bocacalle hasta llegar al punto donde la han visto a la chica. En cuanto llegan, ven que ésta anda tirando cubos de basura por el camino para impedir a los zombis avanzar contra ella.

Claire: ¡Hey, aquí!

En cuanto oye la voz, la chica mira en esa dirección, y su cara de terror pasa a sorpresa en cuanto ve a las otras dos chicas al final de la calle. Al parecer quedan mas humanos en la ciudad.

Chica: ¡humanos! Por dios, ayudadme >.< —y sale corriendo en dirección a ellas.

Hikary: Hazte a un lado.

En cuanto la chica se aparta de la trayectoria entre Hikary y los zombis, ésta saca su pistola y apunta a la cabeza del primer monstruo. Tarda un par de segundos en apuntar bien, mientras el zombi avanza con los brazos extendidos y la boca abierta. Aprieta el gatillo, y tras el sonido de disparo aparece un agujero en la frente del zombi, que con el impacto cae cabeza hacia atrás al suelo, con todo peso muerto.

Claire: ¡Cuidado! —ve como un zombi se acerca a Hikary por un lateral, salido de entre unas bolsas de basura, así que coge su pistola y lo mata antes de que muerda a la chica. En ese mismo momento Hikary revienta la cabeza del segundo zombi, acabando con todos los de la calle.

Hikary: Gracias Claire, esto es una locura.

Claire: No ha sido nada —se guarda la pistola en la funda.

Hikary: Bien, veamos. ¿Y tu quién eres?

Chica: Me llamo Isis —la chica sigue conmocionada por la persecución, aún sigue asimilando todo lo que está pasando.— Muchísimas gracias por salvarme, a poco no lo cuento.

Claire: Si tu estás viva... Eso quiere decir que puede haber más gente viva por ahí.

Isis: No he visto a nadie más por aquí. Imagino que la gente andará dispersa, ya que las multitudes parecen atraerles como la miel.

Hikary: Esta bien. Por el momento nosotras nos dirigimos hacia el centro de la ciudad.

Isis: ¡Pero hay que salir de aquí! ¡Estáis locas?

Claire: Estamos buscando a ciertas personas, puedes acompañarnos o intentar salir tu sola. Elige.

Isis: Espera, espera... Yo sola no tengo ninguna posibilidad. De acuerdo, os acompañaré. Pero no tengo nada con lo que defenderme.

Hikary: Toma, esto puede que te sirva —entre la basura, Hikary encuentra un bate de béisbol que alguien habría tirado, aunque parecía relativamente nuevo. Isis lo agarra con ambas manos, como si fuera su nuevo tesoro.

Claire: El problema ahora es que siendo tres, no podemos coger mi moto... Tendremos que buscar otro medio de transporte.

El ruido de la horda de zombis se va oyendo cada vez más cerca. A las chicas no les queda mucho tiempo para reaccionar, pues en cuanto les pusieran el ojo encima no las iban a dejar escapar de ninguna manera.

Hikary: revisad los coches, a ver si alguno está abierto —las tres se separan para inspeccionar los coches de la zona, poniéndose cada vez más nerviosas ante el sonido infernal a la vuelta de la esquina.

Isis: Este está abierto, venid. Pero no tiene las llaves.

Hikary: Yo me encargo —cuando las tres se montan en el coche, con Hikary en el asiento del piloto, se pone a hurgar entre el panel de debajo del volante.

Después de un ligero momento de tensión, con las chicas alteradas por el inminente paso de los zombis, se oye un rugido de motor indicando el éxito de Hikary.

Claire: ¿Como lo has hecho?

Hikary: Yo también tengo mis truquitos —y le guiña un ojo. Lo malo es que no se conducir...

Claire: De eso me ocupo yo, vosotras abrochaos el cinturón, va a ser un viaje movidito —Claire e Hikary se intercambian rápidamente de asiento, y pisa el acelerador para salir de allí.

Dejando a la horda detrás de ellas, con los brazos extendidos y caminando hacia el ruido del coche, avanzan calle tras calle por las zonas sin obstáculos.

Claire: ¿Y bueno, vosotras cuantos años tenéis? Creo que yo soy la mayor de nosotras con mis 24.

Hikary: Yo tengo 18, los cumplí hace un mes. Ya no me quedaba nada para acabar el instituto y poder entrar en la universidad.

Isis: Yo soy la pequeña, tengo 16...

Claire: ¡Dios mio! —frena el coche en un cruce, en medio de la frase de Isis, al ver la escena dantesca que se presencia al fondo. Una pila de cadáveres inmensa bloquea completamente la calle, con llamas por doquier.

Hikary: Intentaron contener la infección, pero no lo consiguieron. Ese es el resultado de la guerra de la ciudad. Todo pasó tan rápido que apenas hubo tiempo de contraatacar.

Claire, tras reponerse del susto, da marcha atrás para alejarse de allí lo más rápido que puede.