El Hada de Metal

La niña avanza sola, por los vacíos pasillos del hospital abandonado. No recuerda cómo llegó o por qué está en ese lugar. Siente que debe buscar algo o a alguien. Pero todo está en tan mal estado que se dice que debería salir de ahí, pero algo la obliga a quedarse.

Cada pasillo es igualmente tenebroso que el anterior. Las escaleras a los pisos superiores crujen con cada pisada de la pequeña.

Únicamente una puerta, una de metal, del tercer piso, yace cerrada y en buen estado. En cuanto, ella, está a unos cuantos metros de la puerta, escucha una voz espectral; “No entres ahí”, que se repite una y otra vez. Esto la hace retroceder llena de pánico, hasta que choca contra la pared y queda sentada.

Observa la puerta, le tiemblan las rodillas, y está pálida por el miedo. En la puerta hay una placa de metal en forma de hada madrina, con los colores aún vívidos, lo que desentona con lo antiguo del hospital. La placa se le hace extrañamente familiar. Se pone en pie, en cuanto se acerca, la voz vuelve a escucharse, pero esta vez la ignora, necesita saber qué hay tras esa puerta. Se ve tentada en abrirla y descubrir lo que se oculta tras ella. El corazón le late a toda velocidad, se siente enferma y todo en su cuerpo le dice que no debe hacerlo. Pero no puede evitarlo.

Abre lentamente, nerviosa sobre lo que encontrará. Pero lo que ve la confunde. Es un cuarto de hospital limpio y en buen estado, con luz, a diferencia del resto del edificio que se encuentra a oscuras. Hay una amplia ventana, donde juega una niña. Se acerca a ella, una vez cerca, se confunde todavía más. La niña es ella misma.

De repente, una oleada de recuerdos la atacan. Se tambalea, sintiendo que pierde el equilibrio, termina chocando contra la niña de la ventana, haciendo que caiga al vacío. Cuando sus recuerdos dejan de entrar a la fuerza en su cabeza, recuerda que ella estaba asomada a esa ventana, cuando algo la empujó y la hizo caer a su muerte. Nota que el cuarto está completamente cambiado; todo polvoriento y los muebles destruidos, sin luz.

Otro cruel recuerdo la agobia; cada noche, durante los últimos quince años, ha estado apareciendo en los pasillos del hospital en cuanto cae la noche, sin recuerdos, y cada vez entra en este mismo cuarto y se empuja asimisma a su muerte. Se tira al suelo, en posición fetal, y comienza a llorar a gritos. Gritos espectrales que asustan a los que acostumbran pasar frente a este sitio, para ir a sus trabajos, durante la madrugada.

“Mi dulce, niña. No me rendiré” se escucha decir a la voz, que proviene del exterior del cuarto. La placa desaparece en cuanto la voz se silencia. Al día siguiente, la placa vuelve a aparecer, para intentar evitar que la niña ingrese en el cuarto, así como lo ha hecho cada noche durante los últimos quince años.

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Contenido oculto

Para la actividad: 30 Días de escritura: Tentaciones.
Personaje: Hada
Palabra: Metal
Género: Suspenso