La Guerra de los Árboles

Tema en 'Relatos' iniciado por Kayazarami, 2 Septiembre 2008.

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    Kayazarami

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    La Guerra de los Árboles

    La Guerra de los Árboles

    “Hemos sobrevivido al fin del mundo”
    Es el incesante pensamiento que cruza por mi cabeza cada vez que estoy en el bosque, cada vez que miro las estrellas o cada vez que escucho los lejanos sonidos de una bestia acercándose. Y entonces no puedo evitar pensar en mi familia y preguntarme cuanto resistirá la Aldea está guerra que parece no acabar nunca.

    Continué arrancando manzanas. Faltaba poco para que el efecto del paralizador dejase se surtir efecto, así que mis manos se volvieron rápidas. Un cercano sonido a ramas crujiendo me indico que Gus, junto a mí, también había acelerado la recolección y probablemente a dos metros Luis estaría igual que nosotros. Necesitábamos más. Apenas llevábamos quince kilos y en la Aldea vivían unas cincuenta personas, no era suficientes para que todos comiesen algo, pero nunca habíamos sido capaces de conseguir más de veinte kilos.

    Eché un vistazo al reloj de arena que estaba encima del saco en donde guardábamos la fruta: quedaba muy poco tiempo. Y lo necesitábamos para salir de allí, de manera que les hice un silencioso gesto a mis compañeros. Estos asintieron y cargamos los sacos al 4x4 solar. Después todos montamos, me tocaba conducir a mí. O mejor dicho emprender una carrera a contrarreloj de la que si salimos perdedores pagamos con nuestra vida.

    Alguien me golpea en el hombro y señala a un lado. El naranjo del que Luis estaba sustrayendo fruta ha comenzado a moverse. El susodicho mira su pistola de spray paralizante sin entender que ha fallado: los niveles de la dosis han sido correctos. Entonces; ¿Por qué se mueve? En un momento soy consciente de que todo eso es irrelevante, piso el acelerador al máximo. Lo último que alcanzo a ver es el naranjo sacudido por un ligero temblor que lo recorre desde el tronco hasta las hojas: acaba de notar que le faltan frutos. Pronto la perplejidad y confusión darán paso a la furia y agitará las ramas transmitiendo por vibración a todo el bosque la información de que hay intrusos.

    Debo darme prisa.

    Avanzamos a doscientos kilómetros por hora. A nuestras espaldas, el bosque entero cobra vida y las ramas nos persiguen tratando de alcanzar a alguno de nosotros. Desde las copas de los árboles nos llueven piñas y piedras que rebotan contra la capota del 4x4. Ojala que no se quiebre ninguna de las placas solares o estamos perdidos.

    -¡Jack, a la izquierda!

    El grito de alerta de Gustavo hace que instintivamente deje de lado la conducción y ponga durante unos minutos todos mis sentidos en ese lado del angosto sendero que recorremos. Apenas durante un segundo puedo divisar la razón de su inquietud: una veloz sombra que nos sigue a escasos metros de distancia. Tal vez sea un animal. Rezo a Dios por que lo sea.

    Poco después mis esperanzas mueren, cuando vuelvo a localizarla y logró ver un brillo febril e inhumano en sus ojos. Mis peores temores se confirman: es un ecologista.

    -Maldición- susurro furioso acelerando a doscientos cincuenta.

    Gus y Luis cambian las pistolas paralizantes por las escopetas de caza. Los tres sabemos que son prácticamente inútiles lo que guía a esa criatura no es un razonamiento humano y no reaccionara al dolor. La única posibilidad es alcanzarle el corazón o alguna articulación que le impida moverse.

    Oigo el primer disparo, eso significa que ya está muy cerca. Las ramas siguen persiguiéndonos y puedo notar como la vibración ahora viaja escasos segundos más deprisa que nosotros. Nos faltan diez kilómetros para salir del bosque. Puede que lo consigamos.

    Escuchó un grito de dolor y giro la cabeza. La criatura nos ha alcanzado y ha saltado encima del vehiculo, ha hundido sus colmillos en el hombro de Luis, que permanece paralizado por el terror. Pero eso no es lo peor.

    Lo peor es que puedo reconocerla. Ni sus ojos inyectados en sangre, su cuerpo amorfo diseñado para cazar humanos o sus largas y mortales garras me lo impiden. Es mi hermana. O en el pasado lo fue.

    Los recuerdos invaden mi mente y se adueñan de mi pensamiento: Clara diciéndome que separara la basura en restos orgánicos y plásticos, momentos después su cara de tristeza mientras la convenzo de que por tirar a la misma bolsa de basura una espina de pescado y un brik de leche no había muerto nadie. Largas y tediosas manifestaciones de “Ecologistas en acción” acompañándola. La Tercera Guerra Mundial, las bombas nucleares y atómicas, un mundo desolado, muerte por todas partes y después… Silencio. Los gobiernos habían caído y los humanos tratábamos de reconstruir nuestra civilización. Entonces comenzó otra batalla. Una que ni el más precavido de los mortales podría haber imaginado; La Guerra de los Árboles.

    Obtuvieron conciencia, la capacidad de moverse y de transmitir sus pensamientos. Tal vez debido a la radiación nuclear, tal vez no; aquello carecía de importancia.

    Los ecologistas, deseosos de conocer los secretos de la naturaleza para así poder salvarla, se internaron en los bosques y encontraron una manera de comunicarse con los árboles. Pero cometieron un grave error, puesto que siglos de rencor y odio hacia la raza humana cayeron sobre ellos. Los sometieron, fueron torturados, mutilados y transformados en criaturas sin voluntad que los bosques usaban como guardianes y cazadores de humanos en las incursiones a las aldeas.

    Y de esa misma manera mi hermana se transformo en lo que ahora es. Una bestia sin corazón.

    Un nuevo grito de espanto. Gus la también la ha reconocido. Y su cara se contrae con horror, mientras Clara profundiza el mordisco y salta de nuevo al bosque, llevándose un pedazo de carne de Luis con ella. No hay tiempo que perder. De una bofetada hago reaccionar a Gustavo y le ordeno que se ponga al volante. Acto seguido le paso el botiquín d e primeros auxilios a mi compañero herido. Por último, tomo una de las escopetas de caza y espero mientras el 4x4 avanza. Cinco kilómetros y estaremos a salvo. Cuatro y medio. Cuatro…

    Volvió a aparecer, más veloz que antes, sin duda impulsada por al sed de sangre del Bosque entero, que reclama el castigo por haber robado sus frutos. Ya casi nos ha alcanzado. Apunto a su corazón. De un impulso con sus garras traseras, salta y yo aprieto el gatillo sin dudarlo un instante. Tres kilómetros….

    El disparo ha fallado, solo le he herido en el hombro. Vuelve a caer el suelo, pero al momento ya esta corriendo otra vez. Cargo el arma y vuelvo a apuntar.

    Sé que le debo mucho a Clara: jamás hice caso de ninguno de sus consejos. También le debo mucho a los árboles, durante toda mi vida jamás me preocupé por la tala de árboles ni cuide de usar papel reciclado. Y algún día durante la recoleta saldare todas esas deudas con mi vida.

    Pero hoy no será ese día. Tengo una familia que depende de mí. Todo ellos nacieron después del desastre, no tienen culpa alguna de lo que ocurrió, no puedo dejarlos solos en medio de una guerra que no les corresponde.

    Disparó de nuevo. Está vez he alcanzado una de sus piernas y afortunadamente, parece que a las articulaciones. Continúa persiguiéndonos, pero está cojeando. Finalmente desiste cuando queda menos de un kilómetro y medio.

    Vigile durante lo que nos quedaba de trayecto y logramos salir de bosque. Gus suspiro aliviado y la tranquilidad de haber superado la recolecta nos invadió. Minutos después la misma inquietud de siempre se instalo en nuestro interior: Mañana habríamos de regresar.

    FIN.
     
  2.  
    takeya

    takeya Entusiasta

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    Re: La Guerra de los Árboles

    ¡Oh por Dios! Eres toda una escritora...

    me ha fascinado pero al mismo tiempo horrorizado tu fic.

    Me gusto mucho ese gran toke ecologista ke le inyectaste a la historia, deberian haber mas

    personas kon esa mentalidad por que para vamos ke corremos si no decidimos hacer algo

    ahora mismo!!! Bueno, ya veo por que tienes el primer lugar de esos tres concursos en los ke

    has estado. Eres muy buena en lo ke haces...

    bueno me tengo ke ir estoy muy ocupado ahora

    Te vere luego
     
  3.  
    PERVERSUS

    PERVERSUS Entusiasta

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    Escritor
    Re: La Guerra de los Árboles

    O.o Kaya, cada que te leo se que me espero algo fenomenal, pero no dejo de sorprenderme.

    Excelente narración, trama atrapador y que ¡manera de vivirlo! casi lo senti real, además transimite mucho sentimiento y un gran mensaje.

    ¡KAYAZARAMI FAN!

     
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  1. Poetted
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