Long-fic La guardería de Holders [Pokémon Rol Championship]

Tema en 'Mesa de Fanfics' iniciado por Reual Nathan Onyrian, 12 Septiembre 2019.

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    Reual Nathan Onyrian

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    Título:
    La guardería de Holders [Pokémon Rol Championship]
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Comedia
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    2942
    Prólogo

    La voz de Nikolah se quebró, incapaz de poder seguir gritando. Tan solo lloraba, con la frente apoyada en el suelo, las manos ensangrentadas agarradas a su pecho, todo su espíritu destrozado. No podía procesar absolutamente nada alrededor suyo. No existía nada más. Lo único que quedaba era el profundo sentimiento de pérdida, y un agujero al frente, de apenas unos centímetros de profundidad.

    ...​

    El muchacho sintió como algo acariciaba su cabeza y cuello expuesto, como si fueran pequeñas motas que se posaban en su piel, y brindaban una extraña sensación de calma. Pudo notar un resplandor a sus espaldas, y lentamente, comenzó a girar la cabeza, extrañado. Su corazón se frenó en ese instante, mientras al frente suyo ocurría una escena propia de un milagro. Las motas de luz, de a poco, fueron formando figuras. Figuras que él conocía. Sus ojos azules no pestañaban, abiertos como estaban ante la sorpresa. No podía soltar palabra alguna. Ellos...estaban allí. Habían vuelto.

    Se levantó lentamente, y comenzó a caminar a trompicones, hacia donde su familia se encontraba. Sin embargo, sus pies se detuvieron, y la enorme sonrisa que adornaba su rostro fue cambiada en menos de un segundo por una expresión de sorpresa desencajada. Sus ojos no podían creer lo que estaban viendo. Se los frotó, achacando esa visión al cansancio y el estrés que tenía encima, pero la realidad volvió a golpearlo de lleno. Las figuras de luz que antes tenían la forma de su familia se fueron desvaneciendo de a poco, y en su lugar, dejaron otra cosa. Algo que lo impactó sobremanera.

    Sobre la Pradera Arte, bajo el sol del mundo que había sido salvado de la destrucción, sus valientes héroes miraban alrededor con ojos grandes y curiosos. Uno de ellos rompió a llorar, pero no de felicidad ni tristeza. Simplemente lo hacía porque era su única manera de comunicarse. Los pokémon de los Holders también los miraban completamente extrañados, sin saber que Giratinas había ocurrido. Porque frente a sus ojos, los salvadores de Galeia se habían transformado todos en bebés.


    Capítulo 1

    A Nikolah siempre le gustaron los niños. Se sentía a gusto con ellos, como si fuera uno más. Sus rostros curiosos le llenaban de ternura, y podía pasar horas y horas conversando sobre distintos temas. Se unía a cualquier competición de muecas que pudieran tener, y siempre se sumaba a cualquier juego que organizaban. Si le preguntaban si quería tener hijos, el muchacho respondería que sí con una gran sonrisa, aunque no tuviera un cuerno de idea sobre el proceso de cómo obtenerlos.

    Sin embargo, todas sus ilusiones estaban siendo brutalmente sacudidos esa tarde, por los sucesos que acaecían en la Pradera.

    — ¡Liza, deja de picar a Ian con ese palo!— exclamó Nikolah, completamente desquiciado ya, mientras por cuarta vez consecutiva separaba a ambos bebés. Cruzó los brazos y miró a Liza fijamente, que le volvía el mismo ceño fruncido.— Liza, dame ese palo.

    La tresañera se aferró a la rama seca como si fuera su vida, y agitó la cabeza fuertemente, indicando su negativa.

    — Liza, no lo voy a volver a repetir, dame ese palo.

    — ¡No!

    — ¡Liza!

    — ¡No, no, no!

    — Voy a contar hasta tres, y me vas a dar ese palito, o vas a quedar castigada. Uno…— la niña volvió a menear la cabeza.— Dos…

    — ¡No!— exclamó Liza, abrazando aún más fuerte su preciado tesoro.

    — Tres.— dijo Nikolah, y antes de que la bebé pudiera reaccionar, la alzó por la ropa.

    Luchando contra la niña, que a pesar de ser tan pequeña parecía conservar toda la energía que tenía cuando era una adolescente, el rubio caminó a duras penas hacia donde el Samurott de la castaña se encontraba. Allí, la tomó por la ropa, y la colgó por el cuello de la prenda al cuerno del pokémon, que lo miraba con una ceja levantada.

    — No me mires así, maldita sea. Soy el único que se está haciendo cargo de nueve bebés, ninguno más está ayudando. Así que te vas a quedar ahí quietito, y no importa lo que tu entrenadora haga o intente decir, porque apenas puede hablar, no vas a bajarla.— luego, miró hacia Liza, y le quitó la rama.— Ahora dame esto, y quédate ahí hasta que pienses en lo que hiciste.

    La niña apretó los minúsculos puños, y con las mejillas hinchadas y los labios bien apretados, lo miró con ojos llenos de furia y lágrimas. Si eso hubiera ocurrido momentos después de que los holders, por alguna extraña razón que Nikolah nunca iba a comprender, se transformaron en clones suyos más cabezones, petisos y ojudos, esa imagen le hubiera derretido el corazón y hubiera corrido para acunarla y susurrarle que todo iba a estar bien, y que le conseguiría todos los palitos que quisiera. Pero después de cinco horas de lidiar con llantos, gritos, dolor de espalda por cargar pequeños humanos, el hecho de que gran parte no sabía ir al baño, y estar a la merced de nueve bebés de tres años, la paciencia de Nikolah era completamente nula. Se había vuelto inmune a cualquier clase de encanto que los pequeños demonios pudieran llegar a tener. Y lo peor de todo, era que estaba solo. Mientras el muchacho se dirigía pisando fuerte a separar a Alpha e Ian, que estaban peleando de nuevo, y ponerse a cada uno bajo el brazo, llevándolos como si fueran bolsas de papas, se preguntó qué había ocurrido para que Talía y Elisa se estuvieran tardando tanto para volver de Témpera. Habían decidido ir allá cuando Drake decidió que sus pantalones eran un buen lugar para recibir lo que había comido antes de todo el suceso, y ahora necesitaba ropa nueva. También habían decidido ir a comprar más insumos, como pañuelos húmedos, pañales, comida y ropa para Nikolah, también. Estaba ya había sacrificado su chaqueta, su remera y sus medias, así que estaba caminando descalzo, simplemente con sus pantalones, sus guantes y su collar, en medio de la Pradera Arte.

    El muchacho se sentó sobre el pasto, luego de colgar a Alpha y a Ian al mismo estilo que Liza, y se restregó el rostro ojeroso. Estaba sumamente cansado después de los últimos eventos, y no había podido pegar un solo ojo. No es que no quisiera, es que le era imposible. Los holders parecían estar determinados en molestarlo e impedir que tuviera un segundo de descanso. La única que se encontraba en cierta calma era Emily, que había decidido no separarse de Dante en ningún momento. Nikolah desvió su mirada hacia donde ellos dos se encontraban. Su rostro reflejó aún más cansancio al ver la composición perfecta que habían logrado. Dante estaba recostado, la espalda apoyada en el tronco de un árbol, dormitando, mientras Emily se encontraba encima suyo, dormida también, con una gran expresión de paz. Las hojas caían suavemente y las sombras bailaban a medida que el viento acariciaba el paisaje. Nikolah los maldijo desde lo más profundo de su corazón. Allí estaba él, completamente extenuado y cansado, sus párpados caídos, ojeras que le llegaban al suelo, y una espalda a la miseria, mientras ellos dos disfrutaban tranquilamente de la tarde. Por él, se les podía caer el árbol encima. Suspiró, y apoyó los brazos tras su espalda, reclinándose un poco. La rama que sostenía a Alpha se rompió, y este cayó al suelo de cola, rompiendo en llanto. Ian parecía estar sonriendo de forma altanera, como si aquello hubiera representado una victoria, en un tácito juego de quien aguantaba más colgado.

    Nikolah lanzó una imprecación al cielo, y se dirigió hacia el bebé llorón. Se agachó, recibiendo un quejido de su espalda a modo de respuesta ante el movimiento, y alzó a Alpha, para acunarlo e impedir que siguiera llorando. Miró con ojos sin vida hacia Dante y Emily, tal vez para tirarles más veneno con la mirada. Sin embargo, sus ojos se abrieron como platos, y salió corriendo hacia allí, dejando a Alpha en el suelo, que había dejado de llorar y parecía entretenido en intentar escalar el árbol para llegar a donde se encontraba Ian.

    — ¡Mimi, MIMI, NO!

    La rubia, aprovechando la sombra para ocultarse, se había acercado sigilosamente a la pareja, arrastrando un enorme palo. Nikolah no tenía idea de dónde había sacado la fuerza para blandir semejante arma, pero sí sabía cuáles eran sus intenciones. Ya era la cuarta vez que la niña se había acercado de manera amenazante a la pareja, y siempre era Nikolah el que salía lastimado. Por alguna razón, el hecho de que se achicaran de edad y tamaño también hizo que todas sus personalidades se exacerbaran. Emily no se había desprendido ni un segundo de Dante desde que habían llegado, y Mimi tampoco se había desprendido de Emily. Y por alguna razón, había tomado una vendetta personal contra Dante.

    Mimi alzó el palo, y lo dejó caer sobre la cabeza de Dante. Sin embargo, Nikolah había saltado enfrente, y recibió el golpe el plena frente. Apretó los dientes para suprimir un grito, y miró enojado a la rubia con coletas. La otra no hizo más que alzar la barbilla desafiante, soltar un bufido de molestia y alejarse de allí, con paso firme. Nikolah hizo una seña de acogotarla, pero luego suspiró, mientras se sobaba el golpe en la frente, que comenzaba a hincharse en forma de chichón. Le dirigió una mirada acusatoria a los pokémon de los holders. Ninguna estaba haciendo nada, como si estuvieran perdidos o no supieran qué hacer. Muchos incluso habían decidido ir a pasear o dormir. Samurott, con Liza todavía colgada del cuerno, volvió a alzarle una ceja, como diciendo “¿qué esperabas?”. Nikolah tan solo miró hacia el cielo, y gritó internamente. El muchacho se incorporó y se dirigió con paso rápido hacia donde estaba Mimi. La alzó sin previo aviso, y la niña comenzó a retorcerse y a gritar, obviamente molesta por el trato que le estaban dando. Nikolah la ignoró soberanamente, y se dirigió al árbol del castigo, en donde colgó a Mimi. La rubia lo fulminó con la mirada, y balbuceó una sarta de palabras ininteligibles que probablemente fueran imprecaciones contra el muchacho y su humilde origen. El rostro de Nikolah al mirarla no tenía ya vida en su superficie.

    ...​

    El sol se ocultaba en el paisaje, pintando toda la Pradera de un hermoso color naranja. El viento fresco acunaba al muchacho que yacía recostado en el suave pasto, la cabeza apoyada en sus manos, los ojos cerrados, disfrutando de un período de paz. Ya casi todos los niños habían caído presas del sueño y el cansancio, y Dante se encontraba acomodándolos entre sus pokémon, para que pudieran descansar. Por alguna razón milagrosa, Dante había logrado hacer que los distintos equipos de los Holders prestaran su ayuda, y ahora se encontraban diligentes, prestándole toda su atención. Ya Nikolah no tenía dentro de sí ninguna fuerza para siquiera sentir envidia de Dante y su raro magnetismo personal que hacía que la gente se calmara y lo ayudara. Ya Nikolah no tenía fuerza para nada.

    El muchacho estaba completamente exhausto. Luego de evitar que Dante sufriera una contusión, había tenido que impedir que Alpha volviera a alcanzar a Ian. Y no se le ocurrió mejor opción que poner a Alpha junto con Mimi. Eso fue un gran desastre, por alguna maldita razón. Después de pelear contra ambos, tuvo que ocuparse de Effy y Hubert, ya que la primera se había sentado sobre el niño, y no lo dejaba pararse. Esta escena se había repetida una y otra y otra y otra vez. Los había separado, y había puesto a Effy con Mimi, pensando que así tal vez la otra rubia se calmara. Craso error. Steve había intentado acercarse a Liza, pero como se encontraba colgada del Samurott, no podía hacer demasiado. Sin embargo, se quedó allí sentado, al menos, a pesar de que Liza no parecía prestarle demasiada atención. Y Drake...Drake, después de devolver su almuerzo, había decidido irse a dormir, hasta que el sol había comenzado a ocultarse. Después de eso, por alguna razón, se había despertado, y estaba bastante activo. Lo bueno es que Dante también se estaba ocupando de eso. Y Talía y Elisa todavía no habían llegado. ¿Qué las estaba deteniendo tanto? ¿Acaso se habian perdido? Teniendo en cuenta lo distraída que solía ser Elisa y lo tímida que era Talía, era lo más probable.

    El rubio se restregó las sienes, recordando todo. Si no volvían rápido, iba a tener que salir él mismo a buscar comida, pero no podía dejar a nueve bebés solos. Eran completamente insoportables, olorosos, imposibles de controlar, y parecían decididos a sacarlos de quicio, pero seguían siendo su familia. Sin embargo, él ya había dado toda la comida que tenía, y su propio estómago le estaba reclamando la falta de atención que tenía para con él. A pesar de ello, el rubio decidió ignorar todo. Eso iba a ser un problema del Nikolah del futuro, no del actual.

    Su paz no duró mucho. Mientras Nikolah disfrutaba al fin del silencio, pudo escuchar suaves pisadas que se acercaban hacia él. Giró la cabeza levemente hacia el costado, abriendo un solo ojo, para luego volver a su posición inicial y cerrar sus pestañas.

    — ¿Qué quieres, Liza?

    La pequeña lo estaba mirando con la misma expresión que cuando la había dejado colgada del cuerno de Samurott. Los puños a los costados, apretados. Las mejillas hinchadas. Los labios apretados. Los ojos llorosos. Se quedó allí durante unos segundos, y al ver que no lograba ninguna reacción del rubio, se acercó hacia él.

    — ¡Malo!— exclamó, mientras se balanceaba sobre sus pies, tropezándose algunas veces.

    — No estoy de humor, Liza, es mi descanso.— replicó el rubio, sin inmutarse.

    — ¡Malo!— volvió a exclamar la niña, acercándose más y más.

    — Mira, si quieres tu palito, te lo voy a dar mañana, ¿sí? Hoy sinceramente no tengo más fuerzas para…

    — ¡Malo!— lo interrumpió Liza, y apretó la marcha hacia él.

    Sin embargo, sus piernas eran ahora las de alguien de tres años, no de dieciséis, y no lograron soportar su precario equilibrio. La pequeña tropezó y comenzó a rodar colina abajo, para terminar sentada sobre su trasero. Los ojos de Liza se aguaron, y está rompió en llanto. Nikolah la observó durante unos segundos, contemplando que hacer. Suspiró, rendido, y se levantó, haciendo una mueca de dolor. Su espalda lo seguía matando. Se dirigió hacia Liza, que seguía llorando, cada tanto mirándolo de forma enojada. Nikolah levantó una ceja, para luego sentarse a su lado, tomar a la castaña, y subirla a su regazo. Esta se retorció, intentando escaparse, pero el muchacho la encerró en sus brazos y comenzó a acunarla, meciéndola suavemente. Comenzó a tararear una simple melodía a medida que movía los brazos, para calmarla. Poco a poco, el llanto de Liza se fue extinguiendo, y la pequeña se acurrucó en el regazo del rubio, y con un bostezo, apoyar su cabeza en su estómago, totalmente dormida, agarrando su panza. Nikolah bostezó también, contagiado por la niña, y se restregó los ojos, mientras contemplaba a Liza. Maldición, ahora no iba a poder acostarse.

    Se restregó los ojos, cansado, a medida que otros balbuceos y voces comenzaban a acercarse. Nikolah alzó la vista, y se encontró con que los otros ocho bebés restantes lo estaban mirando, encima de la lona, todas sus caritas cansadas. Excepto Drake. Drake parecía bastante despierto.

    — Bueno, y ahora qué quieren ustedes.— preguntó el muchacho, de forma algo agresiva.

    Los bebés se lo quedaron mirando, y de a poco, algunos gateando, otros manteniendo el equilibrio sobre sus piernas rechonchas, y Alpha directamente rodando loma abajo, se acercaron hacia Nikolah. Incluso Mimi se encontraba allí, con las mejillas hinchadas y mirando hacia otro lado. El muchacho simplemente alzó una ceja, que subió más por su frente al ver que el resto de los bebés lo rodeaban. ¿Acaso estaban planeando alguna táctica ofensiva? ¿Con qué habían salido ahora? ¿No era el trabajo de Dante cuidarlos? Sin embargo, no pudo seguir cuestionándose mucho más, pues los Holders comenzaron a amucharse sobre él, subiéndose a sus piernas, a sus brazos, a su espalda. Nikolah fue asediado por ocho bebés, desde todos los ángulos distintos. Y uno a uno, fueron cayendo dormidos, apoyados sobre el rubio.

    ¿Qué Giratinas…? Nikolah abrió la boca, pero la cerró al momento. Bueno, al menos estaban todos dormidos y cerca de él. Al menos, eso era tranquiliza...El muchacho no pudo terminar el pensamiento. Su cabeza cayó rendida, y en la posición en la cual estaba, con Liza sobre su regazo y el resto de los Holders a su alrededor, se unió a ellos en su sueño profundo.

    ...​

    Las estrellas iban apareciendo en el cielo, mientras el mundo bajo suyo se llenaba de oscuridad. Dos muchachas, una rubia y una castaña, se movían por la Pradera, cargada de bolsas. Habían tenido que hacer más paradas de las que hubieran querido, y sabían que llegaban tarde. Cuando llegaron al lugar de encuentro,pudieron encontrarse con Dante, que cargaba todavía con Emily, dormida en brazos. Se llevó un dedo a los labios, indicando que hicieran silencio. Las dos chicas miraron el panorama a su alrededor. Una gran cantidad de pokémon yacían tirados en la Pradera, durmiendo o simplemente descansando, disfrutando de la tranquilidad de la noche. Un árbol, con varias ramas quebradas, daba cierto aspecto lamentable. Y bajo el fino brillo de la luna, había un muchacho sentado, con las piernas cruzadas, abarrotado de bebés, y totalmente dormido. Y en su rostro, se asomaba una tímida sonrisa.
     
    Última edición: 12 Septiembre 2019
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    NO, NO, NO, ME MORÍ. Mira si ya me estaba muriendo con la actividad de nosotros de bebés y ahora esto, no me voy a cansar de releerlo aunque ya me lo pasases en su momento ay. Es que me imagino a nuestros holders tan tiernos de bebés que me muero, te lo juro xDDDD Me voy a morir de diabetes con este long-fic, pero moriré muy feliz sin duda.

    First of all, Liza inflando los mofletes vs Niko modo dad ha sido mortal. Ver al rubio tratando con niños me ha matado, ahí todo paternal a pesar del cansancio y el martirio que debe estar pasando al cuidar solo a tantísimos pequeñajos. Me he imaginado perfectamente a mi peque enfadándose con él así y ay <33 Y Samurott tipo "pero bueno, a mí no me mires" me encantó x'D La pradera se llenó de bebés colgados (??)

    Emily durmiendo con Dante fue lo más soft del mundo, really. Y Mimi intentando pegar a Dante fue un guiño buenisimo que me mató de la risa x'D Lo mismo con Alpha e Ian colgados, y el segundo todo victorioso por haberle ganado en su pequeño juego. Y Effy molestando a Hubert a su manera, too soft for thiz world. Pobre Niko que le dejaron completamente solo, aunque entiendo que los pokes se quedasen sin saber qué hacer xDDD

    El final fue ultra mega tierno y necesito dibujarlo, porque fue una imagen preciosa, lloro. Seguiré el fic con todas las ganas, pero tómate tu tiempo ofc <3 Ya sabes que me encanta leerte :'D

    PD: Recorta más los párrafos, sé que cuesta pero creo que cansa menos a la vista. Por lo demás todo genial :D
     
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    Por dios, tantas cosas que me he perdido, JAJAJAJA

    No voy a hondar más en lo que ya ha dicho Liza, pero por mi parte he amado este escrito y te felicito por todos los guiños que has puesto, me he reído muchísimo. La parte en la que se hace de noche y Drake de la nada se vuelve super activo me ha matado, like no podía faltar el meme xDDDD

    Al final Nikolah acuna a Liza y los demás en plan "EH EH YO TAMBIÉN QUIERO" me ha hecho mucha gracia. Y bueno, espero que traigas algún día la segunda parte porque falta Lucas y que Chad ayude un poco a Nikolah porque a este paso el pobre se va a volver loco JAJAJA

    Bye uwu/
     
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