One-shot de Naruto - La envidia de una madre

Título: La envidia de una madre

Sumary: Porque Sasuke no amaba a nadie más que a sí mismo, y Sarada era lo más cercano que podría alcanzar.

Advertencias: Posible OoC/Lenguaje Fuerte/Situaciones para adultos/Posible Bashing hacia el SasuSaku/Alusión al incesto.

Cantidad de palabras: 648/Cortesía de Magic Word en complot con Microsoft para hacernos creer que de verdad hay esa cantidad de palabras en el capítulo.

Disclaimer: Naruto no me pertenece, todo registro legal y de derechos son de su autor Kishimoto. Las líneas del inicio pertenecen a la canción "Parhelion Logic". La imagen no me pertenece, pero lamentablemente no conozco al artista para darle sus respectivos créditos.

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Un sentido completamente retorcido de la moralidad

Fue suficiente para entregar amablemente tu alma

Tu propio masoquismo

¿Finalmente te consumirá?

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La costumbre de suspirar era un hábito extraño que había adquirido con el paso de los años, evaporando miles de fragmentos vanos, por el cruce de sus labios; sin palabras, solían acometer contra la agonía y daban un breve descanso a sus pensamientos, entreteniendo las consecuencias que llegarían más tarde que pronto, al caos total.

Su existencia era de todo, menos normal.

Sakura repetía la monotonía del día a día, deslizándose como agua cristalina entre sus manos, la vida. Respiraba y no sentía, pues las emociones se habían marchitado con cada sollozo, recitando en llanto "lo extraño" mientras él no llegaba a casa para cenar.

Era natural vivir dentro de un sueño, del que no se puede despertar.

La realidad era un ideal, deformado entre la mentira y repetirse a sí misma…

"Sé que mañana volverá"

Y mientras su alma moría por dentro, se lamentaba el hecho de que nunca lo había dejado de amar.

No lo hizo la primera vez que le había abandonado, no lo haría ni en un millón de años más.

Porque el idealismo de su imagen era una tentación tan grande, que ni los sueños frustrados, el sentido de culpa refractado o la incómoda sensación de dormir junto a un extraño, le resultaban suficiente para dejar de permanecer junto a sus fantasías, profesando su amor unilateral.

—Sasuke-kun, si yo desapareciera, serías libre… ¿Verdad?

Libre para amar.

Pero la simple idea de marcharse, y dejar que otra ocupara su lugar era lacerante, y causaba que las lágrimas acudieran de manera punzante, sobre sus mejillas enrojecidas por agua con sal.

Su amor era algo retorcido, una quimera forjada en oscuridad, que subsistía dejándose llevar por los momentos de irracionalidad.

— ¿Mamá?

Interrumpe, Sarada. Como la semana pasada, como la anterior mañana, y cada segundo desde que sus memorias le permitían recordar.

Agrega una sonrisa, vacilante, es consciente de que ella podría perderse para siempre en los pesares, pero había otros instantes, el reloj marcaba la hora de cenar.

Sentada a la mesa, Sakura observó con atención a su hija, registrando cada mínimo detalle, y concluyendo que era demasiado preciosa para ser de verdad.

Parecía una muñeca de porcelana, ataviada en ropas finas, con las que una muñeca de trapo –como ella- solo podía soñar.

A pesar de ser una joven a punto de cumplir quince años de edad, ya superaba con creces su figura, su seguridad, y atraía mucho más que ella misma la atención de su papá. Ese hombre, del que ella anhelaba una mirada, sonreía con cierta ternura, cada vez que la veía pasar.

Sarada reía con premura, incómoda ante el escrutinio de su madre.

— ¿Sucede algo? —Preguntó ella despacio, intentando no evidenciar sus nervios. —No pareces muy feliz.

La mujer negó rápidamente, ladeando el rostro y ofreciendo una vaga mímica, llena de dolor. La violencia que profesaban sus ojos verdes sólo logró una sonrisa inocente, que se abstuvo de corresponder, mordiendo sus labios, hasta colorearlos de rojo.

—No es nada.

Pero mintió.

—El festival de esta noche… —Señaló.

—Papá me invitó.

Sasuke estaba en la aldea por una noche. Sasuke la olvidó.

Sasuke, Sasuke…

Y ese Sasuke, su esposo, entró, sentándose a la mesa y dedicándole un simple gesto para pedirle una ración.

El suave sonrojo de sus mejillas, las expresiones bobas que correspondían a la admiración. Todos los gestos que ella quería tan desesperadamente nacieron entre ellos, ignorándola por completo.

La mirada de ambos se iluminó.

Sin esforzarse podía verlo, la extraña atmósfera entre ellos, pues la venda no cubría mucho más que lo que se había auto impuesto. Y los observó con recelo, al igual que los había visto aquella noche, dónde el ladrón de flores musitó a ella, a la otra, los pecados de su corrupción.

—Vámonos ya.

— ¿Volverás esta noche, Sasuke-kun?

—Hmp.

Si habría de decir la verdad, tendría que admitir que ella lo amó, pero nunca fue amada. Porque Sasuke no amaba a nadie más que a sí mismo, y Sarada era lo más cercano que podría alcanzar.

Sin embargo, mientras se mantuviera a su lado, simplemente seguiría, con ese rutinario día a día, construyendo las bases para aquella farsa matrimonial.

Viviría de sus restos, pretendiendo a su amor no envidiar.

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N/Kou. Me estoy arriesgando por qué llevo tanto fuera de este foro que no sé si ya está permitido o no xD Mil perdones si no. Es completamente diferente a la idea original, pero me gusta, es horriblemente perturbador (?)