La dama de hielo y el payaso de sonrisa triste.

Tema en 'Historias Abandonadas Originales' iniciado por Thithalia, 3 Septiembre 2011.

  1.  
    Thithalia

    Thithalia Usuario común

    Aries
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    Título:
    La dama de hielo y el payaso de sonrisa triste.
    Clasificación:
    Para niños. 9 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    2
     
    Palabras:
    1054
    Disculpen el doble guion, pero por alguna razon mi PC no acepta el otro guion (cuando por fin lo habia encontrado en esta :() jejeje. Espero sea de agrado, es un poco enredado, y con temas inconclusos pero no tiene continuación :p Comentarios y/o criticas son aceptados :oops: para un mejor escrito jeje. Con ustedes: Un (1) solito. Drabble.

    La dama de hielo y el payaso de sonrisa triste.


    Dama de mirada triste, piel de nieve a la mirada y toque, sus labios contra todo pronostico rojos carmín son; sus ojos dos zafiros son con un brillo sin valor. De cabellos rubios casi plata. Camina sola por las calles de París, solitaria dama vestida de blanco, largo vestido de diamantes esta cocido, sin nada que la proteja del frío de la noche, la dama no siente.

    Una sombrilla de azul color, muy tenue he de decir, pequeños colgantes blancos cuelgan de el. Se detiene en una calle sin salida y mira el muro que impide su caminata, allí se queda. Su mirada no refleja nada.

    ––¿Por qué no da la vuelta mademoiselle? ––un murmullo en la noche silenciosa aclama la atención.

    ––No puedo dar marcha atrás. Solo puedo seguir ––una voz frágil, una voz rota sale de la dama de blanca vestimenta.

    ––¿Marcha atrás dice? ¿Qué planea, acaso saltar tan alto muro? ––el murmullo aumenta, y con voz burlesca habla.

    ––No es mala idea. Lastima que no posea esa habilidad ––sin cambiar su posición. Sosteniendo su sombrilla, reposada en su hombro derecho. Le habla a un invisible interlocutor.

    ––Pero entonces ¿Qué hará? Si marchar atrás no puede y hacia delante tampoco ¿Planea quedarse en este lugar de mala muerte? ––el sonido de algo mover y romper.

    ––¿Qué importa? ––.Contesta la dama, ladeando su cabeza hacia el lugar del ultimo murmullo
    ––Problema suyo, no es.

    ––Le doy la razón ––.Contesta y tras un hueco golpe ––Pero para aquellos que divierten, deben obtener su diversa diversión.

    ––Yo no soy diversión, un bufón no me divierte, yo no tengo sonrisa, yo no tengo corazón ––.Contesta la mujer y vuelve a fijar su vista en el impedimento de su camino.

    ––Mmm, si no siente es porque una vez sintió y la rompieron ––.Dice con diversión.

    ––Eso, monsieur. ¿Es usted adivina acaso? ––.Contesta la dama.

    ––¡Oh no my lady! Solo soy un payaso ––responde con humildad.

    ––Entonces payaso ¿Por qué no se deja ver? ––.Pregunta.

    ––No me dejo ver… Porque… un payaso tiende a ser… un ente alegre ––.Responde entrecortadamente.

    ––Un payaso borracho y patético, es lo que es ––su voz fría retumba en los oídos del payaso.

    ––Si yo soy payaso, borracho no soy… ––Su voz se corta y un hipido sale de su garganta ––Y patético, somos todos.

    ––¡Hmp! ––.Exclamó fríamente.

    ––Me pregunto ahora ¿Por qué ha usted escogido una sombrilla veraniega para una fría noche? ––.Pregunta, al fin dejándose ver ante la dama de frío mirar.

    Sus ropas desaliñadas, manchadas, curtidas, desteñidas; su cara con maquillaje blanco ahora gris y corrido; la sonrisa exuberantemente roja era una mueca fea, deprimente, casi terrorífica; sus ojos delineados de un negro hacían ver como si sus ojos llorasen. En sus manos una botella de licor se llevaba a la boca. Y como si cosa de todos los días se la ofreció a la dama blanca, que con una mueca de disgusto y una mirada de repulsión se negó.

    ––Que hombre tan cobarde es usted ––.Le dijo sin pelos en la lengua.

    ––Si yo soy cobarde ¿Qué es usted que ni dar un par de pasos atrás puede? ––.Responde mordaz y un nuevo trago.

    ––No doy marcha atrás porque no tengo un atrás ––.Hombre cobarde, queda quieto y luego camina rodeándola con aire juguetón.

    ––Pues atrás yo si le veo ––Comenta mirándole el trasero.

    ––Quite su vista de allí ––silenciosamente la dama cerro su sombrilla y con un golpe certero. El payaso se retuerce sosteniéndose su abdomen. Luego la dama abre de nuevo la sombrilla y empieza a llorar.

    Lagrimas silenciosa, cristalinas, lagrimas frágiles llenas de dolor, pena, traición. Por primera vez en mucho tiempo la dama llora, las lagrimas corren por sus mejillas blancas, llegan a su mentón y caen al suelo del callejón. Para luego convertirse en copos de nieve. El payaso se levanta, se compone derecho directo a destruirla con filosas palabras; mas, es detenido su corazón, su mente y cuerpo ante tal visión ¿Qué hacer? ¿Cómo reaccionar? ¿Qué decir cuando ni tu mismo sabes que hacer?

    ––Lo siento ––murmura el payaso y el llanto se hace audible ––Mierda, la he cagado ––Piensa el hombre. Mientras la dama se desploma en el sucio suelo, su sombrilla cae al suelo y una media luna forma mientras se detiene. El cabellos plata son ahora bajo la luna de Paris.

    ––Las lagrimas son la joya más valiosa de una dama ––murmura una y otra vez durante su llanto ––¿Por qué? ––pregunta dirigiendo su atención al payazo.

    ––Solo queda ––Comienza a decir el payaso con una sonrisa triste mirando el muro ––¿Qué demonios tiene el muro que hace a todo el que choca con el llorar? ––.Piensa con rabia y sospecha ––Solo queda tomar otro camino ––.Dice tomando la mano de la dama y levantándola suavemente del suelo. Luego toma la sombrilla y se la entrega, mientras ella se limpia las lagrimas, ahora sus ojos brillosos por lagrimas pero con el mismo inexistente valor de hace unos minutos.

    ––¿Qué presenciasteis payaso cobarde? ––pregunta arreglando las arrugas de su largo vestido. Dando dos toques al suelo son la punta de clara madera de su sombrilla. La cual abre lentamente.

    ––¿Qué convirtió a la primavera en invierno? ––contesto sin mas y tomando el brazo izquierdo de la dama, notando el toque de un muerto, se devuelven diez pasos, hasta el comienzo de la calle sin salida, tomando otro camino ––El final de un amor correspondido por la muerte de una cortesana, enamorada de un escritor ––La dama le mira y asiente, dispuesta a escuchar porque un payazo tenia una sonrisa triste. Y talvez, solo talvez; contaría porque su vestido era de seda blanca, sus zapatos del mismo color, el porque de su sombrilla. Y solo si no la odiara, le contaría el porque de sus lagrimas tienen nombre.

    Fin.
     
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    Cygnus

    Cygnus Maestre Usuario VIP Comentarista destacado

    Libra
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    Bonny!
    Ahora que nuestro hijo no nos acosa, puedo comentarte seriamente.
    Primero, no me molesta lo de los dobles guiones, pero en Word puedes encontrar el guion largo. Sólo búscalo en símbolos, y asígnale una combinación (yo tengo el ctrl + -). Otra cosa, igual el uso de los guiones está mal ._. Mira, te pongo un ejemplo de cómo debe ir:

    ––Si yo soy payaso, borracho no soy… ––su voz se corta y un hipido sale de su garganta––. Y patético, somos todos.

    Así es como deben ir siempre los guiones de diálogo, fíjate en dónde va espaciado y cuándo lleva el punto.
    En fin, yendo al relato, me pareció muy ameno. El coloquio fue muy entretenido porque cada diálogo, cada línea es muy profunda. Disfrutaba de leer porque parecía que la dama y el payaso estaban compitiendo. Nos queda imaginarnos el escenario, y el porqué no podía caminar ni hacia adelante ni hacia atrás. También me hubiera gustado saber qué pasó con el payaso y la dama. Ambos personajes resultaron muy extraños y fantasiosos, pero me gustó. Estuvo muy ameno, se entendía bien todo, aunque faltas de ortografía hubo. Sobre todo, faltan un montón de acentos.
    Quisiera saber qué concluyes tú del drabble, o que nos dijeras cuál fue su esencia.
    Nos vemos.

    Saludos.
     
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    Thithalia

    Thithalia Usuario común

    Aries
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    No pensé volver a escribir una continuación pero como ando medio depre escribí y escribí y esto salio. Espero les guste, todavía falta la tercera parte y tal vez una cuarta :)

    La dama de hielo y el payazo de sonrisa triste

    II

    Blanca estación.

    Bella noche de noviembre, el cielo despejado, donde las estrellas se dejan ver brillantes y expectantes, observando tan acostumbradas a los mortales. Pero en un prado lejano a la ciudad una pareja se observaba, llamando la atención de las jóvenes y mas antiguas estrellas, hasta la luna quien siempre apaciguadora de estas chismosas observaba como su halada amiga cambiaba su semblante levemente la dureza de su mirada se volvía primavera. La joven sorprendida alzada en medio del verde del suelo, frente a ella un joven tomaba su mano izquierda y con lentitud colocaba un anillo de plata, sencillo pero hermoso en su dedo anular.

    Oh, que bella pareja, el amor que el profesaba era infinito, tan calido que la dama sonreía dulcemente, abrazándolo con tanta fuerza que nunca creyó capaz. Las apuestas de las estrellas no se hicieron esperar, pero la luna preocupada observaba al hombre, estaba segura de que algo ocultaba, ella miraba siempre las calles de Paris y ese hombre… Bueno, ya sabría, ya le advertiría a su halada amiga. Esperaría al próximo eclipse para hablar con su amor imposible, hablaría con aquel que observa todo en el día, aquel que calor les da a seres tan simples, pero, complicados, su amado sol.

    —Oh, mí querida amiga —susurro la luna. Y desde un balcón de la ciudad una dama de bata blanca salía y mirando con curiosidad a su vieja compañera hablo.

    —¿Qué sucede? Querida, luna —la dama, cual mirada siempre era, dulcemente miraba el astro plata.

    —No quiero que salgas herida —dijo suavemente. Mientras la dama fruncía levemente el ceño, sin entender —Ese hombre…

    —¿Qué sucede con Ascot? ¿Esta bien? —Su rostro de preocupación se lleno.

    —¡Cierra la boca dama halada! —el astro de luz y calor se hizo presente —Escucha con atención terca dama, solo lo diré una vez, porque mi amada confía en ti. Y porque si dejo ser a este humano yo pereceré de igual forma.

    —¿Qué dices Sol? —pregunto mas confundida aun.

    —Tanto tiempo entre humanos te a dañado tu percepción, estúpida —el sol jamás fue gentil, el como la dama de hielo decía las cosas de frente —Ese humano tuyo, no es mas que un vago, te engaña, como engaña a muchas.

    —¿Como? ¡No digas tonterías el me ama! —Grito la dama halada —¿Cómo puedes ser así luna? Tú ya tienes a quien amar ¿Por qué no me dejas amar? —sus ojos estaban entre lagrimas, su cuerpo totalmente derecho, mirando a los astros del cielo juntos en un eclipse.

    —Mí querida dama… Yo quiero que encuentres a quien amar que te ame por igual, pero este hombre no te ama —luna miraba a su amiga con tristeza, la dama de hielo siempre quiso conocer que era amar, muchas eras habían pasado desde que ella en invierno se convirtió, jamás el amor conoció. Pero como deseaba el amor, el calor que veía en los mortales.

    —No, no te ama. Solo eres otra de las mujeres que desea poseer —comento el sol —Si no me crees ve a verlo tu misma —El sol hablo por ultima vez con ella y hablando ultima vez con su compañera se despidió dejando sola una vez mas a su amada.

    —No —respondió la dama y entro al cuarto, cerrando las ventanas y las cortinas de seda verde.

    —¿Con quien hablabas amor? —detrás suyo el hombre que amaba estaba, con una mirada dulce.

    —Con nadie, mi amor, con nadie —su sonrisa dulce salio de entre sus labios. Se acercó a su amado y lo beso, un beso corto pero lleno de amor.

    El tiempo paso, dulce diciembre sin nieve y la dama comenzó a pensar ¿Por qué su amado siempre llegaba tarde a casa? ¿Por qué solo pasaba con ella las noches? ¿Quién era ella? Ella no era una ama de casa ella era el invierno, la dama de hielo ¿Qué rayos pasaba con ella? Armándose de un valor que no tenía abrió nuevamente la ventana del balcón y sin mirar al cielo susurro.

    —¿Donde? —la pregunta salio libre de su boca, no sin dificultad, pero al menos salio.

    —Mi querida da… —fue cortada.

    —¿Donde? —repitió con mas fuerza, levantando su cabeza y su mirar. El cual era débil pero decidido.

    —En la torre —dijo, haciendo referencia a la torre Eiffel.

    —Bien —dijo adentrándose a la habitación de espaldas a esta, sin cerrar las ventanas, solo las cortinas. Se enfundo su traje blanco con pequeños diamantes en su contorno, guantes de cuero blanco, sus zapatos de tacón, un colgante con forma de flor de luna a su cuello; se sentó en su peinadora y frente a esta se recogió el largo cabello, se maquillo, un maquillaje de guerra, porque de cierta manera sabia que algo iría mal. Y fue cuando saliendo tomo su fiel sombrilla, aquella con la que llego en una tarde de verano al bello Paris.

    Caminando lentamente, con paciencia, armándose de valor camino por las calles de Paris, pasando a los últimos habitantes que a sus casas se dirigían después de un duro día de trabajo. Los niños corrían alrededor de la dama admirándola al igual que los adultos observaban a la belleza inhumana ¿Quién era? ¿Un princesa acaso? Y entre pasos y pasos llego hasta la torre recorrió a las parejas que bajo esta estaban, no lo halló, suspiro aliviado. Pero aun quedaba subir, dirigió su vista arriba y su vista callo a la luna temblorosa, algo sucedía. Corrió y al balcón principal de la torre llego y frente a ella su hombre, su amado Ascot besaba a una joven muchacha de cabellos negros, de vestido azul, la abrazaba.

    —¿Qué significa esto Ascot? —pregunto temblorosa. El hombre con sorpresa y estupor se separo abruptamente de la joven.

    —No es lo que piensas… —Comenzó a decir pero su joven acompañante interrumpió.

    —Mucho gusto mademoiselle. Me llamo Lilith y soy su prometida —Dijo con una sonrisa alegre pero oscura.

    —¿Prometida? —Miró a quien creyó amar —¡Ja! ¡Cuanta razón tenían ese par! Debí hacerle razón antes. Bueno Lilith, mi nombre no tienes derecho a saber, pero ¿Sabes? Yo soy su esposa —vio como el rostro de el se contorsionaba a una mueca burlona y la de su acompañante en sorpresa mirando al hombre y su mujer —Pero no te preocupes, te lo dejo todo a ti, no vale la pena…

    —Jajajajaja mujer estúpida ¿De verdad creíste que te amaba? ¡Ay que ver que todavía mujeres ingenuas hay! —dijo con burla y crueldad, mientras la dama de contenía.

    Dejando su sombrilla a su lado cerrada y parada en la punta de madera sobre el suelo, saco sus guantes lentamente arrojándoselos en la cara se saco su anillo de plata y se los volvió a tirar al hombre como también el colgante dado por el unos años antes. Miro a la dama que lo socorría.

    —Niña estúpida ¿No vez lo que hace? Puede que hasta tenga mas mujeres con las que divertirse —escupió mirando el suelo.

    —Tal vez, pero no me importa, después de todo yo siempre lo he deseado —respondió con una sonrisa torcida.

    —Oh mi querida luna —hablo, llamando la atención de sus acompañantes. Su mirada estaba posada en el cielo, sus ojos estaban llenos de muchas emociones.

    —¿Estas loca? —preguntaron ambos traidores.

    —Si.

    —Tranquila, llamaremos a un hospital para internarte —respondió la mujer con una sonrisa maligna —Así será fácil deshacerse de algo como tu —respondió con repugnancia.

    —¿Te causo repugnancia? —pregunto con sarcasmo —Bien porque tu a mi, me causa eso y mucho mas —su mirar de enfriaba, y aquellos ojos zafiros llenos de tantas emociones y vida se fueron congelando, volviendo al cause.

    —Puedo hacerles una pregunta —pregunto aun mirando a la luna preocupada y las estrellas alteradas, sabían que pasaría.

    —Claro —contestaron los amantes abrazados.

    —¿Prefieren morir desangrados o congelados? —los rostros de ambos se contorsionaron en una mueca de sorpresa para después ser de burla.

    —Yo creo que congelada y tu amor —pregunto la pelinegra —Claro, si pudieras pero….

    —No puedes —respondió con cinismo. La dama movió sus labios en una sonrisa macabra y frívola. Y ambos amantes se empezaron a retorcer —Lilith… —dijo tomando a la mujer que se escurría en sus manos.

    —No siento las piernas, Ascot —dijo asustada.

    —¿Qué haces? —le pregunto asustado Ascot.

    —¿No que no podía? —pregunto con su voz llena de sarcasmo —Te diré algo —el hombre y su amante la miraron —Me traicionaste, por una mortal, me rompiste el corazón cuando ame. Has roto la única humanidad que me quedaba ¿Vez la nieve caer? —El hombre miro el panorama junto a una casi muerta Lilith —Eso significa, que el invierno a regresado —y mirando a la luna —Lo siento amada luna, sol tenia razón, fui una tonta al desconfiar de mi amiga incondicional, lo siento. Yo, debo irme —y tomando su sombrilla salio de la estancia, no sin antes congelar la sangre de su traicionero Ascot.

    Y en la calles parisinas un grito desgarrador se escucho, la nieve callo con mas intensidad envolviendo a su ama en una fina capa blanca, tratando de consolara a aquella que le daba la posibilidad de ver el mundo humano, la dama cayó a la fina capa de nieve formada en el suelo, su sombrilla a su lado quedo, fiel compañera; tomando la nieve entre sus desnudos dedos, haciéndola nada. Levanto la cabeza del suelo, luego su cuerpo, por su espalda corrió sus cabellos casi platas, y con la nieve su sombrilla alzo, la abrió y camino hacia delante, ya no tenia donde volver, ya no tenia nada que la atara al mundo mortal.

    ¿Dónde ir? A su viejo hogar no podía, se burlaría de su ignorancia al amor. Pero en el mundo mortal no había más que maldad. Camino y camino sin parar durante horas, talvez ya era de día, pero la nieve caía con tanta ferocidad que nadie salía, el cielo nublado se encontraba. Su segundo noche dentro del laberinto de París, ya no nevaba pero todo era silencioso, podrido, vacío.

    Un muro se alza frente a ella, no hay salida aparente mas que volver, pero no puede volver, no tiene donde, muros, murallas siempre son las que dominan su vida, luna no le a hablado, y las estrellas calladas están ¿Por qué nadie le habla? Ah, claro es una asesina.

    —¿Por qué no da la vuelta mademoiselle? —un murmullo en la noche silenciosa aclama la atención.
     
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  4.  
    Kotomichinn

    Kotomichinn Usuario común

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    Holis ^v^ aquí una Koto-chinn reportándose...
    Disculpa la demora es que estuve enfermita estos días pasados y he tenido que irme actualizando poco a poco con la lista de invitaciones que tenía.

    Primero que nada muchas gracias por la invitación, disfrute mucho leyéndote.

    Comencemos con los aspectos técnicos:
    - Tienes problemas con los guiones y te comes algunos acentos.
    Debería ser algo así:


    - Fíjate en el orden que deben llevar los guiones y donde debe ir el punto.

    - Todos los verbos en pasado terminados en "e", "i" y "o" deben ir acentuados. Ej: preguntó, exclamé, subí, etc.

    Ahora a la historia...
    Debo decir que la trama es muy entretenida y bastante curiosa, nunca había leído algo así. Me gusta como es la dama de hielo, pero también quiero ver que sucede entre el payaso y ella, ¿cómo evolucionaría la historia entre esos dos?, ¿la dama de hielo volverá a confiar una vez más en la humanidad?, ¿el payaso recuperará su sonrisa?

    Espero seguir leyendo de esta historia, me gusta mucho y ya quiero leerme el siguiente capítulo.

    Nos leemos... Sayonara!!
    Koto-chinn
     
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