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    Ladron de Musas

    Ladron de Musas Usuario común

    Cáncer
    Miembro desde:
    18 Abril 2011
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    307
    Pluma de
    Escritor
    Título:
    La cofradia
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Ciencia Ficción
    Total de capítulos:
    4
     
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    4140
    -Quisiera volver a mí aburrida vida porque en ese entonces estaba tranquilo y no tenía que preocuparme por nada que no fuera estudiar y hacer los deberes comunes de un chico normal.



    TOM YAÑEZ

    Un mes antes…

    En una sencilla habitación un reloj cucú alertaba las 7:30, en la cama que se encontraba en medio del cuarto un joven de unos 13 años se revolvía entre sus mantas tratando de dormir un poco más.

    -Vamos solo cinco minutos-Balbuceo todavía con su rostro hundido en la almohada.

    -¡¡Edward!!! Levántate de una vez!!!-Grito una voz al parecer de una mujer ya avanzada de años.

    -Ya voy..-Contesto él y después de deshacerse de su manta y restirar su cuerpo un poco, se levanto y apago el cucú luego se volvió a sentar al borde de su cama.

    Cayó nuevamente en el colchón tallando sus ojos y dio un ligero vistazo a su habitación.los muros tenían un tapiz verde ya bastante viejo, el techo daba a entender que se encontraba en el ático de aquella casa. Tenía en las paredes uno que otro poster de bandas como Evanescence y Bon Jovi. No había un guardarropa, en su lugar había un estante con camisas y pantalones perfectamente doblados.y encima del estante un tubo con ganchos donde colgaban algunas camisas de vestir y un par de chaquetas. Un gran baúl estaba a los pies de su cama, en si su habitación lucia ordenada pero aun así su dueño aun no se sentía satisfecho de dormir allí.

    -Parece la habitación de un cuarentón que vive con su madre-Pensó dentro de si ladeando su cabeza negativamente.

    -No creo que aquí sea un buen lugar-Murmuro antes de bajar a la habitación que se encontraba frente a la escalera del ático.

    Se quito la camisa de tirantes que usaba como pijama y quedo con el torso desnudo.

    Se vio en el espejo: era alto, algo delgado pero estaba en buena condicion, sus ojos cafés y su cabello oscuro, aun tenía rastros de acné en sus mejillas pero no se notaban mucho. Tomo un espejo de mano y lo ubico tras de sí para que su nuca se reflejara en el espejo frente a el.

    -Muy bien ya creció lo suficiente-Musito sonriendo satisfecho.

    -Si, ya no pareces una alcancía je je je je-Agrego la misma voz que lo había llamado unos minutos antes.

    -¡¡Kyaaaghh!!!...Abuela sal de aquí!!!!-Grito avergonzado el chico ocultándose con la cortina de la regadera.

    -Bueno no es para tanto…además tú tienes la culpa por no cerrar la puerta-Rio una anciana de unos sesenta y tantos, tenía un rostro dulce y amigable, su cabello castaño claro ya casi eran en su mayoría canas, sobre su tabique descansaban unos anteojos de gracioso armazón, llevaba un cesto de ropa con ella en el cual deposito las toallas que había sobre los percheros del baño.

    -Es porque yo soy el único que usa este baño…ya sal ¿quieres?-Se defendió el chico ya con su rostro por demás ruborizado. a lo que la anciana obedeció cerrando tras de si la puerta.

    -No entiendo el escándalo, yo te cambiaba los pañales no tienes nada que no haya visto antes-Dijo con un tono travieso antes de alejarse de allí.

    -Tenía que decir…carajo-Gruño el pelinegro sintiendo un escalofrió, luego de poner el seguro en el picaporte procedió a entrar a la ducha.

    ….

    Eso fue vergonzoso, bueno es cierto me ha criado desde bebe y no he conocido otra figura paternal aparte de ella y mi abuelo, pero ..¿Acaso no entiende que ya no puede andar husmeando en mi espacio así como si nada?

    No sé porque de un tiempo para acá me he sentido más irritable de lo normal, yo por lo general no soy así.

    Es cierto tengo mi carácter y arranques de ira de vez en cuando, pero ¿Quién no los tiene?, no es fácil hacerme enojar pero como ya dije de un tiempo para acá no soy el mismo, siento como si fuera a estallar cada vez que Silvia me llama

    A cierto.. Ese es el nombre de esa viejecita que entro hace unos segundos, mi abuelo también vive pero es rara la vez que ella me permite verlo, está confinado a una habitación en el lado inferior de la casa, según porque tiene una salud delicada y cualquier pequeño microbio podría matarlo, no sé, creo esa es una de las razones por las que no estoy de buenas, hace mucho que no puedo hablar con el de “cosas de hombres” como él les dice , hemos pasado de conversar por medio unos walkietolkies a nada, en verdad me gustaría hacerlo de nuevo.

    Después de darme una ducha, entre y luego de medio secar mi cabello me vestí con un rompe vientos negro y unos jeans deslavados con las rodillas rotas, mis tenis cafés. Y luego tome mi bolsa con mis libros de secundaria para bajar a desayunar.

    Baje a la cocina y allí se encontraba ya mi abuela disfrutando de unos deliciosos hot cakes, me senté frente a la mesa y note que estaba vestida muy elegante.

    -¿Vas a salir?-Pregunte antes de llevarme el primer bocado de wafle a la boca

    -Iré de viaje a visitar a unas amigas, volveré pasado mañana -Me contesto sin prestarme mucha atención mientras apuntaba algo en una lista junto a su plato.

    -Perfecto-Pensé sin poder evitar sonreír, algo que mi “adorable” abuelita noto de inmediato.

    -Ni siquiera lo pienses-Sentencio apuntándome amenazante con su índice.

    -Pe..¿Pensar en qué?-Balbucee casi atragantándome, en verdad esa manera de intimidarme con solo verme ..Carajo ya detestaba que hiciera eso.

    -Nada de fiestas, nada de andar en la calle hasta casi la medianoche, nada de videojuegos..¿Quedo claro?-Inquirió levantándose y poniendo sus manos en los extremos de sus caderas.

    -¿Disculpa?-Pregunte, ¿hablaba en serio? ¿Fiestas?, Si claro como si gozara de tener un montón de amigos que invitaran a un perdedor como yo que vive con sus abuelos a una fiesta, Sobre andar en la calle si tenía algo de razón, pero no es que me gustara vagar, solo que en este vecindario lo único que me gusta es ver como anochece desde el viejo mirador, los videojuegos árcade de la tienda los cierran a las nueve o un poco más tarde.

    A veces me trataba como si fuera una lacra que no podían perder de vista, no me comprendía y mucho menos me conocía como tanto se jactaba de decir.

    O es que acaso el viejo Mich le había dicho lo que hacía cuando ella salía cada mes de viaje y regresaba tres días después, no lo creo, mi abuelo sabe que confió en que no me traicionara.

    -No quiero que tu abuelo tenga ningún pendiente, así que..

    -Si si lo que digas-Musite por lo bajo.

    -¿Qué tanto rezas?-Me pregunto amenazante, otra vez “la mirada”, ¿acaso sabía lo que lograba cuando hacia eso?.

    -Nada...Ya me voy-Conteste molesto y me levante rápidamente para tomar mi bolsa he irme a clases.

    -¡¡Edward!! ..El plato!!!-Grito ella antes de perderme de vista.

    -Si ya se-Bufe fastidiado regresando a la cocina y deje mi plato en el fregadero.

    -¿Ya puedo irme?-Pregunte secamente volteando mis ojos a otro lado a lo que ella asintió entonces me encamine de nuevo a la salida.

    -¡Edward!!-Me llamo de nuevo esta vez con un tono más calmado.

    -¿Qué?-Conteste indiferente, de nuevo sentí ese enojo por solo hablarme, no sé si fuera porque me hartaba que me llamara por mi segundo nombre o por otra cosa.

    -No nada..Solo cuídate-Contesto ella dándome la espalda.

    Chiste mis dientes y de nuevo me encamine a la salida pero justo cuando gire el picaporte oí algo que me hizo regresarme de nuevo a la cocina, camine lentamente para que ella no se diera cuenta.

    Note que a pesar de que estaba frente al fregadero y dándome la espalda cubría su boca y su cuerpo se contrajo ligeramente… ¿Estaba llorando?.

    Volteo su cara de repente y yo alcance a ocultarme para que no advirtiera que regrese, luego salí rápidamente de la casa.

    Imbécil, ingrato, malagradecido..Eran algunos de los insultos que me decía a mi mismo mientras golpeaba mi frente con mis nudillos, ¿cuál era mi maldito problema? Si ella puede ser muy molesta a veces pero es solo porque le preocupo, no se merecía que me portara así de grosero. Cielos ¿es así como le pago todo lo que ella y mi abuelo han hecho por mí?.

    -No lo creo ¡¡¿Estas llorando LaLombriz?!!¿Te regaño tu abuelita? -Exclamo burlona una voz que reconocí al instante.

    Era Adam Slater mi vecino. Un bravucón de poca monta que disfrutaba estar fastidiándome cada que podía hacerlo y el hecho de ver que limpiaba mis ojos llorosos era como haberle dado cuerda.

    Tenía casi 16 o eso decían de el en la secundaria, su cabello era castaño que al sol parecía naranja peinado en pinchos, era casi de mi estatura pero en mejor condición física que yo, según tenía entendido, su padre era un pillo del que sospechaban vendía drogas y comandaba una banda de asaltantes, obviamente esa era la razón del porque se había vuelto el golpeador oficial de la escuela, sumándole que su madre al parecer había muerto por una sobredosis unos años atrás.

    Estaba recargado en un árbol fumando, el típico chico malo por el que a la mayoría de las tipas de mi escuela se les caería la baba, y yo decidí pasar de él.

    -Jodete Guey-Le conteste añadiendo una señal con mi dedo medio, no estaba de humor para reñir con el por dos razones, la primera, me rompería la cara como las veces anteriores y tendría que inventarle de nuevo a Silvia y a Mich una escusa ridícula del porque llegaba así, la segunda porque si lo hacía también le daría la razón de que estaba llorando por la culpa de haber tratado así a Silvia.

    -¿Funciono?-Pensé dentro de mí al notar que no me estaba siguiendo, ¡Genial! Mich tenía razón…a olvidaba mencionar ese es el nombre de mi abuelo..¿En que me quede? A si ..De que me había aconsejado que simplemente lo ignorara porque según el a Adam le gustaba hostigarme para tratar de aguantar lo miserable que era su vida. si es cierto coincido en eso pero aun así se me hizo extraño que no me siguiera para continuar jodiendome.

    De un momento a otro deje de preocuparme por lo de mi abuela y llegue a la parada del autobús escolar.

    En la banca de la parada estaba sentado un chico de cabello cobrizo y relamido, en sus manos estaba una revista que el trataba de cubrir con un libro de algebra. Su nombre era Robert Mathews. Yo lo llamaba Beto y era uno de mis compañeros de aula.

    -¡¡Eso es asqueroso!!-Exclame con un gesto de repulsión cuando asome la vista por encima de su hombro. No puedo describir muy detalladamente lo que mi amigo estaba contemplando en esa revista, eso sería muy ofensivo para las chicas. Si ya se han de imaginar que era lo que Beto leía ¿verdad?.

    -Dame eso-Le replique al arrebatarle la revista a lo que el no alcanzo a reaccionar para impedírmelo pues aun estaba avergonzado de que lo cachara.

    -No espera aun no la término-Me suplico tratando de quitármela pero yo la tire en un basurero y mi amigo hizo un puchero de enojo.

    -No mames, ahorre dos semanas para comprarla y tu la tiras, yo no digo nada de que te gusten los batos y tu si puedes…

    -¡Callate! ¡Ya te dije muchas veces que no soy gay!-Lo interrumpí antes de que siguiera con sus ridículas deducciones, si es cierto era el único de los de mi clase que no tenia novia y tampoco se había “estrenado”, pero pronto eso cambiaria.

    -Pues no te he conocido ninguna morrita compa, ya empieza a haber rumores ¿sabes?-Contesto Beto tratando de sacar la revista para adultos del basurero.

    -Que digan misa-Conteste sentándome cómodamente en la banca, en cierta manera le mentí pues otra de las cosas que había estado pasando conmigo era que me interesaba lo que los demás pensaran de mi, de hecho eso me insto a ver que traía puesto.

    -Oigan escuincles ¿se van a subir o que?-Pregunto una carrasposa y molesta voz que me saco de mi auto inspección. Era el chofer del autobús escolar con su típica carota de pocos amigos.

    -Espere tantito hay vamos..-Suplico Beto aun tratando de sacar su inversión de entre los desperdicios de la basura pero era inútil pues era uno de esos depósitos que solo los recolectores podían abrir y por el que su brazo apenas entraba.

    -¡¡Ya deja eso!!-Replique fastidiado tomándolo por su otro brazo y ambos subimos al camión, alcance a oír cierto murmullo de parte del conductor, Algo como “chiquillos imbéciles”..No le preste atención.

    Por lo general nos sentábamos en los asientos medios o ya de plano en los de atrás, la última opción ya no me agradaba mucho pues eso significaba que tenia que aguantar las miradas de los demás sobre mi y mi precoz amigo mientras pasábamos junto a ellos, ¿Por qué de repente me importaba eso?.

    Durante el trayecto a la secundaria me gustaba ver por la ventana descansando mi cien en ella y tratar inútilmente de recuperar los minutos que mi almohada y cama me salían debiendo todas las mañanas.

    Llamo por instantes mi atención un grupo de niñitos que jugaban en un parque, todos llevaban uniformes grises y algo viejos, a unos les quedaban grandes, tal vez tendrían unos ocho o siete años, lo que mas me intereso era que sus uniformes no parecían de un preescolar sino de..

    -Vaya la carcelera los dejo salir-Comento una chica que iba en el asiento tras de mi y yo intrigado voltee hacia ella.

    -¿Cómo que carcelera?-Pregunte y algo dentro de mi pareció hacer eco con la respuesta.

    -Pendejo-Contesto ella con su cara de fuchi, esa era una de las razones por las que no me gustaba hablarle a las chicas del plantel, algunas eran unas niñitas bobas que se soñaban perdiéndose en su mundo rosa, otras se sentían tocadas por los ángeles y las peores eran como esta que en lugar de darme un simple “no se así le dicen”, me insulta y me tuerce la cara como si me estuviera rechazando.

    Claro como si yo estuviera babeando por ti zorra, su nombre era Rut Carter, tenia ya diecisiete y aun estaba en octavo grado, su cabello era oscuro y largo, su cara lucia un percing en su ceja izquierda y uno en su labio inferior, llevaba una falda de colegiala bastante corta de cuadros azules, una brillante cadena de metal dorado que terminaba en un cráneo con alas mecánicas hacían juego con el cinturón grueso que ceñía sus caderas y una chaqueta de cuello de peluche apenas cubría su camisa de uniforme mientras resaltaba el famoso par que tanto inflaba su ego, sus largas piernas lucían unas brillantes botas de cuero que le cubrían hasta la rodilla podría decirse que era la versión con ovarios de Adam, y por supuesto también le encantaba joder la existencia de chicos como yo y en esta ocasión no era la excepción.

    -Hay no seas así con el nene-Le replico la que iba a su lado mientras se retocaba el labial contemplándose en un espejito.

    Era Charlotte Reynolds, igual de superficial y pesada que su compinche, ella tenia casi los 17,era bien sabido por toda la escuela que ambas ya habían pasado por las camas de la mayoría de los chicos, en especial los de ultimo año, su cabello era corto y ondulado, tenia mejor figura que Carter y no es que la defienda pero al menos no era tan cruel como Rut o eso creía, la imitaba en casi todo, su ropa, lo que comía, las frases los movimientos, casi como su clon, mas la única diferencia entre ellas era según yo que al menos Rut si no pasaba de la secundaria al menos podría heredar el club nocturno de su padrastro y no morirse de hambre, en cambio Charlotte era una hijita de papis ricos que había recorrido infinidad de colegios privados que terminaron por echarla en mi escuela, muchos de nosotros e incluso los maestros coincidíamos en que era una completa inútil.

    -No mames ¿Qué fue eso?-Pregunto de repente Beto, y yo no alcance a articular palabra pues estaba embobado viendo a Charlotte.

    Un momento…despierta..Sacudí mi cabeza y volvi a mi lugar mientras Rut murmura cosas como “esa lombriz que” o “pobre perdedor”

    -¿Que fue qué?-Finalmente conteste.

    -Reynolds te acaba de guiñar el ojo, eres el próximo ¿verdad?-Me cuestiono casi murmurando o eso parecía pues su voz apenas se distinguía de entre los demás chicos que hablaban sin parar.

    -No sé de que hablas-Le replique y sentí un leve calor en mis mejillas, ¿what? Si me sentía apenado porque aun trataba de asimilar lo que me había dicho, no me había dado cuenta de que me guiño el ojo porque estaba más concentrado en lo rosa de sus labios.

    -Entonces va en serio-Pensé dentro de mí.

    Llegamos al plantel, un viejo edificio que quedaba en las afueras de los suburbios, tanto el director como algunos padres de familia se habían esforzado bastante para darle una mejor reputación, hace unos meses que habían termiando la biblioteca y quitaron el detector de metales, solo había 8 profesores que se repartían las materias, y mas de 300 alumnos, el director se las había ingeniado para controlar o al menos retener a tanto engendro adolecente, aun quedaba deshacerse de los traficantes pero estos tenían bastante experiencia en cubrir sus pasos.

    -¡¡Que weva!!..-Exclamo Beto con desanimo cuando nos sentamos en nuestros pupitres individuales.

    -Si ya se hoy toca estar tres horas con el de informática..También me da flojera con solo verlo-Le respondí descansando mi mentón sobre mi pupitre y me di cuenta que había un papel sobre el.

    -¿Otra vez?-Me pregunte mientras abría el sobrecito decorado con calcomanías de “Hello Kitty”

    -Órale, quien quiera que sea tu amor secreto es bastante cursi-Comento Beto mientras leíamos juntos el clásico recadito de amor del lunes, ya se había hecho costumbre que sobre mi pupitre encontrara este tipo de cosas, mi teoría de que algún bravucón o Carter me estuvieran jugando una broma empezaba a desvanecerse pues tanto yo como Beto estábamos de acuerdo que ni ella ni otro tipo podrían escribir esas cosas o tener esa clase de detalles bueno al menos que el sujeto fuera gay o ella quisiera conmigo, a eso tampoco seria posible pues mis complejos de apariencia me recordaban seguido que ni siquiera un homo se fijaría en mi, yo no les prestaba atención solo me limitaba a leer los pequeños y empalagosos poemas que mi “admirador@!” escribía, a veces dejaba chocolates, pero si los comía mi acné empeoraba, se los daba a Beto, así mismo con alguna otra golosina pues quería que los únicos dos pares de molares que me quedaban intactos continuaran así.

    Mientras tanto mis demás compañeros de salón estaban en sus rollos, algunas chicas besuqueándose con sus novios, otros mandando mensajes con sus celulares, uno que otro dormido y los de dinero extra navegando en sus laptops.

    Note que había una chica nueva, era rubia, de complexión delgada y con una expresión de no rompo un plato bastante obvia, seguramente tendría un interesante historial de destrozos en colegios privados como la mayoría de los que terminaban aquí. decidí abstenerme de saludarla cuando vi que uno de los del sequito de Adam estaba listo para echársele encima.

    -Muy bien jóvenes guarden silencio por favor voy a iniciar el curso de diagramas de flujo-Balbuceo el profesor y yo guarde la notita en mi bolsa, un día de estos averiguaría quien era el o la de los regalitos.

    ¿Ya había mencionado lo tedioso que es el curso de este sujeto?¿si? pues creo que aun me falto decir que hasta su apariencia era de los mas ñoña y aburrida, era el clásico cuarentón que aun vivía con su madre y cuya única diversión en la vida era encerrarse los fines de semana y pasar todo el día haciendo sus condenados diagramas de flujo, siempre vestía con sus camisitas a rayas o cuadros, pantalones de vestir que resaltaban su pancita, lentes de fondo de botella y cabello relamido, un mostacho ridículo que haría que Hitler pareciera galán de novela.

    Afortunadamente para mí, este mes estaba libre de este nerd y de sus exámenes extraordinarios, luego les contare porque pues no soy muy aplicado en esta materia ni en ninguna otra donde los números hagan acto de presencia.

    Pasaron dos horas y yo trataba de no dormirme mientras el explicaba no se que tanto acerca de señales digitales y ondas análogas de radio. Escuchamos el rechinar de la puerta del aula abriéndose.

    -¿Puedo pasar?-Pregunto un chico de mi edad con su rostro inclinado.

    -¿Otra vez tarde Norton?-Replico el profesor y el chico solo se mordió su labio.

    -Adelante pero ya estas en extras por faltas y retardos-Sentencio el ñoño y el chico se sentó a mi derecha, yo trate de no mirarlo pues si lo hacia le preguntaría que le pasaba.

    Era Sebastián Norton y su casa quedaba a unas cuadras de la mía, tenía su cabello castaño y su rostro con pecas, siempre repetía su atuendo dos o tres veces por semana, en esta ocasión vestía una playera negra y una camisa sin abrochar de manga corta color naranja, unos pantalones de pana cafés y zapatillas amarillas.

    Note sus verdes ojos algo enrojecidos a pesar que su flequillo los cubría.

    Según tenia entendido su padre era italiano y se mudaron al vecindario cuando el nació, a veces lo oía llorar en el baño, y algunos chicos y yo nos dimos cuenta la semana pasada que no quería cambiarse para gimnasia para que no viéramos los moratones que tenia en su torso, su viejo tenia problemas con el alcohol, y obviamente el era el que se llevaba la peor parte por su vicio, aun así era un chico agradable y me caía bien.

    Sonó el timbre de receso, por fin a descansar las neuronas de los balbuceos de este pelmazo, como varias veces había pasado me salí sin almuerzo por un pleito con Silvia así que deduje que Beto compartiría el suyo conmigo.

    -Voy a lavarme las manos-Le dije encaminándome a los baños, si, mi lado de “niño bueno y bien portado” a veces me dominaba no podía evitarlo, pero no por eso era un mojigato que acataba toda regla que le impusieran.

    -Yo y mis buenos modales-Musite cuando entre, era un asco entrar en esos baños, grafiti, dibujos obscenos, olor a drenaje y a fluidos, algunos cubículos estaban clausurados, abrí uno de los grifos y el agua salió primero sucia y luego helada, no había jabón ni papel higiénico para variar.

    -Fuera de mi camino-Sentencio una voz a unos pasos de la entrada y yo la reconocí pero no alance a salir para evitar toparme con..

    -Hola quintito-Saludo Charlotte recargándose en el pórtico de la entrada

    -ho-hola-Balbucee, otra vez cagandola, ¿porque esta tipa me ponía nervioso?

    -Espero estés listo para esta noche-Dijo con una pose sensual

    -E..Esta noche..-Alcance a responder-Despierta idiota si le muestras miedo te comerá vivo-Me dije a mi mismo.

    -Si esta noche, y no me vallas a salir con que “abuelita no me dio permiso”-Inquirió tratando según ella de imitarme.

    -Bueno respóndeme algo guey y límpiate la baba-agrego y salí de mi transe nuevamente, por unos segundos su voz ya no se oía solo logre verla moverse en cámara lenta frente a mi y sus labios eran el principal centro de mi atención.

    -De de acuerdo-Conteste con mi voz quebrada, y limpiando mi mentón con mi manga, carajo no quería admitirlo pero esta tipa me atraía mucho

    -Así me gusta, ha por cierto esto es para ti-dijo tomando la bolsita de mi rompe vientos y poniendo un trozo de papel ya arrugado dentro.

    -¡¡En verdad lo consiguió!!-pensé dentro de mi cuando desdoble el papel que me dio, era el examen del ñoño de informática, con las respuestas para sacar una “A” incluidas.les dije que aprobaría este mes.

    -Nos vemos a las nueve tras las gradas del campo ¿ok?-Alcance a oír a lo lejos mientras se iba y yo solo asentí.

    Así era, faltaban unos días para que cumpliera catorce y tendría mi “primera vez” con Charlotte Reynolds. Eso si es que no pasaba algo que lo impidiera.
     
    Última edición: 18 Noviembre 2014
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    Palabras:
    1977
    PARANORMAL


    Después que su nieto saliera, la vieja Silvia sonreía satisfecha..

    ..

    -¿Ya se fue?-Oyo una voz diferente a la del niño tras de ella, Volteo y se enfade bastante.

    -¡¡¿Qué haces fuera de la cama?!!-Reclamo al ver a su esposo apoyándose en un bastón y caminando hacia el comedor.

    -Linda, estoy débil pero no invalido-Contesto sentándose y acercando uno de los platos con waffles para empezar a comer de el.

    Tenían casi la misma edad, pero a ella se le notaba mas, a el apenas se le hacían visibles las arrugas, tenia su cabello algo largo del mismo tono del de su nieto, pero ya con canas al igual que su barba que le cubría por completo el cuello, cejas pobladas y ojos azul marino, a pesar de tantos años encima aun lucia atractivo para su esposa.

    La anciana lo ayudo a acomodarse en la silla y el la miro curioso.

    -¿Qué tienes en los ojos?-Pregunto su esposo frunciendo el seño.

    -No nada.

    -Te funciono muy bien ¿cierto?-Cuestiono antes de soltar una risita burlona.

    -¿De que hablas?-Pregunto haciéndose la desentendida.

    -Lo del chantaje, te dije que los gritos ya no le calaban tanto, así que mejor usaras la culpa.

    Silvia solto una risa espontanea y asintió.

    -Bueno ¿Qué puedo decir? Aun no pierdo el toque je je je –Objeto orgullosa.

    -Y que ¿yo no merezco crédito?-Replico Mich señalándose el pecho con sus pulgares de manera presuntuosa.

    Recordaron como Tom había estado mas rebelde de lo normal, torcía la cara cada que le daban una orden, y a veces hasta les levantaba la voz, ya había perdido la cuenta de las discusiones, pero hace unos días Mich habia ideado algo que sirvió bastante y ese era el fingir que me la habia hecho llorar con su actitud, y vaya que funciono bien,

    —Apenas sentí que se devolvía me contraje haciendo una pose dramática y fue mas que suficiente, de hecho estuve a punto de arruinar mi actuación cuando lleve mis manos a mi boca para evitar reír-Explico Silvia nostálgica.

    —Nos habíamos hecho a la idea de ya no volver a lidiar con adolecentes después de su padre pero aun así..¿Puedes sentirlo verdad?-Le pregunto Mich.

    —Bueno no se ..¿cómo decirlo? me siento..

    —Satisfecha, poderosa-Completo el sonriendo malévolamente.

    —Siii.

    —Eso supuse.

    -Te prometo compensarte cuando regrese-Contesto ella tomando su bolso ya lista para salir y besando su mejilla.

    -¿Y esto que?-Le cuestiono el viejo cuando vio el papel sobre el que ella estaba escribiendo unos minutos antes.

    -Asegúrate de seguirla al pie, no quiero sorpresitas cuando regrese-Le advirtió enérgica.

    -Como que vas muy arreglada ¿no?.

    -Bueno tengo que dar buena impresión, seguro también..

    -Deja de soñar Silvia, sabes que le da igual

    -¿Cuándo piensas dejar ese estúpido orgullo?-Replico molesta.

    -Cuando nos demuestre que ha madurado.

    -¡¡Hag eres imposible!!-Bufo molesta y salió de la casa.

    Luego abordo un taxi ordenándole que la llevara a la zona centro de la ciudad.



    -Sigues igual de obstinada-Murmuro el anciano mientras leía el papel

    — Veamos..Limpiar habitación de Tom y suya…que el podara el césped..Alimentar a la bola de pelos…limpiar el garaje…lavar su ropa.

    -Esto es demasiado fácil y aburrido-Pensó mientras caminaba por los pasillos de la casa, lo cual no podía hacer sino hasta que se asegurara que Tom no lo viera.

    Su rostro se ensombreció cuando vio la fotografía de un bebe dando sus primeros pasos en el césped junto a otro pequeño de unos cinco años tratando de evitar que se cayera.

    —“Dejarlo estudiar”, Tengo grandes planes para ese chico y estudiar una carrera no esta entre ellos-Musito enérgico.

    Recordó como su esposa lo había convencido de inscribirá Tom en lo que según el era un nido de ratas, Silvia le explico que así aprendería a sobrevivir en una sociedad hostil, pero eso significaba que a parte de lidiar con sus hormonas tendría que vérselas con el infierno de una secundaria publica.

    —Pronto estas estupideces ya no serán necesarias-Se dijo a si mismo cuando entro a su oscura habitación y tomo el walkie que estaba sobre su cama.

    En eso un gato negro se le acerco y empezó a frotar su cuerpo en los tobillos del viejo tratando de llamar su atención.

    —Tienes hambre ¿he?-Le pregunto Mich levantando al felino y mirándolo con un gracioso puchero.

    Se oyó un fuerte maullido del animal al momento de que Mich lo lanzara por una ventana hasta terminar estrellándose en los botes de basura que había en el patio trasero de la casa.

    Luego de eso tomo el papel que Silvia le había dejado y en una hoja idéntica empezó a transcribirlo falsificando su letra, lo hizo de tal manera que Tom quedara a cargo de todas las tareas.

    Reviso el calendario en el cual marcaba ir a jugar naipes en el asilo de ancianos.

    Se dirigió al cuarto de Tom y luego de abrir el viejo y oxidado candado que resguardaba el baúl junto a la cama saco una caja con bastante polvo encima.



    —Veamos…¿Qué es mejor?..Una bola de viejos decrépitos balbuceando lo miserables que son o..—Dedujo en su mente mientras limpiaba el paquete.

    —Acabar el nivel “Pecador” del “Maestro del Caos”-Se cuestiono sonriente al admirar la consola XBOX y junto a ella el titulo del videojuego con portada brillante.

    3 horas después..

    — ¡Mitsha te odio!—Exclamo el anciano al ver como el personaje principal en la pantalla era descuartizado nuevamente por el penúltimo jefe del juego.

    Antes de que reiniciara el nivel, el gato que había lanzado por la ventana se le acerco de nuevo con un tazón en el hocico.

    —Eres bastante persistente, pero no es mi problema que hayas terminado así-Le aclaro el viejo lanzándole un jean que estaba junto a la cama.

    El animal cayó de la orilla de la cama y maulló furioso mientras rasgaba la prenda con sus garras pues se había enredado en ella.

    — ¡Carajo!-Protesto Mich quitándole los pantalones al felino el cual quedo boca arriba viendo a su despreciado amo.

    —Se supone que no debo dejar evidencias que estuve aquí estúpido gato-Objeto cuando de repente un pequeño sobrecito salió del bolsillo trasero del jean.

    Extrañamente una sonrisa decoro el rostro del gato cuando vio a Mich caer de rodillas al suelo al acercarse para ver si ese trocito de plástico era lo que se estaba imaginando.

    —¡¡Maldita sea, no de nuevo!!-Bufo furioso al tiempo de que el pobre gato volvía a salir disparado por la ventana.

    —Mocoso idiota, idiota, idiota-Repetía al ver con frustración el preservativo entre sus dedos y frotando con ansiedad sus cabellos.

    Por su mente pasaron imágenes de años atrás en las que los niños de las fotografías que vio horas atrás lloraban sin parar mientras Silvia los abrazaba tratando de contener las lágrimas.

    Saco una medalla de entre su camisa la cual era un brillante doblón de oro y la apretó en su pecho mientras crujía sus dientes.

    —No, no volverá a pasar-Se dijo a si mismo mientras su respiración se normalizaba.







    ….

    Marcaban ya las 7.35 P.M y el viejo abuelo de Tom se despertó de improvisto al sentir a su nieto escabullirse por la puerta trasera, en ese momento ya se encontraba en su confinada habitación.

    El chico se encamino a su cuarto y luego busco entre sus ropas el sobrecito que su abuelo había encontrado unas horas antes.

    -Fiuu que suerte-suspiro aliviado cuando lo saco del mismo lugar donde lo había dejado.

    Un sonido breve llamo su atención y luego de revolver un poco las mantas de la cama contesto el radio.

    -¿Abuelo?-pregunto algo sorprendido.

    -Hola flacucho, ¿Por qué llegas a esta hora?-Contesto tratando de serenarse pues aun estaba algo tenso.

    -Bueno es que me quede con un compañero a hacer un trabajo-explico el pelinegro y luego golpeo su frente con su palma, sabiendo que esa escusa ya la había usado antes.

    -Haa muy bien-Contesto Mich algo serio-Si y tu que dijiste..Este ya se lo trago-Pensó dentro de si.

    -¿Hay algo que quieras hablar hoy?-Pregunto el anciano.

    -Amm…no..Creo que no..-Contesto Tom contemplándose en un espejo tratando de encontrar algún nuevo brote de acné.

    -¡¡Con que esas tenemos ¿he?!!-Rabio Mich provocando que su nieto se estremeciera, era la primera vez que le levantaba a voz.

    -¿Qué ocurre?-Pregunto casi tartamudeado luego la puerta de su habitación se abrió de golpe y lo asusto todavía más.

    -¡¡Crees que porque soy viejo y debilucho me chupo el dedo!!-Gritoneo después de lanzarle el radio.

    -¡Abuelo!??-exclamo conmocionado al verlo de frente, era como si se viera en el espejo pero con una peluca y una barba, Había heredado muchos rasgos del anciano y hasta ahora se daba cuenta, eso sumándole al hecho de que no recordaba haberlo visto antes, trato de hablar un poco mas, pero el impacto fue tal que sintió como un agudo escalofrió le recorría el cuerpo.

    -¡¡Imbécil!!-Exclamo Mich tomando sus cabellos con ambas manos, luego salió de la habitación de Tom y cerro la puerta con llave.

    -¡¿Qué fue lo que hice?!-Se repetía el anciano una y otra vez mientras se dejaba caer de espaldas en la puerta. Había cometido un grave error al dejar que su nieto lo viera.

    -¿Viejo estas bien?-Pregunto acercándose a la puerta sabiendo que estaba recargado en ella.

    -¡¡Perdóname!!-Sollozo el anciano pegando su frente a la puerta, ya se había puesto de pie.

    -¿Perdonarte que?-Cuestiono el joven desconcertado, trato de girar el picaporte pero se dio cuenta que estaba con llave.

    -¿Te sientes mal?, ¿Por qué saliste del cuarto?, ábreme-Demando pero Mich se quedo en silencio.

    -Esta noche te quedas aquí-Contesto finalmente.

    -Pero ¿porque? ¿Hice algo malo? ¡¡Abuelo!!-Nuevamente trato de abrir pero era inútil.

    -No no me hagas esto no ahora-Esta vez su tono preocupado cambio a uno de frustración pues su reloj cucú ya marcaba las ocho treinta.

    -Tu abuela me matara si te dejo salir-Contesto cruzándose de brazos y con la mirada fija en el picaporte esperando que acatara sus órdenes.

    Pasaron los minutos y Mich cayo dormido en el pórtico de la habitación de su nieto, la rabieta de esa tarde y la de hace unos instantes lo habían dejado exhausto.

    -No me vas a echar a perder esto-Razono Tom mientras abría la ventana de su habitación para luego salir por ella.


    Bajo con precaución por las paredes exteriores de su casa ayudándose con el armazón para rosales que estaba al pie de su ventana.

    -Que delicado has de estar para haber llegado tan rápido desde tu cuarto al mío-Razonaba el pelinegro mientras caminaba por un puente que conectaba su vecindario con la zona comercial.

    Mientras mas caminaba mas empezaba a atar cabos, no solo su abuelo lucia bastante saludable, también no parecía tener mas de sesenta años, podría decirse que era una versión de un metro noventa de Tom con algunas arrugas y el cabello algo desarreglado.

    No advirtió que unas siluetas se movían a gran velocidad debajo del puente por el que iba solo que con dirección contraria a la suya.

    Lo que si logro distraerlo ya casi llegando al lugar de su cita con Charlotte fue un agudo zumbido que lo obligo a taparse los oídos pero el ruido estaba dentro de su mente.

    Una onda luminosa color azul se extendió por los alrededores y lo golpeo de lleno enviándolo a volar varios metros en el aire.

    Después de que su cuerpo entero se estremeciera unas marcas aparecieron en su piel las cuales por la luz que despedían se veían a través de sus ropas, le recorrían de frente a pies.

    Aun seguía consiente pero ya nada seria igual.
     
    Última edición: 18 Noviembre 2014
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    Ladron de Musas

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    Centro de la ciudad…

    La escandalosa alarma de un reloj digital sonó marcando las 7:30 A.M

    Un hombre joven de unos treinta años abrió sus ojos azules bostezando y tratando de no volver a dormirse, al querer sentarse se percato de que no estaba solo y tampoco vestido.

    -Oye tu, como te llames, es hora de irse-le dijo a la chica que dormía abrazada a el, era un poco mas joven, de piel blanca y cabellos rizados y teñidos de morado.

    Una vez que se pudo levantar, se dirigió al baño que quedaba a unos pasos de su cama

    -Humm..bonito departamento-Musito la chica aun somnolienta sentándose y cubriéndose su torso con las mantas, tenia razón, se encontraban en un edificio de clase media y aquel cuarto lucia bastante bien, por la ventana se podía contemplar la ciudad completa, cualquiera que viera ese lugar pensaría que su dueño era un ejecutivo exitoso o algún junior que gustaba de tirar el dinero, una fina alfombra cubría el suelo y un elegante tapiz azul cielo las paredes, el guardarropa, tocador y cabecera eran de madera negra barnizada.

    -¡Oye cariño! ¿No tendrás algo para la cruda?!-Pidió la tipa

    -¡En la nevera!-Contesto el joven mientras se contemplaba en el espejo después de mojar su rostro.

    Su cabello era corto y alborotado, de tono castaño claro, sus brazos y abdomen lucían una buena condición, tenía varias cicatrices de cortes y perforaciones en su piel, después de cepillarse los dientes y medio peinarse volvió a su habitación vistiendo solo unos jeans deslavados color azul marino y con el torso desnudo.

    -¡Kyaaahg!-Se oyó el grito de la chica desde el piso de abajo y el se apresuro a bajar también.

    -¡Cretino desgraciado!..-Rabio la tipa apuntándolo con un revolver a unos centímetros de su rostro, solo llevaba puesta una camisa de vestir al parecer de su anfitrión.

    -¡¡Wow wow wow!! Oye tranquila ¿Cuál es el problema?-Respondió el protegiéndose con sus manos y centrando su mirada en el cañón del arma.

    -¡¡Este es el jodido problema imbécil!!-Replico ella lanzándole una billetera que el atrapo fácilmente.

    -Detective Steven Willis. Homicidios..¡¡Eres un mendigo policía!!

    -Bueno anoche dijiste que te gustaban los tipos rudos ¿no?-Dijo con un gesto burlón.

    -Muérete pendejo-Sentencio la fulana y jalo el gatillo una vez pero no paso nada, la segunda vez tampoco, el joven al ver eso tomo un trozo de pizza que había sobre una mesita al centro de la sala y le dio una mordida.

    -Primero hay que quitarle el seguro-Balbuceo mientras masticaba luego de arrebatarle el arma y ella trato de abofetearlo pero el atrapo su mano y luego la derribo.

    -Si soy policía, pero no entiendo ¿porque te pones tan sensible encanto?-Le dijo al oído pues ella estaba en el suelo boca abajo y el estaba encima sometiéndola doblándole el brazo para que no se moviera.

    -Si mi jefe se entera que me metí con un policía terminare con una bala en la cabeza-Reclamo furiosa tratando de zafarse de el pero era inútil.

    -Órale tanto así-Contesto el levantando su ceja.

    -¿Para quién trabajas?

    -Púdrete

    -Oye solo fue una simple pregunta..No hay porque ser grosera

    -Solo quítate de encima y deja que me valla idiota

    -De acuerdo…pero antes podrías vestirte primero ¿no?

    El se levanto y ella hizo lo mismo, luego de unos minutos la tipa bajaba de la habitación de Steven vistiendo una chaqueta de cuero y una falda amarilla bastante corta. En su mano derecha llevaba un bolso pequeño y en la otra unas zapatillas de tacón de aguja plateadas.

    Apunto estaba de abrir la puerta del departamento para salir cuando el castaño se interpuso cerrándola de golpe.

    -¡Quítate!-Demando ella y el solo le hizo la seña de que se callara mientras hablaba por teléfono.

    -Si, de acuerdo tomate tu tiempo no tienes que presionarte de hecho..Creo que ahora no es buen..Si, si-Hablaba algo irritado y la tipa solo trataba de pasar pero si se movía a un lado el se interponía cerrándole el paso.

    -Déjame pasar idiota o te voy a..-Demando de nuevo pero se detuvo cuando el la vio de manera amenazante no en si su mirada fue lo que provoco que se callara mas bien era que ahora el le apuntaba con el arma.

    -Solo cierra el pico un momento o seré yo quien te ponga una bala en la cabeza-Susurro pegando el cañón en la yugular de la chica, esta solo asintió y se alejo de el un poco, ese repentino cambio de humor la sorprendió bastante.

    -Si lo que digas...no estoy gritándote..Adiós- Colgó su celular y luego vio a la tipa de una manera despectiva

    -Haber si entendí, me dijiste que si el tipo para quien trabajas se entera que te metiste conmigo ¿te matara?-Le cuestiono sin dejar de apuntarle.

    -Por eso me tengo que ir imbécil-Contesto ella

    -Te propongo un trato-Dijo el castaño bajando su arma

    -¿Trato?

    -Si, y creo que aceptaras pues te pagare bastante y no tendrás que preocuparte que tu padrote se entere de que paso.

    -¿Qué clase de policía eres tu?-Pregunto algo dudosa pues ya había tenido ese tipo de conversaciones antes.

    -De los inteligentes preciosa, ¿Qué dices?

    La tipa solo dio un leve vistazo a la sala del departamento, era igual de elegante que la habitación, razono que el sueldo que ganaba no podría alcanzarle para llevar una vida a si.

    -Habla-Demando ella y el le sonrió.

    -¿Haber como te lo digo?…mmmm necesito que finjas ser mi prometida.

    -¿He?-Balbuceo ella con la boca completamente abierta.

    Unas horas después..

    Steven conducía su Peugeot azul en dirección a la jefatura de policía, recordó como le había dicho a la fulana que se comprara algo decente para esa noche.

    Llego y avanzo en dirección a su oficina sin olvidar saludar con un simple hola a los demás oficiales, algunos de ellos lo miraban de manera despectiva, otros con repulsión pues caminaba como si fuera un modelo por los cubículos de sus compañeros, en cambio las agentes y una que otra secretaria soltaba un suspiro cuando lo veían pasar. El estaba en el departamento de homicidios, pero también colaboraba con narcóticos y crímenes sexuales.

    Entro a su oficina, la cual no era muy espaciosa, pero si lo suficiente para un escritorio, un par de sillas, dos archiveros y una nevera, en las paredes tenia varios reconocimientos y medallas, llevaba un vaso de capuchino y una caja de rosquillas luego de darle una mordida a una y de posar sus pies sobre su escritorio tomo un folder y empezó a leer el contenido.

    -Vamos a ver en la vida de que muerto me meteré hoy-Dijo para si mismo

    -¡¡Willis que jodidos hacías en un club de Bryton Slater!!-Grito de repente una carrasposa voz al tiempo que los cristales de la puerta de la oficina vibraron.

    -A genial, lo que me faltaba-Murmuro rodando los ojos y el sujeto que le había gritado estaba frente a el con los brazos cruzados y viéndolo colérico.

    Capitán Johnson Sheen, era un hombre de unos cincuenta años, algo excedido de peso y calvo, de ojos verdes y cara ovalada, vestía un pantalón de tirantes y una camisa de vestir manga corta color rosa, en su cuello colgaba una insignia, Llevaba un puro en la boca que en ese momento parecía que estaba masticando.

    -¿De que me habla señor?-Contesto tranquilamente cerrando el folder y viéndolo a los ojos.

    -Anoche uno de nuestros soplones nos dijo que te vio salir de “La Damisela Galante” acompañado de una de sus bailarinas así que no te hagas el desentendido idiota.

    Steven tomo una rosquilla y le dio una mordida.

    -Bueno señor creo que en el momento en que mi turno termina ya no tengo que rendirle cuentas a nadie de mi vida privada ¿verdad?-Contesto de manera altanera y el puro callo de la boca del viejo el cual rechino sus dientes ante el cinismo del castaño.

    -¿Tienes idea de cuanto tiempo llevamos vigilando a ese tipo?-Inquirió el que al parecer era su jefe golpeando con sus manos en el escritorio.

    -Por supuesto, de hecho usted sabe que también soy parte de la investigación-Contesto despreocupado y levantando sus cejas.

    -¡¡Ese es el punto pendejo!!, ¡¡se supone que no debe enterarse que lo estamos vigilando y tu vas y te lías con una de sus pirujas!!.

    -Entonces ella trabaja para Slater,je creo que si la cage- Pensó en sus adentros Steven sin disimular una sonrisa.

    -¡¡¿Me estas escuchando?!! ¡¿Qué?!!¿! Te hace gracia echarnos a perder el trabajo de de cinco meses animal?!!-Rabio el jefe de nuevo provocando que el castaño negara con la cabeza mientras trataba de que el trozo de rosquilla que tenia en la boca pasara de su garganta.

    A causa de ese griterío los demás agentes y personal de la jefatura empezaron a murmurar entre ellos, algunos sonreían expectantes y se decían entre ellos cosas como:”a hora si le darán cuello”, o “estas jodido niño bonito”.

    -Piensa en algo o este mantecón te arrancara la cabeza-Dijo una chillona vocecita al oído de Steven que provenía de un hombrecillo idéntico a el, que apareció de repente parado sobre su hombro izquierdo. En su cuello colgaba un letrerito que decía “MALICIA”.

    El castaño bajo los pies de su escritorio y miro con atención al sujeto de abultado abdomen.

    -En eso estoy-Le contesto Steven murmurando.

    -Sera mejor que admitas tu error y te disculpes-Le dijo una segunda vocecita que provenía de una figura idéntica a la otra que apareció en su hombro derecho, solo que lucia más inocente y sonaba mas infantil, también llevaba un letrerito pero este decía “CONCIENCIA”.

    -¿Tu crees?-Le pregunto Steven sin darse cuenta que su jefe todavía gritoneaba sin parar.

    -¿Con quien hablas?-Pregunto Sheen frunciendo el ceño y notando que Steven volteaba para otro lado.

    -Am con nadie señor-Contesto el castaño sonriendo de manera boba y los dos hombrecillos se esfumaron dejando una pequeña nubecita de humo.

    -Eres uno de mis mejores agentes así que espero me des una buena explicación y si no me dices algo que me agrade ten por seguro que el próximo puesto de autoridad que tengas será el de guardia de un preescolar-Objeto el jefe casi gruñendo y luciendo de manera intimidante algunos de sus dientes de oro.

    -No jodas, no puedes perder tu trabajo ahora- Alerto un tercer hombrecillo que apareció en la cabeza de Steven y dio un golpe en esta con su pie, llevaba un letrerito que decía “RESPONSABILIDAD”.

    -De hecho si la tengo-Contesto entrelazando sus dedos y descansando su mentón en ellos.

    Otro mini Steven apareció sobre el escritorio luciendo un letrerito que decía “CREATIVIDAD” y con una batuta en la mano parecía darle órdenes a su versión gigante.

    -Si estuve con una chica de ese club..

    -Tremendo imbécil-Interrumpió el jefe haciendo un gesto de negación y cubriendo su rostro con su mano.

    -Pero use un nombre falso, y me asegure de mantener un perfil bajo, ahora ella esta en mi casa y estoy seguro que tiene muy buena información-Agrego nervioso.

    Tanto el mini Steven que estaba sobre su cabeza como el que estaba en el escritorio imitaron al original en su expresión de expectativa ante tan elaborada mentira.

    -¿Entonces te la tiraste?-Pregunto mirando al castaño fijamente.

    -Bueno yo..-Objeto el rascándose su nuca y desviando la mirada.

    -No me interesan los detalles-Replico el jefe haciendo una señal con la mano de que se detuviera.

    -Lo que diga señor-Contesto Steven con una forzada sonrisa y encogiéndose de hombros.

    -Espero no me trates de ver la cara y deberás esa tipa nos de algo que sirva por que si no...-Advirtió aproximándose amenazante al rostro de Steven.

    -Por supuesto que no..Tengo todo cubierto-Balbuceo el castaño usando de nuevo su sonrisa boba.

    Hubo un incomodo silencio por unos segundos y luego el capitán carraspeo un poco su garganta tratando de asimilar lo que su subordinado le había dicho.

    Tomo el teléfono que estaba sobre el escritorio y presiono un número corto.

    -Cuca, traiga los informes para el operativo de esta noche a la oficina de Willis-Ordeno Sheen sin perder de vista a Steven.

    Casi de inmediato una mujer mayor de complexión robusta y vestida de un traje gris entro a la oficina y le entrego un folder al capitán y este después de darle una ojeada se lo dio a Steven.

    -Esta noche llegara un cargamento al muelle que esta en las afueras de la ciudad quiero que tu seas el que dirija el operativo, enviare a varios elementos a apoyarte pues según esta información esa gente esta lista para dispararle a lo que sea que se les interponga en frente-Explico Sheen encendiendo otro puro.

    -Considérelo hecho señor-Asintió Steven después de hacer una reverencia militar y luego se apresuro a abrirle la puerta a su superior.

    Los demás compañeros de Steven miraron con decepción que el de nuevo se había salido con la suya y no pudieron disimular su enojo ante el capitán Sheen.

    El viejo giro un poco sobre sus talones.

    -Willis-Lo llamo antes de que cerrara la puerta

    -Si señor

    -Hazme un favor

    -Lo que diga señor



    -Quita esa estúpida sonrisa de tu rostro, sospecho que parte de la jefatura ya empieza a darle vuelo a la mente e inventa chismes acerca de ti y de mí…tu sabes..-Explico casi susurrando.

    -De..de acuerdo jefe-Balbuceo Steven tratando de contenerse la risa después de eso el capitán se retiro a su oficina y Steven cerro la puerta de la suya, luego de emitir un suspiro de alivio a causa de que su escusa había funcionado se dejo caer en su silla y luego saco un paquete de su escritorio, era la caja con un celular de prepago.

    -Las ironías de la vida je je je

    Luego de abrirlo tecleo un número y de inmediato alguien contesto, era la voz de una mujer

    -¿Eres tu querido?-Pregunto ella con un tono cursi

    -Si soy yo, am creo que esta noche no podre ir a “jugar”-Contesto el con un tono similar.

    -Hag,no me digas eso, compre un nuevo leotardo que estaba segura que te encantaría amor, y yo que estaba tan ilusionada de tenerte entre mis garras de nuevo mi dulce gatito.

    -Lo siento, perdón pero ya sabes, mi trabajo y el viejo..-Trato de disculparse

    -No me digas te mando a otro operativo-Interrumpió ella molesta

    -Si, eso hizo creo que esta haciéndole daño tanta carga de trabajo, esta insoportable el maldito cretino, no se como me contuve hace un momento para no vaciar mi arma en su mantecoso estomago.

    -Hay y me lo dices a mi-Contesto la mujer-Yo soy la que esta casada con el-Agrego con una risita malvada.

    Afueras de la ciudad…8:35 P.M

    Un grupo de sujetos sospechosos que vestían trajes estaban esperando a que un barco pesquero arribara al muelle.

    Una vez echo eso un sujeto bajo por la escalera para pasajeros y se dirigió al grupo, la luz de algunos faroles revelaron su apariencia, era un tipo enclenque y ojeroso, tenia su cabello peinado en pinchos y afeitado de las patillas y nuca, vestía una camisa hawaiana y unos pantalones de marinero blancos que resaltaban sus finos zapatos negros.

    -En español compa o no digo ni pio-Demando el tipo luego de que uno de los sujetos de traje murmurara algo dirigiéndose a el.

    -¿Es lo que acordamos?-Pregunto el que al parecer era el líder de los matones.

    -Simón mi güero, carnita fresca y lista para ser devorada-Contesto el tipo con acento latino.

    Luego volteo a ver al barco y le hizo una señal a uno de sus compinches el cual luego de entrar a la cabina del barco bajo por las escaleras acompañado de una jovencita.

    -Mira nomas, así como me las pidieron, virgencitas y pollitas ¿Qué no?-Inquirió el tipo mientras obligaba a la pequeña a modelarles, claramente se notaba que no tenia mas de 13 o 14 años.

    Mientras tanto ocultos entre cajas de madera y lanchas pesqueras, el equipo dirigido por Steven esperaba la señal de este para entrar en acción.

    -Pendejo-Murmuro el castaño dentro de si al sentir el cañón de una AK-47 en su nuca, apenas sintió el sonido del gatillo contraerse giro rápidamente para golpear al sicario y tratar de quitarle el arma.

    Se oyeron varias detonaciones a causa del forcejeo y los demás presentes rápidamente se percataron de lo que sucedía.

    -¡¡La chota!!-Grito el latino y acto seguido saco un arma automática para responder el fuego de los agentes que se dirigían a ayudar a Steven mientras también los tipos de traje les disparaban.

    Rápidamente el ambiente se vio cubierto del humo de detonaciones de todos los presentes, mas debido a que el grupo de agentes se concentro en apoyar a su líder, los sicarios y los compinches del traficante latino lograron cercarlos poco a poco.

    Una onda de luz azul se extendió por el lugar provocando que las luces eléctricas se apagaran y golpeando a Steven hasta hacerlo volar varios metros hacia atrás.

    Apenas trato de levantarse oyó una ametralladora frente a el.

    Hubo un gran resplandor que cegó al sicario que le disparo y al instante de que recupero la visión su victima había desaparecido.

    No muy lejos de allí..

    -Bueno este luce lindo y no insinúa “Soy una golfa”-Dedujo la tipa que se había quedado en el apartamento de Steven mientras se contemplaba en el espejo con un elegante vestido de noche.

    -¿Qué pedo?-Se cuestiono al ver el espejo agrietarse, pero su miedo aumento al ver que los muebles de la habitación vibraban como si fuesen a explotar.

    Un poderoso sonido estallo en el centro del cuarto el cual hizo pedazos algunos muebles y empujo a la fulana de cabellos purpuras hasta golpear su cuerpo contra la pared y luego brillo un resplandor que la cegó por unos instantes.

    -¡¡Kyaaaaah!!-Grito horrorizado al ver a Steven caer de rodillas en medio del cuarto, su cuerpo despedía humo y su piel tenia marcas extrañas que emitían una luz similar a la que vio unos segundos antes.



    -Aun no termino ¡¡levántate!!-Demando con enfado una mujer vestida de uniforme a un niñito que estaba de bruces frente a ella.

    -Ya no quiero-Sollozo el pequeño al ver tras de la mujer a mas niños inconscientes en el suelo, luego centro su mirada en ella.

    Era una mujer de unos cuarenta y tantos, de cabello cobrizo y peinado en chongo, tenia una expresión altiva en su rostro ensombrecido por ojeras, su sonrisa ladina infundía miedo al niño. El cual contemplo sus pequeñas manos que despedían humo.

    -¡Me duele me duele!-Volvió a sollozar el pequeño y sintió mas dolor en su mejilla a causa de la bofetada que la mujer le dio.

    -¡¡Hey hey despierta!!-Inquirió Charlotte al ver a Tom sollozar hablando dormido

    El pelinegro despertó jadeando y con su rostro sudoroso

    -¿Que diantres fue todo eso?-Pregunto ella

    -¿Fue un sueño?-Se pregunto Tom mientras su respiración se normalizaba.

    -Bueno hasta aquí nene, ya vete-Demando ella tomándolo por el mentón para verlo frente a frente.

    -¿He?-Musito el desorientado, luego de unos segundos se dio cuenta que ambos estaban desnudos sobre un viejo mueble y cubiertos por mantas color rosa, el lugar donde estaban parecía una cabina de radio abandonada.

    -Pe...pero yo-Balbuceo el pelinegro al ver a Charlotte de pie completamente desnuda, su rostro se enrojeció por completo y ella soltó una risita burlona

    -Es lo que me gusta de los de séptimo grado, son tan lindos e inocentes-Alego alborotado su cabello y después pellizcar su mejilla.

    -¿Fue todo?-Pregunto Tom desviando su mirada mientras Charlotte se vestía de nuevo

    -Claro tontito, ya te lo había dicho y por si acaso te recuerdo las reglas;1 Trae el gorrito,2;Nada de Besos, Tres nada mas que sexo y cuatro no habrá próxima vez-Objeto ella mientras se abrochaba los botones de su camisa escolar.

    -De acuerdo-Contesto Tom tartamudeando aun ruborizado, recorrió con la mirada el cuerpo de Charlotte de pies a cabeza mientras ella estaba de espaldas, en verdad lo había hecho con esa chica tan sexy y que le llevaba tres años.

    Vagamente recordaba cada escena y trataba de reavivar cada detalle.

    -Si en verdad paso-Se dijo para si mismo con un placentero suspiro y una estúpida sonrisa en su rostro recostándose con sus manos tras de su nuca

    -¡Hey!-Protesto el chico cuando ella le lanzo sus jeans a la cara

    -Son casi los once nene, no querrás que tus abuelitos se preocupen ¿verdad?-Pregunto ella mientras encendía un cigarro.

    -¿¿¡¡Quee!!??-Exclamo el pelinegro con su rostro pálido, rápidamente se introdujo en sus pantalones y tomo el resto de su ropa para salir corriendo de allí.

    -Un momento-Lo detuvo Charlotte antes que cruzara el umbral de la cabina de radio.

    -¿Qué es lo que humm..-El chico solo atino a saborear los labios de la joven unidos a los suyos, después de unos segundos se separaron lentamente y ella hizo un gesto extraño.

    -No lo entiendo-Musito ella algo molesta y de nuevo lo volvió a besar tomándolo por los cabellos antes de que el reaccionara.

    -Oye ya estuvo ¿no?-Protesto el con sus labios todavía unidos y ella se enfado mas cuando el separo su rostro.

    -Eso no lo decides tu mocoso-Inquirió Charlotte y de nuevo volvió a tratar de besarlo pero el tomo su distancia algo asustado de su manera de actuar.

    -¿Cuál es tu problema?..no te gusto o ¿que?

    -Bueno si pero…-Objeto el tratando de alejarse un poco mas a lo que ella le seguía el paso avanzando.

    -¿Pero que?, no se porque pero creo que eso de que era tu primera vez no me lo trago-Replico viéndolo de manera inquisitiva.

    -¿He?..po..¿Porque lo dices?

    -Amm..po..Porque-Esta vez ella se quedo sin palabras y al ver el rostro del chiquillo con esa estúpida sonrisa de satisfacción opto por dejar de cuestionarlo.

    -Oye oye ya voy-Se quejo el mientras ella lo empujaba afuera de la estación, acto seguido cerro la puerta de golpe.

    -Vaya loca-Pensó Tom al ponerse su rompe vientos mientras caminaba alejándose de la cabina de radio que estaba en el nivel superior de las gradas de un pequeño campo de futbol.

    -Vaya noche-Suspiro Charlotte con un notorio rubor en sus mejillas y con la misma tonta expresión del pelinegro en el resto de su rostro. Había miles de cosas que pasaban por su mente.

    -Eso fue increíble, no puedo creer que ese chiquillo raquítico me hiciera sentir así tan…tan…¡Kaaaagh!!-Gruño para si misma mientras trataba de moderar su respiración recargada en la puerta.

    Mientras el pelinegro se alejaba más del campo, también iba meditando lo que paso una horas antes.

    -Beto se morirá de envidia-Pensó sonriente mientras apresuraba mas el paso en dirección a su casa.

    Unos segundos después Charlotte salió de la cabina de radio

    -Al carajo las reglas, esta no será la última vez nene-Pensó dentro de si-Pero no entiendo ¿como diantres..¡¡Kyaaa!!

    Un bote de basura callo a unos centímetros frente a ella provocando que callera hacia atrás quedando sentada. Apenas trato de asimilar eso cuando mas botes cayeron del cielo quedando regados en el campo.

    -¡¡¿Qué mierda?!!-Exclamo aterrada mientras veía caer algunas bancas que se suponía estaban fijadas a las gradas.

    Instintivamente volteo tras de si y noto como los cables que conectaban el sistema de sonido a la cabina estaban chamuscados.

    -¿Acaso habrá sido?-Pensó por unos segundos pero luego desecho de inmediato la idea de que su nueva conquista había provocado todo eso

    Nunca imagino que tenia razón …
     
  4.  
    Ladron de Musas

    Ladron de Musas Usuario común

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    La cofradia
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    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Ciencia Ficción
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    4
     
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    ACECHANDO
    Una lujosa mansión de aspecto colonial resaltaba de entre las demás residencias en aquella compleja zona privada.

    Había decenas de criados y mucamas ya entrados en años asignados en cada rincón limpiando minuciosamente los vitrales, esculturas y demás muebles que decoraban los interiores del lugar.

    De pronto todos los presentes palidecieron y algunos no pudieron evitar romper algún jarrón o antigüedad a causa del desgarrador grito que estremeció de pies a cabeza a cada habitante de la casona.

    — ¡Fuera de mi camino imbéciles! — Ordeno con autoridad la voz imponente de una bella y escultural pelirroja de mediana edad que se habría paso entre todos los sirvientes para llegar a una de las alcobas principales que se encontraba en la parte superior de la mansión.

    — ¡Maldita sea! — Rabio cuando inmediatamente después de cruzar el umbral de la habitación cayo de rodillas a causa de la presión que la envolvió por completo, una especie de energía de tonalidad purpura se percibía en el lugar y su origen era una sofisticada silla hecha de un brillante metal oscuro.

    Aquella mujer había dejado ambas puertas abiertas por lo que parte de la servidumbre que no pudo aguantar la curiosidad se asomaron para ver que sucedía dentro.

    — Justo lo que necesito, gusanos entrometidos — Gruño malévola la misma voz que unos segundos antes había lanzado aquel grito.

    Los empleados vieron aterrados que el origen de ese fenómeno que se desarrollaba en la alcoba era un decrepito anciano sentado en esa silla que prácticamente se encontraba en los huesos. Extendió su temblorosa mano de piel seca hacia ellos y aquella energía que estaba en el aire los envolvió por completo.

    La mujer solo pudo desviar su mirada para no ser testigo de cómo los cuerpos de esas personas se secaban hasta convertirse en polvo.

    — ¿Qué pasa mi amor? — Pregunto el viejo de ojos purpuras a la pelirroja que no se atrevía a sostenerle la mirada — No esperabas que volviera tan pronto ¿verdad?

    Ella vio temerosa como la energía que había destruido a los sirvientes se acumulaba dentro de pequeños cristales que decoraban la silla los cuales a su vez estaban conectados por medio de gruesas líneas de fibra óptica a las venas del anciano.

    — ¿Cuánto tiempo ha pasado? — Pregunto el avejentado sujeto con una macabra voz que poco a poco cambiaba su tono a uno más joven.

    Al ver que ella no contestaba solo vasto que su al parecer esposo hiciera un pequeño gesto para que ella se pusiera de pie y lo viera a los ojos.

    Más no lo hacía por voluntad propia sino que se sintió subyugada por una poderosa energía estrechando sus músculos.

    — Ocho…— Alcanzo a pronunciar.

    — O perdóname por ser tan hostil cariño — Contesto el moviendo ligeramente su mentón, una vez hecho eso la mujer de ojos verdes sintió como recupero el control de su cuerpo.

    — Ocho maravillosos años de no tener que lidiar contigo asqueroso cadáver parlante.

    — Siento desilusionarte — Rio burlón mientras su podrida calva se cubría rápidamente de cabello oscuro — Pero justo en el momento que me traicionaste quedaste atada a mí.

    Súbitamente se puso en pie ante la mitrada atónita de ella.

    — Y así será hasta que uno de los dos muera — Agrego tomando su rostro violentamente presionando sus mejillas con sus dedos.

    — Así que mis viejos amigos los Willenburg han estado viviendo ocho años sin preocuparse por mí — Siseo sonriente soltando desinteresado el mentón de la pelirroja la cual cayo con su rostro a los pies del sujeto.

    — Bueno tendremos que hacer algo al respecto.. — Agrego masajeando sus cienes con las yemas de sus dedos.

    ……..

    Silvia caminaba tranquilamente por las calles de la ciudad cargando con muchas bolsas repletas de víveres y provisiones.

    — Siempre digo lo mismo, solo por hoy hago esto, nunca aprendo, creo que tiene mucha razón — Se decía a si misma ladeando su cabeza murmurando

    Un escalofrió le recorrió la espalda y soltó las bolsas causando que algunas latas rodaran por la acera, por instinto la anciana empezó a voltear a todos lados, algunas personas que transitaban por allí se extrañaron de su actitud, parecía con la mirada perdida , pero no era así, más bien que se había percatado de las presciencias que estaban moviéndose para rodearla y que nadie más pudo ver, eran siniestras siluetas oscuras que parecían distorsionarse como si fuesen señales de estática en un televisor, solo basto una sonrisa malévola de la anciana para que las criaturas se desvanecieran no sin antes provocar averíos en los aparatos electrónicos que había cerca, celulares, lámparas, televisores en vitrinas de tiendas, así como algunos semáforos y señalamientos.

    — Aun no es tiempo, aun no — Murmuro Silvia apresurando el paso dejando sus compras regadas en la acera, para ella era más importante llegar al lugar que se había propuesto cuando salió de su casa.

    …..

    Mich despertó sobresaltado sintiendo como una perversa mirada quería atravesarlo, aún estaba recargado en la puerta de la habitación de su nieto, su cuerpo empezó a presentar una extraña distorsión de estática, en su mente empezó a oír una macabra risa, la cual llego al punto de hacer visibles las arterias de su cabeza, luego de eso callo desmayado.



    — ¡Vete al infierno desgraciado! — Rabio la fulana de cabellos teñidos huyendo del cuarto de Steven cuando este empezó a retorcerse en posición fetal entre los escombros de su habitación.



    Tom cayo de rodillas cuando apenas estaba por llegar al puente que unía la ciudad con su vecindario, se sujetó su cabeza enredando sus dedos entre los mechones azabaches a causa del dolor que le taladraba las sienes. Además de eso, una sensación de terror lo envolvió, empezó a sudar frio cerro sus ojos con fuerza, lo que fuera que le estaba causando aquella tortura parecía querer destrozarlo a como diera lugar, el puberto no advirtió que su cuerpo estaba generando grandes ondas de energía luminosa color azul, lo cual provoco un apagón en las casa de los alrededores, eso pareció mermar su malestar.

    Unos brillantes orbes violetas recorrían velozmente una especie de mapa holográfico en el cual luego de rastrear tres puntos en específico localizo una cuarta señal, a punto estaba de atacar al origen de ese pequeño brillo cuando algo lo interrumpió.

    ….

    — ¡Darius! ¡Imbécil rompe la conexión! — Rabiaba la pelirroja zarandeando por los hombros al sujeto que había caído de bruces con las arterias de sus sienes a punto de explotar.

    — Así que finalmente despertaste de tu internación rata podrida — Rio desdeñosa una seductora voz.

    En medio de un terreno de afilados peñascos y montañas, un hermoso cuerpo desnudo de mujer caminaba decidido mientras decenas de rocas voladoras cubrían su blanca piel formando una extraña armadura que le daba una apariencia intimidante, lo que más resaltaba, era la máscara que ocultaba su rostro, una estrella de 7 picos hecha de dura roca gris.

    Conforme la chica de cabellos oscuros avanzaba al borde de un despeñadero, grotescas criaturas similares a ratas en los huesos empezaron a aullar alabando su presencia, una torcida sonrisa se vio en lo que la máscara no cubría, una bella sonrisa de perfectos y brillantes dientes, pero que a las criaturas les provoco callarse y bajar sus cabezas en señal de respeto…o tal vez de miedo.

    Ahora alejándose de la preparatoria publica, el autobús escolar hacia el recorrido habitual de los alumnos que se quedaban hasta después de clases, la mayoría de ellos por detención debido a mal comportamiento, el resto, ñoños que optaban por quedarse horas extras en la biblioteca.

    — Hoy volvió a darle los dulces que le deje a su pesado y depravado amigo, no sé porque lo hace, ya no sé qué dejarle, si le dejo chocolates, se los da a él, si le dejo dulces también, he notado que se ríe cuando lee mis poemas y tengo miedo que las tarjetas con calcomanías las haya tirado a la basura, cielos, ahora que esa nueva alumna llego creo que mi sueño de que estemos juntos se hace cada vez más lejano, creo que se llama Angie, es tan linda, su cabello de tono miel, sus ojos grises que parecen de plata pura, estoy perdida, no, no tranquila, el amor al final prevalecerá, yo y mi lindo príncipe de ojitos cafés seremos felices juntos, si, seremos unos románticos amantes y nos tomaremos de las mano y correremos por la playa del mirador rumbo al atardecer cantando las canciones que escribí para él y luego…

    — Alexa — Trataba de interrumpir un jovencito rubio de gruesos anteojos a una dulce chiquilla con sobrepeso de cabellos igualmente rubios.

    — Haremos realidad nuestros sueños, nos casaremos tendremos muchos hijos y luego — Seguía fantaseando la chiquilla sin percatarse de la voz del niño sentado junto a ella ni tampoco el resto de miradas hostiles y burlonas de los alumnos que iban a bordo del autobús.

    — ¡Alexa de nuevo estas soñando despierta! — Replico el niño de anteojos alzando la voz sacando a la aludida de su delirio.

    Todos los demás alumnos, incluido el conductor soltaron la carcajada provocando que la niña se ruborizara y se cubriera con su graciosa maletita donde cargaba sus libros, se levantó de su asiento de prisa siendo seguida por el niño rubio, bajaron en una parada bastante alejada de la zona residencial.

    — ¿No podías esperar que estuviéramos cerca del vecindario? — Pregunto frustrado el chico de corbata de moño al ver el autobús alejarse.

    — Perdón Julián es que yo…yo — Trato de disculparse ella pero su al parecer amigo la abrazo y ella recostó su mentón en su hombro.

    — No tengo nada que reprocharte, por eso nos llevamos también, somos demasiado cobardes para atrevernos a declarar nuestros sentimientos, ya no llores tontita.

    La niña de pómulos rosados limpio sus lágrimas con la manga de su suéter tejido de rosa conteniendo un gracioso puchero.

    — No compares, Mi Eddy no es como esa bruja — Alego molesta caminando de prisa dejándolo atrás.

    — Aquí vamos de nuevo, no sé qué tienes en contra de Charlotte, podrá verse muy mala pero por dentro es...

    — Igual de podrida. — Se apresuró a contestar ella — Sé que ahora está tras de mi Eddy y por eso la odio.



    — Están en la cuerda floja pequeñas ratas, una más y no solo los echare de mi escuela, también me asegurare que terminen refundidos en una correccional hasta los 18.

    El sujeto de calva cabeza y cejas pobladas apoyo sus manos sobre su escritorio viendo amenazante a los dos adolescentes que estaban frente a él, era una chica que ya llevaba un gran historial de faltas y reportes a causa de acoso escolar y mala conducta, el otro era un joven de cabellos castaños y alborotados el cual ya tenía sospechas sobre el de ser un proxeneta que surtía a los pocos adictos que aún quedaban dentro del plantel.

    Luego de recibir una buena dosis de amenazas y hasta insultos por parte del viejo director, los dos salieron de su oficina, sus caras no eran como las veces anteriores, en ese momento les quedaba claro, se les había pasado la mano, en especial a Adam y a Rut los cuales se sentaron en una banca del patio central.

    — Creo que si la cagamos — Comento de pronto Carter — Esta bien, reconozco que fue divertido ver a Norton huyendo del vestidor de niñas con los pantalones en los tobillos, pero eso de organizar a los del grupo para que le tomaran fotografías en cuanto saliera, ósea sí que somos unos cabrones.

    — Si ¿verdad? — Contesto Adam descansando su nuca en sus dedos entrelazados y sonriendo sínico — Tal vez le causemos traumas de por vida — Agrego burlón siendo seguido por Rut.

    — Eres incorregible — Le reprendió la chica de cabellos oscuros.

    — Ya deja de joder, mejor concéntrate en conseguirnos esos exámenes, así nos quitaremos de encima a este donnadie — Respondió el joven mordiendo la comisura de su pulgar.

    — Descuida — Dijo ella apretando su mejilla — Seguro ese festival de hormonas de Charlotte ya se está haciendo cargo.

    — ¿En serio se va a tirar a esa lombriz de Yáñez?, pero si es igual de zoquete que nosotros, de nada nos servirá sí...

    — Eso ya lo sé tarado, obvio que va a ligarse a algún ñoño que ande babeando tras de ella — Explico Rut.

    Adam no le prestó atención a eso último, se centró al viejo conserje que limpiaba el charquero que provenía del vestidor de las niñas, recordó el rostro del pequeño de pecas a punto de romper en llanto.

    — Na, cálmate, estará bien, obvio que al rato se repondrá — Se dijo a sí mismo — Su viejo es alcohólico, seguro está acostumbrado — Murmuro sin que Rut lo escuchara

    — ¡Mierda! — Exclamo de pronto exaltando a Carter

    — ¡Que te traes! — Replico ella notando como el chico de chaqueta de motociclista se cubría su cara culpable.

    Su viejo es alcohólico y acabas de joderle más la vida — Le dijo una voz dentro de su mente.

    — ¡Que en verdad si soy un cabron! — Escupió el levantándose y prácticamente huir de allí.

    ….

    — ¡Qué carajo fue eso! — Se preguntaba Tom mientras el ritmo de su respiración se normalizaba.

    Se puso de pie y camino lo más rápido que pudo para cruzar el puente que conectaba la ciudad con la zona residencial, tenía entendido que sus abuelos tenían historiales de problemas de neurosis, trato de no pensar en ello, su objetivo era llegar lo más pronto posible a su casa.

    — ¿Ese es Norton? — Se preguntó al ver a un niño sentado en la orilla del puente con la mirada perdida hacia abajo, sus ropas estaban empapadas al igual que su cabello.

    — ¡Imbécil! — Grito el chico de cabellos negros al ver como el otro se lanzaba al vacío.

    Un resplandor azul ilumino por unos segundos la estructura metálica del puente.

    Dos pequeños y menudos cuerpos empezaron a retorcerse al estar uno sobre otro.

    — Ya quítate de encima — Protesto Tom entreabriendo sus ojos al igual que el otro puberto.

    — D-donde ..¿Qué paso? — Balbuceo Sebastián temblando.

    — ¡Eso pregunto yo idiota! Te lanzaste del puente y evite que te mataras, ¿estás loco o qué?. No se por qué lo hice, debí dejar que te la partieras y no…

    Tom dejo de escupir pestes al ver como Norton mordió su labio con la cabeza baja y conteniéndose a llorar.

    — Yo y mi bocota de nuevo — Se recrimino el pelinegro callándose de súbito al notar al chico de ojos verdes secar sus ojos con la enlodada manga de su franela.

    — Jodete — Murmuro Sebastián dándole la espalda y caminando entre el lodo y la basura que había debajo del puente.

    — De nada — Contesto Tom molesto tratando de limpiarse su rompe vientos y su jean de los restos de lodo.

    Ambos vivían en el mismo vecindario, pero eran raras las veces que se hablaban o que coincidían al ir a la parada del autobús escolar, Sebastián por lo general llegaba tarde debido a su padre y las nochecitas que le hacía pasar con sus borracheras, Tom por su parte si no salía de pleito con su abuela se quedaba dormido jugando con la consola que su abuelo a escondidas de Silvia le dejaba en su habitación.

    El joven Norton a pesar que Tom se las ingeniaba para evitar que el otro lo viera, ya se había percatado de que lo iba siguiendo.

    — ¿Cómo diantres le hizo para atraparme? — Seguía preguntándose Sebastián el cual solo recordó sentirse mareado por el resfriado que pesco a causa de la bromita que Adam y Rut le hicieron unas horas antes.

    — ¿Qué estoy haciendo? — Se preguntaba Tom oculto de espaldas tras de un grueso y viejo roble en camino a la casa de Norton.

    — Solo me aseguro que este bien — Se dijo a si mismo encogiéndose de hombros

    El joven de cabello azabache dio un respingo cuando el chico de acento italiano apareció de pronto a un lado suyo.

    — ¿Qué quieres? — Le pregunto indiferente.

    — Yo… nada

    — Me estas siguiendo, no soy estúpido

    — No parecías muy cuerdo hace un rato cuando saltaste del puente chavo — Alego Tom cruzándose de brazos y mirando hacia arriba disimuladamente.

    — ¿Qué? Espera… ¿saltar? …yo no salte de ningún lado. — Se excusó el castaño con un tic en su rostro y su voz era muy débil casi susurraba — ¿Por qué haría algo así? Es mas no te importa ya déjame... — Exigió reanudando su caminata y empujando a Tom a un lado con su hombro.

    Tom chisteo fastidiado yendo en dirección contraria, pero luego se detuvo, medito en que tal vez la había regado de nuevo..

    — ¡Carajo! — Gruño rechinando sus dientes y frotando ansioso su nuca para luego girar sobre sus talones e ir de nuevo tras de Sebastián.

    El joven Norton vivía junto a su padre en un viejo remolque dentro de un terreno baldío, sus alrededores estaban invadidos de chatarra y restos de autos destruidos.

    Sebastián entro con suma precaución y tan solo al cruzar hacia la parte donde estaba improvisada la cocina vio a su padre con la cabeza recostada en una pequeña mesita de centro, en el suelo había restos de cristal entre un charco maloliente, el niño de rostro pecoso intuyo que de nuevo su padre se había pasado de copas.

    Lo tomo por el brazo para levantarlo de la silla y llevarlo a su cama, pero debido a lo lastimado que estaba a causa de la caída frustrada por Tom le costaba mas trabajo de lo acostumbrado, eso sumándole a lo mal que se empezaba a sentir por el resfriado que ya se hacía más evidente.

    — ¿Pero qué es lo que haces? — Protesto el niño al ver a una tercer persona ayudándole con el pesado y robusto cuerpo de su padre.

    — Shhhh, dejaste la puerta abierta, además no puedes solo — Murmuro Tom recomendándole silencio, Sebastián reconoció que tenía razón así que le permitió que lo ayudase para recostar al viejo de abultado abdomen en un gastado catre.

    — No te vez nada bien — Alego Tom en voz baja al ver a Sebastián quitándole los zapatos al viejo.

    — No lo estoy — Contesto el otro molesto para luego estornudar.

    El sujeto de mediana edad empezó a balbucear.

    Tom noto como el niño de cabellos cafés se estremeció, era evidente que le atemorizaba que su padre se despertara, luego vio a su alrededor, el lugar era un verdadero desastre, no lograba razonar como alguien podría vivir allí, había hoyos en el suelo, paredes y techo del vehículo, el lugar apestaba a calcetines sucios, alcohol, vómito y orines, había muchas latas de comida regadas en la pequeña cocineta, debajo de la estufa bolsas repletas de basura ya con larvas maduras en su exterior, los cristales y varios rincones del viejo remolque estaban cubiertos de moho y salitre, ni hablar del rincón donde se supone que dormía el hijo del tipo que empezó a roncar.

    Sebastián lo saco de su improvisada inspección al volver a estornudar.

    — No es una buena idea, no es una buena idea — Suspiro Tom murmurando para sí mismo mientras Sebastián lo miraba extrañado limpiando su nariz con su manga sucia.



    — No es una buena idea, no es una buena idea — Seguía diciéndose Tom a si mismo mientras acomodaba a su abuelo en su cama.

    — Ya deja de decir eso, ya me trajiste aquí ¿no? — Alego Sebastián fastidiado.

    — No sé ni porque lo hiciste — Agrego el de ojos verdes.

    — No iba a dejarte allí así como estas — Contesto Tom indiferente cuando ambos salieron de la habitación del anciano.

    — ¿Y cómo estoy según tú?

    — No eres muy agradecido cuando te hacen un favor

    — Nadie te pidió que me ayudaras

    — Haag, como sea sígueme vamos por una bolsa de dormir al sótano — Ordeno el chico de cabello negro.

    Sebastián se encogió de hombros y obedeció

    — Una cosa más..

    — ¿Qué?

    — No pienses que esto lo hago porque me agrades, solo no me gustaría cargar en la conciencia que te dieran una paliza o que te enfermaras allí y eso..

    — Lo que digas — Contesto el castaño desinteresado

    — Tu abuelo se parece mucho a ti

    — Si eso creo

    Luego de unos minutos Tom ya se encontraba recostado en su cama y al lado de esta estaba Sebastián.

    Apenas el joven se empezó a quedar dormido Sebastián lo llamo dudoso

    — Yáñez

    — ¿Qué? — Balbuceo Tom somnoliento.

    — Gracias

    — De nada — Contesto el hundiendo su rostro en su almohada.

    — Yáñez

    — Mmm — Murmuro apenas consiente.

    — ¿Cómo lo hiciste?.

    — ¿Hacer qué? — Replico el otro aun con su rostro cubierto.

    — Pues lo del puente.

    — Niño tengo sueño y no tuve un día muy agradable, solo duérmete ¿sí?

    — No pudiste tener un día peor que el mío.

    Tom se quedó en su cama boca arriba, era evidente que ese chiquillo no se callaría tan fácil

    — Esta bien ¿Qué quieres?

    — Bueno estabas muy lejos, y luego hubo esa extraña luz, sentí que me atrapaste mientras caía y luego pues…

    — ¿Luz? — Tomas se levantó exaltado y se sentó al borde de su cama, luego encendió una pequeña lámpara a junto a su cabecera, noto que Sebastián estaba sentado sobre su saco de dormir.

    — ¿Dijiste una luz?

    — Si, un resplandor azul ¿Tú la hiciste?, si estoy seguro ahora tú lo hiciste

    — Yo…no…no digas tonterías.

    — Pero tú lo hiciste

    — No..no lo se — Contesto Tom recordando aquella sensación que tuvo antes de ver a Sebastián saltar.


    Hola..espero les este gustando esta precuela

    Aqui dejo un pequeño casting de como me imagino a los personajes
     
    Última edición: 18 Noviembre 2014
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    Hola..espero les este gustando esta precuela

    Aqui dejo un pequeño casting de como me imagino a los personajes
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    Tom

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    Silvia

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    Mich

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    Beto

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    Adam

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    Charlotte

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    Rut

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    Darius

    [​IMG][spolier/]


    Pelirroja

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    Sebastian

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    Steven



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