La casa vieja en la esquina

Hola mis queridos lectores, un cordial saludo a los que leen por vez primera algo mío y un abrazo enorme para los viejos, fieles y queridos lectores que me siguen con cualquiera de mis locas y bobas ideas que por obra y magia del espíritu Santo logro poner en palabras.

Dedicado: Mi mon cheri, (sabrán los más amenos de quien se trata).

Notas de la autora: Bueno nada más es un escrito, que constará de DOS, partes, mi objetivo es salirme un poco de mi estilo, a ver si lo logro, agradeceré sus críticas, y ¡Por favor!, no hagan comentarios Spam, realmente si van a darme un comentario quisiera saber a través de este qué les gustó, porqué, los errores que cometí, etc… sino el botón “Me Gusta” los acoge sin alegatos.

El niño de la casa en la esquina.​

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En ocasiones tememos de cosas ridículas, aunque con obviedad al decirlo, en ese momento no nos damos cuenta de lo estúpido que es nuestro temor, mi nombre es Melani, tengo 18 años y desde siempre eh estudiado en el colegio Saint Paul Colege*, probablemente el colegio sea tan antiguo como la cuidad en la que está, Kindverstand, lo sé el nombre es extraño, pero yo no la nombré, fue nuestro fundador, Albert Kindverstand, que original habrá sido ese señor con los nombres, digo, nada mejor que tu propio apellido. Bueno, me salgo del tema, mi colegio está en la calle Membrich 017, también bastante vieja, la calle consta de mi colegio, que acapara la mayor parte, un estudio de bellas artes y una casa que según testigos poco confiables estaba antes de que se descubrieran estas tierras, nadie se acercaba mucho a la casa, hasta hace unos años.

Recuerdos relacionados con esa vieja casa, tengo dos, uno es de muy pequeña, tenía cerca de dos años cuando pasé frente a esa casa, era pequeña eh inocente, no tenía idea del misterio que era esa choza para todos, entonces sólo me acerqué, lo suficiente como para escuchar los llantos de un niño, sentí pena por él, pues no parecía que nadie fuera a socorrerlo, más bien era como si a nadie le importara, mi padre, es viudo, estaba coqueteando con la madre de un amigo, entonces tuve tiempo de sobra para rendirme ante mi consciencia y entrar al jardín, todo estaba marchito, parecía un cementerio, siempre había visto la vida, la alegría y lo colorido y pintoresco de los lugares que visitaba pero este, no poseía ninguna de las anteriores características.

Entonces los llantos del niño me sacaron de mis despectivos pensamientos, miré fijamente la puerta de la casa, estaba como rota por la mitad, con las vetas sobresalientes y el musgo adornando por dentro éstas.

Entonces comencé a sentir una sensación nada agradable que nacía en mi estómago y crecía hasta la punta de mis pies, me sudaban las manos y me sentía pequeña, tenía…miedo, por primera vez sentí miedo y fue cuando estuve frente a la puerta de la casa vieja en la esquina, ese era su nombre, divagaba con estos pensamientos y antes de darme cuenta tenía una mano posada en el pobo de la puerta, una gota de sudor cruzó mi cara, entonces paró el llanto y sentí unos torpes y lentos pasos, menciono pequeños, yendo hacia la entrada, estábamos nada más a una puerta ese niño llorón y yo, no me atreví a abrirla y en cuanto escuché que el niño se aproximaba a hacerlo me aterré mucho más y eché a correr velozmente, entonces ya estaba junto a mi padre, pero de todas formas era distancia suficiente para notar que el niño reanudó sus llantos y ahora eran más enérgicos, comencé a llorar y rogué por que nos fuésemos, mi padre desistió y nos largamos de aquello lugar tan terrorífico.

Ese es mi primer recuerdo, el siguiente y último, sucedió hace tan sólo un par de años, 3 para ser exacta, era el aniversario de nuestra ciudad, y como siempre, un carnaval es una nuestra manera de celebrar, entonces, entre globos que volaban y se repartían, entre otros tantos que se elevaban hasta los cielos, entre chayas rosando las sonrientes caras de los pueblerinos, nos despertó del éxtasis un grito feroz, yo que por temas de distribución quedé a orillada cerca de la casa vieja en la esquina durante la fiesta junto a mis amigos, sé que el gritó emanó de esa casa, desde entonces se dijo que el pueblo estaba habitado por fantasmas, y ahora la gente se la vive aterrada con estos rumores que son nada más producto del ocio de algunos ciudadanos improductivos.

Desde ese incidente la gente se pasa frente a la casa, pero ni la mirada le dirigen, les aterra imaginar si quiera que hay tras la gran y deshecha puerta de mañio.

Eso es todo lo que sé de la casa, realmente me intriga ese lugar, en mucho tiempo no se ha visto a nadie salir o entrar en ella, tampoco se sabe quien vive ahí, es un misterio, no por mucho.

Continurá…

 

Me llego a sentir ajena a mis creaciones.

Dedicado: George Asai.

Advertencias: Traumas (?)

Notas de la Autora: Habrá bastantes enigmas y cosas inconclusas, no todo es como debería ser y lo sobrenatural estará presente.

Capítulo 1: Pesadilla​

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Pov's Melissa​

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Todo cerrado, alarma lista, luces apagadas. Todo en orden.

—Será mejor irme a la cama, ya son las.. —saqué mi celular del bolsillo de mi pantalón— ¡Diablos! se murió la batería y mi cargador está en la casa de mi papá. Esto de vivir sola me apesta, aún no me logro organizar del todo.​

Subí con pereza las escaleras, mis pies descalzos y el contacto con la madera fría me daban escalofrío. Casi me tropiezo, ¡Demonios!, no vendría mal encender las luces. Accioné el interruptor de la luz de la escala, ¡Ahora se fue la luz!. Mi suerte va de mal en peor.​

Me fui a acostar, me ponía mi pijama, me fue difícil hallarlo ya que la única y tenue luz que se divisa es la que se cola por mi ventana y pertenece a los faroles de mala calidad que hay en la calle de enfrente, mi sombra se puede proyectar en toda la pared, primeramente veo mi cuerpo erguido tratando de ponerme bien los pantalones de pijama, es divertido jugar con las sombras, comencé a moverme como pez para divertir un poco mi fatigada mente.​

—El paso del robot —Lo bueno es que ahora nadie puede ser testigo de la ridícula escena que estoy protagonizando. Estaba tan entretenida en mis poses más que en mis sombras que ni cuenta me di de como a mi proyección comenzaban a nacerle unas terroríficas alas justo en la espalda, de como su pose erguida se volvía algo crítico al parecer jorobada, una figura amorfa dígase.​

Yo no me había ni percatado de esto, mi diversión era alucinante, estaba embalada de la risa cuando me volví a la pared, ¡Dios!, si esto era una especie de reflejo no me lo creo, esta no soy yo.​

Quise gritar de espanto, pero sentí como el piso se hundía un poco, era como si madera se añejase varios años en unos segundos, como si estuviera mojada y comenzara a curvarse, esto aumentaba el pánico en mí. Ya era demasiada la supuesta curvatura la madera bajo mis descalzos pies, comencé a experimentar de un modo extraño la sensación de caída, era la misma emoción pero se desarrollaba de manera lenta en mí, ahora un golpe que me volvió a tierra el piso se quebró, no lentamente como antes sino de un golpe.​

—¡Ah! —me sujeté de una pata de mi cama, me abracé a ella como si me fuera la vida en ello. Aparentemente así era.​

Quise llorar pero no quería parecer débil, no sé para quien me estaba "luciendo", pero sólo no quería llorar, mi techo comenzó a gotear, una gota me aterrizó al rostro, miré, no eran gotas de agua, esto era algo más conciso, era... sangre.​

Ahora si estaba aterrada, cerré mis ojos grité y en un segundo me encontraba gritando sola en mi cama, a las cuatro de la mañana sin ninguna razón aparente.​

Continuará...​

¿Qué te pareció el primer capítulo?​

¿Qué relación tiene la pesadilla de Melissa con la casa vieja en la esquina?​

¿Debo continuar?​

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