de Inuyasha - Lágrimas

Drabble : 497 palabras sin el título.
Publicado en otra página bajo en mismo seudónimo.
Elaborado para un concurso.
Personaje: ¿Es obvio no?

Lágrimas.​

La ira le cegaba la mirada, los ojos le ardían y las patéticas lágrimas pugnaban por salir. ¡No podía! Y si lo hacía, ¿dónde iba a quedar su hombría? … Lanzó un gemido ronco a la nada. Agónico y desgarrador. Sintió como sus propias garras crecían un tanto, como sus colmillos sobresalían. Pidiendo sangre, reclamando venganza.

―Debió haberlo entendido antes ―murmuró la exterminadora al monje.

―Lo sé Sango, pero como dicen por ahí: nunca sabes lo que tienes hasta que lo pierdes ―Les gruñó en protesta, mandándolos a callar.

Del resto sólo escuchaba gemidos de las féminas, improperios de la parte masculina, y por un momento un gorgoteo arrítmico cerca de él. Bajó la mirada hasta sus manos, donde descansa el cuerpo inerte de la chica, bañado en sangre, su sangre.

Silencio. No pudo decir nada, ni gemir por lo bajo en protesta. Ella había muerto, y con ella se llevaba una parte importante de su ser. Se aferró a ese cuerpo sin vida buscando revivirla con su calor…nada.

Una hora pasó y seguía igual.

Sus camaradas se acercaron poco a poco, con temor a la reacción. Pringaron en un brinco cuando éste, con la mirada encendida en rabia los alejó de un zarpazo. Varios negaron con la cabeza decididos a no acercarse. El monje y la exterminadora lo intentaron pero el resultado fue el mismo.

La chica del futuro dio un paso al frente, dispuesta a convencerlo. El hanyou, a una distancia prudente del grupo se percató de las intenciones de Kagome; bufó un momento e interceptó a la chica, ésta le miro con el ceño levemente fruncido, pero el medio demonio sólo negó con la cabeza.

―No reconoce a nadie Kagome. Sé porque lo digo, he pasado por eso ―Le susurró el hanyou a la chica. Ella, entendiendo, solo asintió con la cabeza y se apartó.

Inuyasha se acercó al afectado con paso decidido y los brazos dentro de sus ropas. Se paró frente a él de modo desafiante, le miró a la cara y escupió:

―¡Sarnoso, llorando como marica no arreglas nada! ―El demonio lobo dejó al cuerpo de la pelirroja en el suelo son delicadeza y lo encaró.

―¡Cállate bestia! ―bramó―. ¡Si Ayame no se hubiese atravesado en el camino, Kagome sería la que estaría en tus brazos y tú llorando como marica! ―La aludida solo bajo la cara y sollozó. Era cierto.

―¡Lo sé y lo agradezco Sarnoso! ¿Sabes acaso por qué Ayame hizo eso? ―Inuyasha le alzó por la armadura ―. ¡Porque creía que de verdad amabas a Kagome, y que si moría, tú ibas a estar despedazado!

―¡Kagome sigue viva! ―se soltó de su agarre―. ¡No lo entiendes bestia!

Inuyasha alzó una ceja. Y recobró la calma.

―Si sé por lo que estás pasando Kouga y lagrimeando no solucionaras nada ―musitó, serio―. ¡Nos vamos!

Miraron tristes al lobo y se fueron.

Kouga se lanzó al suelo, impotente. Inuyasha tenía razón, llorando no solucionaría nada, pero por ahora, eso haría.

―Te amo Ayame ―musitó.

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N/: Lo sé el final es medio pff, pero las palabras me limitaron un poco. ¿Tomatazos? Dedicado a ...quien le guste el personaje ^^