Lágrimas nocturnas [Ruka y Kain]

Tema en 'Vampire Knight' iniciado por Tarsis, 3 Julio 2012.

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    Tarsis

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    Escritora
    Título:
    Lágrimas nocturnas [Ruka y Kain]
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    463
    Título: Lágrimas nocturnas
    Pareja: Ruka y Kain.
    Tipo: Drabble.
    N/A: Para la actividad de vampiros enamorados.

    Entró a la biblioteca, la cual estaba completamente desierta y en penumbras. Encendió la luz esperando verlo, aunque de antemano sabía que la habitación estaba vacía. En un rincón amontonados vio todos los regalos, tirados en el suelo con descuido; localizó con rapidez el suyo y lo tomó.

    El esfuerzo de todo un día terminó en el rincón de su oficina, sin abrir, tal vez sin verlo siquiera. ¿Realmente ninguno de sus intentos valía la pena? Ella lo amaba con locura, ¿por qué Kaname no entendía eso? No entendía que ella lo amaba de verdad, no como esa humana indecisa.

    Agarró el regalo y su disgusto fue enorme al ver justo el centro de su escritorio ocupado ya por otro regalo. Unos chocolates mal hechos, podía oler la mala combinación de los ingredientes, pero, aún así estaba allí delante del de ella; superándola una vez más.
    Tiró el regalo en la papelera con rabia y colocó en su lugar el esfuerzo de sus manos. Con los ojos ardiéndole por las lágrimas salió corriendo a la terraza. Allí le dio rienda suelta a su llanto, allí con sólo la luna como testigo de su pena y sus lágrimas. ¿Qué podría tener Yuuki que ella no tuviera? Era la única pregunta que pasaba una y otra vez por su mente, mientras su dolor se iba drenando.


    —Ruka, ¿estás bien? —Escuchó su clara y masculina voz. Kain se arrodilló junto a ella, no necesitaba explicación, sólo el pura sangre podría ponerla en ese estado. Y no saben cuanto llegaba odiarlo en esos momentos.


    Sin decirle nada la abrazó, dándole a entender que no estaba sola, y que no había necesidad de sufrir. En silencio secó sus lágrimas con dulzura, aunque ella volteó la cara orgullosa, eso sólo lo hizo sonreír. Para él eso era una buena señal.


    Al día siguiente, Ruka pasó nuevamente frente a la biblioteca mientras iba camino a clases, y pudo entrever por la rendija de la puerta abierta como el regalo que ella había puesto en la basura estaba nuevamente en el escritorio destapado. Y el de ella… En la basura.
     
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