Kimetsu no Yaiba [Ficha] Ena Shaiwase

Ena Shaiwase

Se mordió el labio irritada, mientras tomaba haciendo en el lugar que le indicaba. Sus ojos azules recorrieron el rostro marcado de rojo frente a ella mientras su cerebro evaluaba la situación y pensaba qué responder. ¿Acaso era idiota ese tipo? ¿Había subido todo el camino y había caminado por días para que alguien como él le tomara el pelo? Aquello le molestaba grandemente, pero Ena sabía controlar sus impulsos, y más cuando ella era la que más tenía que perder.

—Podría ser una persona que alivie su carga. Usted al parecer, es el único cazador por aquí, ¿no necesita unas cortas vacaciones? Si me entrena, podrá descansar un poco más. —Ofreció con una sonrisa falsa y conciliadora, tratando de que su voz suave e infantil calara en él.

 

Yue

Un risa fresca se fugó de sus labios ante sus palabras, recordando a su anterior discípulo en ello. Negó levemente con la cabeza y le extendió un amplío abrigo gris para que se protegiera del frío.

—¿Vacaciones? —fingió meditarlo por un largo y silencioso rato—. Si llegas a conocer al señor, se lo dices. Porque no tengo vacaciones desde mis once años de edad —habló sincero, encendiendo la fogata—. Mañana comenzaremos a entrenar, si me demuestras que puedes soportarlo te enseñaré lo poco que sé—. Modesto, así era él.

Salió por la puerta indicándole que durmiese, desapareciendo en la caía del atardecer.

Mañana sería un duro día, para Ena.

 

Ena Shaiwase

Contuvo la respiración mientras lo observaba meditar su oferta. Sinceramente, ¿qué más podría ofrecerle? ¿Qué más podría querer? No era rica, era una niña promedio, incluso podría decirse que era débil y pequeña. Lo único con lo que contaba era con su determinación a no ser una presa indefensa. Se mordió el labio inferior ansiosa para controlar cualquier mala respuesta a la divertida burla del rubio frente a ella. Permaneció en silencio escuchándolo, tratando de romperse la cabeza buscando alguna otra oferta aceptable.

—Mañana comenzaremos a entrenar, si me demuestras que puedes soportarlo te enseñaré lo poco que sé.

Todo su cuerpo se llenó de alivio al escucharlo, y una verdadera sonrisa se extendió por su delicado rostro.

—¡Muchísimas gracias! —agradeció encantada, mientras lo veía salir luego de indicarle que durmiese con indiferencia. Soltó el aire contenido en sus pulmones, aplaudiendo con entusiasmo. Se permitió observar su alrededor, quizás la cabaña no fuese lujosa, pero estaba caliente y la protegería del frío. Arrastró la cobija hacia el suelo y acostándose allí sintiéndose calentita, se permitió cerrar los ojos.

El primer objetivo, lo había cumplido.

 

Informe

La luz de día ha salido en todo su esplendor anunciando el amanecer, escuchándose el sonar de algunos pajarillos acompañados del agua de un pequeño riachuelo que desciende por la montaña que pese al frío no ha sucumbido al congelamiento.

 

Ena Shaiwase


Se desperezó bostezando, realmente había descansado bien luego de hacer tanto esfuerzo físico. El fuego de la chimenea se había casi apagado por lo que la brisa fría que inundó la habitación la terminó de despertar. Se puso de pie, observando y escuchando el paso del agua, decidió luego de abrigarse apropiadamente caminar hasta el pequeño ruiachuelo, para enjuagar su boca y su rostro. Y tratar de colocar su pelo en un moño presentable.

¿Qué haría hoy? ¿Realmente ese hombre la tomaría como discípula? El sonido de su estómago la sacó de sus pensamientos, tenía hambre, así que miró alrededor a ver qué podría comer para mitigar su deseo.