Long-fic de Naruto - Kiss me in the darkness

Kiss me in the darkness​

Autora: Rossie

Disclaimer: Naruto no me pertenece, es propiedad de Masashi Kishimoto, pero los personajes inventados son míos y la historia también lo es. Esta historia está publicada completa en Fanfiction, es mía, estoy con el nombre de Cassis Black, aquí está el link ---> Kiss me in the darkness Chapter 1, a naruto fanfic | FanFiction

I

Estiró un brazo buscando con sus dedos el cálido roce de su piel con la de su compañero, pero tal roce jamás llegó. Abrió los ojos comprobando lo que sus dedos sentían: ásperas y frías sábanas. No había ni rastro de que él había estado allí, ni su aroma había quedado impregnado en esas heladas sábanas.

Se levantó de la cama y cubrió su cuerpo desnudo con dicha sábana, caminó al baño y en el espejo alguien había pegado una hoja.

—“Fue una buena noche —leyó en voz alta con la expresión de angustia grabada en su rostro—…repitámoslo en unos días más. Sasuke” —furiosa rompió el papel hasta hacerlo picadillo y lo botó a la basura.

Se metió a la ducha y cerró los ojos sintiendo como el agua recorría su cuerpo logrando que sus músculos se relajaran y fue ahí cuando pudo pensar con claridad.

Sasuke Uchiha era un hombre muy frío y serio, pero eso era lo que lo hacía tan llamativo para las demás mujeres. Siempre vestía de manera formal sin importar la situación en la que estuviera. No podía recordar claramente qué era lo que había atraído su atención; si acaso fueron sus ojos negros y profundos como el más hermoso cielo nocturno, o si fue su enigmático carácter. Sea lo que fuese ella no podía pensar en otra cosa que no fuese ese hombre.

Hace ya más de cuatro meses que ella y Sasuke salían juntos y dos desde que él se quedaba en su casa. Cada mañana que Sakura despertaba tras pasar una noche con el hombre que había empezado a apreciar más de la cuenta él no estaba a su lado, comenzaba a sospechar que era casado, pero la verdad era que no le importaba mucho.

Bajó las escaleras de su casa ya vestida y arreglada y sintió ruidos en la cocina.

—Quizás aún no se va —pensó comenzando a sentirse feliz.

Grande fue su sorpresa al ver allí a su mejor amiga Ino Yamanaka, quien se había preparado un café y veía televisión como si la casa fuera suya.

—Tú no te cansas de ser tildada como intrusa, ¿verdad? —preguntó Sakura con un tono de voz cansino y la rubia ni se inmutó al oírla.

—No soy una intrusa si la dueña de la casa me da una llave de dicha propiedad para que no la moleste si necesito entrar —respondió encogiéndose de hombros y con la vista centrada en el televisor—. Sakura, tuviste que estar en la editorial hace media hora para firmar con ellos la publicación de tu libro—regañó la rubia y la otra chica bufó molesta.

—No fastidies, Ino —habló entre suspiros—. Hoy no me siento bien.

Ino le mandó una mirada acusadora a su mejor amiga, pero en vez de reprocharle algo guardó silencio. Sakura notó este gesto y volvió a suspirar.

—Les dije a los editores que tuvieran paciencia —Sakura le mandó una mirada inquisidora sabiendo que mentía—. ¡Está bien! —exclamó— Les dije que tenías apendicitis y que tan pronto te aliviaras irás a verlos.

Ambas suspiraron con cansancio; Sakura sabía que de ahí en adelante le llegarían llamadas de falsa compasión asegurándole que le rogarían a las mil deidades para que se aliviara. Ino, por su parte, sonrió maléficamente al sospechar el motivo del cansancio de su amiga.

—¿Y…? —preguntó emocionada.

—¿Y qué? —respondió Sakura sin apartar la mirada del televisor.

—¿Cómo te fue con el bombón de Sasuke anoche? —preguntó riendo pícaramente, Sakura le mandó una mirada de ira— ¡¿Tan mal?! Y eso que él se veía bueno en la cama —habló con profunda decepción.

—¡Cállate, Ino! —refutó la Haruno— No es eso.

La rubia captó en seguida la indirecta: Sakura no quería hablar de eso. Ambas desayunaron el resto de la mañana tranquilamente y el tema de Sasuke no fue tocado en todo ese rato. Hablaron de trabajo, trivialidades y de chismes hasta que llegó la hora en que Ino tenía que irse a trabajar.

Ino Yamanaka era una de las jefas en la editorial “Words are dreams”, todos los autores que querían que sus libros fuesen publicados en aquella famosa editorial debían pasar por el ojo crítico de la rubia; fue allí donde ella y Sakura se conocieron, la Haruno había escrito su tercer novela de misterio y era su deseo publicarla a través de esa editorial, Ino quedó impresionada por su trabajo y cuando hablaron por primera vez se hicieron inseparables y Sakura no había vuelto a publicar nada por otra editorial.

En el caso de Sakura, ella era una muy reconocida escritora que había publicado más de quince escritos, diez de ellos habían sido ingresados a la lista de los más vendidos y tres habían sido llevados al cine.

—Sakura —le habló Ino a su amiga con semblante serio—, me até la soga al cuello por ti al excusarte esta mañana, no vayas a volver a fallarme —Sakura negó rápidamente con la cabeza—. Te doy libre hasta mañana ya que les dije que hoy te habían operado —habló guiñando el ojo con una sonrisa plasmada en su rostro.

—Gracias, jefa —respondió con una sonrisa de oreja a oreja e Ino agrandó la suya.

—Espero que estos días pasen rápido, no soporto leer los manuscritos aburridos de algunos autores —habló entre risas mientras se despedía de su amiga.

Tan pronto cerró la puerta luego de que Ino se fuera sintió como su estómago se revolvía, sin pensarlo llevó una de sus manos al estómago y la otra a su boca sintiendo inmediatamente una arcada que la obligó a encorvar su espalda.

Sólo por precaución se encaminó lentamente al baño, pero sus pasos lentos y torpes aceleraron y se volvieron aún más torpes; como pudo llegó al baño y rápidamente hundió su rostro en el retrete devolviendo todo lo que había en su estómago.

Una lágrima se escurrió desde uno de sus ojos debido al ardor que le ocasionaban los jugos gástricos y de a poco podía sentir como sus fuerzas se esfumaban. Cuando ya terminó de vomitar se tambaleó hacia el lavamanos y se lavó el rostro y cepilló sus dientes. Una reacción bastante extraña.

—Debió ser la cena de anoche —pensó en voz alta.

Sakura consideró ese evento como una situación aislada, que todo había sido producto de algo que le cayó mal al estómago, debido a eso no le tomo la importancia que requería. Decidió disfrutar sus días libres yendo de compras, tomó su teléfono y marcó un número en especial.

—Lo siento, Ino, estás trabajando —se disculpó mirando hacia el cielo como si la rubia pudiese oírla. Una sonrisa ladina se plasmó en su rostro cuando su amiga contestó.

—¿Diga? —escuchó la inconfundible y chillona voz de Karin Uzumaki, su otra mejor amiga.

—Karin, soy Sakura —la chica al otro lado de la línea comenzó a chillar de emoción por lo que Sakura se apartó un poco el teléfono de la oreja—. ¿Estás libre hoy?

—Para ti siempre estoy libre, chica —respondió velozmente y Sakura casi pudo ver la sonrisa plasmada en el rostro de su amiga—. ¿Qué tienes en mente?

—Necesito salir de compras, tengo una cita y quiero lucir bien.

Karin e Ino no se soportaban, Sakura nunca se interesó en saber el motivo, pero la rubia siempre le advertía que no se juntara con esa zorra, y Sakura le advirtió a Ino que a ella no le interesaban los problemas personales que tenían entre ellas, creía que porque Karin no le había hecho nada aún no iba a suceder. La rubia se cansó de advertirle a su amiga y le dijo que hiciera lo que quisiera, ella iba a estar ahí siempre para su amiga.

Debido a los problemas entre Ino y Karin, Sakura no podía salir con ambas a la vez o tener una noche de chicas las tres juntas.

Se arregló para la salida con su amiga y salió de su casa contenta por tener un par de días libres lejos, al fin, de su computadora. Llegó al centro comercial y ahí estaba su pelirroja amiga vistiendo una de sus faldas cortas que hacían que los hombres la miraran más de la cuenta y que Ino le gritara lo zorra que parecía.

Tuvieron un día que fue catalogado por la escandalosa pelirroja como “divertido”, pero Sakura lo vio más del punto de vista monetario, ya que ella había considerado comprar un conjunto de ropa para usar esa noche, pero su amiga la había obligado a prácticamente cambiar todo su guardarropa.

Luego de las extenuantes compras ambas se dirigieron a una heladería a conversar mientras comían y fue ahí que Sakura le comentó a su amiga lo que ocurría.

—¿Vomitaste? —le pregunto alarmada la pelirroja y Sakura asintió con la cabeza— ¿Y no has ido al doctor o al hospital? —siguió exclamando con preocupación. Sakura le hizo un gesto de que bajara el tono de voz, pero la chica la ignoró.

—No es tan importante, Karin —dijo ella con tono de voz calmada para que su amiga no siguiera poniéndose histérica—. Debió ser algo que comí anoche.

Por alguna razón las palabras de Sakura no convencieron a Karin quien puso expresión pensativa y no apartó la mirada de Sakura, entonces una pregunta se asomó en su mente y como si tuviera una linterna brillando sobre su cabeza gritó que tenía una idea.

—¿Hace cuánto que te acuestas con Sasuke? —gritó indiscretamente ignorando completamente el hecho de que estaban en un sitio público. Sakura se ruborizó.

—¡Es todo, no vuelvo a sacarte a pasear! —gritó alterada y muy ruborizada.

—¿Usan protección? —insistió y Sakura se puso de pie tratando de huir a pagar la cuenta, pero Karin la agarró de un brazo— ¡Entiendes a lo que voy! ¡Responde!

La chica miró horrorizada a su amiga quien sujetaba su brazo y la miraba decididamente. Sakura comenzó a pensar, trató de recordar cuándo fue su último periodo y cuántas veces se había acostado con Sasuke. No podía pensar con claridad, sintió sus piernas temblar y al notar que la gente las miraba y murmuraba cosas cambió su expresión de pánico por una seria e inquebrantable, aunque por dentro quería echarse a llorar a los brazos de alguien.

—No seas estúpida —susurró con un hilo de voz, trató de sonar fría, pero sonó muy forzado.

Se deshizo del agarre de su amiga y pagó su helado, luego se encaminó al estacionamiento del centro comercial. Cuando ya estuvo allí fue alcanzada por Karin quien la miró con la expresión más seria que había puesto en su vida, Sakura le respondió de la misma manera.

—Esto no es una broma —susurró molesta—. Un bebé nunca lo es.

Sakura sabía cuán sensible era ese tema para su amiga. Los ojos de ésta se llenaron de lágrimas y Sakura no pudo mantenerle la mirada así que miró al piso.

—Puedes decirme —susurró la pelirroja entre sollozos. Sakura no la miró—. ¿Cabe la mínima posibilidad de que estés embarazada?


Continuará…