Microrrelato Juguemos un segundo

No pregunten~


216 palabras

Juguemos un segundo​

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Es hora de abrir los ojos, despertar y estirarse, sentir los músculos tensos y el alma llorar, al corazón desgarrarse en un instante, pero aún queriendo latir. Toma la sábana y haz la cama, ve al baño y toma una ducha, luego toma un desayuno apresurado, con una tostada a medio comer; ve corriendo al trabajo que se hace tarde, ya llegaste y debes hacer lo que te toca, con mala cara porque no te gusta. El corazón está hecho añicos, y tu alma busca una anestesia que no funcionará.

Juguemos un segundo a ser Dioses, seres egocéntricos, fríos y distantes, malditos del corazón, demonios que causan dolor por una vana satisfacción. Unos humanos cualquiera, ¿no es así? Ah, pero es que ellos no sienten nada, ni culpa, ni se arrepienten y muchos ni saben lo que es la traición, ésa es, querido lector, la diferencia.

Causan emociones angustiantes, pero ellos no sienten nada semejante. Para un Dios un segundo es una vida, por ello juguemos a ser Dioses un segundo, y que en ello se nos escape la vida.

Ahora… Sólo abre los ojos, levántate con los músculos tensos, arregla tu cama al mismo tiempo que tu corazón está gritando y el alma llorando, por eso sería divertido decir: “juguemos a ser Dioses un segundo”.