One-shot de Naruto - Jikan[Shino/AU]

Pues es otro reto de Pire, me agradó este mundo alterno, creo que tiene potencial, probablemente en el futuro lo explote más. Mientras tanto que lo disfruten.


Sonidos de ladridos, disparos mientras en las siluetas se notaba como uno a uno comenzaban a caer, seguro su compañero Kiba se encargaría fácilmente del resto de los secuaces de poca monta confiaba que lo hiciera. Su objetivo era otro, además prefería trabajar solo.

Shino era su nombre, un hombre silencioso y temido, pertenecía a un grupo especial que el gobierno enviaba cuando el resto de los recursos había fallado, oficialmente no existía. Vestía una gabardina de color blanco con una capucha que le cubría el rostro, pantalón negro de mezclilla, y una playera desmangada color negro, en su rostro llevaba unos lentes negros.

— Date, la vuelta y tírate en el piso, ¡Tírate en el piso maldita sea!— exclama un hombre mientras la apunta con una ithaca en la nuca. — ¿Qué diablos son ustedes?...

De cualquier manera cualquiera que le hiciera frente no sobrevivía para saber si era así. Sus gafas negras y redondas se bajaban por un segundo, los instantes en los que tardaba en acomodarlas en su lugar, el arma solo herrumbre y el hombre huía asustado.

El chiscar metálico de dos engranes chocando entre si multiplicado por mil. Un golpe fulminante destrozó el hormigón por debajo de Shino que se había elevado en los aires apenas una milésima de segundo antes. Se encontraba con una mirada con el rostro inexpresivo de un hombre que dirigía su vista hacia él, pero de una manera extraña no lo estaba mirando, sus ojos eran fijos, no transmitían ninguna luz, al menos no ninguna natural.

El sonido se repitió nuevamente, en esta ocasión había sido más rápido el atacante y terminó golpeándolo en el pómulo haciéndolo sangrar. El Amurabe se mantuvo sin mostrar ningún gesto de nerviosismo como era su costumbre, más por dentro se preguntaba ¿cómo es que era posible?, había pasado demasiado antes de que algo lo hubiera golpeado, la idea de que hubiera ocurrido lo consternaba.

Eran miles de piezas metálicas las que se unían por medio de pequeñas explosiones eléctricas, un segundo individuo se alzaba para atacarlo con un trozo de mejilla en proceso de oxidación, era el mismo fragmento que había tenido contacto con él.

Ambos hombres metálicos con algunos movimientos automatizados pero en extremo rápidos se lanzaban a atacar golpeándolo, el primero lanzando uno un puñetazo a su rostro y el otro una patada dirigida a su estomago. Lograba interceptar ambas con sus brazos, eran demasiado fuertes, más de lo que podían aparentar. Escuchaba ambas muñecas crujir en un terrible crack mientras presionaba los dientes por el pulso de dolor.

Shino sonrió levemente.

Cuando iba entrando a la adolescencia fue seleccionado entre varios ajovenes. Los sometieron a distintas pruebas de supervivencia, inteligencia y fuerza, tenían que enfrentarse entre ellos en la fase final. Aquella chica rubia no había sido un rival sencillo, al final solo había usado la fuerza necesaria para vencerla. Su premió, fue el someterlos a una serie de experimentos, existía una sustancia experimental que les ingresaron a sus cuerpos y así, todo cambió para él.

Alrededor de él comenzó a generarse una niebla blanca, pequeños puntos que recordarían copos de nieve si no se movieran en vórtices como un enjambre, eran cronotones, partículas de tiempo que emanaba su cuerpo de sus células. Sus muñecas rotas por el efecto de su poder se regeneraron, caso contrario cuando ésta a los androides que en vano intentaron dar su ultimo golpe, una lanza eléctrica surgiendo de su antebrazo, antes de desvanecerse vueltos oxido.

El verdadero atacante residía al final de las escaleras, era un hombre de piel morena, pelo crespo pero corto y vestía de traje. En un vano intento de detenerle, le lanzó una ráfaga de rayos que erraticamente impactaron a su alrededor, pero Shino logró esquivarlos, apenas tocó el piso. Todo esto había ocurrido en apenas unos segundos. Salió corriendo tras él, al pasillo que daba a la azotea, seguro que arriba un helicóptero lo esperaba y si así era quedaría, fuera de su alcance.

Aquel hombre, pertenecía a la Mafia de la Tormenta, generalmente tenían sus propios asuntos, de hecho por lo que sabía habían hecho muy prospero su propio país, sin embargo, como todo país buscaban amasar poder y no hay poder más grande que conocer cada aspecto del destino.

Los Hyuga, seres de una dimensión que llegaron a esta por un portal, contaban con la capacidad de ver en todos los espectros visibles y a través del tiempo.

Una de ellos estuvo apunto de unirse a su unidad alguna vez, sin embargo cuando comenzaron a surgir esos ataques, su padre se lo impidió, el primo de ella era un punto y aparte, un renegado de su clan de cierta forma, pero esa es otra historia.

Había varios de ellos presos, seguramente niños cuando sus habilidades aún no estaban del todo desarrolladas.

Salió a la azotea del edificio, vientos huracanados provocados por las hélices le impedían avanzar libremente. El helicóptero comenzaba a despegar del sueño, Shino no lo pensó dos veces.

Una figura había pasado tras de él y sabía que solo podía tratarse de una persona. Él comenzó trabajando solo, pero la experiencia le enseño que podía y debía confiar en otros.

Sin pensarlo dos veces introdujo su mano entre las hélices traseras del vehículo aéreo, estas alcanzaron rápidamente sus tejidos y huesos casi destrozándolos, más esto solo duró una fracción de segundos. Su mano instantáneamente reincorporada sujetaba un metal que se oxidaba por acción del tiempo, el helicóptero comenzaba a envejecer dejando una oxidada carcasa suspendida en el aire.

Kiba en su figura lobuna había atrapado en el aire a los cautivos y el responsable en cambio era tomado por el cuello de su camisa por Shino, que en pocos momentos lo transformaba en un infante tocando con un dedo su frente.

Su misión había terminado.