Siempre a tu lado Jamás abandonar [Hachiko]

Tema en 'Fanfics sobre TV, Cine y Comics' iniciado por Fénix Kazeblade, 23 Noviembre 2020.

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    Fénix Kazeblade

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    Escritor
    Título:
    Jamás abandonar [Hachiko]
    Clasificación:
    Para niños. 9 años y mayores
    Género:
    Amistad
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    1314
    Esta historia transcurre de manera alternativa a la historia de Hachiko, entre los 1935 y 1946.

    La noticia se emitió en la mayoría de los noticieros, una pequeña niña de seis años se había perdido en la estación de Shibuya en plena tormenta. Mientras que el cielo rugía con rayos y truenos un joven policía llamado Usagi, se retiraba su gorra de policía ya empapada y la tiraba al piso a estas alturas solamente el obstruía la vista, abrió los ojos lo más que pudo y con la luz tintineante de una lampara y las barreras temporales de agua precipitándose violentamente al piso apenas y se le permitía distinguir un par de pasos adelante, parecía una tarea imposible, los vientos apenas le dejaban mantenerse en pie.

    — ¡ Hana! — exclamó el oficial con todas sus fuerzas llamando a la pequeña — ¡ Hana!— gritó con más fuerza hacia la dirección opuesta.

    Pero como respuesta solo recibió silbidos espectrales del viento.

    Era imperativo dieran con ella lo más pronto posible, la niña tenía problemas respiratorios de nacimiento, se dirigía justo rumbo a un tratamiento experimental que prometía mejorar su condición cuando un relámpago causó un apagón, se escuchó como una pequeña explosión y la gente asustada salió de la estación precipitadamente, fue tarde cuando la madre de la niña se dio cuenta que sus manos se habían separado y comenzó a buscar desesperadamente sin dar con ella.

    La tormenta arreció en pocos segundos lo que complicó, lo que hizo más difícil considerablemente su búsqueda. Aunque varias personas voluntarias se unieron a la policía para buscarla en los alrededores no habían dado con ella.

    Ocurrió un nuevo relámpago y las pocas luces del alumbrado publico que quedaban encendidas cedieron quedando en la completa oscuridad, para su infortunio, en ese mismo momento su piel resbaló por la acera y terminó cayendo y impactándose con la pared. Usagi sintió dolor en su frente sintiendo su piel hinchada, presionó los dientes respiró profundo bajando la cabeza, no la abandonaría, se sacudió por absurda costumbre la ropa lo mejor que pudo y continuo su búsqueda.

    Años atrás, alguien le enseño el valor de la lealtad y la perseverancia; como si algo era importante para ti, debías mantenerte allí y jamás abandonarlo.

    Tenía unos doce años de edad, Nara quien era entonces su mejor amigo, había desafiado a los bravucones de su escuela cuando interceptaron a ambos en un callejón resistiéndose a darles una chaqueta que llevaba puesta, era una prenda genial, tipo militar pero con un estilo casual, pero la razón real era por que esta, había sido el ultimo regalo que había recibido de su padre, había muerto en un accidente un año atrás.

    — No hagas las cosas más complicadas Nara, entregánosla, es un simple harapo— espetó uno de ellos extendiendo la mano.

    El muchacho lo miró y decidido negó con su cabeza, acto seguido recibía un fuerte puñetazo en la mejilla derecha y era tomado del cuello de su camisa.

    — No lo repetiré— amenazó el tipo con una de sus manos en forma de puño frente a su cara.

    — No lo molestes— declaró entonces Usagi con cierta furia en su expresión.

    Hasta ese momento había sido invisible para ellos, los otros dos que iban con el abusón se dirigieron hacia donde estaba.

    — Enséñenle a no meterse — les ordenó.

    La molestia de Usagi entonces se transformó en miedo y dio media vuelta comenzando a correr dejando a su suerte a su amigo. Corrió con toda la fuerza que sus piernas le permitieron, tanto que las pantorrillas comenzaron a dolerle, cuando pensaba en detenerse escuchaba los insultos y gritos de sus perseguidores por lo que se obligaba de nuevo a apresurar el paso.

    Sintiéndose mareado, se reclinó en una pared y se tiró al piso sentándose, ya no podía más, miró hacia todos lados esperando encontrar a los que lo perseguían, pero al parecer los habían perdido.

    Intentó recuperar el aliento, cuando al fin pudo lograrlo, se sintió terrible, percatándose de lo que había hecho golpeó con impotencia el concreto frustrado, una punzada de culpa se sintió en su estomago como un puñetazo, negó con la cabeza. Presionó sus ojos debatiéndose en que hacer.

    Sus pensamientos fueron detenidos con un jadeo, en momentos se percató que venía de su lado, un perro de pelaje dorado de raza akita lo miraba con cierta curiosidad, se le notaba cansado y de una edad avanzada. Usagi se levantó percatándose que la estatua en el pedestal era de él.

    — ¿Eres tú?— le preguntó al chico

    El perro ladeó la cabeza.

    — En la escuela leímos la historia de uno de los alumnos de tu dueño ¿de verdad llevas todo ese tiempo esperándolo?— preguntó.

    La mirada del perro le contó sobre cada tarde, sobre cada invierno y día bajo la lluvia, sobre toda esa esperanza inamovible, sobre su devoción inamovible.

    Usagi no pudo más que acariciar su cabeza sintiendo un nudo en la garganta, el probablemente permanecería allí toda su vida solo con el deseo leal de ver regresar con su amigo, él en cambio había abandonado al suyo a su primera oportunidad, sus ojos se cristalizaron y respiró profundo. Afirmó con la cabeza y acarició a Hachiko una ultima vez, decidido corrió a toda velocidad volviendo sobre sus pasos hacia donde estaban Nara.

    El resultado de dicha decisión fue un ojo hinchado y un labio partido para ambos, sin embargo al final de todo el enfrentamiento ambos sostenían fuertemente la chaqueta completamente integra.

    Usagi sonrió al recordar aquella ocasión, ahora en el presente y aún en medio de la tormenta podía recordar que por esa calle donde se encontraba había pasado hace años.

    Un pensamiento vino entonces en su cabeza, podía ser una locura, pero ya habían intentado todo, era demasiado persistente para tratarse de una simple casualidad. De alguna manera en ese momento a pesar de que la tormenta no había amainado, podía ver claramente el camino, probablemente por que sabía exactamente a donde dirigirse.

    La salida opuesta.

    Cuando el incidente ocurrió, todas las personas habían salido corriendo por la entrada principal, se intuyó que la pequeña Hana había hecho lo mismo, por lo que se concentró la búsqueda en todos los alrededores de esta, pero una posibilidad más existía, que Hana se hubiera adentrado a la estación y hubiera salido por el otro lado, alejándose de las personas.
    Usagi tuvo que dar la vuelta por que la estación completa ya se encontraba cerrada, alguien en el camino le dijo algo, pero el siguió de largo sin prestarle atención, esquivó apenas un auto que pasaba por la calle en ese momento y viró para encontrarse entonces en el pequeño jardín donde congregaban varios arboles alrededor de la estatua de Hachiko, aquel perro fiel que le había enseñado la importancia de la lealtad a todo el mundo, incluyéndolo.

    — ¡Hana! — gritó entonces con todas sus fuerzas.

    Un pequeño bulto se movió en el suelo junto al pedestal de la estatua, cuando un trueno resonó en el cielo y la luz de su rayo iluminó por segundos el lugar pudo ver rostro asustado de una pequeña que se sobrecogió con el ruido, el oficial llegó corriendo a ella y la abrazó con fuerza, la miró sonriendo con gentileza y aferró a su cuerpo para evitar que perdiera más calor, la niña se encontraba asustada, pero parecía que se encontraba bien, dados sus problemas, respiraba en ese momento con normalidad.

    — ¿La estuviste cuidando amigo?— le preguntó a la estatua y acarició su cabeza como lo hizo hace años.— gracias.— concluyó con una reverencia dando la vuelta y alejándose.

    La tormenta comenzó a calmarse y el oficial orgulloso de su labor, entregó a la pequeña Hana a los servicios de emergencia, la encontraron milagrosamente estable y él se convenció más que nunca, de siempre ser leal, mantenerse allí siempre ante todo, ante posibilidad, si algo era importante para ti, debías mantenerte allí y jamás abandonarlo.
     
    Última edición: 22 Marzo 2022
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