¿Que pasaría si uno de los misterios mas raros de Londres volviera a renacer? ¿Que pasaría si una persona esta decidida a resolverlo y sin saberlo, esta involucrada en los asesinatos a manos de un destripador? Espero que les guste, me esmere mucho en comenzar una nueva historia, ya que me falta inspiracion para la otra, que todavía sigue vigente... .-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-. Jack Báthory: El Destripador Lugar: Whitechapel, East End, Londres. Viernes, 21 de diciembre de 2012 Hace no mucho tiempo, encontré unos pedazos de papel, de lo que parece un fragmento del diario de mi tía, Elizabeth White, que datan desde fines de Agosto a principios de Octubre. Eso quiere decir que escribió en él cuando “Los crímenes de la medicina” atormentaron Whitechapel durante esos meses oscuros, hace ya tiempo. Transcribiré las páginas a mi cuaderno, pues las originales están muy desgastadas para seguir sobreviviendo por mucho más tiempo. La primera dice al costado “Numero 1”, así que en ese tiempo lo había empezado a usar. ********************************************** Diario de Elizabeth White, 31 de Agosto Hoy han encontrado el cuerpo de un hombre cerca de Whitechapel Road, o lo que queda de él: tiene la garganta cortada y le han extraído algunos órganos. En la televisión es el único tema del momento, y creen que el asesino utilizo el “ritual” de Jack el Destripador. He de destacar que siento una fascinación hacia estos casos, aunque debe ser porque en mi familia, la mayoría trabaja en la estación de policía de mi padre, fundada hace quien sabe cuánto por mi bisabuelo Thomas, o también son detectives que se enlazan individualmente en cualquier caso que se presente, y que piensen que los llevara a alguna parte interesante. Yo en cambio prefiero el hospital psiquiátrico, del cual soy una especie de co-directora, y donde los pacientes me distraen de los secretos que no se, que además involucran a mi familia. Escuche acerca de estos hace 6 meses, cuando mi padre y mi madre conversaban acerca de “algo” que tenían que decirnos a Julia, mi hermana (que es policía), y a mí. Cuando entre en la habitación y les pregunte acerca de lo que nos tenían que contar, negaron todo y mi padre dijo: “¡Estas demasiado tiempo en ese manicomio!”. Pero al tiempo que me fui de la habitación, escuche murmurar a mi madre: “Deberíamos hablar con William. Los Báthory no tienen ese derecho.” Una nueva intriga surgía en mi cabeza. ¡Todo aquello era tan emocionante! Hasta el 25 de agosto no me di cuenta de que se referían claramente al señor William P. Báthory, dueño de la Mansión B. Un hombre amable, aunque siempre que lo vi lo califique de paranoico, no sé si por su conducta extraña cuando habla, o porque también oculta algo. Ayer decidí pasar por su hogar y me recibió con una expresión extraña. Eso de alguna manera había aumentado mis esperanzas, ya que si mi familia y la suya esconden algo, cualquier encuentro entre las mismas sería raro y digno de sospecha entre los involucrados. — Elizabeth White. No esperaba verte por aquí. Pasa, pasa. Le diré a mi sirvienta que te traiga un poco de té. — dijo con aparente calma. — Muchas gracias, pero estoy de paso ya que tengo que irme a trabajar. — De acuerdo. De todos modos, no se a quien debes estar buscando, pero mi esposa y mi hijo han salido a dar un paseo, tardaran en volver, así que… — Yo quiero hablar con usted. — le interrumpí. ¿No se daba cuenta de lo evidente que era al intentar evitarme? Me dio permiso para sentarme en un sillón rojo, con rostro aturdido, y mientras lo hacía, el se acomodo en uno verde, frente a mí. — Aunque le parecerá una locura, creo que usted, junto a su familia y a la mía, ocultan algo. Quiero saber que es. La fingida expresión jovial que poseía desapareció repentinamente de su rostro. En cambio, el horror y la angustia se presentaron en su cara, y se levanto sobresaltado del asiento. — Pequeña Elizabeth, tú no sabes en que juegos te estás metiendo. Te recomiendo, si eres lista, que olvides todo esto y te retires sin más— contesto, mientras yo lo mira casi boquiabierta. — Señor Báthory, realmente necesito averiguar qué es lo que está pasando. Mi cabeza gira alrededor de este enigma, y no voy a parar hasta resolverlo. Báthory miro hacia sus costados, como para asegurarse de que no había nadie presente que nos escuchara, agarro una pluma y un papel rosado. Escribió rápidamente algunas palabras y me lo dio. Luego, se oyó el ruido de la puerta delantera que se abría. Muy deprisa y mientras me empujaba hacia el interior de la casa, susurró: — Elizabeth, nuestras familias han estado entrelazadas durante más de un siglo, y la paz que ha prosperado todo ese tiempo pronto se acabara. Es lo único que puedo decirte Intente dirigirme hacia la puerta de donde vine, pero me siguio empujando en dirección contraria. — Ya no hay tiempo. ¡Sal por la puerta de atrás! No sé si me asuste, pero corrí tontamente hacia la puerta que me indico, justo para cerrarla al momento que Evelyn Báthory decía: “¿Alguien estuvo aquí?”. Salí silenciosamente del jardín trasero, que tenía un aroma difícil de identificar, y me fui hasta el hospital. ¿El señor Báthory me estaba protegiendo de algo? ¿O de alguien? Sé que la señora Báthory es una vieja impaciente y poco sociable, pero nunca ha hecho daño a nadie. Y su hijo, Jack Báthory, es una de las personas más calladas y corteses que conozco, así que veo improbable la posibilidad de que alguno de ellos quiera hacerme algo… ¿O sí? Después del suceso de ayer, decidí cambiar de ruta camino al hospital. No quería volverme a cruzar con ningún Báthory por mucho tiempo. Ahora son las cuatro de la tarde, lo que significa que mi padre vendrá dentro de unas horas, siempre me visita en mi trabajo ya que nunca voy a su casa. En mi oficina enciendo la tele: han identificado el cadáver como el doctor Aarón Grimes. Se quien es, o mejor dicho, quien era, lo conocí en una de esas charlas sobre psiquiatría a las que solía ir, hasta que me aburrieron. Parecía un tipo tranquilo, por lo que no puedo pensar que haya sido un ajuste de cuentas por ejemplo, y ni siquiera un robo. El autor del crimen debe haber sido un loco que quiso dejar un mensaje… ¡Mensaje! Ahora recuerdo el papel que William Bathory me había dado, lo saco de mi bolsillo y lo leo. Unas tres simples líneas de palabras, con temas sin relación entre sí. Ahora que lo puedo observar con cuidado, su color es una mezcla entre el rojo y el rosa oscuro, y huele al mismo aroma que el jardín de la Mansión Báthory. _ Erzsébet Báthory _ Jack el Destripador _ Carrie Brown W. ¿Qué es todo esto? ¿A caso es una broma? Lo único que me puede resultar familiar es el nombre de Jack el Destripador, quien ha sido mencionado internacionalmente todo el día, por el asesinato de Grimes. En cuanto a lo demás, lo buscare en la computadora. La primera consulta me hizo pensar en algún pariente de los Báthory, por su apellido. Sin embargo, el nombre no parecía de este país. Aparecieron los resultados, y me sorprendió uno en particular, ya que su titulo sonaba escalofriante: Asesinos de la A a la Z Erzsébet Báthory, también conocida como la Condesa Sangrienta, fue una de las asesinas mas desalmadas de todo el mundo, llevando una carga total de casi 700 muertes de jóvenes para obtener su sangre, según ella, la fuente de la belleza y la juventud. Al ser capturada y condenada a muerte por un pequeño grupo de personas que habitaban el castillo, sus descendientes huyeron a Londres, ya que eran acusados de ayudarla. Y juraron vengarse… En ese momento sabía tres cosas terribles: 1. La Condesa Sangrienta dejo a su descendencia el apellido Báthory. 2. De alguna manera, su linaje (creo yo) quiere seguir con la masacre, pero no por belleza, si no por venganza. 3. Los Báthory de Whitechapel planean esa venganza. Todavía no lograba relacionar el resto de las cosas, pero sabía que estaba un paso más cerca de la verdad. Esto debe saberlo alguien que pueda ayudarme, como mi padre. Me recuesto en mi pequeño dormitorio a descansar un poco, pues me duele la cabeza, mientras espero a que llegue a mi trabajo-casa, porque prácticamente vivo allí: una cocina, una cama, baños en los dos pisos, varias oficinas y las habitaciones de los pacientes. Necesito dejar de escribir, de esta manera podre contarle a mi padre lo que he descubierto. Solo espero que el también pueda colaborar.
