Islas Naranja: El paraíso de la basura

Tema en 'Fanfics Abandonados Pokémon' iniciado por Hns, 6 Febrero 2013.

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    Hns

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    Islas Naranja: El paraíso de la basura
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    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Ciencia Ficción
    Total de capítulos:
    3
     
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    Hace tiempo que quería hacer un FF de pokémon, mi idea es abordar un poco la temática de ciencia ficción y hacerlo un poquin mas serio. Como onda su novela pokemon y que la trama principal se situara en un contexto un poco más realista de lo que “podría” haber ocurrido en el mundo de los pokemon. Tengo aún mucho miedo de publicarlo, pero lo haré igual porque muero de curiosidad de saber qué opinión genera. Sé que es un poco distinto, sin contar que es mi primer ff espero que no haya faltas.

    La historia trata de un tipo que vuelve a las islas naranjas arreglar asuntos pendientes y esta como metido en todo este contexto loco PD: Hay personajes mezclados, algunos reales con un poco cambiadas las historias y otros inventados espero no salir del canon, cualquier cosa espero me lo digan.

    Contexto

    La historia transcurre en un mundo pokémon que se ha visto implicado en una serie de controversias y rivalidad entre la comunidad científica y entrenadores. Desde hace un par de años los experimentos científicos fueron avanzando hacia la rama de la experimentación, lo que significo un gran tabú para la comunidad de entrenadores. Para seguir con estos experimentos, se hicieron investigaciones secretas en lugares geográficamente aislados. Mientras, al mismo tiempo se formaron agrupaciones radicales que planeaban atentados en contra de las principales universidades, academias y laboratorios. Los hombres de ciencia comenzaron a perder credibilidad, por lo que terminaron desistiendo de seguir con las pruebas (aparentemente). Los entrenadores les dieron una buena acogida con la condición de que no se volviera a tocar el tema de la experimentación pokémon. Y así estuvieron zanjadas las relaciones durante algún tiempo. Los sindicatos radicales fueron desintegrándose con excepción de algunos que desconfiaban de la palabra de los investigadores. Los ataques continuaron, pero los medios bajaron el perfil de estos. Poca gente sabe que estos grupos aun existen, la mayor parte de la información se mueve dentro de la clandestinidad.
    Las islas naranjas debido a su neutralidad han recibido ambos bandos por igual, otorgando el anonimato entre sus bahías. La gente recorre con miedo los muelles y las costas, sin saber que está pasando. Los pokemon sienten el cambio en el entorno, varían sus rutas migratorias y lugares de apareamiento. Estos hechos despiertan intriga alrededor del mundo, las comunidades están preocupadas.

    Nombre FF:
    Islas Naranja: El paraíso de la basura

    *Capitulo 1.- Berilo

    El loopylop navegaba rebosante de energía por las aguas del archipiélago, era un barco viejo de dos niveles; una parte trasera y techada; donde se veían autos, paquetes y una horda de niños corriendo de aquí para allá tras un poliwag que los iba alejando de salto en salto con chorros de agua. En la proa el barco subía un nivel que se comunicaba por unas escaleras de maderas ambos costados, el barandal metálico había sido roído por la corrosión y los pasajeros permanecían en su mayor parte anclados a este, mirando perdidos el mar. Esta era una vieja nave de transporte, la usaban con mayor regularidad los habitantes de las propias islas que los turistas, que preferían los costosos cruceros.

    El ambiente era tenso en la cubierta de proa, miraban con desconfianza a un joven desgarbado, de cabellos oscuros y crespos. Lo que más les llamaba la atención de su atuendo era su bata, se podía deducir que era un hombre de ciencia que no estaba ganando mucho dinero; por eso viajaba en el loopylop, tal vez un recién egresado. La ciencia ya no era bien catalogada desde que grupos radicales comenzaron con atentados a laboratorios y academias. Las islas naranjas no estaban aparte de esto.

    El joven camino por cubierta y se dirigió a la parte trasera del ferry, se veía a los niños aun correteando entre los autos al poliwag polizón. De pronto el barco dio una sacudida tirando al suelo algunos pasajeros, se extendió un rumor por cubierta. Detrás de ellos cuatro gyarados perseguían a un golduck. Los niños corrieron a los brazos de sus padres mientras el científico llamaba a golduck a su pokébola. El barco comenzó acelerar y los pasajeros se refugiaron en la cubierta de proa, nadie se atrevía a enfrentar a los gyarados porque sabían que vendrían mas, estaban en su territorio. Ya sea suerte o desgracia en una de las fuertes sacudidas el pequeño poliwag que estaba escondido entre la carga resbalo, cayendo al mar donde fue devorado. Dando tiempo suficiente al barco para escapar. El mundo quedo en silencio por un momento, los niños lloraban amargamente en cubierta mientras los curiosos asomaban a ver la mancha diluida en el agua. El poder del mar es hacer las cosas pequeñas hasta que ya no importen, su inmensidad hace sentir insignificante a cualquiera y eso fue lo que hizo. Un par horas más tardes ya se había olvidado el suceso.

    — Disculpen pasajeros por los inconvenientes, ya estamos llegando a Mandarina Sur — La voz del capitán sonaba por los altavoces.

    La gente miraba la ciudad a lo lejos, el sol comenzaba a ponerse y la brisa marina soplaba fría entre las cabezas. Las olas, antes ruidosas ahora clamaban quietud formando un espejo en el que se reflejaba ese ser vivo, Mandarina se movía entre luces y puntos. Los grandes rascacielos rasgaban en silencio la oscuridad de la noche, sus reflejos recibían chispeantes a los pasajeros. El ferry hecho ancla al puerto y fijaron los amarres. Los autos cobraron vida internándose en el ajetreo urbano. El capitán salió del timonel.

    – ¿A dónde va usted amigo? – dirigiéndose al hombre de bata, tenía una voz ronca pero alegre.

    — Voy a Isla Valencia. Perdón por lo que paso, no era la intención de golduck atraer a los gyarados al ferry — dijo con cara afligida — Debió de sentir miedo y trato de volver al barco eso fue todo, espero no nos eché. No tenemos más dinero.

    — JAJAJAJA! ¡No tan rápido amigo! — Le dijo a un marinero que salía a hurtadillas por la rampa de automóviles — Debes dejar cerradas las bodegas antes de que acabe tu turno. En cuanto a ti debemos dejar en claro que con disculpas no se arreglan las cosas.

    — Lo sé, pero no tenemos a donde ir y nos están esperando en Valencia para continuar una investigación muy importante — dijo a modo de excusa.

    Realmente no sabía que tan grave le había parecido la falta al capitán, solo se había quedado para disculparse por el percance pero no le había dado tanta importancia.

    — Uds. los científicos siempre dando excusas — dijo para sí.

    — La verdad soy investigador, un geólogo para ser preciso.

    — Qué más da, para mis todos son iguales. Si quieres quedarte tienes que trabajar como un marinero – dijo a modo sentencia – El tipo que viste salir renuncio esta tarde, después del espectáculo de esas lombrices marinas. En parte es tu culpa, así que ¿Lo toma o lo dejas?

    Sin tener otra opción no tuvo más remedio que aceptar el trato.

    — A todo esto, desde que salimos de Isla Canela que no me has dicho tu nombre muchacho – dijo el capitán mientras limpiaba el tabaco pegado a su pipa.

    — Me llamo Berilo ¿Puedo quedarme también esta noche a dormir en el barco? – mientras el mismo encendía un cigarrillo.

    No pierdes el tiempo, ah — soltó con tono socarrón — tienes suerte de que el frío no sea un problema en estas islas, quédate si quieres — el capitán se marcho y se perdió rumbo a la capitanía de puerto.

    Berilo bajo las escaleras y saco dos manojos grandes de cuerda de la trampilla que estaba debajo. El marinero había olvidado cerrarla de nuevo. Las tendió en el suelo y se acostó sobre ellas, así tal cual.

    — ¡Sal golduck!—Lanzo la pokébola a cubierta—nada ahora si quieres, mañana tendremos un largo día.

    PD: perdón por retirar el tema para volver a poner, es que quería consultar con mi orientadora y corregir algunas cosas. No es spam
     
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    No esta tan mal, le falto un poco mas de descripción de los hechos ocurridos al principio pero estuvo bien la verdad, me gusta esta historia le veo mucho futuro, el personaje se ve interesante, me gustaría saber mas de su historia y todo esto de lo que paso entre los científicos y entrenadores. Por cierto, me partió el corazón cuando dijiste que esos Gyrados se comieron al pobre Poliwag ;___; me sorprende pues nunca había visto ese tipo de cosas, en si, un Fic muy interesante, mucha suerte mi amigo un saludo!
     
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    Hola :), bueno la historia se ve interesenta y es algo original, algo que hasta ahora no había visto aquí. El personaje, la trama, todo en general lo desarrollas bien y sin prisas. He visto algunas faltas que son faciles de cometer pero el más grave ha sido que has puesto los nombres de los pokémons en minúscula y tienen que empezar en mayúscula dado que son nombres: Gyarados, Golduck, etc.
    Esperare a la conti para ver como avanza la historia ^^
     
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    Hola! aqui traigo la continuación, tal vez demore un poco pero soy lento X'D en este capítulo trate de arreglar lo que me dijeron en el anterior, gracias por los comentarios. Ahh! tambien adjunto un mapa que hice, con el que al menos yo voy guiando entre las islas X'DD
    [​IMG]
    espero me digan que les parecio la forma de narración y cualquier comentario es bienvenido! :B

    Capitulo 2.- Un observador

    BIP… BIP! sonaba un pokégear.
    — ¿Aló?
    — ¡Tracey! Disculpa por llamar tan tarde—La voz del profesor Oak sonaba agotada tras la línea.
    —No se preocupe profesor, voy en el ferry rumbo a Valencia como me pidió. Se escucha algo cansado ¿Cómo van las cosas por allá?
    —No te preocupes, estoy solo un poco asqueado. Dora me envió a supervisar los experimentos de algunos sectores. ¡Estos tipos son unas bestias! No entiendo cómo pueden hacerse llamar científicos.
    —Profesor, disculpe mi atrevimiento pero desde que entramos al *DIAP nuestros días no han sido para nada agradables—respondió Tracey en tono conciliador.
    *Departamento Investigación de Adaptación Pokémon
    —Lo sé Tracey y es por eso que valoro mucho el que hayas decidido seguir siendo mi asistente. Y créeme que es verdad cuando digo que es la única forma de poder vigilar a estas ratas.
    Ambos callaron, solo se escuchaba el suave deslizar del Loopylop en el manto de la noche. Oak fue el que rompió el silencio diciendo…
    —Bueno, no llamaba para quejarme. El punto es que pude conseguir acceso a la base de datos del proyecto, aunque lo más confidencial esté bloqueado no dudo en que le puedas dar un buen uso, eres un muchacho muy hábil.
    —No se preocupe profesor, de eso yo me encargo. Apenas llegue a Valencia le enviare un reporte de la profesora Ivy, no lo defraudare.
    —Gracias Tracey, sé que puedo confiar en ti. Recuerda que debes ser cauteloso no sabemos si está de nuestro lado, entra en su laboratorio con un perfil bajo y no le digas nada hasta que no sepas bien que es lo que esta haciendo.
    —Esta demás decirlo, actuare como un fiscalizador cualquiera. Ella no sospechara nada.
    —Bien, tengo que colgar estoy muy agotado y mañana hay que reanudar la marcha—se escucho un bostezo apagado a través del auricular—Tengo en fe en ti.
    —Gracias, no le fallare. Adiós! —Tracey colgó con desgano el pokégear y lo guardo en su bolso. Se quedo un momento mirando el mar recordando los lejanos días en el laboratorio de Pueblo Paleta -“En qué diablos nos estaremos metiendo”-dijo para sí. Lanzo el pensamiento por la borda dejando que el mar lo engullera. Camino por cubierta hacia la popa rascándose la nuca. Llego a las escalerillas de madera y se sentó.
    — ¿Dónde se habrá metido Marril?—hablo en voz baja.
    —Disculpa ¿Has visto un Marril pasar por aquí?— Se dirigió a un joven que fumaba en silencio sobre un manojo de cuerdas.
    Si, está jugando con mi Golduck por allí—respondió despreocupado mientras señalaba el mar.
    Detrás del barco, en las negras aguas apenas alumbradas por los farolillos traseros se podía ver la silueta de ambos pokémon nadando. El pequeño Marril seguía entre risas a un Golduck que saltaba haciendo piruetas fuera de su alcance. El juego se repetía en distintas direcciones como una bella coreografía que usaba de escenario el espejo del cielo. Tracey quedo embobado mirando el simpático baile, al cabo de un rato volvió en sí.
    —Eh… Disculpa, me llamo Tracey—Le dijo al joven. Este le hizo una seña con la mano y dio una última calada a su cigarrillo con fruición, tiro el humo y lanzo la colilla al mar. Al ver esto, Tracey adopto un tono grave. Su interlocutor se percato y le dedico una sonrisa de disculpa mientras frotaba sus tobillos con ambas manos.
    —Tranquilo, el capitán no me deja tirar las colillas aquí. Dice que me hará comida de Gyarados si llegara a quemar su barco—se disculpo riendo— Por cierto, mi nombre es Berilo— se levanto y le extendió la mano en forma de saludo. El chico receloso la estrecho de vuelta. Como odiaba a la gente que fumaba, le recordaba a su antigua vida.
    Desde que dejaron pueblo Paleta la paz que había conseguido en el laboratorio de Oak se había esfumado entre sus dedos. Ahora estaban en algo más denso, las islas solo eran problemas para él. Esa organización que recluto al profesor lo estaba haciendo enfermar de a poco, pero él confiaba ciegamente y seguiría a Oak hasta el fin del mundo. Siempre había sido su gran ídolo y cuando logro ser su ayudante pudo alcanzar al fin la paz que por tanto tiempo busco. Ahora estaba aquí , tratando de descubrir que era lo que estaba planeando la DIAP y la persona a quien admiraba.
    Sus pensamientos fueron turbados por la voz del muchacho.
    —Qué lindo Marril tienes, es raro ver uno por estas islas. Aunque se han producido extrañas migraciones últimamente— Se desperezo lentamente.
    Al oír esto no pudo evitar sonreír. Adoraba que las personas le dijeran lo lindo, sano o fuerte que eran sus pokémon. Cruzo los brazos con orgullo y respondió.
    —Gracias, Marril es un magnifico pokémon. Lo capturé en la región de Jhoto.
    — ¡Que coincidencia!—Exclamo con asombro— Golduck y yo también somos de Jhoto.
    Tracey lo miro algo extrañado. Los pokémones seguían jugando en el agua, esta vez era Golduck quien correteaba al ratoncito. Cuando estaba a punto de darle alcance el pequeño se sumergía para aparecer detrás de él.
    —No creo que sea así, tu Golduck es de un color muy intenso y su perla en la frente es algo más opaca de lo común, podría jurar que lo capturaste en este archipiélago—dijo con firmeza—además su aspecto robusto delata que no lo capturaste hace poco— agregó.
    —Jajajaja ¡Que observador eres! La verdad es que ambos nacimos aquí, luego tuvimos que irnos a vivir a Jhoto. Llevamos mucho tiempo juntos, somos grandes amigos—Berilo miraba hacia donde se encontraban los pokémon con ternura.
    De pronto la madera crujió y unos pasos pausados bajaron las escaleras. El capitán se acerco a ellos limpiando enérgicamente su pipa con un palillo.
    —Miren lo que tengo aquí—su voz socarrona resonaba con fuerza—Mis únicos pasajeros están en una reunión a mis espaldas, esto me huele a motín— e hizo como si olfateara algo en el aire.
    — ¡Capitán! Lo creía dormido a estas horas—exclamo berilo, siguiéndole el juego.
    —Yo no duermo si hay gente despierta en mi nave. Le temo más a los humanos que a la mar— Río estrepitosamente y su ronca voz casi lo hizo toser. Trataba de encender su pipa con unos cerillos, pero sus esfuerzos eran en vano, una brisa juguetona apagaba todos los intentos.
    —Buenas Noches Capitán. Dejamos nadar a nuestros pokémon, aprovechando lo agradable que esta la noche.
    Era cierto la noche era muy agradable. El barco navegaba sin traspié y un viento apenas frío traía el olor a sal y algas.
    —No te engañes jovencito—le reprendió el capitán—Por lo general no navego de noche, la mar suele ser traicionera y en cualquier momento esta paz podría terminar hundiendo el barco.
    El capitán hablaba con seriedad como si hubiera visto ya miles de veces el mismo campo de batalla. Tracey en cambio escuchaba con desconfianza, dudaba que llegara a suceder algo de un momento a otro. Solo eran delirios de un loco viejo de mar.
    —Deberían llamar a sus amigos, las bestias grandes salen a cazar de noche—el capitán lanzaba pequeños anillos de humo que al ir subiendo se desdibujaban en el viento.
    Incrédulo aún el muchacho llamo a su Marril, el ratoncito al oír la voz de su entrenador se sumergió en el acto. Su cola salpico agua despistando al Golduck quien estuvo a punto de atraparlo. Unos segundos después al lado del barco, Tracey lo tomo entre sus brazos y el pequeño se frotaba con afecto en la remera que dejo completamente empapada.
    —Jajajaja Basta Marril me estas mojando.
    Saco su pokébola del bolso y metió al pokémon dentro. Berilo mientras tanto platicaba con su Golduck y acariciaba su cabeza. Finalmente también lo introdujo en su pokébola.
    —Deberían dormir ahora, en unas seis horas amanecerá y tendrán que ayudarme con el ferry—miraba su reloj y reía— no tengo más marineros que uds.
    Ambos chicos se miraron con cansancio.
    —Buenas noches a todos—se despidió Tracey y camino a proa, donde había dejado la manta que el capitán le había prestado cuando subió.
    Berilo volvió acomodarse en su colchón de cuerdas y el capitán regreso al timonel.
    El ayudante de Oak se había tendido en la cubierta con la manta, saco del bolso su pokégear luego lo uso como almohada. Reviso el pokégear y se encontró con que había recibido la clave para acceder a la base de datos. La ingreso en la intranet de DIAP…
    USUARIO : Oak
    CLAVE :Ema
    Que rara contraseña ¿la habrá escogido él?” se pregunto. No lograba descifrar el significado de ese nombre dentro de la vida del anciano. Después de todo Tracey era un profesional, el más que nadie podía darse cuenta de algo que se encontraba oculto. Y esto era algo de lo que Oak nunca le había hablado, anoto mentalmente que debía averiguarlo y poniendo a raya su curiosidad se dedico a buscar todos los archivos y artículos relacionados con la profesora Ivy. En un par de horas ya los había leído todos. Comenzó a escribir un bosquejo de perfil que mas tarde actualizaría cuando llegara a Valencia, finalmente unas horas antes del amanecer termino el trabajo y se lo envió a Oak.
    Hola profesor! estoy tratando de adelantar un poco de trabajo y le envió lo que hasta ahora he encontrado en publicaciones, entrevistas y artículos. Sé que usted no cree en el significado de los nombres, pero ya hemos tenido esta conversación millones de veces y a mi me parece algo crucial en la investigación, asi que igual lo adjuntare en la ficha, no lo tome en cuenta si gusta.

    Nombre: FELINI IVY=Felini (felino)-Ivy (hiedra en ingles)= Hiedra de felino o podría ser también hiedra de gato.
    Ocupación: Investigadora pokemon dedicada a clasificar las especies de las islas naranjas, redacto un aclamado artículo que habla sobre la adaptación de las especies con el entorno.
    Ubicación: Vive en Isla Valencia con dos personas más que la ayudan en sus investigaciones.
    Situación: La profesora se encuentra clasificando las islas según el comportamiento pokemon, tales como puntos de crianza y migraciones. Es una de las pocas personas que afirma haber pisado la *Isla Kabuto.
    *Es una isla hecha completamente por fósiles de Kabuto, la leyenda cuenta que si los fósiles son perturbados todo el islote se derrumbaría y los kabutos buscarían un nuevo lugar donde poder estar en paz.
    Edad: Cerca de 36 años
    Historia: La profesora Ivy nació en la isla Mandarina Sur (17). Su infancia fue tranquila gozaba de un buen status social, sus padres eran empresarios que habían llegado al archipiélago en busca de negocios prósperos. Ivy se inicio como entrenadora pokemon a los 10, recorriendo las islas naranja. Entre sus viajes llego a un atolón que no estaba en los mapas de navegación, el extraño lugar estaba formado solo por fósiles de Kabuto, envolviendo donde anteriormente estuvo algún volcán que termino hundiéndose en el fondo marino. Después de ese encuentro decidió volver a casa e ingresar a una universidad de la Isla Mandarina Norte (26). Trabajo un par de años en los laboratorios de Hanton, realizando experimentos de pokémones traídos de otras regiones para ver su adaptación al clima. Finalmente cansada de la urbe se mudo a Isla Valencia (20) donde continua su investigación. A lo largo de sus viajes no ha vuelto a ver la isla Kabuto

    Bueno eso es lo que logre condensar por ahora, cualquier cosa lo iré actualizando en cuanto pueda. Recuerde borrar este correo o encriptarlo para que no seamos descubiertos.

    Saludos!
    Estaba exhausto, el cielo de a poco comenzaba aclarar y las nubes cercanas al horizonte se teñían de tonos cobrizos, con los primeros rayos se levanto tambien una niebla que avanza flotando despacio sobre el oceano. Cerro los ojos y como alma que lleva el diablo se durmió.
     
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    Space Man

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    Sinceramente me gusto mucho esta narración, y la forma de describir los actos fue muy buena, los personajes ya están mejorando y la trama me llama cada vez mas la atención, nomas que me pareció algo corto el capitulo, me quede con ganas de mas xd pero es un buen progreso, un saludo y espero la conti, mucha suerte!
     
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    Hola de nuevo :B
    aquí traigo el capítulo 3 con el que pretendo reivindicarme. Lo revise mucho y quede conforme con el resultado X'D
    Cualquier cosa espero me lo hagan saber.

    3.-Valencia

    Tracey y Berilo se levantaron al alba, tal como les había pedido el capitán. Desayunaron con una niebla densa y fría que calaba hasta los huesos. Prepararon para el desayuno huevos de magikarp que el marinero había conseguido en Isla Rind, algunas hogazas de pan añejo y una taza de té. El muchacho de remera verde divagaba mientras comía; pensaba en los desayunos al aire libre en compañía de Misty y Ash. Que buenos momentos había pasado en su compañía. Incluso con ellos había conseguido a Scyther. Si hubiera estado en el laboratorio en estos momentos estaría alimentando a los pokemon. Por suerte Delia y el Sr Mime se habían ofrecido a cuidarlos. Estaban en buenas manos.

    Bajo su mente a la cubierta, el capitán le ofrecía más té y acepto. La comida transcurrió con tranquilidad, sus cuerpos aun permanecían agarrotados por la fría mañana. La bebida de a poco le fue entregando calor y la conversación se tornaba más amena. El desayuno pese a todo estaba delicioso; los huevos tenían un ligero sabor a nuez tostada, de textura seca y granulosa que al ser tragados se disolvían en la boca. Los pokemon desayunaban a su lado. Berilo dio la mayor parte de su porción a Golduck, diciendo que le había sentado mal al estomago. El pokémon la recibió gustoso y de un tirón la comió. Tracey y el capitán reían, al ver la cara que ponía el chico al ver a su pokemon comer todos los huevos de una pasada.

    Ambos soltaron también a sus pokemon para darles comida. Marril daba brincos de felicidad al ver a Venonat, no se veían desde hace un par días. El insecto le correspondía su saludo saltando al unisonó. El capitán lanzo al agua su pokebola, se sumergió y dio un destello que ilumino la superficie por unos segundos, de vuelta fue regresada con violencia. Por poco y el hombre no la sostiene.

    —¡Jo! ¿Andas gracioso Chuck? —gritaba a las olas con gracia.

    No se oía respuesta alguna, hasta que comenzó a mecerse el barco. Por el lado opuesto de donde se encontraban, apareció una serpiente enorme que se levanto unos cinco metros por sobre el agua. Se elevaba con la boca abierta mostrando sus feroces fauces, a los costados tenía unos curiosos bigotes que se enroscaban hacia dentro. Su cuerpo parecía estar acorazado; unas grandes escamas cerúleas en el lomo que eran acompañadas por unas filosas aletas dorsales y otras más pequeñas a los costados de amarillo pastel que se iban haciendo más grandes hacia el vientre. En el centro de la cabeza irregular sobresalían tres cuernos verde agua que daban el aspecto de enojo a su mirada. El gyarados salto por sobre el barco, el espectáculo fue una mezcla de terror y asombro. Al caer del otro lado se zambullo con elegancia, desapareciendo en el agua. Salpico a todos en cubierta con una gran oleada.

    —Traviesa lombriz—decía el capitán mientras estrujaba su gorra— ¡detente ahora o no vas hundir!
    Chuck rugía con alegría en el agua. A Tracey y Berilo esto les causaba desosiego, pese a que el gyarados se veía muy juguetón. El Venonat se sacudía para sacarse el agua del cuerpo, mientras Marril miraba con admiración la serpiente que nadaba en círculos alrededor del ferry. El viejo miro la curiosidad del pokemon por el gyarados.

    —Si dejas ir a Marril con Chuck podrán divertirse mientras buscan algo de comer—se dirigió a Tracey.
    — ¡Está usted loco! Su gyarados se lo comería antes de que tocara el agua—respondió sujetando con fuerza a la bola azul hasta casi asfixiarla.
    — ¡HAHAHA! Tranquilo chico, Chuck está muy bien entrenado, jamás se comería a tu ratón. Piensa que el podría cuidarlo mientras buscan comida juntos, nadie los molestara HAHA! —Reía estrepitosamente— Además la dieta de esta lombriz quisquillosa se basa solo en remoraid y mantine que han perdido el rumbo con las últimas tormentas. Le encantan.

    Tracey se veía poco convencido, pero al final termino por ceder. Marril se había vuelto loco por saltar al agua a jugar con Chuck. Y así lo hizo, ambos fueron a conseguir comida. Nadaron un buen trecho en la superficie para luego sumergirse y perderse de vista.
    El resto de la mañana no tuvo grandes sobresaltos. Berilo y Golduck limpiaron la cubierta de proa, a Venonat y su entrenador les toco la popa. El capitán se encerró en la cabina a estudiar las cartas marítimas. Para cuando llego la hora del almuerzo Chuck y Marril ya estaban de vuelta y consigo habían traído algunos remoraid para comer.

    ¡El chico de rizos cocinaba de maravilla! La comida había quedado sabrosísima, contando los pocos ingredientes con los que disponían. Preparo los remoraid en su propio jugo con unas verduras salteadas, todos terminaron felicitándolo. De postre comieron unas toronjas que permanecían guardadas en la bodega.
    El viejo lobo de mar decidió contar de donde las había conseguido y paso un rato entreteniéndolos con sus hazañas, luego pusieron a Tracey al corriente del encuentro con los gyarados en Isla Rind. Recordó su paso por dicha isla cuando en compañía de sus viejos amigos había conocido a un loco observador que investigaba la evolución de los magikarps. Le pareció extraño el punto donde los gyarados los habían perseguido. Estaban muy lejos de la isla, sin contar que no estaban en su época de evolución ni reproducción. Tomo nota en su libreta, esto le podría servir.

    El chico termino hablando del motivo de su viaje a Valencia, resulto ser un geólogo que al igual que su compañero de viaje se reuniría con la profesora Ivy para saber un poco más acerca de su trabajo. El ayudante tomo el consejo de Oak y guardo distancia. Debía mantener bajo perfil hasta saber más de él. Berilo hablaba de su trabajo como si recitara un tedioso poema que pedían repetir una y otra vez. El capitán bostezaba con descaro ante tanta palabrería, el chico se dio cuenta y para zafar del asunto le pregunto a Tracey cuál sería su trabajo en la isla. El chico dudo un instante, pero luego respondió con decisión:

    —La verdad voy en calidad de Inspector. Tengo la misión de ver los avances de la profesora Ivy.
    —Eso quiere decir que trabajas para la DIAP, ¿no?— pregunto un tanto molesto el trigueño.
    —Sí, ingrese hace poco al proyecto.

    El capitán guardaba silencio. Hurgueteaba entre las tablas del piso buscando algún palillo para poder limpiar su pipa. El resto de la conversación se fue por otros derroteros, lo único que Tracey había podido conseguir después de eso había sido solo el apellido del joven. La comida había terminado abruptamente, todos se habían dispersado. El marinero se encerró en el timonel el resto de la tarde y Berilo ya cansado se había marchado a nadar con Golduck.
    Marril permanecía aburrido en cubierta, Chuck y Venonat habían vuelto a sus pokébolas y ya no tenía con quien divertirse. Se acerco a su entrenador saltando para llamar su atención. El chico estaba absorto mirando la pantalla de su pokégear, mientras tecleaba rápido los botones. El ratoncito obstinado no se rindió y siguió insistiendo, no obteniendo precisamente lo que quería.

    — ¡Basta Marril!— soltó bruscamente Tracey— estoy sumamente ocupado y tu sabes que no puedo dejar libre a Venonat con este sol. En una hora terminaría deshidratándose.
    El pequeño pokémon se marcho triste hacía las barandas de la nave, se quedo allí mirando como el ferry avanzaba. Desilusionado de la actitud de su amigo.



    Oak se encontraba en su oficina. El lugar estaba tapizado de pared a pared con un papel color beige. La estancia solo tenía un gran ventanal por donde entraban algunos rayos opacados por la persiana. En la habitación no había más mobiliario que un escritorio y dos sillas. En una de ellas se mecía el profesor dubitativo. Se veía preocupado, hace un par de semanas se comunico con uno de los entrenadores que había ayudado a comenzar su viaje en pueblo Paleta. Ash lo llamo para preguntar si eran cierto los rumores de su nuevo puesto, al escuchar la respuesta se mostro muy contrariado por la noticia. No tuvo tiempo de explicar nada, el azabache le cortó las palabras gritándole traidor a través del auricular para luego colgar. Ahora se veía enfrentado a estos recuerdos por el mail que acababa de llegar.

    “De: d.ketchum@correo.com
    Para: pfsr.oak@correo.com

    ¡Oak estoy desesperada! Vengo de la tienda y acabo de ver a Ash en una revuelta con un grupo extremista. Trate de comunicarme con él, pero no contesta. No sé qué hacer.
    Estaban todos encapuchados, un montón de entrenadores atacando un laboratorio en Mandarina Sur. No le vi la cara, pero estoy segura de que era mi Ash. Además Pikachu también estaba ahí. No sé que está pasando, nunca le cerré el camino ni le puse trabas para que cumpliera sus sueños y ahora todo salió de control. Dime Oak, ¿Habré hecho algo mal? Me siento horrible, soy una pésima madre. Que le está pasando, lo siento tan lejano. Meses sin llamar y ahora esto. Por suerte el Sr. Mime está conmigo sino realmente estaría pérdida. Te lo imploro Oak, trata de comunicarte con él. Siempre te ha considerado como parte de la familia, estoy segura de que podrás hacerlo entrar en razón. Por mi parte viajo en este instante al archipiélago, no pienso pasar ni un segundo más con las manos cruzadas. Me tiene que escuchar.
    Cualquier Novedad espero me lo hagas saber lo antes posible.
    Delia”

    El viejo profesor se masajeaba la sien con la intención de aclarar sus pensamientos. En su cabeza se había instalado una enorme tormenta que arreciaba poderosa contra todo lo que conocía. La culpa le atenazaba el corazón, haciendo que latiera más rápido. No podría perdonarse si es que le sucediera algo al muchacho, era como un nieto más. También estaba Tracey, el lo había metido en este lío. Porque tenía que inmiscuir en estos asuntos a todo el que le rodeara, se arrepentía y una puntada en el pecho le dio el primer aviso. Tomo asiento, se sentía débil. Buscó en la gaveta derecha del escritorio hasta dar con un sobre de píldoras. Saco dos del envase y las trago. Últimamente tendía agitarse con facilidad. En ese momento golpearon la puerta.

    —Adelante—dijo Oak, tratando de guardar compostura.
    La puerta se abrió y apareció una hermosa mujer. Labios delgados y un pelo azul ultramar intenso y sedoso, usaba una bata ancha de color blanco que ocultaba su delgada silueta. Tenía unos ojos ámbar que permanecían resguardados tras unos lentes delineados finamente en negro.
    —Permiso profesor… ¿Estás bien? Te ves un poco pálido.
    —Tranquila, no te preocupes. Solo me bajo un poco la presión— respondió el viejo tratando de quitarle importancia al asunto.
    La mujer recorrió la estancia con la mirada, parecía cerciorarse de algo invisible. Finalmente termino su recorrido posando sus ojos en los de su interlocutor, lo miro fijamente.
    —Cualquiera se pondría así después de escuchar la noticia de los enfrentamientos— dijo Kakov dedicándole una sonrisa burlona.
    Kakov era la líder y representante del proyecto DIAP. Fue la encargada de convencer al profesor para ingresar a trabajar en la organización y es también la cabecilla directa a la que debe responder esté con sus reportes.
    — ¿A qué enfrentamiento te refieres?
    — ¿No te enteraste? Hace unas horas los laboratorios de Hanton fueron atacados por un grupo de manifestantes— Kakov hablaba pausada escogiendo con cuidado cada palabra y viendo el efecto que provocaban en el viejo profesor. Se acerco a la ventana y con el dedo entreabrió la persiana para mirar el exterior.
    —Ahh… si escuche algo al respecto. Que brutalidad ¿no?
    —Sí, ni lo digas. Últimamente hemos tenido que lidiar mucho con esta clase de vándalos.
    —Supongo debes de tener mucho trabajo tratando de contener a los medios— dijo el profesor tratando de desviar la conversación.
    —Sí, estoy en una guerra perpetua con los periodistas y todo para cubrir tu espalda—y lo miro desde donde estaba— ¿A que no divinas quien estaba metido en el asunto?
    — ¿De qué estás hablando? ¿Cuidar mi espalda? No tengo conocido alguno que se mezcle con esos grupos. Además por lo que he sabido hay muy poca información circulando acerca de esas pandillas, gozan de un anonimato sepulcral. Cualquiera podría ser un miembro.
    —Tú mismo los has dicho. Cualquiera. —Se acercó al escritorio y tomo asiento frente a él—En el atentado esta involucrado uno de tus protegidos de pueblo Paleta. Si mal no recuerdo su nombre es Ash.

    Una nube pasaba por fuera, la oficina se ensombreció por unos instantes. Se quedaron en silencio mirándose. El viejo miraba de hito en hito la belleza que tenía en frente. Sucia harpía, solo había ido a jugar con él.

    —Mira Oak, desde el momento en que entraste a trabajar con nosotros renunciaste a toda tu privacidad. Todas tus cuentas son vigiladas permanentemente por nuestros técnicos. El que esté implicado uno de tus entrenadores en el asunto no tiene mayor relevancia— cruzo una pierna y prosiguió hablando—solo estoy aquí para decirte que más vale que cooperes con nosotros.
    — ¿Me estás amenazando Dora? —respondió con una mirada seca al otro lado del escritorio.
    —jajaja, no me hagas reír. Yo solo te estoy dando una advertencia. Que no se te olvide que ahora estas de nuestro lado, después de todo no querrás que nosotros hagamos valer tu contrato.
    Oak se levanto encolerizado de su asiento.
    — ¡Ni lo pienses! Soy imprescindible para su investigación y si quieres que siga aquí no le harás daño a nadie.
    —Por favor toma asiento, no queremos que te de un ataque. Tú único propósito aquí es dar una buena reputación al proyecto. No eres más que la cara bonita que nos avala. Todos quieren al sensible profesor Oak, que escribe poesía y ama a los pokemon. — dijo con una mueca de desprecio— Para ti eso debe bastar, lo demás es secundario.
    — ¡¿Qué te has creído?!
    — ¡No me levantes la voz anciano! —Grito Kakov dando un golpe al escritorio—Recuerda que una vieja amiga tuya viene en camino. Sería una desgracia que su ferry sufriera algún accidente.

    El viejo apretaba los dientes con ira. Volvió a su silla a puños cerrados, tratando de contenerse.

    —Bien, bien. Veo que has entendido cuál es tu lugar— sonreía con cinismo.
    — ¿Solo viniste a decirme eso? Porque si es así agradecería que me dejaras solo para seguir trabajando. — contesto un Oak furioso.
    Dora tomo un lápiz del escritorio y jugueteo con él.
    —No, solo venía a visitarte porque eres uno de los viejos más adorables en el edificio. —respondió con sarcasmo, luego se le ensombreció el rostro y dijo—No trames nada anciano, dile a tu ayudante que no este fisgoneando cosas que no le competen. Por si no lo sabes también le seguimos los pasos.
    —Dora, solo cooperare contigo si dejas en paz a Tracey y a Delia.
    —No Oak. Al parecer no entendiste lo que acabo de decir. — Entorno los ojos con maldad— Nosotros ponemos las reglas y tú las obedeces. Lo que vas hacer ahora es ir a decirles a esos murckrows de farándula que esta protesta no fue más que una sección de trabajadores que fue despedida. ¿Capicce?
    —Entendido— El profesor rebozaba de impotencia y cólera. Sentía que cualquier movimiento podría guiarlo a saltar encima de ella. Tragando sus deseos se quedo inmóvil mirando a la mujer.
    —Eres un buen tipo Oak. Sigue así y nada malo pasara. — Dora se levanto de su silla y salió de la oficina con las manos enguantadas en los bolsillos de la bata.

    Oak se tapo la cara con las manos buscando consuelo y se escucho abrir la puerta de súbito.

    — ¡Ah! Casi se me olvidaba tienes que despedir algunos trabajadores de Hanton, sino nadie comprara nuestra historia. Elige a cualquiera, no están dando avances desde hace un mes.

    Termino de decir esto y volvió a desaparecer tras la puerta. Oak se preguntaba en que lío se había metido, estaba completamente atado de manos. Ya ni siquiera podría ayudar a Tracey. ¡Claro, Tracey! Debía de encontrar alguna forma de poder comunicarse con él. De seguro al chico se le ocurría algo para tomar ventaja de esta situación, después de todo Kakov no esperaría algo viniendo de él. Quizás pudiera reclutar gente, escribir algún artículo o contactar a los medios para que sacaran todo esto a la luz. Pero que podrían sacar a la luz, pese a estar dentro del proyecto Oak tenía muy vagas ideas acerca de su fin. Los directivos solo se comunicaban con Dora y ella nunca le revelaría nada, tendría que esperar hasta saber un poco más. Mientras tanto le diría a Tracey lo que había ocurrido para que no volviera a la central, ni se tratara de comunicar con él.

    Arranco la esquina de uno de los informes que estaban encima del escritorio y allí escribió en garabatos diminutos una pequeña carta para su ayudante.

    “Tracey busca Ash, al parecer esta de dentro de los clanes. Kakov lo sabe así que ya no puedes volver ni contactarme, ya encontraremos la forma de comunicarnos. Cuídate, yo estaré bien. Tengo plena confianza de que sabrás que hacer. Oak.”

    Saco una pokébola de la cajonera del escritorio. De un haz de luz rojiza apareció un pequeño pidgey de plumaje alborotado. La avecilla muy contenta subió al hombro del anciano, piando de felicidad.

    —Pidgey tengo una misión para ti— le hablo al ave que se posaba en su brazo— este mensaje debes de entregárselo a Tracey. El está en isla Valencia, tú tal vez no lo recuerdes pero tus padres pasaban cerca de esa isla en su migración. Eso lo llevas en la sangre mi pequeña, no debes dudar de tu instinto. — La Pidgey hincho las plumas de su pecho mientras asentía entre gorjeos.

    El profesor le ato el mensaje a la pata y antes de liberarlo por la ventana le dio de comer y beber para que soportara el largo viaje. Estando todo listo la pequeña ave voló hacia afuera, dio un par de vueltas desorientada antes de encontrar su rumbo. El profesor luego del despegue cerró rápidamente la ventana pensando que alguien podría haberlo visto.

    En la azotea del edificio Kakov se encontraba mirando a la pequeña ave con unos binoculares.

    —Ay Oak, eres tan predecible— aparto los binoculares y del bolsillo saco una pokébola con un número inscrito en ella. La lanzo al aire y apareció una gigantesca ave desgarbada. De su pico afilado broto un lastimero graznido, aleteo con fuerza sus imponentes alas hasta posar sus garras en el borde del muro. Sus oscuras plumas marrones estaban salpicadas de unas manchas plomizas y en su pequeña cabeza se veía una cresta roja.
    —Fearow debes traerme el mensaje que lleva ese pidgey, no me importa cómo solo tráelo. ¡Ve!

    El Fearow dio un feroz chirrido y se lanzo en su búsqueda. Solo bastaron un par de segundos hasta que le alcanzo. La pidgey sintiendo la presencia de aquel enorme pokémon, extendió aun más sus alas para dejarse llevar por las corrientes de aire que subían. Subió lo suficiente para darse cuenta de quién era su persecutor. La gran ave se percato de esto y desistió del ataque sorpresa, aleteando a toda velocidad para alcanzar a su presa. La pequeña Pidgey miro a la gran bestia que venía encima se sintió paralizada por unos segundos, reacciono al verlo casi encima y con un par de aleteos provoco unas ráfagas que desestabilizaron a su contrincante. El desgarbado pájaro voló nuevamente con furia renovada, al acercarse su pico comenzó a rodar con gran velocidad. Pidgey no tuvo tiempo de escapar y fue impactada directamente por el pico taladro que se clavo en una de sus alas. Con el choque salió despedida a varios metros de distancia.

    Atrás el gran pajarraco montado en cólera daba ensordecedores graznidos buscando donde fue a dar su presa. La avecilla aprovechando su impulso había descendido lo más lento que le permitió su herida. Gorjeando cayó sobre un claro de bosque. El fuerte golpe al aterrizar le había provocado mucho daño, su ala derecha estaba inmovilizada. Soportando el dolor y el miedo avanzo en dirección a los árboles buscando refugio. Solo alcanzo a llegar hasta unos matorrales, allí permanecería a salvo hasta que se fuera ese avechucho.

    Se oyó un feroz grito, era el Fearow que la estaba buscando. Temblando guardo silencio para ver su ubicación… se asomo solo lo necesario para poder mirar el claro. Una gran sombra se proyecto por encima de ella, cerró los ojos con espanto y se escucho un chillido ahogado. El gran pokemon había capturado a su presa. La Pidgey anonadada miraba como se retorcía entre las garras del ave un ratata incauto. Luego de un rato dejo de forcejear, colgando inerte en el cielo. En su hocico llevaba enredado un pequeño trozo de papel.
    Sorprendida Pidgey miro su pata. ¡La carta ya no estaba! Debió de haberse caído al impactar contra el suelo y ese ratata la había tomado. Tenía que conseguir esa carta, su entrenador confiaba en ella. Intento moverse pero era inútil. Sus alas estaban muy heridas, debía descansar antes. Solo le basto tenderse en el suelo para perder el conocimiento.

    Kakov veía regresar a Fearow, pero no era un pidgey lo que traía entre las garras. Era un ratata que colgaba destartalado. El pokemon se poso en el muro y tiro el ratón a los pies de su dueña.

    —¡Como te atreves sucio avechucho! Te pedí algo infinitamente fácil, como es que no pudiste con un simple pidgey— el pájaro agachaba la cabeza mirando avergonzado la rata delante de él.

    Dora furiosa pateo el cadáver contra el Fearow. El ave asustada alzo el vuelo y permaneció aleteando a gran altura. Con el golpe se había desprendido el trozo de papel que llevaba, Dora lo tomo y se dibujo una maliciosa sonrisa en su rostro. Metió al pokemon en su pokébola y saco otra con un número distinto de donde emergió su forma pre evolucionada. De otro trozo de papel volvió a reescribir la carta y la envió a su impaciente destinatario.



    El sol había alcanzado su punto más alto, ya nadie podía mantenerse en cubierta. Tracey acababa de leer muchos artículos sobre la familia Font. Al parecer Berilo no era su hijo legítimo, había sido adoptado en isla Cleopatra. El sr. Font lo había encontrado abandonado junto con un psyduck a la edad de seis años mientras desembarcaban para abastecerse. Eso explicaría sus rasgos y la procedencia de Golduck, el resto de la historia parecía normal. Había estudiado geología recibiéndose con honores, en múltiples ocasiones recibió propuestas de parte de DIAP las cuales rechazo.
    El chico dudaba aun de los motivos de Berilo, solo podría conocerlos cuando llegaran al laboratorio. Decidió no enviar la ficha que había hecho hasta no tener todos los datos. En ese momento el capitán hablo por los parlantes del Loopylop.

    —Desembarcaremos dentro de quince minutos.

    Delante de la nave se extendía Valencia. Se podía apreciar una pequeña explanada a orillas de una bahía que contaba con un humilde muelle de madera. Atrás, una veintena de casas pequeñas de donde brotaban algunas columnas de humo. Y todo rodeado por unas colinas tapizadas de verde. Tracey alisto sus pertenencias. Sentía que las respuestas a sus dudas ls encontraría en esa isla.
     
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