Isla Milagro Campamento: Vida diaria

Tema en 'Región de Gérie' iniciado por Yugen, 7 Abril 2022.

  1.  
    Yugen

    Yugen D e p r e s s e d | m e s s

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    ISLA MILAGRO
    Campamento de exploradores

    La Isla Milagro podría cambiar de aspecto cada cierto tiempo, sí, pero había algo en ella que nunca cambiaba: el campamento que los exploradores e investigadores asentaban cada vez que el bioma se alteraba. Con varias tiendas de campaña distribuidas en torno a la gran carpa del Profesor Pine y divididas en secciones según la afiliación nacional de cada grupo, el Campamento se ubicaba junto a la costa suroeste de la isla y contaba con todas las instalaciones básicas para los investigadores: un pequeño mercado con provisiones, baños portátiles, mesas de picnic colocadas por la zona, áreas para instalar las tiendas en las que dormir cada día... después de todo, mientras estuviesen centrándose en investigar, los holders iban a hacer de esta su segunda casa, así que, ¡qué menos que tener las comodidades básicas!

    ... aunque no dejaba de ser un camping, claro. Pero mejor eso que tener que andar construyendo casas cada vez que venían a un nuevo bioma, ¿no?​


    ***



    Mimi Honda


    Regresamos pero no con las manos vacías. Había hecho un descubrimiento bastante interesante y además había logrado atrapar un Combee hembra. No es que la situación me hiciese dar saltos de alegría pero Vespiquen siempre había sido un Pokémon difícil de conseguir debido a la escasez de hembras en la especie. Y era interesante eso de que la chica llevase la batuta y comandase todo un ejército de simples y aburridos Combee macho que la idolatraban.

    Vespiquen era la verdadera Queen Bee, por eso decidí quedarme con el Combee. Incluso si no podía ni tocarle la cabeza con los dedos porque me temblaba hasta el último vello del cuerpo.

    La gracia de todo esto era que terminase por no evolucionar en Vespiquen y se convirtiese en un bicho horrible como los Vespiking de Gérie. Tsk, como fuese. Había tomado una decisión; Oujouba se quedaba conmigo.

    En esas estaba cuando vi a Lucas cerca de la tienda del profesor Pine. Estaba dándole caramelos a sus Pokémon y decidí que era el momento de acercarme. Liza me había dicho que lo intentase ¿verdad? Y además debía darle las gracias por capturar a Bagurappu.

    Así que carraspeé para aclarar mi voz.

    —Hola. Esto...—empecé de forma patética. ¿Por qué estaba tan nerviosa en primer lugar? Desvié la mirada y jugueteé con un mechón de cabello como quien no quiere la cosa—. Gracias por... bueno. Gracias por eso.

    Me hace mucha gracia porque 'ojoubachi' significa literalmente 'reina de las abejas'. Se pronuncia: "Oyubachi"
     
    Última edición por un moderador: 2 Mayo 2022
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    Reual Nathan Onyrian

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    Nikolah Cruz

    Las cosas con el profesor fueron tal cual las había esperado. O sea, hasta yo sabía que no había hecho las cosas demasiado bien. Aunque no sé si hacía falta recalcarlo tanto. Tampoco es que esperaba una gran recompensa por lo que había hecho. No esperaba nada, la verdad. Tan solo lo hacía por el simple gusto de hacerlo. Pero suponía que sin las monedas, tampoco iba a poder seguir demasiado tiempo en la isla.

    Poco podría importarme todo eso, la verdad, porque prontamente sentí un toquecito en mi hombro izquierdo, y al girarme, sentí como alguien se apoyaba en mi derecho. El aroma que liberaba ya me era familiar, y el corazón me dio un brinco al darme cuenta de quien era. Me tensé, de pronto, sin saber que hacer, y decidí simplemente desviar mi atención hacia los pokémon que ella había capturado. Vaya, le había ido muchísimo mejor que a mí. Con pokémon raros y todo. Tendría que preguntarle como había hecho. Me vendrían bien unos consejos sobre como mejorar. Eso sí, no estábamos creo ya con tiempo para.

    El profesor parecía que no tenía otra cosa interesante para decirnos, así que lo mejor era ver de dejarlo tranquilo. En un impulso, enganché mi brazo al de Liza, y la conduje fuera de la tienda.

    — Wow, al parecer te fue bastante bien con eso de capturar, ¿eh? —comenté después de unos segundos en silencio, con un nerviosismo marcado patente en mi voz.— Yo no tuve tanta suerte. Te pediría si me puedes decir como mejorar, pero no tengo idea de las cosas que depararán mañana. Me acuerdo que nos comentaron que la isla cambia cada tres días, y este era el último. ¿Cómo crees que cambiará? ¿Vendrá algo nevado, como fue la primera vez? ¿U otra cosa distinta? ¿Te imaginas si es casi todo agua, con solo un círculo de tierra alrededor, o una pequeña islita dentro de un lago? Una isla dentro de una isla. Suena interesante. No sé lo que estoy diciendo. Perdón.

    Estaba dele mirar hacia otro lado, y cada tanto me rascaba la nuca, sintiendo el calor subiendo en mis mejillas. Se sentía... raro. Pasear con ella del brazo. Durante la noche. A la luz del campamento y las estrellas. Se sentía raro.

    Pero bien.

    Post de super relleno porque me quiero pegar un tiro en el trabajo y necesito algo de wholesomeness. No hace falta que contestes, Andy (?
     
    Última edición: 7 Abril 2022
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    Lucas Diamond

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    Lucas Diamond

    Me aseguré de comprobar que todos mis pokémon se tomaron sus golosinas, cortesía del profesor por nuestro trabajo. Crabbito las devoró con ansia, y el resto de manera más pausada. Pidgey aún estaba comiendo cuando alguien se acercó a saludarme.

    —¿Eh? ¡Ah! ¡Hola, Mimi! Cuánto tiempo —saludé—. No sabía que habías venido también, ¿hace cuánto que llegaste? ¡¿Y qué inicial cogiste?!

    Algo ansioso, comencé a bombardear a la entrenadora a preguntas. Pero esta solo se limitó a darme las gracias. Por "eso".

    —Ah, sí, eso. De nada, claro... —respondí, sin saber muy bien de qué hablaba. ¿Habría sido por el cebo que puse? ¿Y por qué Mimi se acercaría para darme las gracias por "eso"?.

    >>... A todo esto, ¿que es "eso" de lo que hablas, Mimi?

    Shitty post pero no tengo nada más que hacer que hablar con Mimi :ditto:
     
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    Lucas seguía siendo Lucas. Se sorprendió de verme y no tardó en bombardearme a preguntas. Que cuando llegué, que qué inicial había escogido... no tuve tiempo de responder a nada de eso porque estonces me miró con total confusión.

    Le devolví la misma mirada de contradicción por algunos segundos, extrañada. Espera... ¿qué?

    —¿Como que qué es eso?—repetí con contrariedad. Solté el cabello con el que había estado jugando y le miré de frente. Repasé momentáneamente sus facciones—. Tú eres Leaftwinboy ¿verdad?

    >>Tú... capturaste a Bagurappu para mí ¿no es cierto?

    En eso estaba cuando por el rabillo del ojo vi a Nikolah salir con Liza de la tienda. Si iban a quedarse rondando por los alrededores no quería terminar molestándolos. Además, ¿que clase de intento de comunicación era eso Nikolah? Estaba tan nervioso que ni siquiera parecía saber qué estaba diciendo.

    Chasqueé la lengua y tomando a Lucas de la muñeca me lo llevé a un lugar más apartado donde nuestra presencia no importunase.

    Detrás de la tienda del profesor.

    >>Como sea—proseguí entonces, encarándolo de frente—. ¿Eres Leaftwinboy o no lo eres?
     
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    Lucas Diamond

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    Lucas Diamond

    Vaya, si es que para qué pregunto. Tuve que haber dicho "de nada" y ya está, marcharme a seguir con mis cosas. Pero no, tuve que preguntar. Y cuando habló, el rojo invadió mis mejillas y comencé a ponerme tremendamente nervioso. Pues sí que habría visto la batalla contra Darren, sí.

    —¿¡E-eh!? M-Mimi, no s-sé de qu- —quise justificarme. Sin embargo, Nikolah y Liza se cruzaron entonces, charlando y paseando agarrados, como buenos amigos que eran. Mimi, entonces, me agarró de la muñeca y tiró de mí hasta detrás del laboratorio del profesor Pine para seguir con la conversación. Fue directa, lanzando la pregunta de golpe. ¿Era yo LeafTwinBoy?

    Balbuceé un par de sonidos ininteligibles, hasta que conseguí articular algo más que meros berridos.

    —¡N-no! ¡Claro que no soy yo! ¡Yo no fui quien te regaló a ese Trappencher! —conseguí espetar, de golpe, apartando la vista de la chica. ¿P-por qué era tan directa ahora conmigo?

    Recogí mis manos tras la espalda, para ocultar el temblor que tenía. Y decidí cambiar el tema de pronto.

    —Esto, ¿y qué pokémon has capturado? ¡Yo encontré un Pidgey, jaja! —reí, nervioso.
     
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    Yugen

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    Mimi Honda

    La cara de Lucas fue un cuadro. Enrojeció y luego empezó a soltar toda una serie de ruidos inconexos. Tuve que chistarle y pedirle silencio: "¡Sssh! Baja la voz, ¡hemos venido aquí por algo!" pero no tuvo mucho caso. Cuando finalmente los engranajes de su cerebro parecieron funcionar me respondió que no era él. Que estaba equivocada.

    Aquello parecía un interrogatorio de película. Mozukai sobre mi hombro observó a Lucas con sus grandes ojos vacíos. El poli bueno y la poli mala.

    Afilé la mirada.

    —Ah, ¿dije en algún momento que fuese un Trappencher?

    Su actitud estaba empezando a tocarme las narices. ¿Pero por qué no podía simplemente aceptarlo? Lo había dicho en el combate contra Darren y todas las pistas apuntaban en su dirección.

    Frustrada terminé apoyando mi mano contra la tela de la tienda acorralando a Lucas entre la misma y mi cuerpo.

    —No te hagas el tonto conmigo Lucas Diamond—le espeté. Mozukai lo miró de cerca—. Tú leíste la petición en mi club de fans y capturaste a ese Bellsprout para mí. ¿Cuál es el problema con eso? No voy a darte un golpe porque lo aceptes.

    No lo entendía para nada. ¿Tan grave era simplemente decir que sí?

    >>¡Solo quiero darte las gracias!—proseguí con contrariedad, puede que incluso desesperación. Abrumada presioné contra la tela de la tienda cerrando mis uñas en torno a ella—. ¡Es eso! ¡Solo eso idiota!

    Pero era un desastre. No me extrañaba para nada que Alpha me temiese. ¿Era muy difícil simplemente decir "Oye Lucas, gracias por el Trappencher. Me gustaría conocerte mejor, ¿quedamos para tomar un té el viernes?" y dejarlo estar? ¿Por qué era tan horrible para relacionarme honestamente con la gente?

    Al notar la forma en la que había invadido su espacio personal me alejé de él como si su presencia me quemase. El rubor me subió a las mejillas de golpe y le miré con los ojos muy abiertos, abrumada por mi propio comportamiento y actitud.

    Eso en los ojos de Lucas... ¿era miedo? Como Alpha.

    Miedo otra vez.
     
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    Lucas Diamond

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    Lucas Diamond

    Mierda. Mimi tenía razón, realmente solo había hablado de Bagurappu, pero en ningún momento había dicho expresamente que fuera un Trappencher. Suspiré, viendo cómo la chica parecía enfadarse cada vez más con mis excusas. La vi agarrar la tela de la tienda con fuerza, reteniendo la tensión. ¿P-por qué motivo este era un momento tan incómodo? ¿Era por culpa de mis inseguridades? Para qué me metería en estos fregados, si era tan fácil como decir que sñi...

    —... De nada —dije al fin, antes de que la chica acabase por irse—... E-en realidad...

    Me llevé las manos a la cabeza, algo agobiado. N-no hablaba demasiado con Mimi, no podía evitar sentirme así, supuse.

    —En realidad sí soy yo LeafTwinBoy —admití, siguiendo a la chica en su huida—. Perdona por no habértelo dicho antes, Mimi... Es que...

    Tomé aire. Tal vez era el momento de sincerarme.

    —No sé, siempre he estado un poco a mi rollo, ¿sabes? Nunca hemos hablado demasiado, pero tampoco he compartido experiencias con ninguno de los demás, salvo quizás Liza, cuando inicié el viaje por Galeia. Sin embargo, os considero buenos amigos. Nunca he recibido una mala palabra vuestra, ni nada por el estilo, y siento que no soy capaz de corresponder esa amabilidad porque soy algo... —reí. Quizás la palabra más adecuada era "despistado", pero no optaría por eso ahora—. Algo independiente, por así decirlo. Por eso siempre me gusta sentir que puedo apoyaros, de algún modo.

    >>Y cuando vi la petición en la página oficial de tu club de fans, ¡en especial con lo que me gustan los pokémon de tipo planta!, supe que tenía que hacer algo.

    Luego, por fi, relajé un poco la presión sobre mis hombros. Ah, me sentía algo mejor, pero el temblor no se iba y seguía rojo como un Applin.

    —¡P-pero no me malinterpretes, soy miembro del club de fans de todos, ¿eh?! —sentí la necesidad de añadir, pensando en lo terriblemente específico que había sonado lo que acababa de decir.

    Agh, maldita sea. Al menos no sonaba como un loco, ¿no?

    ¿Te parece bien si Mimi le propone a Lucas que vayan mañana a capturar pokémon juntos? uwu Así aprovechamos que ha llegado un nuevo día para seguir la conversación.
     
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    Yugen

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    Mimi Honda

    ... ¿Qué estaba haciendo? ¿Por qué siempre terminaba jodiéndolo todo de un modo u otro? Si no quería decírmelo tendría sus razones pero no podía dejar de pensar que los motivos tenían que ver precisamente conmigo y mi absoluta incapacidad para actuar honestamente. Con el hecho de que resultaba intimidante y agresiva por mero impulso, sin quererlo.

    Por eso Alpha y yo discutimos y ahora no habíamos vuelto a hablarnos. Porque era simple y llanamente un desastre para tratar con la gente cuando de crear puentes se trataba. ¿Qué súper estrella ni qué nada? Solo era una niña con problemas y un montón de carencias.

    Cada vez lo tenía más claro.

    No podía tolerar más esa situación. Me acorralaba y frustraba. Por eso volví a chasquear la lengua y pretendía marcharme cuando Lucas habló. Al menos ya no parecía al borde de un colapso nervioso.

    Y entonces se explicó. Aceptó que era él—¡al fin, Arceus!—y me explicó el por qué de su actitud. No era por mí ni porque me tuviese miedo. De hecho nuestra problemática con el otro era prácticamente la misma.

    Los dos éramos un par de tontos con dificultades para socializar.

    Y entonces, de forma inesperada, sin venir a cuento y sin malicia alguna... me reí.

    No supe de donde demonios salió eso. No era una risa burlona. Era clara, auténtica y no supe si de alivio o de lo ridículo de la situación pero fue de verdad. Me reí hasta el punto en que mi estómago dolió y se me saltaron las lágrimas.

    ¿Como que era fan de todos? ¿Que ridiculez era esa? Y yo haciéndome ideas estúpidas de que tenía un admirador secreto. Cielos...

    Cuando finalmente la risa cesó le encaré nuevamente secándome una lágrima con los dedos. Mi voz se notaba liviana y desenfadada. Vibrante.

    —Enhorabuena por ganar la Liga de Gérie—dije a bocajarro y sin medias tintas—. Nadie merecía más que tú coronarse como campeón de la región, Lucas Diamond.

    Lo pensaba de forma genuina. Había sido una batalla ardua, bien reñida, pero él tenía algo que cualquier campeón debía tener.

    Humanidad.

    Aunque no lo iba a soltar así tan fácil. De modo que tras una breve pausa añadí, brazo en jarra:

    >>... Porque yo voy a coronarme como campeona de Sinnoh, claro—guiñé uno de mis ojos—. No te hagas ideas extrañas.

    Liza tenía razón después de todo. Era fácil tratar con él. Aliviaba el peso en mi corazón de alguna forma.

    SOFT
     
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    Lucas Diamond

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    Lucas Diamond

    Mimi paró en seco cuando me escuchó comenzar a hablar y se giró para prestarme atención. Cuando terminé, rio. Sorprendentemente, como nunca antes la había visto reír. Y en parte, se me contagió esa risa, provocando que se me escapase alguna carcajada, impulsada además por la tensión. Que, de pronto, se esfumó. Y directa como siempre, Mimi respondió con un enhorabuena, felicitándome por haber ganado la Liga. De nuevo, me pilló por sorpresa; reaccioné con un "gracias" algo seco, sobresaltado por el repentino halago.

    Claro, para luego ella decir que se proclamaría la Campeona de Sinnoh.

    —Nada me gustaría más que verlo, Mimi —le respondí, verdaderamente atraído por la idea de que la chica se convirtiese en la Campeona de nuestra región natal. Así, tal vez, podría retarla a un combate algún día, ¿no?

    >>Pero me temo que para eso necesitarás un buen equipo, conocer todo lo que puedas sobre los pokémon y descubrir todas las especies a las que puedas tener que enfrentarte —miré alrededor, dejando caer una sutil indirecta—. Algo así como explorar todos los lugares y aprender todo lo posible sobre los pokémon, por ejemplo, sobre los que viven en una isla perdida en medio del océano.

    >>Ah, pero yo también pienso mejorar y aprender. Por eso mañana volveré a salir de exploración por aquí, para capturar nuevos ejemplares y contemplar las evoluciones de todas las especies. ¿Te gustaría que fuéramos juntos a capturar pokémon? —propuse finalmente.

    En realidad me sentía un poco ridículo. N-no quería que sonase a que le estaba pidiendo una cita. No había sonado así. ¿Verdad?
     
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    Hygge

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    Orgullosa y satisfecha con nuestro primer día de investigación felicité a Cyra con un par de caramelos y una caricia en la cabeza. La noche había caído ya sobre la isla, y las emociones del día me pesaban sobre los hombros. Me encontraba exhausta. De modo que estaba por despedirme de ambos y retirarme a dormir cuando fue el propio Nikolah quien se enganchó a mi brazo, tras obtener su propia recompensa, y me dejé guiar hacia el exterior en mitad de la sorpresa y la confusión.

    Decir que al principio resultó incómodo para ambos era quedarse corto. De repente estábamos dando un paseo, a solas, en medio de un tenso silencio cargado de palabras no dichas. Ambos queríamos hablar, pero no sabíamos cómo. Mimi tenía razón. Éramos... un completo desastre.

    Entonces lo escuché. Hablaba atropellado, la voz le vibraba por el nerviosismo y sus ojillos bailaban de un lado al otro. Era evidente que lo estaba intentando, como un niño que se acercaba por primera vez a alguien. Y fue ese gesto el que terminó por liberarme. Dejé de prestar atención a mis propios nervios y contemplé el manto nocturno repleto de estrellas, mostrándose tímidas lejos de la contaminación de las grandes masas. La brisa me hizo acurrucarme un poco más y apreté su brazo con cariño, tanto para buscar su calor como para hacer retroceder un tanto los nervios de ambos.

    —Gracias. Supongo que es cuestión de técnica —aseguré. Mi tono calmo recondujo de alguna forma la atmósfera que nos rodeaba, haciéndola más liviana. Más íntima—. Mañana podemos explorar juntos, te daré consejos que quizás te ayuden. No tengo la menor idea de cómo cambiará la isla en estos días pero daré mi mayor esfuerzo —solté una risa nasal, enarcando una ceja—. ¡Eso sí, mis servicios no son gratis! Y andamos escasos de monedas, así que no las aceptaré como método de pago.

    El paseo por el campamento me hizo olvidar de alguna forma lo cansada que me encontraba. Entre charlas distendidas y recuerdos compartidos terminamos llegando hacia las tiendas individuales, quedando con que al día siguiente exploraríamos juntos la zona. Me separé finalmente de su brazo y di un paso, dispuesta a marcharme, cuando una idea repentina cruzó mi cabeza.

    Me mordí el labio inferior. Debía dejar de pensar menos y actuar más.

    De modo que giré sobre mis talones, y posando las manos en sus mejillas lo atraje hacia mí para depositar un beso sobre su frente.

    —Considéralo un pago por adelantado —murmuré. Pero entonces fui consciente de la cercanía, del azul intenso de sus ojos y lo solté como si el agarre quemase. Di media vuelta—. ¡S-Se está haciendo muy tarde! ¡Un buen explorador debe dormir mucho, así que ya sabes! ¡Hasta mañana!

    Cerré la cremallera de mi tienda.

    Y mis mejillas hicieron combustión espontánea.

    Sé que no era necesario responder pero es Niza y de paso debía dar caramelitos (?)

    Suzaku-kun Te etiqueto pa que no leas el tocho uwu

    -Caramelo experiencia S x3 (Snutch)
    -Caramelos experiencia XS x3 + Caramelo S (Foongus)
     
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  11.  
    Reual Nathan Onyrian

    Reual Nathan Onyrian Adicto

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    Nikolah Cruz

    Mis intentos de conversación empezaron horribles. Hasta yo me daba cuenta de eso. Fue más una manera de rellenar el silencio que de conversación verdadera. Pero mis mejillas sonrojadas y el calor que sentía en el rostro fue el combustible suficiente para que el resto de la noche fluyera de forma mucho más tranquila. Liza incluso se arrimó aún más, lo que hizo que mi corazón latiera incluso más rápido. Pero eso me ponía contento. Estaba latiendo de alegría. Dejé que se apretujara, y una sonrisa boba se me estampó en el rostro. La escuché hablar, diciendo que mañana podríamos explorar juntos, lo cual era una idea genial, la verdad. Ella seguía siendo, después de todo, la más experimentada de los dos. Seguro que me ayudaba a mejorar ciertas técnicas. O tal vez tenía que dejar de darle la vuelta tanto y simplemente seguir mis instintos. Eso me había mantenido vivo durante mucho tiempo. Suponía que podía seguir haciéndoles caso.

    ¿Y qué me iría a pedir como pago? Había dicho que monedas no, así que estaba perdido. Tal vez eran bayas, o algunos otros objetos que pudiéramos recolectar. O incluso puede que fuera algo que me iba a cobrar cuando estuviéramos de vuelta en Gérie, o incluso en Galeia. La verdad es que me importaba poco. Aún no entendía todo lo que estaba ocurriendo dentro mío, pero lo que sí sabía bien, es que estaba dispuesto a pagar lo que sea para tenerla a ella a mi lado un rato más. No importa lo que fuera.

    Seguimos conversando de cualquier otra cosa, lo que fuera, temas totalmente banales y simples. Pero que resultaban interesantísimos cuando ella los contaba. Podría estar hablándome del clima, y la verdad es que la escucharía encantado. Llegamos hasta las tiendas, y ahí, con cierta dificultad, me separé de ella. Y me quedé allí parado. No sabía como despedirme ahora. ¿Cómo se hacía en estos casos? ¿Un saludo con la mano? ¿Un apretón? ¿Un beso en la mejilla? Habíamos compartido un lindo momento juntos. ¿Cómo se hacía en estos casos? Ahí me di cuenta de lo poco acostumbrado que estaba a tratar con personas. O al menos, a este nivel emocional.

    No pude seguir pensando, porque ella giró sobre sus talones, me tomó el rostro, y antes de que pudiera reaccionar, me depositó un suave beso en la frente.

    Todos mis sistemas colapsaron.

    El suave tacto de sus labios contra mi piel. Su cálido aliento, tan cercano. El dulce aroma que siempre parecía desprender. El calmado azul de sus ojos y el castaño suave de su cabello. Me soltó como si quemase, y debía ser así, porque mi frente, mis rostro, todo mi cuerpo ardía. Mi corazón latía desbocado, amenazando con salir de mi pecho como si de un Rapidash salvaje se tratase. Ella se metió en su tienda, pero yo no lo registré. El tiempo fue pasando, pero yo no lo registré. Beto se liberó de su pokéball y se quedó a mi lado, con la parsimonia normal que parecía tener siempre. Pero yo no lo registré. Todo lo que sentía eran sus labios sobre mi frente, y la cercanía de su rostro al mío.

    No sé cuanto tiempo pasó. Tal vez minutos, segundos, o incluso horas. No me moví de mi posición, con el cerebro en cortocircuito. Boqueé un par de veces, como si este necesitara oxigenarse un poco más, y al final retuve la suficiente consciencia como para dar pasos temblorosos hacia una dirección. Lejos de las carpas. Hacia el bosque. Beto simplemente me observaba, como si tuviera absolutamente todo el tiempo del mundo y nada lo inmutara. Me di cuenta a mitad de camino hacia donde iba, y volví sobre mis pasos. Entre en la tienda y cerré la cremallera, para luego volver a abrirla y buscar a Beto. Uno más despistado que el otro. No sabía como íbamos a durar en esta isla, de esa manera.

    Y tampoco sabía como calmar el remolino que se me había instaurado en el pecho, a la altura del corazón.

    El cerebro de Nikolah hizo el sonido de Windows XP
     
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    Yugen

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    Mimi Honda

    Logré quitarme la tierra de encima y cambiar mi ropa por otra limpia y seca. Por suerte había traído medio armario en la maleta. Tadao y Yogi quedaron dentro de las pokeballs en la tienda; después de todo era ya muy tarde.

    El sol había caído hacia horas y la única luz que teníamos era la de las lámparas portátiles de las tiendas de campaña. El campamento estaba en silencio... por eso pude escucharlo con claridad.

    El payaso de Blake. En esa ocasión su víctima fue Liza. Creía que nadie podía ser más estúpido que Ian Lockhart pero claramente me equivocaba. ¿Cómo podía existir en el mundo alguien tan repelente? Tan... tan... ¡Ugh!

    ¿Sabía que más era liso? Un encefalograma suyo. Claramente su cerebro estaba muerto o agonizaba lentamente.

    —Imbécil—bufé viéndolo marcharse—. No tienes que aguantarlo Liz. ¿Quieres que le de una patada? No es que me falten ganas precisamente.
     
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    Mi buen humor recién restaurado se fue al caño con el encuentro de aquel simpático tipo. Lo que pareció ser genuina sorpresa fue opacada por aquella actitud prepotente y chulesca que me tomó con la guardia baja. Le había visto en alguna ocasión por el campamento pero era la primera vez que me lo cruzaba en realidad.

    Alcé las cejas en confusión.

    —¿...Perdón?

    ¿Acababa de llamar a Cyra... correa? Y eso no parecía bastarle. Sus neuronas actuaron con una velocidad sobrehumana para atacar en todos los puntos posibles que tuviera a su alcance en un abrir y cerrar de ojos. La mención de Nikolah me enrojeció sobremanera, bastante más que su burdo intento por meterse conmigo. ¿E-en qué momento...?

    Cyra parecía de hecho hasta divertida con la situación. Se deslizó hasta enroscarse en mi cintura y le dedicó a Blake una mirada significativa, burlona. Como si hasta le diera las gracias por su idea.

    —¿Cuál es tu problema? —dije y giré sobre mis pasos cuando me dio un toquecito, con la intención de marcharse de allí. Era la persona más tranquila del mundo pero eso no significaba que fuese a dejar la cosa estar—. Si tanto empeño le pones a buscarle complejos a la gente quizás el acomplejado aquí seas tú.

    Me daba lo mismo que me llamase como quisiese. Estaba más que confiada de mi físico pero no iba a tolerar que se comportase así con el resto de los holders.

    Cuando ya estaba lejos y con las mejillas enrojecidas le llamé la atención una última vez Mis ojillos bailaron por el lugar asegurándome que Nikolah nl estuviera allí.

    >>¡Y para tu información él no es mi novio!

    >>...aún.

    Sea como fuere el tipo se marchó y me limité a suspirar. Mimi apareció pero la detuve colocando mis manos sobre sus hombros, no vaya a ser que le diese por salir en su búsqueda.

    —Tranquila Mims, está bien —Cyra siseó en mi cintura e intercambié miradas con ella—. Ya tendremos tiempo de hacerle tragar sus plabras cuando superemos su prueba.

    Porque íbamos a hacerlo, costase lo que costase.
     
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    Me limité a chasquear la lengua y a apartar la mirada. A mi sí me jodería que me llamara plana. Probablemente fuera de las cosas que más podía tambalear mi confianza pues no me sentía segura para nada con eso. Quizás mi actitud se había visto condicionada por esa inseguridad propia.

    Pero White no tenía ese problema. No era plana y definitivamente podía de sobra defenderse sola de estúpidos como Blake. Sin embargo estaba tensa, harta, había tenido un día horrible y no pensaba tolerar su comportamiento infantil por mucho más. ¿No se suponía que tenía como treinta años? ¿Qué hacía metiéndose con chicos entre diecisiete y veinte? ¿Su vida de verdad era tan aburrida y triste?

    —¿Vas a seguirle el juego?—repliqué cuando mencionó que superaría su prueba y la miré con contrariedad, con ese ademán de hermana mayor que me nacía de tanto en tanto—. No necesitas demostrarle nada. Los de su tipo no actúan como tú o como yo; no aceptará la derrota por mucho que le jodas. Ha hecho de nosotros su entretenimiento personal.

    Actuando con tanta madurez cuando solo quería borrarle la sonrisa de suficiencia de la cara de un golpe...

    >>Solo pasa de él—dirigí mi mirada a su inicial. ¿Correa-san? Qué hijo de puta—. Estoy segura de que eso le molestará más que cualquier otra cosa.

    No sabía si quería convencer a Liza o convencerme a mí misma de no ir a su tienda en ese mismo momento y hacer justo lo que había pensado en un inicio.
     
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    Desvié la mirada cuando preguntó si pensaba seguirle el juego, un tanto avergonzada en apariencia. Visto así... Quizás intentaba actuar con más madurez de la que me correspondía pero al final del día seguía siendo de las más pequeñas de los holders después de todo.

    A veces simplemente me dejaba llevar. No había más.

    —...Sí, puede que tengas razón —admití finalmente, dejando caer los hombros. Nunca me había costado demasiado darle la razón a alguien. Chasqueé la lengua con disgusto entonces, algo frustrada—. Pero tuvimos un día horrible explorando y admito que necesitaba desquitarme de alguna forma y... Y...

    Me tragué el puchero de niña regañada cuando noté las miradas esporádicas que Honda le lanzaba a la tienda de Blake. Solté una risa nasal, un tanto divertida ante la imagen.

    Crucé los brazos.

    >>...Y quizás alguien deba aplicarse el cuento e ir a dormir si no quiere darme un mal ejemplo, ¿me equivoco?
     
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    Parecía que actuar con madurez tenía efecto. O en un intento de madurez un tanto hipócrita porque a mí no me faltaban ganas de ir a cruzarle la cara al payaso este.

    Aún así el ambiente se destensó con el transcurrir de los minutos y la charla. Podía tomarlo como una victoria... eso sí, no me quedé sin mi parte de la reprimenda.

    Muy maduro por tu parte White.

    Le dirigí una mirada de circunstancias al cruzar los brazos.

    —No soy un bebé—repliqué con un mohín—. Además, aún no hemos terminado la charla. No habrás creído que sí ¿verdad?

    No quería gastar más oxígeno hablando de Blake porque no tenía más importancia pero eso no implicaba que no tuviésemos nada de lo que hablar. De hecho y dadas las circunstancias... había bastantes cosas.

    Se me escapó una risa muy similar a la suya, nasal, y me acerqué a de improvisto para hablarle al oído. ¿Por qué? Porque a veces podía ser ese tipo de persona.

    >>¿Crees que te vas a librar de que te pregunte por tú ya sabes quién?—le susurré—. Te he visto pasear de la manita con 'don no me entero de nada' así que espero que al menos se haya enterado de algo.

    Me separé y le sonreí con fingida inocencia. Pero quizás no podía ocultar del todo el brillo pícaro y curioso en mis ojos.

    >>Dime, ¿cómo va todo? Podemos ir a mi tienda si quieres contarme los detalles. Ya sé que eres exhibicionista White, pero no es necesario que lo oiga todo el mundo...

    Lo hacía totalmente a propósito ¿verdad?
     
    Última edición: 11 Abril 2022
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    Para mi sorpresa la conversación no terminó ahí. La muy idiota tuvo que sacar ese tema, susurrándomelo al oído más que encantada con la situación, buscando claramente molestarme como era usual en nosotras. Pero para su sorpresa no reaccioné de forma tan abierta que con Blake, no me lo permití. Después de aguantar a aquel cretino estaba curada de espanto en parte... Y tampoco era como si fuese a admitir más derrotas frente a ella.

    No solo era competitiva en el mundo de los combates, después de todo.

    —¿Qué parte de "he tenido un día horrible" no has entendido, Mims? —me quejé con un mohín, las mejillas ligeramente enrojecidas. ¿Acababa de lidiar con uno y decidía molestarme justo ahora? En cualquier caso sabía que así fluía nuestra relación, y por ello no dejé pasar la oportunidad para molestarla de igual forma—. Si querías que te hiciese caso no hacía falta que te inventases una excusa, ¿sabes?

    Le saqué la lengua. Con riñas o no el caso es que había desatendido bastante al resto de holders por intentar tener avances con Nikolah. No había universo posible en que le negase algo así a Mimi.

    De modo que con la misma jocosidad y una vez Cyra dejó ir mi cintura me coloqué frente a ella, y tomando sus manos a la vez comencé a tironear de ella.

    >>Anda, vamos a tu tienda. Los pies me están matando y empieza a hacer frío —No tenía idea de cuál era su tienda así que esperé a que ella dirigiese el camino. Cuando se fijó en el gesto sonreí, inocentona—. También puedo pasear de la mano contigo, para que no estés celosa, ¿ves?

    El tira y afloja no paraba entre nosotras, en absoluto.
     
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    No reaccionó como hubiera esperado. Sí, se sonrojó—al menos eso—pero no tardó ni medio segundo en devolvérmela. Y yo enrojecí también. Nuestra relación funcionaba así, no era nada raro, pero no lo esperaba. No estaba preparada para eso.

    Maldita sea.

    —¿H-huh?—farfullé cuando tomó mi mano y empezó a tironear—. No estoy celosa, boba. De hecho estoy... ¡estoy feliz por ti...!

    Y no mentía. Estaba feliz de que Liza hubiese empezado a superar el dolor que le había dejado la partida de Bruno. Además, Nikolah era un buen chico. Era atento, dulce, y aunque no muy espabilado que digamos, tenía un corazón noble. No solo estaba feliz por ella. Lo estaba por ambos. Deseaba que fueran felices.

    El breve paseo nocturno hizo desaparecer el ardor de mis mejillas y parte del mal humor del día y pronto lideré la marcha hasta mi tienda. La había comprado en Entrerríos poco antes de regresar a la isla. No quería pasar mi estadía en ese lugar a la intemperie. Aunque los de Gérie teníamos una tienda común, yo necesitaba privacidad. Mi propio espacio.

    Que no era muy grande a pesar de todo.

    Me llevé un dedo a los labios.

    >>No hagas ruido—le dije al entrar bajando la voz y sujeté la tela para permitirle el paso—. Mozukai fue apalizado por Tadao esta mañana y necesita descansar.

    Ni siquiera me paré a pensar si ella entendería o no algo de lo que había dicho. Me senté sobre el saco de dormir prendiendo una lámpara portable que dejé entre nosotras. Su luz resultaba agradable y cálida.

    Como si estuviéramos de acampada.

    ... No había ido de acampada en mi vida.
     
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    Sonreí victoriosa al notar su rubor. Suponía que eso nos dejaba en empate de momento. Pero no pude recrearme demasiado en ello porque resultó ser demasiado honesta para variar, y el hecho de que se alegrase por mí abiertamente me enterneció sobremanera. Suavizando mi expresión apreté ligeramente sus manos, en un ademán cariñoso que solo buscaba darle las gracias. Terminé siendo guiada por Mimi hacia su propia tienda. Me pregunté en lo que abría la entrada, acuclillada, echando un vistazo cada detalle con ojo crítico si la habría montado ella sola... hasta que noté que era del tipo plegable.

    Me dio entre gracia y ternura. A decir verdad le pegaba.

    —¿Mozukai? —musité sin saber a quién se refería pero asentí en respuesta. Fuese quien fuese no era mi intención despertarle de su sueño con aquella inesperada visita.

    Devolví a Cyra a su ball para que descansase y me hice un lugar en el interior de la tienda. Abracé las piernas contra mi pecho, y la lámpara portable iluminó el espacio entre nosotras con su cálida luz. Los ojos me brillaron de la emoción y la nostalgia por compartir una tienda de campaña con alguien más de nuevo. No recordaba cuándo había sido la última vez... Pero sentía de aquel mi refugio, eso jamás cambiaría. No importaba a dónde fuese.

    Compartirlo con alguien más se sentía tan bien.

    —Oh. ¿Tu inicial? —susurré, señalando con el mentón al pequeño pokémon que dormitaba. Con que Mozukai era un Sauraco. Curioso. Seis holders y cada uno compartía inicial con alguien. Emly y yo, Mimi e Ian, Lucas y...

    >>Las cosas con Niko van... ¿bien? ¿Creo? —Apoyé el mentón en mis rodillas, haciéndome pequeña en mí misma. No había forma posible en la que pudiese quitarme aquella expresión soñadora de encima—. Fuimos a explorar juntos, dimos un paseo súper bonito bajo las estrellas... P-Puede que me las arreglase para darle un beso en la frente, también.

    Y ahí regresaba el rubor de vuelta. Jeez.

    >>La cosa es... que me propuse aprovechar al máximo esta oportunidad. Dejar de pensar menos y actuar más —Alcé la mirada para verla a ella. Me mordí el labio inferior, dubitativa—. A él no parece molestarle, pero lo que menos quiero es abrumarle en el proceso. ¿Qué... opinas tú? ¿Lo estoy haciendo bien?
     
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    Mimi Honda

    El silencio de la noche resultaba reparador. A aquellas horas no había mucho trasiego en el campamento y podía apreciarse mucho mejor la quietud de la naturaleza. El rumor de la brisa, el sonido del oleaje a lo lejos, algún que otro... Pokémon bicho haciendo chirridos desde la jungla.

    En cualquier caso no estaba allí para disfrutar de eso. Estaba allí para tener una charla de chica con White. Por eso la seguí con la mirada cuando entró palmeando con suavidad un lugar a mi lado para indicarle sentarse. Mozukai dormía plácidamente en el saco de dormir aledaño.

    Esperé pacientemente a que ella se decidiese a hablar del tema que nos reuní. Y cuando finalmente lo hizo y mencionó que le había dado un beso lo cierto es que me sorprendí. Incluso si había sido un inocente besito en la frente implicaba mucho viniendo de este par de bobos.

    Y ahí estaba de nuevo el rubor.

    Qué mona. Me daban ganas de molestarla.

    Suspiré.

    —Hmm... es difícil saber lo que piensa ¿no?—dirigí mi mirada a ningún lugar, pensativa—. Imagino que si se sintiese abrumado no te lo diría. ¡A-ah, no quiero decir que lo esté! Yo creo que vas bien. Si él no da el paso alguien tiene que hacerlo...

    No eran palabras muy firmes. Lo cierto es que todo eso también me tomaba de sorpresa a mí. No tenía ninguna experiencia real en el amor, todas mis relaciones habían sido un desastre y mi corazón aún estaba sanando sus heridas. Y sin embargo allí estaba, tratando de ayudar cuanto pudiese en una relación que nada tenía que ver conmigo.

    No lo pensé.

    Apoyé mi mano sobre la suya tratando de darle el apoyo y consuelo que mis palabras por sí solas no podían.

    >>Lo estás haciendo bien Liz—convine con suavidad y busqué sus ojos. Sonreí—. Confía en mí. A Nikolah le gustas, hasta un Zubat ciego lo vería. Las cosas se irán dando solas... pero eso no quita que venga bien algún que otro empujoncito.

    >>Estoy orgullosa de ti.
     
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