Long-fic Invasión en Villa Tubérculo [Animal Crossing: Wild World: FInalizado]

Tema en 'Fanfics sobre Videojuegos y Visual Novels' iniciado por Ichiinou, 4 Septiembre 2015.

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    Ichiinou

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    Título:
    Invasión en Villa Tubérculo [Animal Crossing: Wild World: FInalizado]
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Comedia
    Total de capítulos:
    12
     
    Palabras:
    1239
    Título: Invasión en Villa Tubérculo
    Autora: Ichiinou
    Género: humor/ciencia ficción
    Basado en: Animal Crossing: Wild World
    Advertencias: lenguaje obsceno.
    Número de capítulos: 12/12
    Sinopsis: la vida de Edemetria es muy monótona en su pueblo, está cansada de ver todos los días pasar y cada uno de ellos es igual que el anterior, pero todo cambia por completo un día que algo cae del cielo. Todos los habitantes del pueblo se verán obligados a cambiar sus vidas y su forma de ser. ¡Una aventura sin precedentes!

    Capítulo 1
    Descoloque extraterrestre

    — Toma chiqui, una pared pastel.

    Bollito es un cansino y un cutre, me da a cambio de una mesa puzle esto, una jodida pared pastel, que ya me debieron dar al menos cincuenta, entre todos mis vecinos. Cutres, todos son unos muertos de hambre.

    Todos los días la misma rutina. ¿Es que en este pueblo de mierda nunca pasa nada interesante?

    Espera.

    — ¡Eh! ¡Belinda! ¡Ardilla de mierda! ¿No te parece que el suelo está temblando un poco?

    Soy una jodida ilusa, deberían llamarme Edemetria la ilusa. Ah sí, me llamo Edemetria, por si no me conocíais. Pues sí, mi querida digamos “jugadora” me ha puesto este *cof* horrible *cof* nombre.

    Pero en serio, está temblando el suelo. ¡Espera! ¡Recórcholis! ¿Qué es eso que se aproxima por el cielo? No me digas que, no puede ser, es demasiado bonito para ser cierto. ¿Un jodido alien? ¿Sí? ¿Habéis venido a salvarme de esta mierda de pueblo? ¿Por fin voy a salir de Villa Tubérculo? ¡Sí! ¡Estoy muy feliz!

    — ¡Abducción! ¡Abducción! ¡Abducción!

    He estado toda mi vida ensayando el baile de la “Abducción” por si llegaba este momento. ¡Y ha llegado! ¡Bien! ¡Es mi momento de gloria! No quepo en mi gozo.

    ¡Oh! ¡Por el Dios gato! ¡Están aterrizando! ¡Sí!

    ¿Qué es eso? ¿Tom Nook saliendo de su tienda? No me lo puedo creer. ¡Y con Tendo y Nendo! ¡Esto es para grabarlo! ¡Este día marcará un hito en la historia de Villa Tubérculo! Esto es mejor que aquel día que timé a Bollito en el mercadillo. ¡Mucho mejor! ¡Donde va a parar!

    ¡Parece que se está abriendo una de las compuertas de la nave! ¡Genial!

    — ¡Ey! Tom, seguro que vienen a por ti, tienes pinta de no ser de este planeta.

    Siempre es un buen momento para meterse con Tom Nook, es que el jodido ni siquiera se inmuta, siempre poniendo esa cara de topo asqueroso que tiene, siempre tan serio, pobres críos, tienen un padre sin sangre en las venas.

    Parece que uno de los seres está bajando de la nave. Es de un color azulado, ojos enormes y la cabeza es mucho más grande que su escuálido cuerpo. No se diferencian mucho de los que suelen merodear por aquí, la verdad, si no fuese porque le asoma el cerebro por su cráneo, es como si fuese transparente su corteza ósea. Además, parecen tener solo cuatro dedos.

    — ¡Habitantes de Villa Tubérculo! ¡Quiero hablar con vuestro líder!

    ¿Dónde coño está Tortimer cuando se le necesita? Es que no se le ve por ningún lado.

    — Ejem —creo que Sol quiere hablar— nuestro líder, el alcalde Tortimer, viene de camino, pero como es una tortuga, tardará lo suyo en llegar.

    Qué triste, que nos visiten los alienígenas y que el jodido Tórtimer no pueda ni pedirle prestado el coche a Graciela para venir hasta aquí, si es que tiene tela esta tortuga.

    — ¿Alguien que esté dispuesto a suplirle? —este alienígena se nota que es muy comprensivo.

    ¡Adelante Tom! ¡Un empujoncito! Mola poder pegarle un empujón libremente a este mapache usurero y delante de todo el pueblo, nadie dice nada. ¡Esto es una gozada!

    — Bienvenido a nuestro pueblo, soy Tom Nook, dueño de la única tienda de este pueblo. Dígame, que desea señor alienígena.

    Este Tom, siempre tan locuaz, el pobre, que le vamos a hacer, nació cortico, si solo hay que verle la cara.

    — Tengo el placer de anunciarle, señor Tom Nook, que esto es una invasión.

    — ¡Eh! ¡¿Cómo?! —no quepo en mi indignación— ¡¿No me van a sacar de este jodido pueblo?!

    — Lo siento… ¿Señorita?

    — Sí, señorita Edemetria.

    — Tiene usted que disculparme, señorita Edemetria, pero nos cuesta mucho distinguir los sexos en su especie, son ustedes todos iguales.

    — ¡Eso es indignante!

    — Le ruego que me disculpe, no fue mi intención ofenderla. Primero de todo, quiero decirles, que hemos estado estudiando su pueblo detenidamente y dado el bajo coeficiente intelectual de la población, hemos decidido invadirlos porque son ustedes un blanco fácil. Nuestro planeta está siendo invadido por una ola de monotonía y venir aquí reavivará nuestras vidas. Han sido 300 años sin nada de diversión y este cuerpo necesita marcha.

    Este ser me da escalofríos.

    — ¡Compatriotas! ¡Bajad y apresad a los habitantes de Villa Tubérculo!

    Unos seres encapuchados se acercan reptando hacia nosotros. ¿Qué coño? ¿Por qué nadie huye? Definitivamente tiene razón el señor alienígena este, este pueblo está repleto de idiotas.

    — ¡Eh! ¡He llegado!

    Jodido Tórtimer, a buenas horas.

    — ¡Perfecto! ¡Usted tendrá el honor de ser el primero en recibir el hospedaje!

    — ¿Hospedaje? ¿Me van a hospedar en su maravillosa nave espacial? ¡Qué privilegio!

    El líder de los alienígenas se está acercando a Tórtimer. Espera, ¿Qué coño hace? ¿Le está abriendo la boca? No puede ser. Se está, no, no es posible, es vomitivo, se ha introducido dentro del cuerpo de Tortimer por la boca.

    — ¡Habitantes de Villa Tubérculo! —esa voz ya no es la de Tórtimer, es una mezcla de ambas voces, da bastante repelús— soy vuestro nuevo líder, ahora me llamaréis Tórtimer 2.0, estoy totalmente mejorado, más rápido, más guapo, con una inteligencia superior y sobre todo, tengo un nuevo un gps instalado, que me permite ver la situación de cada uno de vosotros en este pueblo.

    — ¡Alucinante chiqui! —a Bollito le falta un aire, definitivamente.

    — Por cierto, tú, ¿Cómo te llamas?

    ¿A quién coño está señalando Tortimer 2.0?

    — Sí, tú, la bella damisela con cuernos.

    No puede ser.

    — ¿Yo? Yo me llamo Vesta.

    — Oh, dulce damisela, sus cuernos son esplendorosos y su pelaje parece brillar a la luz del sol.

    — Se llama lana —esta Vesta, que aguda aclarando las cosas.

    — ¿Le ha puesto nombre a tu pelaje? ¡Qué bonito! ¡Tú serás la alcaldesa!

    — ¡¿Qué?! ¿Y yo qué? —mierda, creo que he hablado de más.

    — ¿A caso se cree usted guapa señorita Edemetria? —me está llamando fea, el muy extraterrestre— nunca será usted nada comparada con la bella Vesta. ¿Algo que objetar?

    — No, nada, solo quería decirle, señor Tortimer 2.0, que hacen una muy buena pareja.

    — ¡Oh! ¡Gracias! ¡Ahora! ¡Ejército! ¡Apresarlos y metedlos a todos en la mansión esa que hay ahí!

    — ¿Qué coño? ¡No! ¡Esa es mi casa! ¡No es una granja! —no quepo en mi indignación, este ser quiere meter a todos los habitantes del pueblo en mi casa.

    — ¿Quiere protagonizar usted el segundo hospedaje, Edemetria?

    Alarma, amenaza.

    — Eh, esto, no, claro que no.

    — Entonces, calladita.

    Mierda, me están apresando y estas no son unas esposas como aquellas que me pusieron cuando me relacionaron con Ladino, estas son como bandas gelatinosas, pero son resistentes.

    — Vamos Vesta, hoy será nuestra gran noche.

    ¡Por todos los gatos! Solo de imaginarme lo que van a hacer, me dan ganas de vomitar. Y aún por encima me llevan apresada a estos animales, con lo que le canta el aliento a comida de gato a Félix. ¡Y me da que esto no ha hecho nada más que empezar!
     
    Última edición: 1 Diciembre 2019
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    Invasión en Villa Tubérculo [Animal Crossing: Wild World: FInalizado]
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    Género:
    Comedia
    Total de capítulos:
    12
     
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    Capítulo 2
    El despertar de un pueblo

    — Chiqui, hay algo que no entiendo, ¿Por qué estamos en tu casa si a mí al menos no me has invitado?

    Madre mía, Bollito es tan inocentón que parece que no se entere de nada de lo que ha ocurrido. Bueno, en realidad no es que lo parezca, es que en realidad no se entera de nada, es un poco tonto a veces, hay que ser sinceros.

    — A ver, Bollito, como te lo tengo que decir, nos han invadido los alienígenas y han robado el cuerpo de esa vieja tortuga que tenemos por alcalde.

    — ¿Eso significa que mis flores se pudrirán?

    ¿En serio? ¿De dónde saca Bollito estas conclusiones tan absurdas? ¿Qué rábanos tienen que ver sus flores con la que está montada ahí fuera? Sin duda, este oso tiene pocas luces.

    — A ver, Bollito de leche, voy a ser sincera contigo. Sí, tus flores se pudrirán, tus padres se morirán y todo lo que conocías, ya no estará. Es una invasión, ellos nos volverán sus esclavos y en el mejor de los casos, nos harán vivir haciendo trabajos forzados para ellos.

    — ¿Mis padres morirán? —parece que los ojos de Bollito amenazan con inundarse en lágrimas en cualquier momento, quizás me he pasado un poco con este oso.

    — A ver, si no son de Villa Tubérculo, pues igual se salvan, no te digo que no, pero vamos, que tu vida va a cambiar, ya no puedes ser un simple oso al que le falta un aire, tienes que madurar. ¡A la de ya!

    — ¡Ya!

    Ya estamos, este oso se toma las cosas al pie de la letra, totalmente. Cuando le conocí, era tan tonto como ahora, sí, como os lo cuento. Decía cosas absurdas sobre recoger conchas y sobre que la Academia de Artes Decorativas le había puntuado mal su casa y que se reía de ello. Siempre me ha parecido un poco corto, el pobre, pero vamos, tampoco es que me importe mucho su vida. Una cosa es segura, si no cambia, será pasto de estos alienígenas, claramente tienen una inteligencia superior a la de él y a la de la población de este lugar.

    De repente oímos un carraspeo, algo así como un gato que está haciendo ruidos para escupir una bola de pelo.

    — Bollito, amigo, no te preocupes, juntos saldremos de esta y salvaremos a mi amada Vesta y a nuestro buen alcalde.

    — ¡Félix! Deja de hablar por lo que más quieras, te canta el aliento, deja de comer Whiskas caducadas, leñe —dice de malas pulgas Tere.

    — ¡Hablo lo que me da la gana! ¿A caso quieres que te dé un zarpazo como cuando te metiste con mi amonites? ¡Eh! —dice Felix enfurecido, sacando las uñas.

    — Eh, no os peleéis —este Bollito siempre tan oportuno, ahora que parecía que iba a haber fiesta— somos todos amigos y lo único que quieren esos alienígenas, es que nos pongamos unos en contra de otros. ¿No lo veis? ¡Quieren destruir Villa Tubérculo!

    El pánico cundió en mi pequeña casa. Todo el mundo gritaba. Tere lloraba. Félix estaba en un rincón balanceándose como un loco. Estrella bebía gasolina directamente de la garrafa. Aquello era un completo caos. A ver, que a mí me parecía bien que Bollito y todos los allí presentes hubiesen abierto los ojos, pero creo que debería haber sido un poco más suave.

    — Dime, Edemetria, ¿Qué plan tienes?

    En los ojos de Bollito hay decisión, nunca antes había visto a este oso tan despierto, antes parecía un robot, parecía que estuviese programado para decir tonterías superfluas todo el tiempo. Ahora se veía que había despertado, solo faltaba, que todos los allí presentes, despertasen totalmente.

    — Primero, tenemos que entrar en el ayuntamiento —no me preguntéis como, pero ese plan surgió en mi cabeza de repente.

    — ¡Cuenta con mi zarpa chiqui!

    Después de que Bollito se decidiese tan alegremente a colaborar, todo el mundo lo vitoreaba y se fue apuntando a la cruzada por sacar a los alienígenas de Villa Tubérculo. Al fin y al cabo, puede que esos vecinos no fuesen tan muermo como había pensado al principio.
     
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    Ichiinou

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    Invasión en Villa Tubérculo [Animal Crossing: Wild World: FInalizado]
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    Comedia
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    12
     
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    Capítulo 3
    Decisiones Imperfectas

    Pues aquí me encuentro yo, delante de un corrillo de los animales más palurdos que he conocido en mi vida, los cuales me miran expectantes esperando saber qué vamos a hacer para salvar a nuestro pueblo de los invasores.

    — Queridos amigos, tengo un plan, no os preocupéis —se oyen los suspiros de alivio de los animales allí presentes— pero para eso, necesito que uno de vosotros, el más deforme y feo a poder ser, se preste voluntario para infiltrarse entre los alienígenas.

    Un murmullo de voces empieza a surgir entre el corrillo de animales, están eligiendo entre ellos. Espera, no me gusta la cara con la que me miran, es una mezcla diabólica. No quiero saber lo que han resuelto entre ellos, se ve que están decididos y eso da un poco de miedo.

    — Hemos resuelto quien debería ser el que se infiltrase —parece que alguien ha nombrado a Bollito cabecilla de este grupo de animales— lo hemos meditado concienzudamente y hemos resuelto, que sin duda, la que no encaja en absoluto en este pueblo y que podría pasar por alienígena sin demasiado problema —se oye un redoble de tambores, cortesía de Tere— eres tú, nuestra querida Edemetria.

    — ¡Eh! ¡Oye! ¡¿Estáis insinuando que soy fea?! —la ira corre por mis venas.

    La verdad es que no me importa mucho el hecho de que estos animales me hayan elegido a mí, si no las razones por la que lo han hecho. Vale que muchos de ellos son adorables, pero de eso se trata, que sean adorables e inocentes. ¿No? ¿Pero por la consiguiente yo soy fea y deforme? ¿En serio?

    — No te confundas, ciruela —¿Por qué coño me llama “ciruela” Félix? Que yo sepa eso no está entre su vocabulario— a nosotros nos pareces mona y esas cosas, pero sin duda eres bastante diferente a todos los que estamos aquí presentes.

    ¡No fastidies! Que me diga alguien en qué rábanos se parece Bollito a Vesta. ¿En que ambos son mamíferos e idiotas? Es que no quepo en mi indignación. A estos vecinos míos, les hace falta un poco de criterio.

    Sacudo un poco la cabeza para serenarme. Si no me calmo, está claro que aquí van a morir animales inocentes y no creo que nadie quiera que eso pase. Sobre todo porque estamos en mi casa y no sabes lo mal que sale la sangre de la moqueta.

    — Después de tan indignante propuesta que me habéis hecho —sí, todavía sigo mosca— no puedo negarme, soy la adecuada para ese trabajo, sin duda. Además de que mi inteligencia es mucho mayor a la media de los aquí presentes.

    Lo gracioso es, que me están aplaudiendo, después de lo que acabo de decir. Les acabo de llamar tontos y aplauden, si es que en este pueblo no queda ni siquiera dignidad.

    — No obstante, quiero tener un ayudante en el campo de batalla —me siento como si estuviese hablando de alguna especie de guerra, ¡Qué digo! ¡Esto es la guerra!— ¿Puedo nombrarlo libremente?

    Todos los vecinos allí congregados asienten, pero puedo ver el temor en sus miradas. Aunque espera, hay uno de ellos, que sus ojos no delatan ni una pizca de miedo, una de dos, o es demasiado tonto o de verdad quiere ayudar y no le importa a qué precio. Sin duda, me quedaré con él.

    — ¡Bollito! ¡Te elijo a ti! —acabo de tener una extraña sensación, como si esto me sonase de algo, pero no sé de qué.

    Todos vitorean al oso en cuestión, como si de un héroe se tratase. Todavía no ha hecho nada, pero ya le están alabando, diciéndole que es muy valiente y que ha hecho mucho por el pueblo prestándose a esta misión suicida.

    — Venga chicos, bajad a Bollito, que tenemos que hablar del plan de infiltración —nadie me está escuchando— ¡Que os calléis joder!

    Al escuchar mi grito, todos los allí presentes se callan y dejan caer al pobre oso que tenían en brazos mientras lo vitoreaban. La pedazo de hostia que se acaba de pegar el pobre.

    — ¡Recoged a Bollito panda de trogloditas! ¿Así tratáis a vuestro héroe?

    Los lamentos se suceden rápidamente por toda la habitación. Incluso Patidifú, que era la que sujetaba la cabeza del oso, entra en una crisis de ansiedad y empieza a hiperventilar. Creo que me paso un poco con estos animales. Vale, que son un poco inútiles y se ve que tienen pocas luces, pero debería intentar sosegarme un poco con ellos.

    — A ver, calmaros chicos, voy a deciros cual es el plan, ya que nos corre prisa si queremos salvar a la querida novia de Félix antes de que se pegue un revolcón con esa copia barata de Tortimer.

    Todos vuelven a sus puestos, sentados mirando hacia mí, expectantes, todo como al principio. La verdad, es que a estos personajes, se les pasan muy pronto las rabietas.

    — A ver, Bollito, acércate.

    El oso avanza torpemente hacia mí y se pone a mi lado. Espero que el golpe no se haya cargado a la última neurona que le quedaba. Le paso la mano por encima del hombro, en plan colegas. Pero pronto me doy de cuenta de que ha sido una mala idea, dado que el olor a oso que ha entrado por mis fosas nasales, casi me tumba en el acto. Así que, haciendo de tripas corazón, e intentando adecuarme a tal peste, procedo a iluminar a todos con mi plan.

    — Damas y caballeros —vale, puede que esta no sea la expresión adecuada para usar con este público— este joven oso que veis aquí, con la mirada perdida, su pelaje de color anaranjado y su camiseta de “alguien” de Bacilona, va a ser mi compañero de hazañas en esta aventura, como bien sabéis ya —le estoy dando un poco de suspense a la cosa, si no, no tiene gracia— prestad, atención, porque solamente os lo voy a decir una vez, el plan es el siguiente.

    Ahora sí, parece que esas miradas han despertado, al fin y al cabo, no va a ser tan malo que nos hayan invadido los extraterrestres, estoy consiguiendo algo de diversión gracias a ello.
     
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    Ichiinou

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    Capítulo 4
    Cuestión de hedor

    Estamos a escasos minutos de llevar a cabo el plan de rescate a Vesta, todo ha tenido que hacerse lo más rápido posible. Las máquinas de coser de Pili y Mili echan humo, dado que están haciendo a toda pastilla unos trajes para la infiltración. La intención es que cuando nos pongamos eso, podamos pasar perfectamente por uno de esos extraterrestres.

    Bollito y yo estamos en el piso de arriba de mi casa, nos han dejado solos, porque consideran que tenemos que hablar de cosas importantes antes de proceder a ejecutar mi plan. Estamos ambos sentados sobre un sofá moderno que le compré hace tiempo a Tom Nook. La verdad es que siempre me pareció peculiar este mueble, tiene unas formas extrañas y es a cuadros blancos y azules. Es una de esas cosas que te gustan, porque sí… ¡Espera! ¡¿Pero qué tonterías digo?! ¿Cómo era? Ah, sí… ¡Yo aquí he venido a hablar de mi libro! Espera… creo que eso no era, ah, sí, la invasión, céntrate Edemetria.

    — ¿Crees que me dará tiempo de regar las flores? —me dice Bollito mirándome tristemente.

    — Es posible que te diese tiempo, pero sabes que te arriesgas a que esos alienígenas te vean y hagan experimentos contigo, ¿No? —digo yo, siendo consciente de que estoy matando las ilusiones de ese pobre oso de mirada perdida.

    — Mis pobres flores… —dice pensativo— y mi pobre Mariposa Atlas, que estará muriéndose de hambre en casa y de pena —dice con un deje de tristeza en la voz— todas mis cosas desaparecerán, ¿No?

    ¿En serio? ¿Tengo que ponerme a consolar a este oso ahora? ¡Que quedan unos diez minutos para que comience el rescate!

    — No, no desaparecerán necesariamente, si rescatamos a Vesta y acabamos con esos invasores, lo más pronto posible, así que... ¡A la carga!

    Después de mi grito de guerra se escuchó el rugido de Bollito, sí, rugido, fue espeluznante, parecía un oso de verdad, de esos de la selva, que dan verdadero miedo, por un instante hasta me pareció que la casa temblaba y todo.

    — ¡A la carga chiqui! —dijo poniendo una cara feliz.

    ---------------------------------------​

    — Edemetria, esto que me han puesto en la cabeza pica un poco, ¿Crees que es normal? —dice Bollito mientras se intenta colocar mejor el gorro que le han puesto imitando a uno de los cráneos, que asoman el cerebro, de esos alienígenas— es que es insoportable.

    — ¡Pues córtate la cabeza! —sí, me ha sacado de mis casillas, es que a ver, a mí también me pica la cabeza con esta mierda de gorro que nos han hecho y no me quejo tanto.

    — No es para ponerse así, chiqui… —vaya, ahora se ha puesto triste el oso, si es que este no sabe llevar una broma.

    — ¡Anímate hombre! —sí, vale, una peculiar expresión para dirigirse a un oso— Estamos a escasos metros del ayuntamiento y tenemos que mantener la compostura.

    — ¿Qué cara pongo? ¿Cómo camino? ¿Qué hago? —menudo momento para que le entren las dudas a Bollito.

    — Tú no pienses en nada, no digas nada, camina como si fueses un autómata y todo irá de perlas, del trabajo duro me encargo yo —digo con resignación, a estas alturas de nuestra misión, que le entren ese tipo de dudas, puede poner en riesgo nuestro plan.

    — Vale, chiqui, eres una buena amiga, siempre sabes lo que decir.

    ¿Ahora es cuando debería enternecerme? ¿En serio? Es que no es el momento apropiado para perder el tiempo con tonterías como estas, sin duda, aunque Bollito sea más valiente que los otros, pues las luces le siguen faltando.

    Nos estamos aproximando a la entrada, podemos ver como dos alienígenas custodian la puerta principal del ayuntamiento. Las miradas de ambos se fijan en nosotros, seguro que algo falla, que tenemos algo raro. Estamos perdidos. Vamos a morir. ¿Quién me mandaría meterme en esto? Mamá, papá, os quiero. Te quiero Bollito, nunca te lo he dicho, pero estoy enamorada de ti. Es que no sé, sería algo extraño una relación entre un oso y una humana, por eso nunca me he atrevido a decírtelo… ¡Es que ni siquiera ahora soy capaz!

    — Soldado, ¿Qué es eso que le asoma por detrás? —dice uno de los alienígenas que se encontraba en la puerta, concretamente el que estaba a la derecha de la misma, dirigiéndose a Bollito.

    Seguro que es la cola. ¿Miro? ¿No miro? ¿Qué hago? Vamos a morir, solo puedo pensar en eso.

    — Ah —dice Bollito como dándose de cuenta de que le hablaban a él— es que con la impresión del aterrizaje, me he defecado encima y todavía no me ha dado tiempo de limpiarme, está siendo todo muy movidito.

    Espero que Bollito esté improvisando y en realidad no se haya cagado encima, porque eso sería bastante asqueroso.

    — Comprendo —dice esta vez el extraterrestre de la izquierda— a mí me pasó lo mismo, pero es raro que usted tenga eso justo ahí, cuando nosotros desechamos nuestros excrementos por la cavidad bucal.

    ¿Qué coño? ¡No me jodas! ¡Eso es un auténtico asco! ¿Pero se habrá cagado de verdad Bollito? La verdad es que no huele a mierda, pero yo que sé, puede que con el traje que lleva puesto le disimule el hedor que tiene que desprender, aunque pensándolo bien, todavía huele a oso, como antes, así que si no anula el olor espantoso que desprende ya de por sí Bollito, dudo que anule el de sus heces.

    — Ah, sí, pero con el ajetreado aterrizaje, se desplazó hasta ahí —dice haciendo un gesto con las manos expresando resignación.

    — Entiendo. ¿Quieren entrar? —dice esta vez el alienígena de la derecha, ¿Se turnan para hablar o qué?

    — Sí —dice Bollito, al final parece que sí que tendría que decir algo, pero bueno, parece que todo está saliendo bien— ¿Hay duchas dentro?

    Ambos alienígenas lo miran extrañados. Creo que ha dicho algo raro. Seguro que la ha cagado y de esta ya no salimos.

    — ¿Para qué quiere usted ese aparato tan propio de estas tierras? —dijo esta vez el de la izquierda, sí, definitivamente se turnan— ¿A caso no le funciona su autopurgación? ¿Debemos mandarle con el doctor?

    — ¿Dónde está el doctor? —dice Bollito apresuradamente, mostrando demasiado interés, temo que pueda resultar sospechoso.

    — Pues dentro, con los otros, ¿Quiere que le solicite una audiencia con él? —dice mirando a Bollito expectante.

    — ¡Por supuesto! ¡No puedo ir oliendo a mierda por ahí! —dice Bollito, tan tranquilo, como si fuese lo más natural del mundo.

    Entonces ambos guardianes de la entrada, se miran y asienten, luego nos miran, y vuelven a hacer un gesto afirmativo con la cabeza y se abre automáticamente la puerta de la entrada del ayuntamiento.

    Nosotros les dedicamos una reverencia, fue lo primero que se nos ocurrió para agradecérselo y no decir nada que nos pusiese en evidencia y nos impidiese entrar ahora que ya teníamos la puerta abierta. Así que después de darle las gracias porque nos hayan abierto la puerta, vamos hacia el interior de la edificación, con paso tranquilo y sereno, para no levantar sospechas.

    Una vez dentro, comprobamos que el interior del edificio se haya muy cambiado. Pero antes de que me pare a reflexionar sobre los cambios efectuados en el ayuntamiento, Bollito se acerca a mí y me susurra al oído:

    — Tranquila Edemetria, lo que asomaba era mi cola —dice pensando que eso me importaba— ahora que estamos dentro, te protegeré pase lo que pase.

    Espera… ¿En qué momento esta invasión ha tomado un matiz tan extraño? ¿A caso esto es el inicio de una historia romántica o algo así? Ya lo decía mi madre, que venirme aquí a vivir con estos animales, me iba a traer muchos quebraderos de la cabeza. Pero bueno… ¡Ya estamos dentro!
     
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    De entrada...
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    Sí, ya me puse muy frikisita pero con semejante cosa cómo no hacerlo, lo gracioso es que en la vida me he jugado un Animal Crossing pero no es como si un simulador de vida tuviese mucha historia, sencillamente he googleado el nombre de algunos habitantes para tener referencias y el resto sólo e imaginado animalitos palurdos genéricos... y pobrecillos! no creo que realmente tengan la culpa de tener la inteligencia artificial de un maní... ayyy ya me imagino cómo estarán los diálogos dentro del juego y si es como en pokémon donde te obligan a ser amable y considerado todo el tiempo, pfft xD. No sé, está genial el concepto de alguien medio amargado en una villa llena de animalitos derp, me imagino que debe ser algo como "Dan vs bronies" xD

    Yéndome más concreto al fic... ¡Pobre Bollito! me da dado ternurita... hasta llegar al epi 4, nadie quiere osos apestosos, así que ya no lo quiero, ahora le daré mis feels al pobre e ignorado Tom Nook (?). Pero en general amé como la historia maneja la ironía y el sarcasmo, tiene algo de humor negro que adereza bien la historia, cosa que a veces es difícil encontrar fuera de los trollfics y a veces ni ahí lo hacen bien. Oh antes de que lo olvide, la danza de la abducción me ha recordado por algún motivo al baile de Salsa en Mother 3

    Ah... want moar!!

    @J.Nathan Spears lee esto, de verdad no es necesario saber nada del juego xD
     
    Última edición: 17 Septiembre 2015
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    Ichiinou

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    Invasión en Villa Tubérculo [Animal Crossing: Wild World: FInalizado]
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    Capítulo 5
    Doctor G

    El ayuntamiento se halla totalmente cambiado por dentro, hay un montón de esos alienígenas pegados a la pared, como si estuviesen esperando órdenes, ahí, como robots desconectados. La verdad es que debe de ser bastante penoso ser uno de ellos, a mí no me gustaría serlo, al menos.

    — Dame la mano —me susurra Bollito al oído.

    Tan pronto como escucho eso doy un respingo y me pongo demasiado colorada, aunque con el disfraz no se me nota mucho y solamente Bollito se fija en mí.

    — ¿Tienes fiebre Edemetria? Parece que estés ardiendo.

    Definitivamente, este oso carece de luces. Cuando parece que se está volviendo normal, va y me sorprende con alguna tontería de las suyas.

    — Este traje me da mucho calor, ¿Qué quieres que haga? —ya he llegado a un punto que este oso me cansa tanto, que paso de los modales con él.

    En realidad yo no es que mantenga mucho los modales con ninguno de estos animales. Pero claro, este no es el momento idóneo para ponerse a pensar en eso. Ahora mismo estamos rodeados de alienígenas que podrían ser hostiles y ya sobrará tiempo cuando se arregle todo esto, para poder insultar a estos inútiles.

    Mientras estoy sumida en mis pensamientos veo como uno de esos alienígenas, que cada vez me da más asco mirarlos a la jeta, se acerca a nosotros y casi sin esperarlo nos habla.

    — ¿Son ustedes los que han solicitado audiencia con el doctor G?

    Bollito y yo asentimos casi al mismo tiempo, como si estuviésemos programados para ello. Además creo que eso nos hace parecernos más a esos seres.

    — Síganme, el Doctor G acaba de terminar de asistir a un parto, hemos tenido el primer alumbramiento en estas tierras y estamos muy contentos.

    — Vaya, ¿es niño o niña? —dice Bollito tranquilamente para seguirle el rollo al alienígena que nos guía.

    Aunque parecía que todo iba bien, el alienígena se para en seco y se da la vuelta. Su rostro parece denotar entre enfado y extrañeza. ¿Qué será lo que le ha molestado tanto?

    — ¿Acaso usted se está mofando de mí? —dice aquel extraterrestre mirando a Bollito, que imagino que en ese momento sí estará tentado de cagarse por la pata abajo.

    — No, señor, en absoluto. ¿Qué acontece?

    En la voz de Bollito puedo notar que hay temor, la verdad es que decir una palabra de más en esta situación puede resultar fatal y parece que ahora mismo es justo eso lo que está ocurriendo.

    — Creo que usted se ha vuelto medio loco con el viaje, ¿Acaso no es usted consciente de que en nuestra especie no existen sexos?

    Un momento… digo yo, si no existen sexos… ¿Por qué Tortimer 2.0 se ha sentido atraído por Vesta? ¿Acaso Vesta tiene un aspecto andrógino y por eso le ha gustado a ese alien? El mero hecho de pensar en ello hace que no pueda evitar reírme por lo bajo de esa situación tan patética.

    — ¿De qué se ríe usted?

    Mierda, ahora se está dirigiendo a mí. ¿Cómo pude yo pasar por alto que aquello era una situación muy seria? Es evidente que el mero hecho de imaginarme a una cabra en la cama con una tortuga es bastante cómico, pero para más si esa tortuga está hospedada por un alienígena hermafrodita, que seguramente no tenga ni idea de cómo se hacen los niños por esta zona…

    En fin, Edemetria, deja de divagar y contéstale a este ser o al final terminarás siendo comida para estos bichos.

    — Pues, me reía de la torpeza de mi compañero señor, que al parecer ha ingerido lo que por estas tierras llaman alcohol y ahora mismo no sabe muy bien dónde se encuentra. Fue un error confiscarle aquella botella a ese gato llamado Félix.

    Aunque el alienígena volvió a mirame con extrañeza, pareció tragarse aquella trola improvisada y al menos yo me sentí aliviada y seguramente el pardillo de Bollito también. Además, por esta vez había sido yo quien había sacado las castañas de fuego a ese oso, lo cual me hacía sentir muy satisfecha.

    — Bien, dejémonos de tonterías y nimiedades y vayamos a ver al Doctor G, que ya lleva un rato esperándonos y no le gusta que le hagan esperar. Además, si se cabrea, ya saben ustedes que le gusta dar picotazos.

    ¿Picotazos? ¿Acaso era alguna especie de ave alienígena? Eso sí que era raro…

    Al llegar frente a una puerta que antiguamente habría sido algún despacho de esos chupópteros del ayuntamiento el guarda se paró y tocó levemente a la puerta.

    — Adelante —una voz chillona salió del interior de la estancia.

    Aquel era el principio de su fin. Cuando aquel tal Doctor G hiciese un reconocimiento médico de Bollito se daría cuenta de que en realidad llevaba puesto un traje y era un oso y por consecuencia, yo también sería pillada y tendríamos suerte si saliésemos con vida del asunto y no acabásemos siendo parte del menú del día siguiente.

    — Doctor G, le traigo a dos pacientes que deben ser explorados. Al parecer al menos uno de ellos sufrió daños con el aterrizaje en estas tierras.

    Después de decir aquello el alienígena nos dejó entrar y cerró la puerta tras nosotros saliendo de la estancia. Al pasar unos segundos nuestros ojos se adecuaron a la luz de aquella habitación, que era considerablemente más iluminada que la anterior en la que nos encontrábamos y pudimos ver el aspecto de aquel doctor.

    — ¡Espera! —dije casi sin poder contenerme— ¿Pero tú qué demonios haces aquí?

    — Edemetria, ¡Compórtate! —me susurra Bollito. El muy idiota parece que todavía no se ha dado cuenta de quién está delante de sus narices.

    Al girar la cabeza hacia el escritorio dónde se encontraba el supuesto Doctor G no pudo evitar abrir los ojos de par en par como asombrado y una sonrisa surcó su rostro.

    — ¡Gulliver! ¿Qué haces tú aquí? —dijo el inepto de Bollito, que además de ser cortito parecía ser lento.

    Aquel pajarraco parecía tener cara de pocos amigos. Sobretodo me miraba a mí, lo cual me inquietaba bastante. Espero que no fuese porque recordaba la de veces que le había tirado de su platillo volante con mi tirachinas. De hecho una vez en vez de una piedra le lancé un pañal usado y le llené toda la cara de mierda. ¡Qué tiempos!

    — Eres Edemetria, ¿no es cierto? —dijo serio mirándome.

    — Efectivamente, la que viste y calza, para servirle.

    ¿Pero qué coño he dicho? Rectifico inmediatamente.

    — Espera, ¿servirte yo? ¡Ni de coña!

    — Veo que sigues tan cordial como siempre y además parece que aunque ahora mismo estés entre la espada y la pared, no sabes todavía cuál es tu sitio.

    Espera, ¿qué? ¿Acaso aquel aborto de gallina me estaba diciendo que yo no sabía cuál era mi sitio? ¿Pero ese ser inmundo qué coño se creía? Además salta a la vista que se había aliado con aquellos invasores para destruir nuestro pueblo, seguramente con la esperanza de dominarlo él algún día.

    — A ver —esta vez el que habló fue Bollito— usted no sé si se acuerda de mí, pero yo soy Bollito uno de los osos de Villa Tubérculo. Podrá recordarme porque una vez le invité a un poco de alpiste cuando Edemetria le hizo caer forzosamente de su platillo volante. ¿Recuerda?

    Gulliver asintió lentamente, como si las imágenes estuviesen acudiendo a aquella cabeza hueca a paso de Tórtimer.

    — Espero que tenga en cuenta, que aunque Edemetria, que todos sabemos que tiene un carácter controvertido —¡¿Qué coño dice este oso?! ¡¿De qué lado se supone que está?!— los otros habitantes de Villa Tubérculo siempre hemos sido amables con usted y le hemos acogido cuando usted lo ha necesitado y nos ayude a salir con vida de esta.

    Aquel pajarraco nos miró de soslayo, como haciéndose el interesante y aunque el resentimiento por todas las jugarretas que yo le había hecho era bastante, parecía que en su cabeza había un debate sobre si ayudarnos o no.

    — ¿Qué gano yo a cambio con ayudarles?

    — Nuestra gratitud —dijo Bollito inocentemente.

    — No es suficiente.

    ¡Ves! ¡Ya sabía yo que aquel pájaro no era de fiar! Si es que el que pico tiene, pica siempre. Bueno, es posible que ese refrán me lo acabe de inventar, pero seguramente algún día se patentará, ya que me haré muy famosa.

    De repente, aunque no para mi alegría, una luz se me encendió en la cabecita. Sabía lo que tenía que hacer para que aquel pajarraco se prestase a ayudarnos, aunque no era una tarea fácil.

    — Gulliver, viejo amigo —vale, quizás no haya empezado la frase muy bien, ya que la cara que ha puesto no es de estar muy feliz— si nos ayudas a salir enteros de esta, te prometo —sí, estoy cruzando los dedos por dentro del traje— que te regalaré mi casa, para que puedas anidar por fin en este pueblo y no tengas que buscar un hogar por el universo, como llevas tanto tiempo haciendo.

    Gulliver alzó una de sus gruesas cejas y sus ojos brillaron con fuerza. Parecía que la oferta le agradaba. Aunque parecía haber escondido algo tras aquel semblante. Y no sé por qué, aquello no me gustaba nada.

    — Acepto —carraspeó—, pero aparte de tu casa, quiero algo más, algo que llevo deseando desde hace mucho tiempo y que solamente tú me puedes dar, Edemetria.

    ¿Qué coño está queriendo decir este individuo? Un malestar empieza a adueñarse de mi cuerpo, uno poco usual… Es como si mi cuerpo me quisiese alertar de que algo malo va a ocurrir.

    — Suelta por esa piquito —digo casi temblando.

    Ahora Gulliver sonríe ampliamente, lo que me confirma que está a punto de proponer algo malévolo.

    — Sabes que del odio al amor solamente hay un paso —¡¿Qué?!— y bueno, sabes sin duda que durante mucho tiempo te he odiado pero… —¡¿Que qué?!— se puede decir que lo que siento por ti ha perdurado en todos mis viajes por el universo y bueno, solamente te pido que me des un beso.

    ¡¿Pero qué coño?! ¡¿Qué coño está pasando en este pueblo?! ¡Esto ya empieza a ser como una telenovela! Y lo peor de todo es que a ver cómo salgo yo de esta…
     
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    Habieru the Kiragon

    Habieru the Kiragon Soy el Kiragon más poderoso que existe

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    Jejejejej, por fin llegue aqui. En fin, trataré de ser breve pero no se cuanto... No he jugado animal crossing asi que estoy un poco perdido, pero este fic se ve muy interesante con todo e invasión alienigena. Y ajajja, Edemetria es un poco complicada pero creo que la comprendo. Y awwwwww, Bollito me parece adorable y eaea, asi que enamorada de bollito? Pero si, sería extraño una ser humano con un oso...... ñeeeeee, en fin. Y que carajo ese pajarraco, besar a Edemetria!! Y yo que siempre me pregunté como sería un beso de un ave pero..... bueno, a esperar el siguiente capi con calma no más, aunque sigo sin confiar en ese tal gulliver.

    Y algo que olvidé, jajajja, se cagó, esa fue buena y ewwww, cagar por la boca, que asco >-<

    Adios y sigue asi amiga, volveré por aqui cuando el nuevo capitulo sea publicado *me marcho usando uno de mis portales de teletransporte*
     
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    Plushy

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    Y hoy en la novela de las 6...
    Roderick, no!!!
    Oh espera, fandom equivocado xD

    Oh no, se viene un triángulo amoroso, seguro con muchos close ups, frases clichés, embarazos finjidos y todo lo necesario para armar un drama!! porque al final es obvio que la doncella Edemetria se ligará a la tortuga (?) Oh arceus, morí imaginando eso de que alguna vez le arrojó un pañal, si en verdad se pudiera hacer eso en el juego ya mismo salgo a secuestrar a alguien para comprarme una consola D:
     
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    Ichiinou

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    Invasión en Villa Tubérculo [Animal Crossing: Wild World: FInalizado]
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    Capítulo 6
    ¿Embarazo?


    —¡¿Pero cómo te atreves?!

    Para la sorpresa de Edemetria aquellas palabras no salieron de su boca, si no de la del oso que permanecía a su lado, el cual por la forma en la que apretaba los puños y golpeaba con el pie derecho el suelo parecía estar iracundo. Por un momento Edemetria se imaginó a Bollito convirtiéndose en una mole gigante sedienta de sangre pero pronto aquella visión salió de su cabeza.

    —¡¿Cómo eres tan miserable de querer chantajear de esa forma a una dócil dama?!

    ¿Dócil dama? ¿En serio Bollito se estaba refiriendo a mí? Será que tiene memoria de pargo rojo este oso, porque desde que le conozco creo que he demostrado un fuerte carácter con él. Además de que no sé si lo recuerda, pero el día que me habló sobre quedar en mi casa para verla, le asesté una patada en la entrepierna porque pensaba que tenía otras intenciones. En fin, lo que yo digo, se le olvidan las cosas a este oso.

    —Edemetria no es ninguna fulana, no sé cómo serán las pajarracas que has conocido tú, pero ella no va por ahí dando besitos al primer payaso con traje de astronauta que se le cruce por el camino.

    Al parecer aquel comentario no le había agradado del todo a Gulliver, el cual se levantó de su sillón y puso un gesto amenazante.

    —¿Te crees en condiciones de hablarme así maldito oso maloliente?

    —¿Cómo que maloliente? —Bollito parecía estar muy cabreado.

    —Lo que te digo. Las múltiples veces que me has servido el té en tu casa, he tenido que aguantar la respiración para evitar la peste de tu sobaquera.

    —Perdone usted, don Gulliver, ¡¿no sabía usted que los osos solemos oler a oso!? —dijo Bollito alzando considerablemente la voz.

    —Además, siempre se ha notado a la legua que estás enamorado de Edemetria —¡¿Qué?!—, esa es la única razón por la que alguien aguantaría los desplantes y las burlas de ella, porque si no, no lo entiendo.

    —¿Y qué tiene que ver una cosa con la otra? ¿Crees que si no estuviese enamorado de ella dejaría que alguien como tú abusase de su buena posición para poder robarle un beso? ¡Eres un impresentable!

    Espera, ¿he entendido mal o Bollito acaba de insinuar que le gusto? Ay, que se me va a salir el corazón del pecho de la emoción. Y es que no solo eso, parece profesar amor por mí. Si es que esto al final va a derivar en una bonita historia romántica y todo.

    Casi sin darme cuenta Bollito se avalanzó sobre Gulliver y le asestó un fuerte mordisco en una de sus alas. Aquel era el momento idóneo para que yo entrase en acción. Así que encontré un pisapapeles con forma de huevo que era considerablemente grande y le asesté un golpe seco en la cabeza a Gulliver. Después de eso aquel pajarraco se quedó inconsciente.

    —Lo siento —empezó a decir Bollito— creo que me he pasado y hemos desperdiciado una valiosa oportunidad para rescatar a Vesta.

    — No te preocupes, seguro que saldremos de esta sin problema. Ahora tendremos que esconder el cuerpo de este individuo -dije pensando como una verdadera psicópata y todavía dándole vueltas a lo que había dicho Bollito.

    Agh, tengo que apartar estos pensamientos tan raros de mi mente y ponerme manos a la obra, ¡esto es muy serio! Inspeccioné la sala y pude ver un pequeño armario lo suficientemente grande para meter a Gulliver.

    —Ayúdame y lo metemos ahí —le digo a Bollito para que me ayude a cogerlo.

    La verdad es que parecía más fácil de lo que es. Además de que pesa más que Vacarena pues encima se resiste a que lo metamos en el armario, no porque se mueva, si no que el tío es poco flexible. ¡Si siempre ha estado dentro de uno! Yo siempre he creído que tenía mucha pluma y ya ves... ¡Quería besarme! Los colores vuelven a mis mejillas al recordar el momento en el que dijo eso.

    —Empuja un poco más Bollito, que ya casi está dentro —digo y al instante me doy cuenta de lo mal que ha sonado eso y me pongo todavía más roja.

    En estos momentos debo parecer algo así como un tomate. Es que últimamente me pasan cosas demasiado comprometidas y dignas de un caso de "Ex-pendiente X". Creo que estoy perdiendo el carácter que tenía. Debería dejar de preocuparme por estas cosas de críos.

    Para nuestro horror escuchamos como alguien abre la puerta del despacho de Gulliver.

    —Doctor G, creo que estoy embarazada y me gustaría saberlo con seguridad. ¿Puede usted ayudarme?

    ¡No me lo puedo creer! La que ha entrado no es otra que Vesta y menudo notición el que acaba de soltar por esa boquita de cabra que tiene. ¿Embarazada? ¿Será de ese alien? ¿Quizás de Félix? ¿Quizás de Carturo?

    Pronto se da cuenta de la ausencia de Gullliver en su sillón y se fija en nosotros. Parece considerablemente asombrada. La verdad es que uno no se encuentra todos los días con un oso y una humana que están tratando de esconder el posible cadáver de un pájaro amorfo.

    Al darse cuenta de quienes somos se acerca de forma apresurada a nosotros y nos habla muy bajito.

    —¿Qué hacéis aquí?

    —¿No pensarías que te íbamos a dejar con estos seres? —dice Bollito informando a Vesta.

    La atolondrada cabra me mira con los ojos entrecerrados.

    —¿Y ha venido Edemetria a salvarme?

    ¡Un momento! ¿Por quién me está tomando esta cabra? ¿Acaso se cree que soy una desalmada y que la dejaría a su suerte? Que bien me conocen estos animales.

    —Pues sí, me han elegido por unanimidad y bueno, ya sabes que yo soy un alma muy caritativa.

    —Bueno... —se ve que Vesta no se cree mucho lo que le he dicho— ¿Y qué ha pasado con Gulliver?

    —Es una larga historia, hemos tratado de que nos ayudase por las buenas pero al final, digamos que la cosa se puso fea.

    —¿Está muerto? —dice Vesta con cara de preocupación.

    —¿Y a quién le importa eso? —dice Bollito para la sorpresa de las dos— ¿Acaso no fue él quien se alió con los invasores y vino aquí para subyugarnos y tratarnos como ganado?

    Vaya, este Bollito a veces me sorprende. No parece para nada el mismo de antes de la invasión. Es como si todo esto haya sido para mejor y que estuviese desarrollando una personalidad mucho más interesante. Algo dentro de mí se mueve al pensar en estas cosas.

    —Tienes razón... —dice Vesta pensativa.

    Ahora que reparo en ella. No parece asustada y hasta parece la misma de siempre. Incluso parece que haya estado toda su vida tratando con esos seres.

    —Venga, hemos de apresurarnos y salir de aquí. Hemos de volver con los demás —dice Bollito.

    —¡No! —la reacción de Vesta me ha pillado de improvisto e incluso me ha sobresaltado, si es que tiene una voz imponente cuando quiere.

    —¿Por qué no, Vesta? —dice Bollito— ¿Te han hecho algo esos alienígenas?

    Espera, cuando entró por la puerta dijo que estaba embarazada, si es así, seguramente algo tenga que ver el que no quiera irse. ¿Pero qué relación puede tener?

    —Mi esposo, Tórtimer 2.0, podría castigarnos si lo hacemos.

    —¿Cómo que esposo? ¿Qué ha sucedido Vesta? —es que me ha intrigado y me veo obligada a preguntar.

    —Es algo muy largo y, no querréis saberlo. No es plato de buen gusto para nadie enterarse de algo así.

    Ahora sí que me ha dejado intrigada. ¿Qué demonios le habrá hecho esa tortuga? ¿Habrá cometido algún ritual con ella propio de alienígenas y la habrá dejado traumatizada? No sé por qué, pero esto me da mala espina.

    Mientras estoy pensando en eso y reflexionando sobre cómo solucionar todo ese embrollo, una de las patas de Vesta empieza emitir una luz roja parpadeante. ¿Qué demonios es eso?

    —¡Es él! Estoy tardando demasiado y ha usado el chip que me ha puesto para rastrear mi posición. ¡Pronto vendrá y descubrirá el pastel!

    ¡¿Pero qué demonios?! ¿Por qué todo se ha complicado tanto de repente? Y lo que es más importante, ¿Por qué todavía no me han pegado ganas de ir al baño? ¡Eso si que es un misterio!
     
    Última edición: 22 Enero 2016
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    Ichiinou

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    Capítulo 7
    Falsas amistades

    Fue pensar en el tema de ir al baño y que automáticamente me pegasen ganas de ir. ¿Por qué no pensaré cosas más normales? ¡Ahora va a ser un buen lío intentar hacer pis con este traje! ¡Es demasiado justo y no está pensado para este tipo de necesidades!

    —Esto… creo que tenemos un problema… —digo a Bollito y a Vesta que me miraron con cara de no comprender nada.

    Ya, seguramente mi problema no sería nada comparado con lo que se avecinaba. Un alien andrógino que se había metido en el cuerpo de una tortuga estaba a punto de pillarnos y de hacer experimentos con nuestros cuerpos y yo estaba pensando en ir a regar las plantas.

    —¿Qué ocurre Edemetria? ¿Has visto algo extraño? —dice Bollito con un tono cariñoso.

    ¡Ay mi Bollito! ¡Siempre con esa voz tan dulce! Ahora que me fijo tiene unos ojos preciosos y cuando me mira así me derrito… ¡Espera! ¡¿Qué diablos estás pensando Edemetria?! ¡Esto es un tema serio! ¡Se trata de mear y de escapar de una tortuga andrógina! ¡Ahora no estás para pensar en amor y en esas tonterías! Sí, tienes que serenarte, eso, muy bien, piensa en Tom Nook, en esa cara que tiene tan fea, así se te quitarán las ganas de vivir…

    Sacudí la cabeza enérgicamente intentando apartar de mi mente cualquier distracción banal como aquella e intentando centrarme en contestarle a Bollito. Estoy perdiendo el tiempo innecesariamente y ahora mismo esto podía costarnos la vida a todos. ¡A todos! ¡Incluso a mí! Eso es lo peor, así que no podía bajar la guardia.

    Hice un gran esfuerzo y me dispuse a pensar con claridad. Soy mayorcita, puedo soportar las ganas de mear por un tiempo razonable sin problema. ¡No puedo tener incontinencia a mi edad! ¡Eso sería algo horrible!

    —¿Edemetria? ¿Estás bien? —dice Bollito alarmado.

    —Esto… no es nada… creía que pasaba algo pero… no.

    Vesta hace un gesto mirando a Bollito como si yo estuviera majara y la verdad no me parece nada bien, pero si ahora mismo inicio una pelea saldremos todos mal parados y ese no era el plan.

    —Bueno, corramos un estúpido velo en este tema y pensemos en lo que nos concierne —¿Me acaba de llamar estúpida esa cabra disimuladamente?— he pensado que la mejor idea es que os marchéis por esa ventana —bien, parece que ninguno de nosotros se había fijado antes que había una ventana, ya tuvo que ir la cabra de lista- y me dejéis aquí.

    —¡No nos iremos sin ti! —¿De verdad eso ha salido de mi boca?— ¡Eres de los nuestros! ¡Tenemos que salvarte! ¡Es nuestra misión!

    Con cada palabra que suelto por mi boca me sorprendo más a mí misma. ¿Qué demonios está ocurriendo conmigo?

    —Entonces… solamente queda otra alternativa —esta vez el que habla es Bollito—, tengo que enseñaros mi arma secreta.

    ¡Pero Bollito! ¡Que estamos en horario infantil! ¡¿Qué demonios pretendes?! Uf, qué alivio, parece que simplemente se trataba de una bolsa con algo dentro, creía que iba a sacar otra cosa…

    —¿Qué es eso? ¿Arena? —digo intentando escrutar lo que hay dentro de esa bolsa.

    —¡En efecto! Aunque no es una arena normal, es una arena que proviene de un pueblo especial, el pueblo de donde yo provengo. Veréis, allí nadie pisa la playa porque la arena está contaminada y si vas descalza puede causarte graves quemaduras.

    ¿Está insinuando Bollito lo que creo que está insinuando? ¿Quiere ir a dar un paseo por la playa conmigo? Espera… eso no era lo que creía que insinuaba…

    —¿Entonces si arrojamos eso a los alienígenas podremos derrotarlos? —digo dándome cuenta del uso que podría tener aquel arma improvisada.

    —¡Así es! —dice Bollito muy alegre— ¡Tenemos la victoria en nuestras manos!

    Bollito suelta una sonora carcajada que me hace pensar que se ha vuelto medio loco, ya que todavía no hemos hecho nada de lo que se supone que tenemos que hacer para salir de allí y ganar y él ya lo está dando por hecho.

    Ahora soy yo la que le hace un gesto a Vesta como si estuviese loco ese oso. A ver, a veces me parece varonil y altamente sensual pero… ¡¿Pero qué digo?! ¿Qué pensaría mi padre si me oyese hablar de esta forma? ¡Me desheredaría y perdería toda su fortuna! Fortuna la cual se reduce a una caja llena de azucarillos… Creo que prefiero perderla…

    —Bueno, si ese es el plan, ¿Vamos? —dice Vesta que de pronto parece que tiene ganas de empezar con el ataque.

    No sé Bollito, pero yo he notado desde el principio algo raro en esa cabra. Para mí que nos está escondiendo algo y no es solamente el hecho de que pueda estar embarazada o lo de que ha contraído nupcias con esa tortuga alien… ¡Es algo más! ¡Estoy segura! Pero mi intuición me dice que por suerte o por desgracia lo averiguaré más pronto de lo que me gustaría…

    ¡Allá vamos! Pero antes tenemos que asegurarnos de llevar bien nuestros trajes, pues lo que más importa es el factor sorpresa. Me pregunto qué ocurrirá cuando sepan del estado de Gulliver… espero que para cuando se enteren nosotros ya estemos fuera de este sitio. En serio, este sitio empieza a apestar, es como un olor raro… como a rata. ¿No lo huelen los demás?

    —Es hora de salir —dice Vesta con decisión— seguidme.

    Al salir todo parece estar en orden. Andamos por el pasillo tranquilamente, detrás de Vesta que se dirige a algún lugar que desconocemos. Bollito lleva una mano en el bolsillo, seguramente en ella tiene esa extraña arena.

    Todos los alienígenas que allí se encuentran nos ignoran, parece que pasamos totalmente desapercibidos. Como mucho alguno que otro hace una reverencia cuando ve pasar a Vesta, es como si fuese su reina o algo… Tiene sentido, si ella está casada con su líder.

    Al llegar frente a una puerta se para ahí y posa el hocico en lo que es algo así como un detector de huellas dactilares pero vamos, para hocicos. Estos extraterrestres tienen unas tecnologías un poco raras.

    Al entrar tanto yo como Bollito nos quedamos perplejos. ¡Vesta nos ha metido en el mismísimo centro del infierno!

    —Líder, estos dos individuos son unos intrusos. Quieren matarle. El oso tiene un arma arrojadiza en el bolsillo.

    ¡¿En qué se basa esa cabra para decir que queremos matar a esa vieja tortuga hospedada?! ¿En serio? ¿Por qué confiamos en Vesta? ¡Si está como una cabra! ¡Algo raro ya le notaba yo y era esto! ¡Qué decepción!

    Antes de que nos apresen me doy prisa y le escupo a Vesta.

    —Das pena, aliarte con los invasores, ¡trepadora! —digo sacando mi furia interior— ¡Esto no quedará así!

    —Creía que éramos amigos —dice bollito con un tono más calmado y triste— ¡No me lo esperaba de ti Vesta! ¡Una vez te regalé una pera y todo!

    No veo la verdadera cara de Bollito, pero sé que está poniendo esa carita que me parte el alma. ¿Por qué todo nos sale tan rematadamente mal?

    —Llevadlos a las mazmorras, serán hospedados al amanecer —dice el líder sentenciando nuestro destino.

    ¡No puede ser! ¿Ahora qué hacemos? ¡Estamos perdidos! ¡Yo no quiero que ninguno de esos bichos se me meta por la boca! ¡Seguro que saben a percebe! ¡A mí no me gustan los percebes! ¿Cómo saldremos de esta ahora? Porque saldremos, ¿Verdad? ¡Tenemos que salir!

    Un escalofrío recorre mi espina dorsal dejándome más mal cuerpo del que tenía ya. Eso es un mal presagio, seguro.
     
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    Plushy

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    Oy my, lo de los embarazos fue en serio xD
    ¡Nacerán mutantes que traerán una nueva era a la raza humana y su fin como tal! Oh espera, creo que me he equivocado de referencia.

    Ahora es Edemetria quien le empieza a hacer ojitos a bollito, pero es que con la mirada que tiene, enamora... *busca una imagen en google*
    Oh... OHHHH....
    Alguien debe ir al oftalmólogo con urgencia...

    Y ahora que sí estan en verdaderos aprietos... ¿se los comerán las ratas? ¿y las ratas morirán de indigestión? ¿tendran los animalitos seguir viviendo como... animales?
    THE PLOT THICKENS!!!
     
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    Ichiinou

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    Invasión en Villa Tubérculo [Animal Crossing: Wild World: FInalizado]
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    Comedia
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    Capítulo 8
    Descubrimientos peliagudos

    —¡Estas mazmorras apestan! ¡¿Sabéis lo que es el ambientador asquerosos alienígenas andróginos?!

    No puedo contenerme, nos han traído a unas mazmorras en las que no se ve dos palmos por delante de nuestra nariz y aún por encima nos han separado a mí y a Bollito. Además, no sé dónde está este, que no ha dado señales de vida desde que nos metieron en estas jaulas.

    —¡Tengo derecho a una llamada! ¡Solicito hablar con mi abogado! ¡Se os va caer el pelo malditos bichos interestelares! –digo tratando de atemorizar a los alienígenas que están custodiando las mazmorras.

    Por cierto, no paro de preguntarme si estas mazmorras estarían allí antes de la llegada de estos alienígenas. Por el estado de las mismas, parece que tienen siglos, pero claro, eso no tendría mucha lógica… A menos que, en algún tiempo, este pueblo tuviese un pasado tenebroso… Apuesto a que algún antepasado de Tórtimer torturaba aquí a los ciudadanos que no querían pagar impuestos.

    —Nadie va a venir a salvarte –una voz femenina me habla cerca—yo llevo aquí meses y lo mejor que me ha pasado es que estos alienígenas hayan venido. Al menos estos se preocupan por mi nutrición y no tengo que cazar ratones.

    La voz de aquella fémina me resulta extrañamente familiar, aunque por el dato de los ratones casi se podría decir que se trata de Misi, una gata un tanto peculiar que vivía en Villa Tubérculo hasta hace unos meses. Ahora sé que nunca llegó a salir de aquí… Pero… ¿Quién está detrás de tan macabros acontecimientos?

    —¿Puedo preguntarte quién eres? –digo yo esperando que constate mi teoría.

    —Yo era… bueno… soy Beelén una prima hermana de… bueno… Vesta… ¿La conoces?

    —¡¿La cabra loca que me ha metido aquí?! ¡Por supuesto que la conozco! ¡Cuando salga de aquí convertiré su pelaje en unos bonitos cojines y un edredón! ¡Va a saber ese cuadrúpedo quién es Edemetria!

    —¿Estás aquí también por ella? –dice Beelén para mi sorpresa—bueno… no debería sorprenderme ya, somos muchos los que estamos aquí por su culpa.

    Espera, ¿Qué está diciendo? ¿Acaso Vesta no es la cabra que nosotros conocíamos? Vale que nos traicionara a mí y a mi querido Bollito, pero de ahí a que en realidad sea una psicópata. ¿Quién se esperaría tal cosa de una cabra que siempre era agradable con todos?

    —¿Cuántos más hay aquí? ¿Está aquí Orestes?

    Esa segunda pregunta es un tanto sospechosa, lo sé. Pero es que me quedé con varios regalos que me mandó entregar y claro, no me gustaría tener que ajustar cuentas en una situación así. ¡Yo era pobre y tenía que buscar dinero en dónde fuese! ¡Tom Nook me extorsionaba para que le pagase la hipoteca porque si no me iba a desahuciar! ¡Y tenía que mantener a un pargo rojo y una preciosa cucaracha! Eran tiempos muy difíciles…

    —¿Orestes? Déjame pensar… —este suspense me va a matar, el corazón se me quiere salir por la boca y los dedos pequeños de los pies se me están entumeciendo—¡Sí! –mierda, ¿Por qué tengo que tener siempre yo tanta suerte? ¿Por qué no ha podido irse ese oso a Villa Oso?—él fue el último vecino que verdaderamente se fue de Villa Tubérculo, después empezó el plan maligno de esos dos, aliándose con los alienígenas…

    Lo de Orestes me alivia, no porque se haya salvado de estar aquí recluido, si no porque así no tendré que ajustar cuentas con él. Me consta que tenía un buen derechazo, una vez tuve un pequeño encontronazo con su pata derecha cuando me pilló robándole flores. Por otra parte, pensar en que toda esta invasión estaba pensada desde ya hace tiempo y que unos vecinos se han aliado con los alienígenas, me llena de tristeza. ¿En qué nos estamos convirtiendo? ¡¿En animales?! Bueno… creo que esa no es la expresión más correcta.

    —¿Quién fueron los individuos que se aliaron con los alienígenas para seguir con el plan? ¿Acaso fueron Tórtimer y Vesta? Porque eso tendría sentido…

    Beelén se ha reído por lo que he dicho. ¿Qué le hará tanta gracia? ¿Será el peculiar nombre de Tórtimer? Ya sé que es muy peculiar, pero es que se ve que sus padres no tenían muchas luces ni idea de cómo se iban a reír de él en el colegio. ¡Qué crueldad! Aunque ahora que lo pienso… Edemetria tampoco es que sea un nombre muy bonito. ¿En qué estarían pensado mis padres? ¿Acaso estaban ebrios cuando me lo pusieron? Si fuese así todo encajaría…

    —Tienes que saber encajar mejor las piezas del puzle mi querida Edemetria. ¿Has tenido el placer de conocer al Doctor G?

    ¡Es eso! ¡Ahora todo encaja! ¡Ese maldito pajarraco amorfo estaba detrás de esto! ¡Lo sabía! ¡Sabía que no era de fiar! ¡Y aún por encima es un rufián embaucador!

    —¿De quién crees que es el hijo que espera Vesta? —dice Beelén dejándome helada.

    ¡Bombazo informativo! ¡Vesta ha engañado a esa tortuga andrógina con el pajarraco! ¡Si es que ya se veía venir! ¿Y qué clase de aberración de la naturaleza saldrá de la unión entre una cabra y un pajarraco como ese? ¡Me encantará verlo! ¡Será una criatura digna de circo! Al fin Tom Nook dejará de ser el más feo del pueblo.

    —¿Y por qué estáis todos aquí? ¿Acaso os matan para alimentarse de vosotros? –digo todavía no comprendiendo muy bien lo que está ocurriendo y ha ocurrido en aquellas mazmorras.

    —Es muy sencillo, nos mantienen aquí con vida desde hace mucho tiempo como ofrenda para los alienígenas. Si ellos se portan bien y les dan a sus vecinos para poder hospedarlos pues tanto Vesta como Gulliver podrán salvarse. Ese era el trato desde el principio.

    —Y una cosa, ¿Cómo sabes tú todo esto? –digo comprendiendo que esa es demasiada información confidencial para que una simple oveja la tenga.

    —Podría mentirte diciéndote que estas paredes son de papel y por eso me he enterado, pero no es así. En un principio nos propusieron a mí y a Sócrates lo mismo que Vesta y Gulliver aceptaron. Nosotros tuvimos más corazón que ellos.

    Un momento, ¿Sócrates y Beelén? ¿En serio? ¿Pero como harían si…? Para Edemetria, sácate esas imágenes de la cabeza. ¡Son demasiado perturbadoras! Es tan difícil comprender las extrañas relaciones que tienen estos animales… ¿Qué son esos colores que se me han subido a los mofletes? ¡Si la relación entre yo y Bollito es inexistente! ¡Si no estamos saliendo ni nada! Cuando se arregle todo esto tendré que ir al psicólogo, me hará mucha falta.

    —Entiendo –digo todavía consternada por las declaraciones que me acaba de hacer Beelén—¿Entonces tenéis algún plan para salir de aquí?

    Beelén se vuelve a reír. Pero esta vez se me antoja más siniestro que antes. ¿Qué he dicho que le hace tanta gracia?

    —Hemos intentado todo. Hemos fabricado bombas caseras para intentar salir de aquí, hemos fingido muerte repentina por envenenamiento, hemos intentado gasearlos a base de flatulencias, ¡Pero nada ha obtenido el resultado esperado! ¡Siempre volvemos a dónde estábamos!

    La voz de Beelén se quiebra hacia el final de aquella frase, se ve que llevan allí mucho tiempo y están desesperados. ¿Es posible que todo tenga que acabar así? ¡Yo no quiero que me hospeden a mí también! Y lo que es peor, ¿Qué será de Bollito si uno de esos alienígenas se le mete dentro? ¡Ya no tendrá ese encanto tan oseznil que le caracteriza! Tengo que hacer algo, saldremos de aquí como sea.

    De repente, una bombillita se me enciende. ¡No se me había ocurrido hasta ahora el mirar en mis bolsillos! Pero ahí estaba la clave. ¡Tenía una guitarra folk! ¡Esa sería nuestra salvación!

    —Eh, Beelén, creo que sé cómo salir de aquí –digo por lo bajini a aquella oveja para que nadie se entere—tengo una guitarra folk.

    —¡¿En serio?! —¿Podía haber sido menos discreta? Sin duda, esta oveja carece de luces.

    —Por favor, habla bajo. No es conveniente que se entere ninguno de esos bichos que nos custodian del plan.

    Al parecer Beelén ha llamado la atención de uno de ellos, que haciendo ruido con lo que imagino que es su porra contra los barrotes, se acerca hacia nosotros.

    —¿Ves? Nos han pillado –digo a Beelén recriminándole por su actitud poco prudente.

    Beelén empieza a sollozar. ¿Qué demonios está pasando?

    —Eh, oye, no te lo tomes tan a pecho oveja, ¿no ves que tengo un temperamento muy fuerte? Ya deberías conocerme… —digo porque en el fondo he de decir que sus sollozos me han llegado a la patata.

    De repente las luces de las mazmorras se encienden. Puedo ver a muchos animales que parecen ser los vecinos que habían “abandonado” el pueblo. Muchos de ellos tienen un aspecto deplorable. Miro a Beelén y la veo muy cambiada. Está totalmente demacrada, casi no tiene lana y está muy delgada. Sin duda vivir en aquellas mazmorras no debe ser muy agradable.

    —¡Queridos reclusos! –empieza aquel guardia que había llamado la atención de todos con su porra—¡Es hora del primer hospedaje! Estaremos hospedándoos hasta el amanecer.

    ¿Entonces Bollito y yo seríamos los últimos en ser hospedados? ¿Tendríamos que ver esa desagradable escena durante toda la noche? ¡Tengo que hacer algo! ¡Ahora es el momento de usar mi guitarra folk!

    La saco y me siento en el suelo. Respiro hondo. Cierro los ojos. Y empiezo a tocar. Es la hora de empezar a ganar terreno. ¡No podemos dejar que ganen esos bichos feos!

    Cuando me escuchan tocar todos mis vecinos reclusos se levantan a duras penas y me miran fijamente. Puedo ver cómo en sus ojos brilla la esperanza. ¡Todos saben que la guitarra folk nos salvará! Eso si no me revienta antes la vejiga que todavía me estoy meando. ¡Aunque una explosión de pis también podría ser una gran arma! Estoy segura, ¡vamos a ganar esta batalla!
     
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    Plushy

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    Ya iban como 3 veces me me intentaba pasar a leer y comentar la historia y algo pasaba, creo que se llama déficit de atención o algo así.
    Realmente aprecio las historias donde el humor no va de pastelazo y toca estar espabilado para captar el chiste... cosa que en mi condición pseudonarcoléptica me fue algo difícil de captar a la primera. La trama de fondo es digna de una peli B de bajo presupuesto pero no se siente oscura gracias a las pinceladas de comedia y como toda peli de ese tipo, qué sería si no se rellena con dosis de hamor... sí, con h.

    Ayyy Lmao! esa frase, realmente me recuerda mucho la clase de literatura que frecuento :D

    Seguramente un pokémon de 7ma generación.

    Esperemos que el sonido de una voz tortuosa y un instrumento mal afinado sean lo suficiente para contener la amenaza alienígena sin que nadie se tenga que orinar en el proceso D:
     
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    Ichiinou

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    Invasión en Villa Tubérculo [Animal Crossing: Wild World: FInalizado]
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    1778
    Capítulo 9
    La guitarra folk


    ***FLASHBACK***​

    Era el día de navidad, todos en Villa Tubérculo estábamos contentos porque así era, pero una ola de frío devastadora azotaba todo el pueblo y nos vimos obligados a acomodarnos en mi casa recién ampliada. Sí, estábamos todos. Por aquel entonces yo todavía no detestaba este pueblo, pero faltaba poco para que así fuese.

    Al paso en el que avanzaba aquella ola de frío no pasaríamos aquella noche, así que teníamos que hacer algo. ¿Pero qué? Ninguno de mis vecinos daba buenas ideas. Yo maldecía al maldito Tom Nook que sí, ampliaba nuestras casas y todo eso y nos dejaba vivir en ellas por una muy desdeñable cantidad de dinero, pero el muy mapache usurero no nos había instalado calefacción. Solamente teníamos una hoguera pequeña que había comprado en la tienda de Ladino. Sí, por aquel entonces yo era de la familia de ese zorro, pero… digamos que tras ese pequeño percance, decidimos mantener las distancias.

    En realidad lo de tener una hoguera dentro de casa no era una buena idea, porque esta consumiría pronto el oxígeno. ¿Pero qué podríamos hacer? También maldecía el hecho de que cuando se hiciese de noche, las plantas que tenía por toda la casa nos consumirían el oxígeno. ¿Por qué Tom Nook no vendería estos artículos de plástico?

    Cuando cayó la noche, la hoguera parecía no calentar nada y nuestros miembros se estaban entumeciendo, estábamos al borde de la hipotermia y eso me causaba un terrible dolor. Pero entonces, Totakeke que parecía el único que estaba algo animado, empezó a tocar su guitarra folk. Cuando los ciudadanos vieron que este empezaba a tocar, fueron sacando poco a poco sus instrumentos, de forma que pronto, una gran y sonora orquesta se escuchaba en mi casa.

    El estruendo que provocaba aquella orquesta, descompasada porque muchos de los miembros no sabían tocar y al mismo tiempo desafinada porque pocos instrumentos eran de calidad, gracias al mapache usurero de Tom Nook, empezó a provocar un temblor en el pueblo. No sabían lo que pasaba, pero decidieron no dejar de tocar. Siguieron tocando por más de media hora, hasta que al parecer, el temblor empezó a cesar.

    Muchos fuimos los que notamos que hacía más calor en el ambiente, ¿qué habría pasado? No tardamos en averiguarlo en cuanto nos asomamos a la ventana. Lo que allí había era un paisaje que nunca se imaginarían. Algo bello y al mismo tiempo terrorífico. Pero al mismo tiempo, era su salvación.

    ***FIN DEL FLASHBACK***​


    ¡Justamente es lo que tengo que hacer! He recordado todo a la perfección, solamente tendré que seguir tocando la guitarra folk hasta que mis vecinos vayan pillando lo que tienen que hacer. Aunque si confío en ellos, puede ser que tardemos años en llevar a cabo este plan. Ya se sabe que muchas luces no tienen y aún por encima en estas lóbregas mazmorras menos. ¡Será mejor que les refresque la memoria! ¡Con un villancico!

    Sí, eso es, la de los pargos rojos en el charco será perfecta para el plan. ¡Vamos chicos! ¡Resucitad!

    Por fin veo que algunos empiezan a tararear la canción. ¿Se estarán dando cuenta? Aunque eso no es lo que importa, lo que en realidad es importante es que lo hagan, no por qué lo hagan. Veo como Miguelón saca un piano. En serio, todavía me pregunto cómo nos cabe un instrumento de esa envergadura en los bolsillos. ¡Así se hace tigre andrajoso! ¡A tocar! Veo como algunos otros van sacando otros instrumentos, veo por ahí una guitarra eléctrica, unos tambores djembé, un arpa y bueno, no veo nada más. Pero algunos se unen tocando con sus cucharas en los barrotes e incluso veo uno que está usando su orinal como tambor. Espera, ¡¿Qué tenemos orinal?!

    —¡Pausa para mear! –digo a punto de que el pis se me desborde por la vejiga.

    Uf, ¡Qué a gustito me he quedado! ¡Gracias dios Orín! Sí, Orín, el padre de Thor. ¿No lo recordáis? ¡Es el gran dios del pis! ¡Yo lo adoro!

    —Venga chicos, ¡Se acabó el descanso! ¡Continuemos con la actuación!

    Ahora que estoy más aliviada puedo tocar mejor. ¡Ahora haré que mi guitarra folk haga vibrar este cuchitril! ¡Se van a cagar esos alienígenas andróginos!

    Veo que estamos retomando la marcha, ¡así me gusta!

    —¡Vamos chicos! ¡Más fuerte! ¡Inspiraos pensando en la navidad! —digo a ver si pillan lo que tienen que hacer.

    ¡Bien! ¡Ahora sí! ¡Esto va viento en proa y a todo tren! ¡Así me gusta!

    —¡Vamos chicos! ¡Hagamos que tiemblen los cimientos del ayuntamiento! ¡Queremos fiesta! ¡Que no decaiga! —digo a voz en grito para alzarme por encima del estruendo que hacen los instrumentos.

    Pronto, tal y como lo he presagiado, los cimientos empiezan a temblar. ¡Está empezando! ¡Estos alienígenas van a saber lo que vale un secador!

    En cuestión de unos minutos, se empieza a escuchar lo que parecen gritos desesperados de los alienígenas. ¡Ha empezado! ¡Nos vamos a salvar! ¡La guitarra folk nos salvará a todos! Nunca pensé que diría esto pero…

    —¡Bendito seas perro pulgoso! —sí, hablo de Totakeke, al fin y al cabo por una vez ha sido útil.

    Al menos esta vez nos hemos salvado de tener que escuchar una de esas soporíferas canciones que tiene en su repertorio cutre. Sé que quién más quién menos se siente aliviado por haberse librado de eso.

    Pronto los guardias que nos estaban custodiando salen por las escaleras hacia la parte superior. Seguramente vayan a ayudar a sus amigos, pobres ingenuos, si ponen un pie fuera ahora serán aliens a la brasa.

    —¡Vamos chicos! ¡Es hora de largarnos!

    ¡Hay que aprovechar esta oportunidad! Ya que probablemente sea la única que tengamos.

    —¿Pero cómo saldremos de las jaulas? —dice Beelén. ¡Será aguafiestas!

    Pero en verdad tiene razón, ¿Cómo vamos a hacer? A ver, piensa Edemetria, piensa. Tengo que tener algo por aquí que nos sirva… Un traje picos… ¡Qué cosa más fea! Ah, es cierto, esto se lo iba a regalar a Vesta antes de que pasase todo… ¡Ahora se queda sin él por cabra traidora! Una pera que iba a vender… Unos tulipanes… ¡Esto! ¡Aquí lo tengo! ¡Un clip corazón! ¡Bendigo el momento en el que Bollito me lo regaló! ¡Es tan romántico! ¡Esto nos salvará!

    Rápidamente meto la parte metálica del clip en la cerradura para intentar abrirla como en las películas. Un poquito hacia la derecha… otro poco a la izquierda… ahora hacia arriba… ¡Eureka! ¡Se ha roto! ¿Ahora qué hago? ¡Era un regalo de Bollito! Cuando se entere…

    ¡Espera! ¿Y las horquillas con las que me ajusté el pelo para caber en este pútrido disfraz? ¡Esto sí que va a ser nuestra salvación!
    Un poquito a la izquierda… otro poco a la derecha… ahora hacia abajo… ¡Perfecto!

    —Eh, chiqui, ¡Se ha abierto!

    Me sorprendo a mí misma usando esa palabra que siempre ha usado Bollito para referirse a mí, ¿Por qué ahora la uso yo? ¿Y a quién se la he dicho? Creo que tengo un problema… Y lo más importante… ¿Dónde rayos está ese oso?

    Me saco varias horquillas del pelo y las voy repartiendo entre los vecinos que allí se encuentran para que vayan abriendo las puertas de sus jaulas. Mientras tanto, mi corazón se acelera porque no logro encontrar a Bollito. ¿Por qué? ¿Dónde está?

    —¡¿Alguien ha visto a Bollito?! —digo con un ligero tono de desesperación.

    No me gusta admitirlo, pero sí, estoy preocupada por él. ¡Él estaría igual si yo no apareciese! ¿Verdad? ¡¿Verdad?!

    —Está aquí… —¿Esa es la voz de Flopi?— está inconsciente pero todavía respira…

    Veo que ese pato tiene miedo de mi reacción, porque me habla como con temor… Lo cual es lógico, sabiendo lo que le pasó a su tiburón aquella vez que osó levantarme la voz. ¿Qué pasó? Pues resulta que esa noche yo cené un rico tiburón a la marinera. ¡Estaba delicioso! Aunque no me llegó a llenar y tuve que comer un pez dorado que tenía yo en la pecera de la cocina. Me causó un poco de pesar, ya que le había llamado Dora y bueno, me caía bien. Era un buen confidente.

    Sacudo la cabeza para intentar serenarme y voy a junto Bollito. Constato que todavía respira y suspiro aliviada. Tenemos que despertarlo como sea. Así que la bombillita se me vuelve a encender.

    —A ver, ¿cuál de vosotros lleva más meses sin lavarse? —pregunto a mis antiguos vecinos.

    Beelén levanta la pata con cara de pesar.

    —Ajá, ¡así que la oveja está cochambrosa! Vamos, no tengas vergüenza, acércate y levanta el alerón delante de la cara de Bollito. ¡Tenemos que despertarlo como sea!

    La oveja, aunque con mucho pesar, hace lo que le he dicho. En cuestión de segundos veo como Bollito empieza a abrir los ojos ya mover su cabeza hacia los lados.

    —Edemetria… —¡Qué bonito! ¡Ha dicho mi nombre! ¡Es tan romántico!— ¿Te has tirado un cuesco?

    Le pego un coscorrón en la cabeza que lamentablemente casi lo vuelve a dejar inconsciente. ¡¿Cómo osa decirle eso a una dama?! ¡Las damas no hacemos eso!

    —Levantad a este rufián y vamos, yo iré delante, ¡tenemos que salir de aquí!

    Subimos por las escaleras los casi veinte habitantes de Villa Tubérculo y al llegar arriba vemos que no hay nadie. Ni siquiera un mísero alienígena se ha quedado allí para vigilar el núcleo de su campamento. ¿Pero en qué están pensando estos bichos?

    Cuando terminamos de subir todos, una voz se escucha por un megáfono. Parece la de Tórtimer 2.0, sí, es él, esa voz de tortuga vejada no se me olvidará nunca.

    —Señorita Edemetria, estamos en su casa, muchos de mis hombres han caído, pero si no se rinde ahora prenderé fuego a su hogar con todos sus amigos dentro. Entréguense y serán hospedados pacíficamente. No habrá más bajas, ni de un bando ni del otro.

    Para ser líder este bicho es bastante tonto, ¿piensa que nos vamos a rendir tan fácilmente? ¡Ni hablar!

    Salimos afuera y vemos el paisaje que hemos creado. Ríos de lava salen a borbotones de la tierra, este paisaje que en algún momento se podría tomar como infernal, ahora mismo se me antoja del todo paradisíaco. ¡Con un poco de suerte podremos fosilizar uno de esos bichos en la lava y conseguir un valioso ejemplar para el museo! ¡Seguro que Sócrates estará muy contento si eso sucede!

    —Vamos chicos, se van a enterar estos alienígenas de lo que es sufrir. ¡A la carga!

    —¡A la carga! —dicen todos al unísono.

    ¡Esos son mis animales! Empiezo a sentirme orgullosa de este pueblo, espero no tener que tragarme mis palabras, pero, ¡viva Villa Tubérculo!
     
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    Ichiinou

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    Invasión en Villa Tubérculo [Animal Crossing: Wild World: FInalizado]
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    Comedia
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    12
     
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    1813
    Capítulo 10
    El vástago del demonio

    Vale, todos estábamos muy animados y eso, pero no habíamos contemplado algo. ¿Cómo íbamos a cargarnos a aquellos alienígenas si no podíamos acceder a donde estaban? Ya que los ríos de lava nos lo impedían.

    —A ver, ¿a alguien se le ocurre como cruzar hasta mi casa para ir a reventar los cráneos de esos aliens? —digo intentando que el pueblo me ayude, sé que ellos pueden, confío en ellos.

    Todos ponen cara de póker. Parece que nadie sabe qué decir, pero entonces Bollito da un paso al frente. Por un instante dudo si considerar siquiera lo que va a decir, porque me ha ofendido con aquellas palabras de antes, no obstante, si tiene una buena idea, quizás le perdone… quizás.

    —A ver, hemos reducido notablemente la población alienígena que había venido a Villa Tubérculo gracias a la guitarra folk y tal como lo arreglamos la otra vez, quizás podamos ir invirtiendo el proceso con la guitarra country. Ahora son menos y nosotros estamos muy cabreados, así que podremos contra ellos.

    Aunque pueda parecer un oso con pocas luces, a veces a Bollito se le ocurren cosas realmente geniales, no obstante, es un grosero y un rufián.

    —Esta noche duermes en el sofá —digo en alto casi sin darme cuenta.

    ¡Mierda! Esto de hacer monólogos interiores todo el rato me acaba de jugar una mala pasada. Los murmullos entre los presentes se hacen eco. ¿Por qué habré dicho eso? ¡Si yo nunca he dormido con Bollito! Bueno, exceptuando aquella vez que su casa se había inundado y le hice un hueco en mi cama… ¡No imaginéis nada raro que no pasó nada! De hecho olía tan mal que pasé toda la noche en vela. ¡Qué asco de cita!

    En fin, tengo que serenarme. ¡Serénate Edemetria! ¡Piensa en Vesta! ¡Piensa en que quieres morder toda esa cara de cabra traidora que tiene! ¡Piensa que la vas a esquilar tanto que va a sentir pudor de todas las partes de su cuerpo!

    —Bueno, ¿alguien tiene una guitarra country?

    —Yo tengo una —una voz muy familiar suena detrás de un seto.

    ¡Pero si es Totakeke! ¿Qué coño hacía ahí todo ese tiempo? Miedo me da, este perro no es que me dé mucha confianza. Siempre me ha parecido un poco raro el hecho de que simplemente venga al pueblo a tocarnos sus canciones, dándoselas de divo, o algo por el estilo. No, no me cae bien, definitivamente.

    —¿Y tú de dónde sales? —digo con desconfianza.

    —Pues cuando llegaron esos aliens, estaba levantando la pata detrás de ese seto para aliviar mi vejiga y bueno, una cosa llevó a la otra y no he salido de ahí todo ese tiempo.

    —¿Incluso con el olor a pis? ¡Qué asco! —digo sin poder reprimirme.

    —Es mi territorio, en él no me podrían hacer daño, porque yo soy el líder de ese seto. ¡Ahí yo mando!

    Sin duda, Totakeke está un poco ido de la olla. Los artistas… estoy segura de que este perro se ha pasado demasiado con el brebaje secreto de Tom Nook.

    —Bueno, ¿queréis que os toque algo con la guitarra folk o no?

    —¡Pervertido! —suelta Beelén que seguramente ha pensado que se estaba hablando de otro tipo de tocamientos.

    —Eh, que no era eso, que yo ya no hago esas cosas, ¡ya no! Díselo Bollito, ¿a que ya no las hago? —dice Totakeke poniéndose bastante nervioso.

    —¿Y yo qué tengo que ver? ¡No me metas en líos! ¡Que me avergüenzas delante de Edemetria! —dice Bollito poniéndose claramente colorado.

    ¿Me estará ocultando algo este oso? Aunque si lo hubiese, creo que este no es el mejor momento para descubrirlo, ahora tenemos que acabar con los aliens.

    —A ver, toca una canción que se nos haga que se nos hiele la sangre, para que esto se vaya revirtiendo.

    —¿Canción de hielo y fuego? —dice Flopi.

    —¡Eh! ¡Que eso tiene copyright! ¡Que no quiero más problemas con la ley! —dice Totakeke rápidamente— Os tocaré Tota-balada.

    Qué bien, si esto no funciona, al menos mataremos de aburrimiento a los alienígenas, esa canción es puramente soporífera. Aunque me trae tantos recuerdos con Bollito… ¡No! ¡Edemetria! ¡Para! ¡Deja de pensar en cosas para mayores de edad! ¡Que esto lo pueden estar leyendo niños!

    Sacudo la cabeza y me sereno o al menos saco esas cosas de mi mente. Aunque sea por un rato.

    En cuanto Totakeke empieza a tocar su guitarra country vemos como los ríos de lava se van petrificando. Algunas “estatuas” se empiezan a ver. Lo que antes eran alienígenas ahora son horribles estatuas de alienígenas. Aunque espera…

    —¿Esa no es Alcatifa? —dice Bollito adelantándoseme.

    —Es cierto, me había comentado que hoy iba a venir al pueblo. No se habrá dado cuenta de que algo raro pasaba, ya sabéis que muchas luces no tiene.

    —Bueno, al menos ahora podremos poner una bonita estatua de ella en la plaza del pueblo —dice Beelén la cual nos consta que no le tenía mucho aprecio… Pero eso ya es otra historia.

    Después de este breve y poco apropiado comentario de Beelén, creo que es hora de empezar a ponerse serios.

    —A ver, ahora ya podemos acceder a mi casa, allí estarán los alienígenas y los demás vecinos. Coged cualquier cosa que tengáis en los bolsillos que pueda doler más que el ladrillo del bolso de Margarita seis pies y disponeos a arrearle con ello a cualquier alienígena hostil que se os acerque. Y recordad, que puede que hayan hospedado a nuestros vecinos y puede ser una trampa, así que no os fiéis de nadie, solo de los que estamos aquí.

    Aunque aquello, lo que acababa de decir, me hizo pensar en que incluso tendría lógica el no fiarse de los que había encontrado allí encerrados, quizás era más gente hospedada y nos estaban llevando a Bollito y a mí a una trampa.

    —No pienses tanto en cosas malas Edemetria –me dice Bollito susurrándome al oído— los héroes como nosotros siempre ganan, así que las cosas tienen que ir saliendo bien por eso.

    ¿Este oso me ha leído la mente o qué? ¿O acaso estamos sincronizados? ¿Es esto ya una bucólica historia de amor entre un oso y una humana cabezona?

    En ese momento, un proyectil hecho con lo que parece ser heces me saca de mis pensamientos románticos estampándose en mi cara.
    —¡¿Así que a alguien le gusta remover en la mierda?! —digo echando fuego por los ojos— ¡Me voy a cargar hasta al último alienígena de este pueblo! ¡Y después iré a por ti Vesta y a por tu Vástago demoníaco!

    En un instante, como si de una manada de mamuts en celo se tratase, llegamos corriendo, mientras vociferamos frases de guerra, a donde se encontraba el frente enemigo. Al llegar allí vemos algo que nos deja muy sorprendidos a todos.

    De hecho, a mí se me ha reactivado el vientre de lo impactada que me he quedado. Si es que estos sucesos están reactivando a la perfección mis instintos más primarios.

    —¿Pero qué demonios? —esta vez quien habla es Beelén— ¿Vesta? ¿Ya has dado a luz a Satanás? ¿Y qué le estáis haciendo a Tórtimer 2.0?

    Vesta le mira con unos ojos llenos de locura. Esa ya no es la cabra dulce que yo he conocido hace tiempo, si no que es otra cosa. Algo ha entrado en ella o algo ha salido de su interior, algo que seguramente ha llevado oculto desde hacía tiempo.

    —Es mi hijo, está destinado a gobernar Villa Tubérculo y lo que le hagamos a estos estúpidos alienígenas es cosa nuestra. Eso les pasa por ser tan ingenuos y acudir a nuestras llamadas.

    —¿Existen las llamadas interestelares? —dice Bollito inocentemente.

    —Está claro que tú no entiendes mucho de cómo llamar a los alienígenas. Solo tuvimos que poner a reproducir un vinilo del revés de “Tota-lamento” enviándolo al espacio hasta que ellos descubrieron el mensaje que llevaba encriptado. Gracias a nuestro querido guardián, Totakeke.

    ¿Pero qué tipo de complot era aquello? ¿Ahora resulta que el perro también está en el ajo? ¿Qué más cosas tienen que pasar para que se me quede todavía más el culo torcido con este pueblo?

    —Ahora nuestro hijito, podrá alimentarse de los alienígenas, para poder erigirse como lo que es, un Dios.

    —Lo que es ese vástago demoníaco es una mezcla entre pollo y cabra, que me recuerda vagamente a un zurullo que liberé una vez.

    —¿Cómo osas? —dice Gulliver que hasta ahora había permanecido callado.

    —¡Tú cállate rufián! —esta vez es Bollito el que habla— ¿Acaso quieres tener que volver a vértelas conmigo? ¡Deja a Edemetria en paz! ¡Y devolvednos nuestro pueblo!

    —Si nos van a subyugar prefiero eso antes que me maten, que no quiero tener que pagar el pato por vosotros —dice Flopi irónicamente.

    Entonces Beelén le pega un golpe en la cabeza y la deja inconsciente.

    —Veo que estamos en la misma onda, oveja —le digo guiñándole un ojo.

    —Si queréis gobernar Villa Tubérculo, tendréis que enfrentaros antes a la resistencia y os aseguro, que por muchos poderes aberrantes que tenga vuestro aborto de Avestruz, no podréis hacerle frente a una chica con unas ganas desesperantes de ir al váter.

    En ese momento, el sonido de un coche entra en escena. ¿Qué personaje falta ya por unirse a este circo? Si es que ya más sorpresas no puedo llevarme, ¿o sí? Pero lo peor de todo, es que si esto no se acaba pronto, voy a cagarme encima y eso sería un poco comprometedor con respecto a mi reputación con Bollito.

    —Edemetria, no seas boba —dice el oso tiernamente.

    ¡¿Pero qué?!

    Entonces entra en escena Graciela, que haciendo alarde de sus dotes de conducción empotra su coche en mi casa y esta empieza a arder.

    —¡Genial! ¡Ahora que había pagado la hipoteca! ¡Bravo Graciela! ¡Bravo! ¡Eres la jirafa más tarada que he conocido en mi vida!

    —Perdona Edemetria, pero es que me he pasado un poco con el orujo esta mañana, ¡juro que no se volverá a repetir!

    Suelto un sonoro bufido. Y entonces se me enciende la bombilla.

    —¡Salid todos rápido! ¡Que si no hoy habrá animales a la brasa!

    El caos se adueña de Villa Tubérculo. Para mi disfrute, veo como a Vesta empieza a arderle la lana. ¡Pronto será un bicho esquilado! ¡Sí! ¡Venganza!

    Empiezo a reírme siniestramente mientras observo la escena. Bollito se me queda mirando con una cara un tanto indescifrable.

    —Edemetria, ¿te has hecho popó encima?

    —¡¿QUÉ?! ¡Te mato! ¡Sabes de sobra que antes me lanzaron heces a la cara! ¡Por eso huelo tan mal!

    Bollito se ríe y se apresura a abrazarme. Esta escena es un tanto embarazosa. Podría ser el final de esta historia, pero, no, no lo es, porque todavía tenemos enemigos que derrotar y muchos cabos sueltos. Pero un abrazo de oso amoroso, siempre le levanta el ánimo a cualquiera, ¿no?
     
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    Ichiinou

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    Invasión en Villa Tubérculo [Animal Crossing: Wild World: FInalizado]
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    Género:
    Comedia
    Total de capítulos:
    12
     
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    1733
    Capítulo 11​
    Fuego purificador


    Cuando ya nos aseguramos de que todos los vecinos que había dentro de mi casa están fuera, para mi espanto, todos vemos como se desmorona la casa que tanto me ha costado pagar. ¡Trabajar como una esclava para nada! ¡Maldito Tom Nook!

    —¡Todas esas bayas! ¡Todas las bayas que invertí! ¡Al traste! ¡Mi trabajo de toda una vida! —me tiro al suelo, arrodillándome delante de los escombros humeantes.

    Sí, siempre se me ha dado bastante bien el teatro.

    —Edemetria, no flaquees, ahora no, tienes que ser fuerte, tenemos que salir de esta, encontraremos una solución a todo esto —me dice Bollito tratando de consolarme.

    La verdad es que él desconoce mis verdaderas intenciones, todo está dentro de mi plan. Aprovecho que Vesta y Gulliver han bajado la guardia y le quito de los brazos de esa cabra insolente a su engendro.

    —A ver de qué es capaz este aborto inmundo.

    —¡Mi bebé! —grita Vesta intentando abalanzarse sobre mí, pero entonces los vecinos más fieles se interponen entre su trayectoria y mi posición, reteniendo a esos inmundos traidores.

    Entonces sujeto en alto aquel feto mal parido y le miro a los ojos fijamente.

    —¿Qué te hace tan fuerte? ¿Qué es eso que esperan de ti con tanta devoción los pirados de tus padres? ¿Qué eres?

    Aquel ser, mitad cabra mitad pollo, me mira fijamente, parece que esos ojos tan horribles que tiene se le van a salir de las órbitas. Entonces, algo sucede.

    ------------------------------------​


    —¡¿Eh?! ¡¿Qué es esto?! ¡¿Dónde diablos estoy?! —digo mientras contemplo toda la oscuridad que se cierne a mi alrededor- ¿Hay alguien ahí?

    —En efecto querida Edemetria, hay alguien.

    En ese momento, el vástago del demonio aparece, en medio de esa oscuridad, pero es unas diez veces más grande de lo que lo recuerdo. Además, tiene una voz de pito que me hace que me entre por un instante la risa flojo. Pero como buena dama que soy, intento recomponerme y me sereno.

    —¿Dónde estamos?

    —La pregunta es, dónde está tu mente querida Edemetria, porque tu cuerpo sigue estando en Villa Tubérculo sujetándome y clavándome la mirada como si quisieses fulminarme.

    Suelto un bufido sonoro. Me estoy empezando a impacientar.

    —Vale, muy bien, algo muy interesante, ¿Pero dónde está ahora mi mente? Deja de hacerte el interesante y vamos a al grano, ¿Qué hacemos aquí?

    —Bien, eres una mujer impaciente, lo sé, he notado tu carácter todo el tiempo en el que he estado en el vientre de la madre cabra.

    No puedo evitar reírme, ha llamado a Vesta la madre cabra, no sé a vosotros pero a mí me ha sonado como algo muy alienígena.

    —En efecto, soy un ser alienígena —¿Este bicho puede leer mis pensamientos?— Y sí, puedo leer tus pensamientos, así que evita insultarme en tu cabeza a poder ser o si no las cosas podrían complicarse.

    —¿Me estás amenazando? —digo levantando la cabeza orgullosamente.

    —Sí, de hecho lo estoy haciendo. A ver Edemetria, estamos en mi cabeza y sí, soy un ser alienígena que se alimenta de alienígenas, no soy un hijo de Gulliver, solamente he aprovechado el momento para hospedarme en el cuerpo de Vesta y venir al mundo. La he dominado en cuerpo y alma, ella es mi súbdita en estos momentos.

    —Tú estás muy mal de la cabeza, ¿Eh? —digo sin pensarlo.

    —La verdad, es que en realidad, soy un ente que no posee una cabeza real a la cual destruir.

    Lo que yo decía, está como una regadera, habrá salido a la madre.

    —Te he traído aquí para saldar cuentas contigo. Mi madre, en su infinita sabiduría, acompañada de esa ave extraña que dice ser mi padre, ha destruido este pueblo y me ha traído comida. Pero, esos recursos no son precisamente inagotables, por lo que ahora es cuando entras tú en el plan.

    —¿De qué me estás hablando? ¿Qué puedo hacer yo por ti? Y lo más importante, ¿tú de dónde has salido?

    Aquel ser me mira de una forma extraña, la verdad es que es bastante inquietante. En ese momento me doy cuenta de una cosa bastante importante. ¡En este plano no tengo ganas de ir al baño! Si es que algo bueno tenía que tener todo esto.

    —Muy sencillo, he estado todo este tiempo en Villa Tubérculo, llevo aquí cientos de años, en mi vaina, esperando a que alguien me descubriese. Por suerte, Vesta se mudó aquí y puso su casa justo encima de donde estaba enterrado yo, así que no fue muy difícil el idear un plan para hospedarme dentro de ella y que me incubase. Y al enterarme del romance con el Doctor G, o como quieran llamarle, vi una oportunidad en hacerme pasar por un retoño de ellos. Si es que ambos son muy ingenuos, como todos los habitantes de este pueblo, bueno... todos excepto tú querida Edemetria, que pareces ser una de las pocas que tiene luces aquí.

    ¡Vaya! ¡Si ya decía yo que era genéticamente imposible el que esos dos tuviesen vástagos! Así todo tiene algo más de sentido, ¿No?

    —Hombre, gracias, pero no hay que ser muy perspicaz para darse cuenta de ello, señor Vástago Demoníaco.

    Por unos instantes me clava la mirada, no sé si ese nombre le ha ofendido o qué, pero mejor no pensar mucho en ello, que puede leer mis pensamientos.

    —Y volviendo a lo importante, tú serás la líder de este pueblo y harás que este pueblo prospere, lo reformarás y pondrás un montón de proyectos nuevos y además, quiero que instales un imán gigante en el centro que tenga la suficiente fuerza para atraer a los platillos voladores incautos que ronden por aquí.

    —A ver, pero esto es una democracia, deberían escogerme como líder, además... todavía está Tórtimer, creo que sigue con vida. ¿No?

    —Tórtimer está un poco tocado, le daremos la jubilación ya, tú serás su sucesora.

    No es que el ser la nueva alcaldesa de este pueblo no me atraiga pero, no sé, ¿Puede terminar todo esto tan bien? Si es que ya me estoy imaginando yo de alcaldesa con Bollito al lado, ayudándome con los proyectos municipales. ¡Qué bonito va a ser todo!

    —Respecto a eso —¡¿Estaba invadiendo mis pensamientos otra vez este cotilla alienígena?!— como en todo trato, siempre se pierde algo y bueno, Bollito no puede continuar en este pueblo, ¿Por qué? Pues porque él deberá encargarse de mantener exiliados a la madre cabra y a ese pájaro que se jacta de ser mi padre.

    —¡No! ¡Eso es inaceptable! ¡No puedo vivir sin Bollito! ¡Ahora que nuestra relación ha llegado a este punto tan bonito! ¡Es injusto! ¡Tiene que haber otra manera!

    —Sí, hay otra manera, pero ahí entra el matar a todos los habitantes de este pueblo y que yo lo repueble con más alienígenas, ¿Querrás eso?

    Me encuentro entre la espada y la pared y en realidad, aunque quisiese negarme, me parece que no tengo muchas alternativas.

    —No, no las tienes.

    —¡Deja de entrar en mis pensamientos alienígena cotilla!

    —No puedo evitarlo.

    —¡Sí puedes!

    —Que no puedo.

    —Pues no aceptaré eso a menos que dejes de hacerlo, es muy incómodo que una chica no pueda tener ni siquiera pensamientos íntimos. ¡Eres un guarro!

    —Yo no tengo deseos carnales sobre humanos, así que el hecho de que pienses ese tipo de cosas con otros individuos como Bollito, no me afecta lo más mínimo, solo lo registro como datos.

    —¡¿Cómo te atreves?! ¡Yo nunca he tenido ese tipo de deseos!

    —Si eres más feliz creyéndote eso... No voy a ser yo quién te niegue la felicidad.

    Entonces no pienso, sólo actúo.

    En ese momento el ser mitad cabra mitad pollo empieza a arder, así como ese espacio en el que nos encontramos y un chillido bastante molesto sale de su garganta, está agonizante. ¡Tengo poderes psíquicos! ¡Lo que yo decía!

    De repente, vuelvo a la realidad. Allí está, en mis manos, el vástago demoníaco ardiendo y al lado está Bollito, el cual sujeta un mechero y entonces ato cabos. ¡No tengo poderes psíquicos! Es bastante decepción, pero me alegro de haber salido de esa pesadilla y...

    —¡Ah! ¡Quema! —digo mientras lanzo al engendro ese al suelo.

    Ante los ojos de todos podemos ver como aquel ser se consume en fuego. La verdad es que huele un poco mal. Eso que hemos cometido es asesinato y aunque fue Bollito, todos somos testigos y todos respiramos aliviados porque esa pesadilla acabase por fin.

    —Había que purificarlo con fuego, chiqui —entonces Bollito me guiña un ojo y me sonríe.

    Uno de los alienígenas que habían llegado aparece entonces.

    —¡Pero si era Timmy!

    —¿Quién? —digo yo extrañada.

    —Era un ladrón y asesino en nuestro planeta, lo expulsamos al espacio como medida de contención y esperamos que nunca más le diese problemas a nadie, pero veo que consiguió llegar aquí y ponernos en jaque a todos. Solamente quedo yo.

    —¡Mi hijito no hizo esas cosas! ¡Son todo falacias! -dice Vesta a lo lejos, consumida por la rabia.

    —Paso a la policía, no se alteren, venimos por la cabra y el pajarraco, venga, tranquilos todos.

    ¿Nocencio y Vigilio? ¿Pero dónde habían estado todo este tiempo?

    —Los llevaremos provisionalmente al sótano de Nook, él se encargará de ellos un rato hasta que sepamos qué hacer con ellos.

    Entre pataleos y demás, se llevan a Vesta y a Gulliver, este último me guiña un ojo cuando pasa por delante mía, menos mal que Bollito no lo ha visto, no queremos pollo asado para la cena.

    —¡Alerta! —digo— ¡Que alguien me deje ir al baño por el amor de la madre cabra!

    Entro corriendo en la casa de Bollito, que parece estar intacta y hago buen uso de su retrete. Por supuesto, detrás de un biombo exótico que la verdad, no pega mucho con la casa, principalmente porque se lo regalé yo.

    Y así señores, es como acaba esta historia, para mi alivio conseguí ir al baño, hemos derrotado a los alienígenas y el bueno de Timmy parece inofensivo. Por lo que...

    —¡Invasión neutralizada!

    —¿Qué dices Edemetria? —dice Bollito desde el otro lado del biombo.

    —Ah, nada, que he terminado ya.

    —¡Pues tira por la cadena!

    —Vale, mamá...

    Cierto, le enviaré una carta a mamá explicándole todo este embrollo. Aunque claro, por la limitación del maldito papel que vende Tom Nook, igual le tendré que mandar doscientas... ¡Maldito mapache usurero!
     
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    Ichiinou

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    Invasión en Villa Tubérculo [Animal Crossing: Wild World: FInalizado]
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    Género:
    Comedia
    Total de capítulos:
    12
     
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    593
    Epílogo

    —¡Edemetria! ¡¿Qué tal si ponemos un corazón de luces?! Quedaría muy bonito en el pueblo, ¿no crees?

    —No te flipes, Beelén, no te flipes, habla con mi secretaria y ya veremos lo que hacemos, que todavía me está doliendo en el bolsillo después de haber instalado la estatua de Alcatifa. ¡Y la espalda! ¡No veas cómo pesaba! ¡Soy alcaldesa no mula de carga!

    Se hace un breve silencio.

    —¡Vale! ¡Se lo diré a Canela! —dice esa oveja maltrecha y se va sin más.

    Ah, que no conocéis a mi secretaria y claro, seguramente no os estaréis enterando de nada. Pues sí, al final sí que hubo elecciones y... ¡Salí elegida como alcaldesa! En realidad era la única candidata y me enteré, que Bollito le pidió a todos los vecinos que votasen por mí... como se hiciese falta.

    ¿Tórtimer? Como dijo aquel vástago tiempo atrás, sí que quedó tocado y bueno, lo mandamos con su familia de retiro a una isla tropical, allí no dará mucho el cante y se encargarán de ella y... ¡Más recaudación en impuestos! ¡Todo son ventajas para el régimen de Edemetria! Eso sí, no me hago responsable de que en alguno de esos tours un día se quede en el sitio, si es que el pobre va ya muy mayor...

    Seguro que os preguntaréis también, qué fue de aquel alienígena que nos contó la historia de Timmy, pues resulta que uno de los animales que frecuentaba nuestro pueblo, un estafador llamado Sisebuto, se pasó por aquí un par de días después de que todo acabase y bueno, le permitimos al amable extraterrestre hospedarlo, porque sinceramente, ese vendedor de seguros, nunca me cayó bien. Ahora es un miembro productivo de nuestra sociedad. ¡Y ya no estafará a nadie más!

    Trabajo las veinticuatro horas del día, sí, pero al menos tengo una mansión que me ha costado mucho sudor pagar y que espero que esta vez no se derrumbe, en ella vivo con Bollito, ya que alguien tiene que estar pendiente de que no salgan cucarachas, claro. Y bueno, además, aunque no se lo digáis, creo que me he enamorado un poquito de él...

    Bueno, la invasión alienígena nos cambió a todos, está claro. Al menos ahora, este pueblo ya no está tan adormecido como cuando llegué, ¡y ha despertado!
    En cuanto a Gulliver y a Vesta, Nocencio y Vigilio se encargaron de ellos en la nueva comisaría, no me importa mucho lo que hagan con ellos, la verdad, pero se rumorea por el pueblo que los tienen en unas celdas y les dan de comer cucarachas. ¡Se lo merecen! ¡Casi nos matan a todos!

    En cuanto a Totakeke, la verdad es que está en busca y captura. Ya no se deja ver el pelo por Villa Tubérculo y mejor para él, porque patearé su culo desnudo hasta que se arrepienta de haber pisado alguna vez este pueblo. ¡Maldito traidor!

    —¡Alcaldesa! ¡Alcaldesa!

    —Que no me llames así, Bollito, ¿cuántas veces te he dicho que me llames Edemetria?

    —Uhm...

    —¡No te pongas as contarlas ahora! ¡Que es una forma de hablar!

    —Qué raros sois los humanos, chiqui.

    —Bueno, ¿qué querías?

    —Ah, la verdad es que nada importante, solo quería...

    Y me da un beso en la mejilla. Sí, al final esto se ha tornado en una bonita historia de amor. Si es que este Bollito es irresistible...

    Quizás algún día escriba mi historia de amor entre Bollito y yo, seguro que sería un best-seller, pero por ahora... ¡El romance se termina aquí! Al menos para vosotros.
     
    Última edición: 15 Agosto 2016
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