—¿A que tú me quieres cosita hermosa? ¿Peluche pachoncito? ¿Tigrecito diminuto? Solo un maullido lastimero antes de abandonar la sala. No había comida en su plato.
Una realidad que cualquier dueño de algún felino puede entender. Los buenos momentos van y vienen, pero el amor de un gato estará siempre que haya comida