Ingenua inocencia

Ingenua inocencia

Sonreías en la tristeza más profunda,
creando una realidad convincente;
tan engañado por mi conveniencia,
olvidé que la fragilidad se escondía
entre los fragmentos de tu alma.


Fui aquel que rompió el cristal
de esa ventana tan preciosa,
huyendo cobarde de mí castigo.
Congelando el tesoro que protegía,
con níveas estelas del cruel invierno.

A pesar del violento frío;
de tu cuerpo tembloroso
y tu piel de pálidos colores,
tus labios secos y quebradizos
formaban una hermosa sonrisa;
abrazando a mí amiga la ignorancia,
la creí cálida y genuina.

Fui aquel que rompió el cristal
de esa ventana tan preciosa,
cuyas piezas de color opaco
se perdieron en el suelo blanco.

Sostuve tu mano desnuda
sin sentir lo helada que estaba;
perdido en mi ingenua alegría
olvidé que tus guantes de finos hilos,
en la basura yacían perdidos.

Embriagado de felices creencias
mi egoísmo me cegaba el carácter,
cuidaste mis ojos de tantos males
que acostumbrado quedé a tus protecciones.

Fui aquel que rompió el cristal
de esa ventana tan preciosa,
cuyo material de grandes grosores
sellaban el calor a montones.
Ondas de altas temperaturas
que escaparon sin entender razones,
mutiladas sin compasión fueron
por aquellos fríos copos de nieve.