Infidelidades [Sessh/Kag y otras parejas] INFIDELIDADES Capítulo 1: “Algo más” La relación no era rutinaria, solo necesaria para poder llevar una vida más “interesante”. Al menos así lo pensaban Kagome y Sesshomaru. Ambos eran amantes desde hace tanto; habían compartido su primer beso… su primera vez, y ahora debían soportar compartirse mutuamente con otras personas –aunque supuestamente eso no importaba-. Sesshomaru estaba casado con una actriz de teatro, llamada Kagura Langler, mientras que Kagome mantenía una relación con un ruso estudiante, de nombre Hoyo Ivanov ¿Qué eran entonces? Digamos que ni siquiera ellos mismos lo sabían, solo que el deseo era mucho más fuerte que cualquier otra cosa. o.o.o.o.o.o El hermoso peliplateado se encontraba bebiendo un poco de vino, mirando de vez en cuando la ventana, esperando a que ella apareciera por la puerta que tenía a sus espaldas. Al escuchar el sonido de la madera siendo golpeado con timidez y miedo mezclados, supo enseguida de quién se trataba, y mientras una sonrisa se escapaba de sus labios, llevándose segundos después la copa de cristal a su boca, se dirigió hacia la puerta para ver una vez más a la persona que había estado esperando –un tanto impaciente- desde hacia unos minutos -“No puedes cambiar la hora para vernos cada vez que quieras”- Dijo una pelinegra entrando apresuradamente en la habitación, sin notar el gesto de los labios de Sesshomaru por reclamar un beso de “hola, ¿Cómo estás?... yo también te extrañé…” Kagome simplemente se deshizo de la chaqueta y se tendió de brazos abiertos en la cama –“Te recuerdo que también tengo un trabajo y una vida” Sesshomaru frunció el ceño. No le gustaba en los más mínimo la actitud de la pelinegra, tampoco el tono de molestia que solía usar a veces. Simplemente cerró la puerta, dejó la copa de vino en una pequeña mesa y recargó ambos brazos en su cintura, haciendo un notorio gesto de molestia. Kagome se sentó en la cama y le miró confundida –“¿Qué?” -“Mejor dime que quieres ir a ver a Hoyo”- La mujer notó cierto aire de celos en su voz, pero no le causó ni la menor gracia, sabiendo lo que seguía a continuación -“Quedamos que ni yo hablaría de de tu esposa ni tú lo harías de mi novio” -“A mi no me molesta hablar de Kagura, eres tú quien se enfurruña cada vez que oyes su nombre”- Kagome se levantó ofendida y caminó hasta él -“Eso es porque siempre que discutimos es por ella” -“Mentiras…”- Negó con la cabeza -“¡Lo estamos haciendo ahora!” -“La última vez que peleamos fue por Hoyo” -“Esa vez, TÚ iniciaste todo” Sesshomaru bufó molesto, desesperado y quizá hasta cansado –“¿Pelearemos toda la tarde?”- Se acomodó el flequillo de la frente –“Debo volver al trabajo” Kagome sonrió olvidándose del problema anterior –“Yo también…” Sesshomaru le tomó la mano y la llevo hacia la cama, ambos se abrazaron y se fundieron en un beso, para seguir luego en un rito de sus propios cuerpos, confesándose en silencio lo que sus propias palabras no podían comunicar por miedo a que el otro se alejara… Y es que según Sesshomaru y Kagome, en su relación no había nada sentimental… o.o.o.o.o Estaban recostados en la cama, ambos boca arriba mostrando parte de su desnudez; uno bebiendo de su copa de vino, la otra fumando un cigarro, pensando de pronto si lo que ambos hacían era lo correcto. -“¿En que piensas?”- Le preguntó Sesshomaru suavemente. Kagome le miró unos instantes mientras apagaba su cigarro sin saber que responderle. A los pocos segundos giró el rostro hacia otro lado -“Nosotros”- Respondió casi en susurros. El bello hombre sonrió y dejó la copa a un lado, después se giró hacia ella y le besó el cuello, dejando pequeños y suaves besos en cada parte sensible de la pelinegra, provocando que poco a poco perdiera el control y que de nuevo fuera cediendo a sus encantos. Pronto Sesshomaru estuvo una vez más arriba de Kagome, entrelazando sus manos temblorosas a causa de los besos, succionando con mayor esmero el cuello de ella para llevarla de nuevo a su propio paraíso de la pasión. Sin embargo, la sola idea de que todo estaba mal no abandonaba a Kagome, mucho menos la pequeña sacudida que sentía dentro de sí cuando él intensificaba aquella muestra de deseo -“Hace calor”- Dijo de pronto aventando a un lado a su compañero, para sentarse en la cama. Se llevo los dedos a los labios mientras intentaba calmar el ritmo cardiaco de su corazón, dejando que un suspiro saliera de su boca y que todo su ser cosquilleara por el recuerdo de Sesshomaru sobre ella. Él frunció el ceño y se cruzó de brazos. Ahora se sentía… ¿frustrado?... Si, se sentía frustrado, ya que su hermosa amante le había quitado la inspiración, solo para hacer una exclamación bastante obvia -“Te recuerdo que TÚ escogiste el hotel y la habitación”- Kagome se levantó de la cama mostrando su cuerpo completamente desnudo, para dirigirse hacia la ventana –cerrada por persianas- y tratar de inspirar un poco más de aire para calmarse. -“Eso es porque esta entre la calle 10 y la calle 25. Aquí nadie nos conoce”- Contestó aún respirando con dificultad -“El mundo es muy pequeño”- Respondió con una sonrisa y sin mucho interés, ya que él se sentía más preocupado por la actitud que hasta entonces estaba mostrando la francesa. Se levantó de la cama y se dirigió hacia donde ella se encontraba, colocando sus manos en los hombros de la pelinegra y que de esta forma volteara a verle –“Te conozco mejor de lo que nadie te podría conocer, y tú sabes perfectamente que no puedes ocultarme nada”- Los labios de Kagome se movieron sin poder pronunciar palabra, así que simplemente bajó la vista, algo que no le sirvió de mucho ante la sutilidad con la que Sesshomaru levantó su mentón –“¿Cuál es el problema?”- Ella fundió sus ojos con los de su amante -“No creo que estemos haciendo lo correcto”- Respondió con la voz apagada, sintiendo como en su garganta crecía algo que no le permitía hablar muy bien. Sesshomaru hizo una mueca de desconcierto, se rasco levemente la mejilla sin comprender todavía las palabras de Kagome -“¿A que te refieres?”- La pelinegra se apartó del desnudo cuerpo del hombre, un tanto exasperada. -“Tú lo sabes”- De nuevo lo miró –“Mira, yo no creo que sea muy correcto ponerle los cuernos a Hoyo…”- Sesshomaru bufó furioso, rodó los ojos y se fue caminando hacia el armario para ponerse una bata, murmurando -“Otra vez ese nombrecito”- Kagome caminó hacia él y se le puso al paso -“Te guste o no, Hoyo es mi novio, así como a mi, me guste o no, Kagura es tu esposa…”- No soportó el sentimiento que la embriagó en esos momentos y bajó la mirada -“¡Dioses, Kagome!”- Exclamó Sesshomaru un tanto desesperado –“Tenemos meses… años, de llevar esta relación y nunca te habías quejado” -“Es que me di cuenta de que no es lo correcto. Yuka acaba de divorciarse… Ayame, bueno ella es caso perdido… Kikyo esta por casarse… y yo tengo este vacío en mi vida” -“Kagome, tú y yo somos felices así... mírame”- Levantó su delicado rostro con la punta de los dedos mientras sonreía –“¿Lo eres o no?”- Kagome no supo que responder, ya que esa rara sensación dentro de ella por el roce del peliplateado no la dejaba pensar… -“¿Tú que crees?”- Se limitó a decir Sesshomaru sonrió levemente y dejó un suave beso en los labios de la francesa, provocando en ella que esa rara sensación y cosquilleo en su estomago aumentara, que el hormigueo en los labios se extendiera aún más, y que todo su cuerpo se electrizara sin sentido alguno. Y mientras Sesshomaru y ella entraban en el mundo de la pasión nuevamente, Kagome se preguntó una vez más si tanto ella como aquel hombre de hebras plateadas por cabellos eran inmunes a los sentimientos dentro de su rara “relación”. *-*-*-*-* Y?? Qué les pareció?? Se me ocurrió hacer este fic pensando en las parejas de hoy en día, que la mayoría de las veces, sobre todo las parejas jóvenes, tienen amantes o vidas paralelas. La verdad tengo otro fic en marcha, de la misma pareja (amo los Sessh y Kag), y les prometo, a las que estan leyendo mi otro fic, que no lo abandonaré por crear este ^^ Así que no se preocupen. Ahora, como ven, en este fic no cambié las características físicas de los personajes, pero sí jugaré un poco con las nacionalidades (como ya se habrán dado cuenta)... espero no les moleste O.o Espero me dejen sus comentarios para ver si lo sigo... Besos!!! Christine ^^
Re: Infidelidades [Sessh/Kag y otras parejas] La trama se ve bastante prometedora. Un poco predecible, tal vez. Pero no deja de interesar. Escribes muy bien, pero no tienes por que colocar las comillas cuando hablan los personajes. Es algo que no se usa y está demas. Me gusta en el orden que escribes. Cuando lo ves, está bien presentado y esteticamente hablando luce muy bien. En cuanto a su relación, pues deja mucho que decir. Quiero ver como se desarrolla. Así que espero pronto leer el proximo capitulo.
Re: Infidelidades [Sessh/Kag y otras parejas] Muchas gracias Ami Hoshi por tus comentarios, y para ti, aquí va la continuación… ^^ Pasión Incontrolable -:-:-:-:-:-:-:-:-:- DOS MESES DESPUÉS -:-:-:-:-:-:-:-:-:- Kagome tenía un pequeño grupo de amigas formado por Yuka, la recién divorciada, Kikyo, la niña linda y carismática que estaba por casarse, y Ayame, quien se metía con hombres y mujeres por igual sin importarle nada más. Las cuatro amigas solían reunirse en un bar-club llamado “Galaxian Exploxion", donde los hermanos Suikotsu y Ari eran los dueños del lugar. Aquél día solo se encontraban Kagome y Yuka sentadas en una de las mesas redondas sin que nada ni nadie las molestara, excepto lo que la pelinegra tendría que decirle a su buena amiga - Tengo que hablar con alguien - Dijo la francesa bebiendo todo el vino de su copa, siendo observada unos breves segundos por una muy sorprendida Yuka, quien ahora la desconocía por su manera tan extraña de actuar. Carraspeó tratando de ocultar en su rostro el efecto de lo rara que lucia la pelinegra. - Tranquila Kagome, luces algo… alterada - Una pequeña gota de sudor resbaló por su frente - Y lo estoy - Respondió tragando saliva y tomando todo el contenido de la copa que era de la castaña. Yuka la miró con desagrado - Pero ¿Qué te pasa? - Mira - Comenzó a hablar y a mover muy rápido las manos – No te lo diría si no fuera tan importante; pero no lo soporto… me produce una jaqueca espantosa esta confusión… ¡Me estoy volviendo loca! - Se apretó las sienes - Kagome… - Y créeme, tú serías la última persona a la que creía ser la primera en decírselo - Eh… - A Ayame no se lo puedo decir, ya conoces como es ella… - Yo… - Kikyo esta por casarse y no me imagino la cara que de terror que pondría si se llegara a enterar… - Kagome… - ¿Qué? - Se exasperó porque su reciente inspiración acaba de ser cortada - Respira y dime tu problema – Kagome abrió la boca, pero enseguida la cerró con fastidio, sabiendo que su amiga no tomaría las cosas tan… ¿bien?... como ella pensaba. Tomó una gran bocanada de aire y la arrojó en un suspiro para poder continuar con la noticia de su relación jamás terminada con Sesshomaru. - Es que es muy difícil… - Volvió a suspirar – Sucede que… - Tragó saliva con dificultad, mirando con cierta ansia y temor mezclados a la castaña. Al final y luego de tantas miradas indecisas que bajaban y subían de la mesa a los ojos de Yuka, por fin se decidió a revelarse – Tengo un amante - Dijo en voz baja, en un tono que quizá pensó, su amiga no escucharía, pero para su mala suerte, la morena tenía un buen oído - ¿QUÉ? - Empujó hacia atrás la silla con las piernas, dándose el suficiente espacio para ponerse de pie. Varios clientes, incluso los dueños del local, se le quedaron viendo entre sorprendidos y molestos. - Ya me oíste, no hagas que lo repita de nuevo - Dijo molesta la pelinegra, cruzando los brazos de manera indignante por haber atraído la atención de aquella forma. A la castaña se le pusieron rojas hasta las orejas, sentándose con una sonrisa nerviosa dirigida a todo aquél que siguiera mirándola. Cuando todo volvió a su cause normal, Yuka se inclino lo suficiente hacia su amiga para seguirla interrogando - Espera… tienes un amante… ¿Y no lo dijiste antes? - Una sonrisa se asomo por sus labios, haciendo que por tal hecho Kagome se enfadara - No es para alegrarse - Contestó de malas. Yuka le sacó la lengua - Lo siento - Se puso seria – Es que no puedo creer que le seas infiel a Hoyo – La francesa se llevó las manos a la cabeza para recargarse en la mesa - Soy horrible… lo sé… - Yuka la miró con cierta preocupación - No es tan malo - Colocó una mano en su hombro - ¿Te volviste loca? - Se escandalizó Kagome por la reacción que su amiga había tenido. Ella alzó los hombros y se recargo en la silla que ocupaba, sintiéndose ligeramente ofendida por la incomprensión de su reciente actitud - Solo creo que es lindo tener una aventura, aunque yo soy del club de los anti-infieles… - ¿Quieres olvidarte de Bankotsu de una buena vez? Él no vale nada, tú si, el que te dejara no fue culpa tuya… - Mejor cállate infiel - Reclamó bastante molesta - Te lo dije, mejor no hubiera abierto mi bocota - Yuka suspiró derrotada, temiendo que sinceramente ese día no comprendería absolutamente ninguna de las acciones de su amiga - Ya Kagome, ante todo soy tu amiga y te apoyo… - Gracias, porque esa no es la peor parte - Yuka le miró horrorizada, temiéndose la peor de las noticias - ¿Entonces?... ¿No estarás embarazada?... ¿Verdad? - Kagome se sonrojó ante tal cosa, ya que eso si hubiera sido lo peor de todo el bendito enredo - ¡Claro que no! - Se escandalizo - Es que por la cara de preocupación que traes… - ¿Me dejaras que te diga, o me harás preguntas estúpidas? - Que genio… - Kagome la fulminó con la mirada – Ya mujer, me callo - De acuerdo - Tomó una bocanada de aire y la soltó inflando las mejillas – Pues… mi problema es que… eh… me enamoré de mi amante… - ¿Qué?... un momento… ¿Tu amante no será el prometido de Kikyo, Inuyasha? - ¡NO!... Inuyasha es atractivo y todo; pero él no es… - ¿Cuál es su nombre? ¿Lo conozco? - Kagome se mordió el labio mirándole con cierta desconfianza, pero si ya le había dicho todo lo demás, lo mínimo ahora sería que se enterara de su identidad - Si lo conoces… es Sesshomaru - Yuka estuvo apunto de hacer un gesto para decir que no tenía importancia, pero su cerebro al repasar más de una vez más ese nombre, haciéndole eco en la cabeza, volvió a levantarse sumamente escandalizada - ¡SESSHOMARU! Pero pensé que ustedes había terminado su relación hace… ¿tres años? - Cuatro… - Corrigió bastante avergonzada. Yuka sintió que el mundo se le venía encima y Kagome también cuando la castaña la ahorcó - ¡CUATRO! ¡AH, no puedo creerlo! – La pelinegra comenzó a ponerse azul - No puedo respirar… - Dijo con dificultad - Kagome es que… ¿Te has puesto a puesto a pensar en Kagura? ¿Acaso no te importa verla sufrir como yo cuando Bankotsu me dejó? ¿Cómo pudiste hacerlo? - Yuka se negaba a soltarla - Lo sé… soy una persona horrible Yuka, siento mucho todo esto - Volvió a decir aún con las manos de su amiga apretando su cuello – En serio, no puedo respirar… - La castaña dejó su cuello para dejarse caer en la silla, presenciando como la pelinegra trataba de recuperar la respiración - Es que no es posible que ustedes dos sean amantes ¿Se puede saber al menos saber desde cuando lo son? - Kagome siguió tosiendo - Digamos que jamás hemos dejado de vernos - Yuka de nuevo se puso de pie - CUATRO AÑOS DE INFIDELIDAD ¿Cómo pudiste hacer semejante cosa? - Kagome se cubrió como pudo con las manos, para evitar que su cuello peligrara de nuevo - Es que… - Yuka dejó que las palabras de Kagome murieran en su boca, mientras seguía escandalizándose a sí misma por lo ocurrido y la señalaba en forma amenazadora con el dedo - No hay excusa para ti jovencita, ni para él. Tú mejor que nadie sabe lo mal que me puse cuando Bankotsu me dejó por su amante, ¿Acaso eso no te importa? - Si, más de lo que te imaginas… es solo que… - La castaña tomó aire dándose un tiempo para calmarse, en tanto que Kagome se quedaba en silencio - ¿Qué ridícula excusa me darás ahora? - Se cruzó de brazos y suspiró, regresando a la silla para mirarla más fijamente. Kagome parecía de pronto incomprendida, con un dolor terrible en la sien que demostraban sus dedos en la frente y su semblante que ahora se había puesto débilmente sonrojado. - Ya no puedo dejar de verlo, he intentado de todo y… no puedo… cada vez que intento que sea la última vez, lo deseo más… .o.o. Flash Back .o.o. Kagome llevaba esperando a Sesshomaru por más de quince minutos, sentada en la cama con las piernas cruzadas contemplando el reloj en su muñeca izquierda, sintiéndose sumamente desesperada porque ansiaba verlo para aclarar todo aquel lío que la telaraña en su cerebro estaba formando, ante la posibilidad de que NO fueran tan inmunes a los sentimientos como el peliplateado y ella habían pensando. Al escuchar el ruido de las llaves entrando en la cerradura de la puerta, su corazón bajo hacia su estomago, impulsando a todo su cuerpo para incorporarse mientras se ponía visiblemente nerviosa y miraba la tabla de madera moverse, dando paso enseguida a la persona que estaba robando su corazón, una vez más. - Siento el retraso Kagome - Se disculpó el hombre cerrando la puerta y dando pasos enormes para llegar hasta ella, logrando estar lo suficientemente cerca para dejar un beso en sus labios –El trafico estaba insoportable - Otro beso – Pero tú sabes que aquí estoy… - Un beso más -Sesshomaru…- La francesa trataba de hablar para decirle lo que la había llevado hasta ese lugar, en aquél día, pero esos besos… ¡Cielos!... se sentía tan desarmada… - Sessh… - Hum… - Ya no podemos seguir… - Murmuró. Sesshomaru sintió que toda su inspiración se iba por la borda, y mirando a su amante con el semblante inmensamente contrariado, le cuestionó aquellas palabras que para él no tenían ni una mínima pizca de sentido -¿Por qué no? - Kagome se alejó algunos pasos sin apartar un solo instante su mirada de la faz de Sesshomaru, pero a la vez tratando de no verle directamente a los ojos. - Tú eres casado – Respondió, pero no por nada, el hombre la conocía MUY bien y sintió que la respuesta que ella le daba en esos momentos, no era verdaderamente la correcta. - Sabes que eso no importa… - Dijo sonriendo con sensualidad, estirando su mano para tomar la de la pelinegra, sin éxito alguno al retroceder ella una vez más. - Claro que sí y lo sabes muy bien - Contestó sintiéndose ofendida, borrando con sus palabras la sonrisa de Sesshomaru. - ¿Qué rayos pasa contigo?... No eres la misma… - Eso es lo que trato de decirte Sesshomaru, NO PODEMOS SEGUIR. Nuestro tiempo ya pasó, fuimos felices antes… disfrutamos nuestro noviazgo… el tener sexo y si quieres el hecho de ser infieles a las personas que dijimos amar… pero tú y yo estamos mal, todo esta mal… tú estas mal… yo estoy mal… el mundo esta…- Un fuerte agarre por su cuello y unos labios carnosos y sensuales, impidieron que sus propios labios pudieran seguir pronunciando palabra alguna u otra clase de reclamo. La primera reacción de Kagome fue abrir sus ojos desmesuradamente y dejar que su cerebro se quedara en blanco sin ofrecer idea alguna o solución posible para resistirse, sintiendo que su cuerpo dejaba de tensarse, que incluso sus propios labios le traicionaban para corresponder el beso iniciado por Sesshomaru - Demuéstrame que de verdad quieres terminar con lo nuestro - Susurró el hombre bajando sus manos con suavidad para tomar como suyas las caderas de la pelinegra. Kagome cerró los ojos sin saber el motivo, callando muy a su pesar las palabras de negativa ante todo eso - Se…Se…Sessh…- Se maldijo a sí misma por no poder decir alguna otra palabra - Será la última vez… - le susurró dejando algunos besos en su cuello, mismos que en cuestión de segundos se convirtieron en llamas de fuego que la derretían con lentitud. La pelinegra cerró los ojos casi con pesadez, inclinando su cabeza hacia el lado contrario donde Sesshomaru la besaba - No podemos… - Sesshomaru selló sus labios con un beso candente, abrazando su cintura para resbalar sus manos hasta la espalda de Kagome y acariciarla junto con su cabello mientras deslizaba la chaqueta de ella por los hombros. La pelinegra no sabía que hacer, el beso le estaba costando cada intento que sus pulmones hacían por jalar un poco más de aire y las pocas fuerzas que le quedaban para resistirse a semejante hombre. Sesshomaru se dio cuenta de que quería escaparse y la atrajo más hacia sí, dejando que por el contacto se diera cuenta de lo excitado que se encontraba. La poca cordura que hasta esos instantes era de Kagome, se desvaneció en cuestión de segundos cuando la lengua de Sesshomaru entro en su boca, robándole un sonido que salió desde el fondo de su garganta, mismo que desató aún más la locura en su amante, quien ahora estaba sumamente entretenido por sacar el strapless color vino de Kagome. Y lo último que supo antes de deshacerse completamente entre los brazos de Sesshomaru, fue que lo deseaba más que a nada en el mundo, que deseaba que aquella amarga pero excitante esencia se quedara en ella para siempre y que lo quería más que otra cosa en esta vida y en la venidera… que su ser completo le pertenecía a Sesshomaru... (LEMON...)** Sesshomaru dio un largo respingo, demostrando lo cansado que aquel acto le había dejado, para dejarse caer en la cama junto a Kagome. Ella suspiró y le dio la espalda, pensando por momentos en que todo fue un error y que había estado mal… - No lo estuvo - Susurró su amante besando su hombro. Sesshomaru de verdad la conocía mejor que nadie, comprobando esto al leer sus pensamientos correctamente. Kagome sonrió y se dio la vuelta, fundiendo sus ojos con los de él, besando sus labios con pasión, con el amor que no podía confesar con palabras, solamente con su cuerpo. .o.o. End Of Flash Back .o.o. - Por eso no puedo... porque lo amo... - Dijo Kagome con la voz quebrada, tragando saliva con dificultad a través del grueso nudo que se había formado en su garganta - Pero Kagome… es que… si Kagura se entera de que Sesshomaru y tú le han estado viendo la cara desde hace tanto, va a querer matarte… al menos yo lo haría – La pelinegra se llevó ambas manos a la cara y la frotó unas cuentas veces - Lo sé Yuka, lo sé… TODO esta mal - Dejó caer las palmas con pesadez sobre la mesa. La castaña le miró con lastima, no pudiendo negar que le dolía en lo más hondo de su alma lo que su amiga estaba pasando… - Aún puedes decirle que se divorcie - Dijo la abogada con algo de seriedad, para luego rodar los ojos. Kagome le miró algunos instantes con el rostro un tanto fastidiado, dejando que de sus labios se asomara una sonrisa un tanto burlona por los cambios tan raros de actitud que su amiga tenía. … o … o … ** Si alguien quiere el lemon, que me mande un MP y yo se lo mando de la misma manera. No lo puse aquí, porque hasta donde tenía entendido en este foro no se puede publicar lemon. Espero que les haya gustado el capi, besos!!
Re: Infidelidades [Sessh/Kag y otras parejas] Muy, muy bien. En realidad si me gusta el Lemon, así que si puedes, por fa mandamelo. Creo que Yuka es muy cambiante, es cierto que ella vivió en carne propia eso de la infidelidad, pero también hay que verlo desde el otro punto de vista (la amante). Yo creo que fue tonto de los dos, por qué rayos terminaron. ¿Por qué él se caso y ella no lo impidio? Además si Sesshoumaru busca afuera eso, es porque Kagura no está cumpliendo bien su roll, o eso es lo que yo pienso. Por otro lado me gusto que tomaras en cuenta mis recomendaciones. Te felicito escribes muy bien, no has perdido el rumbo de la historia, y cada vez quiero saber que pasará. Otro pequeño detalle. Cuando escribas y coloques el guión para explicar la letra que va al lado del guión (-ella se puso de pie) va en minúscula, a menos que sea un nombre de persona. Es todo. Te felicito y espero pronto leer la continuación. Atte: Ami.
Re: Infidelidades [Sessh/Kag y otras parejas] Jho... Llegue de nuevo, de mi no te escapas xD. OMG! Pero que escandalo oOo Ok, no. Pero andamos cercas, ya se entero la amiga y de ahi se enteran mas y mas y la shit con el secreto xD. Aunque me sorprende el tiempo que llevan juntos, sin que nadie se percate de eso. Ahi hay amor puro, Kagome ya se dio cuenta, pero Sesshoumaru? O sea, desde siempre juntos compartiendo absolutamente todo entre ellos... no pueden existir mas pruebas de que se aman. Pero bueno, hay cabezas . Yo voto que se divorcie de Kagura -o- sin embargo, la cosa no es tan facil, si no la historia se acabaria rapido xD. Venga, espero la continuacion, es un fanfic muy atractivo y no por el lemon xDDD! Nos vemos =)
Re: Infidelidades [Sessh/Kag y otras parejas] ¿Problemas con el sexo? Ciertamente las palabras de su amiga le había dado mucho en que pensar. Había cosas muy buenas y positivas por las que debía seguir con su Sesshomaru, pero también era cierto que había muchos obstáculos y problemas venideros que los acompañarían en un futuro no muy lejano. - ¿Entonces esta claro que no solo lo buscas por deseo? - inquirió Yuka. Kagome negó con la cabeza, suspirando ante su propio problema. - No, creo que yo siempre he sentido este horrible sentimiento por Sesshomaru, aún después de lo que ocurrió entre nosotros… - respondió con un muy notable brillo de tristeza en sus pupilas. La castaña recordaba perfectamente la razón por la que habían terminado, y ella era una de las menos conformes con que esa relación culminara, más aún por la manera en la que sucedió el rompimiento. - Es que tú nunca te atreviste a… - la pelinegra supo enseguida por donde iba la cosa. Negó con la cabeza y alzó un poco más la voz para silenciarla. - Eso es parte de un oscuro pasado que prefiero olvidar - dijo en un tono muy serio, con el cual le demostraba a su amiga un poco de enfado de su parte. Yuka torció la boca a modo de disgusto. - No te engañes Kagome. Si tú en realidad no desearas hacerlo, no seguirías con él después de tantos años - puntualizó, tratando de que de una vez por todas se diera cuenta del error que cometía. La pelinegra suspiró derrotada, sabiendo que tenía razón. - ¿Crees que al menos valga la pena dejar a su esposa por mi? Él debe amarla - en sus palabras habían señales de celos, eso lo sabía. Yuka sonrió un tanto divertida, dejando que su voz sonara decepcionada porque su amiga no había entendido nada en todo el rato de conversación. - Kagome… Kagome… Kagome… ¿De verdad piensas que si Sesshomaru amara a Kagura estaría acostándose contigo? – la pelinegra se sintió ofendida, demostrándolo cuando se cruzó de brazos y usó un tono que delataba claramente molestia. - Si lo dices de ese modo, me siento como una cualquiera - Yuka dejó escapar una risa de sus labios, colocando una mano en el hombro de su interlocutora para reconfortarla por la reciente ofensa - Lo siento. Lo que yo trato de decirte, es que si él sintiera algo por su esposa, no le sería infiel… mucho menos con una persona cuya relación terminó hace varios años y del modo en el que ocurrió – Kagome suspiró de nuevo. Después de todo tenía razón. Sonrió levemente, manteniendo en sus ojos un destello de esperanza -:-:-:-:-:-:-:-:-:- Ayame era una de las chicas más atractivas del grupo. Tenía dotes para conseguir a quien quería y llevárselo a la cama, ya que su reputación como amante era excelente. Dicha joven solía frecuentar el club del “tigre” todas las noches, donde su dueño Renkotsu y su esposa Jakotsu, siempre trataban de tener los mejores espectáculos para complacer a los clientes, desde famosos invitados, hasta table dance o montajes solo para mujeres y gays. Esa noche se encontraba bailando sola, haciendo uso de sus mejores movimientos para conseguir un poco de compañía ese día. Cuando la canción hubo terminado, se fue directo a la barra a tomar un poco vino y ponerse en un poco más de ambiente. - Hola… - le saludó un desconocido. Ayame esbozó la mejor de sus sonrisas mientras se daba la vuelta en su lugar y lograr con ello, mirar al recién llegado. - Hola bombón - dijo con sensualidad. El desconocido tenía una sonrisa similar a la que ella le había dedicado, además de un porte y presencia bastantes atractivos. - Tú eres… Ayame… ¿Cierto? - inquirió cerrando levemente los ojos. La chica de cabellos pelirrojos esbozó una sonrisa aún mayor, mostrándose muy complacida. - Correcto - sus azules pupilas destellaron por una brillante luz de placer – Tú eres Kouga y lo sé todo sobre ti - Ayame se llevó un dedo a los labios, introduciéndolo en su boca en un ademán de coqueteo, llevándose la otra mano a un rizo del cabello para enredar su debo en el. - ¿De verdad? Yo también, y creí que ya era hora de conocernos - la sonrisa sensual en sus labios incitó no solo el contacto entre ambos cuerpos que Kouga había provocado, si no también que esa sonrisa le causara una descarga eléctrica por todo su cuerpo. - Oh, ya veo - su voz había adquirido cierto nerviosismo, y es que no se imaginó que el momento de conocer a alguien con tan buena reputación en la cama como ella llegara tan pronto – Bien, eso quiere decir que podemos dejarnos de rodeos y formalidades para pasar al asunto que realmente nos interesa ¿No?... o.o.o.o.o El ascensor era muy pequeño, o al menos eso parecía, porque desde que subieron se habían arrinconado uno contra la otra y habían comenzado una guerra terrible de besos, gemidos y de lenguas por parte de su boca. Una habitación que se encontraba en la parte de arriba del hotel, seria la guardiana de la más feroz de las pasiones de ambos casanovas. Y es que no todos los días podías encontrarte a alguien tan bueno como tú en esos asuntos tan delicados del sexo y demás juegos eróticos. Kouga logró salir del ascensor con Ayame aún en sus brazos, jugando ambos con la lengua del otro hasta el éxtasis completo. Replegó su cuerpo hasta dejarla pegada en la pared sin importarles las miradas asqueadas de sus besos. La pelirroja se apoyó de tal forma que sus piernas se enredaron en la cintura de Kouga mientras este entraba en la habitación. El castaño depositó a Ayame en la cama, aún continuando con el feroz beso entre los dos. - Espera… - jadeó besando aquel delicioso cuello que olía a rosas – Lo sé todo... pero aún hay algo que quiero saber… - Ayame, quien se estaba entreteniendo quitándole el cinturón de los pantalones a su amante, trató de controlarse un poco y lograr pronunciar palabra. - Tu pregunta baby… Eso si, no soy sadomasoquista - aclaró. Kouga se quedó pensativo, y aunque a él si le gustaban esas cosas, no era precisamente lo que quería saber. - No. Yo te quiero preguntar otra cosa Ayame ¿Cuándo fue la última vez que te hiciste la prueba del SIDA? - Ayame se quedó estática sin saber que responderle. La mirada del castaño se volvió muy insistente, incluso podría jurar que molesta ante su silencio. - Eh... - ¿No te la has hecho? - inquirió sorprendido y casi indignado. La pelirroja chupó su propio dedo índice, de nuevo sin saber que decir. Kouga se levantó de la cama, mirándole ceñudo – Acabas de arruinar el mejor sexo de mi vida - dijo con frialdad, disponiéndose a salir de la habitación, más Ayame se levantó casi movida por un resorte y le detuvo del brazo – Espera... ¿Qué hay de...? - De eso nada - se soltó del agarre con brusquedad – Un casanova como yo no puede estar con una persona que jamás se ha hecho un análisis de SIDA - respondió ofendido. Los blancos pómulos de la pelirroja se encendieron, adquiriendo un tono rojo cereza, estando a punto de reclamarle algo cuando su mirada se paseó por toda la habitación ya preparada para realizar todo tipo de juegos eróticos que hubiese deseado hacer con cualquiera de sus amantes, pero nada comparado con la experiencia de ese sujeto. - Yo... estooo.... – El castaño deseaba tanto a la pelirroja que decidió darle una segunda oportunidad. - Hagamos una cosa bombón, tú me muestras los análisis y te prometo que podremos divertirnos a nuestro antojo... -:-:-:-:-:-:-:-:-:- Al día siguiente, las cuatros amigas acordaron de verse en el bar-club tan famoso “Galaxian Exploxion" después de trabajar. Ari llevaba una bandeja en las manos, con algunos tragos sobre ella, mientras Suikotsu contaba las ganancias. Ari se paró en la mesa donde Kagome y Yuka esperaban a sus dos amigas, dejó las bebidas y se retiró sin decir más. Cuando se fue, la pelinegra le susurró a la castaña en el oído - Creo que aún se siente culpable de haberte presentado a Bankotsu... – su amiga le hizo un gesto con la mano, dando a entender que no importaba en realidad. - Ari es una buena amiga, no se imaginó que eso ocurriría - respondió bebiendo un poco de su vaso con un extraño líquido rojo. - ¡Estoy muerta, esta ciudad es un jungla! – exclamó, apareciendo de pronto Ayame, dejándose caer en una de las sillas al lado de Yuka. - ¿Y a ti que te pasa? - le interrogó la abogada. Kagome le miró con interés - Tuve una mala noche, el coche se descompuso y el trabajo me esta matando...- manifestó arrastrando las palabras. Yuka chasqueó la lengua, estando a punto decirle otra cosa, cuando dejaron caer una caja rosa sobre la mesa. Las tres amigas miraron a la que acababa de llegar - ¿Se puede saber que traes ahí? - preguntó arrastrando de nuevo las palabras, una fastidiada Ayame. La chica de lacios y negros cabellos, se sentó entre Kagome y la pelirroja con una amplia sonrisa de oreja a oreja. - Son revistas de sitios posibles donde se puede hacer la recepción para la boda - dijo abriendo la caja y sacando unas cuantas revistas para pasárselas a sus amigas – Hay otras donde pueden ayudarme a escoger el lugar para que Inuyasha y yo nos vayamos de luna de miel - tomó una revista y se puso a ojearla. Kagome y Yuka intercambiaron una mirada desconcertada antes de abrir las suyas y mirarlas - Kikyo, cariño, tu boda es tan solo en unos cuantos días, no me digas que aun no escoges la recepción - cuestionó Kagome en tono de represalia - Estoo... - no supo que responder, sabiendo que aquella observación de su amiga era bastante acertada - ¿Alguna se ha hecho la prueba del SIDA? - Kikyo suspiró aliviada de que alguien cambiara de tema, pero cuando analizó aquella frase, sus ojos horrorizados se entornaron directo hacia Ayame. - ¿Cómo? - sus hermosos ojos verdes se abrieron de par en par - La prueba del SIDA... - repitió la pelirroja, comenzando a sonrojarse por la mirada sorprendida de Kikyo, aunque sus otras dos amigas no reaccionaron de ninguna forma extraña, como ya se lo esperaba - Yo si... - respondió Kagome como si nada ojeando una revista sobre playas - Yo también - contestó del mismo modo Yuka, leyendo un articulo acerca de los mejores salones con jardín y azotea para fiestas privadas y entierros. Aunque las respuestas eran en cierto modo tranquilizadoras, Ayame no estaba conforme - ¿Cuántas veces? - indagó con timidez. Mientras Kikyo trataba de calmarse para que no le diera un infarto, la francesa y la abogada seguían absortas en sus revistas - Dos veces - dijo Kagome. - Una solamente - habló Yuka. Ayame tragó saliva con dificultad - ¿Es un requisito o condición para tener sexo? – Yuka y Kagome le miraron sin dar crédito a sus oídos, levantándose ambas y lograr quitarle la revista que se había puesto para taparse el rostro - ¡¿Nunca te la has hecho?! - Se escandalizaron ambas. Kikyo seguía tapándose los oídos, puesto que no deseaba que a sus castos tímpanos llegara su plática tan acalorada. Ayame por su parte se sentía como un bicho raro siendo observada y juzgada - Yo... - comenzó a musitar. - Ayame es muy importante que te la hagas... - la interrumpió Kagome con mirada severa, al tiempo que Yuka se cruzaba de brazos - Si, es por tu bien – la pelirroja resopló, sintiéndose enfadada por aquel más que consejo, regaño. Cuando Kikyo se dio cuenta que su tema de conversación había terminado –puesto que sus labios habían dejado de moverse-, se destapó los oídos con un suspiro de alivio - ¿Es como una prueba de embarazo? - preguntó. Y antes de que Yuka o Kagome pudieran responderle, Kikyo se levantó gritando con los dedos en los oídos, corriendo en dirección a los baños, dejando más que perplejas a las tres amigas - Creo que nos olvidamos de que odia los temas relacionados con el sexo - comentó una acalorada y divertida Yuka, soltando una tensa sonrisa -:-:-:-:-:-:-:-:-:- Sesshomaru se encontraba pensativo en el sillón rojo de su sala. Bebía una vez más de su copa de vino, mientras contemplaba el fuego de la chimenea y recordaba las últimas semanas con Kagome. La pelinegra había estado bastante extraña esos días, era como si no disfrutara estar con él y sentirlo en su piel. Momento... Kagome gemía y no era por actuación, lo hacia porque no podía evitarlo, ya que la más mínima parte de su cuerpo disfrutaba al máximo estar a su lado. Pero por más que el bello peliplateado pensaba y trataba de descubrir la causa para que Kagome luciera así, tan extraña, no la encontraba, y eso a veces lo frustraba. Podía estar horas repesando lo mismo, sin encontrar algún resultado que le dijera el por qué de su extraña manera de comportarse o.o.o.o.o Kagura terminó de cepillar su cabello, se puso un poco de su perfume de gardenias y fue hacia la sala para ver a su marido. No cabía en sí misma de lo feliz que se sentía al ver a su esposo tan quieto, sumido en sus pensamientos Quizá contemplando la misma posibilidad que ella, de tener familia... La joven Langler se sentó en las piernas del peliplateado, sorprendiendo a su esposo de sobremanera - ¿En que piensas amor? - le preguntó con una suave caricia en la mejilla. Sesshomaru no respondió, simplemente se dedicó a mirar a los ojos a Kagura, luego cada parte de su rostro y del cuerpo. Su esposa tenía un parecido a Kagome, el corte de cabello... la anatomía... inclusive el mismo tono de piel. Ambas tan perfectas... Las dos eran tan suyas... SUYAS... ¿De verdad Kagome lo era? Tal vez el suspiro que escapaba de sus labios en aquel momento, era resultado del pensamiento que había asaltado su mente, dando melancólicamente un NO como respuesta. Porque Kagome era del fastidioso ruso ese, y él podía disfrutar de su cuerpo cada vez que quisiera, sin la necesidad de esconderse en hoteles, como ellos llevaban haciéndolo desde hace años, desde que rompieron su relación sentimental. Y ahora que los labios sonrosados de su esposa recorrían con ferocidad su cuello, mientras él hundía los dedos en sus cabellos, se preguntaba el por qué había dejado que aquello terminara; es más, ni siquiera recordaba la causa por la cual él y Kagome se volvieron amantes ¿En que momento se apagó la llama del amor entre ellos? ¿De verdad ya se había apagado? Las manos de Kagura se deslizaron por su pecho ahora desnudo, acariciando su abdomen y ambos pezones, con movimientos circulares, las piernas se habían enredado alrededor de su cintura y la lengua de ella recorría cada palmo de su boca Era su esposa y lo sabía... Si la amaba o no, de eso no estaba seguro... Simplemente sentía que debía cumplir con su obligación: debía darle a Kagura lo que deseba al menos esa noche, aunque en su mente solo existiera el recuerdo y en su corazón el amor a cierta pelinegra francesa, cuyo nombre era Kagome. -:-:-:-:-:-:-:-:-:- En otro tipo de circunstancias, aquel calor sería excitante; en aquellas, era intolerante. No soportaba mirar todos los días con la misma expresión de hipocresía en su rostro, a Hoyo, fingiendo que todo estaba bien, cuando en realidad nada lo estaba. Tampoco podía sobrellevar el hecho de solo estar con él por no poder estar con Sesshomaru, y que en vez de pensar solo en el castaño ruso, pensara en el peliplateado. A veces maldecía a su propia mente por jugar de esa manera haciéndole creer en ocasiones que estaba con su amante y no con su novio. Y justo en esos momentos agradecería alucinarlo, para hacer hasta lo imposible por mostrarse excitada cuando en realidad, no lo estaba - No puedo hacerlo... - le dijo cansadamente al ruso, quien desde hacia varios minutos había estado besando cada parte sensible de su cuerpo. Hoyo levantó el rostro, mirando directamente a los ojos de la pelinegra. Kagome se mordió el labio. La forma en la cual el castaño se le había bajado de encima, resoplando, no le gustó del todo – Estoy algo cansada - explicó mintiendo, apoyando la cabeza en el pecho de su novio. - No importa - respondió secamente. La francesa suspiró rendida, sentándose en la cama para frotar su cara con ambas manos - Creo que es hora de dormir. Prometo llamarte mañana temprano - se despidió lo más normal posible que pudo. Hoyo miró con desagrado su espalda, torciendo la boca y levantándose. Kagome le acompañó hasta la puerta del departamento, donde el umbral fue el único testigo de aquel beso de despedida más seco y sin emoción de toda su relación. La pelinegra lamentaba en demasía estar separada de Sesshomaru, envidiando profundamente a Kagura por poder no solo compartir su vida con él, sino también cada gesto de ese peliplateado que amaba en secreto. Un sillón en la sala fue el único apoyo que encontró para llorar. Sus pupilas se clavaron en un pequeño teléfono color blanco, que reposaba sobre el buró a su derecha. Volvió a morderse el labio y a apretar las manos recargadas en sus piernas, temblando por el ferviente anhelo de tomar la bocina y escuchar una vez más la voz de Sesshomaru. Su extremidad derecha se estrelló contra la mesita, aventando a un lado el aparato para quitarse esa sublime tentación. Sus piernas subieron hasta quedar pegadas completamente al pecho, abrazándose a sí mismo, mientras hundía la cabeza sin dejar de sollozar. ... o ... o ... Holaa! Volví con la conti!! En fin, gracias a Ami Hoshi y a Kotono por sus post, de vdd se los agradezco ^^ Espero que les haya gustado el capi, besos!! Christine :D
Re: Infidelidades [Sessh/Kag y otras parejas] ¿Problemas con el sexo? Ciertamente las palabras de su amiga le había dado mucho en que pensar. Había cosas muy buenas y positivas por las que debía seguir con su Sesshomaru, pero también era cierto que había muchos obstáculos y problemas venideros que los acompañarían en un futuro no muy lejano. - ¿Entonces esta claro que no solo lo buscas por deseo? - inquirió Yuka. Kagome negó con la cabeza, suspirando ante su propio problema. - No, creo que yo siempre he sentido este horrible sentimiento por Sesshomaru, aún después de lo que ocurrió entre nosotros… - respondió con un muy notable brillo de tristeza en sus pupilas. La castaña recordaba perfectamente la razón por la que habían terminado, y ella era una de las menos conformes con que esa relación culminara, más aún por la manera en la que sucedió el rompimiento. - Es que tú nunca te atreviste a… - la pelinegra supo enseguida por donde iba la cosa. Negó con la cabeza y alzó un poco más la voz para silenciarla. - Eso es parte de un oscuro pasado que prefiero olvidar - dijo en un tono muy serio, con el cual le demostraba a su amiga un poco de enfado de su parte. Yuka torció la boca a modo de disgusto. - No te engañes Kagome. Si tú en realidad no desearas hacerlo, no seguirías con él después de tantos años - puntualizó, tratando de que de una vez por todas se diera cuenta del error que cometía. La pelinegra suspiró derrotada, sabiendo que tenía razón. - ¿Crees que al menos valga la pena dejar a su esposa por mi? Él debe amarla - en sus palabras habían señales de celos, eso lo sabía. Yuka sonrió un tanto divertida, dejando que su voz sonara decepcionada porque su amiga no había entendido nada en todo el rato de conversación. - Kagome… Kagome… Kagome… ¿De verdad piensas que si Sesshomaru amara a Kagura estaría acostándose contigo? – la pelinegra se sintió ofendida, demostrándolo cuando se cruzó de brazos y usó un tono que delataba claramente molestia. - Si lo dices de ese modo, me siento como una cualquiera - Yuka dejó escapar una risa de sus labios, colocando una mano en el hombro de su interlocutora para reconfortarla por la reciente ofensa - Lo siento. Lo que yo trato de decirte, es que si él sintiera algo por su esposa, no le sería infiel… mucho menos con una persona cuya relación terminó hace varios años y del modo en el que ocurrió – Kagome suspiró de nuevo. Después de todo tenía razón. Sonrió levemente, manteniendo en sus ojos un destello de esperanza -:-:-:-:-:-:-:-:-:- Ayame era una de las chicas más atractivas del grupo. Tenía dotes para conseguir a quien quería y llevárselo a la cama, ya que su reputación como amante era excelente. Dicha joven solía frecuentar el club del “tigre” todas las noches, donde su dueño Renkotsu y su esposa Jakotsu, siempre trataban de tener los mejores espectáculos para complacer a los clientes, desde famosos invitados, hasta table dance o montajes solo para mujeres y gays. Esa noche se encontraba bailando sola, haciendo uso de sus mejores movimientos para conseguir un poco de compañía ese día. Cuando la canción hubo terminado, se fue directo a la barra a tomar un poco vino y ponerse en un poco más de ambiente. - Hola… - le saludó un desconocido. Ayame esbozó la mejor de sus sonrisas mientras se daba la vuelta en su lugar y lograr con ello, mirar al recién llegado. - Hola bombón - dijo con sensualidad. El desconocido tenía una sonrisa similar a la que ella le había dedicado, además de un porte y presencia bastantes atractivos. - Tú eres… Ayame… ¿Cierto? - inquirió cerrando levemente los ojos. La chica de cabellos pelirrojos esbozó una sonrisa aún mayor, mostrándose muy complacida. - Correcto - sus azules pupilas destellaron por una brillante luz de placer – Tú eres Kouga y lo sé todo sobre ti - Ayame se llevó un dedo a los labios, introduciéndolo en su boca en un ademán de coqueteo, llevándose la otra mano a un rizo del cabello para enredar su debo en el. - ¿De verdad? Yo también, y creí que ya era hora de conocernos - la sonrisa sensual en sus labios incitó no solo el contacto entre ambos cuerpos que Kouga había provocado, si no también que esa sonrisa le causara una descarga eléctrica por todo su cuerpo. - Oh, ya veo - su voz había adquirido cierto nerviosismo, y es que no se imaginó que el momento de conocer a alguien con tan buena reputación en la cama como ella llegara tan pronto – Bien, eso quiere decir que podemos dejarnos de rodeos y formalidades para pasar al asunto que realmente nos interesa ¿No?... o.o.o.o.o El ascensor era muy pequeño, o al menos eso parecía, porque desde que subieron se habían arrinconado uno contra la otra y habían comenzado una guerra terrible de besos, gemidos y de lenguas por parte de su boca. Una habitación que se encontraba en la parte de arriba del hotel, seria la guardiana de la más feroz de las pasiones de ambos casanovas. Y es que no todos los días podías encontrarte a alguien tan bueno como tú en esos asuntos tan delicados del sexo y demás juegos eróticos. Kouga logró salir del ascensor con Ayame aún en sus brazos, jugando ambos con la lengua del otro hasta el éxtasis completo. Replegó su cuerpo hasta dejarla pegada en la pared sin importarles las miradas asqueadas de sus besos. La pelirroja se apoyó de tal forma que sus piernas se enredaron en la cintura de Kouga mientras este entraba en la habitación. El castaño depositó a Ayame en la cama, aún continuando con el feroz beso entre los dos. - Espera… - jadeó besando aquel delicioso cuello que olía a rosas – Lo sé todo... pero aún hay algo que quiero saber… - Ayame, quien se estaba entreteniendo quitándole el cinturón de los pantalones a su amante, trató de controlarse un poco y lograr pronunciar palabra. - Tu pregunta baby… Eso si, no soy sadomasoquista - aclaró. Kouga se quedó pensativo, y aunque a él si le gustaban esas cosas, no era precisamente lo que quería saber. - No. Yo te quiero preguntar otra cosa Ayame ¿Cuándo fue la última vez que te hiciste la prueba del SIDA? - Ayame se quedó estática sin saber que responderle. La mirada del castaño se volvió muy insistente, incluso podría jurar que molesta ante su silencio. - Eh... - ¿No te la has hecho? - inquirió sorprendido y casi indignado. La pelirroja chupó su propio dedo índice, de nuevo sin saber que decir. Kouga se levantó de la cama, mirándole ceñudo – Acabas de arruinar el mejor sexo de mi vida - dijo con frialdad, disponiéndose a salir de la habitación, más Ayame se levantó casi movida por un resorte y le detuvo del brazo – Espera... ¿Qué hay de...? - De eso nada - se soltó del agarre con brusquedad – Un casanova como yo no puede estar con una persona que jamás se ha hecho un análisis de SIDA - respondió ofendido. Los blancos pómulos de la pelirroja se encendieron, adquiriendo un tono rojo cereza, estando a punto de reclamarle algo cuando su mirada se paseó por toda la habitación ya preparada para realizar todo tipo de juegos eróticos que hubiese deseado hacer con cualquiera de sus amantes, pero nada comparado con la experiencia de ese sujeto. - Yo... estooo.... – El castaño deseaba tanto a la pelirroja que decidió darle una segunda oportunidad. - Hagamos una cosa bombón, tú me muestras los análisis y te prometo que podremos divertirnos a nuestro antojo... -:-:-:-:-:-:-:-:-:- Al día siguiente, las cuatros amigas acordaron de verse en el bar-club tan famoso “Galaxian Exploxion" después de trabajar. Ari llevaba una bandeja en las manos, con algunos tragos sobre ella, mientras Suikotsu contaba las ganancias. Ari se paró en la mesa donde Kagome y Yuka esperaban a sus dos amigas, dejó las bebidas y se retiró sin decir más. Cuando se fue, la pelinegra le susurró a la castaña en el oído - Creo que aún se siente culpable de haberte presentado a Bankotsu... – su amiga le hizo un gesto con la mano, dando a entender que no importaba en realidad. - Ari es una buena amiga, no se imaginó que eso ocurriría - respondió bebiendo un poco de su vaso con un extraño líquido rojo. - ¡Estoy muerta, esta ciudad es un jungla! – exclamó, apareciendo de pronto Ayame, dejándose caer en una de las sillas al lado de Yuka. - ¿Y a ti que te pasa? - le interrogó la abogada. Kagome le miró con interés - Tuve una mala noche, el coche se descompuso y el trabajo me esta matando...- manifestó arrastrando las palabras. Yuka chasqueó la lengua, estando a punto decirle otra cosa, cuando dejaron caer una caja rosa sobre la mesa. Las tres amigas miraron a la que acababa de llegar - ¿Se puede saber que traes ahí? - preguntó arrastrando de nuevo las palabras, una fastidiada Ayame. La chica de lacios y negros cabellos, se sentó entre Kagome y la pelirroja con una amplia sonrisa de oreja a oreja. - Son revistas de sitios posibles donde se puede hacer la recepción para la boda - dijo abriendo la caja y sacando unas cuantas revistas para pasárselas a sus amigas – Hay otras donde pueden ayudarme a escoger el lugar para que Inuyasha y yo nos vayamos de luna de miel - tomó una revista y se puso a ojearla. Kagome y Yuka intercambiaron una mirada desconcertada antes de abrir las suyas y mirarlas - Kikyo, cariño, tu boda es tan solo en unos cuantos días, no me digas que aun no escoges la recepción - cuestionó Kagome en tono de represalia - Estoo... - no supo que responder, sabiendo que aquella observación de su amiga era bastante acertada - ¿Alguna se ha hecho la prueba del SIDA? - Kikyo suspiró aliviada de que alguien cambiara de tema, pero cuando analizó aquella frase, sus ojos horrorizados se entornaron directo hacia Ayame. - ¿Cómo? - sus hermosos ojos verdes se abrieron de par en par - La prueba del SIDA... - repitió la pelirroja, comenzando a sonrojarse por la mirada sorprendida de Kikyo, aunque sus otras dos amigas no reaccionaron de ninguna forma extraña, como ya se lo esperaba - Yo si... - respondió Kagome como si nada ojeando una revista sobre playas - Yo también - contestó del mismo modo Yuka, leyendo un articulo acerca de los mejores salones con jardín y azotea para fiestas privadas y entierros. Aunque las respuestas eran en cierto modo tranquilizadoras, Ayame no estaba conforme - ¿Cuántas veces? - indagó con timidez. Mientras Kikyo trataba de calmarse para que no le diera un infarto, la francesa y la abogada seguían absortas en sus revistas - Dos veces - dijo Kagome. - Una solamente - habló Yuka. Ayame tragó saliva con dificultad - ¿Es un requisito o condición para tener sexo? – Yuka y Kagome le miraron sin dar crédito a sus oídos, levantándose ambas y lograr quitarle la revista que se había puesto para taparse el rostro - ¡¿Nunca te la has hecho?! - Se escandalizaron ambas. Kikyo seguía tapándose los oídos, puesto que no deseaba que a sus castos tímpanos llegara su plática tan acalorada. Ayame por su parte se sentía como un bicho raro siendo observada y juzgada - Yo... - comenzó a musitar. - Ayame es muy importante que te la hagas... - la interrumpió Kagome con mirada severa, al tiempo que Yuka se cruzaba de brazos - Si, es por tu bien – la pelirroja resopló, sintiéndose enfadada por aquel más que consejo, regaño. Cuando Kikyo se dio cuenta que su tema de conversación había terminado –puesto que sus labios habían dejado de moverse-, se destapó los oídos con un suspiro de alivio - ¿Es como una prueba de embarazo? - preguntó. Y antes de que Yuka o Kagome pudieran responderle, Kikyo se levantó gritando con los dedos en los oídos, corriendo en dirección a los baños, dejando más que perplejas a las tres amigas - Creo que nos olvidamos de que odia los temas relacionados con el sexo - comentó una acalorada y divertida Yuka, soltando una tensa sonrisa -:-:-:-:-:-:-:-:-:- Sesshomaru se encontraba pensativo en el sillón rojo de su sala. Bebía una vez más de su copa de vino, mientras contemplaba el fuego de la chimenea y recordaba las últimas semanas con Kagome. La pelinegra había estado bastante extraña esos días, era como si no disfrutara estar con él y sentirlo en su piel. Momento... Kagome gemía y no era por actuación, lo hacia porque no podía evitarlo, ya que la más mínima parte de su cuerpo disfrutaba al máximo estar a su lado. Pero por más que el bello peliplateado pensaba y trataba de descubrir la causa para que Kagome luciera así, tan extraña, no la encontraba, y eso a veces lo frustraba. Podía estar horas repesando lo mismo, sin encontrar algún resultado que le dijera el por qué de su extraña manera de comportarse o.o.o.o.o Kagura terminó de cepillar su cabello, se puso un poco de su perfume de gardenias y fue hacia la sala para ver a su marido. No cabía en sí misma de lo feliz que se sentía al ver a su esposo tan quieto, sumido en sus pensamientos Quizá contemplando la misma posibilidad que ella, de tener familia... La joven Langler se sentó en las piernas del peliplateado, sorprendiendo a su esposo de sobremanera - ¿En que piensas amor? - le preguntó con una suave caricia en la mejilla. Sesshomaru no respondió, simplemente se dedicó a mirar a los ojos a Kagura, luego cada parte de su rostro y del cuerpo. Su esposa tenía un parecido a Kagome, el corte de cabello... la anatomía... inclusive el mismo tono de piel. Ambas tan perfectas... Las dos eran tan suyas... SUYAS... ¿De verdad Kagome lo era? Tal vez el suspiro que escapaba de sus labios en aquel momento, era resultado del pensamiento que había asaltado su mente, dando melancólicamente un NO como respuesta. Porque Kagome era del fastidioso ruso ese, y él podía disfrutar de su cuerpo cada vez que quisiera, sin la necesidad de esconderse en hoteles, como ellos llevaban haciéndolo desde hace años, desde que rompieron su relación sentimental. Y ahora que los labios sonrosados de su esposa recorrían con ferocidad su cuello, mientras él hundía los dedos en sus cabellos, se preguntaba el por qué había dejado que aquello terminara; es más, ni siquiera recordaba la causa por la cual él y Kagome se volvieron amantes ¿En que momento se apagó la llama del amor entre ellos? ¿De verdad ya se había apagado? Las manos de Kagura se deslizaron por su pecho ahora desnudo, acariciando su abdomen y ambos pezones, con movimientos circulares, las piernas se habían enredado alrededor de su cintura y la lengua de ella recorría cada palmo de su boca Era su esposa y lo sabía... Si la amaba o no, de eso no estaba seguro... Simplemente sentía que debía cumplir con su obligación: debía darle a Kagura lo que deseba al menos esa noche, aunque en su mente solo existiera el recuerdo y en su corazón el amor a cierta pelinegra francesa, cuyo nombre era Kagome. -:-:-:-:-:-:-:-:-:- En otro tipo de circunstancias, aquel calor sería excitante; en aquellas, era intolerante. No soportaba mirar todos los días con la misma expresión de hipocresía en su rostro, a Hoyo, fingiendo que todo estaba bien, cuando en realidad nada lo estaba. Tampoco podía sobrellevar el hecho de solo estar con él por no poder estar con Sesshomaru, y que en vez de pensar solo en el castaño ruso, pensara en el peliplateado. A veces maldecía a su propia mente por jugar de esa manera haciéndole creer en ocasiones que estaba con su amante y no con su novio. Y justo en esos momentos agradecería alucinarlo, para hacer hasta lo imposible por mostrarse excitada cuando en realidad, no lo estaba - No puedo hacerlo... - le dijo cansadamente al ruso, quien desde hacia varios minutos había estado besando cada parte sensible de su cuerpo. Hoyo levantó el rostro, mirando directamente a los ojos de la pelinegra. Kagome se mordió el labio. La forma en la cual el castaño se le había bajado de encima, resoplando, no le gustó del todo – Estoy algo cansada - explicó mintiendo, apoyando la cabeza en el pecho de su novio. - No importa - respondió secamente. La francesa suspiró rendida, sentándose en la cama para frotar su cara con ambas manos - Creo que es hora de dormir. Prometo llamarte mañana temprano - se despidió lo más normal posible que pudo. Hoyo miró con desagrado su espalda, torciendo la boca y levantándose. Kagome le acompañó hasta la puerta del departamento, donde el umbral fue el único testigo de aquel beso de despedida más seco y sin emoción de toda su relación. La pelinegra lamentaba en demasía estar separada de Sesshomaru, envidiando profundamente a Kagura por poder no solo compartir su vida con él, sino también cada gesto de ese peliplateado que amaba en secreto. Un sillón en la sala fue el único apoyo que encontró para llorar. Sus pupilas se clavaron en un pequeño teléfono color blanco, que reposaba sobre el buró a su derecha. Volvió a morderse el labio y a apretar las manos recargadas en sus piernas, temblando por el ferviente anhelo de tomar la bocina y escuchar una vez más la voz de Sesshomaru. Su extremidad derecha se estrelló contra la mesita, aventando a un lado el aparato para quitarse esa sublime tentación. Sus piernas subieron hasta quedar pegadas completamente al pecho, abrazándose a sí mismo, mientras hundía la cabeza sin dejar de sollozar. ... o ... o ... Holaa! Volví con la conti!! En fin, gracias a Ami Hoshi y a Kotono por sus post, de vdd se los agradezco ^^ Espero que les haya gustado el capi, besos!! Christine :D
Re: Infidelidades [Sessh/Kag y otras parejas] Que frustracion la de Ayame y Kouga >.< pero tiene razon el ojiazul, todo con seguridad xD. Y Kagome si que le va mal, aunque Sesshoumaru no parece quejarse tanto, despues de todo Kagura se parece un poco a su amor platonico. La peor parte se la lleva Kagome, que ni por milagro aceptara a Hoyo... pobre tipo u.u Que divertida es Kikyo... sus castos oidos, me sorprende que se vaya a casa (LOL). Y bueno, esta muy entretenida la historia, me gusta el desorden que se hace con las parejas x3 Espero pronto la continuacion ^^
Re: Infidelidades [Sessh/Kag y otras parejas] hola amiga te kedo muy bn la kontinuacion ami me gusto mucho en vdd...kreo k ya aii problemitas por k no estan los dos juntos pero sesshy siente komo si las dos les pertenecieran yo kiero saber pork terminaron Kagome y Sesshy..xD espero la kontinuacion pronto....xD SAYONARA
Infidelidades Hola Es la primera vez que estoy aqui jajaja he leido tu historia y me gusto mucho, es muy interesante y te envuelve al momento me encanto!!! Pobre de Kagome ahora se da cuanta que lo quiere, pero pues como que yo creo que siempre lo supo solo que nunca lo analizo(desgraciadamente a muchos nos pasa ) see me uno a la lista... Pero bueno tarde pero se dio cuenta jajaja espero mucho tu continuación y que pasara acaso tendrá sida la pobre de AYAME Bueno continualo Q tengas un excelente dia chao chao
Re: Infidelidades [Sessh/Kag y otras parejas] Muchas gracias por sus comentarios chicas, y de verdad, lamento haberme tardado tanto en poner la continuacion... U.u... Bueno, sin más preambulos, aqui va ^^ Por cierto, la canción usada al final del capi es "As long as you love me", de los Backstreets Boys :D ¿Será amor? Contemplando el pequeño recipiente de fina porcelana, observaba el contenido evaporarse en plateado humo que se perdía entre las partículas de oxígeno y dióxido de carbono que formaban el ambiente. Acercando la taza hasta su boca, curveó los labios esperando que el caliente líquido ingresara por su cavidad, no sin antes liberar un poco de aire para tratar de enfriarlo y que no le causara escozor al contacto con su lengua. Frente a él se encontraba un hombre de largos y lacios cabellos plateados como los suyos propios, con ese color tan peculiar; le observaba sin poder concebir que estuviera en un estado de tranquilidad luego de revelarle un profundo error. - Es que no puedo creerlo - le decía reposando la espalda completamente en la silla acojinada de madera, mientras sus brazos se entrelazaban a la altura del pecho y su rostro adquiría un aspecto al que difícilmente se le podía leer una sola emoción –Hace años que terminaron y aún siguen teniendo sexo... - su acompañante despegó los labios de la taza tan sólo para responderle con voz cansada - Te lo conté porque eres mi mejor amigo, no para que quieras sermonearme con alguna repentina constitución acerca de los valores sociales - y volvió a degustar su café con pequeños y silenciosos sorbos. Al que iban dirigidas las palabras, no pudo menos que sentirse molesto y ofendido, demostrándolo al contraer el entrecejo - Sesshomaru, es que esto no es cualquier cosa - Lo sé Inuyasha, pero nuestra relación es un hecho - aunque el semblante de su amigo denotara paz, él había percibo cierta intranquilidad en sus palabras, aún más cuando pronunció «nuestra relación», algo que por demás, le dio un hondo sentimiento de duda - Eso me hace deducir que esta charla no es únicamente porque seamos amigos ¿Me equivoco? - dijo en voz alta. Las orbes de Sesshomaru, que habían tenido una vana atención en el contendido negruzco, se enfocaron en el semblante de su interlocutor, revelando una respuesta que sus labios ocupados no podían pronunciar – Bien, dime entonces ¿Qué puedo hacer por ti? - despegándose la taza de cerámica, con un movimiento lento y elegante la deposito sobre un plato, mientras contraía el labio inferior y posaba sus dientes superiores sobre él, suavemente mordisqueándolo - Creo que Kagome ya se cansó de mi - dijo contemplando de nuevo el contenido de su bebida, aún evaporándose y perdiéndose en el ambiente. Inuyasha examinaba con la mirada cada mueca que se materializaba en el semblante de su amigo, al tiempo repetía en su mente aquella frase que parecía atormentar por demás, a quien se suponía debía darle igual, a menos que su «relación» con la pelinegra si fuera de importancia mayor... - ¿Habría motivo para hacerlo? - inquirió. Sesshomaru volvió a mirar a su amigo, frunciendo ligeramente el entrecejo con desconcierto - No lo sé - negó cruzándose de brazos – Nuestra relación siempre... - ¿Su relación? - inquirió su interlocutor, interrumpiendo una defensa que no tenia fundamentes certeros – ¿Alguna vez te has preguntado a donde los lleva lo que ambos están haciendo? - Sesshomaru bajó la mirada, y cubriéndose la boca con su palma, movió a diestra y siniestra la cabeza, como signo de negación. Inuyasha posó su propia mano sobre la otra de su amigo, que permanecía inerte sobre la mesa, a un costado de la taza – Tal vez Kagome si lo este pensando - marchitó con sus palabras la idea en Sesshomaru de que sus pensamientos fueran erróneos y que en realidad esa hermosa joven y él estaban tan bien como al principio – Tú estas casado, Kagura y tú son felices ¿O no? - Quizá... - respondió con monosílabos siendo apenas audibles, algo que activó aún más el factor de la duda en el otro peliplateado. - ¿La amas? - los parpados de Sesshomaru se abrieron unos milímetros en un ademán sorprendido - Claro que sí, es mi esposa... - A Kagome... - corrigió Inuyasha permitiendo que en su faz se mostrara seriedad. Sesshomaru llegó a un estado en el que el vaso no podía más con la capacidad que el líquido le exigía, llegando a desbordarse - Más de lo que crees - reveló con abatimiento. Sus labios se curvearon, entreabriéndose, expulsando una mínima cantidad de aire que produjera algún efecto tranquilizante, sin conseguirlo - Sesshomaru, amigo, tú y yo nos conocemos incluso desde antes de que pudieras tener una relación con Kagome ¿No es cierto? - Sí, se podría decir que hemos sido amigos toda nuestra vida - Cuéntame entonces la razón por la que terminaron. Dime cual fue el factor que determinó que ustedes dos ya no podrían estar juntos - silencio fue la respuesta, quizá demasiado difícil de entender o muy complejo de explicar - Es que... - Sessh, no entiendo por qué dejaron de salir - insistió desesperando a su interlocutor, quien apretó los puños sobre la mesa y subió el tono en su voz - Yo tampoco. Te lo juro que no sé por qué ella y yo dejamos de tener algo, y por qué nos convertimos en amantes - Inuyasha le hizo señas con las manos para que se calmara, moviendo ambas palmas hacia abajo. Sesshomaru se dio cuenta que se había puesto en pie repentinamente, siendo presa de alguna alteración involuntaria, casi descrita como impotencia. Cabizbajo volvió a tomar asiento, musitando una débil disculpa para su amigo, quien le sonrió, reconfortándole. - Te voy a decir una cosa, si tanto la amas más te valiera pelear por lo sientes y tratar de arreglar este asunto hasta saber si ella te corresponde o sólo esta contigo porque busca una simple aventura... - Ella no es... - Si, quizá no lo sea; pero es mejor estar seguros. -:-:-:-:-:-:-:-:-:- Un sobre en sus manos y sonreía. Un fólder color crema con una cinta roja alrededor de un circulo que le servía de broche, podría ser la llave a su felicidad o a soportar por más tiempo la relativa indiferencia de quien representaba sus sueños y fantasías materializados en un solo hombre. El contenido de aquél documento podría ser la llave que cambiara la vida de ella y de la persona que tanto amaba, quien se profesaba desde hace algún tiempo como suyo tan sólo porque un escrito lo decía. Y ese estado que su cuerpo experimentaba, al que su sistema nervioso la incitaba a temblar, le gustaba, porque unas simples palabras contenidas en esa hoja en blanco que sostenía con las manos, con una respuesta afirmativa, le asegurarían el retenerlo de por vida a su lado aunque él se cansara; si era certero su estado, no podría negarse a sus demandas... -:-:-:-:-:-:-:-:-:- El corazón le latía apresuradamente luego de haber corrido escaleras arriba, tan sólo para que el editor no lo despidiera. Con las manos aún ocupadas por bolsas y un fólder negro, se desplomó completamente detrás de su escritorio, exhausta. Liberó sus manos de la carga y las entrelazó en su regazo, al tiempo que apoyaba la cabeza hacia atrás en el respaldo del sillón. Los parpados cubrieron enteramente sus orbes, mientras su pecho dejaba a paso lento de hincharse repetitivamente. Se sentía cansada, con el cuerpo adormecido, ignorando cualquier orden de su propio amo, cayendo en un abismo de frustraciones y pensamientos sin solución... - Kagome… - escuchó su nombre resonar en las profundidades de sus tímpanos, subiendo de forma acelerada hasta su cerebro, donde rebotó haciéndole captar quién era el propietario de dicha identidad. - ¿Eh? - abrió los ojos con pesadez, casi jurando que un segundo más y no podría haberlo hecho. Su cuerpo permanecía aún sobre el sillón, más la cabeza se había despegado del respaldo mientras trataba de distinguir a la persona delante de ella –¿Miroku? - No luces muy bien... - Ya sé que no soy tu tipo, pero no tienes porque... - el pelinegro había posado el dorso de su mano sobre una de las mejillas de la chica, procediendo enseguida a realizar la misma operación con la otra hasta sentir algo que confirmara sus sospechas – Me lo temía - sus labios se fruncieron después de sentenciar lo que seria una mala noticia – Kagome, será mejor que te vayas a casa - Ella trató de incorporarse, pero la verdad era que sus músculos no respondían - Estoy bien - no tenía idea del momento en que su cabeza parecía palpitar, haciendo presente una punzada a la que no quería prestarle atención, aunque esta se empeñara en llamarla - Sabes que no lo estás, vamos - la tomó por el brazo, ayudándole a ponerse en pie y dirigirla hacia el elevador – Hablaré con Jakotsu para que te deje ir a descansar... – Kagome se paró en seco, oponiendo aún resistencia con las plantas de los pies - ¿Estás loco? Tengo que terminar mi artículo para mañana. Una columnista no puede darse por vencida - Miroku frunció el ceño y se cruzó de brazos - Supongamos que es cierto tu necio comentario ¿Cómo escribirás lo de la semana que entra si no te repones? - Yo... - Nada, te irás de inmediato a casa y no se hable más del asunto - volvió a tomar su brazo y la sacó de la oficina, procediendo enseguida a tomar sus cosas para ayudarle a tomar un taxi. -:-:-:-:-:-:-:-:-:- Había recibido una llamada de su buffet de abogados, pidiéndole que fuera porque un amigo de antaño deseaba saludarlo; y aunque fuera absurdo citarlo en un lugar donde nunca se había parado, creyó que aquella idea no era del todo descabellada. Así que ahí estaba, caminando por las calles de aquel barrio buscando un nuevo restaurante donde su misterioso amigo le había citado. Consultó su reloj de pulso tan sólo para comprobar que se le había hecho tarde, y que aún le faltaba recorrer más de la mitad de la calle, para llegar a su destino. A mitad de la acera, frente al restaurante donde se suponía su amigo lo iba a esperar, había un hombre vestido con un traje en forma de emparedado - Que gracioso - dijo en voz alta la castaña, atrayendo la atención del disfrazado, quien dio un giro de ciento ochenta grados sobre si mismo, encarándole - Cómeme - aquellos monosílabos sonaban rasposos y con un acento lo bastante extraño, como para que pensara lo peor de aquel disfrazado - ¿Disculpa? - Cómeme - repitió acercándose un paso. Yuka retrocedió - Depravado... - gruñó pasándole de largo, sin recordar que un viejo amigo le estaba esperando en aquel restaurante. -:-:-:-:-:-:-:-:-:- Una mata de cabellos negro azabache sobresalía por el borde de la cama. La propietaria de dicha melena se encontraba tendida en cama recuperando unas fuerzas que por el trabajo, presiones y cavilaciones, había desgastado El sonido del timbre le taladró la cabeza, avivando la jaqueca ya de por si insoportable. A regañadientes y paso lento, hizo palanca con los antebrazos apoyando las palmas en la superficie blanca y suave del colchón. Percibiendo, gracias a las manos, a tientas, caminó en dirección hacia la puerta donde el sonido del timbre se hizo aún más persistente - Ya voy... - gruño con molestia, maldiciendo el que por cada movimiento muscular, sus fuerzas se drenaran. Descansó el cuerpo en la puerta tan sólo unos breves instantes para recuperarse, justo en el momento que su pupila chocolate se enfocaba en el orificio circular de la puerta hasta identificar quien la “molestaba”. Pese al calor que adornaba sus pómulos, matizándolos a un tono carmesí, subió hasta su rostro una nueva marca de timidez al observar la figura fuera de su puerta de quien le robaba el sueño y que con su sola presencia la revitalizaba. Un temblor se hizo presente en la zona torácica siendo una consecuencia a la emoción de la que su corazón era victima. - ¿Sesshomaru?... ¿Qué haces aquí? - odió la sonrisa que adornó su boca, seduciendo al peliplateado a besarla, quien contuvo el frenesí deseo, mordiéndose un labio. El hombre levemente empujó la puerta entreabierta, estableciendo un mayor contacto entre su cuerpo y el de Kagome, pegándola contra la pared - Tenía que verte... - susurró con los labios tan cerca de los apetitosos labios de Kagome, como para tomar eternamente su aliento. Prisionera por los brazos Sesshomaru, siendo su cárcel de perdición, por efecto involuntario su cuerpo se estremeció como el violín al ser tocado con vehemencia - Es muy arriesgado que estés aquí... - advirtió en el mismo tono bajo oculto para el mundo, secretamente para Sesshomaru. Se permitió gozar de oscuridad y sentir con mayor facilidad la calidez que embriagaba su alma y sentidos, con la cercanía de aquel hombre - ¿Estás sola? - preguntó su amante rozando con afecto la punta de ambas narices - ... S-si… - Entonces no hay problema - convencido sonrió y resbaló aquella parte de su cara que tenia un mínimo contacto con la de Kagome, hasta la mejilla, logrando por segundos que sus pómulos se rozaran, estando a la par, y que Sesshomaru percibiera el estado grave de salud en la pelinegra – Kagome, ¿estás enferma?- inquirió separándose para palpar con el dorso de sus manos el rostro de su amante , y regalarle inconscientemente, un mar de emociones a ella. - No es nada por lo que debas preocuparte... - respondió abriendo los ojos sin importarle lo cerca que el peliplateado estuviera de su ser. - Claro que lo es - le sonrió por última vez antes de cerrar la puerta con una mano libre, y acercarse lo suficiente a Kagome que esta por reflejo de emociones tuvo que cubrir los ojos con los parpados, sorprendiéndose enseguida por el agarre en la espalda y detrás de las rodillas, que tenia como una única explicación el que Sesshomaru la llevaba en sus brazos hasta el lecho, compartiendo un beso tan suave y tímido, que parecía pedir la autorización de cada labio para entreabrirlo y ser recibido por el músculo gustativo que era custodiado por aquella cavidad. Primero los glúteos reposaron sobre el colchón, seguido por el resto del cuerpo, que depositado fue con sutilidad, por él. Kagome no deseando que aquél contacto entre ambos se dispersara, atrajo un poco más al peliplateado tomando entre sus dedos el saco gris que portaba hasta hacerlo caer encima suyo, permitiéndose ser prisionera una vez más por los brazos de su amante. Si al menos pudiera expresar con palabras lo que su corazón no se cansaba de profesar con el palpitar, seria aún menos doloroso tener que romper con el contacto, sabiendo que esos labios que tantos besos y secretos escondían, degustarían el paladar de alguien más, al que por derecho ya le pertenecía - Lo siento... - se disculpó Kagome virando el rostro hacia una mesita de noche donde reposaba una lámpara, fingiendo poner atención a todo cuerpo visible, exceptuando al hombre cerca suyo. - Tranquila, sólo preocúpate por descansar - juntó los labios curveados contra la mejilla caliente y aún sonrosada de Kagome, depositando de esta manera, el beso más dulce nunca antes compartido... Al sentir el cuerpo de Sesshomaru deslizarse a un lado del suyo, quedando acostado en la misma cama, Kagome se movió hasta quedar de frente con él, cediendo a los impulsos de su ser por establecer una mayor cercanía; y ahora su faz era escondida de la intimidante mirada gris de Sesshomaru, por el pecho de este último. El peliplateado resguardó con un abrazo a su amante de cualquier tormenta febril que osara atracarla y empeorar su estado, estando consiente de que por muy a gusto que en aquél lecho se encontrara, tendría que abandonarla para cumplir con una difícil labor fingiendo amar a alguien que ya no reposaría en sus brazos. Así que Kagome le brindaba un espectáculo digno de recordarse... Y al tenerla en sus brazos, no evitó el que a su mente llegara una estrofa de una canción que unos cuantos años atrás, definía correctamente lo que Kagome y Sesshomaru sentían... aunque fuera secreto... I've tried to hide it so that no one knows But I guess it shows When you look into my eyes What you did and where you're coming from I don't care As long as you love me, baby Y que para “desgracia” de ambos, aquél suceso parecía volver a repetirse...
Re: Infidelidades [Sessh/Kag y otras parejas] Kagome cayo enfermita, pobresita de ella u.u Me hizo gracia el comentario con el que se refirio a Miroku " no soy tu tipo..." xD Parece que ambos tienen el mismo problema, se aman, pero no pueden estar juntos, solo como amantes. Debe ser muy triste y desesperante entregarte a otra persona que no amas o,o Bueno, Sesshoumaru no puede quejarse, tecnicamente se consiguio alguien parecido a su amor x'D Si, te has tardado, pero estas perdonada por la calidad de la continuacion :D Nos vemos en la siguiente =)
Re: Infidelidades [Sessh/Kag y otras parejas] Ok... sé que una disculpa no basta para mi demora, pero estuve de vacaciones lejos de aquí, y lo que menos hace uno al ir a otro lugar es estar en el PC XD El capi lo tenía listo, y como llegué ayer de mis vacaciones, lo subo hoy. Espero les guste. Besos! Al desnudo Había pasado tanto tiempo desde la última vez en que pudieron reposar con paz en el alma, compartiendo la misma cama, sin el temor de ser reprendidos por su mal actuar. As long as you love... Y es que pese a los esfuerzos por frenarse a disfrutar de aquél banquete divino, la piel de ambos amantes no podía negarse o inmutarse ante su cercanía; puesto que el tacto era tan vital como el oxígeno para hacer combustión, o el aire para respirar. No obstante, los peligros de aquella experiencia se representarían en el alba, cuando Kagura descubriera que Sesshomaru no se había parado en su hogar, ni siquiera para dormir. Although loneliness has always been a friend of mine, I'm leaving my life in your hands Por esa noche, cuando el hombre, en un susurro, le imploró permitir disfrutar la calidez de su lecho, al menos por esa luna, una Kagome bastante abochornada aceptó, siendo este su único remedio curativo. Lo que prosiguió, fue una oscuridad como pocas, donde no sólo tuvo lugar el mismo ritual de sexo por el que siempre debían esconderse, sino una jornada llena de frenesí en que las caricias y besos se convirtieron en la mejor medicina para la pelinegra. People say I'm crazy and that I am blind Risking it all in a glance Por la mañana, en el instante que con pesadez abrió los ojos, dándole un «buenos días» a su amor secreto con un gesto de labios, Sesshomaru supo que el regaño que vendría por parte de su cónyuge, no bastaría para borrar la experiencia de anoche. - Bienvenida a la vida... - apoyó la frente sobre el flequillo de Kagome, pegando a su cuerpo al de ella a través del agarre ejercido por sus extremidades. Las piernas buscaron un lugar donde colocarse, entrelazándose con las de su amante. And how you got me blind is still a mystery I can't get you out of my head Kagome agradeció que los ojos de Sesshomaru estuvieran cerrados, o se hubiera percatado del sonrojo que marcaba su semblante. Deslizó el rostro hasta que sus labios se apoyaron sobre la yugular del peliplateado, donde depositaron algunas partículas salivales. Don't care what is written in your history As long as you're here with me Por efecto placentero, Sesshomaru ladeó la cabeza, dándole mayor libertad a ella y dándose oportunidad de percibirla en toda extensión de emoción. Kagome se apoyó en sus brazos para rodar su cuerpo hasta sentarse sobre el vientre del causante de cada vibración cardiaca, quien le recibió con las manos a un lado de sus caderas, apresándolas y que no se apartara. I don't care who you are, Where you're from, What you did, As long as you long me Kagome ignoró todo pensamiento alusivo a Kagura o a Hoyo, incluso el “trágico pasado” de ambos, cambiando cualquier tipo de información por una orden de su cuerpo. Every little thing that you've said and done Feels like it's deep within me Deleitó su papila con el sabor de es piel nívea, haciendo vibrar a su amante, con el recorrido por parte de sus manos y cualquier parte ansiosa, nuevamente, por probar al peliplateado. I don't care who you are, Where you're from, What you did, As long as you long me Sesshomaru sin más se dejaba llevar hacia el paraíso, compartiendo tantas emociones con ella, como estrellas tiene el firmamento, con cada nuevo beso que daba pauta para una caricia más y suspiros nacientes, que otorgaban forma al deseo y necesidad mutuos. I've tried to hide it so that no one knows But I guess it shows When you look into my eyes En el momento cúspide de aquella reveladora entrega, el dueño de una mirada plateada pedía a la pelinegra consentimiento de rebosar en sus adentros, el cual le fue otorgado por un movimiento vivaz por parte de las caderas que ya apresaba, como signo afirmativo; ocultando su amor con acciones, entre jadeos y besos… compartiendo el aliento faltante, con un vaivén iracundo... concluyendo el fluido de emociones, con una descarga de deseo en el interior de Kagome. What you did and where you're coming from I don't care As long as you love me, baby -:-:-:-:-:-:-:-:-:- Tras el fracaso obtenido y la negativa con respecto a sus deseos, en aquél sobre amarillo se encontraba su esperanza. La única salida para descubrir el extraño comportamiento de Sesshomaru, y la ausencia esa noche, acaecía la contratación de un detective privado. Alguien que le siguiera como un perro, o como una sombra sagaz, lista para desenmascarar el más frío engaño. Aquél hombre le miraba con deseo, comiéndose su cuello con los ojos que tenía por edenes. Y cómo no hacerlo, si ese ente se convirtió en su amante. - ¿Me lo dirás? - inquirió la mujer con un gesto soberbio. El sujeto bajó del escritorio que le había servido de asiento, acercándosele cual lince, y tomando su pierna con una mano crispada por el apetito, contestó. - Ya sabes el precio... - para cualquier persona cuerda, aquél fulgor dentro sus orbes esmeralda delataría a un pervertido sexual. - No en horas de trabajo - y despegó aquella mano de su pierna con un movimiento. - Salgo en cinco minutos - dijo con un levantamiento de cejas bastante provocativo. Kagome observó sus cabellos negros y el tono níveo de su piel que en las noches de frenesí, a carmín matizaba. - Eso no lo estipula el reglamento - se excusó ladeando el rostro, a lo que su acompañante respondió con un beso en la mejilla. - Son las ventajas de ser tu propio jefe - aquél comentario le arrancó una sonrisa a la mujer. - Siempre tienes algo que decir ¿Verdad Naraku? - permitió que el pelinegro le besara, incluso que hurgara entre su ropa con éxtasis. - Claro que si preciosa... te diría incluso que la luna es de queso, con tal de complacerte - desabrochó un botón en la blusa de la presa, mientras sus labios se comían su cuello, haciendo hincapié a la aspiración que lo quemaba por dentro, con cada beso - ¿Me dirás lo que averiguaste sobre Sesshomaru? - El personaje de ojos verdes gruñó por lo bajo. Respingo sabiéndose derrotado, en tanto se levantaba del sillón y andaba hasta detrás del escritorio de roble. Le echó una ultima ojeada a su amante, antes de tomar una llave de bronce y abrir el cajón - Ahí esta todo - arrojó sobre la superficie pulcra, un fólder negro con el apartado «Confidencial» en la portada. Kagura se acercó, tomó los documentos entre emociones confusas y sonrisas, quizá falsas – Santo y seña de los lugares que ha visitado, las personas con las que se ha relacionado, y fotografías de estas mismas. Son datos irrefutables de los casi siete años anteriores - al escuchar este último informe, el semblante de la mujer perdió un poco de color, mas su empeño en averiguar lo que hubiera durado tanto no se aminoró. Con desesperación sacó todos los papeles, repasando con un rápido vistazo todas las huellas que delataban a su marido como un infiel. Y la expresión de terror se acentuó en el momento que identificó a la mujer que le arrebataba a su marido, y que era su más acérrima enemiga... - Cariño... - la llamó Naraku – Si te apetece, podemos ir en su búsqueda - ofreció con una sonrisa maliciosa - ¿Están... juntos? - la voz se le iba... y no era lo único... - Si, pasaron la noche en el departamento de ella... Kagura no permitió una palabra más. Tomó un objeto plateado del escritorio y se precipitó fuera de la habitación, con un pelinegro bastante complacido siguiendo sus pasos. -:-:-:-:-:-:-:-:-:- Por olvidarse de tomar algunas precauciones, una de las personas que menos hubieran deseado les había encontrado juntos... No precisamente en el acto, pero si a medio vestir, por la imprudencia de dejar tirada una prenda íntima a las afueras del cuarto de baño donde Sesshomaru pretendía ocultarse. - Podemos explicarlo... - trataron de excusarse al mismo tiempo, bajo la mirada amenazante de Kikyo. - ¡Eso justamente quiero que hagan! - alzó el tono de su voz. Apoyó los dedos níveos sobre su frente y comenzó a tamborilear sobre esta, exasperada, tratando de sacar aquél sentimiento en su propio caminar – Dioses... - comentó suspirando a modo de no perder en su totalidad la calma – No estoy para estas emociones... creo que me moriré aquí mismo... - fingió un tono quebrado en su voz, dramatizando, exagerando la situación. Sesshomaru rodó los ojos. - No seas tan... - Cállate - advirtió con un gesto de manos – A ti menos que a nadie quiero oír. - Escúchanos... - pidió Kagome previamente a que su amante respondiera. - ¡Y te casaste con una de mis mejores amigas! - gritó en tono ofendido a Sesshomaru, ignorando a Kagome, a lo que esta preguntó de igual forma. - ¿Y yo no soy una de tus mejores amigas? - lanzó una exclamación suplicando ayuda divina, para luego continuar con su tragedia, una peor que la griega. - ¡Oh, no! ¡Estoy entre la espada y la pared! - Se dejó caer con pesadez en la cama, mirando el techo como si de pronto hubiera muerto. Si por alguna cuestión Kagome había querido imponer un muro del silencio frente a ella, ahí se materializaba la certeza de sus suposiciones: Kikyo no toleraría saber que Sesshomaru engañaba a una de sus amigas con otra de mayor cercanía. Kagome se sentó a su lado, tomándole la mano y sonriendo a modo de disculpa. - No podré aparentar frente a Kagura - respondió mortificada, mordiéndose un labio como lo hacia cuando algo le preocupaba mucho. - Tendrás que hacerlo... - habló en tono bajo; no obstante, a los oídos de su amiga no les pareció tal solicitud. - ¡No me pidas eso Kagome! - gritó de nuevo como respuesta, más escandalizada que la ocasión en que se habló de las pruebas de sida de Ayame. - Kikyo, lo sentimos, es que... - Momento... - interrumpió Sesshomaru a su amante, asiendo su brazo para que no siguiera a su amiga a cualquier lugar donde pretendiera esconderse y meditar – Yo no me arrepiento ¿Tú si? - Ella le miró a los ojos. - Sabes que no... - respondió con una sonrisa débil. El peliplateado sonrió y pegó sus frentes antes de besarla. Kikyo solo resopló. - ¡Increíble! - volvió a subir el tono, asustando a ambos – Vengo a hacer un servicio social al visitar a mi gran amiga porque supe que esta enferma... ¡Y ME TOPO CON ESTO! - Sesshomaru tomó la mano de Kagome, entrelazándola, mientras ella bajaba la mirada apenada. Kikyo volvió a emitir otro sonido de fastidio, hasta percatarse de que su prometido -parado junto a ella con los brazos cruzados-, sólo como espectador, no abría la boca ni para estar en desacuerdo – Y tú... ¿No dices nada? - Inuyasha se sobresaltó - ... - pero ninguna gesticulación como respuesta. - ¿Ya lo sabias? - indagó su futura esposa, a lo que este respondió con una sonrisa enteramente nerviosa. - Amor... es que... - Yo te mato Inuyasha... juro que lo hago - El amenazado retrocedió. - Por dios Kikyo, cálmate. - Si sabes lo que es bueno, no te metas Sesshomaru - gruño la reprendida. Las cosas se complicaban con cada palabra. Inuyasha suspiró derrotado. Tomó a su novia por la muñeca y la jaló hacia la salida. - Nos vamos - dijo decidido - ¡Yo no me voy hasta...! - He dicho «Nos vamos», Kikyo. Y a menos que tengas alguna objeción, no tengo problemas en llevarte sobre mi hombro - esa mirada y el tono intimidaron de sobremanera a su prometida. Resopló. Caminó en dirección a Kagome, rodeándole con sus brazos por arriba de los hombros, despidiéndose con un suave beso en la mejilla, antes de pasar de largo frente a Sesshomaru con un gesto desdeñoso, y abandonar el departamento seguido por su novio. - Te espero afuera – le dijo este, previo a salir tras su pequeña fiera. - Gracias... - susurró Sesshomaru abochornado. Al terminar el altercado, las orbes del peliplateado volvieron a admirar la agraciada figura de Kagome. Perpetuaron un beso compartiendo sus labios, al tiempo que con las extremidades la cargaba y depositaba sobre el colchón. Cubrió su cuerpo con las mantas y deslizó el flequillo negro hacia un lado, para besar esa parte descubierta en su rostro. - Cuídate, no me gusta verte enferma - Kagome suspiró sobre su cuello, con los ojos cerrados, extasiada. - Créeme, no es grato estarlo; pero si tú estas conmigo esto es más llevadero - Sesshomaru bajó la cabeza, buscando la mirada chocolate de quien le era de mayor importancia que la propia Kagura. Y si sus pupilas pudieran contar las cosas que el corazón se atrevía a guardar, el dolor de separarse, podría resistirse. Kagome dejó que se marchara, pese a que un vacío le calaba en el alma. Pasaron unos escasos minutos hasta que el timbre anunció la presencia de «alguien», fuera de su puerta. La pelinegra sonrió divertida, pensando en la posibilidad de que alguno de sus amigos o tal vez su mismo amor secreto, hubieran decidido regresar. Descubrió su cuerpo de las mantas, sin colocarse alguna bata; sólo con su polera y el short que había vestido para andar. Sin mirar antes de abrir, se permitió sonreír antes de permitirle la entrada. Sus parpados se replegaron en dirección hacia las cejas, mostrando dos pupilas sorprendidas, horrorizadas. Los labios le temblaron y el rostro perdió de a poco su color normal, incluso el rubor adquirido al imaginar la presencia de Sesshomaru se drenó. Trató de tragar... se volvió imposible... Quiso hablar y preguntar... La extraña nada le permitió. Sacó un objeto plateado y lo colocó en la yugular de Kagome. Todo se volvió confuso... Los términos se tornaron incorrectos... Algo escarlata goteó en su playera blanca, manchando a la par el muro cielo, cuando este se apoyó para no caer; no obstante, el resultado fue nulo y terminó en el piso, perturbada, con una vida que ya la estaba abandonando a través de algunas moléculas... Continuará...
Re: Infidelidades [Sessh/Kag y otras parejas] Buenas noches (dìas o tardes), pasè por este fic y de un tiròn lo he leìdo, me sorprenden las actitudes de todos, con personalidades opuestas por asì decirlo, pero no por eso deja de ser interesante la historia, me has dejado intrigada con el final de este cap. lo admito, espero que Kag no se muera y Kagura reciba su merecido, no que sea fanatica de las infidelidades pero creo que Sessh y Kag merecen ser felices, deben pagar en cierta manera los errores cometidos pero no con la vida, despuès de todo el ser humano se equivoca por naturaleza. Que llegue Sexymaru al rescate por favor... o Sango o quièn sea pero que impida esa tragedia... en fin... esperarè a ver que sigue... Ciaito!!