Contenido oculto Es para la actividad "Trozos de corazón" espero que sea de su agrado C: Una peliazul de cabellos largos y sedosos dormía plácidamente. Las gotas de lluvia empañaban el cristal de la ventana, y su sutil sonido era realmente pacífico. Abrió los ojos con fatiga y se estiró. ¿Qué hora era, qué día? miró directo hacia su calendario y lo recordó. ¡Era el cumpleaños de Kaito! ¿Cómo pudo haber olvidado dicho día tan importante? Y más si ya llevaban cinco años de noviazgo. Recorrió toda la habitación mientras buscaba con qué vestirse, no era una ocasión cualquiera: era especial e importante. Entró a la ducha y se dio un baño rápido, salió con su albornoz de algodón y secó su cabello. Decidió ponerse unos shorts y una camiseta azul, se aplicó rímel en las pestañas y salió a toda prisa. Caminó por algunos de los centros comerciales de la ciudad en busca de algo que le gustara a su novio... ¿qué podía ser? no sabía bien qué comprarle. "Lo mejor sería comprarle toneladas de helado" —pensó para después soltar una carcajada. Al final se decidió por comprarle una chaqueta azul de cuero, no estaba segura, pero al fin de cuentas un regalo era un regalo ¿no? En ese entonces llamó a Rin, aún había tiempo de hacer algunos preparativos. —¿Hola? —era una voz masculina, al parecer su novio había atendido el teléfono. —¡Hola, Len! Me gustaría hablar con Rin, ¿podrías pasármela, por favor? —pidió ella con amabilidad. El rubio asintió y le pasó el teléfono a la chica. —¡Hola, Miku-nee! —saludó la rubia a través de la otra línea. —Hola, Rin. Necesito un favor tuyo —ella le explicó lo sucedido a su amiga, y ésta le dijo que con suerte ellos tenían un salón donde podrían realizar la fiesta, que Meiko conseguiría además los preparativos. Se sintió aliviada en ese entonces. Meiko compraría los preparativos, y ella conseguiría la comida. Pastel, chucherías, y claro: el helado. Se haría un poco tarde mientras preparaban todo eso, así que la chica decidió enviarle un mensaje a su novio. "¡Amor, nos veremos en el salón de conferencias hoy a las ocho! Besos." Ella era algo directa, pero realmente quería darle una sorpresa. Ya con toda la comida, llegó hasta el salón y guardó las cosas. Ayudó a Rin a limpiar, a Meiko a decorar y a Len con la música. También debían invitar gente, por lo que no dudó en invitar a Luka, también invitarían a Teto, Neru y Haku, y a todos sus conocidos. Ya lo tenían casi todo, pero eran las siete y aún no se habían vestido. La chica se dio un baño con velas arómaticas, salió y se arregló. En esa ocasión se podría un vestido ligero de color azul oscuro, llevaría el cabello suelto y su maquillaje no sería en abundancia. Todos en el salón se veían muy bien, elegantes y sencillos. Su mejor amiga: Meiko, llevaba un vestido strapless rojo, y unos zapatos de taco no muy altos. De inmediato ella se le acercó y decidió saludarla. —¡Meiko, qué bien te ves! —halagó ella rodeándole la cintura con sus brazos, un gesto de cariño. —Ah... ¡Miku, tú también! —le dijo ella sonriendo—. Kaito aún no ha llegado, ¿eh? —Jaja, siempre se retrasa. Pero ya es algo normal de parte de él —dijo con una sonrisa de oreja a oreja. —Sí... —Miku notó un pequeño rubor en las mejillas de la castaña, eso le confundió pero no le tomó mucha importancia. Ya todo estaba listo, las decoraciones, el ambiente, la música, la comida... ahora faltaba el cumpleañero. Apagaron todas las luces y detuvieron la música, se escuchaban pasos desde afuera, ya que el piso de madera pulida a veces chirriaba. El peliazul abrió la puerta confundido, de inmediato las luces se encendieron y todos saltaron gritando "¡Sorpresa!" Lo que le asustó al chico pero a la vez le alegró. —¡Feliz cumpleaños, cariño! —la peliazul lo abrazó con mucho cariño y le dio un beso en la mejilla. —¡Creí que se habían olvidado! —dijo Kaito sonriendo. —Eso jamás —comentó Meiko con una risita. Kaito la miró con mucho cariño y ambos se sonrieron. Miku sentía algo extraño, era como si ellos dos... —¡Piñata! —gritó Len y trajo una piñata con forma de helado. Kaito se puso una venda en los ojos y con algo de esfuerzo rompió la piñata. "Esto no parece una fiesta de adultos..." —Miku rió. Habían gozado en abundancia dicha celebración, 23 años no eran cualquier cosa. Ya casi todos se habían ido, Miku se lavó la cara y se miró en el espejo. Aún seguía preocupada, su novio parecía ser muy unido a Meiko. Bueno, era normal: eran amigos ¿No? Salió del baño y se dirigió a buscar a Kaito, el salón era algo grande, así que buscó por todos los alrededores. Desde la cocina, hasta la sala de descanso, y después revisó algunas de las alcobas de ahí. Pero entonces lo que vio la dejó destrozada. —Kaito... —se tapó la boca con la mano. El hombre separó sus labios de los de la castaña. —Miku... Los ojos de la chica se empañaron, mientras los otros dos la miraban perplejos. No había nada que decir por dicha traición. La chica no quería creerlo, pero era así. —Miku... yo... —susurró Kaito y se acercó a ella. Pero ella se alejó, en un impulso la urgencia de correr se apoderó de su ser. Salió huyendo de aquél lugar y se encerró en la terraza. Arrojó sus zapatos al vacío y se puso de rodillas en el piso, mientras con sus manos cubría su rostro, avergonzada sintiéndose patética al llorar. Le había entregado su corazón, su amor, su confianza... ¿y qué había hecho él? La desgarró. La destrozó. Acabó con ella. Sentía que ya jamás podría volver a amar a alguien como lo amó a él, ya no quería vivir. Ahora, lo único que quedaba de ella... Eran trozos de su corazón.
