One-shot Incomparable/S.S/Riku

Tema en 'Mesa de Fanfics' iniciado por Monpoke, 9 Junio 2022.

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    Monpoke

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    Título:
    Incomparable/S.S/Riku
    Clasificación:
    Para niños. 9 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    2027
    Día tras día, yo no era más que un niño atrapado en una rutina. No una de diversión y alegría que sería de esperarse, no, sino una de trabajo duro y angustia continúa…

    Sin progresar…

    Sin aprender…

    Deseando renunciar y la vez continuar…

    Encerrado del mundo y limitado por habilidades mediocres, solo pude colocarme un único objetivo en mí confusión…

    Uno que me vi incapaz de incluso elegir…


    En un ritmo imperfecto, escuchó por los alrededores del centro de la aldea el habitual sonido de la madera impactando contra la madera.

    Una docena de golpes diferentes se escuchaban, producto de jóvenes que ni habían llegado a la adolescencia, ninguno tratando de seguir el ritmo del otro. Tal así, que da una escena de un desastre de organización que se puede estar llevando aquí.

    Yo estaba entre esos jóvenes, pero donde al menos cada uno tenía un ritmo propio, lo que yo producía se destacaba por ser desastroso y desorganizado. A un si está en medio de tal caos.

    Sostuve el bokken, que no era más que madera cortada de manera simple, ardía en mis manos, aumentando el dolor por cada balanceo que realizó contra el tronco enterrado en suelo.

    Continué en este llamado entrenamiento, realizando golpes imprecisos y secos, hasta que pronto…

    "¡Ah!"

    "¡Aaah!"

    "¡Aaaaah!". Mis propios gritos de frustración acompañaron el frenético ataque en contra del tronco. Llegando a incluso a olvidar lo básico de las posturas, no era más que el arrebato de una bestia salvaje.

    Perdiendo la paciencia y control, se fue formando una brecha más grande antes de cada golpe, la resistencia estaba llegando a su límite.

    El propio bokken en mis brazos se fue sintiendo más pesado de lo normal, pero, en un hecho contrario, cada golpe fue haciéndose más débil que el anterior.

    Haciéndome incapaz de mantener la espada en mano o respirar adecuadamente, detenerme era el paso a seguir.

    Y no lo hice. Seguí y seguí en una terquedad imparable que no escucha palabras o los mensajes del propio cuerpo exigido. Empujando incluso la fue de la cual ya no poseía en intentos de algún golpe devastador.

    ”... ¡Aaah!". Está vez, en lo que debió ser un centenar de balanceos, no se escuchó el choque del bokken acompañando al grito.

    Tirando la cabeza hacia arriba en molestia por la interrupción, encuentro al 'Maestro' deteniendo con una mano mí bokken.

    El hombre más alto me miraba cansado y molesto en su expresión, señal que he llegado a relacionar con que realmente prefiere estar en otros lugares en vez de aquí. O de estar atendiendome exactamente.

    "Una y otra vez lo mismo". Comenzó su oración habitual que he escuchado hasta el hartazgo.

    Prosiguió en reposicionar mí postura a aquella que nos ha enseñado, sin emitir palabra, yo me deje guiar fácilmente. Siendo tan solo un moldeable al contrario del desastre inquieto anterior.

    Terminando, sin ningún consejo o comprobar de que lo haré correctamente, se fue alejando en silencio. Dejándome totalmente solo con una postura que fui descuidando rápidamente.

    Todo pudo haber continuado de la misma manera esta tarde, dejando a cada uno totalmente desinteresado en el otro.

    Pero no resultó así, hoy decidió hablar en su retirada.

    "Entrenar niños carentes de habilidad y futuro. Tal trabajo es desagradable". Tal vez, creyendo no lo escucharía, no se molesto en ocultar el desprecio en su voz. "Solo les llegará la muerte".

    La desgana que tiene hacía mí no es ninguna sorpresa, en realidad es de esperarse. Alguien tan fracasado como yo simplemente le complica el trabajo, una pérdida de tiempo a la cual se ha rendido enseñar o agarrar afecto.

    Sus palabras, a pesar de venir de alguien a quien le tengo poca importancia, me irían por tratarse de la verdad. Una de la cual me esfuerzo en desmentir…

    Desmentirme a mí mismo…

    Al final, luego de todo el arrebato anterior, esta fue la última herida que pude soportar.

    Apreté la empuñadura hasta que los nudillos de ambas manos se volvían blancas y más insensibles de lo que ya estaban.

    Levanté el bokken hasta la máxima altura que mí brazos me permitían, inestable, mantuve esa posición.

    Mire hacia delante a mí objetivo. A un distorsionado como estaba por las lágrimas que se me fueron formando, lo reconocí.

    Temblando por el peso de la propia arma, en duda en liberar está frustración, permanecí quieto. Pasaron los segundos, dejando por esos momentos que las lágrimas me recorrieron el rostro y cayeran al suelo.

    "¡Aaaah!". Con lo último que le quedaba, lleve mí voz al límite. Seca y en dolor, grite. Grité como si mí vida realmente dependiera de ello.

    El mismo grito que he repetido varias veces hoy, está vez tomó un significado diferente. En la impotencia y debilidad que me encontraba, este fue un grito de liberación.

    De animarme a dar otro paso ante la duda de mí destino. Y me puse como meta dos objetivos infantiles, simples, lograr uno u otro decidirá mí camino.

    Baje el bokken con toda la fuerza posible, sintiendo incluso el sivar del aire que traería tal movimiento.

    El impacto del arma contra el tronco razono mucho más lejos que los anteriores, dejando ver la fuerza superior que llegue a aplicar en esta ocasión.

    Demasiada y a la vez insuficiente…

    Ambos permaneciendo intactos, la resistencia del tronco repelió el golpe y envió una sacudida a través del bokken hacía mis manos.

    Me vi obligado a soltar la empuñadura y caer de rodillas por el dolor que llegó a recorrer hasta mis hombros y espalda. Acuno ambas manos en mí estómago, un movimiento torpe dónde ninguna parece responder correctamente.

    Sollocé solo en mí propio dolor auto infligido, físico y emocional.

    El sonido de golpes se había detenido en todo el lugar, dejando solo y simplemente se escucharán mis llorosos. Tales que hubiera preferido tampoco llegaran a mis oídos.

    Pronto, unos pequeños murmullos de las personas a mí alrededor empezaron a tomar lugar. Eran inentendibles, o simplemente no desee darle forma a ninguna de esas palabras. Por qué, creyendo, yo era el objetivo de ellas.

    Dure unos instantes así, en debilidad, quieto al ser consciente de ser el centro de atención. Pronto, decidí estirar una mano inestable y sujetar la empuñadura del bokken nuevamente. El cual, para mayor consternación, permaneció intacto.

    Agarrado, me puse de pie y salí corriendo del lugar sin mirar atrás. Mucho antes de que alguien siquiera considere si debe acercarse o decidan hablar en voz alta, escape de ellos.

    Corrí lejos del espacio despejado en el cual entrenaba, juntos muchos otros niños y jóvenes, pasando a través de ellos sin darle una mirada.

    Escabullendome entre las calles y detrás de las casas que fueron apareciendo, desapareciendo de la vista de todo aquel que me dedique una mirada.

    Me aleje hasta casi al borde del pueblo, cercado por una pequeña y simple muralla de troncos, ahí, me detuve detrás de una pequeña construcción semejante a un almacén. Delante la muralla y detrás unas pared … estaba solo y fuera de la vista.

    Sentándome en el suelo, tome aire jadeando descontrolado. Me fui limpiando mí propio rostro de las lágrimas que seguían fluyendo, así como también de mocos iban encontrando salida.

    En dolor de mi propio cuerpo. En lágrimas y malestar provocado por inestabilidad emocional. Es así como permanecí, desahogando y dejando salir aquello que prefiero no compartir o mostrar. En soledad, solo deje pasar el tiempo.

    "¿Dirías que es un trabajo decente?". Una voz amable y profunda a la vez, se me dirijo. Sonando totalmente inconsciente de la situación por la cual estoy pasando

    Salte y me alejé de la pared por la sorpresa, y del hombre mayor que se había posicionado y sentado a mí lado sin darme cuenta.

    En una mano áspera y calluda, presentándola frente a mí, había una pequeña estatuilla de madera mal cortada. Daba la sensación de tratarse de un niño, sin muchos más detalles que la forma humana. Tratándose de lo único destacable, frente a su pecho hasta las caderas sujetaba con ambas manos lo que parece un gran espejo.

    En medio del espejo sin reflejo, había unas marcas en la madera que trazaron unos kanjis.

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    Mire entre la estatuilla presentada y la cara sonriente del hombre, perdiéndome entre la sorpresa del asunto y la pregunta presentada.

    "No se trata una gran obra, lo reconozco". Asintió para sí mismo antes de que yo le dijera una palabra. Sujeto con dedos fuertes la estatuilla y la fue girando, mirando con ojos expertos imperfecciones de su trabajo.

    Usando ese tiempo en que esté distraído, limpie mi rostro y ojos de las lágrimas en movimientos desesperados.

    Entre todos, este hombre, mí Padre. Está entre quienes menos preferiría que me vea así.

    Siguió observando la estatuilla, en total ignorancia de mis movimientos. Se que está fingiendo ignorancia, pero tal acto es uno que prefiero a la atención.

    Mire, habiendo limpiado mis ojos, hacía él y su trabajo. Dejando que nuevos pensamientos vayan tomando lugar a aquellos no deseados.

    "Es imperfecto, pero me es suficiente para darme por satisfecho". Dijo asintiendo para sí mismo, al mismo tiempo que vuelve a estirar la mano y ofrecerme la estatuilla.

    Captando el mensaje, estire una mano temblorosa y la recibo. Sintiendo con mis propios dedos los cortes irregulares que son los bordes y curvas. La estatuilla no era más que cientos de cortes planos que le dieron forma.

    Un trabajo amateur. De esperarse, considerando que esté no es su oficio. Solo un pasatiempo que tiene para 'mantener las manos ocupadas', lo que sea que eso signifique.

    Tal como está estatuilla, también es quien hizo el bokken que usó para entrenar. El cual, tampoco muestra demasiada diferencia en habilidad comparado con este trabajo más pequeño y complejo.

    Mí padre se me quedó mirando durante este tiempo, dejándome con mis propios pensamientos respecto al regalo.

    "Sea un oficio o un pasatiempo dedicado, es importante tener en claro a lo que aspiras. Debes ser consciente de lo lejos que estás dispuesto a llegar y el porqué". Hablo despacio, dejándome tiempo para entender sus palabras. "Mientras te complazcas a ti mismo, no es necesario ser maestro".

    "Riku, lo creas o no, vas encaminado en el arte de la katana". Entonces entendí aquello que trata de decirme. Desvié la mirada, mirando hacia otro lado.

    Pero, yo no lo creo. Estoy, estamos, aprendiendo a balancear un palo hasta que resulte en algo. Eso no puede ser el arte de la katana, sea o no sus primeros pasos, llevamos meses en esto…

    Es inservible. Y yo… no tengo talento o habilidad. Lo siento así, que no estoy llegando a ningún lado.

    Mí padre colocó una mano en mí barbilla, haciendo que mí mirada se vuelva a encontrar con la suya. "Olvídate de la katana si es necesario y piensa en lo que realmente quieres, ¿A qué aspiras lograr?".

    "Yo…". Abrí la boca rápidamente, casi soltando la frase que me digo todos los días.

    Pero me interrumpió.

    "No, así no". Continuó al interrumpirme. "Quiero oírlo desde el fondo de tu corazón infantil, olvídate de las responsabilidades y el deber que se te impuso".

    Me congelé. El deber, la responsabilidad… yo quiero ser fuerte, poder estar aquí y ser capaz de proteger al pueblo. A mí familia de lo que se cree un inminente ataque.

    Es lo que realmente quiero... Es lo que se es necesario convertirme…

    Tal vez, porque noto la duda en mis ojos, que siguió hablando. Sonriendo y con voz amable, colocó un brazo sobre mis hombros y me abrazó. "Puedes elegir, tu madre y yo estaremos orgullosos de nuestro hijo sin importar que. Piensa en ti, en nosotros o tu hogar, estaremos felices sin importar que elijas ".

    Me atragante, nuevas lágrimas saliendo de mis ojos. Me enterré en su abrazo, llorando.

    Entrecortado por el llanto, lo miré. Buscando mí propia y verdadera voz, le di una respuesta.

    "Yo… no lo sé".

    Y ese día yo no supe la respuesta. O en el día siguiente. Durante muchos años e incluso en el presente, nunca encontré una respuesta a su pregunta.

    Hasta ahora.
     
    Última edición: 9 Junio 2022
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