The Hunger Games Impacto del sonido

Bien, es mi primer escrito sobre HG no me maten, es para la actividad que organiza Fenix Wayne
Pire Bennet aquí está algo que sé querías leer desde hace tiempo, espero les agrade al menos un poco, me costó terminarlo y le hice demasiados cambios antes de publicarlo. Me disculpo si hay errores tuve que publicarlo rápido por falta de tiempo.
Sin más que añadir, aquí lo dejo.
Fui el post 100 de este foro, wiii~
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Impacto del sonido ​

Mi vida realmente no era algo de importancia, me daba igual lo que pasara conmigo si era por mantener a salvo a mi familia, la poca familia que me quedaba la mayoría había muerto ya en los juegos o en garras de los tiempos más críticos del distrito.​

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Fui la elegida en la cosecha como tributo, nadie se ofreció a tomar mi lugar, típico, no es algo que pase muy seguido. Aún así tenía la remota esperanza de que alguien, quien fuese, tomase mi lugar. Que fuese alguien que tuviese más oportunidades de vivir que yo; desgraciadamente, como ya dije, eso no sucedió y ahora debía presentarme ante los vigilantes y darles un espectáculo.​

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Mis músculos estaban tensos, sudaba frío y me temblaban las manos sin control alguno. Traté de calmarme un poco pero fue un intento fallido.​

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—Helm Legendre, distrito siete—hablé con voz temblorosa. Los vigilantes ni se tomaron la molestia de voltear a verme, siguieron en su desgraciado banquete. Mis nervios se desvanecieron de repente y una ira sin sentido se hizo presente en todo mi ser; apreté los puños y ahogué el mar de groserías que quise gritarles. Con paso lento me dirigí a tomar un arma, tomé unos trozos de metal del suficiente grosor para causar un daño algo considerable y lo suficientemente delgados para poder doblarlos, un par de cuchillos y una cuerda bastante gruesa. Trabajé un tiempo indeterminado en la creación de un arma eficaz, doblé trozos de metal, los amarré y desamarré cientos de veces, me ocasioné algunas heridas pequeñas. Al final opté por deshacer la gruesa cuerda en varias partes más delgadas, unas cinco u ocho en total. Até los trozos de metal que decidí doblar como una especie de gancho, uno o dos en cada parte de la cuerda, me aseguré de que no se soltaran con el movimiento o fuerza al sostenerse de algo.​

Al fin estaba lista para darles algo con sacarles la cabeza de su amado banquete.​

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—¡Voltean o los volteo yo!—grité haciendo que uno de ellos me mirara—, hablo con todos…—mascullé y lancé uno de los cuchillos hacia una tubería metálica gruesa, rozándola causando así un chillido irritante haciendo que el resto me mirara.​

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—A ver, haz tu demostración—soltó con voz arrogante el que se había volteado primero.​

Sonreí con total burla y lancé otro cuchillo hacia la tubería causando nuevamente aquel sonido.​

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—Cualquier cosa puede ser un arma, saben. Se puede matar con lo que se tenga a la mano—mencioné aún sabiendo que no me prestarían atención, tomé el arma que había creado, la moví como si se tratara de una especie de péndulo— , después de todo la creatividad nos puede salvar el pellejo—terminé de decir para luego empezar a girar mi arma improvisada, primero lento para calcular su peso, cuando logré sentir que era seguro continuar aumenté la velocidad de los giros para luego soltar parte de la cuerda que la sostenía y dar de lleno contra uno de los objetivos fijos. Era un simple saco relleno con arena.​

Tiré de la cuerda causando que los trozos de metal se clavaran en el saco, para luego volver a tirar de la misma con más fuerza y romper gran parte del saco.​

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—No es algo que sorprenda mucho—escuché que comentó uno en voz baja.​

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—¿No?—Les reté, nuevamente comencé a girar mi arma para luego lanzarla contra aquella tubería repetidas veces causando una serie de chirridos metálicos que subían a través de la tubería causando un eco hasta cierto punto ensordecedor.​

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En sus rostros vi una mueca de odio o quizás de asco. También podía no ser una mueca y ser su expresión natural, quién sabe, uno de ellos empezó a presentar un movimiento nervioso en sus manos y su vista se paseaba por los demás vigilantes y el banquete como tratando de procesar algo. Supongo que era uno de esos sensibles a los sonidos fuertes, típico.​

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—Tampoco es sorprendente que nada les cause algún tipo de emoción—comenté entre dientes pero lo suficientemente claro para que lo escucharan. Dejé el arma caer al suelo y los miré—. Gracias por su tiempo—Salí del lugar con paso firme, aparentando estar segura de mí misma.​

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Cuando estaba afuera apoyé mi espalda contra una pared y me dejé caer al suelo con el corazón latiendo con fuerza. Mi nerviosismo había vuelto pero al menos había logrado demostrar seguridad frente a ellos. Después de todo, seguir viva al menos por una noche dependía de que tan bien supiese jugar con el delgado hilo que sostenía mi vida a partir de ese momento.​