Explícito I'm feeling so fucking good right now [Gakkou Roleplay | Joey x Alisha | One-shot]

Tema en 'Mesa de Fanfics' iniciado por Amane, 2 Diciembre 2020.

  1.  
    Amane

    Amane Equipo administrativo Comentarista destacado fifteen k. gakkouer

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    Escritora
    Título:
    I'm feeling so fucking good right now [Gakkou Roleplay | Joey x Alisha | One-shot]
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Amistad
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    3205
    Título: I'm feeling so fucking good right now.
    Fandom: Gakkou Roleplay.
    Personajes: Alisha Welsh, Joey Wickham.
    Palabras: 2996
    Summary: "Nunca me cansaría de eso, ¿verdad?"
    N/A: ¿Estaba esto entre mis planes? no. Do i regret it? of course not. Gigi me dijo que no me controlase con los explícitos y por algún motivo me lo he tomado muy en serio, baia (?) | Contenido explícito: escenas de sexo heterosexual, y no creo que haya que aclararlo pero bueno, them kinky. Not too much here, but a lil' bit. | Well, no es la FUCKIING MASTERPIECE que tú has hecho pero algo es algo i guess (?) Gigi Blanche


    I just wanna get drunk right now
    I feel so damn alive
    I don't wanna come down
    I'm feeling so fucking good right now

    Nunca me cansaría de eso, ¿verdad? La música estridente resonando a mí alrededor, las luces de colores reflectando por todos lados, el calor asfixiante por todas las personas y la euforia después de haber bebido un poco demás.

    No importaba lo problemático que podía ser ese estilo de vida; no en esos momentos cuando lo único que mi cerebro tenía para procesar era la copa que me tomaría después o al tipo que decidiría comerme.

    A veces era un poco más fácil que eso, incluso.

    En cuanto la canción del momento dejó de sonar para dar paso a la siguiente, trastrabillé entre la aglomeración de gente hasta alcanzar la puerta del local y salir así a la calle.

    El aire frío de la noche me golpeó de llenó y sentí como toda la piel se me erizaba por el cambio tan repentino, pero no le di demasiada importancia.

    Me alejé de la puerta para no molestar a las personas que quisiesen entrar o salir y, cuando estuve a una distancia prudencial, saqué mi móvil del bolso, desbloqueándolo con dedos torpes. Me costó un poco enfocar la pantalla pero al final logré hacerlo y entré al último chat, comprobando el tiempo que había pasado desde la respuesta que recibí.

    —Hmpf —bufé, cerrando la aplicación—. Puntualidad británica mis huevos.

    —Eso es muy irrespetuoso, Ali-chan~

    Di un respingo al escuchar la voz de Joey apareciendo, literalmente, de la nada, pero antes de que pudiese girarme para recriminarle por el susto sentí un peso sobre mis hombros que me dejó algo pillada.

    Pestañeé un par de veces, enfocando su sonrisa burlona antes de girar la cabeza para comprobar de lo que se trataba.

    —Ah, mi chaqueta. Gracias, cariño.

    Qué tonta, si el único motivo por el que lo había llamado era para que me la trajese ya que el otro día me la había dejado en su piso.

    Bueno, no el único motivo, en realidad.

    —¿Te lo estás pasando bien? —preguntó, en lo que yo me colocaba la cazadora vaquera mejor.

    Lo miré después con una sonrisa y asentí con la cabeza un par de veces, bastante enérgica. Me correspondió con una expresión parecida y detallé entonces como sacaba un paquete de tabaco de su propia sudadera para encenderse un cigarro.

    Se dejó caer contra la pared y lo noté mirándome de soslayo, a lo que acabé acercándome un poco más hasta chocar con su brazo. No tardó, por supuesto, en mover el mismo y echarlo por encima de mis hombros para pegarme más a él y lo cierto es que lo agradecí porque, con chaqueta y todo, me estaba muriendo de frío.

    —Hey, Joey.

    —¿Hmm?

    Giré la cabeza hasta apoyar la barbilla sobre su hombro, alcanzando su oído para poder susurrarle.

    I’m going commando.

    Lo noté a la perfección, la sonrisa de depredador que se le formaba en los labios al escucharme y su mano deslizándose sutilmente hasta alcanzar mi cintura y atraerme aún más si era posible hacia su cuerpo. Me apreté un poco más contra él también, para que pudiese sentir mis pezones erectos —mayoritariamente por el frío, cabía aclarar— a través de la tela del vestido.

    —¿Ah, sí? —soltó en una especie de ronroneo bajo, haciéndome asentir con la cabeza—. So nasty, Ali-chan~

    Me encogí de hombros tras soltar una risilla, y no rompí el contacto visual en ningún momento, como si lo estuviese analizando. Como si no estuviese notando las yemas de sus dedos tanteando mis muslos en un intento de colarse en el interior del vestido y comprobar la veracidad de mis palabras.

    Fui más rápida, sin embargo.

    Atrapé su muñeca a apenas unos milímetros de conseguir su objetivo y entorné la mirada antes de inclinarme para darle un beso superficial, casi cariñoso y completamente anticlimático.

    —Not now, darling.

    Me separé de golpe, arrastrándolo conmigo al seguir sujetándolo de la muñeca, y me miró con una sonrisa divertida mientras volvía a llevarse el cigarro a los labios.

    Uhm… se había gastado un poco con toda la escena, qué pena~

    >>Mi abuela no está en casa.

    No hizo falta decir nada más, el chico volvió a engancharse de mí por la cintura y lo dejé liderar la marcha, que de todas formas se sabía el camino hacia mi casa de perfección. Era, de hecho, el único que lo hacía.

    —¿Y dónde está? —giré la cabeza para mirarlo, sin entender muy bien a que se refería en un inicio—. Grandma~

    —¡Ah! Granny ha ido a visitar a una amiga en Kioto, va a estar ahí toda la semana. Which means

    Ralenticé el paso entonces, pasando mis brazos alrededor de su cuerpo para atraparlo en un abrazo improvisado y mirarlo con ojillos de corderito… aunque de eso no tenía ni un pelo. Recibió mis ojos, sin embargo, con una ligera risilla y sentí sus labios sobre mi coronilla.

    —Le diré a Matty que vas a venir a comer estos días.

    —¿Te he dicho alguna vez que te adoro?

    —Todas las noches, preciosa~

    Bufé, separando los brazos de su cuerpo con algo de brusquedad, pero en realidad ahí quedó la cosa. No me liberé de su agarre y tras soltar otra de aquellas risas socarronas, volvió a acelerar el paso arrastrándome en el proceso.

    Seguimos hablando de cualquier estupidez, caminando de manera bastante irregular por andar haciendo el tonto y al final nos tiramos nuestro buen rato hasta que alcanzamos el barrio residencial donde vivía.

    Siseé en cuanto llegamos, porque joder tenía que ser tardísimo y estarían todos los vecinos durmiendo, pero no tenía que sonar muy convincente cuando mi propia risa me había interrumpido.

    Joey se me pegó a las caderas mientras intentaba abrir la puerta, haciendo la tarea solo un poco más complicada de lo que ya era, y al final lo conseguí, no sin antes tropezarme con la entrada y hacer que casi nos comiésemos el suelo los dos. Por suerte los reflejos del chico estaban en mejor estado que los míos y no tuvimos que lamentar bajas.

    Entramos y cerré la puerta tras de mí, aprovechando para quitarme los botines mientras Joey hacía lo mismo.

    —Espera aquí un segundo, cariño.

    Lo había guiado hasta el salón, para su sorpresa, y lo empujé hasta sentarlo en el sofá mientras yo me dirigía a la cocina. Tampoco opuso muchas quejas, el jodido.

    Aparecí no mucho después de nuevo, con unas cuantas cosas en las manos: una botella de tequila, un vaso para chupitos, unas rodajas de limón y algo de sal.

    Entraba algo de luz por las ventanas, el brillo pálido de la luna y la iluminación amarillenta de alguna farola, la suficiente para que pudiese distinguir sus facciones pero sin romper el ambiente íntimo.

    >>Tienes que entrar en calor, ¿verdad~? —murmuré, hincando las rodillas a cada lado de sus piernas pero sin dejarme caer del todo sobre su regazo.

    Sus manos no tardaron en colocarse sobre mis caderas, en un movimiento que juraría que era ya automático para él, y me miró sin perder la eterna sonrisa.

    Nunca hacían falta demasiadas palabras entre nosotros, y en aquella ocasión supe perfectamente que lo que tocaba era extenderle la botella y el vasito para que se sirviese el líquido mientras yo me dedicaba a mojar la zona del prominente escote con algo de saliva para poder repartir la sal y finalmente colocaba la rodaja de limón entre mis labios, a la espera.

    Había visto todo el proceso, estaba segura, porque ya me estaba devorando con la mirada, pero él era el primero que adoraba jugar de esa manera así que se conformaría con lo que le ofrecía.

    Por el momento.

    —Por nosotros~

    Levantó el chupito a modo de brindis, haciéndome soltar una risa baja, y no mucho después pude sentir sus dados presionando sobre mi espalda baja para acortar aún más la distancia entre nuestros cuerpos.

    De nuevo no fuimos capaces de romper el contacto visual, aunque tuve que obligarme a mantener los ojos abiertos cuando un escalofrío me recorrió la espalda al sentir su lengua recorriéndome la piel para tomarse la sal. Se tomó el chupito de una y volvió a acercarse para chupar el limón, quitándomelo y dejándolo caer para acercarse a mis labios.

    Me quedé ahí, con los mismos entreabiertos, a apenas unos milímetros de los suyos… pero me aparté en cuanto noté que pretendía romper la distancia por completo.

    Lo vi, la incredulidad que le cruzó el rostro, incapaz de disimular en primera instancia. Pero lo sabía, ¿verdad? Lo tenía que saber.

    Y su expresión se suavizó, recuperando la chispa divertida en sus ojos, haciéndome sonreír.

    Claro que lo sabía. Que lo había traído a mi casa, a mi territorio, y que lo aprovecharía para moverme a mi ritmo, que no le dejaría tener el control como siempre.

    Pero estaba bien, porque también le gustaba así de vez en cuando, al cabrón.

    Sentí como me agarraba la muñeca y volvía a buscar mis ojos mientras deslizaba la lengua por el antebrazo, repitiendo el proceso que había hecho antes con la sal y ni siquiera se dignó a usar ya el vaso, le dio el trago directamente a la botella y otra rodaja de limón se fue a la mierda.

    Dios, si es que estábamos haciendo un jodido desastre.

    —Último shot, pretty boy.

    Se sonrió, porque entendió que le estaba dejando vía libre para elegir otra zona de mi cuerpo. Aun así, parecía estar algo suave ese día y simplemente se hizo con uno de mis dedos para el proceso.

    Me dispuse a acortar de nuevo las distancias entre nosotros, queriendo besarle en ese momento, pero tampoco él se iba a dejar tan fácilmente, ¿verdad? Noté como presionaba el pulgar sobre mi labio inferior y lo miré, con algo de curiosidad, aunque no deseché su idea y abrí la boca para recibirlo.

    Después de unos segundos se separó, hundió el dedo en el bote de sal y una risa me vibró en el pecho cuando volvió a darme acceso para lamerlo. Acepté sin más, me llevé también la botella a los labios y me hice con la última rodaja de limón.

    >>Fucking mess we made… —murmuré, dejando la botella a un lado.

    Bueno, eso sería un problema de la Alisha del futuro. En cuanto volví a erguirme pasé la mano por su nuca, impidiéndole volver a escaparse de mí, y me incliné para devorarle la boca.

    Se dejó hacer sin mucha queja y no tardó en ladear la cabeza para dejarme colar la lengua en su interior. Me quité la chaqueta y la tiré por ahí, metiendo después las manos en la sudadera del chico para repetir el mismo proceso, lanzando la prenda a algún sitio al azar.

    Quiso aprovechar el momento para volver a intentar hacer algo con mi vestido pero volví a no darle oportunidad porque me bajé casi de un salto de su regazo y tiré de su mano para que hiciese lo mismo, pasando los brazos por detrás de su cuello para volver a lanzarme sobre sus labios.

    No me separé al comenzar a caminar hacia el exterior de la sala, ni siquiera cuando mi pie chocó con la botella y el repiqueteo del cristal resonó por toda la habitación. No le quedaba mucha bebida dentro tampoco, la verdad.

    Habíamos hecho el camino hasta el piso de arriba tantas veces que no fue muy difícil para ninguno de los dos repetirlo, aun con los ojos cerrados y completamente inmersos en el comernos la boca. Por si acaso, de todas formas, tanteé la pared mientras subíamos y una sonrisa se me coló en el beso cuando mis dedos chocaron con los de Joey.

    Acabamos por separarnos y solté el aire de golpe, soltando una risilla después.

    Enredé los dedos entre los suyos y tiré de su mano hasta guiarlo a mi habitación, empujándolo sobre la cama nada más entrar. Se quedó sentado sobre el borde y aproveché para apoyar una rodilla entre sus piernas, echando los brazos por sus hombros para comenzar a jugar con su pelo de manera distraída, mirándolo con una sonrisa.

    —¿Qué pasa, Ali-chan~? —murmuró, atrayéndome de nuevo por las caderas para comenzar a dejar un par de besos húmedos sobre mis clavículas.

    Negué ligeramente con la cabeza.

    —Nada —susurré y afiancé un poco más el agarre en su cabello—. Sigue.

    Parecía que ya se había hecho a la idea de seguirme las órdenes porque no tardó en dejar ver esa sonrisa de zorro que tanto adoraba y se irguió para alcanzar mi cuello con los labios. Giré la cabeza para darle mejor acceso y los gemidos comenzaron a rebotar por toda la habitación no mucho después.

    Le dejé besar, lamer y morder a gusto hasta que en algún momento olvidé lo que había cruzado por mi mente segundos antes, quedándome prácticamente en blanco. Solo podía pensar en las ganas que tenía de follármelo, si tenía que ser sincera.

    Fue un poco sin avisar, mis manos de repente acabaron sobre sus hombros y lo empujé con la suficiente fuerza para tumbarlo sobre la cama, seguramente tomándolo por sorpresa. No pude verlo porque me arrastré hasta colocarme de nuevo a la altura de su entrepierna, atrapándolo con ambas rodillas a los lados, y me incliné para comenzar a dejar besos húmedos por su torso, arrastrando la lengua de vez en cuando.

    Cuando volví a erguirme llevé las manos a su pantalón y comencé a desabrochárselo, con dedos algo torpes pero sin mayor complicación, quitándoselos al instante. Entrometí después la mano en su ropa interior y comencé a estimularlo con movimientos lentos, clavando la mirada en sus pozos oscuros.

    Una sonrisa felina se apoderó de mis labios al recibir su mirada, porque lo estaba leyendo a la perfección. Sabía las jodidas ganas que tenía de arrancarme el vestido y follarme duro, así como siempre le pedía, hacerme gritar su nombre y desgarrarme la garganta al gemir con tanta fuerza que más bien pareciesen chillidos.

    Pero se estaba aguantando, por mucho que le estuviese costando.

    What a good boy.

    Me incliné, sin parar el movimiento de mi mano en ningún momento pero sin acelerarlo tampoco, hasta rozar su oreja con los labios.

    —¿Qué quieres, Joey? Dímelo~ —susurré, antes de morderle el lóbulo.

    —Quítate ya el vestido, Alisha.

    Sonó demandante y eso me hizo bastante gracia. Solía ser así, de todas formas, cuando me daba por ser dominante y él se dejaba hacer. Yo lo entendía como una petición, él como una orden, ambos sabíamos lo que pensaba el otro pero no decíamos nada al respecto. Así nunca teníamos esas peleas de poder que podía tener con Katrina y ambos nos quedábamos satisfechos.

    No dije nada más, me incorporé y bajé de la cama, bajo su atenta vista. Me quedé enfrente de la ventana, a contraluz de la luna, y llevé las manos a mi espalda para bajar la cremallera de la prenda. Lo cierto es que lo hice innecesariamente lento, pero era bastante divertido notar su mirada expectante. El vestido era bastante simple, por demás, me bajé los tirantes dejando ver los pechos desnudos y deslicé la tela por los muslos hasta que pude dejarlo caer por su propio peso.

    —¿Ves, cariño? No te había mentido~ —dije en voz queda, pasando el pelo por uno de mis hombros con una sonrisa que, en realidad, no sabía si vería pero ya qué.

    Estaba, en definitiva, completamente desnuda pero no tenía ninguna clase de pudor al respecto.

    —Nunca dije que lo hicieses, Ali-chan~

    Solté una risa baja y me adelanté un par de pasos, extendiendo el brazo para abrir el cajón de la mesilla y sacar un preservativo.

    Agradecí que el chico tomase la iniciativa de quitarse también la prenda que le había dejado, incorporándose en la cama, porque me permitió colocarle el condón con más facilidad y así pude hacerlo entrar no mucho después. Apoyé las manos sobre sus hombros y me deslicé por su miembro lentamente, hasta que lo sentí por completo, sin ser capaz de ahogar el gemido que escapó de mi garganta.

    Comencé a moverme no mucho después, lenta en un principio, y sentí las manos de Joey sobre mis glúteos instándome a moverme más rápido. No hacía falta que lo hiciese porque mis caderas aumentaron el ritmo solas.

    Había vuelto a enredar los dedos en las hebras oscuras del chico y no dudé en tirar de ellas para guiar su cabeza hasta mis pechos, dejando el mensaje más que claro.

    Como siempre, el inglés en algún momento pasó a ser el único idioma que podía distinguirse en la habitación, aunque seguramente nada de lo que dijese tuviese mucho sentido, y estuvo entremezclado con gemidos cada vez más agudos y la respiración entrecortada. Así fue hasta que arqueé la espalda, echando la cabeza hacia atrás y apretando el agarre de mis manos, al sentir como alcanzaba el orgasmo.

    Escuché el gruñido de Joey algo lejano pero sentí como sus propios dedos se apretaban sobre mi piel, posiblemente dejando una marca por la fuerza, y supe que también él se había corrido en ese momento.

    Dejé caer la cabeza sobre su hombro, con la respiración agitada, y aflojé la fuerza de mis dedos. Después de un par de segundos conseguí finalmente salir y no sé de donde saqué las energías para llegar a tirar el preservativo usado, pero es que el estúpido de Joey se desplomó sobre la cama y quién si no iba a encargarse de eso.

    Me dejé caer a su lado cuando acabé con la misión, habiendo cogido la manta que siempre dejaba doblada al final de la cama para este tipo de situaciones y echándonosla encima con cuidado.

    Me hice un hueco debajo de su brazo y pasé el mío por encima de su pecho, soltando un suspiro suave mientras cerraba los ojos. Sentí también como comenzaba a acariciarme el brazo de manera algo vaga, seguramente inconsciente.

    Good night, honey —murmuré.

    Good night, Ali.

    Sí, definitivamente nunca me cansaría de todo eso.
     
    Última edición: 29 Julio 2022
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