The Hunger Games Idolo

El hombre tenía una vista cansada, demasiadas batallas habían pasado por sus ojos. Las legiones se movían en una insurrección creciente y hasta ese momento este personaje se había mantenido callado, entre la luz de una fogata surgida de las ruinas de los pueblos devastados comenzó a hablar, atrayendo a algunos con su relato.

— El honor, la gloria el reconocimiento era algo que metieron en su mente pero él jamás había querido tener que ver con esa tradición, eran criados con el único propósito de morir.

Que se les vieran como los mejores, que así obtendrían un poder y gloria sin igual, el hacer correr sangre sin piedad era su destino, les hacían creer que eran superiores, eran solo toros hechos fuertes, fieros y mortales enviados a un matadero por diversión de otros hombres, hinchaban tanto su ego para nombrarlos dioses pero solo eran una marioneta sin valor ni vida propia.

>>No hubo uno más fuerte e idolatrado que Cato en todo el distrito dos, algunos de aquí conocen demasiado su historia, pues lo único que evocaba un personaje fuera de allí era desprecio y odio de los otros— se reclino en una silla y bebió un poco de lo que parecía ser licor— ¡cómo no hacerlo si no eran otra cosa más que perros del capitolio!, ¡Idiotas, arrancando vidas por diversión de los mismos que nos habían oprimido! — Exclamó levantándose pero se reclinó de nuevo al ver que iba caer— ¡iremos al infierno por lo que hicimos!— observó con ojos llorosos a los presentes y se presionó la cabeza— que insensatos…tienen que entenderlo para mí no había otro mundo, no había nada más que lo juegos del hambre…

>>Comenzó a narrar mientras las figuras de la hoguera comenzaban a tomar la forma de la figura de aquellos fantasmas del pasado.

— ¡Vamos inútil corre con más fuerza!, ¡en el campo de batalla cuando vayan tras tus huesos el enemigo no tendrá piedad de esos pasos de niña tuyos!, ¡aplícate! — vociferaba un hombre moreno y fornido mientras que golpea el piso con un látigo de caballos.

— ¿Es el nuevo chico?, tiene cara de tonto— dije y lo observé con cierto desprecio.

— Bladarck, si es él, un inepto que no puede dar una sola vuelta, ¡muevete!

>>Esa fue la primera ocasión que lo vi, se paró frente a mí y se cuadró de manera militar. Lo observé de arriba abajo como si fuese un espécimen para estudiar o algo similar, él permanecía con el rostro insensible y sin mirarme a los ojos.

— ¿Cuál es tu propósito? — le susurré al oído.

— ¡Traer gloria y victoria al distrito uno! — exclamo sin chistar.

Reí satisfecho al escuchar eso.

— ¿Qué paso con el otro muchacho? — pregunté observando a su entrenador.

— Lo mutiló del brazo en el primer enfrentamiento…— dijo con cierta sonrisa torcida.

>>Me avergüenza decir que yo correspondía. Llegó el día de la competencia, él y una chica llamada Clove fueron los elegidos, la mitad de los competidores cayeron en sus manos apenas fue el inicio de la competencia. Lo observaba a través de la cámara.

— Solo los fuertes podemos sobrevivir, acabemos con el resto de la escoria y luego arreglaremos cuantas entre nosotros— decía Cato empuñando un espada entre sus puños.

>>Él y la chica se habían topado con otros que podían estar a la altura de su entrenamiento y su mente fría y calculadora le dictaba que una supuesta alianza era la mejor opción.

— Ese chico es listo, les cortará el cuello en cuanto tenga la oportunidad— dijo uno de los que me acompañaban mientras se ponía a reír.

>>Yo me limite a seguir comiendo retazos de pavo que engullía de la cena que habían enviado a nuestra habitación, demasiados años de lo mismo había perdido mi interés.

—Esa chica la arquera, ¿es demasiado escurridiza no lo crees?, es la tercera vez que se le escapa a Cato, podría convertirse en un problema— escuché algunas horas después al patrocinador contarle a su entrenador.

>>En la pantalla se mostraba a una chica de pelo en una trenza tejida y piel clara portando un arco mientras se deslizaba por él bosque sigilosa.

—Le acaba de costar la mitad de su supuesto equipo en ese último ataque, por nada del mundo la dejará escapar, se ha vuelto personal— contestó despreocupadamente su entrenador.

>>El muchacho terminó confiándose demasiado al final. Se enfrentaba uno contra dos en el mismo lugar donde estaban las mutaciones, era esa chica arquera y el muchacho el mismo distrito las reglas los hacían aliados ahora. Cato ya no era el mismo guerrero, era algo así, como una bestia salvaje malherida intentando mantenerse de pie. Toda su fiereza, su experiencia, su estrategia se desvanecían en ese momento, aunque fingía más bravía, la realidad era que se encontraba asustado. Se había visto imponente, invencible, cada gramo de su ser lo convenció en algún momento que era así, que no podía ser vencido, que podía provocar tal terror como la peor pesadillas, pero el hecho es que él vivía la suya. Lanzaba tajazos vacíos, sin la misma fuerza ni poder que en un principio, no las tenía todas consigo pues sentía su propia debilidad, no habían enseñado en toda vida otra cosa que ser mejor, una máquina para matar, el ganador de los juegos del hambre.
>>Allí en ese mismo momento que cayó hacía las mutaciones con esa mirada en sus ojos, también murió en mi esa parte. Un enorme remordimiento, al entender como por placer condenábamos a los nuestros, como criábamos niños para matar y nos sentimos orgullosos de eso, como a ese muchacho no le dimos otro propósito jamás, como jamás tuvo una vida, creábamos ídolos.

— Mi nombre es Bladarck y estoy siguiendo esta revolución porque quiero que lo que ayude a crear se desvanezca, para siempre…

El hombre observó a la multitud y permaneció unos segundos en silencio. Una chica puso su mano sobre él y lo observó, él levanto la mirada y la reconoció al instante.

— Eres Katniss Evergreen, del distrito doce, la ganadora…— exclamó sobresaltado.

— Soy alguien que quiere que todo cambie, igual que tu…solo eso…— murmuró la chica ya se alejó de allí.