Historia larga Ice & Fire

Tema en 'Historias Abandonadas Originales' iniciado por Wolf Boy, 21 Enero 2018.

  1.  
    Wolf Boy

    Wolf Boy Big Boy

    Aries
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    Pluma de

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    Escritor
    Título:
    Ice & Fire
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Amistad
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    1551
    Buenos días gente querida, aquí les traigo una historia nueva que parte de mis cuentos de la actividad días de abecedario, aquí se darán algunos cambios en esos pequeños fragmentos que ya están disponibles.
    Y dirán, pero Arya tu nunca terminas lo que empiezas, lo se amigos solo espero que esto sea distinto.
    También espero que esto no resulte una historia de amor y amistad típica...
    Sin màs que decir, espero que les guste y si no es asì perdóneme por haberles hecho perder el tiempo.


    Sinopsis:



    Sobre lo que es la amistad, lo que es crecer, probar, descubrir, equivocarse y volver a intentar, sobre encontrarse a uno mismo.

    Una historia sobre el amor en la adolescencia, pero no ese amor perfecto y fantasioso, sino aquel que te confunde, te duele y te ayuda a crecer.

    La historia de una pareja algo dispareja y sus amigos a lo largo de los años de su adolescencia, a su adultez.


    Prologó:

    Sabores.


    En una heladería de la ciudad cuyo nombre "El Himalaya" pertenece a una famosa cadena de heladerías que hay en todo el país. Hay varias mesas rectangulares con bancas en el interior, mientras que algunas mesas redondas con sillas en el balcón sin techo, para los clientes del local. Es famosa por la enorme cantidad de sabores de helado que tienen para escoger. Además de pasteles, chocolates o cafés.

    Allí frente al mostrador donde se podían ver todos los distintos helados, se encontraban tres muchachitas de entre catorce y quince años, esperando para pedir aquel dulce que esperaban con ansias ya que hacía un calor infernal.

    —¿Lo de siempre, Trece? —Pregunta divertida la encargada a la primera de las chicas. Esas tres solían llegar casi todos los martes a la misma hora, siempre la entretenían con sus historias.

    —Sí, gracias. —Dice la chica, mirando fijamente el helado de macacino.

    Y es que Trece era como el macacino, dulce como el chocolate con algunos, y tan amarga como el café con quienes se lo buscaban. De cabellos castaños del color del moca, cortos hasta los hombros, ojos entre verdes y marrones muy llamativos, su tez es morena, más no es negra, era la más alta de las tres, en definitiva, una chica muy guapa y llamativa. Esa tarde llevaba unos jeans azules claros, una blusa gris sin mangas, unos zapatos negros costosos, y el saco del uniforme del colegio que disimulaba que no llevaba la camiseta del mismo.

    —¿Y tú, Valentina? —Pregunta alzando una ceja y mirando a la chica de en medio. —¿Hoy es martes mandarina o de cereza... o tal vez algo nuevo... ventado de mora?

    —Hoy es martes de ventado de mora. —Dice la chica con característica voz chillona, después de pensar unos segundos, el helado dependía de cómo se sentía.

    Valentina era indecisa, un día podía querer una cosa y al siguiente una completamente distinta. Pero, así como el ventado de mora era también una gran mezcla de, suave como el yogurt natural se desenvolvía, y salvaje como la mora que podía salir en cualquier momento, como una sorpresa. Así mismo su piel era tan blanca como la nieve, sus ojos indescifrables entre el azul y el gris, sus largos cabellos hasta la mitad de su espalda tan negros como la noche, todas sus facciones muy rectas, alargadas y definidas, convirtiéndola en una chica muy deseadpor los chicos. Llevaba unos jeans totalmente agujereados, una blusa de mangas cortas café con un storm truper estampado, al igual que su amiga llevaba el saco del uniforme, solo que estaba atado a su cintura.



    —¿Cual sabor te toca hoy, Ana? —Pregunta al final mirando a la última chica, pues sabía que ella quería probar todos los sabores disponibles.

    —Creo que hoy me toca el de algodón de azúcar, es el treintavo ya. —Dice asombrada, eso quería decir que ya habían ido unas treinta veces a aquel lugar.

    Y así como sus otras dos acompañantes, Ana, tenía su propio sabor, era como aquel extraño helado de cereza, dulce pero no tanto, y muy exótico, rebosante de ese sabor a libertad y aventura. Al contrario que sus amigas ella tenía el cabello castaño rojizo y rizado, tras sus lentes se podían ver sus dos pequeños ojos de color café como el chocolate, bajo los mismos lentes se lograban una que otra peca, de piel blanca, aunque no tanto como la de su mejor amiga, era muy bonita y diferente. Llevaba unos jeans oscuros, con una blusa sin mangas blanca con una calavera estampada, zapatos convers amarillos y el saco del uniforme.

    Ya con sus respectivos helados, las tres chicas suben juntas a la terraza del local, para después sentarse en la que era su mesa puesto que se sentaban en ella siempre que iban a aquel lugar, estaba ahí una mesa redonda solo con tres sillas simples, de ella salía una gran sombrilla de colores.

    Cuando las chicas toman asiento el sol seguía pegando con fuerza. Se acomodaron y empezaron a saborear sus helados, sintiendo así un gran alivio, segundos después empezaron a conversar.

    —¿Entonces tú y Jake ya sabes, no, Trece? —Pregunta Ana, moviendo las cejas y dedicándole una sonrisa pícara, le gustaba molestar.

    —Sí, ya sabes, Trece. —Dice la de ojos azules cuando termina de lamer su helado. Ella y la castaña molestaban de vez en cuando a Trece con el chico que le gustaba y su relación con el mismo.


    Ambas intercambian una mirada y se sonríen, cómplices, era como si estuvieran sincronizadas. Mientras tanto, Trece les dedicaba una mirada despectiva, mientras lamen su helado.

    —Claro que no. —Dice en un suspiro. Ella y Jake seguían siendo plan, aun no eran novios. —Tal vez... cuando seamos novios. —Dice mirando a otra parte, a lo que las otras dos ríen.

    —Al menos tú tienes a alguien. —Dice Ana en tono triste, jugando con la caja de cigarrillos que su mejor amigo le había obsequiado un par de días atrás, —¿No es así, Vale? —finalmente los dejo la caja en paz, para terminar su helado antes de que este se derrita a causa del sol.

    La morena tenía la boca llena de helado por lo que no hizo más que asentir, mientras miraba fijamente a la de los cabellos rojizos y empezaba a preguntarse en qué momento había crecido tanto, ella era la menor de las tres con catorce años, pues su cumpleaños era en diciembre, faltaban menos de 5 meses para que cumpliera sus quince años, aun así, ella mostraba ser madura y muy abierta a experimentar cosas nuevas.

    Acabaron sus helados entre pequeños cotilleos, Trece fue la primera en hacerlo seguida por la morena quien y finalmente Ana fue al ultima en acabar pues ella siguió hasta comerse todo el cono incluyendo la galleta, Valentina riò pues puede que la castaña allá crecido mucho, pero seguía teniendo esa tendencia a mancharse cuando comía helado, pues este se le derretía o se le regaba no importaba lo que hiciera, eso le provocaba extrema ternura.

    —He, Amiga Ana, como que tienes un poco de galleta aquí —Dijo Trece señalando la comisura de su labio, con una expresión de burla. —Y un poco de helado por aquí. —Complemento señalando su barbilla y pecho, sin poder evitar la risa.

    —Uy, no le molestes. —Soltò Valentina mirando lo avergonzada que se encontraba su mejor amiga, para después tomar una servilleta y empezar a ayudarle a limpiarse las manchas de helado.

    —Soy un desastre. —Dijo entre risas Ana mientras se encogía de hombros, estaba a punto de quitarse los restos de galleta de los labios, pero la chica de ojos azules fue más veloz que ella. —Gracias Vale. —Le susurro, esa chica era como su hermana, Trece también, pero con la morena se sentía cómoda siempre.

    Después de eso las tres amigas se levantaron y se apoyaron contra la barandilla de la terraza de donde colgaban varias masetas con diversas flores, se quedaron allí observando el vaivén de la gente y el tráfico de la ciudad. El viento soplaba con fuerza amenguando el calor y meneando el cabello de las tres jóvenes. Ana saco la cajetilla de su bolsillo y la abrió, suspiro al notar que solo le quedaban un par, después le extendió uno a Trece y se colocó el otro en los labios, para poder sacar su fosforera amarilla, encendió su cigarrillo y después se la paso a la castaña.

    —¿A medias? —Preguntó la más joven a la morena mientras soltaba algo de humo.

    —Me parece bien. —Dijo sonriendo y tomando el tabaco.

    Así fue como entre las tres acabaron con los últimos dos cigarros, cumpliendo con su rutina de los martes, se sonrieron y se dispusieron a bajar las escaleras para tomar el bus que las dejaría en sus respectivas paradas. Salieron y caminaron un poco hasta la parada, en pocos segundos paso el bus, subieron y se sentaron al fondo pues era la única manera de que puedan estar las tres juntas.

    —Estoy cansada. —Dijo Ana con los ojos entre cerrados apoyándose en el hombro de su “hermana”. —Avísenme cuando lleguemos, ¿sí?

    La de cabellos rizados se había quedado dormida, a lo que Valentina simplemente sonríe acomodándole los cabellos tras la oreja, mientras sigue escuchando a Trece contando lo último que sucedió con respecto a Jake.

    Continuara...
     
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    Cygnus

    Cygnus Maestre Usuario VIP Comentarista destacado

    Libra
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    Decidí darle una oportunidad a esta historia, aunque la temática definitivamente no sea lo mío. Voy a seguirla a ver qué ocurre con las tres muchachas, por lo pronto el capítulo parece haber servido para introducirlas un poco a los lectores, y las descripciones que realizas de ellas creo que son suficientes como para cumplir su objetivo. Aun no entiendo el planteamiento más allá del relativo dilema que tiene Trece con Jake, pero espero que eso se revele en los siguientes capítulos.
    Te sugeriría que revises bien todas las oraciones de tu texto, hay algunas que presentan ideas inconclusas, o que no son sintácticamente correctas, esto lo noté sobre todo al principio. También te comento que "treintavo" no es "la ocasión #30", sino que es el resultado de dividir una unidad en 30 fracciones. Mejor decir trigésimo.
    Bueno, pues eso. Seguiré leyendo por aquí cuando actualices. Saludos.
     
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