I walk alone (Sesshomaru - Kagome)

I walk alone (Sesshomaru - Kagome)

Hola! Soy nueva en el foro y este es mi primer fic, espero que les guste.

Nunca pensé que algo así podría pasar. El era tan cercano a mí y ahora ya no está. Me parece que escucho su voz entre las sombras cuando cierro mis ojos y me encuentro con la nada. A lo lejos escuchaba voces llamándome pero no quería escucharlos, lo único que quería era estar sola.
Abrí lentamente los ojos y me seque una solitaria lágrima que corría por mi mejilla. Todos me miraban con preocupación. No me había movido del lado de aquel lecho ya vacío durante todo el día. No había querido comer ni dormir. Me sentía vacía y nadie podía hacerme sentir mejor en esos momentos de angustia. Oí que tocaban la puerta de la habitación, me levanté lentamente y la abrí. Ese sería el inicio de mis problemas.


Despedida - Capítulo 1 -​

Mire a mí alrededor en busca de apoyo pero no había nadie. Sentí miedo, sus ojos color ámbar me miraban inexpresivos.
- ¿Se… Sesshomaru? ¿Qué haces aquí?

No hubo respuesta, el observó la cama vacía que antes ocupaba la persona que me había protegido todos estos años desde que mis padres habían fallecido en un terrible accidente.

- Ahora que mi padre ya no está aquí no veo razón alguna por la cual debas quedarte en esta casa. Te irás luego de los funerales como se que fue el último deseo de mi padre y no quiero volver a verte nunca más.
- Pero, Sesshomaru! Yo no tengo a donde ir… ustedes son mi única familia…yo…
- Ese, no es mi problema. Recuerda que tú no eres miembro de la familia Taisho aunque me temo que mi padre no pensaba lo mismo.
- ¿Porque lo dices? – Dije mientras las lagrimas caían por mi rostro – acaso el…
- Así es, tienes suerte, - dijo mirándome directamente a los ojos, estaba furioso. - el te dejó una cierta cantidad de dinero en su testamento.
- yo…
- No tienes que decir nada. Inuyasha se encargará de dártelo antes de que te vayas. Adiós.
- ¡Sesshomaru! Espera…

El se detuvo en la puerta pero ni siquiera volteo a mirarme

- Yo…

En ese momento mil cosas aparecieron dentro de mí. Dolor, angustia, desesperanza…y ese sentimiento que sólo aparecía cuando el estaba cerca. Necesitaba que el lo supiera antes de que me fuera y no lo volviera a ver nunca... pero era tan difícil decirlo, era tan complicado de explicar. Además, aunque el lo supiera… eso no cambiaria las cosas, el siempre se había mostrado en contra de que yo viviera con ellos y que el señor Inutaisho me aceptara en su casa. Me odiaba y eso lo tenía claro, pero, como dolía.

- Me estás haciendo perder el tiempo, niña. Tengo asuntos más importantes que atender.
- Lo se – dije sintiéndome impotente ya que las lagrimas habían vuelto a salir - Adiós Joven Sesshomaru.

El dio media vuelta cuando lo llame de esa manera. No lo había llamado asì desde que su padre, harto de que hubiera diferencias entre nosotros me había pedido que llamara a todos los miembros de la familia por su nombre ya que él me consideraba como una hija.

Escuché su voz entrecortada, raro en el, y levante la vista para hallar un rostro lleno de confusión mirándome.

- No…es… necesa...

Su frase quedo interrumpida por el sonido de su celular. Se sobresalto y respondió.

- Hola Kagura, si será mañana. Por supuesto, eres mi prometida, me sentiré honrado de que compartas estos momentos con mi familia. ¿Quién? ¡Ah! Si, estará presente sólo porque era el deseo de mi padre. Si, hablamos luego.

Me sentía de lo peor. Kagura… esa malvada mujer que tanto me odiaba. Ella siempre me había humillado desde pequeña y ahora era la prometida de Sesshomaru…
Ya no podía resistir más… tenía que irme lo más antes posible de aquella casa. La ceremonia sería esa misma tarde y no quería permanecer un minuto más.

- Iré a preparar mis cosas – dije mientras salía corriendo de aquella habitación que una vez había pertenecido a la única persona, a parte de Inuyasha, que se había mostrado amigable conmigo.


Esa tarde mientras ordenaba mi modesto equipaje encontré una antigua foto familiar. Ahí se encontraba la segunda esposa del señor Inutaisho, la señora Izayoi, el pequeño inuyasha con una gran sonrisa al lado de su madre, Sesshomaru con un rostro serio y esa mirada astuta e inexpresiva que siempre lo había caracterizado y, finalmente yo a un lado de inuyasha sonriendo tímidamente con un lindo vestido azul que me había comprado la señora Izayoi.
¡Ah! Aquéllos momentos felices que nunca más regresarían…
Alguien toco mi puerta, para mi sorpresa era Inuyasha.

- No hay nada que pueda hacer Kagome... lo he intentado todo pero la casa ahora es propiedad de mi hermano Sesshomaru ya que el es el hermano mayor. Lo siento tanto!

- No te preocupes Inuyasha – dije fingiendo una sonrisa y metiendo aquella foto dentro de mi maleta- no tengo intenciones de obligar a que me acepten en esta casa. Quiero irme.

- Lo sé, y es por esa razón que he venido a entregarte esto. No es mucho… pero al menos te ayudará. Además, también tienes el antiguo departamento donde vivían tus padres…

- ¿Qué? Yo no sabía que todavía existiera….
- Eso es porque mi padre no quería que lo supieras. El lo mandó a remodelar después del accidente… aquí tienes kagome.

El me entrego un sobre que contenía un cheque y unas llaves.

- Dentro de poco será la ceremonia…baja a recibir a tus familiares inuyasha…
- ¿Kagome? ¿Estás bien?
- Si, dije guardando lo que el me había entregado dentro de un pequeño bolso. No te preocupes. Bajaré dentro de un rato.
- Está bien – dijo no muy convencido y salió cerrando la puerta muy despacio-.

No demoré mucho más en empacar. Baje por la escalera de servicio y observé por una pequeña ventana que había mucha gente importante dentro del gran salón y, ahí estaban los dos hermanos recibiendo a cada uno de ellos.

- ¿Mucha gente, verdad?

Me tomó por sorpresa y no pude evitar sobresaltarme un poco. Últimamente tenía los nervios alterados.

- ¿Koga? Deberías estar en el salón con los otros…
- Tu sabes que a mi no me gusta estar rodeado de ellos. El que lo disfruta es Sesshomaru, hasta el tonto de Inuyasha parece sentirse bien. A mi simplemente me aburren esas conversaciones. He venido para presentar mis condolencias a mis amigos de la infancia, no a ellos.
- Koga…

Koga era hijo de uno de los empresarios más importantes de Japòn. Su padre y el señor Inutaisho habían sido grandes amigos en su juventud y fue por esa razón que nos conocíamos desde pequeños.

- Y bien Kagome, ¿Por qué te ocultabas detrás de esa ventana?
- No me gusta esa gente. Tú lo sabes.
- Si, tienes razón. Pero, tú eres parte de esta familia. Deberías estar allí al lado de los Taisho.
- No creo que sea una buena idea… hoy me iré luego de la ceremonia.
- ¿Qué? ¡No puedes irte de esa manera Kagome! ¿Qué vas a hacer?
- El señor Inutaisho me dejo un poco de dinero… y el departamento de mis padres esta cerca del centro de Tokio. Podré conseguir un trabajo con facilidad.
- ¿Y la universidad? No planeas dejarla…
- No, el señor Inutaisho pago mis estudios por adelantado. Además, ya solo me falta un año…
- Kagome…

De repente el me abrazó. Era tan cálido. Sentí ganas de llorar, correspondí a su abrazo. De pronto la puerta se abrió y nos separamos al instante.

-Koga.
- Sesshomaru.
- No sabía que los invitados eran recibidos en la cocina de nuestra casa.
- Vine a ver como estaba Kagome.
- Bueno, ya la viste.

En eso, se escuchó el sonido de unos tacones aproximándose rápidamente. La situación no podía empeorar.

- ¡Sesshomaru! Te estaba buscando. ¡Es terrible lo que sucedió! - dijo abrazándolo con fuerza ignorándonos por completo- Pero, ¿Qué haces en la cocina?...! Oh! Por supuesto – dijo mirándome - Era de esperarse.

- Koga, la ceremonia se hará en el jardín principal dentro de 5 minutos. Si no estás ahí me sentiría desairado.

Dicho esto se retiró llevándose a Kagura del brazo, yo estaba petrificada. Esa mujer era realmente guapa, nada comparado conmigo.

- ¡Kagome! Tenemos que ir… o es que no piensas ir para allá.
- Vamos. Eso fue lo único que pude decir. Se acercaba el momento de la despedida.

Durante la ceremonia mucha gente lloró aunque estaba segura de que no conocían tan bien como nosotros al verdadero señor Inutaisho. Muchos de ellos seguro lloraban por la pérdida del hombre que les hacía ganar cantidades de dinero inimaginables pero no por lo que el había sido.

El sol pronto se puso y dio paso a la noche. Poco a poco se fueron retirando todos en sus carros de lujo. Me fui a mi habitación luego de prometerle a Koga que lo visitaría. Él, tenia que tomar un vuelo esa misma noche hacia Kioto para ver unos negocios de su familia.

Me fui lentamente a mi habitación que quedaba al otro extremo de la casa. Con cada paso que daba iba recordando diferentes momentos. Los grandes corredores, los cuadros perfectos. Ya no vería nada de aquello.
Llegue a mi habitación. Todo estaba listo lo único que me quedaba era esperar a que me llamaran para irme. No tuve que esperar demasiado. Inuyasha llego poco después y me ayudó a sacar mi equipaje y ponerlo en su auto para llevarme a mi nuevo hogar.

- Sesshomaru quería que Totosai te llevara pero, yo no puedo dejarte ir sin más…
- Gracias Inuyasha…
- No tienes nada que agradecer Kagome – dijo sonriéndome mientras abría la puerta de su moderno auto para que yo entrara-.

Mientras el auto avanzaba no pude evitar mirar atrás. Allí quedaba la gran mansión de los Taisho. Me pareció ver una sombra detrás de la cortina del cuarto de Sesshomaru pero, después de pestañar ya no estaba. Una sonrisa triste apareció en mi rostro. El nunca se preocuparía por mí y tenía que aceptarlo. Mi vida sería totalmente distinta y tenía que haber alguna forma de que este sentimiento desapareciera. Yo la encontraría.

 

Re: I walk alone (Sesshomaru - Kagome)

!Hola! Me alegra mucho que les haya gustado el primer capítulo de mi fic. Mañana pondrè la continuaciòn.
Gracias por su apoyo.
Ale.

 

Re: I walk alone (Sesshomaru - Kagome)

Búsqueda​

- ¡Despierta! Ya llegamos Kagome. – Escuché decir a Inuyasha a lo lejos.

Abrí lentamente los ojos y fue como regresar en el tiempo. Nada había cambiado en los 14 años que había estado ausente. Sin poder controlarlo las lágrimas comenzaron a salir nuevamente. Comencé a recordar los momentos de mi niñez cuando Mamá, papá y yo vivíamos felices en ese departamento.

- Eras solo una pequeña niña de 6 años cuando llegaste a nuestra casa Kagome. –Dijo Inuyasha interrumpiendo mis pensamientos con una voz que tenía cierto aire melancólico – Nunca podré olvidar tu alegre risa. Aunque el mundo se estaba desmoronando a tu alrededor tu fuiste fuerte.
- Inuyasha…

Ahora su mirada estaba llena de dolor. Inuyasha siempre había sido como un hermano para mí. El siempre me confortaba con su cálida sonrisa cuando me sentía triste. El me daba ánimos para continuar cuando sentía que ya no podía seguir. Verlo así me producía un terrible dolor.

- Kagome… no quiero tenerte lejos. No lo voy a soportar… Tú no sabes como te voy a extrañar…

Lo tomé de la mano. Sinceramente yo tampoco sabía como iba a poder soportar estar lejos de alguien que había sido tan cercano a mí durante 14 años. El me estrechó contra su cuerpo y yo no me opuse. Quería que lo hiciera, quería que supiera que no era el único que se sentía de esa manera. Sentí pequeñas gotas que mojaban mi cuello. Yo tampoco pude evitar llorar, todo había sido demasiado rápido.

- Kagome… te quiero. Vendré a visitarte todos los días aunque mi hermano Sesshomaru se oponga. Significas mucho para mí.
- Inuyasha, también te quiero. Sabes que eres como un hermano para mí.

Una expresión de dolor apareció en su rostro luego de ese comentario. El desvió la mirada y tomo las maletas que estaban al lado del auto.

- Te ayudaré con esto. – Dijo abriendo la puerta y subiendo despacio las escaleras que conducían al departamento.

Una vez que subimos todas las cosas y las dejamos a un lado de la sala me animé a preguntar algo que me estaba rondando en la cabeza desde que él lo había mencionado afuera del departamento.

- Inuyasha…
- ¿Si? – dijo volteando a verme, ya que había estado observando la luna por el balcón.
- Quería preguntarte algo…
- Puedes preguntarme lo que sea Kagome – dijo aproximándose a mi y tomándome la mano.
- Pues… es sobre lo que dijiste abajo…
Noté que se sonrojó un poco… pero continué.

- Sobre lo que dijiste acerca de que Sesshomaru no te iba a permitir verme.

Apenas mencioné a su hermano mayor el puso cara de mal humor y me soltó la mano.

- Kagome, y eso ¿acaso interesa? Tu sabes bien como es mi hermano, a el nunca le gustó la idea de que tu fueras la hermana que nunca tuvimos… y no es el único… Creo que quiere limpiar el nombre de los Taisho o algo así…enmendar el error que nuestro padre cometió y hacerlo parecer como si hubiera sido una petición de mi madre a mi padre.

Ya me esperaba algo así. Debí de suponerlo. ¿Cómo pude si quiera pensar...?

- ¿Kagome? ¿Estas ahí?
- Si, solo… estoy un poco cansada. Me gustaría ir a dormir.
- Bueno, entonces es momento de irme. – otra vez aparecía esa extraña melancolía en la mirada de Inuyasha – te visitaré pronto, lo prometo.
- Gracias Inuyasha. Nos vemos pronto.

Luego de unos minutos pude sentir que el auto de Inuyasha se alejaba. Saque mi pijama de una de las maletas y me fui a darme un relajante baño con agua caliente. Ya no quería seguir pensando en nada relacionado con los Taisho pero era como si todos los momentos alegres y tristes estuvieran inundando mi mente. Ni siquiera cuando cerré mis ojos y me dispuse a dormir pude conciliar un tranquilo sueño, él estaba ahí, él estaba en todas partes.
Desperté sobresaltada ya que mi celular no dejaba de sonar. ¡Eran las 5 de la mañana! ¿Quién podría ser? Tomé el teléfono y respondí.

- ¿Hola? – no hubo respuesta.

Intente nuevamente pero no hubo respuesta. Finalmente colgaron.

- ¡Qué extraño! – dije mientras me volvía a acostar- ¿Quién habría podido ser?

No pude dormir lo que restaba de la madrugada y rendida tuve que levantarme a las 6 con unas ojeras terribles. Ese día tenía que buscar algún trabajo ya que no tenía pensado abrir el sobre que me había dejado el señor Inutaisho por ningún motivo.
Me arregle un poco y salí con mi paraguas.
Era un día lluvioso el cual no colaboraba mucho con mi alicaído ánimo. Tomé el metro. Muchas personas miraban hacia donde yo me encontraba, seguro me habían reconocido ya que el evento del señor Inutaisho había sido televisado. No me importaban sus comentarios en voz baja, yo estaba como ausente.
Cuando bajé del metro pude oír claramente el comentario de una señora…

- Pero, si en realidad era la hija de Inutaisho ¿Porqué va en metro?
- ¡Ah! Eso es por que sólo es una huérfana que había sido criada por esa prestigiosa familia. ¡Ayer salió todo por televisión!

Baje lo más rápido que pude, ese último comentario invadió mi mente... “sólo es una huérfana que había sido criada por esa prestigiosa familia”.
En efecto, esa siempre había sido mi condición. Inferior y pobre… viviendo un sueño, una fantasía que ya había finalizado.
Caminé cerca de media hora hasta llegar a mi destino. La corporación de la familia Kobayashi. Apenas estuve dentro del edificio sentí deseos de correr de él. ¡Era inmenso! Tantos ascensores y escaleras…tanta gente trabajando en un mismo lugar; me sentía perdida. De repente escuche una voz…

- Disculpa, desde hace un rato me he dado cuenta que estabas perdida. ¿Te puedo ayudar en algo?
- ¡Eh! Bueno… en realidad necesito ir a la gerencia general pero no sé por donde ir.
- ¡Oh! Ese no es problema alguno. Es más, yo misma me dirijo para allá. Podríamos ir juntas. - dijo aquella joven con una sonrisa.
- ¡Muchas gracias! Entonces vamos. – Dije correspondiéndole la sonrisa mientras era guiada por aquella linda chica a un ascensor cercano.

Subimos muchos pisos sin hablar hasta que ella inició la conversación.

- Y, ¿es tu primer día aquí?

Yo la miré y con una sonrisa triste le respondí...

- No, a decir verdad… estoy en busca de trabajo. Estoy un poco nerviosa…
- Bueno, yo recién llevo un mes trabajando aquí, el ambiente de trabajo es genial… aunque el jefe… ¡bueno! Me imagino que esa será su manera de ser… En fin, mi nombre es Kikyo.
- Yo soy Kagome. – Dije sonriéndole.
- Bueno, es un gusto haberte conocido Kagome. Ojala si logres conseguir el puesto.
- Muchas gracias Kikyo. Es lo que más necesito en estos momentos…


El ascensor se abrió en el último piso y las dos salimos al mismo tiempo mientras continuamos nuestra charla. Llegamos a la puerta de la gerencia, ella habló con la secretaria y luego entró a dejar unos documentos. Cuando ella entro yo me acerqué a la secretaria, ella me dio un formulario para ir llenado antes de la entrevista que tendría con el gerente. Esperé unos cuantos minutos y luego salió Kikyo con una expresión malhumorada de la oficina del gerente…

- Siempre lo mismo… ¿es que no se pude contener un poco?
- ¿Qué fue lo que pasó Kikyo? –Dije alarmada al ver esa expresión en ella.
- No es nada Kagome… ya es algo rutinario, aunque me sigue molestando mucho.

Oí unos pasos de la gerencia acercándose junto con unas carcajadas.

- Linda Kikyo, ¡no fue mi intención ofenderte!
- Descuidé señor Kobayashi, no me ha ofendido – Dijo ella volteando para mirarlo y dirigiéndole una cansada sonrisa.
- Eso espero… aunque, ¿en verdad no te gustaría salir conmigo uno de estos días?
- Oh! ¡Por Dios! Dijo ella saliendo de ahí con un bufido… Espero verte pronto Kagome!

Cuando ella se fue note que la mirada de aquel joven se había posado en mi. Algo familiar emitía su mirada, sin mencionar que la carcajada que había escuchado hace unos minutos ya la había escuchado antes. El problema era… ¿Dónde?

- ¿Kagome? ¿Kagome Higurashi? – Dijo el poniendo un gesto de concentración mientras me observaba.
- Em…si… señor Kobayashi. – Dije mientras pensaba en alguna manera en que alguien como el supiera mi nombre, aunque me acordé de los noticieros y los sucesos de los últimos días...
- No, tú no me llames así. ¿No me reconoces Kagome?

Tuve que concentrarme mucho y finalmente pude recordar a un niño que siempre reía de esa manera cuando éramos niños…el era…! Miroku!

- ¡No puedo creerlo! ¿Realmente eres tú?
- ¡Por supuesto que si! – dijo el mientras me abrazaba – Pasa, no te quedes aquí, debemos conversar. Siento tanto todo lo que debe estar pasando la familia. Ha sido terrible.

Entramos dentro de su despacho. Era espacioso y tenía una vista preciosa de la ciudad de Tokio a sus espaldas gracias al gran ventanal que estaba instalado ahí. Todo estaba sutilmente organizado y tenía unos cuantos portafolios al lado del escritorio. El apartó unos papeles que posiblemente eran los que había traído Kikyo y me invitó a sentarme. Lo hice y el tomo asiento frente a mí sonriendo siempre.

- Y bien, ¿Qué te trae por aquí?
- Pues… - Ahora que Miroku era el gerente eso cambiaba todo. El conocía mi historia y sería difícil explicarle sin mencionar a los Taisho que necesitaba un trabajo para sobrevivir. Me moría de vergüenza de sólo mencionarlo, pero tenia que hacerlo - Bueno, Miroku… vengo a buscar trabajo.

El me miro anonadado. Luego su expresión cambió a una muy seria y preocupada.

- Kagome, no entiendo porque tu tendrías que buscar algún trabajo… los Taisho..
- No vivo más con los Taisho – Dije cortante, y ahora es necesario que me gane el dinero.
- Ya entiendo – Dijo el meditando un poco mientras me observaba, no pensé que fuera a pasar algo así… pero Sesshomaru ha hecho algo que su padre nunca hubiera permitido… - Kagome, con mucho gusto te ofreceré un trabajo aquí. Tienes suerte, la secretaria que viste fuera de esta oficina ha conseguido otro trabajo y hoy es su último día. Ese puesto ahora es tuyo, comenzarás mañana.
- ¡Oh! ¡Miroku! ¡No sabes cuanto te lo agradezco!
- No tienes porqué agradecerme nada Kagome. Me ha dado mucho gusto verte. Deberías visitarnos alguna vez; Midoriko estará feliz de verte después de tantos años. – Dijo sonriendo.

Pasamos el resto de la mañana riendo y hablando de recuerdos de nuestra juventud. Miroku era muy cercano a mi pues su padre había sido un próspero empresario. El y su hermana Midoriko siempre iban a visitarnos y habíamos estado juntos hasta que fueron enviados a Europa a estudiar en un colegio privado y luego se quedaron allá para terminar la universidad.
La tarde se pasó muy rápido y Miroku se ofreció a acompañarme a mi casa luego del almuerzo que compartimos en un exclusivo restaurante.

- Así que, aquí es donde vives ahora. – Dijo apreciando cada detalle del acogedor departamento – Se nota que la señora Izayoi ayudo con la decoración.
- En realidad… así estaba decorado cuando yo vivía aquí de niña. Supongo que mi madre fue quien lo decoro y luego lo remodelaron basándose en el modelo original…
- ¡Oh! Bueno, de todos modos es un lindo lugar – Dijo mientras aceptaba la taza de te que le ofrecía.
- Ha sido un gran día después de todo. No pensé volver a verte… y menos en estos momentos…
- Se lo que quieres decir… Sabes Kagome… hasta ahora no me puedo creer lo que Sesshomaru ha hecho, es simplemente desconcertantes…el.... Bueno, tal vez ha cambiado demasiado.
- ¿A qué te refieres? –Dije desconcertada por lo que había dicho.
- No es nada… cosas mías. Bueno, debo irme. Nos vemos mañana Kagome. Que descanses.
- Adiós Miroku. – Dije acompañándolo hasta la puerta.

Desde mañana comenzaba toda una nueva experiencia. Aún me encontraba confundida pensando en las palabras que había dicho Miroku…

- ¡Bah! ¡Kagome, no debes pensar en eso ya! – Me reprendí a mi misma – ¡mañana hay que trabajar y debes dormir! Me dirigí a mi habitación y mientras me dormía una sonrisa apareció mientras un viejo recuerdo invadía mi mente… tan sólo tenía 12 años… Miroku bordeaba los 14 y Sesshomaru los 15…

- ¡kagome! ¡Se mi novia! Vamos…una bella dama como tú debe tener un galán como yo al lado. – Dijo con esa sonrisa tan característica en él, yo no entendía nada pero me puse muy roja.
- Yo… Miroku… ¿Qué estas diciendo?

En eso vino él… su expresión era hostil. Me tomo con fuerza del brazo y me apartó del lado de Miroku.

- ¡Hey! ¡Sesshomaru! ¡Sólo estaba bromeando! – escuché a Miroku gritar a lo lejos.
- Sesshomaru…. ¿Porqué hiciste eso? Pregunte mirando esos ojos ámbar que tanto me gustaban y que tenían cierto brillo distinto…El me miró seriamente y me dijo algo que paralizó mi corazón.
- Lo hice sólo porque mientras mi padre te considere alguien de nuestra familia no te pueden faltar el respeto de esa manera. Es nuestro deber cuidar el honor de la familia. Ahora, vete a tu habitación. Tienes mejores cosas que hacer que estar perdiendo el tiempo en el patio.

Desde ese día el se convirtió definitivamente en mi príncipe, aunque yo para él seguía siendo invisible. Finalmente me quede dormida.

 

Re: I walk alone (Sesshomaru - Kagome)

Encuentro​

Ya había pasado cerca de un mes viviendo sola. No tenía noticias de Inuyasha ni de ningún otro miembro de la familia Taisho. Había logrado cambiar mis clases en la universidad por la noche, así que del trabajo iba corriendo a tomar el metro para llegar a tiempo. Todo parecía estar muy bien, pero la verdad no lo estaba. Cada día que pasaba se me hacía más oscuro que el anterior. Necesitaba saber de él pero era como si se lo hubiera tragado la tierra. No sólo a el… sino también a Inuyasha.
El metro se detuvo en la segunda parada, no era la mía, pero cuando intentó reiniciar su marcha un extraño ruido sonó, algo había fallado.

- “Esta es la última parada” – escuché que estaba avisando una voz.- Ha surgido un desperfecto y para esto el metro debe estar vacío. Me paré lentamente sosteniendo un maletín donde llevaba mis libros de la universidad y en la otra mi cartera del trabajo.
- No puede ser – Dije al salir del metro. – Aun faltaban 6 paradas para llegar a mi casa y dudaba que hubiera algún taxi a las 11:30 p.m. que quisiera llevarme hasta allá. Para mi mala suerte el cielo estaba muy nublado y estaba lloviendo.
- ¿Por qué no traje el paraguas? – dije mientras corría bajo la lluvia. Caminaba rápido pero con temor de caer ya que traía tacones altos. En momentos como estos extrañaba tanto al anciano Totosai quien me llevaba y recogía a todos lados cuando era una niña. Seguí caminando por unas calles levemente iluminadas con una luz tenue y amarilla. Caminé cerca de 2 horas cuando finalmente exhausta me senté en una parada de autobús. La lluvia no cesaba, mi ropa, el maletín, la cartera…todo estaba empapado. Suspiré – Diablos… estoy perdida – Dije mientras una sonrisa triste aparecía en mi rostro.

Había intentado usar el celular pero se había quedado sin batería ya que yo era totalmente distraída y había olvidado cargarlo. Los pies me dolían como nunca y sentía que ya no tenía energía. Ya eran casi las 1:30 a.m. Y ningún vehículo pasaba. Las calles estaban vacías.

- y ahora, ¿qué voy a hacer?

No tenía otra alterativa más que seguir caminando y buscar algún hotel. Estaba pensando en esto cuando escuché las ruedas de un auto a lo lejos. Levanté la vista cuando este se detuvo frente a mí. Era un auto negro muy lindo y sofisticado.

- No va a pasar ningún autobús a esta hora, ¿sabes?

Yo no lo podía creer… ¡realmente era el! Me quede petrificada; no sabía que decir o que hacer. Debí parecerle algo tonta ya que no me moví por lo que a mi me pareció una eternidad. Entonces el habló.

- ¿Te vas a quedar ahí o vas a subir? No tengo toda la noche para esperarte.
- ¡Oh! Por supuesto – Dije subiendo y colocando mis cosas en el asiento trasero.
Estuvimos largo rato sin hablar, en realidad no sabía que decirle, lo único que hacía era jugar con mis dedos y tratar de darme un poco de calor. Me sentía un poco incomoda ya que nunca había estado tanto tiempo sentada junto a el. ¡Tenía que hablarle!

- Em… Sesshoramu…gracias por esto…yo no sabía que hacer, es más estaba perdida.

El no respondió y siguió conduciendo con la vista fija en el parabrisas.

- Como lo suponía no me hablará – pensé mientras volvía mi mirada hacia la ventana que tenía al lado. Sería mejor no hablarle.
- No es necesario que me des las gracias – dijo el tomándome por sorpresa – Es tarde, no tiene caso que vayamos a tu casa ya que aún esta lejos de aquí. Creo que hoy te quedarás en mi departamento – Dijo el aún mirando hacía el frente y con un tono inexpresivo.

Llegamos a una calle que tenia casas inmensas y departamentos costosos. Estacionó el auto dentro de edificio y luego subimos por el ascensor. Cuando llegamos al sétimo piso se abrió la puerta y el me condujo hasta la puerta de su departamento. Pasó la tarjeta por la cerradura y entramos.
Todo era de muy buen gusto. Clásico y en blanco y negro, los colores favoritos de Sesshomaru.

- No sabía que tenías un departamento – dije mientras recorría cada centímetro con mi mirada.
- No tendrías porque saberlo – dijo el caminando hacia el balcón abriendo las cortinas que dejaron pasar una tenue luz de luna. El cielo poco a poco se estaba despejando.- Tu no sabes muchas cosas de mi Kagome.

Era verdad, había muchas cosas que yo ignoraba de él. De repente me sentí mal, necesitaba estar sola pero no sabía a donde dirigirme, el pareció notarlo ya que me miró detenidamente

- Te mostraré tu habitación

Lo seguí hasta que se detuvo delante de una puerta. La abrió y revelo una hermosa habitación muy espaciosa y acogedora.

- Encontrarás todo lo que necesitas en los cajones de esa cómoda. Tienes suerte de que hoy sea viernes, así podrás dormir… es tarde, adiós.
- Sesshomaru, espera.

El se detuvo como la vez que estuvimos en la habitación de la casa de su padre hacía cerca de un mes.

- Muchas gracias, se que no tienes que hacer esto…
- Ya te dije que no me tienes que dar las gracias. Ahora duerme
- Sólo una pregunta más... – dije dudando un poco.
- Pues, dilo. – Dijo volteando y mostrándome esos ojos preciosos que me mataban.
- ¿Cómo es que tienes esto aquí? ¿Acaso Kagura ya vive contigo?

Me dolió mucho preguntar eso pero tenía que hacerlo ya que no iba a poder dormir si es que no lo sabía.

- Kagura y yo nos casaremos en 2 meses… - Dijo el mirándome fijamente y poniendo esa mirada llena de concusión y tristeza que ya había visto con anterioridad.
- Entonces, era para ella…
- Se supone que puede quedarse aquí cuando le plazca… pero ella prefiere la casa de mi padre… tu sabes como ha sido siempre ella…

Sesshomaru se comportaba muy raro. Su mirada, sus gestos… su forma de hablar. Era como si en realidad sintiera algo muy profundo y oculto debajo de toda esa hostilidad y fortaleza que aparentaba. El se quedo mirando a la nada por unos minutos luego, cuando intenté acercarme a él enseguida despertó de aquel extraño trance.

- ¿Qué haces? Duerme…son casi las 3. Adiós.

Dicho esto cerro la puerta tras el y la habitación se sumió en un silencio total. Yo no podía dormir. Me sentía muy herida. No quería ni siquiera tocar la ropa que le correspondía a Kagura. No quería dormir en su cama… aunque, ¿Quién sabía si en realidad la usaba y no se iba siempre a dormir en la de Sesshomaru? Solo de pensar en ello me sentía enferma.

Vi un sillón en el que se podía dormir fácilmente. Con mucho pesar tuve que ponerme una de las batas de dormir de Kagura. ¿Por qué tenían que ser tan diminutas? Luego, me envolví en una frazada y me acurruqué en el sillón. Poco a poco me fui quedando dormida.

…..

Me desperté sobresaltada, mi reloj marcaba las 6 de la mañana. Me dolía la cabeza y el cuerpo, veía borroso y me sentía realmente enferma. No reconocía el lugar en donde me encontraba.

- ¿Dónde estoy?... Esta no es mi casa…

Con mucho esfuerzo me fui incorporando. Sentía que mi cuerpo ardía y estaba muy débil. Abrí la puerta de la habitación y fui caminando despacio hasta la sala. No había nadie, ¿De quién podría ser?
Oí unos pasos acercándose. Di media vuelta y m sorprendí demasiado.

- ¿Sesshomaru? ¿Qué haces aquí?

El me miro extrañado. Algo parecía estar mal.

- Kagome… vuelve a tu habitación. – dijo con una voz dudosa.
- Pero, no entiendo, ¿Dónde estamos?


El se acercó unos pasos más hacia donde yo estaba. Me sentí realmente mal en ese momento. La vista se me nublo y sentí que todo mi cuerpo estaba en llamas. Lo último que recuerdo fue alguien me sostuvo y no caí al piso como esperaba.

- ¿Kagome? Despierta…

Sentí una mano cálida tocar mi rostro. Era tan suave. Poco a poco fui despertando, me dolía mucho la cabeza y me tomo cierto tiempo ubicarme. Me encontraba en la misma habitación solo que ahora si recordaba a quien pertenecía la casa. Eso me hizo sentirme avergonzada.

- El doctor te ha mandado algunos medicamentos. La lluvia de ayer te afectó más de lo que pensaba. Y el hecho de que no hayas dormido en la cama no ayudó mucho, debo decir...
- ¿Cómo supiste?
- Simple, ni siquiera moviste las almohadas. Dijo sacando unas pastillas y dándomelas con una taza de te.
- Gracias. - Dije tomándomelas una a una.

No hablamos por unos momentos. Luego me anime a preguntar algo que me estaba muriendo por decir.

- Hice algo estúpido antes de… ¿desmayarme?

El me miró de una forma que me hizo entender que la pregunta había tocado un tema bastante divertido.

- Si, dijiste un par de cosas…
- ¿Un par de cosas? ¡No! Y si había mencionado que… ¡No! Era mujer muerta si el se había enterado…

Me estaba haciendo un mundo pensando en que pude haber dicho cuando escuche que el habló.

- Fue muy gracioso cuando casi peleaste conmigo cuando te quise meter a la cama de Kagura. Al final tuve que traerte aquí para que finalmente te quedaras quieta y dormida.
- ¿Esta es…tu habitación?

En ese momento mire con atención. En efecto, esa pieza era más grande y tenía unos muebles del mismo estilo que los del recibidor. Todo estaba ordenado y a un lado había una gran ventana que daba luz natural día y noche. ¿Estaba echada sobre su cama? ¡Si! Si lo estaba… Me dieron unas ganas de abrazar las almohadas, envolverme en las sábanas… pero, me mantuve serena.

- Así es. Fue la única forma de calmarte. - Dijo parándose y dirigiéndose a la puerta para salir de la habitación.
- ¿A dónde vas?
- Te traeré tu almuerzo. Tienes que comer un poco, la medicina es fuerte. – dicho esto salio y me dejo con un sentimiento raro dentro de mi. ¿El me estaba cuidando realmente? No lo podía creer…el Sesshomaru que yo conocía no hacía eso. El siempre era distante, callado, y su mirada siempre transmitía frialdad. En cambio ahora estaba diferente. Era otro.

 

Re: I walk alone (Sesshomaru - Kagome)

Hola! Muchas gracias por seguir mi fic. Me emociona mucho que les guste la historia. Aquì va la conti. Gracias por el apoyo.

Realidad​

Falte una semana al trabajo y también a la universidad. A Miroku no le molestaba en lo absoluto que yo faltara, es más, a veces sospechaba que en realidad el me daría mi pago así no trabajara. No había tenido noticias de Sesshomaru desde el día en que me dejó en mi casa. Se despidió con un frío “adiós” antes de cerrar la puerta tras el.
Hasta ahora no lograba entender lo que había pasado esos 2 días que había permanecido en su casa. Me parecía muy extraño que se hubiera comportado de esa manera. No había parado de darle vueltas al mismo asunto desde que se había ido aquella tarde.

El metro paro y yo salí de mis pensamientos. Tenia que llegar temprano a esa clase o el profesor me mataría. Tomé un taxi hasta la universidad, me tarde otros 10 minutos en llegar al salón, y cuando finalmente entré el aún no había llegado.
Note que el salón estaba un poco vacío pero no me puse a pensar en una razón para eso. Necesitaba ponerme al día de lo que habían avanzado, ya faltaba menos de un año y me graduaría… no podía permitirme reprobar nada.
Desde que no vivía con los Taisho mi vida en la universidad se había hecho muy complicada. Nadie hablaba conmigo, ni querían hacer grupos…ni mucho menos prestarme sus apuntes.

- Interesados – pensé- si fuera una Taisho de seguro querrían hasta regalarme sus cuadernos.

Me encontraba pensando en una manera para conseguir esos apuntes cuando escuché unos pasos apresurados que provenían del pasillo, se detuvieron en la puerta y luego entro una chica. Lucía bastante contrariada, sus ojos brillaban por las lágrimas que se estaban acumulando. Algo en mi interior hizo que fuera directamente a la parte de atrás del salón donde ella se había sentado, tenía que ayudarla. Ella levantó el rostro cuando me acerqué.

De repente alguien entró en el salón y dijo que la clase había sido cancelada Rápidamente todos fueron saliendo, al final sólo quedamos las dos. Luego de que se fueron los demás ella dejo que las lágrimas fluyeran, yo me aproxime a ella y sin decirle nada la abracé. Ella se apoyó en mi hombro y comenzó a llorar a mares. No sè cuanto tiempo estuvimos así, pero sentía que debía permanecer ahí y ayudarla.

Poco a poco su llanto fue cesando hasta que finalmente levanto el rostro y me miró.

- Muchas gracias –Dijo tratando de sonreír aunque su mirada aún estaba perdida.
- No te preocupes, lo necesitabas… no es bueno guardarse lo que se siente…aunque a veces no queda otra opción. – Dije ofreciéndole un pañuelo para que se secara el rostro.
- Mi nombre es Sango Egami dijo poniendo sus cosas dentro de su bolso.
- Yo soy Kagome Higurashi. – Dije mientras le alcanzaba algunos fólderes.

Salimos en silencio del salón… no sabía si era correcto preguntarle lo que le había pasado pero no tuve que esperar mucho saberlo.

- Fue mi novio…o bueno, ex novio. – Dijo ella mirando hacia el piso, parecía dolerle demasiado.
- No es necesario que me lo cuentes… puedo darme cuenta que te duele demasiado.
- Kagome… siento que puedo confiar en ti. Algo dentro de mí me dice que eres la persona correcta para contarle esto.
- Muchas gracias por confiar en mi Sango – dije sonriéndole en forma de agradecimiento.
- Todo comenzó hace 1 año. No sé como pude ser tan ciega, éramos la pareja perfecta. El era el chico que lo tenía todo y yo…bueno era una completa desconocida. Pensé que las cosas no podían ser mejores…pensé que tendría una familia con el, que me casaría. Soñé con nuestros hijos, con nuestra acogedora casa en donde viviríamos amándonos siempre…pero llego ella.
- Te refieres a que te engañó…
- Así es, no lo noté al principio. El jugo con mis sentimientos y me mantuvo a su lado para que los demás pensaran que era una buena persona por estar con alguien como yo. Al final más pudo su ambición… Ella es hija de uno de los empresarios más influyentes de Japón. Es hermosa, es tan sofisticada… Poco a poco lo fue alejando de mí. Lo convirtió en alguien distante, frío. Hoy fui a nuestro departamento, llegue antes de lo habitual y los encontré en nuestra cama…
- Cuánto siento que hayas tenido que pasar por esto Sango. – dije mientras apoyaba mis manos en sus hombros.
- Yo sabía que algo andaba mal pero nunca pensé que en realidad el se atreviera a hacerme eso...
- ¿Cuál era su nombre Sango?
- Bankotsu…
- ¿Bankotsu Kanegawa? – Dije bastante sorprendida pues yo lo había visto algunas veces…la última había sido al lado de… - Sango, ¿Cómo se llama aquella mujer que mencionaste?

Mi corazón se aceleró…no podía ser realmente la persona que yo pensaba…

- Su nombre es Kagura Onishi… - Dijo ella soltando una lágrima…
- No puede ser – dije mientras sentía que se me caían los papeles que sostenía en mis manos. Recordé lo que me había dicho Sesshomaru “me casaré con Kagura en 2 meses”. ¡No! El no se podía casar con ella…!el debía saberlo!
- Kagome, ¿Te sientes bien? – dijo ella tomándome la mano – ¡estás helada y pálida!

No me sentía nada bien, quería llamar a Sesshomaru y decirle…pero, ¿sería correcto entrometerme de esa manera en su vida? No sabía que hacer.

- Sango, el destino nos junto. – dije mientras las lagrimas de desesperación caían por mi rostro. – Esa mujer, Kagura, es prometida de… alguien muy cercano a mi.
- No puede ser, esa mujer es…!no hay palabras para describirla!


Nos sentamos en la parada de autobús…las lagrimas no cesaban y no podía pensar que hacer con claridad.

- Sango, ¿podrías hacerme un favor? – dije mirándola a los ojos pues ya había tomado una decisión.
- ¡Claro Kagome!
- Acompáñame a la corporación Taisho. Tengo que hablar con Sesshomaru.

Ella me contempló por unos momentos, sonrió y aceptó. Tomamos un taxi hasta allá, eran las 8:30 de la noche así que lo más seguro era que Sesshomaru aún estuviera trabajando. Todos me quedaron mirando cuando entre apresuradamente y tomé el ascensor junto a Sango.

- Hola Rin, dije saludando a la secretaria que había sido ayudante del Señor Inutasho.
- Señorita Kagome, pero ¿qué hace aquí? – dijo sorprendida de verme.
- Busco a Sessomaru. – dije dirigiéndome directamente hacia su oficina.
- ¡No puede entrar ahí! ¡El no está!
- Entonces, lo esperare dentro. Ven Sango. – Dije entrando.
- Pero, Señorita Kagome adentro esta…

No tuvo que explicarme nada porque yo misma lo pude ver. Ahí sentada en el escritorio de Sesshomaru estaba Kagura. La sangre me hirvió al verla. Quería decirle todas sus verdades en la cara.

- Puedes irte Rin, yo me encargaré.

Rin cerró la puerta. Kagura nos observaba calculadoramente. Se paró y rodeo el escritorio hasta estar cerca de nosotras.

- Se a lo que vienen. – Dijo ella sonriendo cínicamente – pero no conseguirán nada.
- Kagura, ¡Sesshomaru se enterará la clase de mujer que eres!
- No, no lo hará. Querida Kagome…Sesshomaru será mi esposo en menos de un mes y no podrás evitarlo. Ignoro como conocerás a esta chica…¿cómo te llamas? ¡Ah si! Sango…
- ¡Kagura! – Dijo sango con mucho resentimiento.
- Um…pero, pensándolo bien, la gente sin clase son todas iguales. ¡Es tan lógico que se hayan conocido! –dijo soltando una carcajada.
- Sesshomaru vendrá en cualquier momento y escuchará la verdad!
- No, tu no dirás nada Kagome… ¿Crees que alguien como tu podría estar al lado de Sesshomaru? No sueñes niña. Huerfana, recogida por una de las familias más adineradas de país…se enamora del hijo de la persona que la acogió! Jajaja! ¡Eso es tan romántico!
- ¡No te burles de mi Kagura! Te lo advierto…
- ¡Uy! ¡Que miedo!... ¡Alguien como tu! ¿Qué podrías hacerme?

En ese momento ya no pude aguantar más… me abalance sobre Kagura. Sentía que no pararía hasta hacerle sentir lo que ella me estaba haciendo sentir en ese momento. Ella cayó al piso y sentí que algo se rompió. Su grito debió escucharse por todo el pasillo.

- ¡Eres una tonta! – Dijo Kagura quien se había hecho un corte profundo con el filo del escritorio en su brazo. ¡Pagaras por esto Higurashi!

En ese momento entró Sesshomaru. El ambiente se tensó más de lo que ya estaba. Kagura corrió a sus brazos.

- Sesshomaru, ¡Está loca! ¡Se abalanzó sobre mí! ¡Mira lo que me ha hecho! - Dijo mostrándole el corte que tenía en el brazo.

El no dijo nada. Examinó el brazo de Kagura y luego dirigió su mirada hacia nosotras.

- No se para que has venido hasta aquí cuando sabes que no eres bienvenida.
- Pero, ¡Sesshomaru! Debes escucharme..
- No me interesa nada de lo que hayas venido a decirme. Vienes aquí, armas un escándalo para entrar a un lugar que no esta autorizado para que tu entres y luego ¿le haces esto a Kagura? Fuera de aquí.
- Sesshomaru…

El me miró con la mirada más fría que le hubiera visto nunca. No tuve el valor para decirle nada más. Sango me ayudó a salir de ahí. No sé como logre llegar a casa. Esa mirada…

- ¡Kagome! ¡Kagome! …


Sentí que el teléfono sonó a lo lejos y que Sango le decía a la persona con la que estaba hablando que yo no reaccionaba.

- ¿Tú eres familiar de Kagome? Ella está muy mal… ella necesita ayuda.


Permanecí en mi cama abrazada de mi almohada. Sango me miraba con preocupación. Tocaron la puerta y escuché una voz conocida que preguntaba por mi.

- ¿Dónde está ella?
- Pero, si usted es ¡Inuyasha Taisho! No creo que sea buena idea que lo vea…
- Pues, no me iré hasta verla…


Me levanté lentamente y caminé hasta donde las voces sonaban.

- Inuyasha… - Dije casi en un susurro.

El volteó a mirarme…

- Kagome… pero, ¿qué pasó?

Yo solo lo abrace y llore, llore por todo lo que sentía por Sesshomaru. Llore porque Kagura había hecho que recordara momentos de mi vida muy tristes. Llore porque me había dado cuenta que esos 2 días en casa de Sesshomaru no habían cambiado nada. Llore porque finalmente me sentía vacía.

A la mañana siguiente me desperté y vi que estaba dormida tomada de la mano de Inuyasha. Suavemente me solté. No quería despertarlo. Salí al comedor y ahí estaba Sango hablando por celular.

- ¡No me importa si tú no quieres irte! Compramos el departamento a medias así que yo también tengo mis derechos. ¡No tengo a donde ir y tú lo sabes! Tú tienes dinero, ¡puedes conseguir uno fácilmente! ¿Qué? Pero…

Ella dejo el celular encima de la mesa. Respiro hondo y repitió muchas veces…

- No voy a llorar, no voy a llorar. No debo llorar. No por el.

- Sango… dije mientras me acercaba donde ella estaba.

- ¡Kagome! No te escuché venir. ¿ya te sientes mejor?

- Al menos… ya no quiero llorar. Dije sonriendo tristemente.

- Inuyasha es persistente y muy paciente. El no se separó de ti ni un minuto.

- Lo sè. El es como mi hermano. Crecimos juntos…al igual que…

- No lo menciones, te hace daño.

- Lo se.

- Nunca pensé conocer alguien tan frío como el…- dijo Sango cuidando sus palabras para que no me dolieran.

- No podemos hacer nada… no soy nada para el.

- Kagome…

Nos quedamos calladas por un momento hasta que ella habló.

- Por cierto, llamo Miroku Kobyashi. Dijo que te tomaras el día, aparentemente Kagura no perdió tiempo en difundir la noticia.
- No me sorprende… - dije mirando hacia la ventana.
- También dijo que vendría a visitarte junto con Kykio. Ella también esta preocupada por ti.
- Siento tanto ser una molestia…
- ¡No eres una molestia! Dijo una voz que se acercaba por el pasillo. Sesshomaru es un idiota y me las va a pagar Kagome. Créeme esto no se va a quedar así.
- Inuyasha, no es necesario…
- Aunque tu no quieras…igual lo haré.
- Te lo dije Kagome – dijo sango- realmente es persistente.

Ya eran cerca de las 5 de la tarde cuando Miroku y Kykio llegaron a la casa. Ambos lucían preocupados y trataron de animarme.

- Kagome, ya no pienses en el tonto de Sesshomaru, el actúa y luego piensa. Ciertamente no entiendo como puede ser considerado como una de las personas más brillantes de Japón. – Dijo Miroku sonriéndome.
- Miroku tiene razón Kagome, ya no pienses más en eso. – Dijo Kykio.


Las horas pasaron muy rápido y pronto llego el momento de la despedida. Bueno Kagome, nos veremos mañana. Duerme bien y ya no pienses en cosas tristes.

- Lo intentaré Miroku.

Pude notar que Miroku miraba a Sango, quien estaba conversando con Kykio e Inuyasha.

- Miroku…
- Será mejor partir. Señorita Sango, ha sido un placer conocerla.
- Igualmente.- Dijo sango bastante sorprendida ya que el le había tomado las manos.
- Me preguntaba si alguna vez quisiera salir conmigo – dijo el con esa mirada pícara que lo caracterizaba.
- Pues yo…
- ¡Por Dios Miroku! ¡Es por eso que no tienes éxito con las mujeres! No molestes a Sango. – Dijo Inuyasha.
- Bueno, Sango a sido un gusto conocerte. Ojala volvamos a vernos. – Dijo Kykio.

Miroku se fue en su auto e Inuyasha se había ofrecido a llevar a Kykio ya que vivían bastante cerca. Kykio parecía encantada.

- Kagome, discúlpame por no haber venido antes… era imposible…
- No te preocupes Inuyasha. Ahora estas aquí y me alegra mucho.
- No volveré a ausentarme tanto. Lo prometo.

El auto de Inuyasha se alejaba y yo sentía que estaba renaciendo. Definitivamente todo había cambiado, en especial yo.

 

Re: I walk alone (Sesshomaru - Kagome)

Hola! Me demorè un poquito porque estaba con todos los exámenes encima. Pero, aquí les dejo la conti. Cuídense mucho.

Confesiones​

Dos semanas después todo parecía perfectamente normal. Volví a a rutina de la universidad y el trabajo que ahora compartía con Sango. Ella y yo ahora también vivíamos juntas y Miroku, Kykio e Inuyasha nos visitaban con regularidad. A veces extrañaba tener algún momento de soledad para poder pensar y analizar todo lo que me había pasado hasta ese momento en mi vida. Extrañaba ir en metro sola, o caminar sola mientras el viento revoloteaba mi cabello… por supuesto, Sango me daba mi espacio pero yo sentía que estaba siendo sobreprotegida por todos ya que no querìan que estuviera triste por ninguna causa.
El fin de semana llegó más rápido de lo que yo me esperaba y lo único que tenía planeado era quedarme en casa y ver lo que fuera en la televisión. Miroku había invitado a Sango a cenar y él pasaría por ella a las 6:30.

- ¿Crees que este bien este vestido?

Yo no la estaba escuchando simplemente asentía a todo lo que ella me estaba preguntando desde hacía media hora.

- ¿Te gusta este color?
- Si, claro…es perfecto. – Dije sin prestarle mucha atención a lo que me había preguntado.
- ¡Kagome! ¿En qué estas pensando? Hace media hora te estoy hablando y tú no me haces caso.
- Lo siento mucho Sango – Dije mirándola, hoy no me terminé de despertar...
- No, tú estás así por algo más… algo que no me has querido contar. En la mañana estabas muy bien. ¿Qué fue lo que recogiste del buzón al medio día?
- Nada, era pura propaganda. – Dije un poco nerviosa, Sango no debía darse cuenta.

Ella dio un largo suspiro y sacó otro vestido corto color rosado pálido.

- Ese te quedaría muy bien Sango.
- ¿Tu crees? No creo que este color me favorezca mucho…
- ¿Bromeas? Sango, ¡es perfecto!

Antes de las 6 Sango ya estaba lista. A comparación de ella yo lucía completamente desaliñada. Tenía puestos unos jeans y una camiseta suelta, nada femenino. Al mirarme en el espejo mientras Sango terminaba de arreglarse sentí pena por mi misma.

Yo sabía que Miroku era muy puntual en cuanto a negocios o a citas se refería y fue por esa razón que no me sorprendió escuchar su auto estacionarse a las 6:30 en punto.

- ¿Ya llegó? – Dijo Sango poniéndose muy nerviosa de repente.
- Iré a abrirle… - Dije disimulando una risita al ver a mi amiga tan nerviosa.

Abrí la puerta y ahí estaba.

- ¿Miroku? – Dije antes de quedar muda de la impresión.

¡Vaya! El si que sabía como impresionar.

- Buenas tardes mí querida Kagome. ¿Esta lista Sango?
- Eh…si, pasa… - Dije entrando mientras pensaba en la reacción que ella tendrìa al verlo tan formal.

A los 5 minutos que entramos ella salió de su habitación. No pude evitar observar la reacción de Miroku al verla. Definitivamente algo raro pasaba entre ellos. Los despedì en la puerta y no pude evitar pensar en una situación parecida pero con actores diferentes…conmigo y… ¡no! No valía la pena pensar en eso. Cerré la puerta y me dirigí a la sala, no sé cuantas veces cambié de canal pero nada de lo que estaban pasando me parecía entretenido. Prendí la radio y comenzó a sonar una melodía que ya conocía… sonreí al reconocerla y cerré mis ojos para recordar…

Esa era la favorita de Sesshomaru. Su madre se la había enseñado y el la tocaba con una nostalgia inmensa… Abrí mis ojos y fui a mi habitación mientras el sonido de aquella melodía aún me acompañaba. Saqué aquella invitación que había hecho que mi día se volviera negro.

“Para: Kagome Higurashi
De: Familia Taisho y Onishi”

Abrí la invitación sólo para encontrarme con que la fecha de su matrimonio sería exactamente dentro de 3 semanas y media. Quería llorar pero extrañamente ya no tenía más lagrimas para llorar por el…o por mi. Volví a cerrar la invitación y la puse al fondo de uno de mis cajones. La melodía había dejado de sonar.
Apagué el radio y me dirigía a la puerta para ir a dar una caminata cuando el teléfono sonó. ¿Acaso sería el extraño que llamaba seguido y nunca respondía? Yo ya estaba harta de esas llamadas. Me dirigí al teléfono y conteste.

- ¡No se quien seas pero, deja ya de llamar!

Escuche una voz conocida al otro lado.

- ¡Wow! Definitivamente alguien no esta de buen humor hoy.
- ¿Inuyasha? Dije sorprendida.
- Hola Kagome. – Dijo el entre risas.
- Pensé que eras otra persona…en fin, ¿cómo has estado?
- Bastante bien, a pesar de haber comido el experimento que hizo Miroku el otro día en tu casa.

No pude evitar reírme de ese comentario, la comida ese día había sido un desastre.

- Kagome, ¿tienes algo que hacer hoy?
- No, sólo planeaba ir a caminar un rato para despejar la mente…
- Si quieres podemos dar un paseo juntos.
- ¡Sería genial!

Quedamos en encontrarnos en un parque cercano. El llego a los pocos minutos después que yo y comenzamos nuestra caminata.
- Me alegra que ya estés mejor Kagome.- Dijo sonriéndome.
- Pues, no podía durar eternamente ¿verdad? – Dije fingiendo una sonrisa.
- Kagome… ¿Por qué Sesshomaru? – Dijo el cuando llegamos a una laguna artificial que tenía ese inmenso parque.

Yo no sabía que responderle… hablar sobre el hombre que amaba con su hermano no era algo muy cómodo…

- Yo… no lo sé Inuyasha. . Dije tratando de seguir caminando, pero el me tomo suavemente la mano.
- Kagome….yo…siempre envidié a mi hermano Sesshomaru. El tenía el apoyo de mi padre incondicionalmente. El fue el mejor de la escuela, de la universidad….yo siempre fui el segundo mejor... Pero, nada de eso me importaría si no me hubiera quitado la única persona que me importa desde que la conocí.
- Inuyasha…no…
- Kagome, desde que te vi cuando llegaste a nuestra casa hace 14 años no he podido pensar en otra mujer que no seas tu… yo te amo.

Sentí mi mundo volverse al revés… ¿me amaba? ¿Inuyasha…mi hermano?

- Inuyasha… tú no me amas… - Dije mientras me soltaba del agarre de inuysha y me alejaba poco a poco de èl…
- Kagome… espera…

Yo no podía escucharlo…me sentía extraña… una avalancha de recuerdos venían a mi mente…Inuyasha protegiéndome en la escuela cuando éramos niños, Inuyasha enfrentándose con Sesshomaru por haberme hecho sentir mal, Inuyasha celoso porque fui con Koga al baile de promoción…. Todo el tiempo lo supe y preferí ignorarlo….Había hecho algo parecido a lo que Sesshomaru me había hecho sentir con Inuyasha….Me sentía pésimo.
Corrí y corrí hasta mi casa. ¡Maldita sea! ¡Las llaves se las había dado a Inuyasha para que las guardara mientras caminábamos! Me senté en el pórtico y deje que las lágrimas silenciosas salieran. Luego de unos minutos sentí unos pasos acercándose, sabía que era èl pero no levanté la mirada.

- Kagome, escucha – Dijo el con una voz firme como nunca antes le había escuchado – no te estoy forzando a sentir lo mismo por mi, no me gustaría que fuera de esa forma.
- Inuyasha…yo…tú sabes lo mucho que te quiero….
- Lo sè pequeña…- Dijo el limpiándome unas lagrimas del rostro.

Nos quedamos sentados ahí…en silencio hasta que el habló.

- En el fondo sabía que…
- Inuyasha - Dije levantando el rostro y mirándolo. Estaba determinada.
- ¿Kagome? – Dijo el dudando un poco ya que mi actitud había sido muy cambiante.
- Inuyasha… intentémoslo. Puede funcionar….lo nuestro. Nos conocemos tanto que… yo no podría querer a nadie…más que a ti…al menos de la manera en que lo hago.
- Kagome… dijo el poniendo cara de resignación… no hagas esto. Si no lo sientes realmente es un caso perdido intentarlo…
- Inuyasha…

Me paré y dirigí mi mirada hacia el cielo nublado…noté cuando Inuyasha hizo lo mismo. El me tomó por la cintura y me acercó peligrosamente a él…

- Inuyasha…
- Kagome… ¿en realidad quieres intentarlo?
- Yo…si, quiero hacerlo…

El se acerco a mí y…

- Inuyasha… lo siento. – Dije bajando la mirada y abrazándolo…no puedo, aunque quisiera no puedo…algo dentro de mi no me lo permite…
- Lo entiendo Kagome. –Dijo correspondiendo mi abrazo. Esta bien.


Esa noche no pude dormir... Cuando llegó Sango y abrió la puerta de mi habitación, seguro para contarme los pormenores de su cita yo me hice la dormida. Ella se fue a su habitación y yo me quede pensando toda la noche en mis sentimientos, en los de Inuyasha y en los de Sesshomaru.


Durante los días que siguieron Inuyasha no dejó de llamar a mi celular para saber como estaba. Yo no contestaba. También llamaba a la casa y yo le pedía a Sango que me excusara. Ella sabía perfectamente lo que pasaba.
Una tarde mientras Kykio, Sango y yo estábamos tomando tè en casa alguien toco la puerta.

- ¡Qué extraño! No esperábamos a nadie más…
- Yo iré a abrir – Dijo Kykio dirigiéndose a la puerta.

Ni bien abrió alguien se le abalanzó y la abrazó…

- ¡Kagome! No puedo soportar que no me contestes…si no quieres verme al menos dímelo…!te he extrañado tanto!
- Inu…yasha… - Dijo Kykio paralizada por el abrazo que este le estaba dando.
- ¿Kykio? – Dijo el sobresaltándose y separándose rápidamente de ella.
- Hola…- Dijo ella tímidamente, poco típico en alguien como ella.
- ¿Inuyasha? – Dije dirigiéndome hacia donde el estaba - ¿Porqué has venido?
- Solo quiero decirte que pase lo que pase seremos amigos por siempre. Kagome, ¡tu has sido parte de mi vida por 14 años! Todo ese tiempo no puede ser borrado sólo por una confesión desafortunada…
- Inuyasha…- Dije sonriendo...
- Anda…Kagome, ¡volvamos a ser los hermanos que éramos!
- ¡Oh! ¡Ven aquí! – Dije corriendo hacia el y abrazándonos.
Pasamos una tarde muy buena conversando de todo. Kykio se ausentó la mayor parte de la tarde poniendo diferentes excusas…como ir al tocador, a la cocina por un vaso con agua…a llamar por teléfono…
Finalmente, Inuyasha se ofreció a llevarla y ella aunque no quiso aceptar para no causarle mayores inconvenientes, terminó aceptando por insistencia de nosotras.

- ¡Me alegra que las cosas ya se hayan resuelto entre ustedes dos!
- Yo también me siento muy bien por eso Sango- Dije sonriéndole.
- Y Dime... ¿Cómo van las cosas con Miroku, Sango?

Al parecer esa pregunta no la esperaba porque se puso roja y volteo el rostro.

- ¿Por qué lo preguntas?
- ¿Por qué?…vi las flores que te envió ayer Sango.
- ¡Oh! Bueno… sólo hemos salido un par de veces… y en el trabajo nos vemos con regularidad…y ha venido aquí…
- Si…-Dije para que ella siguiera hablando.
- Pero, Kagome…tu crees que el y yo…. ¡Eso es imposible!
- ¡Ay Sango! Yo nunca vi que Miroku se esforzara tanto!
- Pero…tu sabes, el coquetea con todas…
- Entiendo… creo que sabrás si quiere algo serio contigo en el momento indicado.

Me dirigí a la cocina a prepararme algo caliente pues me moría de frío. Sango me siguió.

- Kagome… Miroku me contó que la boda de Sesshomaru será el viernes de la próxima semana…

Casi se me cae la taza que tenía entre mis manos.

- si, lo sabía. Fui invitada.
- ¿Qué? ¡No entiendo cómo puede ser tan…!
- No fue el… lo más seguro es que haya sido Kagura…
- Si, eso me parece más razonable. Y… ¿Qué piensas hacer?
- ¿Cómo? – Dije mirándola detenidamente.
- ¿Iras?
- ¡Por supuesto que no! ¿Por qué lo haría?
- Em…haber… ¿Sesshomaru se casará con la peor mujer del planeta?
- Lo se, ¡lo se! … ¡tengo miedo de que me dañe más Sango!... la boda será televisada y sus insultos…y las burlas que Kagura pueda hacerme luego que el desacredite todo lo que diga…no podría soportarlo…
- Kagome…
- No te preocupes Sango, estoy bien. Iré a caminar un poco, ¿si?
- Esta bien…

Salì de ahì y caminè mucho…ni siquiera me di cuenta por donde iba pero lleguè a un lugar a donde nunca habìa ido. Era un parque para niños con columpios y todo. Como no habìa nadie me sentè en uno de ellos. Aquì venìa con mis padres…dije casi sin saber lo que decìa.
De repente escuche una voz conocida que me hablaba.
- Pensé que ya habías superado tu niñez.
- ¿Sesshomaru? – Dije poniéndome a la defensiva… tenía que irme.

El se acerco lentamente a mi…yo me quede congelada.

- Sesshomaru - Dije reaccionando al tenerlo solo a unos metros de distancia.
- Kagome… yo… quería…

No sabía que decirle… sólo atine a mencionarle lo de su boda.

- Supe que tu boda será el próximo viernes…
- ¡Oh! – Dijo el cortando lo que iba a decir – Si.
- Supongo que debo decir…!felicidades! – Dije de un modo irónico.
- Se con quien me caso Kagome…
- ¿Enserio? No lo creo…tu no sabes lo que Kagura es capaz…
- Créeme que lo se. Se que clase de mujer es Kagura…se lo que le hizo a Sango, se lo que pasó en mi oficina…

Yo no lo podía creer… ¿lo sabía todo?

- y, ¿aún así piensas casarte con ella?
- Así es. – Dijo el firmemente.
- ¿Estás loco?
- No puedo faltar a la palabra de mi padre. Es algo que no comprenderías... – Dijo volteándose y caminando lentamente hacia la salida del parque.
- ¡Sesshomaru! – Dije tomándolo de la muñeca- No lo hagas…no te cases con Kagura.

El volteo a mirarme, en sus ojos encontré esa extraña fusión de sentimientos iguales a las de aquella vez… Se acerco lentamente hacia mi…me acarició el rostro con su cálida mano…

- Sesshomaru….
- Finalmente…lo entiendo…- Dijo el acercándose más a mi…

No podía ser… ¿este iba a ser el momento que había estado esperando por 14 años?

 

Re: I walk alone (Sesshomaru - Kagome)

Hola a todas!
Primero que nada quiero agradecerles a todas por sus comentarios y su apoyo!
GotikcSasa: Muchas gracias por decir que soy buena escribiendo, es lo que màs me gusta hacer y le pongo mucho esfuerzo.
Sessholove y Ana Isabel: Bienvenidas y gracias por seguir el fic!

Pronto pondré la conti.

Ale.